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SECRETOS MUY BIEN GUARDADOS

PEDRO TOMÁS VELA Mayo 2012

© 2012 Bubok B P Publish hing S.L L. 1ªª edición n IS SBN: DL L: Im mpreso en e Espa aña / Printed P in Spaiin Im mpreso por p Bub bok

To odos los s derech hos de propied dad intelectua al han sido s registrados en

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Para Lucía y Javier

«La vida es el secreto mejor guardado»

ÍNDICE INTRODUCCIÓN Un problema energético Cuatro problemas Lógica y matemática

9 23 27 37

I - EL HOMBRE DE VITRUVIO Las dos pirámides y la cuadratura del círculo El plano de la meseta de Gizeh ¿Un enigma o una casualidad?

41 52 56 59

II – LAS DOS PIRÁMIDES DE GIZEH Pirámides por todo el mundo ¿Cómo se construyeron las pirámides? ¿Para qué se construyeron las pirámides? Enigmas y teorías Profecías Pirámides y energías Experimentos con pirámides Agua y pirámides El enigma de los sarcófagos vacíos Electricidad en el antiguo Egipto La Gran Pirámide de Keops La Pirámide de la Salud

65 71 87 95 111 124 135 143 151 160 165 178 187

III – LA GRAN ESFINGE La nariz que falta Simbología de la nariz en Egipto

195 206 209

IV - ELECTRICIDAD NATURAL El agua fuente de energía Fenómenos atmosféricos Electricidad en las tormentas Electricidad en erupciones volcánicas

221 228 240 257 261

Investigar para comprender Aerolitos misteriosos Clima y salud

269 276 284

V – BIOELECTRICIDAD Electricidad animal Generación de bioelectricidad El impulso nervioso El sistema olfativo Respiración y energía bioeléctrica Respiración y prana

289 290 296 303 321 336 347

VI – LA ENERGÍA EN EL FUTURO 355 Electrostática 359 Termodinámica y entropía 365 Representación dinámica de la materia y la energía 370 Electricidad y pirámides 382 Investigar y experimentar 395 El Arca de la Alianza 404 Imágenes invertidas 417 VII - LA FUERZA DE GRAVEDAD Las cuatro fuerzas de la naturaleza El movimiento absoluto del sistema solar La esfericidad de los astros El peso de los cuerpos Levitación Antigravedad Dominar la gravedad “Discos alados” “Zumbidos de abejas” “Platillos volantes” Vibraciones y estructuras

421 425 429 439 453 456 460 464 472 476 481 485

EL MUNDO DE LOS SUEÑOS

494

BIBLIOGRAFÍA

505

Para documentar los temas que se abordan en este trabajo ha sido imprescindible seleccionar la información, las citas y las referencias utilizadas entre numerosísimas fuentes existentes, en especial en todo lo relacionado con la civilización y la cultura del antiguo Egipto, acerca de las cuales, relatos, opiniones y datos históricos, resultan ser por lo general muy similares, ya que se reproducen en todo género de libros, revistas especializadas y otras publicaciones que abordan esa clase de temas. Gran parte de la información, de las referencias y de las imágenes utilizadas se encuentran disponibles en numerosas páginas web en Internet, y en especial en Wikipedia, la enciclopedia de contenido libre. Con el propósito de lograr que la información resulte lo más completa posible, igualmente ha sido necesario utilizar la transcripción de numerosas citas y referencias, especialmente destacadas, las cuales figuran citando las fuentes y sus autores, ya que en numerosos casos corresponden a libros y revistas especializadas con los derechos de propiedad intelectual reservados y no está autorizada su reproducción. Para ampliar o acceder al contenido de dichas citas e informaciones se detallan en el apartado ‘Bibliografía’ los libros más significativos, sus autores, las editoriales y los datos de publicación.

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INTRODUCCIÓN

¡En verdad, lo mágico está a la vista!

Los secretos muy bien guardados son conocimientos o informaciones de las ciencias, las artes, las religiones, o de la propia Naturaleza, cuya existencia suele estar a la vista o al alcance de todos, de tal forma que apenas se perciben de ellos pequeños signos o señales, o sutiles indicios, o meros detalles que suelen escapar a nuestra atención, que pasan desapercibidos porque nadie repara en ellos, y serán desconocidos para todos aquellos que no sean capaces de intuir su presencia, y también porque acaso nadie los identifica como tales, o no se les dedica la observación y el estudio necesarios para desentrañarlos y lograr su comprensión. Desde la más remota antigüedad, todas las culturas y civilizaciones ocultaron muchos de sus conocimientos porque los consideraban sagrados, o por ser creencias de religiones o supersticiones que les llevaron a creer que estaban dotados de ‘poderes ocultos’, y por tanto solo podían tener acceso a ellos las castas privilegiadas y dominantes, y de esa forma su finalidad era mantenerlos fuera del alcance de los profanos, del vulgo, de las clases bajas, para impedir que fueran mal utilizados, y también para evitar que pudieran ser ‘robados’ por enemigos o invasores. Los conocimientos sobre religión, astronomía, las artes y las ciencias, eran cuidadosamente ocultados por los antepasados, utilizando símbolos o lenguajes que

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no tenían ningún sentido para quienes no estuvieran al corriente, de tal forma que solo fuera posible acceder a esos conocimientos para aquellos que formaran parte de esas castas y además fueran ‘iniciados’ en las claves que permitían alcanzar su comprensión. No ha de haber ninguna duda de que el logro y el avance en los conocimientos que alcanzaron nuestros antecesores en el pasado más remoto, fueron fruto de la observación y el estudio de todos cuantos fenómenos tenían su origen en la naturaleza, en la tierra, en la atmósfera, en los mares, en los astros, en el firmamento, que lógicamente llamaron la atención y asombraron en todas las culturas, y les llevaron a adoptar creencias, ya que atribuyeron su origen, sus causas, o poderes a seres superiores, a dioses, o a fuerzas sobrenaturales. Todo ello llevó al nacimiento y desarrollo de ciencias y religiones, y los que detentaron el poder, siempre se preocuparon por guardar esos conocimientos con el mayor de los secretos, aunque en ocasiones optaron por representarlos de forma simbólica en objetos o monumentos, mediante signos, dibujos, esculturas, relieves o construcciones. «Quizás los antiguos nunca tuvieron la intención de ocultar, por quienes así lo dispusieron, la sabiduría que transmitían en los textos, tradiciones o monumentos. El enigma no se encuentra en la cosa misma, sino que es el resultado de nuestro propio entendimiento, de nuestras facultades y nuestra inteligencia, que no son adecuadas para la mentalidad según la cual expresaron las ideas, y justamente es esto lo que nuestra educación actual nos impide admitir.» También a lo largo de la historia han existido grupos religiosos, hermandades, sociedades secretas, hombres de ciencia, artistas, destacados personajes, que se vieron en la necesidad de ocultar sus descubrimientos o sus creencias para evitar ser perseguidos y quemados en las hogueras al ser considerados herejes por las autoridades eclesiásticas de sus épocas.

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Muchos de esos conocimientos de los antepasados permanecen ocultos o sus enseñanzas se perdieron en el transcurso de los tiempos, porque las construcciones, los documentos o los símbolos donde quedaron reflejados fueron destruidos por la acción de la naturaleza, o por el fuego y la ignorancia de invasores y ‘conquistadores’. Existen por todo el planeta numerosísimos vestigios y ejemplos, espacialmente las grandes construcciones en piedra que han sobrevivido al paso de los tiempos, y que continúan intrigando a los investigadores y expertos, porque no se encuentran explicaciones racionales que justifiquen determinados hechos o indicios que escapan a la ciencia. Algunos de esos monumentos, en los aspectos que se refieren a los métodos constructivos, a las técnicas empleadas, a los fines para los que fueron levantados, como veremos, siguen constituyendo auténticos enigmas, problemas complejos, cuyas respuestas solo son posibles mediante teorías o supuestos, y de los que alcanzar su comprensión podría representar el acceso a nuevos y sorprendentes conocimientos que realmente, como así lo consideran muchos estudiosos, parece que su origen solo puede ser atribuido a ‘seres superiores’. Parece que lo más lógico sería creer que la sabiduría y los conocimientos que alcanzaron esos antepasados, fueron fruto del esfuerzo, de la observación, del estudio, del análisis, la recopilación y la transmisión de aquellos fenómenos o aspectos cuyo origen está en la propia Naturaleza, que les causaron asombro, temor, curiosidad y el deseo de buscar los motivos y la explicación de sus causas, atribuyendo en muchos casos, aquellos en que no encontraron respuestas racionales, a un origen divino, sobrenatural y sagrado de esas causas. Los ‘secretos mejor guardados’ pues, son todos aquellos que nos ha reservado la Naturaleza a los seres humanos; son los que rodean nuestras vidas; casi todos han estado y siguen estando tan a la vista que la mayoría nos suelen pasar desapercibidos, hasta que alguien repara en ellos, a través de la observación, el estudio y la investigación.

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Son los ‘secretos’ que están en las fuentes de todos nuestros conocimientos, y por qué no, poder alcanzar su comprensión quizás sea uno de los fines primordiales de nuestras existencias. Hay ‘secretos muy bien guardados’ de los que sí se intuye su presencia, porque se perciben los indicios o los efectos que causan, y cuyo conocimiento puede lograrse mediante el esfuerzo y la dedicación, ya que alcanzar la comprensión de los mismos requiere recorrer diferentes etapas, es decir, se precisa tener una preparación previa, para ir desvelando, ir conociendo y comprendiendo los aspectos más superficiales primero, los más simples o elementales, para poder ir progresando, accediendo a las siguientes etapas, cada vez más complejas, y así de forma sucesiva, hasta abarcar el conocimiento en su conjunto. «Las enseñanzas de las antiguas religiones mistéricas eran unos secretos muy bien guardados. Todos los iniciados hacían un juramento, e incumplirlo se pagaba con la muerte. Sin embargo, estos secretos se guardaban solos. Son los ‘secretos sagrados abiertos’, escritos en el lenguaje de la naturaleza, en el movimientos de los astros y en el canto de los pájaros. Las respuestas están claras para todos aquellos que sean capaces de mirar y de escuchar con una mente que no está ofuscada por la opinión de los demás.» Hermética. Timothy Freke y Peter Gandy

Cuando se escribe por ilusión se corre el riesgo de que tras cada línea, frase o párrafo se cuelen torpezas, tonterías y hasta alguna barbaridad.

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La inteligencia La observación, el estudio y la investigación son los fundamentos del progreso del ser humano: para conocer y comprender la realidad que se oculta, deberás aprender a buscarla... deberás potenciar tu inteligencia. La inteligencia es uno de esos secretos muy bien guardados de los seres humanos. Somos conscientes de su existencia, de su importancia en el devenir cotidiano de nuestras vidas, pero acaso no dedicamos el esfuerzo y la constancia necesarios para procurar mejor desarrollo y plenitud. Resulta curiosa la paradoja de que, por una parte, podamos ser conscientes de que las capacidades intelectuales que utilizamos de nuestro cerebro son muy inferiores a las que efectivamente éste podría en teoría llegar a alcanzar, y por otra parte, actuemos de forma tan inconsciente despreciando esas limitaciones a las que estamos sujetos. Puede resultar superfluo sugerir cosas que por sí mismas parecen evidentes, como que hemos de aprender a utilizar nuestra propia inteligencia para poder discernir con libertad, entre lo cierto y lo incierto, entre la verdad y la mentira, entre lo verdadero y lo falso, entre lo posible y lo realizable, entre la realidad y la ficción. Más por superfluo que nos parezca expresarlo, si no delimitamos los conceptos y los conocimientos con nuestra propia inteligencia, otros lo harán por nosotros, otros tratarán de influir en nuestra voluntad, nos manipularán, nos falsearan la realidad y nos esconderán la verdad. Louis Charpentier, un periodista y editor francés, es autor de diversos libros que destacan por estar dedicados al estudio de nuestros antepasados, a los conocimientos que tuvieron y a los secretos que guardaron. De entre esos libros se recogerán algunas de sus ideas y datos, a modo de referencias que resultan interesantísimas, y de entre ellas, seleccionamos unas primeras citas que nos han de servir de reflexión y de apoyo para comprender el

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sentido de muchos de los aspectos que se desarrollarán en este libro. «La ciencia tradicional es una ciencia, con todo lo que este término puede entrañar; más completa, sin duda que la ciencia actual que, con microscopio o con telescopio, sigue no viendo el Universo más que ‘por fuera’, al no poseer el ‘intus lectio’, la posibilidad de ‘leer por dentro’ -¿acaso no es esa la etimología de la inteligencia?-. Y es, en tanto que ciencia, generadora de ‘poder’, que ha sido conservada secreta, escondida, oculta.» O esta otra, en la que nos proporciona una inmensa luz sobre la influencia que ejercen sobre los hombres las diversas religiones y las ideologías. «Todo ello parte del principio bíblico admitido en el cristianismo: “Aquel que no está conmigo, está contra mí...” Y lo cierto es que todos nosotros vivimos dentro de ese estado de ánimo, pues dicho principio ha desbordado el plano religioso para introducirse en la vida corriente y en la vida política. Partiendo de aquí, si usted no está “pro”, es considerado como “anti”, aunque sea usted perfectamente indiferente. Y se llega a tal grado de estupidez que la gente se golpea en el rostro, en nombre de la no violencia, si es preciso... Ese estado de ánimo se ha extendido asimismo a las ciencias, y principalmente a la llamada “histórica”, de ahí la sistemática alteración de todo aquello que, en el pasado, no se ajusta a la revelación, sea ésta religiosa o laica. Esto no facilita el conocimiento. Todo aparece deformado, porque estamos condicionados por las autoritarias decisiones de los pontífices de la moral, de los pontífices de la política o de los pontífices de la historia. ¿Se sabrá alguna vez el daño que los sacerdotes, católicos o protestantes, han hecho al cristianismo, que los personajes del saber han hecho a la ciencia, los moralistas a la moral, los marxistas y demás leninistas al socialismo, y los historiadores titulares han causado a la Historia?»

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La estupidez Aristóteles, uno de los filósofos más destacados de la antigua Grecia, afirmó que difícilmente se llegarían a conocer los límites del conocimiento humano, «pero de lo que sí podemos estar completamente seguros es de que jamás se conocerán los límites de la estupidez humana, puesto que esta es infinita». También Albert Einstein, científico extraordinario, dejó esta constancia de su opinión acerca de la estupidez, cuando afirmó: «Hay dos cosas que son infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro.» La estupidez humana es un tema inagotable del que se podrían escribir innumerables libros que recogieran infinidad de acontecimientos anecdóticos que fueron, han sido y serán protagonizados por personas guiadas por su propia estupidez, aunque irónicamente parece que para la inmensa mayoría les pasa desapercibida. La estupidez es como un defecto de la inteligencia, una deformación que está presente en todos los seres humanos, y creemos conocerla y nos esforzamos en evitarla, pero muchas de las acciones cotidianas que realizamos nos muestran que actuamos como si la ignoráramos. Es una actitud que acaso observamos muy bien y con relativa frecuencia en nuestros semejantes, lo cual nos debería servir de ayuda para mejorar nuestras propias actitudes, o para evitar comportamientos que en otros consideramos ridículos. A pesar de ello, con mucha frecuencia, la ignoramos en nosotros mismos, porque somos incapaces de prestar atención a nuestras propias limitaciones o carencias. Como dice el refrán, solo ‘vemos la paja en el ojo ajeno’. En cualquier caso, en pocas ocasiones la percibimos en su total dimensión y es que la estupidez, como muchas otras cosas en la vida, tiene diversos grados. Dentro de esa escala imaginaria de graduación de la estupidez nos encontraríamos todos los seres humanos. Una escala que

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comienza cuando actuamos ignorando o despreciando lo que necesariamente deberíamos conocer. Subimos grados cuando, siendo conscientes de lo que sabemos, actuamos como si lo ignoráramos. Seguimos subiendo más, cuando conociendo los riesgos o consecuencias de los propios actos, actuamos despreciándolas. Un ejemplo evidente de todo esto es cuando fruto de la propia estupidez se llegan a realizar acciones de riesgo ‘sin conocimiento’, que pueden llevarnos a perder nuestra propia vida, o la de nuestros seres más queridos, o a quitársela a nuestros semejantes. LA ESTUPIDEZ... con mayúsculas, es una ‘cualidad’ que es perfectamente definida por Carlo María Cipolla, un historiador económico, en sus Leyes Fundamentales de la Estupidez: «El estúpido no sabe que es estúpido. Esto contribuye poderosamente a dar mayor fuerza, incidencia y eficacia a su acción devastadora (…) Con la sonrisa en los labios, como si hiciese la cosa más natural del mundo, el estúpido aparecerá de improviso para echar a perder tus planes, destruir tu paz, complicarte la vida y el trabajo, hacerte perder dinero, tiempo, buen humor, apetito, productividad... y todo esto sin malicia, sin remordimientos y sin razón. Estúpidamente». Y concluye: «La capacidad de hacer daño que tiene una persona estúpida depende de dos factores principales: del factor genético y el grado de poder o autoridad que ocupa en la sociedad».

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La sabiduría La sabiduría es una facultad que nos ayuda a poder superar los límites que rodean todas aquellas cosas que suponen acciones de difícil realización como, por ejemplo, ver lo que parece invisible, probar lo improbable, hacer lo irrealizable, lograr lo inalcanzable, creer en lo increíble... en fin, aquellas cosas cuyos límites nuestros sentidos no logran atravesar, o porque solo son barreras ficticias, o porque fueron puestas, intencionada o equivocadamente, por personas de espíritu quebrantado por las ideologías o por creencias irracionales. « ¡Dichoso el hombre que ha encontrado la Sabiduría; bienaventurado el que progresa en la inteligencia! Porque su comercio es mejor que el de la plata, y el provecho que se obtiene de ella mejor que el del oro más fino. Es más preciosa que las perlas, y todas las cosas deseables no valen nada frente a ella. En su mano derecha lleva la larga vida, y la gloria en su izquierda. Sus caminos son agradables, y todos sus senderos están repletos de prosperidad. Es el árbol de vida para los que la abrazan, y todos los que la conservan son bienaventurados. El Eterno ha fundado la tierra por Sabiduría y ha consolidado los cielos por la Inteligencia.» Salomón (Proverbios III, 13-19) La sabiduría es la llave para comprender aquello que otros ocultaron o lo hicieron incompresible, y la que os permitirá llegar a conocer las claves de los innumerables secretos que todavía guarda la naturaleza para aquellos que buscan alcanzar nuevos conocimientos mediante el estudio, la investigación, la experimentación, el esfuerzo, la dedicación y la constancia. Y es que la mayor fuente de la sabiduría es la experiencia.

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Las fuentes de los conocimientos «El saber no está almacenado en un solo lugar, sino disperso por sobre toda la superficie de la tierra.» Paracelso La sabiduría, la inteligencia, y la estupidez, son tan solo breves ejemplos utilizados para presentar el sentido en que ha de interpretarse el concepto de ‘secretos muy bien guardados’, por el significado de muchos aspectos que están tan íntimamente ligados al devenir de nuestras vidas, y que nos resultan tan evidentes porque solo los vemos superficialmente, cuando en realidad es como si permanecieran ocultos, ya que nos cuesta ver y entender el verdadero alcance y el significado de los mismos. En este mundo es posible buscar y encontrar una solución o una explicación coherente y hasta real para todos aquellos aspectos o fenómenos que son físicamente observables, estableciendo para tal finalidad los métodos apropiados, que serán las vías que nos lleven a encontrar esa explicación o a lograr su comprensión. Los métodos son absolutos por definición, o relativos por comparación, El método absoluto, lo analógico, es todo aquello que es directamente observable en la naturaleza, como pueden ser, por ejemplo, el movimiento de rotación de la Tierra, el movimiento de los astros, el discurrir del tiempo, o el trazado de una circunferencia con el compás. El método relativo, lo digital, es el resultado observable a partir de la representación de lo analógico en patrones de unidades medibles, para ser comparadas o valoradas, tendiendo a que todo sea reducido a números, a dígitos, o fórmulas, como por ejemplo, el tiempo que la tierra tarda en dar un giro, o una órbita alrededor del sol, o la medida del tiempo expresada en un reloj de dígitos, o la medida de la longitud de una circunferencia en relación con su radio. Lo absoluto es lo real, y lo relativo es su representación comparativa.

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El planeta que habitamos es como un vehículo en el que viajamos por el espacio, durante el tiempo en que transcurren nuestras existencias. Las preocupaciones y esfuerzos que nos rodean en el devenir cotidiano, habrían de estar dirigidos a utilizar y a conservar ese ‘vehículo’ adecuadamente. Al menos tres deberían ser los objetivos primordiales que nos deberían guiar mientras dura ese viaje y nuestra estancia: Obtener en él lo necesario para mantener la supervivencia, acondicionarlo para tener una mejor comodidad, y conservarlo tal como lo encontramos para las generaciones que seguirán viajando en el futuro. En la consecución de esos objetivos disponemos de una herramienta maravillosa, como es nuestro cerebro, el instrumento que pone a nuestro alcance la posibilidad de llegar a conocer y comprender cuanto nos rodea. Quizás sea otro de los objetivos primordiales de nuestra estancia pasajera en este planeta: Acumular en nuestra memoria, en nuestra mente, información y conocimiento de cuanto nos rodea, además de las vivencias que acaecen en cada instante de nuestro devenir cotidiano. Habitualmente solemos buscar lo que necesitamos conocer, saber o aprender en los libros. En los libros se encuentra de todo, o mejor dicho, casi todo. Es posible que únicamente encontremos información, o aquello que otros plasmaron de las cosas que conocieron o cómo las aprendieron. En realidad, lo que plasmaron fueron sus propias versiones, sus puntos de vista de aquellas cosas que intentaron conocer o comprender. Y muchas veces lo plasmaron con importantes lagunas, con falta de criterio, con falta de rigor en cuanto a la verdad, o con la intencionalidad interesada de ocultar la realidad, de retorcerla, e incluso de borrarla. En ocasiones accedemos a libros que no son tales. Hay que tener muy presente esto. Los libros que han de considerarse como fuentes de los conocimientos son aquellos en los que sus autores trataron de plasmar la realidad de las cosas. Hay libros en los que la realidad es tan solo ficción, son novelas, historias, poesía, teatro, o cuentos, por que únicamente

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tratan una realidad distorsionada, inventada, ficticia y a veces hasta manipulada. Hay que tener cuidado con esos libros y saber distinguirlos. Especialmente, los libros destacados para adquirir verdaderos conocimientos son aquellos que tratan sobre las ciencias de la naturaleza, de la vida. Cualquier clase de ciencias. Las fuentes de esos conocimientos siempre fueron los elementos y los fenómenos que ocurren en la naturaleza. Y esas fuentes resultan inagotables. Además cuesta grandes esfuerzos alcanzar y llegar a comprender el fondo de muchos de esos fenómenos. De hecho, la naturaleza es la principal fuente del conocimiento de los seres humanos, y de alguna forma, el avance y el logro progresivo de los conocimientos que se van acumulando constituyen la evolución de la historia de la humanidad. Desde la más remota antigüedad nuestros antepasados fueron conociendo y comprendiendo las causas y las consecuencias de los fenómenos de la naturaleza, fueron abriendo vías, puertas y ventanas de esos conocimientos. Mediante la observación, la meditación, el estudio y la investigación se ha llegado a acumular los numerosos conocimientos a los que podemos acceder actualmente. Y todavía hoy siguen descubriendo nuevas puertas y ventanas a nuevos conocimientos que tan solo hace unos pocos años resultaban inalcanzables o incomprensibles. Y todavía existirán muchas otras más que abrir, ya que parecen inagotables los conocimientos y los fenómenos que quedan por descubrir, por conocer y por comprender. En este libro trataremos de señalar algunos aspectos de conocimientos que todavía esperan ser comprendidos, o tan sólo porque pueden ser enfocados desde puntos de vista muy simples o diferentes a como son considerados algunos conocimientos ‘oficiales’. También se consideraran algunos conocimientos que pudieron haber sido ‘muy bien guardados’ por nuestros antepasados, quizás porque los dejaron ‘discretamente’ ocultos de forma intencionada, por circunstancias que nos resultarían de difícil comprensión. En el fondo, este

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documento tratará de aportar una visión sencilla, nueva o diferente sobre algunos conocimientos o fenómenos que habitualmente suelen pasar desapercibidos en nuestro devenir cotidiano. «La ciencia de la vida es, por ende, la ciencia suprema y el arte de vivir, la mejor de las artes. Siempre ha habido personas que han buscado la verdad, dispuestas a reconocer la superioridad de lo eterno con respecto a lo temporal, que se han dedicado a dominar la vida y han perpetuado de una generación a otra el conocimiento y la aptitud que acumulaban.» Manly P. Hall

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Los “secretos muy bien guardados” que se van a abordar en este libro, son tan solo pequeños ejemplos de definir cómo se pueden enfocar determinados problemas o cómo ha de observarse lo que nos rodea, aquello que nos llama la atención, especialmente cuando buscamos superar una situación, encontrar una solución diferente, o comprender nuevos conocimientos. Por regla general, y suele ser habitual, nos enfrentamos a situaciones en las que hemos de buscar entre arquetipos, en conocimientos o teorías que nos encasillan, nos oprimen, o condicionan nuestras decisiones o nos impiden ver las cosas de forma diferente, nueva, o sencillamente nos ocultan la realidad, incluso porque esa realidad fue manipulada o destruida interesadamente. Los ejemplos que trataremos destacan porque por diversos motivos son ‘secretos’ que parecen estar todos ellos relacionados entre sí, y de forma muy especial, porque parecen tener alguna vinculación con el antiguo mundo de los egipcios, del que no resultaría muy utópico afirmar que los conocimientos que alcanzaron en aquella época los guardaron muy bien, probablemente para asegurarse de que se transmitieran en el tiempo, para que llegaran hasta el futuro, hasta nuestros días, pues únicamente eran conocidos por un círculo cerrado compuesto por personas privilegiadas, los faraones, los sacerdotes, los arquitectos, que diseñaron y construyeron las Pirámides y los Templos del antiguo Egipto, en el entorno de una misteriosa y extraordinaria civilización. Si quieres ver, tienes que abrir tus ojos... Si quieres comprender, tendrás que abrir tu mente... Si quieres ser libre, deberás aprender a discernir ... entre percepción, conocimiento y sabiduría.

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Un problema energético El ‘dibujo de Leonardo da Vinci’, las ‘dos Pirámides de Gizeh’, la ‘Gran Esfinge’, la ‘electricidad natural’, la ‘bioelectricidad’, la ‘energía del futuro’ y la ‘fuerza de gravedad’, son los temas que se van a abordar con una intencionalidad específica, sin condicionamientos previos, y ajenos a metodologías oficiales o científicas. Son temas que representan incógnitas tras las cuales se esconden pequeños detalles, indicios interesantes, o enigmas que señalan enseñanzas cuyas explicaciones o comprensión todavía no se han logrado, o guardan conocimientos que han pasado desapercibidos, o que nadie reparó en ellos, o que fueron considerados marginales y no les otorgaron la importancia que requerían, o porque en su trasfondo permanecen ocultos ‘secretos muy bien guardados’ que esperan ser desvelados, y porque presentan conceptos que son comunes, o están interconectados entre sí por extraños vínculos de difícil comprensión. Por regla general, las soluciones en determinados problemas han de empezar a buscarse tras el enunciado de los mismos, pues las claves para resolverlos suelen estar ocultas en el sentido o el significado de las palabras que los componen. También, y muy especialmente, el planteamiento correcto de un problema puede suponer siempre el mejor camino para encontrar su solución. El objetivo final que se perseguirá en este libro, y alrededor del cual va a girar todo cuanto se va a tratar, es cuestionar la escasez atribuida a determinados recursos energéticos, por su previsible rápido agotamiento por los consumos que experimentan crecimientos exponenciales, y ante la falta de alternativas consistentes, al menos en cuanto a energías que posibilitan la movilidad autónoma y consecuentemente, se tratará de señalar algunas vías donde buscar las alternativas para resolver ese problema, o al menos, apuntar hacia posiciones de reflexión que nos sirvan de referencia para encontrar soluciones eficientes.

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Y el planteamiento general ha de consistir en algo semejante a un simple juego, como el de resolver una adivinanza, para lo cual requerirá recopilar informaciones o datos que nos parezcan de utilidad, para luego buscar entre esas informaciones algo que suponemos que existe y que está escondido en alguna parte, que desconocemos en qué forma lo está, y de lo que no sabemos ni dónde ni cómo lo encontraremos, ni si llegaremos a comprenderlo. Sí sabemos que muchas más personas están tratando de resolver ese problema o están buscando nuevas vías para encontrar esas soluciones. En el fondo, sería una de las formas o vías en los que se suelen encontrar los nuevos conocimientos, por la observación y la experimentación, aunque los hay que se descubren por el simple azar... o por haber llegado a desvelar secretos que estaban ‘muy bien guardados’. El problema de las necesidades energéticas a escala mundial se viene produciendo desde hace más de cuatro décadas, cuando se produjo la conocida como ‘crisis del petróleo’ en la década de los 70, por la decisión de varios países árabes exportadores de petróleo. Desde entonces, se adoptaron medidas encaminadas a encontrar nuevas materias y nuevos sistemas para la obtención de energías alternativas con las que suplir las energías tradicionales, principalmente las producidas por la energía nuclear y por el petróleo. Quizás no sea exactamente un problema de medios para obtener nuevas energías, o de escasez de productos energéticos, sino más bien sea un problema de costes de las energías que consumimos, o también porque en gran medida sea un problema auspiciado intencionadamente por grandes grupos económicos con muchos intereses en que se consuman determinados tipos de energías. Todos son conscientes de que la mejor alternativa a las energías fósiles o nucleares, habría de ser una materia o sistema diferente del que se obtenga la electricidad, de una forma limpia e ilimitada, ya que sería la energía ‘ecológica’ por excelencia, porque no contamina y porque la fuerza que

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genera puede utilizarse para cubrir cualquier necesidad energética, para desarrollar todo tipo de trabajos o para proporcionar fuerza motriz con autonomía. Personas con preparación científica y académica, con mucha experiencia y grandes recursos a su disposición, desde hace ya varias décadas buscan esas alternativas, por todas partes, pero hasta la fecha todavía no se ha encontrado esa solución ‘ideal’ y satisfactoria para suplir las fuentes energéticas, aunque se han experimentado notables avances, pues ya se han desarrollado y están en funcionamiento muchas y nuevas formas de producción que se conocen como ‘energías alternativas’. Quizás se tiene muy claro lo que se busca y cómo y dónde buscarlo, pero todavía se desconoce cómo o donde lo encontrarán. Se conocen teorías que confirman que las soluciones son posibles, y por tanto que las soluciones reales existirán. Veamos un planteamiento muy elemental y breve de esas formas sobre cómo o dónde están buscando nuevas fuentes de energía. Buscan sustituir principalmente el petróleo, porque, según nos dicen, las reservas se agotan rápidamente, para lo cual buscan nuevas materias que produzcan una combustión o una reacción química, para poder seguir utilizando el funcionamiento de motores, de explosión o eléctricos, con los que se pueda generar y utilizar la electricidad. Se buscan alternativas que permitan la sustitución de la energía nuclear de fisión, por sus grandes riesgos en cuanto a accidentes y los efectos contaminantes que plantea el almacenamiento de residuos radiactivos, por lo que los científicos tratan de comprender cómo interactúa la energía en las entrañas de la materia o en los confines del universo. Las teorías son consecuencia de complejas formulaciones matemáticas y los medios económicos con los que cuentan son extraordinariamente potentes. Se construyen grandes instalaciones en las que se investiga la fusión nuclear, y para acelerar y colisionar protones para el estudio teórico de la física de partículas.

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«Un LHC o colisionador de hadrones, es un complejo sistema para la aceleración de partículas construido en túnel de 27 kilómetros de circunferencia, en cuyo interior se aceleran dos haces de protones en sentidos opuestos hasta alcanzar el 99,99% de la velocidad de la luz, y se les hace colisionar entre sí generando altísimas energías, aunque a escalas subatómicas.» «Un Tokamak es un complejo aparato que fue ideado y construido por físicos rusos, que utiliza potentísimos electroimanes con los que se consigue el confinamiento magnético del plasma, estado de la materia a muy altas temperaturas, que se contiene en suspensión dentro de una cámara de vacío con forma de toroide, evitando así el contacto con sus paredes, y cuyo objetivo es obtener la fusión de dos partículas ligeras en una sola partícula más estable y de peso medio mayor, lo que generaría la liberación de grandes cantidades de energía.» Se construyen grandes observatorios espaciales y se ponen en órbita grandes telescopios, como el ‘Hubble’, para explorar los confines del Universo, los orígenes de la energía y de la materia, o la formación de las galaxias. Se buscan las soluciones en el microcosmos que conforman los átomos y en la infinitud del macrocosmos que es el Universo. En definitiva, se trata sin duda de un problema muy complejo, del que en principio se debe descartar que la solución sea imposible, aunque sí difícil de encontrar, o que la solución pase por encontrar nuevas alternativas, dadas las inmensas posibilidades que ofrece la física de la naturaleza, de las cuales, seguramente todavía quedan muchas por descubrir o por comprender. Un problema que debemos centrar en la búsqueda de una alternativa directa al petróleo, por ser la forma de energía que en la actualidad supone dotar de las mejores posibilidades de autonomía, especialmente en múltiples usos de desplazamientos individualizados y transportes. Un problema, en fin, que es causa y origen del que nació todo cuanto se desarrolla en este trabajo.

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Cuatro problemas Como dijimos al principio, hemos de plantear este problema como si se tratara de un juego, y ese juego ha de ser como una adivinanza, en el que tendremos que buscar nuevas vías o indicios que nos lleven hasta donde poder encontrar o desvelar algunos secretos que estarán ‘muy bien guardados’, por lo que comenzaremos el juego haciendo un planteamiento cuyo objetivo es señalar la dirección o el camino que nos vaya mostrando cómo se pueden llegar a descubrir o comprender algunos de esos secretos. En el fondo, presentaremos unos problemas con los iremos viendo cómo el contenido de sus enunciados nos permitirán analizar los objetivos que se pretenden, de forma que podamos deducir los indicios que nos han de llevar a comprender las posibles soluciones. Para ello precisamos hacer los enunciados de problemas teóricos para, a modo de ejemplo, ir señalando esos caminos que nos lleven a buscar respuestas allí donde nadie las buscó o con métodos sencillos que nunca fueron utilizados. Cuatro son los problemas que vamos a afrontar y los cuatro guardan alguna relación entre sí. Tres problemas son de dibujo lineal de geometría elemental y el cuarto es de lógica natural. Y estos son los enunciados. El primero: Partiendo de las dos figuras geométricas, el círculo y el cuadrado del dibujo El Hombre de Vitruvio, de Leonardo de Vinci, trazar un cuadrado que tenga la misma superficie que el círculo, utilizando una regla y un compás. El segundo: Partiendo de un punto, obtener el dibujo de un cuadrado y un círculo que tengan las mismas proporciones a escala que las dos figuras geométricas del dibujo de Leonardo, utilizando una regla y un compás. El tercero: Partiendo de un círculo, obtener el dibujo de las maquetas de dos pirámides que tengan las mismas proporciones a escala que las dos pirámides de Keops y Kefrén, en Egipto, utilizando una regla y un compás.

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El cuarto: Partiendo de las dos pirámides de Keops y Kefrén, en Egipto, buscar una fuente de energía eléctrica que posibilite la sustitución de las energías fósiles, y que proporcione capacidad suficiente de utilización durante cinco mil años. A primera vista, son cuatro problemas complejos de resolver, incluso que sus planteamientos son absurdos o que solo nos conducirán a una pérdida de tiempo. Sin embargo, las palabras que componen sus enunciados nos habrán de servir para acotar, buscar y localizar las previsibles soluciones. Así, en el primero, tendremos que utilizar una fotocopia del dibujo citado de Leonardo da Vinci, medir el radio del círculo y calcular el lado del cuadrado que tiene su misma superficie, y con la regla o el compás, localizar dos puntos a lo largo de la superficie circular cuya distancia coincida con la medida calculada. Es la forma que nos llevará a encontrar y comprender cómo se cuadra un círculo, que es la enseñanza ‘secreta’ que guarda el citado dibujo. En el segundo problema, tendremos que utilizar el mismo dibujo, efectuar las mediciones de las dos figuras geométricas, y de otras referencias o claves marcadas por Leonardo, para encontrar unas proporciones que sean comunes a ambas, desde una circunferencia inicial, que en geometría es la única figura que se traza con un compás a partir de un punto. En el tercer problema, se han de utilizar las medidas reales de las dos pirámides citadas, y encontrar la forma de relacionarlas con la circunferencia, para lo cual será preciso utilizar alguna de las proporciones que se habrán localizado con el problema anterior. El cuarto problema nos puede resultar extravagante, aparentemente absurdo, casi ridículo, paradójico, aunque en este caso no se tratará de resolverlo, sino únicamente de buscar indicios o datos que nos permitan comprender que la solución es posible y acaso marcar vías o iluminar caminos que puedan conducir hasta la solución.

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En la andadura marcaremos o prestaremos atención sobre aquellos indicios que señalan fenómenos que no están suficientemente explicados, de los que existen gran diversidad de hipótesis o teorías, pero que ninguna las explica completa o suficientemente, porque en el fondo quizás son detalles ocultos que aguardan como ‘secretos’ que todavía permanecen ‘muy bien guardados’ En los Evangelios católicos hay una frase que resulta propicia para la ocasión. Se atribuye a Jesús cuando dijo: «Conoce lo que está al alcance de tu vista y lo que te está oculto se hará claro, porque no hay nada oculto que no sea revelado.» Aunque se trate de una cita bíblica o de carácter místico, con la presencia de esa frase en nuestra mente deberemos analizar las palabras del enunciado de ese cuarto problema, ya que nos indican inicialmente que habremos de buscar en el entorno de esas dos pirámides la información que nos pueda resultar de utilidad para enfocar las características de nuevas formas de energía que serán utilizadas en el futuro. Existen evidencias de la vida en este planeta desde hace millones de años. En lo referido a seres humanos, los primeros vestigios o artilugios fabricados por hombres primitivos que se conservan se remontan hasta hace tan solo unos treinta mil años. Existe pues un período de varios millones de años de los que no hay constancia de que la Tierra hubiera sido habitada por seres inteligentes. Durante ese período tan prolongado de tiempo, sí se tiene constancia geológica de que hubo grandes cataclismos geográficos y climatológicos de magnitud suficiente como para haber borrado por completo de la faz del planeta todos los vestigios o pruebas físicas de la existencia de vida anteriores civilizaciones desaparecidas. Hemos de considerar por tanto que los seres humanos primitivos son de épocas muy recientes y que durante miles de años fueron desarrollando lentamente sus habilidades, hasta que florecieron las primeras culturas por todo el planeta.

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Sin embargo, y tan solo hace unos siete mil años, de una forma casi repentina, se inició una época de la cual no podemos opinar de la misma forma, porque llevaron a cabo portentosas obras arquitectónicas que demuestran que sus autores poseían conocimientos extraordinarios, ya que necesariamente hubieron de emplear técnicas que aún hoy resultan increíbles y desconocidas. Fue sobre todo en la civilización de los antiguos egipcios, durante la cual realizaron grandes obras en piedra, en las que se supone que utilizaron fuerzas y técnicas que requerían el uso de alguna forma de energía mucho más potente que la fuerza desarrollada por la mano del hombre, quizás porque utilizaron técnicas desconocidas y que sin duda actualmente resultarían de una gran utilidad, aunque las pruebas o indicios sobre esas supuestas y sorprendentes técnicas, que muchos les atribuyen, serían en la mayoría de los casos, simples teorías que únicamente buscan dar respuestas lógicas y explicar mediante hipótesis unos hechos con evidencias tan reales y tangibles, que están ahí, a la vista de todos cuantos las admiraron, y que han sido objeto de ingentes estudios por los expertos durante los últimos siglos, que siguen constituyendo auténticos enigmas ya que no se han encontrado ni pruebas que sustenten el origen de esos conocimientos que, por otra parte se atribuyen a esa cultura, ni la certeza de que los recibieran de seres más inteligentes, porque los ocultaron en lo profundo de sus secretos y terminaron perdiéndose en el tiempo. En los dos últimos siglos, apenas doscientos años, se puede hablar de espectaculares avances tecnológicos en el desarrollo de máquinas e ingenios que representan increíbles descubrimientos realizados por el ser humano. Desde la óptica que el transcurrir del tiempo da a las generaciones del futuro respecto a las del pasado, hoy día nos resultan primitivos algunos inventos de esas épocas, como máquinas o barcos a vapor, los primeros coches, trenes o aviones. Igualmente hemos de deducir que las generaciones del futuro valorarán como ridículos algunos

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de los artilugios que son usados en la actualidad, como los motores a gasolina de los coches y aviones, o el uso de reactores nucleares para producir la electricidad. Han pasado casi quinientos años desde la muerte de Leonardo da Vinci (1452-1519), genial pintor e inventor, diseñador de máquinas y artilugios que hoy nos pueden parecer ´simples juguetes’ pero que en su tiempo fueron como ‘máquinas del futuro’ y por ello siguen despertando nuestra admiración. Por tanto considerar lo que puede ocurrir durante los próximos quinientos años parecerá una tarea totalmente estéril, dado el ritmo frenético con el que se producen los acontecimientos que dan lugar a nuevos descubrimientos tecnológicos. Sin embargo es tan sólo una forma de buscar un contrapunto que sirva de reflexión frente a los objetivos a corto plazo que dominan las economías de las sociedades actuales, en las que los políticos solo se preocupan por mantener el poder, donde la codicia de unos pocos que buscan el enriquecimiento rápido condicionan la vida de millones de ciudadanos, conduciendo a muchos a situaciones de pobreza, a la vez que van causando una progresiva degradación del medio ambiente, ya que pareciera como si a los ‘ricos’ y los ‘poderosos’ no consideraran como un problema que este planeta ha de ser preservado en condiciones sostenibles para seguir siendo habitado en el futuro por cientos de nuevas generaciones de seres vivos. Desde esa óptica, con gran probabilidad, durante los próximos cinco mil años, los seres humanos del futuro continuarán utilizando la electricidad como fuente básica para cubrir la mayoría de usos y necesidades energéticas. Lo que actualmente desconocemos es cómo se obtendrá o se generará la electricidad entonces, una circunstancia que nos debe resultar irrelevante, ya que únicamente se va a tratar de señalar los indicios visibles y evidencias que permitan llevar a comprender algunas de las formas en que la electricidad se manifiesta en la naturaleza.

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Serán las formas que se conocen como ‘electricidad dinámica’ que se manifiesta en diferentes circunstancias o momentos y en función de su estado: la electricidad estática, la bioelectricidad, y la electricidad natural. Se trata de un problema evidentemente complejo. Requiere realizar procesos de abstracción a partir de datos e informaciones que se conocen, en la búsqueda de indicios en los que se observa presencia de electricidad, de fuerzas o de energías, en todas aquellas fuentes que muestra la naturaleza, para analizarlos y compararlos con otros conceptos artificiales o con referencias que se relacionen con la electricidad. Una primera hipótesis nos llevará hasta las dos pirámides de Gizeh, en Egipto, de las que trataremos aspectos relacionados con el propósito que nos interesa, ya que guardan conocimientos ocultos de los antiguos egipcios que constituyen grandes enigmas que siguen sin resolver satisfactoriamente y que, de entre las posibles respuestas, casualmente, algunas hipótesis como veremos, apuntan hacia indicios tras los cuales se ocultan aspectos que se han de considerar, ya que la comprensión de lo que se oculta quizás ayude a abrir nuevas puertas tras las cuales aguardan conocimientos que todavía deben ser comprendidos. Cuando comencé a profundizar en esta dirección, encontré indicios que me condujeron hacia las pirámides de Egipto, a estudiar sus características por medio de la lectura de libros especializados que recogen datos y opiniones de numerosos expertos, con los que se abre un mundo inmenso, fantástico, lleno de misterios y enigmas, de hipótesis y teorías, a veces fantásticas, que tratan de explicar lo que aparece como incomprensible, hasta el punto que se plantean explicaciones inverosímiles sobre las grandiosas construcciones en piedra que proliferan a lo largo del planeta, apuntando a que fueron levantadas muchísimo tiempo antes de que surgieran las primeras civilizaciones, o incluso que únicamente pudieron haber sido obra de seres superiores, de gigantes, o de dioses,

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seres llegados en extraños objetos voladores procedentes de otros planetas o sistemas estelares... No entraremos a valorar las diferentes hipótesis o los relatos que citaremos como referencias, pues el único propósito será señalar aquellos aspectos, datos o indicios que puedan resultar de interés para los objetivos que pretendemos. Fundamentalmente destacaremos aquellas informaciones que presenten algún nexo de unión con aquellos fenómenos observables en la naturaleza, en los que se pone de manifiesto alguna forma de energía, la electricidad, el magnetismo, la gravedad... Los objetivos de este trabajo serán la obtención de datos e indicios, a partir de la inmensa información accesible, para plantear hipótesis, analizar las deducciones, recopilar o descartar posibles conclusiones, y con ellas diseñar algún sistema de experimentación para verificar si esas conclusiones tienen alguna base cierta o posible. Para ello trataremos de buscar un primer enunciado lo más breve y sencillo posible. Lo que buscamos es la electricidad, la energía eléctrica, por tanto la pregunta que hemos de hacernos es muy simple: ¿Dónde podemos encontrar electricidad en la Naturaleza? Las deducciones más elementales llevan a que hay que mirar al cielo, de forma natural y sencilla, pero ha de ser especialmente en días o noches de tormenta, pues en esas circunstancias podremos ver la electricidad. ¿No es electricidad lo que tenemos que encontrar? Pues está ahí, entonces, en esos momentos.

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Una anécdota «El estudio de los datos experimentales ha enseñado gradualmente a los físicos cómo concebir convenientemente una pregunta. A menudo, un planteamiento adecuado representa más de la mitad del camino hacia la solución del problema.» Werner Heisenberg En numerosas ocasiones o circunstancias tratamos de abordar o resolver los problemas de forma que nuestro propio sistema anímico nos provoca confusión y nos hace muy complicado encontrar las soluciones, hasta el punto de llegar a creer que no existe una solución satisfactoria o correcta, o que ésta resulte demasiado compleja, y en ocasiones adoptamos la convicción de enfrentarnos con problemas imposibles de resolver. Como ejemplo, narraremos una anécdota sobre un curioso problema o adivinanza, que suelen manejar los consultores de empresas en recursos humanos, cuando imparten seminarios o cursillos, para hacer comprender a los asistentes que los planteamientos de determinados problemas, en la forma de enfocarlos, está el germen de la solución correcta o del fracaso, pues un planteamiento inadecuado en las cuestiones que crean conflictos entre las personas, suele ser una causa frecuente que conduce al extravío en los argumentos que se han de utilizar para resolverlos, y lleva a conclusiones erróneas, de las cuales, la más común es afirmar que “esto no tiene arreglo”, o simplemente a desistir en la solución de los conflictos, y a no encontrar las soluciones satisfactorias. Para argumentar estas enseñanzas, presentan un sencillo problema, pidiendo a los asistentes que busquen la solución, con este planteamiento: Hacen un dibujo sobre un tablero o pizarra con nueve puntos que tienen la disposición de tres en tres horizontal y verticalmente, y

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piden a los asistentes que los reproduzcan en una hoja de papel:

A continuación formulan el enunciado: «Desde uno de los nueve puntos, dibujar cuatro segmentos rectilíneos con un trazado continuo, sin levantar el bolígrafo del papel de forma que pasen por los nueve puntos, y con la condición de que ninguno de los segmentos pase dos veces por un mismo punto.»

Todos los asistentes, excepto alguno que conozca ya la solución de antemano, comienzan a realizar los trazos sobre los nueve puntos, y por más que dan ciento y una vueltas no consiguen ver encontrar la solución, ya que todos los trazos que realizan son siempre dentro de ese “cuadrado imaginario” que configuran los nueve puntos. Transcurrido algún tiempo, cuando observan que muchos asistentes han desistido ya de seguir realizando trazados al haber renunciado a buscar la solución, o por considerar que el problema es imposible de resolver, el consultor explica la forma de hacerlo. Y la solución existe, y es bien sencilla... naturalmente, una vez que ha sido explicada, y ya nunca se olvidará. -La solución a este sencillo problema se encuentra en la última página de este libro.

La moraleja de esta sencilla anécdota consiste en comprender cómo para afrontar determinados problemas no debemos enredarnos en la dinámica que nos lleve a ‘encorsetarnos’ con el enunciado de los mismos, por lo que en ocasiones hemos de saber salirnos de ellos, abrir

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nuevas opciones o vías que nos posibiliten, si es preciso, encontrar soluciones que de otra forma nos parecerían imposibles, y también para comprender que tras el propio enunciado, a veces, se esconden las claves o los detalles que nos deben servir para encontrar las soluciones. Es como el acertijo del huevo y la gallina. ¿Quién fue primero de los dos? El enunciado conduce a un círculo vicioso que lleva al absurdo, por lo que para evitarlo es preciso salir de ese enunciado tan simple y ver cómo ha de plantearse de forma más generalizada. Por ejemplo, para que de un huevo nazca una gallina es preciso que otra gallina haya puesto un huevo, pero, fecundado por un gallo. Por tanto, primero debieron ser al menos un gallo y una gallina, que pondría los huevos fecundados por el gallo, de los que nacerían nuevas gallinas y gallos. Aunque para intentar comprender un asunto tan complejo generalmente se ha de recurrir a las teorías de la creación o de la evolución. O los seres vivos son fruto de la evolución de seres unicelulares que surgieron de las aguas de los océanos, en condiciones térmicas propicias a lo largo de millones de años, o todas las especies fueron creadas, supuestamente como la de este acertijo, en el que primero sería creado el gallo, al que profundamente dormido le arrancarían una costilla, de la que modelaron la gallina... La lógica apuntaría al primer supuesto, ya que, en la mayoría de las especies, los seres vivos nacen de la unión de dos primeras células formando un embrión que se desarrolla, durante los primeros meses de vida, en un medio líquido, con una temperatura cálida y constante. Al margen de estas anécdotas, la cuestión realmente importante de todo cuanto está relacionado con la vida y la naturaleza, es que nos resulta imposible alcanzar o comprender, no solo es el cómo, sino qué o quién diseñó todas las criaturas y especies.

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Lógica y matemática Conviene conocer que para resolver los problemas, o llegar a comprender algunos conocimientos o secretos que se ocultan, es preciso utilizar datos o informaciones que aparentan carecer de nuestro interés, pero que marcarán el camino que hay que recorrer para lograr los objetivos que se persiguen. Al final nos desprenderemos de cuanto sea superfluo, tras haber comprendido lo que nos interesa y lo que tenga verdadero valor. Proseguimos presentando una curiosidad geométrica muy simple, para mostrar la diferencia que hay entre los problemas que requieren buscar una solución lógica, de aquellos cuya solución sea matemática, con el objetivo de educar el pensamiento lógico y la capacidad de la mente para comprender que, en ocasiones, es imprescindible aprender a deducir, a saber distinguir lo lógico de lo matemático, lo absoluto de lo relativo. Veamos como ejemplo un teorema muy conocido, según el cual partiendo de una figura geométrica, el triángulo rectángulo, se deduce una función matemática. El teorema de Pitágoras muestra la relación entre los tres lados de ese triángulo, de la que podremos obtener la medida de cualquiera de ellos en función de la medida de ² ² los otros dos, según la igualdad: ²

Una de las curiosidades de dicha ecuación es que el valor de a² representa la superficie de un cuadrado cuyo lado sea el cateto mayor a. Y otra de las curiosidades de los triángulos rectángulos es que, desde el centro de la hipotenusa (e), se traza una circunferencia, de radio igual

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a la mitad de ésta, dicha circunferencia pasará siempre por los tres vértices del triángulo, cualquiera que sea la medida de los dos catetos.

De esa circunstancia se deduce que el radio es igual / a la hipotenusa dividida por dos: La siguiente deducción nos llevará a plantear si sería posible encontrar una circunferencia cuya superficie, el círculo, sea igual a la del cuadrado de lado a, para lo cual / debería cumplirse la siguiente igualdad: ² Resultará posible, al menos por lógica, si conocemos que partiendo desde cualquier triángulo rectángulo, como el del ejemplo, se pueden trazar un número indefinido de circunferencias, disminuyendo las medidas del cateto menor y de la hipotenusa, y manteniendo la medida del cateto mayor a, como se muestra en las circunferencias dibujadas al azar en el siguiente dibujo:

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Conforme disminuyen progresivamente las medidas de b y c, las circunferencias disminuyen y los círculos tienen una superficie menor. Y otro detalle curioso que se desprende del dibujo: los centros de las circunferencias (e) situados en la mitad de las respectivas hipotenusas, se encuentran en una misma línea o eje horizontal (e’-e’’) que a su vez pasa justo por el centro del cateto a. Del triángulo rectángulo de partida se incrementan los valores de b y c, hasta que ambos catetos se igualen, completando un cuadrado de lado a, observaremos que el tamaño de las circunferencias aumenta progresivamente hasta la que inscribe dicho cuadrado.

Por lógica se ha de deducir que de los innumerables círculos que se pueden trazar, al menos uno y solo uno ha de coincidir con los valores de la ecuación matemática expresada, de tal forma que obtendremos un círculo y un cuadrado que tienen las superficies iguales. Esta solución permite deducir que se habría resuelto el problema que fuera... a partir de un cuadrado trazar un círculo que tenga la misma superficie. Como hemos visto, matemáticamente se demuestra que es posible, y si nos guiamos por la lógica, la solución debería resultar posible, aunque bastante compleja. De la misma forma que se podría plantear el mismo problema, pero a la inversa... ¿A partir de un círculo, sería posible

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dibujar un cuadrado que tenga la misma superficie, utilizando un compás y una regla? La respuesta la comprenderemos si conocemos que a partir de un círculo se pueden trazar también un número indefinido de cuadrados, cuya superficie irá aumentando progresivamente, desde el inscrito, de superficie inferior, hasta el circunscrito, de superficie mayor, comprendidos entre ambos, como se muestra con los trazados al azar en el siguiente dibujo.

Si se observa atentamente el dibujo, se verá cómo se produce una sucesión de triángulos rectángulos, cuyos catetos mayores (a) aumentan progresivamente hasta coincidir con la medida de la hipotenusa (c), mientras los catetos menores (b) disminuyen, y cómo de cada uno de esos triángulos se completan los cuadrados. Sobre la respuesta al problema enunciado, habremos de deducir que, por lógica, al menos uno y solo uno de esos cuadrados ha de tener la misma superficie que el círculo inicial. Queda tan solo por conocer el método con el cual se puede trazar ese cuadrado. Y eso es, precisamente, un secreto que está ‘muy bien guardado’ en un dibujo famosísimo.

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I EL DIBUJO DE LEONARDO DA VINCI

«A fin de preservar para la humanidad el fruto de sus esfuerzos intelectuales, aquellos pioneros del progreso ocultaron sus descubrimientos mediante claves secretas, confiando en que las generaciones futuras, más amables que la suya, descubrieran y apreciaran sus conocimientos.»

‘El Hombre de Vitruvio’, de Leonardo da Vinci, es probablemente el dibujo más famoso y enigmático de la historia. Un dibujo en el que Leonardo ocultó un secreto que ha permanecido muy bien guardado durante varios siglos, mostrándolo a la vista de todos, como un reto a la imaginación, a la inteligencia; un enigma cuya solución podrían encontrar aquellos que consiguieran desvelar las anotaciones que rodean el dibujo para poder comprender el significado de lo que se oculta. Quizá lo realizó con una cierta intencionalidad irónica, de quien desea plasmar para la posteridad un conocimiento secreto, desconocido para el mundo científico de la época, como muchos otros conocimientos, a los que solo accedían y se transmitían entre miembros de las organizaciones secretas, a las que solo podían acceder quienes hubieran sido iniciados en esos conocimientos, que debían guardar bajo juramento, ya que desvelarlos suponía el castigo de pena de muerte.

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La cuadratura del círculo, un problema cuyo origen se remonta a varios miles de años, pues su conocimiento se atribuye a los antiguos egipcios, y que también puede ser uno de los innumerables conocimientos secretos que fueron muy bien guardados, en este caso, en las medidas de las dos pirámides de Gizeh, las más grandiosas de todo Egipto y del mundo. Un problema cuya solución es considerada imposible. Es la conclusión universalizada y oficial desde hace siglos en el mundo. Porque se trata de un problema cuya solución nunca nadie logró encontrar. También porque esa afirmación se instauró como ‘verdad oficial’ desde que se demostró ‘matemáticamente’ dicha imposibilidad, y a partir de entonces quienquiera que se plantee afrontar su búsqueda se verá correspondido con cierta sonrisa burlesca, de quienes sienten la seguridad de que dedicar esfuerzos a esa tarea será una empresa totalmente banal e inútil. Un problema que tiene un enunciado muy simple: ‘dibujar a partir de un círculo un cuadrado que tenga su misma superficie, con la sola utilización de un compás y una regla sin graduar’. Ha de prestarse atención al propio enunciado, ya que denota como una doble sensación, la de que supone ser un desafío, y a la vez el poner sobre aviso de la dificultad que aguardará para aquellos que se lancen a la búsqueda de la solución, así como también deja entrever una cierta ironía de algo que se oculta, se desconoce, se escamotea, por quienes sabían de antemano que el problema en sí había de tener alguna especie de ‘truco’, de argucia, y que aquellos que la desconozcan abandonarán la tarea con la frustración de comprobar la imposibilidad. Final al que llegarán inexorablemente aquellos que no logren descubrir que el problema requiere como primer paso fundamental conocer ese truco, que es el ‘método’, la ‘vía’ con la que se ha de trazar el cuadrado. Una vía o método que quienes redactaron el enunciado de ese problema, los maestros egipcios, dejaron oculto y bien guardado, como uno más de sus innumerables conocimientos secretos.

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Precisamente ese ‘método’ es el secreto que guarda el dibujo de Leonardo. Entre las palabras contenidas en el enunciado se encierran las claves precisas y sencillas que señalan la necesidad de encontrar ese ‘método’: un círculo como punto de partida, un compás que servirá para realizar las mediciones, trasladarlas y marcar puntos de referencia, y una regla que se necesitará para trazar las líneas rectas. Sólo restaría buscar los puntos por los que se deberán trazar esas líneas. Porque sin duda, ese era el verdadero objeto del problema: encontrar primero el ‘método’ o el ‘truco’, el modo con el que se ha de dibujar el cuadrado a partir del círculo, ya que únicamente conocido ese ‘truco’ resultaría posible comprender la lógica del problema. Los autores de ese enunciado que conocieron ese ‘método’ o ‘truco’ con el que realizar el dibujo, conocieron bien esa posibilidad, esa lógica, y conocieron también la dificultad para determinar con exactitud o con una aproximación aceptable cual sería la solución correcta, exacta, debido a los precarios instrumentos que disponían entonces para realizar las mediciones y los cálculos. Es un ‘secreto’ que ha permanecido oculto durante milenios, aunque posiblemente pudo ser conocido por algunos ‘iniciados’, personajes ilustres, o miembros de sectas y hermandades, que lo fueron custodiando y transmitiendo con el paso de los siglos, sabedores de que no debían revelarlo, como tantos otros conocimientos secretos que se les atribuyen, y que hacerlos públicos lo hubieran pagado con la vida. En ese supuesto, es muy probable que Leonardo da Vinci llegara a conocer ese ‘secreto’, ya que es sabido que pudo pertenecer a alguna de esas hermandades secretas, aunque tratándose de un genio, no se ha de descartar que lo lograra encontrar por sus propios medios, a tenor de las referencias que transmitieron sus mentores, que dejaron constancia documental de que dedicó tiempo y esfuerzos a este problema, incluso hasta el punto de que ‘llegó a obsesionarle’.

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Sin embargo, y por razones desconocidas, no desveló ese conocimiento y lo ocultó de una forma genial, como un ‘secreto muy bien guardado’ en uno de sus dibujos cuya finalidad no fue explicada: El Hombre de Vitruvio. Algunas personas de la época afirmaron que el objeto de ese enigmático dibujo era servir de ilustración en las ediciones impresas de las obras del arquitecto romano Vitruvio. También hay referencias de quienes conocieron bien Leonardo, que transmitieron su esmerada afición a enmascarar sus pensamientos o ideas heterodoxas, como secretos que ocultaba entre sus obras pictóricas más destacadas. A propósito de esas aficiones, hay un curioso pasaje en uno de los libros de Javier Sierra, titulado La Cena Secreta, que trata sobre el famoso cuadro de ‘La Última Cena’, pintado por Leonardo sobre una pared del convento de Santa María delle Grazie, en Milán. «Preguntado Leonardo por uno de sus ayudantes acerca de secretos que pretendía esconder en ese cuadro, le responde con frases como estas: - ¿Mis secretos? ¿Otra vez preguntas por ellos, Marco? Todos están aquí. Ya te lo dije ayer. A la vista. Hace años que aprendí que si deseas ocultar algo a la necedad humana, el mejor sitio para hacerlo es ese en el que todo el mundo pueda verlo. Lo entiendes, ¿verdad?... ... ¿Y qué quieres que te diga? Tengo cosas más importantes de las que ocuparme. Como dejar terminada esta Cena y... su secreto. -Leonardo se mesó las barbas con un gesto divertido antes de proseguir-: ¿Sabes, Marco? Cuando por fin descubras el secreto que estoy pintando y seas capaz de leerlo por primera vez, ya no podrás dejar de verlo nunca. Y te preguntarás cómo has podido estar tan ciego. Ésos, y no otros, son los secretos mejor guardados. Los que están delante de nuestras narices y no somos capaces de ver... » Entonces, tal como relatan esos pasajes, conociendo la peculiar forma de actuar de Leonardo, no sería nada aventurado plantear que en el dibujo de ‘El Hombre de

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Vitruvio’, de la misma forma que en muchas otras de sus obras, también guardó u ocultó algo secreto. Leonardo realizó el dibujo de forma tal que el resultado final refleja dos figuras geométricas, en cuyas intersecciones se señalan los puntos necesarios para trazar, con regla y compás, un segundo cuadrado, el ‘oculto’, el que ha de encontrarse, el que tiene la misma superficie que el círculo, y con el cual el dibujo quedaría completado, el problema resuelto y el ‘secreto’ desvelado.

El cuadrado ‘oculto’

Existen evidencias o testimonios de que Leonardo perteneció a alguna secta o hermandad secreta, como la masonería, y es conocido que las sociedades secretas obligaban a sus miembros a guardar las enseñanzas que les eran transmitidas como si fueran secretos inviolables, y se castigaba con la muerte la traición de esos deberes sagrados. Ésta circunstancia, y la persecución a la que eran sometidos aquellos que fueran considerados herejes

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por la iglesia católica, podrían ser los motivos por los que Leonardo guardaba conocimientos secretos en sus obras pictóricas, en los que pudieron estar sus trabajos sobre la cuadratura, plasmados en un dibujo enigmático. Se trata de un dibujo genial, una figura masculina desnuda, con sus miembros en dos posiciones, dentro de dos figuras geométricas, y todo el conjunto rodeado por una compleja serie de anotaciones hechas a mano, -con esa extraña escritura invertida propia de Leonardo que obliga a leerlas utilizando un espejo-, con las diferentes medidas y proporciones que solo pueden ser las claves que dejó para quienes lograran interpretarlas llegaran a comprender como se resuelve ese ‘enigma’ o ‘juego’, cuyo final es trazar un cuadrado, el objeto de la solución, ya que de un análisis somero del dibujo se desprende que las figuras geométricas de un círculo y un cuadrado son suficientemente llamativas, como para relacionarlo con el famoso problema de la cuadratura, y desde esa óptica, lo único que faltaría para completarlo es el cuadrado que tenga la misma superficie que el círculo, puesto que se deduce fácilmente que el cuadrado del dibujo no la tiene. Y eso es porque esas figuras geométricas no fueron trazadas al azar por Leonardo, ya que sus proporciones y medidas son el resultado de un trazado muy estudiado. Unas medidas y proporciones que se pueden encontrar y verificar fácilmente utilizando un compás. Como ejemplo señalaremos algunas. Quizás la clave principal de todo el dibujo se encuentre en el punto medio de la línea que recorre paralela bajo el lado del cuadrado, en la que se aprecian una serie de marcas. Dicho punto está situado en el mismo eje vertical sobre el que también se sitúan los dos centros, el del cuadrado y el círculo. Se obtiene trasladando la distancia que hay desde el centro del cuadrado hasta el punto que marca la cuarta parte de cualquiera de sus lados. Dicho punto es imprescindible para poder obtener el centro del círculo, y la distancia que los separa es igual a las dos terceras partes del lado del cuadrado.

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Estas referencias, así como muchos otros detalles acerca del dibujo y del problema, fueron ampliamente tratadas en dos publicaciones anteriores. La primera en el año 2009, ‘El secreto de la cuadratura del círculo’ y la segunda, en el año 2011, ‘El hombre de Vitruvio’. Ambas están disponibles en Internet donde se pueden descargar libremente en los enlaces: http://www.bubok.es/libros/10058/EL-SECRETO-DE-LACUADRATURA-DEL-CIRCULO

http://www.bubok.es/libros/206690/EL-HOMBRE-DE-VITRUVIO

Dichas publicaciones se desarrollan bajo la óptica de enfocar ‘el problema’ específicamente y con amplitud, y en ambas se analizan las claves, las referencias, las proporciones, los argumentos, y las explicaciones para comprenderlo, así como varios dibujos marcando formas diferentes de buscar la solución. En este capítulo se trata tan solo de dar unas breves referencias desde el punto de vista de un ‘secreto muy bien guardado’, con el principal objetivo de recordar que la existencia de algún nexo de unión que lo relaciona con las dos pirámides de Gizeh, en Egipto, en cuyas medidas se encuentran también claves que apuntan hacia ese mismo ‘problema’. Una relación que aparece evidente si se tiene en cuenta que el trazado de las dos figuras geométricas del dibujo de Leonardo tiene fases semejantes a las que se precisan para dibujar el plano de una de las dos pirámides. Resulta sorprendentemente curioso observar como muchos de los ‘secretos’, enigmas, o conocimientos que se han mantenido ocultos o rodeados de misterios con el transcurrir de los siglos, tienen una línea de relación directa con la antigua civilización egipcia. En ese sentido, por ejemplo, se podría afirmar que la mayoría de autores de libros en los que se desarrollan temas acerca de las grandes construcciones llevadas a cabo por los antiguos egipcios, como las pirámides o templos, necesariamente hay capítulos en los que destacan que las proporciones

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que se utilizaron para construirlas, tienen relación con el número áureo Phi, con la constante Pi, con la cuadratura del círculo. Igualmente son numerosos los autores que tratan de temas relacionados con la Edad Media, con las catedrales góticas, los templarios, el Santo Grial, las hermandades secretas, y otros misterios de la antigüedad, también aluden invariablemente alguna forma de relación, a algún nexo de unión con conocimientos cuyo origen se atribuye a los antiguos egipcios. Entre esos autores destacamos a Louis Charpentier, que en uno de sus libros extraordinarios, ‘El enigma de la catedral de Chartres’, menciona datos interesantísimos acerca de las proporciones con las que fue construida la citada catedral, relacionándola con la pirámide de Keops, en Egipto, y con la cuadratura del círculo. De dicha obra es preciso transcribir algunos párrafos relacionados con el objetivo que se persigue en este libro, sobre ‘secretos ocultos’ que se encuentran por cualquier parte, en los lugares más insospechados, aunque en algunos casos, como ocurre en las catedrales góticas, es conocido que guardan numerosos conocimientos y secretos plasmados deliberadamente por los maestros constructores de todas esas obras arquitectónicas. Dedica Charpentier uno de los capítulos del citado libro a la cuadratura del círculo, en el que desarrolla una serie de hipótesis, según las cuales, la catedral gótica de Chartres habría sido diseñada partiendo de un plano en cuyas proporciones se representan a partir de un círculo y un cuadrado que tendrían la misma superficie. Una relación geométrica que probablemente se repite en otras catedrales góticas y quién sabe si también en muchas otras construcciones en piedra de la antigüedad. Argumenta Charpentier sus hipótesis con párrafos como los siguientes: «... Habló y, no sé ya a propósito de qué, citó el enigma tradicional: Tres tablas llevaron el Grial: una tabla redonda, una tabla cuadrada y una tabla

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rectangular. Las tres tienen la misma superficie, y su Número es el 21.» «... Se trata precisamente de la cuadratura del círculo; no ya en el plano de las matemáticas de laboratorio, sino en el de la geometría de construcción. Y esa cuadratura debía ser encontrada en alguna parte. Si ese alto lugar de las Galias era en verdad aquello de lo que me persuadía poco a poco a mí mismo, las tres tablas de igual superficie debían estar inscritas en él.» «... ¡Ah! -dirá la Universidad- ¿acaso ese hombre ignora que, lo mismo que la cuadratura del círculo, la división del círculo en siete arcos iguales es imposible geométricamente? Acaso la Universidad tiene razón. Al menos, todavía no ha encontrado solución a esos problemas a nivel de tiralíneas. Pero nosotros estamos aquí a nivel de la catedral de Chartes, o incluso, si se quiere, a nivel de la construcción en general, donde, aun resuelta, la construcción sería tachada de error humano y de error instrumental.» «... Construir una tabla redonda que tenga la misma superficie que la de una tabla cuadrada o rectangular, es la cuadratura del círculo, una imposibilidad geométrica asaz demostrada. El mismo cálculo integral sólo llega a una aproximación de la constante de Pi. Esto es verdad en matemáticas de laboratorio; en la práctica, se logra, geométricamente, a una aproximación perfectamente suficiente para que los ‘acordes’ no desafinen. Puede parecer asombroso que esa cuadratura del círculo, que se ha hecho proverbial como alegoría de lo imposible, haya inquietado tanto a nuestros antepasados, que, por lo demás, se empeñaban en una solución geométrica. Creo que hay que ver en ello la búsqueda de una ‘puerta’, de una clave de paso de un mundo a otro; un secreto de iniciación, en cierto modo. Esa búsqueda permanece, en efecto, más espiritual que directamente material, pues soluciones muy aproximadas y suficientes eran ya conocidas en una antigüedad bastante remota. El sentido de la ‘cuadratura del círculo’ era sin duda diferente para

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los filósofos y para los medidores, como sucede con el ‘maridaje del agua y del fuego’ para los alquimistas, que no piensan en absoluto en sacar de ello máquinas de vapor... Sea como fuere, se ha dado demasiada importancia a esa solución geométrica para no pensar en absoluto en algún secreto encerrado en ese problema, secreto y clave de un enigma vital.»

Las tres tablas de Chartres, según Charpentier

La representación de las tres tablas sobre el plano de la catedral gótica de Chartes, una tabla redonda, una cuadrada y una rectangular, y las tres tienen la misma superficie, según las hipótesis de Charpentier. «... A ese problema de la cuadratura del círculo, se conocen varias soluciones geométricas aproximadas. Una de ellas pasa por la estrella de siete puntas, pero esa estrella, en ese lugar, no parece ‘instalarse’ en el plano del monumento. Otra solución que los tradicionalistas denominan la ‘resolución esotérica de la cuadratura del círculo’, tiene por base una proyección analítica de la

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pirámide de Keops. Desgraciadamente, es una pirámide ideal; acaso fue real, pero su ‘decapado’ no nos permite ya afirmar que así era efectivamente.» «... Inicialmente, si la catedral de Chartres es para el visitante perfectamente ‘regular’, en el plano ya no lo es; salvo en su conjunto, excepción hecha de ciertas anomalías. Algunas de esas anomalías no parecen ‘deliberadas’, y es comprensible que las medidas de los constructores no hayan tenido un rigor absolutamente científico. Las medidas humanas, al depender de la vista y de la mano, sólo son aproximadas, sobre todo a esas dimensiones.» «Los enigmas que rodean la aparición del arte gótico, esa especie de lenguaje en piedra conocido como ar-got que surgió entre un reducido grupo de maestros durante la construcción del primero de sus templos: la catedral de Chartres. Se edificó en el siglo XIII y fue la única de ese nuevo estilo que se levantó ininterrumpidamente, que no le faltó ni arquitectos, ni mano de obra, ni dinero.» La representación geométrica de esas características arquitectónicas en construcciones de esa magnitud, como son las grandes catedrales góticas levantadas durante los siglos XII y XIII, tuvo que obedecer a poderosas razones o a conocimientos secretos en arquitectura que se fueron transmitiendo entre los maestros de obras desde la más remota antigüedad. En aquella primera catedral, construcción en piedra de gran esplendor y un estilo arquitectónico desconocido hasta aquella época, fue representado el problema de la cuadratura del círculo, según la teoría de Charpentier, y curiosamente, de forma muy semejante a como lo habían representado varios milenios antes en las medidas de dos pirámides egipcias, las más famosas del mundo.

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Las dos pirámides y la cuadratura del círculo «Era costumbre entre los antiguos ocultar la verdad y las cosas completamente evidentes para los hombres mediante alegorías y el lenguaje artístico de los filósofos.» La cuadratura es un problema cuyos orígenes se remontan hasta los antiguos sacerdotes y constructores egipcios, que fueron los depositarios a lo largo de varios milenios de grandes conocimientos en las ciencias de aquella época, entre ellas la Geometría, a los cuales se les atribuye el famoso enunciado. Obviamente, aquellos que lo enunciaron debieron conocer la forma de resolverlo, un ‘método’, o ‘truco’, imprescindible para comprender como se ha de completar el cuadrado objeto de la solución. Los antiguos egipcios guardaban sus conocimientos en los templos y construcciones, a los que solo podían acceder las castas privilegiadas, manteniéndolos fuera del alcance de los profanos o extranjeros. Y ese método lo ocultaron de forma grandiosa, como un ‘secreto muy bien guardado’ en las medidas de las dos pirámides de la meseta de Gizeh: La Pirámide de Keops y la Pirámide de Kefrén. Las pirámides de Egipto, en especial las de Gizeh, encierran innumerables misterios, enigmas y secretos que desde hace siglos ocupan y preocupan cuantos han tratado de averiguar las respuestas que los expliquen, aunque la mayoría de esas respuestas de arqueólogos, egiptólogos, científicos o escritores, expertos al fin y al cabo, en muchos casos tan solo conforman teorías o hipótesis que buscan hacer comprensible que, en tiempos tan remotos, nuestros antepasados utilizaran técnicas que en nuestra sociedad técnicamente tan avanzada se desconocen.

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Uno se aquellos secretos sería ese mítico y milenario problema de la cuadratura del círculo, cuyo enunciado ha sido atribuido históricamente a los antiguos maestros egipcios, y cuya respuesta podría estar representada en las dos pirámides de Gizeh, exactamente en sus medidas, relacionadas entre sí mediante unas proporciones que se establecen con dos circunferencias. La certeza de que la representación de ese problema podría encontrarse en esas pirámides, comenzó a hacerse sólida cuando comprendí que para obtener una pirámide regular perfecta se tiene que utilizar una circunferencia, y dibujar a partir de ella el esquema o plano que contiene todas sus líneas, de las cuales a escala, se obtienen todas sus medidas reales. Ciertamente, el mítico problema de la cuadratura está representado precisamente en esas dos pirámides, exactamente en sus medidas, las cuales trasladadas a sus respectivas circunferencias, se pueden verificar muy fácilmente, haciendo sencillos dibujos con un programa de ordenador. Para el trazado de ambas circunferencias basta con utilizar las medidas reales de la mitad de un lado de la base, y de la apotema del triángulo de una de sus caras. De la suma de ambos valores se obtienen las medidas de los radios de las dos circunferencias, en las que, una vez trazadas, se dibujan las líneas maestras de cada pirámide a partir de los ejes principales; de ambos trazados se hace una breve descripción. Para obtener el esquema de la pirámide de Kefrén se dibuja una circunferencia y los dos ejes perpendiculares y desde su centro un cuadrado cuyo lado sea igual a 1,5 radios de la circunferencia. Los dos ejes marcan el punto medio de los lados de ese cuadrado, y cada mitad de nuevo se subdivide marcando cuatro partes iguales sobre cada lado. Desde el centro de ese cuadrado, y con radio hasta uno de los puntos marcados se traza un círculo que pasa por los ocho puntos. La base de la pirámide es el cuadrado cuyo lado mide exactamente la mitad que el cuadrado trazado como referencia. Se dibuja en el centro

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y desde cada una de sus esquinas hasta los extremos de los dos ejes -horizontal y vertical- se trazan las líneas que formarán los triángulos de sus caras. Para obtener el esquema de la pirámide de Keops se dibuja una circunferencia, se trazan los ejes horizontal, vertical y los oblicuos, quedando dividida en ocho partes iguales, formando un octógono, cuya medida del lado nos da la medida del cuadrado de la base. Se dibuja sobre el centro y se completan las caras de los triángulos igual que en el esquema anterior. Uniendo con cuatro líneas los vértices de las caras se formará el cuadrado inscrito de la circunferencia inicial.

Pirámide de Kefrén

Pirámide de Keops

Los dibujos representan los planos de las pirámides. Las circunferencias iniciales, en color negro, cuyos radios se calcularon con la suma de la mitad de la base más la apotema del triángulo. Las líneas en azul marcan el contorno de la base y las caras. El círculo y el cuadrado, en color rojo, tienen la misma superficie. Es precisamente de las medidas reales de las dos pirámides con las que se obtienen esos dos esquemas, con los que se establece la relación entre ambas pirámides: de la pirámide de Kefrén surge un círculo que tiene la misma superficie que un cuadrado que surge de la pirámide de Kefrén.

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Los datos recogidos del dibujo de ambos esquemas, los cálculos y los resultados se reflejan en este cuadro.

Si se tiene en cuenta el dato de que los radios de las circunferencias se han obtenido utilizando unas medidas medias aproximadas que se atribuyen a sus respectivas bases, los resultados son elocuentes. Ajustando el radio de las circunferencias unas pocas milésimas de milímetro bastaría para verificar que los resultados serían exactos. Encontramos pues dos figuras geométricas que surgen de las medidas de estas dos pirámides: un círculo y un cuadrado que tienen la misma superficie, que muestran de esta forma tan extraordinaria los conocimientos de los antiguos egipcios en Arquitectura y Geometría. Llegando a esta conclusión, es posible establecer con cierta lógica que el problema de la cuadratura del círculo se encontraría representado en esas dos pirámides, cuyas proporciones estarían relacionadas entre sí a través de las medidas de las líneas básicas que las conforman, de tal manera que se puede desarrollar la hipótesis, según la cual, la pirámide de Kefrén construida en segundo lugar, habría sido diseñada con unas medidas que se habrían calculado con las medidas de la pirámide de Keops, construida muchos años antes, y en consecuencia, las medidas y proporciones que tienen esas dos pirámides habrían surgido de una relación geométrica entre dos circunferencias, un ‘secreto muy bien guardado’ al que básicamente se puede acceder a través de la inagotable geometría regular que surge de la circunferencia.

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El plano de la meseta de Gizeh «Estas dos pirámides están construidas una junto a la otra, sobre un mismo plano. Más lejos, y en un punto más elevado de la montaña se halla la tercera pirámide.» Los resultados tan evidentes puestos de manifiesto, han de servir para desarrollar esa hipótesis, en el sentido de que la pirámide de Kefrén pudo haber sido diseñada partiendo de las medidas y de la posición relativa que tenía en la meseta de Gizeh la pirámide de Keops, y su diseño se habría obtenido con la relación geométrica de dos circunferencias. Para documentar gráficamente esta hipótesis, basta con utilizar una fotografía cenital de la meseta de Gizeh, y dibujar sobre las dos pirámides sus esquemas. El plano de la meseta señala con todo detalle cual es la posición relativa de ambas pirámides, la de Keops a la derecha y la de Kefrén a la izquierda. Los ejes de sus diagonales están en la misma orientación, y la distancia entre sus ubicaciones es aproximadamente la mitad de la diagonal de la base de la pirámide de Keops.

Los esquemas sobre las dos pirámides

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Utilizando únicamente un compás y una regla sin graduar, es posible trazar un dibujo con los esquemas de las dos pirámides, lo cual significaría una representación geométrica del problema de la cuadratura del círculo, ya que contendría un círculo y un cuadrado con la misma superficie. El enunciado de ese problema sería así: Partiendo de una circunferencia trazada al azar, se han de configurar los planos de dos pirámides que tengan, en proporción y a escala, las mismas medidas y ángulos que las dos pirámides de Gizeh. Un dibujo de esas características, únicamente podría lograrse conociendo algunas referencias que permitan relacionar los esquemas de ambas pirámides, de forma que una vez trazado el de la primera, poder obtener el de la segunda, de forma sucesiva y consecuente. Una de esas referencias, entre otras que pudieran existir, se encuentra en la propia meseta de Gizeh. Concretamente en la disposición o ubicación real y relativa de ambas pirámides. Dicha circunstancia significaría que las dos pirámides fueron construidas en posiciones y distancias específicas, la una respecto de la otra, intencionadamente y con ese propósito específico. Brevemente describimos esas referencias. En primer lugar, verificamos que las diagonales de ambas pirámides tienen la misma orientación, aproximadamente, respecto a un mismo eje. Seguidamente, con un compás, situamos un extremo sobre el vértice inferior izquierdo de la base de la pirámide de Keops, y con radio igual a la mitad de la diagonal, se traza una circunferencia y verificamos que corta el citado eje casi en el vértice contiguo de la base de la pirámide de Kefrén. Con estas dos referencias, el eje y la distancia que las separa, partiendo del esquema de la pirámide de Keops, se puede obtener el de la pirámide de Kefrén. (El trazado completo, paso a paso, está detallado en la publicación El hombre de Vitruvio. Página 182).

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Una vez concluido el dibujo de los dos esquemas, se imprimen en una cartulina, se recortan los contornos de las figuras, se pegan las caras y las bases, y se obtienen las maquetas de las dos pirámides, cuyas medidas, las bases, las alturas, las caras, los ángulos, la inclinación de las pendientes, etc. son en proporción y a la escala correspondiente, idénticas a las dos pirámides de Gizeh.

Maquetas de las dos pirámides

Lo más sugerente de las dos maquetas junto con sus esquemas es que reflejan la cuadratura del círculo, tal como la concibieron o diseñaron, supuestamente, los constructores de las dos pirámides. Comentar que los esquemas han sido dibujados con un ordenador, pero se puede afirmar con seguridad que los dibujos se pueden realizar manualmente, utilizando sólo un compás y una regla sin graduar.

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¿Un enigma o una casualidad? Resultará sorprendente, casi increíble, que de un dibujo iniciado a partir de una circunferencia de radio muy concreto (301,61), se obtengan las maquetas de las dos pirámides de Gizeh, cuyas medidas y proporciones, que en apariencia son muy similares, y que en realidad difieren en todas sus líneas, ángulos y pendientes.

La representación a escala en dos circunferencias, de los esquemas de las dos pirámides con sus medidas exactas, es lo que permite desvelar ese ‘secreto’, las dos figuras geométricas, un círculo y un cuadrado que tienen igual superficie, y que conforman la base de ese problema tan conocido desde la antigüedad. Se escapa el propósito o la intencionalidad por el que los constructores egipcios realizaron la construcción de la segunda pirámide con unas proporciones y medidas que surgen de las de la Gran Pirámide. Un acontecimiento arquitectónico de tal envergadura tuvo que estar basado en razones muy poderosas, ya que, como hemos podido comprobar, la relación de medidas de las dos pirámides es tan evidente, que significaría un proyecto faraónico, como es la construcción de una enorme pirámide, del que uno de sus objetivos primordiales sería la representación geométrica de la cuadratura del círculo. Constituiría un argumento incuestionable de dicha representación, el hecho de que siendo las medidas de las dos pirámides totalmente diferentes en sus líneas y en

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sus ángulos, a partir de una circunferencia y siguiendo los modelos de sus dos esquemas correspondientes, sea posible obtener dos maquetas que se ajustan a escala, a las medidas y proporciones de las pirámides originales. Esta circunstancia tan sorprendente puede ser fruto de una simple casualidad, o puede significar la existencia de un enigma, un conocimiento ocultado por los egipcios, cuya explicación solo podría ser conocida mediante esa extraordinaria y desconocida relación entre las medidas y las proporciones con las que fueron construidas las dos pirámides, al menos la segunda, cuyo significado real podría ser que sus medidas estuvieran vinculadas entre sí con una intencionalidad manifiesta de representar en esos dos enormes monumentos en piedra, el problema de la cuadratura del círculo, y quizás también, que en esa representación arquitectónica podría estar la solución de ese problema. Podría significar la existencia de una vinculación expresamente intencionada entre las medidas de las dos pirámides, o podría ser una extraña e incomprensible casualidad. De resultar un enigma o un secreto oculto, realizado con el propósito indicado, estaríamos ante uno más de tantos y tan extraordinarios misterios que rodean la cultura del antiguo pueblo egipcio, a las pirámides, y especialmente a la Gran Pirámide. Es conocido el hecho de que en los templos y las construcciones, los egipcios reflejaron expresamente todos sus conocimientos. Precisamente, todo cuanto rodea a la Gran Pirámide aparenta ser un misterio, con infinidad de enigmas, incógnitas y preguntas que esperan respuestas creíbles. Numerosas hipótesis y teorías intentan dar explicaciones a todos esos misterios, aunque tras cada uno de ellos quizás solo se encuentran acciones específicas y sencillas que realizaron los antepasados egipcios, personas que poseían conocimientos extraordinarios para realizar esas obras colosales y geniales, faraónicas, de las que, eso sí, todavía se desconocen los procedimientos y técnicas que utilizaron.

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La coincidencia matemática de los cálculos que se desprenden de la comparación de las medidas obtenidas con los esquemas o planos de estas dos pirámides, reflejarían lo que es sobradamente conocido, y es que sus constructores tenían unos conocimientos extraordinarios en ciencias como la Geometría y la Arquitectura, aunque cueste creer que en lo referido a la cuadratura, quisieran dejar una constancia tan magnificada, oculta y secreta, acerca del conocimiento que tuvieran del mismo; es como si hubieran actuado con la seguridad absoluta de que nunca nadie lograría descubrirlo, o que nadie llegaría a comprender esta extraña relación que parece existir entre las medidas de ambas pirámides. Los sacerdotes y maestros egipcios destacaron por sus amplios conocimientos en Arquitectura y Geometría, y por la construcción de faraónicas obras en piedra; ellos fueron los autores del enunciado del curioso problema y conocedores de su solución, cuyo secreto ocultaron en las medidas de las dos pirámides de Gizeh. Un ‘secreto’, el de la cuadratura del círculo, muy bien guardado en las Dos Pirámides de Gizeh, exactamente en sus esquemas, que ponen de manifiesto la relación evidente en las medidas y proporciones, y que significaría la constatación del origen de este milenario problema. Otra teoría que puede plantearse como consecuencia de estas deducciones, y que no sería muy aventurada, es creer que Leonardo da Vinci y personajes destacados del mundo de la ciencia en épocas pasadas, pudieron haber tenido acceso a documentos antiguos que reflejaran esos conocimientos de los maestros constructores egipcios, si tenemos en cuenta la similitud que parece existir entre el trazado de las figuras geométricas del dibujo ‘El Hombre de Vitruvio’ y el trazado con el que se obtiene el esquema de la pirámide de Kefrén, y de varias pirámides más en Egipto con esas mismas proporciones o similares. Las fases del trazado del dibujo permiten comprobar cómo Leonardo ocultó un “secreto”, un método, es decir un sistema o una vía con cuyo conocimiento hace posible

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comprender cómo dibujar el cuadrado para encontrar la solución del mencionado problema. Consecuentemente, contraponiendo ese método con el utilizado para dibujar los esquemas o maquetas de las dos pirámides se llega a la conclusión de que existen por lo menos dos métodos diferentes que se pueden seguir para buscar y encontrar la solución de la cuadratura, y que los dos modelos de los que se pueden deducir esos dos métodos, el dibujo de El Hombre de Vitruvio y los esquemas de las dos pirámides de Gizeh, presentan unas similitudes sorprendentemente coincidentes, pues en la realización de ambos dibujos se requiere la utilización de referencias semejantes, como son dos círculos, dos cuadrados, y una seria de marcas intermedias que se toman y se trasladan con el compás. Con el ‘método de Leonardo’ se deduce que el trazado del cuadrado consiste en dibujar la línea del primero de sus lados, entre un punto que es el vértice de uno de sus ejes o diámetros hasta el perímetro del círculo, utilizando un segundo punto de referencia que, con el compás y la regla, ha de localizarse oportunamente.

Esquema del ‘método de Leonardo’

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Con el ‘método de las dos pirámides’ se deduce que el trazado del cuadrado será el inscrito en un círculo de referencia que ha de localizarse oportunamente a partir del esquema de la pirámide de Kefrén.

Esquema del ‘método de las dos pirámides’

El dibujo de Leonardo da Vinci y el esquema de las dos pirámides de Gizeh son representaciones magistrales que guardan muy bien un secreto en clave de geometría de un problema que ha suscitado el interés y la intriga de los hombres de ciencia durante varios miles de años.

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Una línea ficticia aparece como un vínculo o un nexo de relación a través de los tiempos, que converge en las dos pirámides de Gizeh, en la catedral gótica de Chartres, en el dibujo de Leonardo da Vinci... y en los templarios. «Las estructuras octogonales del Temple contenían el espacio central de planta circular, con el que plasmaban los dos centros sagrados de Jerusalén, el octógono del Templo de la Roca y el círculo de la iglesia del Santo Sepulcro... El símbolo de la iglesia octogonal proviene del Centro Sagrado Invisible: el punto central ocupado por la roca sagrada de Jerusalén, el centro del mundo para el sincretismo hebreo e islámico, que los templarios acatan e incorporan en sus ceremonias. En esta arquitectura iniciática se plasma el universo: del centro sagrado circular se pasa al cuadrado a través del octógono, que simboliza la unión de lo celeste y lo terrenal, la perfección divina.» Círculo, octógono, cuadrado... idénticas proporciones geométricas que las del esquema de la Gran Pirámide. Un vínculo que señala hacia el pasado, hacia aquella extraordinaria civilización en la que concurren el mayor número de misterios y enigmas de toda la antigüedad, entre los que buscar indicios o pequeños detalles, que por su relevancia pueden servir para configurar nuevas opciones, otras posibilidades que serán como minúsculos focos de luz que iluminen nuevas vías hacia secretos que están muy bien guardados, conocimientos que todavía esperan ser explicados o comprendidos.

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II LAS DOS PIRÁMIDES DE GIZEH

La civilización de los antiguos egipcios ha causado siempre gran fascinación a cuantos visitantes pasearon entre las grandes construcciones en piedra, a lo largo y ancho de todo Egipto, y también a todos aquellos que se adentraron en la lectura de libros que tratan sobre dicha civilización. Los libros, documentos y las informaciones que tratan acerca de su historia, su cultura y sus obras arquitectónicas son innumerables, pero todos ellos tienen un punto de referencia común, y es que ponen de relieve la existencia de misterios y enigmas por todas partes. El objetivo y la razón de entrar en un tema tan complejo e inmenso como este, será precisamente porque encierra numerosos secretos ‘muy bien guardados’, de los que recogeremos algunos detalles o aspectos relacionados con esos misterios que se suscitan, destacando los datos que pueden ser de gran utilidad, especialmente aquellos que relacionan esos monumentos en piedra, las pirámides, por sus supuestas propiedades físicas, energéticas, por su influencia en elementos de la naturaleza, en definitiva por las interacciones que al parecer se producen con lo que son conocidas como ‘energías naturales’.

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Precisamente, uno de los enigmas que durante siglos causó y sigue causando fascinación entre los hombres de ciencia que se han dedicado al estudio arqueológico de la civilización egipcia, está originado en el repentino y sorpresivo desarrollo de la vida cultural y conocimientos científicos que alcanzaron en tan solo unos pocos lustros, especialmente en aspectos tecnológicos y arquitectónicos. Los historiadores, arqueólogos y filósofos no pudieron imaginar cuál pudo ser la causa por la que los antiguos egipcios representan un fenómeno de la evolución humana completamente diferente al resto de pueblos que poblaron el planeta en épocas remotas. En otras culturas y civilizaciones del pasado se advierte un desarrollo lento, escalonado y sucesivo, desde los niveles más primitivos hasta el florecimiento y apogeo de sus respectivos estilos culturales y arquitectónicos. Con los antiguos egipcios, al parecer no ocurrió de igual manera, tal como lo muestran los imponentes restos arqueológicos de aquella época, muchos de los cuales permanecen todavía hoy con todo su esplendor. La tierra de los faraones resultó ser un caso diferente, único, pues hace unos ocho mil años, por las tierras regadas por el Nilo se encontraban algunas tribus dispersas, con un nivel de vida y cultura bastante pobres. Poseían tan sólo herramientas rudimentarias, cerámica tosca y modestas construcciones de adobe y sin embargo, en el transcurso de unos dos siglos floreció una sorprendente civilización, pues comenzaron a construir grandes ciudades, suntuosos templos, monumentos en piedra, con formas, estructuras y decoraciones notables, hasta alcanzar en relativamente tan poco tiempo una asombrosa perfección, representada especialmente en las pirámides, construidas con enormes y pesados bloques de piedra, lo que supone una demostración del adelanto tecnológico que todavía sigue causando la sorpresa y la admiración de sabios y hombres de ciencia que hayan visitado las tierras de Egipto. Desde los antiguos filósofos griegos, los romanos, los árabes, hasta los más famosos y destacados arqueólogos,

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egiptólogos, científicos, escritores, alquimistas, incluso emperadores, todos quedaron fascinados por la ciencia de los antiguos egipcios, y a lo largo de siglos han tratado de desentrañar los numerosos misterios que rodean el antiguo Egipto, de los cuales, los más profundos secretos se esconden en las enormes y silenciosas pirámides. Las pirámides de Egipto, y en especial las dos pirámides de la meseta de Gizeh, son construcciones que impresionan, semejantes a grandes montañas artificiales que fueron diseñadas por maestros arquitectos de un mundo perdido que acaso pretendían desafiar al tiempo, y porque quizás, según algunas leyendas muy extendidas que llegan a afirmar que contienen en su interior algunos de los secretos del Universo. Unas piedras milenarias que a lo largo de los siglos han sorprendido y suscitado gran admiración entre quienes las visitaron y han generado multitud de teorías y opiniones diferentes, debido a esos numerosos enigmas y misterios que parecen encerrar, secretos de unas ciencias que, en parte todavía hoy permanecen ocultas, después de tantos miles de años, y quizás, el mayor secreto de todos sea el hecho de que se desconocen los motivos o los objetivos por o para las que fueron construidas. No se tiene certeza absoluta sobre su finalidad, si fueron monumentos funerarios, tumbas o templos iniciáticos. Siguen causando numerosas dudas y siendo objeto de multitud de hipótesis y teorías, aunque esos secretos en el fondo podrían resultar simples y naturales, porque podrían tratarse de conocimientos de la física de la naturaleza que quedaron olvidados en el pasado, debido a que aquellos que los descubrieron los consideraron sobrenaturales o sagrados, y los ocultaron lejos del alcance de los profanos. «Existieron, antes de la Historia, hombres que poseyeron una ciencia suma, principalmente en lo que concierne a la Naturaleza, la Tierra, el cielo y el hombre.»

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Las pirámides siempre fueron motivo de controversia y admiración, especialmente por la posibilidad de que estas estructuras geométricas representen algún tipo de fuerzas, energías desconocidas o relacionadas con formas de generar, recoger o transmitir las energías telúricas, aunque para algunos estudiosos sobre el origen de las religiones, la forma de las pirámides “imitarían a la llama del ‘fuego’, un elemento considerado como el origen solar de muchas religiones arcaicas”. En la meseta de Gizeh hay tres pirámides y una gran esfinge. Según algunas tradiciones, la Gran Pirámide de Keops encierra misterios y propiedades que estarían relacionados con el mundo de lo material, simbolizando las fuerzas de la Naturaleza. La Pirámide de Kefrén sería una representación del Hombre, el mundo de lo humano, y simbolizaría el movimiento. La Pirámide de Micerinos, representaría el mundo Divino, un símbolo de lo Eterno. Y la Gran Esfinge... ¿Qué representaría? ¿Cuál es el enigma que simboliza? Haremos una breve incursión en esos secretos tan bien guardados para mostrar que interpretaciones se dan o los significados que se atribuyen a estas portentosas y antiquísimas construcciones, a partir de diversos puntos de vista, opiniones de arqueólogos, expertos y diversos autores que las estudiaron. Una de las grandes dudas que suscitan este tipo de monumentos es considerar que fueron construidos como tumbas para los faraones, ya que por lo general se encuentran en un complejo funerario, en un cementerio rodeadas de multitud de pequeñas tumbas, si bien la circunstancia de existir enterramientos cercanos podría ser considerada a la inversa, es decir, que los ciudadanos egipcios de las clases más bajas quisieron enterrarse al lado de los grandes monumentos sagrados. En el interior de las pirámides no han encontrado enterramientos, ni momias de faraones, ni tesoros, aunque por ejemplo, en la Gran Pirámide se encuentra todavía un sarcófago, pero cuya finalidad podría haber sido distinta a la de contener

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en su interior la momia de un faraón. Hay quienes lo consideran un receptáculo muy bien tallado, de cuya capacidad se facilita el conocimiento de algunas verdades científicas, como la densidad de la Tierra y su peso. Si bien, como veremos más adelante, esas apreciaciones no tendrían ningún significado si el destino real de esas pirámides hubiera sido el de servir de tumba eterna para los faraones. Dados los conocimientos arquitectónicos que poseían los sacerdotes y los constructores egipcios, no hubiera representado para ellos ninguna dificultad el poder ocultar para siempre estancias funerarias reales, ya que si las pirámides se construían desde dentro y dado que los faraones solían morir con mucha antelación a que la pirámide estuviera completamente terminada, una vez enterrados sería muy sencillo sellar por completo los accesos y los pasillos que conducirían a las estancias, haciendo imposible el acceso a las mismas, a menos que se desmontaran las pirámides por completo, bloque a bloque. Una circunstancia que hubiera ocurrido con gran probabilidad si profanadores de tumbas, conquistadores, persas, romanos, árabes, franceses, etc., hubieran tenido la completa seguridad de la existencia de esas estancias en su interior, en las que se encontrarían los inmensos tesoros que auguraban todas las leyendas. Pero tal cosa no ocurrió, por fortuna para la ciencia y la egiptología, pero eso motivó que se abrieran grandes interrogantes, cuyas respuestas son inciertas y variadas, y las dudas que suscitaron perduran en la actualidad. Porque, si no fueron tumbas... ¿qué fueron? Y si no fueron tumbas... ¿para qué se construyeron? ¿Por qué las pirámides fueron consideradas templos? ¿Por qué hay pirámides cercanas a necrópolis? ¿Por qué hay pirámides de algunas culturas que sí fueron tumbas, o contuvieron enterramientos? ¿Por qué adoptaron la forma piramidal para unas construcciones tan descomunales? ¿Por qué otras en culturas que florecieron con posterioridad únicamente se construyeron templos?

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¿Por qué por todas partes del mundo se encuentran pirámides de diferentes formas y tamaños, en numerosos países, de diferentes culturas y civilizaciones, en épocas distintas y con creencias religiosas tan variadas? El cronista árabe Al-Maqrizi (1360-1442) citando lo dicho por otros historiadores antes que él, acerca de las pirámides de de Gizeh, relata: «Las tres mayores son las que todavía quedan en pie, frente a Masr. No hay acuerdo sobre la época de su construcción, ni sobre los que las edificaron, ni sobre los motivos de su erección. Acerca de este tema corren muchas leyendas que se contradicen, la mayor parte de las cuales carecen de fundamento.» Demasiadas incógnitas y muchas más que siguen esperando respuestas satisfactorias. Veamos algunas de las numerosas pirámides que se encuentran por todo el mundo, con breves comentarios acerca de las diversas finalidades que se les atribuyen.

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Pirámides por todo el mundo Quizás los aspectos por los que las pirámides llaman más poderosamente la atención sean por su forma y por su enorme tamaño. Y también por el hecho de que estas portentosas obras constituyen un fenómeno extendido por todas partes del mundo, y en unas épocas en que los seres humanos vivían en chozas construidas con ladrillos de barro y paja. Aunque las pirámides de Egipto son las más famosas y conocidas en el mundo, es un fenómeno que intrigante desata la imaginación porque forma parte de tantos y tantos misterios de los antiguos, como es la existencia de innumerables pirámides en muchos países de varios continentes, con diversidad en sus formas y tamaños, edificadas desde hace varios miles de años por diferentes culturas y civilizaciones, aunque con el tiempo, por el transcurso de las sucesivas generaciones fueron cayendo en el olvido las motivaciones que tuvieron los que las edificaron, y sobre todo porque se desconoce para qué sirvieron o qué finalidades les dieron. Durante milenios se desarrollaron gran diversidad de civilizaciones de las que en asuntos de arquitectura, unas lograron sobresalir mucho más que otras, aunque solo en determinadas culturas se construyeron pirámides, como la de los egipcios, los mayas, los aztecas, o los chinos. Un tema bien conocido y estudiado, abierto a teorías, especulaciones y fantasías, las pirámides están presentes como una forma arquitectónica de antiguas civilizaciones en países diversos y distantes del planeta: Egipto, Sudán, México, Guatemala, Perú, Mesopotamia, India, Siberia, China... culturas totalmente ajenas entre sí y separadas no solo por enormes distancias geográficas, sino también por periodos de tiempo milenarios. En América, enormes construcciones piramidales de mayas, aztecas, moches y otras culturas se extienden por el norte, el centro y el sur del continente americano, de existencia supuestamente desconocida por los europeos, africanos y asiáticos hasta

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hace cinco siglos, cuando fue ‘oficialmente’ descubierto. Aquellas civilizaciones construyeron diferentes clases de pirámides, con usos y justificaciones específicas de cada cultura, que fueron desde monumentos funerarios hasta templos; unas estuvieron recubiertas de superficies lisas, otras escalonadas, otras con rampas, otras truncadas en sus cúspides, etc… pero todas coincidieron en reproducir esa misma forma geométrica piramidal. Algunos arquitectos y arqueólogos coinciden al dar una explicación de por qué la pirámide era una forma tan común en la construcción en la antigüedad: la pirámide sería una forma arquitectónica muy estable que se puede construir sin necesidad de argamasa, ya que el peso de cada hilera de piedras se distribuye de forma uniforme sobre la hilera anterior. Para una civilización primitiva esa sería la forma más fácil de elevar una edificación grande y majestuosa que no se viniera abajo fácilmente. Una explicación que puede ser válida para algunas mastabas funerarias o pirámides muy simples y toscas, pero parece demasiado simple para ser considerada, si se toma como referencia la Gran Pirámide, en la que hay cámaras, rampas y galerías en su interior que requieren de complejas habilidades arquitectónicas que van más allá del simple esfuerzo de izar y colocar piedra sobre piedra, cuando se tratan de enormes y pesados bloques. En cualquier caso se induce a la gran duda de por qué adoptaron esta forma geométrica con tanta generalidad y cuando también esas culturas construían templos con bloques más ligeros y sustentados por columnas. ¿Acaso pretendían con la forma piramidal reproducir alguna estructura con especial significación mística, con poderes sagrados, o para generar fuerzas sobrenaturales? ¿Qué estructuras presentes en la naturaleza podrían haber imitado los antiguos constructores?

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¿Una montaña sagrada como la del Valle de los Reyes...?

¿Un mineral precioso como el diamante...?

¿Una estructura que simbolice vida o energía...?

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Pirámides en África «Una de las maravillas que hay en Egipto son las pirámides que han atraído la atención de gran número de escritores que consignaron en sus obras la descripción de estos monumentos. Las hay en gran número, y están todas situadas en el mismo lado del río Nilo, en la misma línea que la capital y en un espacio que recorre todo el país. Entre ellas las hay grandes y pequeñas; algunas están construidas de tierra y ladrillos; la mayor parte son de piedra; unas están formadas por escalones o gradas, pero casi todas tienen una forma piramidal exacta, con superficies lisas.»

Pirámide escalonada de Zoser

La primera gran pirámide que se construyó, de la que sí se conocen esos datos fue la tumba o cenotafio del faraón Zoser, de la III Dinastía, sobre el año 2650 a. C. Denominada antiguamente como ‘la más Sagrada’, se conoce actualmente como ‘pirámide escalonada’ y según Manetón fue edificada por Imhotep, el primer arquitecto de la historia. «Imhotep, sacerdote, médico, astrónomo y arquitecto, fue el artífice e inspirador de la pirámide de Zoser. Antes que él fueron las enigmáticas pirámides de Gizeh, cuya autoría constituye todavía hoy un misterio, y después...

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la mediocridad. Pero, entre una y las otras, tuvo lugar el descubrimiento de una técnica secreta, el ‘ablandamiento de piedras’ que dio lugar a uno de los misterios más insondables sobre la edificación de estos monumentos. Los textos jeroglíficos que figuran en la conocida como ‘Estela Química de Jnum’, relatan las fórmulas dadas por el dios ‘Jnum, el que modela’ al faraón Zoser a través de sueños, con el fin de que éste pudiera fabricar piedras artificiales con las que alzar su sagrado monumento»

Pirámide acodada en Dashur

La pirámide acodada o romboidal fue construida por orden del faraón Snefru, en Dashur. Se piensa que su particular forma fue una tentativa fallida de pirámide de caras lisas, última fase en la evolución de las pirámides egipcias. Posee numerosas particularidades y se asemeja en muchos puntos a la pirámide erigida por el hijo y sucesor de Snefru, Jufu (Keops). Tiene dos entradas, una de las cuales está situada sobre la fachada septentrional, hecho único en el Imperio Antiguo, y conserva aún la mayor parte de su recubrimiento, lo que la convierte en una de las pirámides mejor conservadas de todo Egipto, y lo que hizo que fuese conocida como ‘Aquella que brilla al sol’. El complejo funerario que la rodea, revela vestigios de un imponente templo cuya rica ornamentación lo distingue de otros monumentos de la Cuarta Dinastía. La

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original forma de la pirámide acodada es extraordinaria y representa una forma piramidal de transición, mientras que la pirámide Roja es la primera pirámide clásica de caras triangulares.

Pirámide Roja en Dashur

La pirámide Roja es la tercera de las pirámides cuya construcción se atribuye al faraón Snefru. Representa la primera tentativa de pirámide de caras lisas y fue la construcción más alta de la época en que fue construida. Estaba originalmente recubierta con piedra caliza blanca, pero solo algunas de esas losas permanecen aun en una esquina de la base de la pirámide, debido a que durante años la piedra caliza fue usada para edificios de El Cairo, dejando a la vista el granito rojizo de su estructura. No se encontró ningún sarcófago en el interior de ninguna de sus cámaras. El yacimiento arqueológico más importante de Egipto y posiblemente el más célebre del mundo se encuentra en la meseta de Gizeh, lugar donde hace unos 5.000 años se erigieron las tres grandes pirámides de la IV Dinastía: La Gran Pirámide de Keops, la de Kefrén y la de Micerinos. Las tres pirámides formaban parte de amplios complejos funerarios, con templos, tumbas, y pirámides menores. Al este de la pirámide de Keops se construyeron las denominadas pirámides de las reinas, de casi 50 metros

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de lado y 30 de altura, para servir de tumbas a su madre y sus esposas. Existen otros tipos de sepulturas más en dicho complejo funerario, como las mastabas e hipogeos destinados a varios miembros de las familias reinantes, altos dignatarios o sacerdotes.

Pirámides de la meseta de Gizeh

«La posición social de un faraón, considerado casi un dios en la tierra, se reflejaba en su tumba.Desde tiempos inmemoriales, la pirámide representaba el amanecer y la resurrección, y la gente creía que una tumba de estas dimensiones ofrecería al rey muerto más posibilidad de resurrección. La pirámide era vista como una escalera al cielo, permitiendo al alma del rey muerto viajar y unirse con los dioses en el cielo. Durante las horas de la noche, el rey, tomando la forma de Osiris, dios de la vida futura y de la resurrección, bajaba en la barca de Ra, dios del Sol y, estrechamente unido a este dios, navegaba en la oscuridad.» Destacan por sus especiales características las dos grandes pirámides de Gizeh, y en los capítulos siguientes se desarrollarán los aspectos más significativos, así como sobre la monumental y enigmática escultura que parece presidir todo el complejo: La Gran Esfinge. Al Sur de Egipto, hay muchas más pirámides de otro estilo, las nubias, diferentes y mucho más pequeñas que las egipcias y más empinadas. Los reyes nubios, que realmente se hacían enterrar en tumbas piramidales eran

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sepultados de manera diferente, sobre un lecho en lugar de un sarcófago y conjuntamente con sus súbditos. «Al igual que los egipcios, los nubios creían en una vida después de la muerte. Pensaban en ella como una continuación de la vida en la tierra. Para ellos, la vida futura se asemejaba a ésta, y construían sepulcros enormes como un hogar para los muertos.»

Pirámides nubias de Menroe

Pirámides en América Las pirámides que se encuentran en Centroamérica siguen constituyendo un misterio insondable, ya que los actuales investigadores están considerando que son más antiguas de lo que hasta ahora se creía, llegando incluso a atribuirles antigüedades de hasta ocho milenios. Existen notables diferencias respecto a las pirámides egipcias, destacando primordialmente la forma ‘truncada’ que presentan en las cúspides, los materiales utilizados, fundamentalmente adobes y ladrillos cocidos, y por las escalinatas por las que se accede hasta las cúspides, las cuales nos dan una idea más concreta sobre su función principal, como templos más que como monumentos funerarios, y por último también por sus medidas, mucho más pequeñas, sobre todo en la altura.

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Las diferentes civilizaciones que poblaron las tierras de ese continente, edificaron pirámides con estructuras diferentes y diversos usos. Las pirámides aztecas, por ejemplo, eran enormes templos donde se ejecutaban complejos rituales, ceremonias y sacrificios de adoración a diversas deidades; las pirámides incas eran residencia o morada de algún tipo de deidad, aunque muchas de ellas se cumplían además funciones funerarias. Las pirámides mayas también cumplían funciones muy similares.

Pirámide azteca del Sol

La pirámide del Sol, en Teotihuacán, México, es la más imponente de Mesoamérica, «un posible indicador geodésico y astronómico para colocar al hombre en el espacio y el tiempo y para ajustarlo al Cosmos, ya que la leyenda dice que era un lugar donde los hombres se hacían dioses.» Sus medidas son de 225 metros de base y 63 metros de altura. Es la representación de un centro energético. Según algunas leyendas populares, supersticiones y creencias, se dice que estando en la cúspide, de pie en el centro de la plataforma, si se pide un deseo, éste seguramente se cumplirá; también es el lugar apropiado para recibir ‘energía cósmica’; incluso hay padres que llevan a sus niños en brazos hasta la cúspide para presentarlos al cosmos.

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Uno de los enigmas que rodean a la pirámide del Sol lo constituye un hallazgo realizado por un arqueólogo, cuando se realizaban trabajos de desescombro en ese monumento, y fue la existencia bajo la pirámide de una misteriosa caverna, y de una complicada red de cámaras subterráneas, pasajes y conductos de drenaje. Algunas de esas cámaras contenían una ancha y gruesa capa de mica laminada que cubría una gran superficie, de la cual no se sabe qué finalidad tenía. También se halló cerca de allí un templo en el que existe un trozo de suelo cubierto con hojas de mica. «La mica es un material resistente a la electricidad y tiene propiedades naturales de aislamiento, que la hacen resistente al agua, al calor y a la electricidad, y se la consideraba un apreciado aislante eléctrico y térmico que sólo fundía a temperaturas superiores a los 1.100 grados centígrados. Un material demasiado raro para el lugar, del que los expertos han determinado que su procedencia se encuentra en Brasil, a 2.000 millas de distancia. Por alguna oscura razón los arquitectos de Teotihuacán la colocaron allá hacia el siglo II a. C.» ¿Qué finalidad tendrían esos recubrimientos de un material tan específico y raro como es la mica?

Pirámide azteca de la Luna

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La Pirámide de la Luna, también en Teotihuacán, cubre una estructura más antigua y tenía ya ese perfil desde la etapa anterior al año 200 d. C. Entre 200 y 450 d. C., se le añadió la estructura de cuatro cuerpos taludtablero frente a la escalinata que da a la Calzada de los Muertos. Dicha estructura tenía una plataforma en la parte superior que sirvió para realizar ceremonias en honor de Chalchiutlicue, una de las figuras femeninas más importantes vinculada al ‘líquido’ en la cultura mesoamericana, conocida como la diosa de los océanos, los lagos, y todas las corrientes de agua, relacionada con la Luna, a quien se le dedicó el templo superior y cuya escultura fue hallada al pie de la pirámide.

Pirámide maya de Kukulkán

La pirámide maya de Kukulkán, en la península de Yucatán, México, es la principal estructura de Chichén Itzá, y representa un centro astronómico, en el que se muestran los profundos conocimientos que los mayas poseían en ciencias como las matemáticas, geometría, acústica y astronomía. Al ser una sociedad inicialmente agrícola, los mayas observaron con detenimiento el comportamiento de las estaciones, las variaciones de las trayectorias del Sol y las estrellas, y combinando sus conocimientos, lograron registrarlos en la construcción del templo dedicado a su dios Kukulkán.

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Según las crónicas mayas, Kukulkán, al igual que Quetzalcóatl, es el conquistador que llegó a Yucatán por el mar desde el oeste, hacia finales del siglo XI, y se convirtió en caudillo y fundador de su civilización. De la fusión de los dos mitos, Kukulkán aparece como el señor del viento y de la lluvia, porque rige y gobierna la nave que le condujo a Yucatán y al pueblo que fundó.

Pirámide del Gran Jaguar

La pirámide del Gran Jaguar, en Guatemala es un templo funerario-ceremonial construido hacia el 700 d.C. por la civilización maya, siendo la principal construcción de la ciudad de Tikal, la más grande del período maya clásico-tardío, situada en una región de Guatemala. Tikal es uno de los mayores yacimientos arqueológicos y centros urbanos de la civilización maya precolombina, un complejo en el que se encuentran tumbas, templos, palacios y monumentos. «El nombre de Tikal puede ser una derivación de las palabras ‘ti ak'al’ que en el idioma maya significa "en el pozo del agua". Aparentemente ese nombre fue aplicado por cazadores y viajeros de la región y se refería a una de las antiguas reservas de agua del sitio.»

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Pirámides en la India «Los templos en la India tienen una estructura triangular, sin llegar a ser pirámides propiamente dichas, pero la forma de triángulos como figuras geométricas son utilizadas con diversos fines, en especial con el objetivo aparente de que sirve para atraer o concentrar la energía vital del universo, el prana, en esas imágenes.»

Templos de Prambanan

El complejo de Prambanan, en la India, está compuesto por 240 templos dedicados al dios Shivá, con la típica arquitectura tradicional hindú, un modelo del universo con tres niveles que representan los tres reinos: el reino más bajo habitado por los mortales; el reino medio por los santos, y dioses menores, y el reino más alto y más sagrado, por los dioses. «Los distintos niveles o terrazas que componen los templos hindúes representan a los cuatro elementos de la naturaleza: tierra, el símbolo del nacimiento físico y la manifestación de la conciencia individual; agua, símbolo de la creación lunar y reflejo de la creación; el fuego, símbolo que desarrolla el ego del hombre; el aire, símbolo que da el equilibrio de la energía; más el éter, o símbolo que abre las puertas del conocimiento total.»

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Pirámides en China Tan solo en China hay casi ochocientas pirámides, especialmente en la región de Xi’an, algunas de las cuales superan en tamaño a la Gran Pirámide de Gizeh. Aún cuando realmente hace ya más de un siglo que existen indicios sobre la construcción de enormes pirámides en la China antigua, fue motivo de controversias debido a que tanto las autoridades como los arqueólogos de ese país, negaron la existencia de esas edificaciones. «Diversos exploradores dieron testimonio de las numerosas pirámides en el área de Xi’an, haciendo especial hincapié en una de ellas, una construcción colosal que alcanzaría los 300 metros de altitud y algo más de 500 metros de base.» Muy conocida es una historia referida por el piloto James Gaussman, según la cual durante un vuelo a la India a finales de la Segunda Guerra Mundial, tuvo que corregir su rumbo, sobrevolando un valle en el que observó una ‘gran pirámide blanca’ hecha de metal o de piedra, y que en su cima había una piedra pulida, como una gran joya, pero ninguna fuente digna de crédito dio evidencias de ello. Los científicos americanos que han estudiado la zona certifican que las alturas de 300 metros que se atribuían a estas pirámides (el doble que la de Keops) se habían exagerado, y que los montículos de esta zona son mucho más pequeños y que "las pirámides de esta Región de China están construidas con barro y arena y se parecen más a montículos que a las pirámides de Egipto". Relatos antiguos asignaban a la pirámide de Qin Shi Huang una altura de unos 150 m, pero actualmente se cree que esta altura era la originalmente proyectada, y que jamás llegó a alcanzarse debido a la paralización de las obras tras la muerte del emperador, a causa del coste económico de su construcción para las arcas del imperio, y a las revueltas sociales que se sucedieron.

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El emplazamiento de estas pirámides, a unos 60 km al suroeste de Xi'an, es un vasto complejo funerario de gran valor arqueológico, pero pocas pirámides han sido exploradas. En la actualidad resulta posible visionar la localización de varios grupos de pirámides de la región de Xi'an, a través Internet, con el programa Google Earth, en estas coordenadas: 34°20′18″N 34°23′53″N 34°21′42″N 34°22′37″N

108°34′12″E 108°42′46″E 108°38′27″E 108°41′06″E

Pirámide en Xi’An

Se estima que la mayoría de las 400 edificaciones se construyeron durante la dinastía del emperador Qin Shi Huang (260-210 a.C.) con el propósito de albergar cerca de su tumba los restos de los miembros de la corte imperial china para que le acompañaran en su descanso eterno. A pesar de la tiranía y crueldad de su mandato, Qin Shi Huang llevó a cabo importantes proyectos de construcción, como una versión primitiva de la Gran Muralla China o una extensa red de carreteras y canales que conectaban las provincias para acelerar el comercio y para facilitar los desplazamientos militares.

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A pesar de que la cámara funeraria del emperador nunca ha sido abierta, relatos antiguos mencionan que en el mausoleo, cuyas dimensiones podrían rondar los 50x80 metros, está representado el reino de China, con maquetas de sus palacios, estrellas en el cielo, y ríos y lagos recreados con mercurio. Recientes análisis del terreno han detectado elevadas concentraciones de este elemento, corroborando la veracidad de esta hipótesis. En la actualidad esa pirámide, así como otras construidas con posterioridad, aparecen como montículos recubiertos por vegetación. «El emperador estaba completamente obsesionado con alcanzar la inmortalidad, se hacía preparar bebedizos y pócimas que consumía con la esperanza de alargar su vida. Y esa misma búsqueda lo condujo a la muerte. Murió mientras se encontraba haciendo un viaje por la China oriental, en busca de las legendarias islas de los inmortales y el secreto de la vida eterna. Según se cuenta murió a causa de un brebaje que contenía demasiado mercurio.» La existencia de tantas pirámides repartidas por todo el mundo sería una circunstancia puramente anecdótica si se compara con el enorme influjo y la fascinación que siempre ha causado la Gran Pirámide de Gizeh, por los innumerables secretos y misterios que la rodean.

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¿Cómo se construyeron las pirámides? La forma en que fueron construidas las pirámides es uno de los misterios o enigmas que todavía permanecen sin una respuesta convincente, dando lugar a numerosas hipótesis y controversias. Especialmente, nos referiremos a la construcción de la Gran Pirámide, cuya perfección parece del todo imposible de estar al alcance para una cultura a la que se supone que tenía un escaso desarrollo tecnológico. Entre los aspectos que destacan por ser los más incomprensibles están la inexistencia de pavimentos o huellas de arrastre de los enormes bloques de granito, ni puntos de engarce para ser izados con grúas y con cuerdas. Además, en la colocación de los bloques utilizaron yeso de rápido fraguado en las juntas, lo que obligaba a situar cada bloque en su lugar con enorme precisión, ante la imposibilidad de volver a modificar su posición sin romperlo o dañarlo. Según el historiador griego Heródoto, «la Gran Pirámide de Keops se construyó de este modo: a manera de gradas, que algunos llaman adarves y otros zócalos. Hechos así el comienzo, levantaron las demás piedras con máquinas formadas de maderos cortos, que las alzaban desde el suelo hasta la primera hilera de las gradas; cuando subían hasta ella la piedra, era colocada en otra máquina levantada sobre la primera grada, y desde ésta era levantada hasta la segunda hilera por otra máquina. Porque había tantas máquinas como hileras de gradas, o bien porque la misma máquina, siendo una sola y fácilmente transportable, la irían llevando de grada en grada, cada vez que descargaban la piedra: demos las dos explicaciones exactamente como las dan ellos. La parte más alta de la pirámide fue labrada primero, después labraron lo que seguía y por último la parte que estribaba en el suelo y era la más baja de todas. En la pirámide está anotado con letras egipcias cuánto se gastó en rábanos, en cebollas y en ajos para los obreros; y si bien

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me acuerdo, al leerme el intérprete la inscripción, me dijo que la cuenta ascendía a mil setecientos talentos de plata. Y si esto es así ¿cuánto sin duda se habrá gastado en las herramientas con que trabajaban y en alimentos y vestidos para los obreros, ya que construyeron las obras durante el tiempo mencionado y además trabajaron otro tiempo, durante el cual tallaron y transportaron la piedra y labraron la excavación subterránea, en tiempo nada breve?» «Según los sacerdotes, estuvo el Egipto en el mejor orden y en gran prosperidad, pero durante el reinado del faraón Keops -Kufu-, precipitó a los egipcios a una total miseria. Primeramente, cerró todos los templos y les impidió ofrecer sacrificios; ordenó después que todos trabajasen para él. Los unos tenían orden de arrastrar piedras desde las canteras del monte Arábigo hasta el Nilo; después de transportadas las piedras por el río en barcas, mandó a los otros recibirlas y transportarlas hasta el monte que llaman Líbico. Trabajaban por bandas de cien mil hombres, cada una durante tres meses. El tiempo en el que penó el pueblo para construir la calzada para conducir las piedras fue de diez años; y la obra que hicieron es a mi parecer no muy inferior a la pirámide, pues tiene cinco estadios de largo (888 metros), diez brazas de ancho (18 m) y ocho brazas de alto (14 m) en su mayor altura, y está construida de piedra labrada y esculpida con figuras.» Existen muchos otros testimonios sobre la forma en que fue construida la Gran Pirámide, algunos de gran interés, como el del médico árabe Ali ben Raduán, quien escribió: «He reflexionado sobre la construcción de las pirámides, habiendo llegado a la conclusión de que fueron necesarios profundos conocimientos teóricos y prácticos de arquitectura y mecánica en las personas que trazaron el cuadrado de su base, tallaron las piedras machos y hembras y revocaron todo con yeso marino, de manera que consiguieron hacer crecer la construcción hasta un punto en el que será posible subir los grandes

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pesos. Al elevarse, la edificación si iba estrechando, y en cada hilera se ponía una piedra perfectamente ajustada, alternativamente macho o hembra, Se siguió así hasta un punto en el que no fue posible continuar; entonces se truncó la altura, y las aristas salientes, utilizadas para la subida de los materiales, fueron rebajadas, y al hacer esta operación sobre toda la superficie, obtuvieron un bloque liso que formaba la pirámide.» El escritor André Pochan que relata ese testimonio en el libro El enigma de la Gran Pirámide, añade una nota al pie con la siguiente aclaración: «Efectivamente, en los bloques de revestimiento que continúan en su lugar, en la segunda pirámide, se ven entalladuras que debían corresponder o bien a espigas talladas en el bloque que estaba inmediatamente debajo, o a otras entalladuras destinadas a recibir espigas metálicas que aseguraran la estabilidad del revestimiento.» «Su construcción no se hizo utilizando esclavos como se ha creído durante mucho tiempo, sino trabajadores altamente cualificados, con considerables conocimientos en geometría, estereotomía -el arte de cortar las piedras-, astronomía, etc. Por ello, es probable que no haya sido la construcción de la pirámide la causa del descrédito del reinado de Keops, sino las medidas administrativas y religiosas adoptadas por este faraón, que influyeron muy negativamente en la tradición egipcia posterior.» Otro de los aspectos que resulta incomprensible es el hecho de que nadie pueda decir cómo se iluminaron sus constructores en el interior, puesto que no se ha hallado ningún rastro de humo en los pasillos ni en las cámaras. Un extraño hecho que se hace extensible en la excavación de las tumbas y a la decoración interior en los templos por todo Egipto. Distintas teorías apuntan a la existencia necesaria de rampas para poder transportar los enormes bloques de piedras y materiales hasta alturas tan considerables. Pero la hipótesis de una gran rampa que llegara hasta la cúspide de la pirámide está descartada por la enorme

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longitud que debería haber tenido, y porque llevar a cabo una construcción de esa envergadura hubiera precisado ejecutar una estructura tan grande o mayor que la propia pirámide. La hipótesis más lógica parece que sería la existencia de rampas por el interior de la pirámide, con diferentes accesos externos, que al concluir la construcción serían convenientemente cegados y sellados, a través de los cuales pudieron ser introducidos y transportados todos los bloques de piedra y materiales necesarios, mediante ese tipo de rampas, por las que accederían primero hasta los niveles donde instalaron las diferentes cámaras y pasadizos, y que finalmente llegarían casi hasta la misma cúspide.

Posibles rampas por el interior de la pirámide

Desde esta óptica, las rampas internas quedarían siempre sustentadas sobre bases perfectamente sólidas, ya que la propia estructura ofrecería los planos de apoyo precisos, y ninguna de las rampas soportaría en falso más peso que cualquiera de las cámaras y pasadizos que se conocen en la Gran Pirámide. El esquema del recorrido de las rampas, visto sobre un plano, indica una similitud extraordinaria que tendría con el trazado de los míticos laberintos, ya que al igual que las rampas, por lo general parten del punto más exterior y terminan siempre en el centro. Dentro de la pirámide, sería como un laberinto cuadrangular y ascendente, cuyo inicio partiría desde la base y finalizaría cerca de la cúspide, y al igual que las

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caras de la pirámide, iría decreciendo progresivamente en el interior conforme va ascendiendo en altura. Entre las teorías más novedosas y originales se encuentra la expuesta recientemente por el arquitecto francés Jean-Pierre Houdin, según la cual, la Gran Pirámide fue construida por medio de rampas, situadas tanto en el exterior como en el interior del monumento. En ese sentido, Houdin sugiere que las piedras de la base se transportarían a través de una rampa exterior. «Al rebasar el primer tercio de la altura del edificio, para llegar hasta la cima se emplearía otra rampa interna de unos dos metros de ancho y con una inclinación del 7%. El diseño de esta rampa interna estaría condicionado por la ubicación de las salas del monumento y de los pasadizos que las unen. Por ella se transportaron las piedras de los dos últimos tercios de la pirámide, mucho menos pesadas que los enormes bloques de granito de hasta 50 toneladas que se encuentran, por ejemplo, en la cámara del Sarcófago.» «Un estudio de microgravimetría habría demostrado que, efectivamente, por el interior de la Gran Pirámide existen, trazos de una posible rampa interior. El único problema que reconoce Houdin en su teoría es el mismo que detectó el arqueólogo Mark Lehner: en las esquinas de 90 grados, la rampa tendría que haber sido más ancha para poder girar los bloques de piedra, de tal forma que los obreros pudieran empujarlos por la parte trasera. De lo contrario, los constructores tendrían que haber usado algún tipo de grúa. La propuesta de la rampa interior ha tenido muy buena acogida entre gran parte de expertos arqueólogos. Quizá nos encontremos ante una teoría que puede ofrecer respuestas lógicas a una de las grandes incógnitas de la egiptología. Aun así, todos parecen coincidir en que esta propuesta no es más que un primer paso, ya que aún son muchos los enigmas que quedan por resolver.» Si tal como se expone en esta teoría, las pirámides fueron construidas de esta forma y en ellas existen estas

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rampas internas, que hasta la fecha no han podido ser encontradas, no se debería descartar la posible existencia de cámaras o salas que también permanecen secretas en el interior de esas enormes estructuras de piedra.

Simulación térmica del interior de la pirámide

«Los resultados del estudio experimental revelarían que el aire contenido en una rampa interna provocaría una inversión térmica entre las diferentes alturas del monumento, por lo que la temperatura de la pirámide, en este caso, sería algo más fría en la parte superior que por la parte inferior, mientras que si la pirámide estuviera completamente cerrada en el interior, su parte superior sería más cálida. La evolución de la temperatura sobre la superficie de una pirámide ha de experimentar los mismos cambios de las temperaturas en función de la climatología que se da en las diferentes estaciones del año. Pero con una salvedad, y es que la evolución de la temperatura en la superficie de una pirámide, en realidad dependerá, aunque sea muy ligeramente, de lo que se halle debajo de la superficie, en particular si existen espacios vacíos.» Estas circunstancias pueden tener una significación especialmente interesante, ya que tanto en la superficie como por el interior de las pirámides se dan diferentes temperaturas y condiciones ambientales, debido al aire y la humedad contenida en los huecos y cámaras, lo que

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puede generar interacciones con las fuerzas físicas de la naturaleza, o con condiciones atmosféricas, causando las influencias que puedan ejercer sobre su entorno y que se atribuyen a estas formas geométricas piramidales. Estas circunstancias formarían parte de los secretos resortes que llevan a muchas personas a considerar las pirámides como ‘centrales de energía metafísica’ o incluso son consideradas como ‘fuentes de armonía, de equilibrio interno y de poder’. Acerca de esas posibles influencias o interacciones de las pirámides con su entorno geográfico o atmosférico, resultará de enorme interés conocer un relato que recoge íntegramente André Pochán, en el libro El enigma de la Gran Pirámide, sobre algunos fenómenos observados en las pirámides... «El 8 de enero de 1897, el Instituto Egipcio recibió una carta firmada por William Groff, que había sido redactada en los siguientes términos: "Hace aproximadamente dos semanas, tuve ocasión de pasar la noche en el desierto con nuestro vicepresidente, el doctor Abate Bajá; estábamos cerca de las pirámides de Gizeh; hacia las ocho de la tarde observamos una luz que parecía girar lentamente alrededor de la tercera pirámide, más o menos a la mitad de su altura; era como una pequeña llama, o mejor aún, como dijo un beduino, una estrella fugaz; me pareció que daba la impresión de rodear tres veces la pirámide, y después desapareció. Vigilé atentamente esta pirámide durante buena parte de la noche. Hacia las once, volví a ver otra luz; esta vez era de color azulado, pálida; ascendió lentamente, casi en línea recta, y al llegar a cierta altura por encima de la cúspide de la pirámide, desapareció, extinguiéndose. Aquella tarde y la noche que siguió, la atmósfera del desierto fue muy pura y la temperatura baja. Hacía muy poco viento; la luz zodiacal, de color blanquecino, era aún visible a las diez y media; se podía ver las estrellas de quinta magnitud. Por la mañana, con el primer rayo de sol, el disco que aparecía era de un color verde muy brillante. He pasado muchas noches en el desierto, cerca

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de las pirámides de Gizeh, y he visto alrededor de ellas luces, sin buscar al principio cuál era su origen. Luego fui prestando mayor atención al asunto e hice algunas averiguaciones, que al parecer dieron como resultado que estas luces no se ven con mucha frecuencia, sino tan solo algunas veces, unas cinco horas después de la puesta del Sol. Algunas averiguaciones y un estudio completamente provisional, me han hecho sospechar que son debidas a emanaciones procedentes del interior de la pirámide. El aire que sale del interior es más cálido que la atmósfera del desierto, lo que provocaría corrientes térmicas de aire que arrastrarían consigo esas emanaciones, que son o se vuelven luminosas. Esas luces fueron observadas en el pasado con más o menos frecuencia, y han creado ciertas leyendas y tradiciones.» La aparición de estas luces es un hecho constatado llegando incluso a fotografiarse. Los documentos gráficos no dejan lugar a las dudas. Egipto, y en especial las pirámides de Gizeh, guardan el secreto de unas luces que surcan la noche o que aparecen en cualquier sala de los templos para asombro de quienes las contemplan. Del testimonio de William Groff, se pueden plantear diversas hipótesis para tratar de justificar la presencia de esas extrañas luces. La energía piramidal, tan veraz como desconocida, podría ser la causante de esos fenómenos. Una de las conclusiones que más interesa considerar sobre la forma en que pudieron haber sido construidas las pirámides, en especial la Gran Pirámide, es el hecho de que no es un conjunto macizo, completamente cerrado por bloques de piedra superpuestos, sino que presenta estructuras interiores conformadas por una compleja serie de cámaras, galerías, corredores y cavidades, cuya disposición o distribución responde sin duda a un diseño perfectamente calculado y estudiado.

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¿Para qué se construyeron las pirámides? Si la construcción de pirámides fue un fenómeno que se extendió entre las más diversas culturas y lugares del planeta, las incógnitas que esconden estos monumentos sugieren inevitablemente la pregunta formulada: ¿Para qué fueron construidas las pirámides? Las respuestas que se pueden encontrar a esta interrogante son numerosas y variadas, y las hipótesis que se han llegado a desarrollar a partir de ella, también. Hay multitud de versiones tan dispares que van desde las que consideran que son templos, tumbas o monumentos funerarios, hasta las que argumentan, como es el caso de la Gran Pirámide, que son centros solares o iniciáticos, o que se trataría de una máquina, de una planta hidráulica o se la relaciona con alguna forma de energía, vibratoria o nuclear. La respuesta más convencional es la de que se tratarían de monumentos funerarios, sin embargo, son más de cien los casos de pirámides en Egipto en los que no se han encontrado ningún resto que justificara que en ellas se hubieran realizado enterramientos. Abundando en todo esto, entre los misterios que todavía permanecen sin respuesta acerca de estas edificaciones, hay uno especialmente extraño, como es el hecho de que algunas pirámides en Egipto no exista ningún dato sobre quiénes fueron sus constructores, o que en ellas no figuren los nombres de los faraones que ordenaron levantarlas. En el siglo V, el historiador Proclo afirmó que la pirámide de Keops era en realidad un observatorio astronómico, y este no es el único testimonio referido a las pirámides en el sentido de que tendrían otras muchas funciones ajenas a la del enterramiento. Las pirámides que se construyeron en Egipto fueron en pleno apogeo de los Imperios Antiguo y Medio, desde las dinastías III a XIII, en la denominada ‘Era de las Pirámides’ que abarcó un periodo aproximado de mil

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años, concretamente entre el 2630 y 1640 a. C., durante el cual fueron levantadas más de cien pirámides. Las pirámides parecen estar estrechamente ligadas con ceremonias sobre la muerte y la resurrección de los reyes, aunque lo más probable en que en ambos casos fueran conceptos que no estaban referidos a la muerte física, sino a la muerte espiritual. La pirámide formaba parte del complejo funerario del rey, el cual, básicamente, lo conformaba la propia pirámide, uno o dos templos y altares sagrados, una calzada que los une, más otras pirámides o tumbas subsidiarias y un muro que rodeaba todo el recinto, lo que lleva a pensar que su función principal sería la de realizar ritos sagrados o ceremonias espirituales. En Egipto, hay algunas pirámides enclavadas dentro de cementerios o complejos funerarios, consideradas por numerosos egiptólogos como tumbas, aun cuando no hay constancia de que se hubieran encontrado dentro de ellas ni ataúdes, ni sarcófagos, ni momias, similares a los hallados en otros enterramientos, como en las mastabas, o en las tumbas reales excavadas en las montañas. Muchos egipcios, especialmente los personajes nobles y con fortuna de las clases adineradas, construyeron sus tumbas y mausoleos funerarios en las cercanías de las pirámides, con lo cual significaban su aprecio al rey o faraón, y también expresaban las grandes creencias que ese pueblo tenía acerca de la vida eterna. ¿Acaso fuera esa la poderosa razón que llevó a esa antiquísima cultura a construir tan grandes y perfectos monumentos? Es una evidencia la gran dedicación que tuvieron hacia la pervivencia de los cuerpos momificados más allá de la muerte, los faraones y sus familiares, los señores poderosos, sacerdotes y personajes destacados. Superar la muerte, tener una vida eterna, o volver a renacer con una nueva vida junto a los dioses, eran aspectos que les resultaban familiares a tenor de lo que se ha venido descubriendo en los escritos que plasmaron en sus jeroglíficos.

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«Todo en el antiguo Egipto era astronomía. Porque su calendario estaba basado en los movimientos periódicos de las estrellas y del Sol. El Este, el punto por donde sale el Sol, era conocido como ‘el lugar de la resurrección’. Y el amanecer era el momento exacto que marcaba la vuelta cíclica a la vida del astro rey. Cada vez que las estrellas que dibujan el ‘león celeste’ se sitúan en el Este y dejan de verse exactamente cuando emergen los primeros rayos de luz solar, los antiguos egipcios ponían en marcha sus rituales de vida más sagrados.» Es posible también que a esos monumentos les atribuyeran poderes mágicos ocultos, con los que fueran capaces de generar o desencadenar determinadas fuerzas de la naturaleza, utilizando procedimientos que en la actualidad son desconocidos o parecerían inverosímiles. La esmerada construcción arquitectónica que obedece a un diseño específico y predeterminado, la perfección en las líneas, la exactitud con la que encajan sus bloques de piedra, la perfección de las proporciones geométricas, la exacta alineación geográfica con los puntos cardinales terrestres, así como los conocimientos sobre astronomía que se atribuyen a sus constructores, y otros muchos detalles, son las circunstancias que abren la puerta de la mente a la imaginación de numerosos autores, al tratar de explicar múltiples funciones que seguramente van mucho más allá de las verdaderas utilidades para las que realmente fueron construidas. Otro importante detalle que ha de valorarse de estos monumentos es que, para muchos expertos arqueólogos, son considerados como observatorios astronómicos, en especial por la significación de unos canales existentes en la Gran Pirámide, ya que parecen tener una determinada orientación que estaría dirigida hacia constelaciones de estrellas muy concretas. Detalles como este son los que originan las controversias entre los expertos. Detalles que no dejan de tener su fundamento, puesto que resulta una incongruencia encontrar canales de ventilación en lo que se supone que son tumbas completamente selladas.

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De las innumerables hipótesis y teorías que existen acerca de estos fabulosos monumentos, haremos una breve descripción, especialmente de aquellas referencias o citas que pudieran estar relacionadas con el propósito de este trabajo, que serán un objetivo principal en los diferentes apartados de este capítulo. Lo primero que llama poderosamente la atención y que inevitablemente se ha de resaltar, son las estructuras internas que tienen las pirámides, en este caso, de las más destacadas de Egipto, con el propósito de poner de manifiesto y valorar las diferencias existentes entre ellas, algo que de entrada ya da origen a numerosas incógnitas. Esas estructuras internas son muy variables, aunque muchas de ellas siguieron un patrón común, el de tener una sola entrada que se encuentra en la cara norte, con la excepción de un pequeño grupo de pirámides del Imperio Medio que tienen la entrada en otra de sus caras, y de un par de pirámides que tienen dos entradas. En casi todos los casos, la entrada da a un pasaje descendente que tiene unos 26 grados de pendiente, que conduce hasta las cámaras interiores. La distribución y número de cámaras y pasadizos interiores es muy diverso y variable, como veremos, lo que puede dar pie a pensar que en algunas pirámides existen partes de esas estructuras internas o cámaras que no se habrían descubierto todavía en su totalidad. La Gran Pirámide es de la que mejor conocimiento se tiene de toda su estructura interna, aparentemente, que resulta ser muy compleja, por estar compuesta por varias cámaras, galerías, pozos subterráneos, con pasadizos que las comunican todas entre sí. La pirámide se compone de tres cámaras principales, dos situadas en el interior de la pirámide, denominadas cámara del Rey y cámara de la Reina, y una en el subsuelo, la cámara subterránea, por debajo del nivel de la línea que marca la base. A esas cámaras se accede desde la entrada situada sobre la cara norte, en la hilada 15, a unos 14 metros de altura sobre el nivel de la base, donde se encuentra un canal estrecho

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e inclinado, un pasaje descendente que comunica con otros dos pasadizos, uno ascendente, obstruido por un gran bloque de granito, que conduce a la Gran Galería y hasta las cámaras de la Reina y del Rey, y otro que baja descendente hasta una cámara subterránea.

Esquema de la estructura interna de la Gran Pirámide

La Gran Galería es un pasaje ascendente de unos 47 metros de longitud y 8 metros de altura. Sus paredes son planas hasta unos dos metros de altura y, a partir de ahí se produce un escalonamiento progresivo, conformándose una falsa bóveda por la aproximación de las hiladas. La cámara del Rey está conformada por losas de granito y es de planta rectangular, paredes y techo lisos, sin decoración, y únicamente contiene un sarcófago vacío de granito con un deterioro en una de sus esquinas, sin inscripciones, depositado allí durante el tiempo en que se realizó la construcción de la pirámide, puesto que es más ancho que los pasadizos de acceso a la cámara. Sobre su techo se encuentran cinco huecos separados por bloques, conocidos como las ‘cámaras de descarga’, y la más alta dispone su techo con dos grandes bloques inclinados, a dos aguas, supuestamente para desviar la gran presión que ejercerían los bloques superiores de la pirámide, evitando que todo el peso descargue sobre el techo de la cámara real. Se accede a ella por un pasaje horizontal

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llamado Antecámara que parte del extremo superior de la Gran Galería. «La Antecámara o cámara de los Rastrillos se inicia al final de la Gran Galería, fue construida y dotada con mecanismos que se supones que sirvieran para impedir el acceso a la cámara del Rey, contigua a la misma. Tres correderas talladas sobre las paredes laterales, las cuatro ranuras verticales sobre la pared sur y algunos otros detalles, sugieren que esta cámara quedaba cerrada con tres grandes bloques de piedra que se dejaban deslizar desde arriba mediante algún sistema de cuerdas.» La cámara de la Reina, que fue denominada así por los árabes, aunque según el arqueólogo norteamericano Mark Lehner y una mayoría de egiptólogos no estaba destinada a la esposa del rey sino a una estatua Ka del mismo, está situada casi en el eje de la pirámide; tiene acceso mediante un pasaje horizontal, que comunica con la zona inferior de la Gran Galería, inicialmente oculto por las losas del pavimento. Es de planta rectangular, paredes lisas, sin decoración alguna, con un nicho, y con el techo inclinado a dos aguas, sin ‘cámaras de descarga’ a diferencia de la cámara del Rey. De dos paredes de ambas cámaras, la del Rey y la de la Reina, salen unos angostos conductos cuadrados de unos 20 cm de lado, inclinados, en dirección hacia las caras norte y sur, de los que no se sabe exactamente su significado ni su función concreta, conocidos como ‘conductos de ventilación’, aunque su función al parecer no fue precisamente la de ventilar, entre otros motivos porque los de la cámara de la Reina no llegaban hasta el exterior en su último tramo, al estar obstruidos. Además de que no se tiene ninguna explicación sobre la utilidad o su función, constituyen un elemento de discrepancia, debido a la inexistencia de este tipo de canales en el resto de pirámides conocidas. La cámara subterránea fue excavada en el subsuelo; situada en el centro de la pirámide, a una distancia de unos 97 metros de la entrada, y a unos doce metros por

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debajo del nivel del suelo, y al parecer no fue terminada; es de planta rectangular, con suelo irregular, las paredes y el techo planos; contiene dos habitáculos, a modo de sarcófagos, un pozo y una pequeña galería. Se accede a ella por un pasaje inclinado y descendente, que es una prolongación del primer pasillo de entrada a la pirámide. Está comunicado con la Gran Galería mediante un túnel angosto, casi vertical, perforado entre los bloques. La distribución de las cámaras por el interior de esa Gran Pirámide es atípica, algo que no ocurre, en líneas generales, en otras pirámides de Egipto. Precisamente, es la existencia de estas complejas estructuras interiores lo que da pie para comenzar a indagar sobre los numerosos interrogantes que suscita esta construcción tan colosal, y las diferentes posibilidades que se le atribuyen, sobre su utilización real y los motivos para los que fue construida. Todo relacionado con la Gran Pirámide ha interesado a la ciencia desde hace cientos de años, tal vez porque el monumental edificio se resistió desde siempre a revelar los secretos encerrados en sus piedras. Se ha recurrido a todo género de hipótesis o conjeturas, equilibradas unas y descabelladas otras, para tratar de ubicar sus orígenes y desvelar sus enigmas. Es notorio que la curiosidad de las personas que dedicaron al estudio de la cultura de los antiguos egipcios desde los más expertos arqueólogos o egiptólogos, hasta los escritores especializados, se haya centrado casi exclusivamente en la Gran Pirámide de Kufú o Keops, considerada el paradigma de la perfección arquitectónica de toda la Antigüedad. De todo esto queda en el aire una pregunta bastante inquietante: ¿Por qué, de entre los grandes enigmas que se suscitan por todo este planeta se sobrepone siempre el misterio de la Gran Pirámide de Gizeh en Egipto? La pirámide de Kefrén tiene una estructura interna mucho más elemental si la comparamos con la de Keops. De hecho presenta únicamente una coincidencia muy similar en los conductos y cámaras situados a la altura de la base en ambas pirámides. De la entrada principal,

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situada entre las primeras hiladas de piedras, parte un corredor descendente que tiene un desnivel aproximado de 26º 30’, como en la de Keops, que se hace horizontal y paralelo por la parte inferior a la línea de la base, y termina en una supuesta cámara funeraria, cuyo techo está conformado por bloques inclinados a dos aguas.

Estructura interna de la pirámide de Kefrén

Tiene una segunda entrada situada en el exterior, a nivel del suelo, con un pasadizo descendente hasta una especie de pozo o pequeño habitáculo del que parte otro pequeño corredor ascendente que conecta con el corredor que procede de la entrada principal y que también accede hasta la cámara funeraria. El resto de la pirámide está en apariencia completamente cerrado por hiladas de bloques de piedra superpuestos. En Egipto hay otras pirámides macizas que no tienen galerías ni siquiera en el subsuelo, como en el caso de la pirámide de Kefrén. Las pirámides totalmente macizas siguen siendo un completo misterio arqueológico, pero de los estudios realizados con rayos cósmicos puede afirmarse que dicha pirámide es maciza, sin galerías interiores en toda su estructura, lo cual la diferencia extrañamente de la Gran Pirámide en que, tal como se ha señalado esta tiene cámaras y galerías, y sobre todo porque habiendo sido iniciada su construcción apenas cinco décadas de posterioridad, sus diferencias arquitectónicas sean tan evidentes y notables. Unas estructuras internas, en apariencia, demasiado simples y elementales como para ser una pirámide tan

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grandiosa y esbelta, que compite en tamaño con la otra pirámide. Una estructura demasiado simple como para no pensar que por su interior no se alberguen otras cámaras secretas, corredores y pasadizos, cuyos accesos pudieron haber sido cuidadosamente sellados en las fases de construcción para impedir que fuera profanada y saqueada. Una posibilidad arquitectónica que no se ha de descartar, a tenor de los conocimientos y habilidades que se atribuyen a los sacerdotes y constructores egipcios. «La pirámide de Kefrén presenta una particularidad que los arqueólogos no han sabido explicar, relacionada con la existencia de un corredor ‘anómalo’ que conduce a la cámara funeraria, que se abre en el exterior, a la altura de la base de la pirámide y que desciende con una inclinación de 21º 40’, haciéndose después horizontal, donde se encuentra una nueva cámara o pozo, y que con una brusca subida casi perpendicular, va a desembocar en el corredor horizontal superior. ¿Por qué?» No hay respuesta que explique esta incógnita, puesto que no se llega a comprender qué razones les motivaron a planificar y construir dos pasajes que conducen al mismo sitio. La existencia de galerías, cámaras y pasadizos en la estructura interna de una de las pirámides y la práctica inexistencia de estos en la otra, sugiere formular un par de hipótesis. Podría suceder que en la primera pirámide, los pasadizos y accesos a las cámaras fueran elementos internos propios de su construcción, o podrían ser tan solo simples “cebos” para despistar a los saqueadores de tumbas. También podría suceder que, en la segunda pirámide, no se hubieran encontrado todavía las posibles cámaras y los pasadizos o accesos a las mismas, que pudieran existir en partes superiores de la estructura. En cualquiera de las dos hipótesis y dada la extraordinaria perfección que se observa en ambas construcciones, no ha de descartarse la posible existencia de otras cámaras, galerías y salas ocultas, con sarcófagos y momias de los faraones, que estarían completamente encofradas y todos sus accesos sellados, bloqueados con enormes piedras,

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por lo que la única posibilidad de llegar a esas presuntas cámaras sería desmontando casi por completo millones de bloques que componen esas pirámides. Si el enterramiento de la momia de un faraón y de sus correspondientes tesoros, hubiera sido el propósito verdadero de estas estructuras, el completo sellado de las cámaras y pasadizos sería una posibilidad perfectamente realizable por quienes diseñaron y construyeron esos impresionantes edificios. De hecho, recientemente, en la Gran Pirámide han utilizado pequeños robots dirigidos a través de los conductos que parten desde la cámara de la Reina y se han descubierto lo que parecen ser puertas de acceso a otras posibles cámaras. «Un robot llamado ‘Djedi’ intentará penetrar hasta el centro de la pirámide y desvelar el secreto que ocultan tres puertas de piedra caliza desde hace 4.500 años. En 1992 se hizo pasar una cámara de video por el conducto que sale de la pared sur de la cámara de la Reina. Se descubrió que 60 metros más adelante está bloqueado por una puerta de piedra caliza que tiene dos manijas de cobre. En 2002, una nueva expedición taladró esa puerta y reveló, 20 centímetros detrás, una segunda puerta. La segunda puerta es distinta a la primera. Parece como si velara o cubriera algo, explica el doctor Zahi Hawass, jefe del Supremo Consejo que está a cargo de la expedición. Pasados 18 metros el pasadizo norte se inclina 45 grados, pero 60 metros más adelante también está bloqueado por una puerta de piedra caliza.» Las narraciones que refieren a los primeros árabes que penetraron a la Gran Pirámide, dicen que “nunca se ha encontrado nada que explique el motivo de su construcción”. De hecho, las estructuras internas de la Gran Pirámide, las rampas, las cámaras y galerías, se conocieron a causa de las ‘excavaciones’ que realizó el califa Al-Mamún en el año 820 d.C., quién ordenó que se horadaran los bloques de la pirámide para acceder así a su interior, ya que según antiguas leyendas, “existía una cámara secreta en la que se encontrarían documentos

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que contendrían los secretos de las ciencias de los antiguos egipcios, enseñanzas sobre la longevidad de la vida o la resurrección después de la muerte, además de inmensos tesoros y objetos extraños, como armas que no se oxidaban y artículos de cristal que podrían doblarse sin romperse, así como cartas y mapas astronómicos de las esferas terrestre y celeste, y muchos datos relativos a los cielos ya que, según se creía, el monumento fue levantado por unos hombres sabios que dejaron en esa obra todos su conocimientos geográficos y astronómicos”. El historiador Plinio el Viejo (23-79 d.C.) mencionó la existencia de una cámara inferior bajo la Esfinge de la cual salían tres túneles que conectaban con la Gran Pirámide. Ninguno de esos túneles ha sido encontrado hasta la fecha. «La sospecha de que bajo la Esfinge existía algún tipo de túnel que la pueda conectar con la Gran Pirámide o con una supuesta biblioteca milenaria que pudiera estar bajo el león, es tan antigua como el propio monumento. Ya en el siglo X de nuestra Era, los cronistas árabes mencionaban la existencia de puertas secretas que daban acceso a interminables galerías que a su vez llevaban a grandes cámaras llenas de tesoros.» El descubrimiento en los años ochenta de unas galerías que discurren por debajo del cuerpo de la Esfinge de Gizeh, parece dar la razón a los cronistas antiguos y modernos que defendieron la existencia de esas cámaras. El hecho de que se constatara la existencia de túneles y galerías bajo la meseta de Gizeh, puede tener una gran significación a la hora de evaluar la posibilidad de que los verdaderos accesos hasta el interior de las dos pirámides estuvieran en túneles que partirían desde los templos contiguos o incluso desde la propia Esfinge, como parecen afirmar algunas de esas leyendas. Una posibilidad que no se ha de descartar si se tiene en cuenta que las dos pirámides estaban originalmente recubiertas por bloques de revestimiento que hacían las caras completamente lisas, que les daban una apariencia de deslumbrantes triángulos cuando los rayos solares

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incidían sobre sus superficies brillantes, de lo que se puede deducir que en sus caras no habría ninguna puerta para acceder hasta su interior, y por tanto los accesos se encontrarían necesariamente en el exterior. Esa circunstancia vendría a significar que podrían existir por el interior de esas dos pirámides otras cámaras y pasadizos, a los que resultaría imposible acceder ya que los posibles accesos serían por el subsuelo de las bases, y las puertas, o los supuestos túneles podrían haber sido completamente bloqueados o sellados. Todo esto conduce a una reflexión sobre la incógnita inicial: ¿Para qué se construyeron esas dos imponentes pirámides? ¿Para esconder documentos o tesoros? ¿Para servir de tumbas o mausoleos de faraones? ¿Podría ser que la Gran Pirámide tuviera finalidades distintas a las de otras? «Vale más remitirnos a la opinión de los antiguos griegos, quienes, más próximos que nosotros a los sacerdotes y a las instituciones de Egipto, sólo vieron en las pirámides monumentos religiosos, consagrados a las iniciaciones.» Existen en Egipto otras pirámides que tienen diseños arquitectónicos muy similares a la de Kefrén, en lo que se refiere a la disposición de sus estructuras internas, como sucede, por ejemplo, en las pirámides construidas por los faraones Dyedkara y Teti, cuyos pasadizos parten desde la misma superficie en el exterior, descienden hasta una determinada profundidad, por debajo del nivel de la base de la pirámide, hasta confluir en unos pozos conectados con lo que se supone que debieran ser las cámaras funerarias, lo cual tendría una significación evidente de que fueron edificadas bajo un mismo plan arquitectónico, por sus diseños tan semejantes y con unas finalidades aparentemente idénticas, por lo que el objetivo primordial de estas pirámides sería que fueran tumbas o mausoleos o que al menos así lo aparentaran, en prevención contra

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los saqueadores, aunque eso tan sólo sería ser una mera impresión, ya que en ninguna se encontraron signos de que se hubieran producido enterramientos, por lo que la funcionalidad real de esas pirámides sigue representando un auténtico misterio.

Estructuras de las pirámides de Teti y Dyedkara

La conclusión que sí podría extraerse de los aspectos arquitectónicos tan similares en las estructuras interiores de algunas de pirámides en Egipto, es que son totalmente diferentes a las de la Gran Pirámide. Otro detalle que supone una diferencia significativa entre las dos pirámides y sus posibles finalidades, está en las cúspides, ya que en la de Keops faltan las últimas hiladas de piedras, mientras que en la de Kefrén aparece completada toda su cúspide. La duda es si lo que faltan con los últimos bloques de piedras que culminarían la cúspide porque los desprendieran, o lo que realmente falta es un “piramidión” o bloque de piedra en forma de pequeña pirámide con el que se supone debería culminar la impresionante obra. La mayoría de investigadores han supuesto que en algún momento existió el piramidión de la Gran Pirámide, aunque no se conservó de él ningún vestigio, ni se puede determinar con precisión el tamaño del mismo. De ser realmente ese elemento lo que falta en la cúspide de la pirámide, surge inmediatamente una nueva

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incógnita: ¿Tenía algún significado o efecto especial ese piramidión? «...estaba revestida con una reluciente caliza blanca y coronada por un casquete o piedra apical recubierta de oro batido, que medía nueve metros.» Es sobradamente conocido que varias pirámides de Egipto tuvieron ese ‘piramidión’, una bella y enigmática pirámide decorada que culminaba la cúspide; algunos de ellos se encuentran expuestos en el Museo de El Cairo.

Piramidión de Amenenhat III

Numerosos son pues los misterios y enigmas que rodean estas portentosas construcciones. Y también son numerosos los arqueólogos y egiptólogos que han visto e interpretado en ellas diferentes y excitantes significados relacionados con todo un sinfín de aspectos: El lenguaje simbólico de las piedras, la numerología en sus medidas, las profecías que contienen, su mítica relación con los atlantes, o seres extraterrestres, la energía cósmica, lo esotérico y lo hermético. Numerosas publicaciones en las que se relatan y detallan todo este tipo de aspectos, con sus correspondientes argumentaciones, evidenciando las lógicas controversias que se ocasionan entre sí. Resultará valioso recoger algunas referencias o citas en las que se

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detallan las diferentes opiniones acerca de esa siempre incierta finalidad que tuvieron estas pirámides. El escritor canadiense Manly P. Hall relata en el libro ‘Las enseñanzas secretas de todos los tiempos’, que la Gran Pirámide fue construida por supervivientes de la Atlántida, una mítica civilización de hombres muy sabios, que predijeron un desastre telúrico que iba a ocurrir y emigraron hacia otros lugares. «Algunos se instalaron en Egipto donde establecieron centros de sabiduría y en la Gran Pirámide expresaron en lenguaje simbólico todo su saber.» La aseveración de Hall parece muy aventurada y una consecuencia de aquellos interrogantes o cuestiones que se plantean y a los que no se les encuentra explicación lógica o científica. Sin embargo, muchos expertos aceptan la posibilidad de la existencia de una civilización superior y antiquísima, previa a la entonces naciente civilización egipcia, poseedora de conocimientos muy avanzados para la época en que fueron erigidos aquellos monumentos de piedra. Egiptólogos, arqueólogos, académicos, doctores, profesores de universidades, y otros hombres de ciencia, personas muy inteligentes y con mucha experiencia, no descartan e incluso apoyan abiertamente esta clase de teorías, sobre la posible intervención de antepasados con extraordinarios conocimientos que dejaron muy bien guardados en monumentos de piedra a lo largo y ancho de la Tierra. Conviene tomar esas teorías con mucha precaución, pero a la vez tenerlas en cuenta, porque si fueron seres humanos los que dejaron los conocimientos que se les atribuyen, podrían existir todavía muchos conocimientos que en la actualidad no han sido aún encontrados o comprendidos. Schwaller de Lubicz, autor del libro ‘El templo en el hombre’, en el que recoge las conclusiones de los estudios realizados sobre la posible simbología sobre el cuerpo humano representada en la arquitectura del templo de Luxor, en Egipto, del cual veremos otras referencias más adelante, hizo observaciones como la siguiente:

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«Aunque los templos de Tebas, Luxor y Karnak, no sean ahora más que montones majestuosos de piedras rotas y estropeadas por el curso del tiempo, el espíritu de la filosofía egipcia prosigue su marcha triunfal a través de los siglos. Obviamente, nadie construiría semejantes monumentos, y en tales cantidades durante miles de años, para campesinos ignorantes. Estos trabajos son necesariamente de una élite y, lo que es más destacable, una élite que nunca dejó de renovarse, una élite que parece que fue especialmente dotada de una riqueza de conocimiento científico, incluyendo la comprensión de las leyes de la Vida.» «No debemos pues, considerar las pirámides como los monumentos que atestiguan el orgullo megalómano de los déspotas teocráticos que las hacían construir, sino como monumentos de la cultura, la ciencia y técnica de la época que presenció su erección.»

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Enigmas y teorías La salida y la puesta del sol, el viaje de la vida hacia la muerte y el más allá, la naturaleza y los cambios de las estaciones, son todos aspectos de la vida que los egipcios trataban de explicar a través de la mitología. Desde las plantas y los animales hasta los planetas, todo tenía una historia... Reconocidos egiptólogos siguen afirmando que en las pirámides se efectuaban enterramientos de los faraones, que eran simples tumbas... ¿simples tumbas? Convendrá detenerse a reflexionar y pensar en otras posibilidades, como que los faraones cuando ordenaron levantar esas pirámides no lo hicieron simplemente para preservar de los ladrones sus cuerpos momificados y sus riquezas después de su muerte; ellos, y también sus sacerdotes ‘expertos en conocimientos de ciencias’ perseguían otra finalidad, ¿pero cuál? Por otra parte, cada vez son más los expertos que creen que las grandes pirámides no fueron tumbas en las que se enterraron faraones, al menos en Egipto. Sugieren que pudieron ser templos iniciáticos en los que los reyes y faraones egipcios se sometían a pruebas y rituales de carácter mágico o religioso. También se está reconociendo en la actualidad que alguna de las pirámides resulta ser el centro de todo un complejo de templos y edificios, además de la posibilidad de que permanecen ocultas una parte de sus estructuras internas, cámaras, pasadizos, pozos, etc., porque todavía no habrían sido descubiertos. Algunos historiadores dijeron que eran las obras de reyes vanidosos, fruto del orgullo y de su megalomanía, pero de ser este argumento cierto... ¿Cómo es posible que otros faraones poderosísimos, como Ramsés II, durante cuyos reinados levantaron grandiosos templos, como el de Abu Simbel, y grandiosas estatuas, y sin embargo no construyeran sus propias pirámides para unos propósitos tan sagrados y cruciales como era preservar sus cuerpos

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para alcanzar su vida eterna? Por tanto, las incógnitas y las preguntas siguen esperando respuestas. ¿Qué finalidad tenían las pirámides? ¿Por qué o para qué las construyeron? ¿Cuánto tiempo hace que se construyeron? Y es que estas enigmáticas construcciones no solamente se levantaron en Egipto, sino también por otras partes del mundo, y muy distantes entre sí, en América y en China. “Hacia el año 1200 d.C. un científico iraquí llamado Abdul-Latif-El-Bagdadi visitó en dos ocasiones la meseta de Gizeh y dejó constancia escrita de ello. Este hombre de ciencia calificaba de ‘admirable’ la forma elegida por los arquitectos faraónicos, así como la solidísima estructura de las pirámides, y atribuía a aquella forma perfecta la conservación de aquellos monumentos a través de los siglos, los cuales han desafiado el tiempo, y el tiempo los ha respetado. Su estructura obliga a reflexionar y se llega a la conclusión de que para crear estas maravillas del arte arquitectónico fue necesario que se reuniesen los esfuerzos de los hombres más geniales de la época, de las mentes más sagaces y de los matemáticos más expertos en geometría”. De entre las innumerables leyendas y teorías que existen acerca de esos prodigiosos monumentos, haremos un breve repaso o relato de algunas de ellas, desde la posible existencia de una ‘sala de los archivos’ hasta la presunción de que la Gran Pirámide es un inmenso ‘libro de piedra’ e incluso que contiene las ‘profecías’ desde los orígenes de la historia hasta el fin de los tiempos.

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La vida eterna o el retorno a la vida «La pirámide de Keops fue la primera construida y la mayor de todas, fue un prodigio arquitectónico que se edificó para cumplir el papel de una 'máquina de la vida eterna.» Entre las numerosas leyendas, opiniones o comentarios que suscita esa gran pirámide, la relacionan con la ‘vida eterna’ o con el ‘retorno a la vida’. Y resulta extremadamente curioso que en sus muros interiores no figure ninguna inscripción, de ningún tipo, a diferencia de otros monumentos, templos, tumbas o mausoleos, en los que las inscripciones y los relieves son tan profusos, hasta el punto de que son conocidos como los ‘libros de piedra’, entre los que destaca el ‘Libro de los Muertos’ «Se conoce como Libro de los Muertos a una colección de sortilegios que se incluían en las tumbas y pretendían ayudar al difunto en su difícil camino hasta el Más Allá y en el juicio de Osiris. Su título original podría traducirse como ‘La salida al día’. La muerte no era más que un renacimiento a la vida, al igual que el sol sale cada día, así el difunto accedía a un nuevo renacer.» Ese libro era como un ‘manual’ para devolver la vida a los muertos, siempre y cuando éstos cumplieran unas determinadas condiciones. Las ceremonias más antiguas de los sacerdotes eran un conjunto de hechizos mágicos funerarios que tenían que ver con su empeño en devolver la vida a los faraones y altos dignatarios. Estos hechizos y rituales eran inscritos únicamente en los muros de las tumbas de los egipcios de la clase alta. Para la época del Imperio Medio, estos secretos se hicieron disponibles para cualquiera que pudiese afrontar un ritual funerario, y eran grabados dentro de los sarcófagos, para que las momias pudiesen ‘leer’. Y esos sortilegios, a su vez, sólo se ponían en marcha cada cierto período de tiempo, en los que determinadas estrellas dominaban el firmamento. Para eso precisamente momificaban a sus reyes difuntos, preparando su resurrección cuando llegara el momento.

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«En el templo de Luxor, en una sala estrecha, al lado del sanctasanctórum ordenado construir por Alejandro Magno, hay una pulcra escena grabada a cincel en la base de un muro enorme totalmente cubierto por escenas en las que hombres y dioses practicaban alguna clase de oscuro ritual... en estos dibujos está el secreto mejor guardado de nuestros antepasados... ningún hombre, desde los tiempos de los faraones, ha sabido interpretar el enigma que contienen... en galerías y columnas podían admirarse toda clase de sorprendentes bajorrelieves... ejércitos que parecían a punto de saltar de sus piedras, sacerdotes llevando las barcas sagradas a hombros, músicos golpeando los tambores de guerra... todos parecían vivos. Más que celebrar éxitos militares aquellas escenas fueron labradas para recordar a los fieles que en aquel lugar se libraba la eterna lucha del bien contra el mal, de la luz contra las sombras. Ningún hombre egipcio de los tiempos de gloria, salvo los sacerdotes y el faraón, atravesó jamás los muros donde se mostraban esos dibujos. Nadie se atrevió a ello. Sabían que los rituales que se practicaban dentro del templo formaban parte de una magia poderosa y oculta que no se podía profanar.» Numerosas leyendas y tradiciones esotéricas señalan que la Gran Pirámide podría haber sido utilizada como un Templo de Iniciación. La disposición de sus cámaras y pasajes, sus presuntas comunicaciones subterráneas con el Templo de la Esfinge, apoyarían estas tradiciones. «El candidato hacia sus juramentos en el altar que estaba ante la Esfinge, cuyos restos todavía pueden verse hoy. Luego pasaba por una muerte simbólica y moraba en el mundo inferior. Esto lo representaría el descenso por el pasaje subterráneo. Finalmente, el candidato ingresaba a las cámaras inferiores de la Gran Pirámide donde era sometido a una serie de pruebas y ritos de purificación. Después de un tiempo, y según se iba haciendo digno, subía a las cámaras superiores, cada una de las cuales correspondía a su adelanto y comprensión personal.»

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Una breve referencia a estos mitos de los egipcios para recordar que destacados personajes de la historia y las religiones, también participaron de alguna forma en estas creencias de vida, muerte y resurrección. Así por ejemplo, Moisés y Jesús estuvieron durante un periodo de sus vidas viviendo en Egipto, donde sin duda pudieron haber tenido acceso a conocimientos muy elevados de los misterios iniciáticos, o pudieron haber sido influidos con las enseñanzas de los sacerdotes egipcios, «... a cierto ‘evangelio secreto de Marcos’ se le describía como un tratado que contenía las enseñanzas más elevadas del Nazareno, así como las instrucciones precisas acerca de cómo vencer a la muerte y lograr la inmortalidad del cuerpo.»

Un centro solar «Las tres grandes pirámides de la meseta de Gizeh no fueron construidas como tumbas para tres faraones, sino para delimitar sobre el suelo una especie de gigantesco diagrama astronómico que reprodujera sobre la Tierra el aspecto de la constelación de Orión, representando con ello una posible conexión estelar con las pirámides, una forma de reflejar el mapa celeste sobre un ‘teórico’ plano que conforma el conjunto de la meseta.» Otras conclusiones apuntan a que la Gran Pirámide sería una maqueta a escala del sistema solar, ya que los antiguos egipcios lograron alcanzar unos conocimientos astronómicos bastante sofisticados. El monumento pudo haber sido utilizado como observatorio astronómico desde el cual se trazaron mapas y clasificaciones de estrellas y constelaciones con una precisión notable. Conocer con antelación el movimiento de los astros no sólo constituía una motivación religiosa, sino que además, tenía gran importancia para el día a día de los egipcios. Gracias a la observación del firmamento lograron crear un calendario

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bastante preciso que les permitía conocer con exactitud en qué momento del año iba a crecer el Nilo, lo que era fundamental para todo su entramado productivo: “Sabían que llegaba la inundación con la llegada de una estrella” Un curiosísimo detalle que resulta de gran interés, desde una óptica astronómica o geográfica, es el hecho de que las cuatro caras de la Gran Pirámide están divididas desde la base hasta la cúspide, por imaginarias líneas que constituyen sus apotemas, a causa de una reducción progresiva que presenta la construcción, desde las esquinas de la base y las aristas hasta el centro de las caras. Esta ‘anomalía’ perfectamente calculada en el diseño previo, se produce debido a que la construcción de las caras se hizo con una precisión insólita, formando con ello dos planos que forman entre sí un ángulo de 27’ de arco, lo que provoca unos efectos especiales de las sombras que se originan en las caras cuando la luz solar incide sobre ellas desde una dirección determinada.

El efecto relámpago señala los equinoccios

Esta peculiaridad produce un fenómeno conocido como efecto ‘relámpago’, y tiene especial significación en la cara sur, y se produce exactamente en la madrugada de los días en que tienen lugar los equinoccios de primavera y otoño, cuando la luz del Sol ilumina la cara este y proyecta la sombra de la arista sobre la mitad de la

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cara sur, y la recorre de izquierda a derecha con una duración de unos 20 segundos, mientras la otra mitad sigue iluminada por el Sol la cara oeste queda totalmente en penumbra. Este fenómeno indica con gran precisión el momento de los equinoccios y los solsticios que marcan el cambio de las estaciones de cada año. La pirámide constituye también un centro geodésico, cuidadosamente elegido, desde el cual pudo establecerse la geografía del mundo antiguo. La medida de la altura de la Gran Pirámide determina, a escala decimal y bastante exactitud, la distancia al Sol en su perihelio. La superficie de la base determina, a escala decimal, la superficie de la esfera terrestre. Las caras laterales establecen, a escala decimal, la órbita de la Tierra en torno al Sol. Con ello queda implícitamente establecido que la Gran Pirámide de Gizeh es una maqueta a escala del Sistema Solar. También, medio minuto de arco sexagesimal arroja una distancia de 923,9 metros, siendo que el perímetro de la base de la pirámide es de 924 metros. La apotema de los triángulos de las caras miden 184,72 metros que multiplicados por 10 dan la longitud de un minuto de latitud a la altura del paralelo 29. Los ángulos de su base son prácticamente rectos y sus caras están orientadas con gran precisión a los cuatro puntos cardinales. Los antiguos egipcios lograron que su base sea un cuadrado perfecto de 440 codos de lado, aproximadamente 230.383 metros, pues el error máximo es de sólo 13 centímetros. Lo mismo que sucede con sus ángulos, casi exactamente cuadrados, y la horizontalidad perfecta del monumento, apenas inclinado unos cuantos centímetros. Si bien estas medidas fueron tomadas por expertos, no ha de olvidarse que son teóricas, puesto que faltan los bloques de todo el recubrimiento exterior.

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Números en las piedras Todo parece indicar también que los sacerdotes y maestros constructores tenían un conocimiento real de la geografía de la Tierra. Así, por ejemplo, su peso sería conocido por los antiguos. Se estima que el peso la Gran Pirámide es la milbillonésima parte del peso de la Tierra. El largo de la cámara del rey dividido entre 10, da el valor del metro egipcio que es de 1,047901 que se corresponde con la medida del cuadrante del meridiano terrestre. Hay un saber oculto en los antiguos monumentos de piedra, algo de lo que cada vez menos personas dudan; en lo que se refiere a la Gran Pirámide, los arqueólogos más escépticos se han rendido a las evidencias: en sus medidas fueron reflejados conocimientos matemáticos y astronómicos de una ciencia incomprensible hace seis o siete mil años. Son diversos los autores que afirman que en las medidas de la Gran Pirámide estarían registrados datos tan sorprendentes como la circunferencia exacta de la Tierra, la ‘ley de variación de la constante de gravedad’ sobre la superficie, la distancia exacta entre el planeta y el Sol, la ‘ley de variaciones periódicas de las estaciones’ y de la ‘frecuencia de los terremotos’, la duración exacta del año solar, la medida del año sideral, las leyes de la precesión de los equinoccios y la variación de la longitud del perihelio, etc. El ingeniero escocés David Davidson, uno de los primeros defensores de la ‘piramidología’, estudio las medidas de la Gran Pirámide a principios del siglo XX, afirmó que la suma de los cuatro lados de la base de la pirámide medían 36.524,20 ‘pulgadas piramidales’, cifra que dividida por cien da la de 365,242 que corresponde exactamente a la duración en días de un año trópico. La suma de las diagonales de la base da una cifra de 25.826,26 pulgadas piramidales, que casi coincide con el ‘año equinoccial’, tiempo que tarda la Tierra en balancear su eje con relación al plano de la eclíptica.

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Aunque, según otros criterios el perímetro de la base mediría 36.238,1 pulgadas piramidales, lo que da lugar a una diferencia de 286,1 pulgadas. Una nota discordante que pone de manifiesto las numerosas contradicciones que existen en este tipo de apreciaciones. Los lados y los ángulos de la pirámide se utilizaron como medidas base en la cartografía antigua. La unidad de medida usada por los constructores fue la pulgada de pirámide, que es la misma medida de la antigua pulgada polar usada por los hebreos y otros pueblos antiguos; en una época, la pulgada británica tenía la misma longitud. En el techo del pasillo ascendente, llamada Gran Galería, justamente antes de entrar a la Cámara del Rey, hay un bloque de granito en cuya parte superior está grabada en relieve una pulgada piramidal. Probablemente dejaron esa medida grabada como una guía para la posteridad. El monumento pudo ser una “biblioteca» práctica del sistema de pesos y medidas vigente en el mundo antiguo. Otra de las explicaciones que se propusieron consistiría en que la Gran Pirámide habría sido diseñada como un reloj gigantesco. «En 1853, el físico francés Jean Baptiste Biot dedujo que el ancho y nivelado pavimento que se extiende junto a las caras sur y norte de la pirámide eran en realidad una superficie graduada hecha para recibir la sombra del monumento, de forma que en invierno la pirámide proyectaría su sombra sobre el pavimento norte; en verano, el revestimiento de caliza pulida reflejaría el sol sobre el pavimento sur. De esta manera, era posible leer en las graduaciones el día del año y la hora del día.» Hay muchísimos ejemplos asombrosos de sabiduría secreta, escondidos en su sistema numeral oculto.

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Geometría sagrada En 1864, Charles Piazzi Smith, Astrónomo Real de Escocia, conocido por sus innovaciones en la astronomía y sobre sus estudios de la Gran Pirámide de Gizeh, fruto de las esmeradas mediciones realizadas descubrieron que los constructores de la pirámide habían conocido que la relación entre la altura de la pirámide y su perímetro es la misma relación que existe entre el radio de un círculo y su circunferencia. El área del cuadrado de la base dividida por el doble de su altura da la cifra de 3,14159. Esto vendría a corroborar que los egipcios conocieron el valor de Pi, la constante de la circunferencia. Por medio de la ‘geometría sagrada’ empleada por los arquitectos resulta posible llegar a averiguar los secretos mejor guardados de estas asombrosas construcciones. La revista MÁS ALLÁ, marzo de 1996, publicaba un artículo en el que destaca un detalle muy interesante referido a un hipotético plano que surgiría de las ubicaciones de las tres pirámides en la meseta de Gizeh.

Plano de la meseta de Gizeh

«La geometría sagrada está presente en las distancias y en las disposiciones en que se encuentran las tres pirámides de la meseta de Gizeh: La cara este de la pirámide de Keops dista de la cara oeste de la de Kefrén la misma distancia que existe entre la cara norte de esta última y la cara sur de la de Micerinos. Pero el

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dato más significativo lo constituye el hecho de que la línea que une el centro de la de Keops con el centro de la de Micerinos, corta a las caras norte y sur de las tres pirámides con un ángulo de 51 grados y 51 minutos, es decir, el mismo que la inclinación de las caras de la Gran Pirámide.» Esta ‘geometría sagrada’ estaría contemplada en la disposición que las tres pirámides tienen en la Meseta de Gizeh y que ha dado lugar a numerosas conjeturas y diferentes conclusiones que se pueden sacar mediante el trazado, la unión y las medidas de las diferentes líneas geométricas que surgen de esas tres pirámides. De dichas líneas y de sus intersecciones aparecen la disposición y medidas de lo que sería uno de los triángulos de las caras de la Gran Pirámide, así como las líneas interiores que señalarían la situación de las cámaras del Rey y de la Reina, y los dos canales laterales de ventilación. A una conclusión semejante se llega con otra de las hipótesis que existe sobre el diseño del plano de la Gran Pirámide que realizarían sus arquitectos, y que se basa en la geometría del heptágono. Efectivamente, a partir de una circunferencia, del heptágono inscrito y del cuadrado circunscrito, surgen todas las líneas básicas con las que es posible marcar las posiciones de las dos cámaras y la situación de los principales corredores, sus medidas y sus inclinaciones, tanto el de entrada, como el corredor ascendente, la Gran Galería, el acceso a la cámara de la Reina, así como el pasaje descendente hasta la cámara subterránea del Caos. Simplemente trazando una circunferencia, los dos ejes, el heptágono, un cuadrado circunscrito, las líneas que unen dos vértices alternos del heptágono y las líneas que unen con dos vértices del cuadrado con los puntos medios de sus lados opuestos. En las intersecciones de dichas líneas aparecen las líneas básicas de la pirámide y de los corredores que llevan hasta las cámaras. ¡Todos los corredores y las cámaras se corresponden con las

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líneas e intersecciones producidas por las líneas de ese dibujo!

Heptágono y líneas de la pirámide

Algunas teorías van más allá, sugiriendo que otras líneas similares a las citadas, podrían marcar la situación de más corredores y cámaras que hasta la actualidad seguirían permaneciendo ocultas. De nuevo vemos una certeza geométrica que relaciona la Gran Pirámide con la división de la circunferencia en siete partes iguales, o como argumentaba Louis Charpentier en su libro sobre la catedral de Chartes, con una estrella de siete puntas. La circunferencia tiene 360 grados y si se divide esta cifra por 7 el resultado es el ángulo de inclinación de las caras de la pirámide, 51º 51’. Precisamente, entre las numerosas hipótesis que se pueden encontrar en publicaciones relacionadas con la geometría de la Gran Pirámide, y las múltiples relaciones geométricas que se pueden llegar a establecer a partir de sus medidas, siempre destacan las que afirman que en esta pirámide se encuentra representada la solución al problema de la cuadratura del círculo. Hace años, una revista especializada en temas esotéricos, pseudociencias, enigmas y misterios, publicaba un artículo con un titular sensacionalista: Solución a la cuadratura del círculo. Relación del nuevo Pi con el último gran descubrimiento en el interior de la Gran Pirámide. En el fondo, dicho artículo

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pretendía demostrar que con un valor de Pi=3,16 se lograba resolver la cuadratura del círculo, aunque todo lo reducían a relacionar una gran cantidad de números y datos deducidos de las medidas de la Gran Pirámide, para finalmente llegar a la conclusión de que lo que se cuadraban eran unos números elevados al cuadrado con otros que eran el resultado de una raíz cuadrada. ¿...? No obstante, el problema de la cuadratura del círculo aparece reiteradamente citado por numerosos autores que tratan en sus libros referencias y datos de números relacionados con la Gran Pirámide. Lo cual suscita una gran interrogante, ya que, al decir de dichos autores, el problema de la cuadratura del círculo se deduciría de las medidas de ese monumento, y habría sido planteado por los constructores egipcios... ¿realmente la clave de la cuadratura podría estar en la Gran Pirámide?

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Profecías «En las piedras de la Gran Pirámide se encuentra también un mensaje sobre el futuro de la Humanidad, un futuro que esta obra nos anuncia como ya próximo a su final.» Varios egiptólogos e investigadores llegaron a afirmar ya en el siglo XIX, que los pasajes internos de la Gran Pirámide de Gizeh formarían una especie de calendario cronológico, contenido en la metrología de los pasillos y cámaras del interior de dicha pirámide, con profecías que se cumplieron inexorablemente. Algunos piramidólogos dedujeron a partir de las mediciones tomadas desde el principio del corredor ascendente y la Gran Galería, hasta la cámara del Rey, considerando esas mediciones en forma de ‘pulgadas piramidales’, y contándolas una a una, marcarían los días, los meses y los años que coinciden con fechas importantes en las que ocurrieron destacados acontecimientos en el pasado, aunque en su mayoría se refieren al siglo XX. Constatando previamente que existen evidentes controversias sobre esas supuestas ‘profecías’, veamos las opiniones más destacadas. «El inicio del corredor ascendente señalaría el año 1486 a.C. que corresponde al año del Éxodo de Israel. El final de ese corredor marcaría el año 4 a.C., fecha del nacimiento del Mesías, y el año 30 a.C., la crucifixión y muerte de Cristo. Desde el principio al final de la Gran Galería no consta ninguna fecha o acontecimiento, y es al inicio del pasadizo de acceso a la cámara del Rey, donde se comenzarían a marcar las fechas del siglo XX: 25-26 de enero de 1844... 2 de abril de 1909... 27-28 de octubre de 1922... 4-5 de agosto de 1914, principio de una época trágica de la Humanidad... 10-11 de noviembre de 1918... 29 de mayo de 1928... 15-16 de septiembre de 1936... 19-20 de agosto de 1953...»

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«Desde el siglo XIX no han sido pocos los que han intentado hallar en las dimensiones del edificio todo tipo de profecías y conocimientos ocultos. Desgraciadamente para ellos, desde que en 1883 se llevara a cabo la primera medición científica se sabe que sus ideas parten de presupuestos falsos y erróneos. La mítica ‘pulgada piramidal’ utilizada para leer las supuestas profecías de la Gran Pirámide no existía, pues la habían deducido a partir de unas mediciones erróneas. Sin embargo y pese a todo, aún existen grupos que todavía hoy perseveran sobre la realidad de estas profecías.» «Miembros del Instituto de Piramidología de Londres, creen que la Gran Pirámide profetiza con gran precisión el pasado y el futuro de la humanidad. Según dicho Instituto, podría llegar a demostrarse, mediante un complejo sistema de mediciones y cálculos matemáticos, que el gran monumento egipcio predijo el éxodo de los judíos desde Egipto, la crucifixión de Cristo, el estallido de la Primera Guerra Mundial -episodio que según los miembros del instituto constituyó el comienzo de la desintegración de antiguo orden, tal como profetizaron Daniel y Jesús- y el comienzo del milenio en el otoño de 1979. Esta fecha -postula el instituto londinense- marca el comienzo de los 1.000 años en que Cristo reinará sobre la Tierra; esta era terminará con Armagedón y el día del juicio en 2.979» «En toda la construcción se encuentra un vasto simbolismo matemático. Autoridades competentes han descubierto que las dimensiones de las cámaras, pasajes, vestíbulos y aún de los dinteles, tienen una relación numérica correspondiente a las fechas de los grandes acontecimientos de la historia, cuando se les aplica cierta clave matemática. Estas fechas han correspondido ya a muchos acontecimientos históricos y otras predicen los futuros. Una de las más grandes de esas fechas, según la interpretación de las profecías de la pirámide, fue la del 16 de Septiembre de 1936. Se cree que esta fecha marcó una transición tremenda en las cosas del mundo, que

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afectará a todas las naciones y a todos los pueblos. Esa transición será un cataclismo del cual vendrán guerras, derramamiento de sangre, contiendas, ruina de sistemas políticos, y de todo ello surgirá la civilización más gloriosa que el mundo ha conocido. El cambio debía empezar en la fecha mencionada, alcanzando su período crítico a los ocho o diez años. Sea como fuere, los piramidólogos son muy precisos: el año 1936 está simbolizando en la Gran Pirámide el nacimiento del Anticristo, y, por tanto, el inicio del fin; el principio de la época tremenda, en la que los mitos y creencias harán crisis para que, en último término, vuelva la luz.» «El mensaje de la Gran Pirámide se resume en una terminación del mundo situada entre los años 2001 y 2030, bien entendido que ese fin no tendría por qué ser total. Probablemente, sólo el término de una etapa. Según la Gran Pirámide, tras la tempestad vendrá la calma, el ‘orden’, o lo que es lo mismo, se producirá el ‘nacimiento de un hombre nuevo’, de una espiritualidad nueva.» Prácticamente, en casi todas publicaciones y libros que tratan sobre la Gran Pirámide se hacen referencias a esta clase de profecías, en las que naturalmente, figuran las fechas de destacados acontecimientos ciertamente acaecidos en el pasado. Puede resultar extravagante creer que la longitud de los pasadizos de una construcción tan antigua, medidos en pulgadas de determinada longitud, contadas una a una, siendo miles de ellas, unas u otras habrían de coincidir con marcas, señales o esquinas, que determinarían una coincidencia meramente casual. Por ello ha de resultar increíble e incomprensible, a priori, que esas ‘profecías’ o conclusiones pudieran tener algún fundamento, llamemos que ‘sobrenatural’, si algunos de esos acontecimientos anunciados fuera a coincidir en la realidad, en el futuro, y sin dar lugar a dudas. Cuando algún acontecimiento destacado resulta ser un hecho que realmente ocurrió en ese futuro profetizado se ha de dejar testimonio y dar fe, aunque no tenga nada

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que ver con ningún ‘secreto oculto’, sino porque estamos ante un misterio de naturaleza superior que traspasa los límites de nuestro intelecto. Un hecho que fue profetizado en uno de los libros que leí. Transcurrieron muchos años, unos veinticinco, desde que compré un curioso libro que trataba sobre temas misteriosos, titulado ‘Los grandes enigmas del universo’, cuyo autor fue Rupert Furneaux, impreso en Argentina en el año 1977. Desde que lo leí ha estado en una estantería junto con libros preferidos que tratan sobre Egipto, pirámides, misterios, enigmas, o la alquimia. Como podría esperarse entre esos grandes enigmas estaba el capítulo relacionado con la Gran Pirámide. Cuando leí el libro por primera vez, reparé en un dato que me llamó poderosamente la atención, y que me llevó a marcar con una pestaña una página, dejando señalado en ella un párrafo de tres líneas. Es algo que suelo hacer al leer los libros, y es dejar marcadas las páginas que contienen datos interesantes o informaciones que me pueden ser útiles o servir para tomar referencias en un futuro. Curiosamente en ese libro, a diferencia de otros, únicamente quedó marcada una página con una pestaña, la número 26. El hecho era que en las páginas de aquél capítulo se narraban unos trabajos llevados a cabo por un ingeniero escocés, David Davidson (1884-1956), sobre las detalladas mediciones que realizó en el interior de la Gran Pirámide, y que las relacionaba con las fechas y los acontecimientos históricos profetizados. Lo sorprendente en aquel momento, fue que había fechas reflejadas de acontecimientos que ocurrirían en el futuro, a diferencia de otros libros o documentos, en los que únicamente se señalan fechas de acontecimientos que habían ocurrido en el pasado. Motivado por la curiosidad, o quizás por el escepticismo, la incertidumbre y las dudas que provocan esta clase de ‘profecías’, el caso es que dejé aquella marca pensando con cierta ironía que si volvía a leer ese libro en el futuro, una vez transcurridos los años que faltaban hasta las fechas señaladas, entonces podría verificar si

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realmente habrían ocurrido acontecimientos destacados, tanto como para justificar que lo anunciado en el libro tenía algún fundamento, y se habría cumplido, o si por el contrario aquellas ‘profecías’ habrían terminado por ser meras supercherías y fabulaciones. Transcurrieron los años, hasta que un buen día, por circunstancias del azar, tomé aquel libro y al igual que suelo hacer con otros libros, fui directamente a la página marcada con la pestaña para mirar el contenido que estuviera destacado, y fue en ese momento, al leer las tres líneas del párrafo que aparecían subrayadas, cuando un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, ya que acudieron a mi mente recuerdos todavía cercanos, de los terribles acontecimientos que habían ocurrido unos pocos años atrás, coincidiendo en el tiempo con las fechas señaladas en aquel libro, que había sido impreso treinta años antes, y que habían sido profetizados con casi ochenta años de antelación por un ingeniero escocés, que siguiendo las hipótesis desarrolladas por otros piramidólogos, había relacionado las medidas de los corredores de la Gran Pirámide con acontecimientos futuros de la historia. Las líneas del párrafo subrayado dicen textualmente: «Según Davidson, los días de la tribulación final comenzarían en el 2001 y 3/4 y terminarían en el 2045 y 1/2.» Sería demasiada casualidad, o porque el destino así lo quiso, pero resultó trágicamente cierto que en el mes 3/4, que corresponde a septiembre del año 2001, el día 11, tuvieron lugar unos atentados terroristas jamás antes conocidos, sobre la ciudad de Nueva York, que paralizaron el mundo y marcaron un antes y un después en el devenir de la historia, a los que, en pocos años, siguieron dos guerras y una gran crisis económica de dimensión mundial... Hasta la fecha, ya que habrá que esperar hasta el mes de junio del año 2045, -quienes vivan entonces- para poder ver y valorar lo que haya acontecido en todo este periodo profetizado. Resultará ser un gran misterio, puede parecer un fenómeno sobrenatural, una casualidad irracional, o un

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enigma desconocido, pero los hechos parecen evidenciar la realidad y de ello hay que dar fe, por lo que he de transcribir varios párrafos del capítulo del citado libro, para verificar el contexto en que aparece la mencionada referencia al periodo de fechas que, con toda evidencia, resultaron ser trágicamente históricas. Los párrafos narran lo siguiente: «... John Taylor fue un matemático y un entusiasta astrónomo aficionado. También fue profundamente religioso. Aceptaba la Biblia como literalmente verídica, hecho bastante común en la década de 1860. De las mediciones que se habían efectuado, él dedujo que la gran pirámide había sido construida para registrar las dimensiones de la tierra y la extensión del año solar. Las proporciones de la pirámide habían sido concebidas para que expresaran ciertas leyes geométricas y astronómicas que se deseaba preservar y transmitir a futuras generaciones. Taylor consideró esto un “sorprendente descubrimiento” que lo sumió en una terrible incertidumbre. Taylor creía que sus cálculos demostraban que la pirámide había sido erigida en el año 2100 a.C. Eso significaba sólo unos 300 años después del gran diluvio, que la Biblia parecía datar en el 2400 a.C. Era imposible creer que el hombre había progresado lo suficiente en ese lapso de tiempo tan breve como para haber diseñado una estructura tan matemáticamente perfecta. Al buscar una solución a esta paradoja, Taylor vio la luz. Los diseñadores de la pirámide habían sido influidos por la revelación divina. Eso los identificaba como miembros de la raza adámica. Taylor también observó la semejanza de la unidad de medida de la pirámide con la pulgada británica. Murió en 1864, dejando a cargo de sus discípulos la conclusión de que los herederos del acto divino debían ser, por lo tanto, la raza británica, los descendientes de las Tribus Perdidas de Israel. Haciendo suya esta teoría, el escocés Robert Menzies declaró que el sistema de pasajes de la pirámide era nada menos que una representación cronológica de profecías, lo que corroboraba la Biblia, en una escala de

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una pulgada de la pirámide por cada año. Debemos apartarnos de la evolución del pensamiento racional para seguir el desarrollo de esa sobrecogedora teoría. Según un pequeño grupo de fervorosos creyentes que estuvieron particularmente activos entre 1890 y 1935, la Gran Pirámide demostraba el plan divino para la raza adámica. Mediante la conversión de las longitudes de los corredores y cámaras de la pirámide en años, meses y días, era posible predecir el futuro de ese sector elegido de la raza humana desde la Creación, en el año 4000 a.C. hasta el 2045 y 1/2 de nuestra era, fecha de la tribulación final. David Davidson, un ingeniero de Leeds, Inglaterra, se convirtió en el principal intérprete de esta revelación. Dedicó meses a la diligente medición de los pasajes y cámaras de la pirámide y publicó sus hallazgos en dos folletos en 1924 y 1934, The Great Pyramid Its Divine Message, y The Hidden Truth in Myth and Ritual. Davidson afirmaba que el simbolismo estructural de la pirámide había sido incorporado bajo “la supervisión, de inspiración divina, de maestros constructores protohebreos”. Aceptaba que la unidad de medida empleada hubiera sido el codo sacro que representaba unos 63 centímetros. Él desarrolló lo que denominó la “pulgada piramidal”. Davidson adoptó como su punto de partida espaciotemporal una imaginaria marca en la profundidad del suelo, fuera de la pirámide, sobre la línea que se proyecta hacia abajo desde el declive del Pasaje Ascendente. Designó el ajustable punto de partida como el año 4000 a.C. Avanzó hacia arriba, midió cada pulgada para cada año y llegó al punto de unión de los pasajes Ascendente y Descendente en el año 1486 a.C., que según declaró, representaba el año del Éxodo de los israelitas de Egipto, fecha que se considera demasiado antigua para ese famoso hecho. Denominó el lugar Portal del Ascenso. La longitud del Pasaje Ascendente representaba los años entre el Éxodo y el nacimiento de Jesucristo en el año 4 a.C., otra fecha controvertida. El breve pasaje horizontal

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que lleva al pie de la Gran Galería representaba el Pasaje del Mesías, marcado por la crucifixión. Cuando llegó a la parte superior de la Gran Galería, Davidson midió la longitud del pasaje que conducía a la Cámara del Rey. Calculada según la pulgada piramidal correspondía exactamente al periodo del 4 de agosto de 1914 al 11 de noviembre de 1918, la duración de la Primera Guerra Mundial. Acicateado por su estupendo descubrimiento, Davidson procedió a denominar la Cámara del Rey como “Cámara de la tumba abierta” y a definir otras fechas proféticas. Uno de los discípulos de Taylor, el coronel Garnier, ya había indicado en 1882 como el año del Segundo Advenimiento. Davidson la postergó hasta 1913 para que tuviera mayores probabilidades de verificarse. Utilizó la longitud de la Cámara del Rey para simbolizar los años entre 1936 y 20 de agosto de 1953. Por lo que sabemos, nada importante ocurrió ese día. Según Davidson, los días de la tribulación final comenzarían en el 2001 y 3/4 y terminarían en el 2045 y 1/2. Pero la teoría de Davidson de que la pirámide había sido construida como una cápsula de tiempo ya había sido demolida por el descubrimiento de sir Flinders Petrie, en 1880, de que sus constructores no habían trabajado según el codo sacro sino según el codo real, que representaba unos 52 centímetros.» Resulta difícil imaginar que este relato, que se ha transcrito textualmente, fuera fruto de la casualidad, o de una ironía trágica del destino, por el hecho insólito de estar referido, con precisión y sin ningún género de dudas, a unas fechas que resultaron ser especialmente trágicas por los acontecimientos ciertos que paralizaron el mundo, que habrían sido ‘profetizadas’ casi con un siglo de antelación, por el mero hecho de contar las ‘pulgadas’ de las galerías y la cámara del Rey dentro de la Gran Pirámide.

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Sería más probable considerar que esos dramáticos acontecimientos profetizados, en realidad podrían haber ocurrido porque unos terroristas sin escrúpulos, en sus creencias fanáticas de que cumplían con el destino, hubieran planificado cometer los atentados escogiendo cuidadosamente las fechas, haciéndolas coincidir con las que aparecen en numerosos textos y en infinidad de páginas web en internet, que recogen gran diversidad de informaciones, datos, y hasta opiniones personales, sobre aquellas ‘profecías’ que pesan sobre la historia de la humanidad desde los tiempos más remotos, que auguran siempre las peores calamidades. Pero lo que resulta verdaderamente inverosímil, si cabe, es llegar siquiera a imaginar que los constructores de la Gran Pirámide, diseñaron los planos y controlaron los trabajos de unos obreros con esa esmerada precisión y minuciosidad, porque fueran conscientes de que en cada pulgada, esquina o rincón de esos corredores y cámaras estarían marcando los acontecimientos futuros de la humanidad, en el transcurso de los siguientes cinco mil, seis mil, siete mil ¿...? y pico de años, meses y días posteriores. Por mi parte, tan solo puedo dar fe de que en el libro del que se han transcrito los párrafos, constan las fechas señaladas, el año 2001 y 3/4, en su página 26, que fue impreso en el año 1977 en Argentina, y que ha estado en una estantería desde la década de los años 80. Unos hechos que disparan la imaginación de cualquiera y la deja abierta a nuevos datos y otras muchas teorías que seguirán sorprendiéndonos.

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Una ‘sala de archivos’ Otras profecías no menos sorprendentes y que se hicieron muy famosas, fueron realizadas por el conocido psíquico norteamericano Egdar Cayce, a principios de los años treinta del pasado siglo XX. Habló repetidamente de Egipto como uno de los destinos de los atlantes y como el lugar donde se depositaron los registros históricos sobre la Atlántida. Habló Cayce de que la Esfinge se construyó hace unos diez mil años y que fue entonces cuando se produjo la destrucción y la evacuación de la mítica Atlántida. En este sentido pronosticó la existencia de un ‘Salón de los Registros’ enterrado bajo la Gran Esfinge. «Según Cayce, bajo la zarpa delantera derecha de la Esfinge se descubriría antes del final del siglo XX, exactamente en el año 1998, la entrada a una sala subterránea que habría permanecido oculta, donde se encontrarían toda la historia de la Atlántida y una serie de objetos y textos almacenados que demostrarían el origen atlante de la civilización egipcia, que heredó toda su sabiduría y sus conocimientos de otra muy anterior y mucho más desarrollada.» Existen numerosas leyendas sobre la existencia de túneles y galerías bajo la Esfinge, que se comunicarían con la Gran Pirámide, y que quizás encierren alguna verdad que a los arqueólogos actuales les cuesta verificar. Cronistas árabes antiguos y modernos, describieron la existencia de numerosas galerías y pasillos que se introducían bajo el subsuelo de la meseta de Gizeh hasta profundidades insospechadas, en las que se encontrarían todo tipo de tesoros. Aunque solo sea por curiosidad, parece oportuno recoger un episodio muy conocido entre los egiptólogos, acerca de uno de esos numerosos túneles subterráneos que realmente se conoce que existen bajo dicha meseta. «Durante la primera mitad del siglo pasado, el doctor John Kinnaman, un arqueólogo de reconocido prestigio,

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afirmó en conferencia pública que en unas excavaciones realizadas en 1924, junto con el también prestigioso egiptólogo sir Flinders Petrie, descubrieron de forma casual un túnel al sur de la Gran Pirámide. Según Kinnaman, existía un corredor descendente que, sumergiéndose a gran profundidad, llegaba hasta una sala que albergaba gran número de máquinas de extraño funcionamiento y, por supuesto, de origen desconocido. También mencionó la existencia de miles de prismas de cristal cuya función igualmente ignoraba, y una ‘máquina antigravedad’, entre otras muchas cosas. Sospechosamente, el doctor Kinnaman no recordaba la ubicación exacta de ese túnel extraordinario por lo que nadie ha vuelto a encontrarlo jamás.» Numerosos investigadores y arqueólogos han tratado y siguen tratando en vano de encontrar esa supuesta ‘sala de archivos’, existiendo una gran variedad de teorías acerca de lo que se podría encontrar allí. Por ejemplo, pruebas que expliquen supuestas conexiones entre las pirámides de Gizeh y las pirámides centroamericanas; la conexión matemática que se presume que existe entre esos monumentos con las catedrales góticas; evidencias de que Egipto obtuvo su ciencia de otra cultura superior y hoy día olvidada, etc. El caso es que ha transcurrido ya más de una década desde las fechas pronosticadas por Cayce y las profecías no se ha cumplido, aunque sí que se tiene certeza de la existencia de cámaras, corredores y pozos subterráneos todavía sin excavar, y que incluso se solicitaron permisos -que fueron denegados- para seguir haciendo excavaciones con el propósito de localizar ese lugar, esa mítica ‘sala’ donde se encuentren documentos o secretos celosamente guardados por los antiguos sacerdotes egipcios.

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Pirámides y energías

«“Pir-a-mide” significa en griego “fuego en el centro”» La palabra ‘pirámide’ es, en sí misma, un misterio. Su etimología es sumamente interesante. Se creyó que provenía del término egipcio ‘peremus’ compuesta por las palabras ‘per-em’ que significa ‘aquello que sube’, pero se ignora por completo lo que significa la palabra ‘us’. Su acepción real se cree que deriva de las palabras griegas ‘pyr’ o ‘pirós, que significa ‘fuego’ o luz, y ‘midos’, que significa medida. Así pues, literalmente, el significado de pirámide sería ‘medida del fuego’ o ‘medida de la luz’. La luz, la electricidad y el magnetismo son radiaciones o energías misteriosas asociadas a determinados colores y formas. Se cree que la Gran Pirámide pudo ser un templo sagrado ‘energético’ por la existencia de intensas fuerzas telúricas que parecen generarse en su interior, incluso hay quienes afirman que la zona en la que se encuentra posee unas especiales características geológicas que la convierten en un acumulador de energía, si bien no es posible precisar la índole o naturaleza de esa energía. Incluso se cree que las pequeñas maquetas a escala con forma piramidal son capaces de generar algún tipo de energía, o alguna forma de influencia semejante a la de un campo electromagnético. La forma piramidal ha fascinado al hombre desde siempre, hasta el punto de que se ha acuñado el término ‘piramidología’ para referirse al conjunto de creencias pseudocientíficas de quienes dotan a las pirámides, o por extensión a la forma piramidal, de poderes místicos o

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sobrenaturales. Se llegó a suponer que los sacerdotes egipcios poseían conocimientos insospechados sobre las propiedades de la materia, de las formas y de las fuerzas capaces de influir o modificar los procesos naturales. La estructura piramidal parece recoger y emanar energías que aún no han sido estudiadas ni comprendidas, que en un futuro podrían dar nuevas claves importantes, y curiosamente, las proporciones de la Gran Pirámide parecen estar indicando los componentes principales del hombre: el agua y el carbono. Desde tiempos remotos se ha hablado del poder y los efectos que las formas piramidales pueden ejercer sobre los objetos y las personas. Se ha dicho que estas formas geométricas pueden contener secretos de la física todavía hoy desconocidos, a tenor de innumerables experiencias que se han hecho con el objetivo de demostrar que de ellas emanan supuestas energías que tendrían influencia en fines terapéuticos, la meditación, la momificación de animales, la conservación de alimentos, el crecimiento de las plantas, etc. Más por curiosidad que por sus posibles fundamentos científicos, puede ser interesante conocer algunas referencias relacionadas con supuestos efectos energéticos que se atribuyen a las pirámides, por la interacción con el agua, la humedad o el aire. Así entre los muy diversos artículos en libros o revistas que tratan sobre los efectos de las pirámides, se pueden encontrar datos como los siguientes. «En el año 1935, el profesor John Hall, de Chicago, haciendo experimentos con pirámides y empleando un anillo de cobre y dos hilos demostró que del vértice de la pirámide se desprendía una especie de carga eléctrica, con lo que corroboraba la controvertida experiencia de sir Williams Siemens, quien, encontrándose en lo alto de la pirámide de Keops, sufrió una descarga de electricidad estática al beber de una botella envuelta en un periódico húmedo.» «Durante los años 70 se realizaron diversas pruebas en el interior de la Gran Pirámide para tratar de localizar

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supuestas cámaras ocultas. Para ello utilizaron técnicas basadas en mediciones de rayos cósmicos que atraviesan permanentemente el planeta y que pierden parte de su energía cuando traspasan los objetos. Pretendían medir y registrar la frecuencia de dichos rayos impresionándolos sobre placas de rayos X. Los resultados y conclusiones que se obtuvieron fueron desastrosos, debido a que las mediciones que se tomaban variaban de un día para otro, cada vez que se registraban. El encargado del proyecto, el doctor Amr Goneid, afirmó: “O bien se ha cometido un error considerable que podría afectar a nuestras lecturas, o aquí tenemos un misterio inexplicable... llámelo como quiera, ocultismo, maldición de los faraones, hechicería o magia; aquí hay una fuerza que desafía las leyes de la ciencia aplicadas a la Gran Pirámide y a todas las leyes conocidas de la Física”.» También en los años 70, otra expedición compuesta por científicos norteamericanos y egipcios, realizaron una serie de experimentos en el interior de la pirámide de Kefrén, utilizando unos sistemas de emisión de ondas de radar y un potente ordenador para registrarlas, con el objetivo de localizar la existencia de cámaras todavía sin descubrir, en las que habría de encontrarse el sarcófago del faraón. El resultado de estos trabajos también fue considerado un rotundo fracaso, debido a que las ondas de radar desaparecían en el momento de traspasar los muros de la pirámide, como si fueran ‘engullidas’ por las piedras. Según la explicación que se dio entonces, a ese extraño fenómeno se atribuyó al ‘altísimo porcentaje de humedad’ acumulado en el interior de la construcción, a pesar de estar situada en un desierto permanentemente caluroso. «Un piramidólogo e inventor norteamericano, Patrick Flannagan, que con diecisiete años ya era muy conocido por su invento del neurófono, un aparato para la ayuda auditiva que transmite impulsos eléctricos directamente al cerebro, afirmó que “la energía de las pirámides altera las propiedades dieléctricas de la materia y sostiene que

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la energía dieléctrica es una reflexión de la carga eléctrica de la superficie de los cuerpos”. Constató también que la temperatura del interior de la pirámide es ligeramente superior a la del exterior y que el contenido de energía varía según el momento del día, la estación, el clima, las fases de la luna y la cantidad y polaridad de los iones de la atmósfera que rodea a la pirámide; y que, hasta cierto punto, la energía mental del investigador también puede afectar al resultado. Flannagan consideró a la Gran Pirámide como un “condensador y transmisor de energía bioplasmática” porque, tanto de día como de noche se podían detectar esas emisiones de energía que se concentran en el vértice de la pirámide que pueden llegar a alcanzar varios kilómetros de altura, de ahí, la capacidad de esa pirámide de generar energía continuamente, circunstancia que tendría alguna relación con la concentración de energías telúricas de la Tierra en la zona. Igualmente llegó a afirmar que las distintas cámaras encontradas en la Gran Pirámide, dispuestas verticalmente sobre la cámara del Rey, tienen el objeto de cambiar la frecuencia de ciertos sonidos producidos en la citada cámara. Por resonancia, toda la pirámide vibraría emitiendo ondas ultrasónicas.» Las cámaras y pasadizos de la Gran Pirámide están conformadas por enormes bloques de granito, una roca ígnea compuesta esencialmente por cuarzo, feldespato y mica. El cuarzo a su vez es un mineral compuesto por el dióxido de silicio, también llamado sílice, incoloro en estado puro, su dureza es tal que puede rayar los aceros comunes, y es muy abundante en las rocas graníticas. Cristaliza formando cristales de tamaños considerables, hexagonales, coronados por una pirámide trigonal. El silicio es el material con el que se fabrican los ‘chips’ que conforman los circuitos integrados de los ordenadores. «En el complejo de Stonehenge, no sólo repite las alineaciones astronómicas de los anteriores, sino que introduce además el segundo factor básico en todos los centros energéticos: la piedra con mineral de cuarzo. En

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este complejo se utilizó la piedra arenisca, como en otros el granito, pero en todos deberá estar presente el cuarzo, porque sin él, podemos afirmar que no existirá una auténtica capacidad energética. Así lo demuestran los arquitectos sagrados, que lo utilizaban ya muchos siglos antes de Stonehenge, y lo seguirían utilizando durante los siguientes 3.500 años sin interrupción. No sabemos hasta qué punto las presiones o las vibraciones a que puedan verse sometidas estas piedras pueden producir corrientes eléctricas con capacidad suficiente para conseguir efectos dignos de mención. Más bien parece que esta omnipresencia del cuarzo implique la existencia de otras propiedades de este mineral, aparte de la piezoelectricidad. Quizá como en tantos otros fenómenos, la presencia de mínimas corrientes eléctricas acompañe o provoque la actividad de las otras fuerzas que influyen en el biocampo.»

Viento que llegó de ninguna parte En la pirámide acodada de la planicie de Dashur, en Egipto, ordenada construir por el faraón Snefru, padre de Keops, periódicamente tienen lugar unos fenómenos que hasta la fecha se consideran un auténtico misterio, pues no se les ha logrado encontrar una explicación lógica. Cuentan varios testimonios que en los pasajes que hay en su interior se producen unas fuertes corrientes de aire de las que se no se conocen ni su origen ni su destino, y que aparecen y cesan sin causas aparentes. «Sus enigmas empiezan en la disposición de sus pasillos y cámaras, única en Egipto. Si los corredores de todas las pirámides tienen la orientación norte-sur, la acodada presenta dos orientaciones, a semejanza de los dos ángulos que definen sus caras exteriores. La entrada original se eleva unos diez metros del suelo en la cara norte. Cien metros de corredor de poco más de un metro

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de alto, que en su centro se ahueca una enorme galería vertical de casi doce metros de alto, a cuyos lados surgen otras galerías estrechas, que no conducen a sitio alguno, así como una cámara vacía. Los dos ejes interiores, el norte-sur y el oeste-este, están separados en su plano por 15 metros de distancia. En algún tiempo desconocido se abrió un túnel que los comunicó. Desconocido porque ese túnel no puede ser de la época de la construcción del monumento, ya que es fácil apreciar cómo fue excavado, lo que constituye uno de los grandes enigmas de esta construcción. Cuando en 1839 el coronel Howard Vyse y su ayudante Perring exploraron la pirámide, advirtieron un fenómeno extraordinario del que dejaron constancia en sus crónicas: Los trabajadores árabes que contrataron para el trabajo de desescombro de los pasajes sufrían un intenso calor y molestias por la falta de oxígeno. Pero un día, súbitamente, una fuerte ráfaga de viento comenzó a silbar a lo largo de los pasajes. Cuarenta y ocho horas después -cuentan-, el aire cesó misteriosamente y nadie logró encontrar la clave del asunto. Un hecho que no es esporádico, ya que las dos últimas veces que nuestro equipo visitó el lugar, tuvo ocasión de presenciar idéntico fenómeno, pudiendo constatar algo desconcertante. La ráfaga de aire sólo se produce en el canal que une los dos ejes y fluye con tal fuerza que es imposible encender una cerilla, aunque ese viento es imperceptible en los pasajes originales de la pirámide. La única explicación posible es que existan estancias y pasillos aún no descubiertos, con túneles similares a los canales de ventilación de la Gran Pirámide, capaces de ‘organizar’ el trasvase de aire por el interior de la obra, lo cual supone un nuevo reto a la investigación.»

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El poder de las pirámides Existen más testimonios que también relacionarían las pirámides con la circulación del viento por su interior. Así, dentro de la cámara del Rey de la Gran Pirámide se han registrado sonidos producidos por el viento que sopla procedente de los canales de ventilación, produciendo débiles vibraciones que se intensifican gracias a las enormes dimensiones de la pirámide, y que algunos expertos creen posible identificar con el sonido de alguna nota musical. Desde las últimas décadas del siglo pasado se vienen realizando numerosos experimentos científicos mediante los cuales se pudo comprobar el poder de la energía que desprenden las formas piramidales. Esto hace pensar que en la antigüedad conocían secretos que miles de años después se han podido verificar gracias a experimentos de laboratorio, y es que en las pirámides se generan energías muy potentes, tanto internamente, dentro de la pirámide, como en su entorno. Y no solo se generan esas energías en las formas piramidales, sino también otras formas geométricas, como las esferas o los conos, aunque con diferencias sustanciales. Salvando el hecho conocido de que muchas de las teorías que sustentan este tipo de experimentaciones son oficiosas, ya que carecen de reconocimiento oficial o de confirmación científica, y otras que están motivadas por creencias de espiritualidad o simples supercherías, lo cierto es que existen numerosas referencias sobre las múltiples y posibles cualidades que caracterizan estas estructuras piramidales. También es conocido que en los últimos años se han realizado numerosos y diferentes experimentos científicos para comprobar la influencia de la energía que desprenden las pirámides, constituyendo un amplio abanico de resultados y opiniones, como por ejemplo, llegando a afirmarse que esa energía influye en la deshidratación de los cuerpos, acelerando ese proceso,

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o para calmar algunos dolores en el cuerpo humano, para acelerar el crecimiento de las plantas y la germinación de semillas, en la conservación de alimentos, o en potenciar la memoria y los poderes de la mente, etc. «Los antiguos egipcios conocían ciertos secretos que se han podido comprobar mediante experimentos de laboratorio, por ejemplo, que las estructuras piramidales, además de cumplir la representación religiosa cultural que conocemos, generan energías muy potentes; aunque la mayoría solo conoce a las pirámides por su función arquitectónica, han de contemplarse también desde una dimensión diferente: la generación de energía.» En muchos libros y revistas especializadas podemos leer comentarios y afirmaciones sobre que las pirámides generan misteriosas fuerzas, de cuya naturaleza no se encuentra ninguna explicación certera. Se efectuaron numerosas pruebas buscando demostrar aspectos como que las estructuras piramidales constituyen una especie de imanes para los rayos cósmicos, o que son centros de electricidad estática. Existen abundantes testimonios y relatos acerca de personas quienes, tras visitar el interior de las pirámides, afirman haber adquirido el poder de predecir su propio destino... En uno de los libros de Javier Sierra, El secreto egipcio de Napoleón, hay un relato acerca de la estancia de una noche que Napoleón Bonaparte pasó en el interior de la Gran Pirámide, dentro del sarcófago de la cámara del Rey, en el que hay una frase que se asemeja a una profecía y que parece el anticipo de un gran secreto oculto que deberá descubrirse en el futuro. Dice así: «Insistió en llevarle ese ocaso a las afueras de la ciudad, al interior de la más grande de las pirámides de Giza, e iniciarle en sus arcanos secretos. ‘Quien domine la pirámide, dominará el Universo’, le anunció de camino. En cierto modo, Napoleón estaba seguro de que aquello era una gran verdad. Quizá, la verdad.»

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Experimentos con pirámides Muchos investigadores han comprobado que en el interior de cualquier estructura piramidal construida con material adecuado se producen una serie de fenómenos físicos, energéticos y cuánticos que se conocen con el nombre de energía piramidal o efecto piramidal. Actualmente, en Internet, resulta sencillísimo buscar y encontrar tantos y tantos relatos sobre experimentos, curiosidades y efectos que producen las pirámides, de los que se transcriben aquellos que pueden considerarse de mayor interés, especialmente los que describen acciones y efectos que dichas estructuras producen sobre el agua o la humedad. «La mayoría de las experimentaciones con pirámides que se conocen, fueron protagonizadas por personas con preparación académica o científica a los que, bien por la curiosidad o por el interés de su profesión, les motivó a poner en práctica este tipo de acciones para corroborar los supuestos poderes de las formas piramidales. Aunque los casos más sorprendentes parecen protagonizados por personas normales, sin mentalidad científica, que nunca estuvieron en Egipto, que ponen de manifiesto ese poder de las pirámides. Se trata de testimonios que confiesan haber obtenido notables resultados experimentando con pirámides, utilizando modelos de cartón, metal o plástico, construidos a escala exacta de la Gran Pirámide. En este sentido, son generalizadas las afirmaciones acerca de que esos modelos tienen un ‘poder intrínseco’ que influye en aspectos muy diversos y heterogéneos, como mantener afiladas las hojas de afeitar durante largo tiempo, de conservar frescos más tiempo los alimentos, de promover sentimientos de paz y de armonía interior, e incluso de ayudar a predecir el futuro.» El tema de la fuerza oculta que parecen poseer las pirámides, sea cual sea su tamaño, salto a la actualidad en el año 1970, a raíz de la publicación de un libro sobre

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las experiencias del ingeniero electrónico checoslovaco Karel Drbal, en el campo de las energías piramidales. Drbal, ingeniero de radiocomunicación, construyó una réplica a escala de la pirámide de Keops, y realizó continuos experimentos entre 1949 y 1954, con los que constató que las réplicas de las pirámides tienen la capacidad de mantener afiladas las hojas de afeitar y utilizarlas durante mucho más tiempo que el normal. Los experimentos consistían en colocar las hojas de afeitar debajo de una pirámide y comprobar que se regeneraba su filo, y les daba una capacidad de corte mayor y una mayor duración en cuanto al número de afeitados que las podía utilizar. Hojas de afeitar cuya vida útil era de siete afeitados, sometidas a la acción de la pirámide llegaban a los cuarenta afeitados. «Según Drbal ese efecto se debía básicamente a dos factores: por un lado demostró que en el interior de la estructura piramidal se produce un peculiar efecto de resonancia energética, que actuaría sobre la materia inorgánica, produciéndose una deshidratación rápida y profunda que eliminar la humedad del filo de las láminas metálicas, y por otro lado ejerce una acción sobre la materia orgánica produciendo la ‘momificación’, ya que “en las materias orgánicas dicha acción destruye los microorganismos que causan la putrefacción, facilitando la conservación de alimentos sometidos a la acción de la pirámide”. Realizó también experimentos con utensilios metálicos afilados, como tijeras, navajas, cuchillos, etc., y verificó que la energía del interior de las pirámides eliminaba la humedad en los espacios intracristalinos del filo de dichos utensilios.» «El agua posee dos tipos de cristales: sólidos -los comunes como los de la nieve- y líquidos. El profesor Linus Pauling, dos veces Premio Nobel de Química, descubrió que los cristales líquidos se ordenan cuando el agua es colocada en el interior de una pirámide. El comportamiento de dichos cristales provoca fenómenos que fueron observados por el químico y físico florentino

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Giorgio Piccardi, que realizó unos curiosos experimentos. El procedimiento es muy simple. Piccardi explica esos fenómenos de la siguiente forma: en contacto con la energía electromagnética que llega desde el espacio, los coloides se mantienen en suspensión, mientras que en cualquier sustancia que se aísle de estas radiaciones los coloides se precipitan rápidamente. Además, según Piccardi, las moléculas de agua funcionan como antenas que captan las radiaciones del Cosmos. Así se explica dice- que la velocidad de decantación sea mayor en el mes de Abril que en Septiembre, ya que el movimiento de la Tierra en la galaxia es máximo en Abril y mínimo en Septiembre. En una probeta se coloca un precipitado lechoso, consecuencia de mezclar cloruro de bismuto con agua. Más tarde se observa cómo la sustancia más pesada comienza a separarse de la más liviana. Piccardi demostró que el tiempo que tardaba en tener lugar este fenómeno de precipitación variaba con las horas del día, con los meses del año e, incluso, con los ciclos solares de 11 años. Otra de las pruebas realizadas por este experto consistió en comparar dos precipitados iguales, uno situado en el medio ambiente del laboratorio y otro protegido por un blindaje metálico hermético. El último decantó mucho más rápido debido a que el blindaje impedía que las ondas electromagnéticas del ambiente entraran en el tubo de ensayo. Por el contrario, en el caso del primero, las ondas mantuvieron la flotación de los coloides. Piccardi fue el primero en utilizar el término ‘activación’ como tratamiento físico, para cambiar las propiedades del agua. Aplicado a las pirámides, dicho experimento tiene, como veremos, resultados sorprendentes. Realizamos la prueba anterior con una solución de cloruro de bismuto en tres tubos de ensayo diferentes: el primero, sometido al medio ambiente normal; el segundo, protegido por una caja de metal blindada; y el tercero, situado bajo una pirámide de plástico. Añadimos agua a los tres tubos, con lo que se produce la hidrólisis -oxicloruro de bismuto-,

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dando como resultado, de forma casi inmediata, una solución lechosa. Sin embargo, la decantación tendrá lugar en tiempos diferentes: tres minutos para el tubo sometido al medio ambiente, uno en el caso de la probeta blindada y ¡quince! cuando se trata del tubo colocado en el interior de la pirámide. Es decir, la solución "protegida" por la pirámide comienza a precipitarse cinco veces más tarde que aquella "abandonada" a las circunstancias del medio ambiente. Como hemos visto, una pirámide retarda enormemente la floculación coloidal. En nuestra tecnología actual hay muy pocos medios capaces de provocar la liofilización de un coloide; entre ellos se encuentra la denominada goma arábiga, que prolonga el tiempo de suspensión de una solución coloidal. Fuera de estos métodos, sólo las pirámides funcionan como suspensores coloidales.» «En 1930, el radiestesista francés Antoine Bovis, visitando la pirámide de Keops descubrió los cuerpos de gatos, ratas y otros pequeños animales que después de vagar por los laberintos de la pirámide murieron en su interior y fueron depositados en un recipiente en la cámara del Rey. Pese a llevar muertos muchos días no presentaban signos de descomposición, y algunos se encontraban completamente deshidratados, momificados. Bovis construyó una maqueta de la pirámide de Keops, de 75 cm de altura, orientándola en el sentido norte-sur del campo magnético terrestre, y a un tercio de su altura colocó el cadáver de un gato que se momificó, tal como había sucedido en el interior de la pirámide de Egipto. Después de repetir el experimento varias veces, se dio por convencido de que la pirámide actuaba de manera decisiva e influyente a detener el proceso de putrefacción y a provocar una acelerada deshidratación de los cuerpos orgánicos colocados en su interior.» «Verne Cameron, un radiestesista norteamericano, fue el primero en notar que los productos alimenticios guardados bajo una pirámide no solo se mantenían

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frescos indefinidamente, sino que, además, conservaban todo el sabor y las cualidades nutritivas.» «Según Eric McLuhan, profesor de electrónica en la Universidad de Ontario, el hecho de que la pirámide esté alineada con el norte-sur magnético indica que sus efectos deben tener alguna relación con el campo magnético terrestre y que de alguna forma las ondas de energía de la pirámide son polarizadas. Dice que las pirámides egipcias son masas sólidas de roca cuyas cámaras están relacionadas entre sí como cavidades de resonancia, en las cuales puede almacenarse o excitarse la energía electromagnética, de manera semejante a los altavoces de alta fidelidad. Para McLuhan, la clave del poder piramidal está en estos tres aspectos: gravedad, magnetismo y resonancia. Afirma también que en Italia, Francia y Yugoslavia, cuando la leche y el yogur se distribuían en envases con forma piramidal los productos se mantenían frescos durante mucho más tiempo, lo que demostraría de forma indubitable que la intervención de otras energías existe, puesto que era imposible mantener los envases en la orientación norte-sur.» «Bill Schul y Ed Pettit, autores de dos libros clásicos sobre la energía de las pirámides, El poder secreto de las pirámides y El poder psíquico de las pirámides, llevaron a cabo diversos experimentos en los cuales constataron que las pirámides pueden, según su uso, acelerar o retardar el desarrollo de plantas, mejorar la cicatrización de las heridas y la sanación de trastornos emocionales, aparte de tener curiosos efectos sobre las personas que meditan en el interior de pequeñas réplicas de pirámides, contribuyendo al desarrollo de facultades paranormales.» «Son numerosos los experimentos realizados con réplicas de pirámides, a escala de las de Egipto, de todo tipo de colores y tamaños, con fines terapéuticos, con alimentos, con bebidas, con plantas, etc... para calmar los dolores de todo tipo en el cuerpo, regular el estrés, vencer el insomnio. Los expertos recomiendan utilizarlas de diferentes colores en función de la finalidad que se

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persiga. De color rojo para aumentar la vitalidad, de color anaranjado para facilitar la digestión, de color amarillo para tonificar el cuerpo, de color verde para calmar los nervios, de color azul para la meditación... También aseguran que se mejoran los sabores de las bebidas como el vino o el whisky, así como las frutas y la leche que se mantienen frescas durante más tiempo si se dejan unas horas bajo una pirámide.» «Especialmente importante el dato a tener en cuenta de las afirmaciones sobre la orientación que han de tener las pirámides para constatar sus efectos: la orientación ha de ser norte-sur coincidiendo con los polos geográficos de la Tierra.» Actualmente se siguen conociendo nuevas funciones de las pirámides, con utilidades insospechadas. Muchos investigadores siguen realizando experimentos en todo el mundo, buscando descubrir nuevas funcionalidades de las pirámides y el tipo de energía causante de los efectos que se observan. En algunos países hay empresas que comercializan todo tipo de estructuras piramidales, con distintos materiales, formas y tamaños, y para los más diversos usos y finalidades. Estos son algunos de los efectos constatados por quienes han realizado experimentos con pirámides: • Recuperar el filo de las hojas de afeitar. • Conservación y revitalización del agua. • Conservación indefinida de alimentos. • Las verduras y frutas se deshidratan sin iniciar proceso de putrefacción. • Tratamiento de líquidos en general. • Conservación indefinida del poder germinativo de semillas de cereales y hortalizas. • En apicultura se consigue mejorar el rendimiento y la producción de miel. • Aplicaciones terapéuticas en la cura de algunas enfermedades, dolores y traumatismos. • Efecto de relax en casos con trastornos del sueño.

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• Efectos que potencian la meditación y relajación. • Armonización de ambientes, haciendo el aire más fresco, las personas sentirse más cómodas y las plantas más sanas. Y estos son algunos testimonios que comentan esos efectos atribuidos al ‘poder’ o a la influencia ejercida por las pirámides: «Las pirámides se usan para la curación de algunas enfermedades, y para evitar su aparición. Especialmente las derivadas de malformación molecular por cualquier causa, como las reumáticas, mielíticas y otras de etiología desconocida, así como cualquier enfermedad con etiología bacteriana, ya que nada se pudre en las pirámides y ello impide la formación de colonias de saprofitos, mientras que no interfiere en absoluto con las bacterias simbióticas encargadas de la digestión, ni impide la función de los fagos encargados de limpiar el cuerpo de microorganismos extraños y partes de células muertas.» «Dormir dentro de una pirámide bien orientada y construida con unos materiales adecuados -siempre paramagnéticos como el aluminio, la madera o el vidrio-, representa la posibilidad de evitar contraer enfermedades reumáticas o infecciones bacterianas. No se sabe aún hasta qué punto previene de enfermedades víricas, pero se han tenido pruebas de que los virus muy difícilmente ataquen a un organismo cuyas moléculas de agua están bien estructuradas y el sistema inmunitario en perfectas condiciones. Las mejoras del sistema inmunitario se han hecho evidentes en muchísimos pacientes tratados con pirámides.» «Las cefaléas, migrañas y en general trastornos funcionales de etiología desconocida, variable o dudosa que han sido tratados en una pirámide, han remitido totalmente en todos los casos tratados hasta ahora.»

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«A este conjunto de fenómenos, armonía telúricocósmica, corrección molecular del agua, aceleración y coactividad de campo, eliminación de radicales libres y de protomoléculas oxidantes, debemos agregar el que quizá sea el mayor causante del aumento de la tasa vibratoria: La acumulación de neutrinos en el interior de la pirámide, así como dentro de las moléculas de agua en los organismos tratados.» «En las pirámides hay una diferencia enorme con los demás sitios porque muy diferente es el tipo de energía. Desde luego, los efectos biológicos y psíquicos son también diferentes.» «En la pirámide, los cuerpos orgánicos son afectados en cuanto a la estructura molecular del agua por el efecto conocido como ‘Simpatía Magnética de la Forma’. Este poderoso efecto (bien conocido por los físicos que fabrican piedras preciosas artificiales) hace que las moléculas de agua adquieran su forma natural correcta de 5-H₂O, haciéndose más solventes y menos oxidantes. Ya se sabe que la molécula de agua tiene una forma de pirámide perfecta, con casi 52 grados de inclinación de sus caras.» «Con lo que sí hay que tener especial precaución es con la composición de los materiales con los que se vayan a construir las pirámides, en las cuales sólo podemos confiar en aquellas que están construidas con aluminio, madera, vidrios, silícicos en general, plásticos o carbón.» Con la prudencia necesaria y sin entrar a cuestionar ni valorar los testimonios que hemos recogido, es preciso resaltar que todos ellos expresan una conexión directa y evidente de la influencia o la energía que las estructuras piramidales ejercen sobre el agua y aquellos cuerpos o elementos en cuya composición se contienen moléculas de agua, ya que en todos son comunes conceptos como éstos: - Deshidratación - Humedad - Estructura molecular del agua

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Agua y pirámides «Los templos de los egipcios estaban diseñados de tal manera que la distribución de las cámaras, los adornos y los utensilios tenían una relevancia simbólica, como lo demuestran los jeroglíficos que los cubrían. Junto al altar por lo general situado en el centro de cada habitación, estaba la cisterna de agua del Nilo que entraba y salía por tuberías invisibles. Allí también había imágenes de los dioses en series concadenadas, acompañadas de inscripciones mágicas. En aquellos templos y mediante símbolos y jeroglíficos se instruía a los neófitos en los secretos de la casta sacerdotal.» El agua, uno de los cuatro elementos básicos de la naturaleza, era considerada en Egipto como la fuente de renovación periódica de la vida y la riqueza, y porque encierra en su interior las claves de una extraordinaria fuerza, que probablemente era bien conocida por los sacerdotes y maestros egipcios. Uno de los aspectos que destacan sobre la función de las pirámides es su relación con el agua. «La asociación del agua con las pirámides fue constante en Egipto a pesar de las circunstancias topográficas desfavorables. Los ceremoniales incluían un obligatorio viaje por agua para llegar a las pirámides y Heródoto habla, incluso, de lagos asociados a la Gran Pirámide que los arqueólogos no han podido descubrir.» Son numerosos los mitos, leyendas y relatos, casi de ciencia ficción, que relacionan con fenómenos sobre la influencia que las pirámides ejercen sobre el agua, la humedad, o la deshidratación, especialmente referidos a la Gran Pirámide. Un autor árabe, Abu Mohammed Abda Allah, relató en tiempos remotos una de sus aventuras en el interior del monumento: «El pozo era cuadrado y los hombres que bajaron a él encontraron una puerta que conducía hasta unas salas llenas de cuerpos de animales muertos extraordinariamente ligeros, pues el tiempo les había vuelto tan pesados como la paja seca.»

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Otros investigadores observaron que los cuerpos de animales aparecieron momificados, por lo que utilizaron esta estructura piramidal para realizar experimentos y verificaron que producía fenómenos de deshidratación en pequeños animales y frutos. En un amplio artículo de la revista MÁS ALLÁ DE LA CIENCIA, número 16/03/1996, un monográfico dedicado íntegramente a las pirámides del mundo, hay una cita en la que destaca la cantidad de agua como componente de las piedras que conforman la pirámide de Kefrén: «En la pirámide atribuida a Kefrén si hay restos de ablandamientos en su cara oeste. Se pudo constatar que en algunos lugares, para rellenar los huecos vacios, se colocó pasta de tal forma que hoy es difícil apreciar los desperfectos. Las hiladas recorren decenas de metros sin que se observe junta alguna y con señales inequívocas de las maderas que constituyeron el armazón de tan singular mortero. Por su parte, investigaciones llevadas a cabo por el doctor Klemm sobre algunas piedras de esta pirámide arrojan resultados muy significativos. Los análisis de Klemm demostraron no sólo que un mismo bloque presentaba diferentes consistencias, sino que cada uno de ellos era completamente distinto a los demás, cosa imposible en piedras procedentes de una misma cantera. Pero su gran descubrimiento lo realizó cuando pudo medir la cantidad de agua que poseían. Se sabe que todas las rocas contienen una pequeña parte de agua, pero las rocas investigadas por Klemm poseían una cantidad de hasta cien veces superior a la normal, y dato curioso, apreció más líquido en la parte inferior de las piedras que en la superior.» En 1818, el arqueólogo italiano Giovanni Belzoni exploró la pirámide de Kefrén y descubrió una entrada y un pasadizo descendente que llevaba hasta una cámara que contenía un sarcófago vacio. Dicha cámara, cuya parte superior tiene forma de pirámide, está situada justo en el centro de la pirámide y por debajo del nivel de la base. Belzoni lo describió así: «Al ser mi principal objetivo

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hallar el centro de la pirámide, me dirigí a lo largo de aquel corredor, al final del cual encontré otro pasadizo horizontal que me condujo directamente hacia el centro. Partiendo del pozo, todos los pasadizos estaban excavados en la roca viva, y el último al que habíamos llegado tenía menos de dos metros de alto por poco más de un metro de ancho. Al caminar por este pasadizo pudimos ver las paredes recubiertas de ramificaciones de nitrato potásico, que imitaba cuerdas de lana de un blanco cordero o las hojas de achicoria. Por fin llegamos a la cámara central de la pirámide, di algunos pasos por su interior y me paré a examinar el lugar, el cual había permanecido durante tantos siglos oculto a toda mirada para vergüenza de los esfuerzos realizados por los científicos deseosos de descubrirlo. La antorcha con que me alumbraba, aunque era suficiente para que pudiera ver las cosas esenciales, esparcía una leve luz por el interior de la sala. Naturalmente, mi mirada se dirigió hacia el extremo occidental de la misma, en donde esperaba encontrar el sarcófago situado de igual forma que el de la primera pirámide (la de Keops), pero me llevé una desilusión, puesto que en aquella parte no había nada. Al continuar examinando la parte septentrional de la cámara, me vi agradablemente sorprendido por el hallazgo de un sarcófago, enterrado a nivel del suelo. También en las paredes de la cámara se advierte la presencia de ramificaciones de salitre, pero mayores y más consistentes que las del pasadizo. Había algunas de hasta 6 centímetros de longitud que parecían las hojas dentadas y rizadas de la achicoria.» Existe una teoría según la cual, la sal hallada en las piedras interiores de la pirámide demostraría que estuvo sumergida o cubierta por el agua del mar durante alguna época desde su construcción. Sin embargo, esta teoría se debilita por el hecho científico de que el tipo de piedra de que está compuesta sufre exudaciones naturales de sal. Por tanto, aunque es posible que el monumento hubiera estado sumergido, al menos en parte, durante los miles

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de años transcurridos desde su construcción, la prueba que se aduce para demostrarlo no resulta decisiva. Investigaciones más recientes llevadas a cabo en la Gran Pirámide, han determinado que en las paredes del canal horizontal, en las cámaras de Descarga o en el pozo subterráneo se encontraron restos de una materia salada, lo que mueve a pensar que en dicha pirámide se hubieran llevado a cabo algún tipo de experimentación de tipo físico o químico. Otro dato reciente, proviene de las alteraciones que producen los grupos de visitantes en la estructura interior de la pirámide, debido a que “las continuas variaciones de las temperaturas provocan la formación de peligrosos depósitos de sal en las paredes, de tal forma que en tan solo seis años se pueden llegar a acumular una capa de hasta dos centímetros de sal”. Las moléculas de agua están formadas por un átomo de Oxígeno y dos de Hidrógeno (H2O). Esas moléculas a su vez se aglutinan de cinco en cinco tomando en su conjunto la forma de una pirámide. H2O H2O H2O

H2O H2O

Estructura de una molécula de agua

El profesor norteamericano Linus Pauling, Premio Nobel de Química en 1954, demostró que la molécula de agua no es H2O, sino un polímero constituido por cinco moléculas H2O colocados en los cinco ángulos de una pirámide de base cuadrada cuyo ángulo es de 52º, siendo una circunstancia de gran trascendencia que aún hoy resulta desconocida públicamente, incluso en muchas

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universidades, donde esta realidad es considerada como una “anécdota”. De resultar correcta la afirmación de un destacado científico, según la fórmula expresada, las moléculas de agua H₂0 se estructuran en agrupaciones que presentan inclinaciones iguales que las caras de la Gran Pirámide, lo que convertiría ese monumento en una representación faraónica de la molécula del agua. Basándose en este concepto, son muchos los autores que han llegado a relacionar la estructura de la molécula del agua con la representación arquitectónica que fue plasmada en dicha pirámide, aunque no faltan quienes dijeron que dicha coincidencia era fruto de la casualidad. Veamos otros testimonios que relacionan el agua con la temperatura en las pirámides de Gizeh. «Cuenta un viajero sobre su experiencia de su visita en el interior de la pirámide: El calor del sol a finales del verano en el desierto egipcio es horroroso. Al entrar en la Gran Pirámide y subir a la Gran Galería, en su centro, la temperatura era muy agradable. Aún después de haber permanecido allí por algún tiempo, se sentía igualmente grata y no demasiado fresca.» «Cuando salen de la pirámide, los que la han visitado se visten, se cubren bien y beben un buen vaso de licor, para prevenirse contra la pleuresía que podría provocar el cambio brusco de temperatura, al pasar de un ambiente extraordinariamente cálido, a otro más templado.» «Investigadores de la Gran Pirámide han observado en su interior un curioso fenómeno en la cámara de la Reina que lo relacionan con algún mensaje hermético, distinto de cualquier otro contenido en la estructura del monumento: A diferencia de cuanto sucede en otros lugares de la construcción, en los que la temperatura sufre algunas variaciones, y aun cuando posee ciertos cambios térmicos muy débiles, el interior de la cámara de la Reina mantiene una temperatura constante en todas las épocas del año, análoga a la media de la temperatura de la corteza terrestre. Esa inmutabilidad de temperatura ambiental se debe a la existencia de dos tragaluces, que

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desde dos paredes opuestas a la cámara se proyectan con una particular inclinación hacia el exterior de la pirámide, pero sin llegar a juntarse. Debe existir alguna razón para justificar el hecho de que el corazón de la pirámide tenga cierta temperatura. La estancia, según valoraciones de los ingenieros, está situada en la quincuagésima hilada de las piedras de la pirámide.» Otros investigadores, por ejemplo, comentan que la Gran Pirámide es extremadamente caliente y húmeda, olvidando que estaba originalmente cubierta con bloques de roca caliza pulida que podía reflejar el calor del Sol. De forma similar, se ha dicho mucho acerca del alineamiento de los canales que van desde la cámara del Rey hacia el exterior, aunque nadie sabe si estos canales habrían penetrado a través de los bloques calizos de la cobertura, que fueron removidos por los árabes. Otra precisión es la abundante cantidad de sal encontrada en el interior, en particular en la cámara de la Reina y en el techo calizo sobre la cámara del Rey. «Este dato divide la opinión de los investigadores, pues unos afirman que se debe a la composición de las piedras o causas naturales, mientras otros argumentan que puede ser debido a la realización de experimentos con agua salada en dichas cámaras.» «La pirámide de Micerinos es la de la paz espiritual. Si la Gran Pirámide está dedicada a la Astronomía y la segunda a la Medicina y al equilibrio físico, la tercera pirámide está emparentada con la paz interior y la progresión espiritual... El alto contenido en cuarzo del granito rojo presume la utilización de sus cristales con fines espirituales... Una gran pirámide revestida de granito, con sus cámaras interiores también de granito, dentro de un área que, como se ha demostrado estaba rodeada de agua, debía poseer unas propiedades que, manejadas con sabiduría, proporcionaba altos estados de consciencia a aquellos individuos que se sometían a sus proporciones.» Louis Charpentier en Los misterios de la catedral de Chartres, relata un pequeño texto en el que relaciona los

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grandes monumentos y construcciones de piedra con el agua, basándose en la existencia de pozos de agua bajo los dólmenes y las catedrales góticas, circunstancias que casualmente coinciden con la existencia de pozos bajo las pirámides. «...hice notar que un resultado análogo de tensión de la piedra se había obtenido, en el edificio gótico, mediante el sistema de la intersección de ojivas; al ser la acción buscada un ‘acondicionamiento’ del hombre en un sentido evolutivo, no es imposible que ocurriera lo mismo con la erección del dolmen. Con la diferencia de que éste es edificado por algunos individuos, y la catedral gótica por una multitud. Aunque los dos monumentos se asemejan a las antípodas entre sí, existen otros puntos de aproximación entre la catedral y el dolmen: el de una utilización de capas de agua subterránea. Como las catedrales, los dólmenes tienen generalmente su pozo, el pozo dolménico que parece haber pertenecido al conjunto que debía de constituir el dolmen y su recinto. Y muy a menudo, el agua de esos pozos tiene algunas propiedades terapéuticas. El nombre de ‘Bonneau’ para dólmenes no suele ser tan raro. Parece verosímil que exista cierta correlación entre esta agua y la acción buscada en el dolmen y, sin duda, también en las catedrales.» En el libro El Poder de las Pirámides 2, Emilio Salas y Román Cano, citan experimentos efectuados con agua y pirámides. Veamos algunas de ellas. «Realizando las experiencias de momificación se nos ocurrió la perogrullada de que en ellas existían siempre dos constantes: la evaporación del agua y la no putrefacción de los alimentos. La conclusión más lógica era que si podíamos separar estos dos factores quizá lograríamos averiguar algo más sobre los mecanismos de acción de la pirámide. La putrefacción es imposible separarla del agua, incluso investigando sobre cultivos de gérmenes, ya que es bien sabido que toda la materia viva contiene un elevado porcentaje de agua. Sólo quedaba una solución: estudiar el efecto de la pirámide sobre el agua. Ante todo debemos aclarar que ya conocíamos las

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maravillas que se cuentan del agua tratada en la pirámide, de las que hablaremos más adelante, pero lo que ahora tratábamos de averiguar era algo muy distinto: se trataba de saber qué le ocurría al agua en sí desde el punto de vista de sus propiedades químicas y físicas. Nuestro experimento consistió en realizar un test sobre la evaporación del agua. No por esperados los resultados fueron menos sorprendentes: el agua se evapora mucho más rápidamente bajo la pirámide que bajo un cubo o al aire libre. Esta experiencia la repetimos multitud de veces y siempre ocurrió lo mismo. En una ocasión debimos ausentarnos por unos días y dejamos tranquilamente sobre la mesa los recipientes con el agua sobrante de una de estas experiencias. A nuestro regreso, comprobamos con estupor que uno de los recipientes estaba completamente seco mientras que los otros dos todavía contenían agua. Se trataba de pequeños recipientes (cápsulas de Petri) con poca cantidad de agua, y supusimos que el que estaba seco sería seguramente el sobrante de la experiencia con la pirámide, ya que éste era el que había quedado con menos agua; pero aun así esto no justificaba la diferencia. Para proceder a la ratificación de nuestra hipótesis, colocamos en la pirámide un recipiente con agua durante quince días y luego dejamos sobre la mesa, sin ninguna protección, dos cubetas con la misma cantidad de agua, una con agua de la pirámide y la otra con agua del grifo. El resultado fue comprobar que el agua tratada seguía evaporándose más rápidamente que el agua común, aun después de retirada la pirámide. En la serie de pruebas que realizamos a continuación pudimos comprobar que, a pesar de las pequeñas diferencias que observamos en todas las experiencias con pirámides, el agua tratada siempre se evapora aproximadamente un 10 por 100 más que la no tratada. ¿Qué había cambiado en el agua para producir tal diferencia? Mandamos realizar análisis de las dos muestras de agua pero no revelaron la más mínima diferencia de composición química. Ése no era el camino.

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Si la composición química no sufre alteración, entonces deben ser las constantes físicas las que son alteradas por la pirámide. En este caso, tiene que ser forzosamente la tensión superficial la que debe haber disminuido.» «Existen en los cuerpos vivos cristales líquidos y materias que se aproximan a los mismos, a través de los cuales la tasa de los procesos vitales puede ser influida. Asimismo, la afirmación de la acción que el magnetismo ejerce en dichas estructuras inestables es un dato más a tener en cuenta en la acción de las pirámides sobre el agua y los seres vivos.» «El profesor ruso Karl Sigmundovich Trincher, basándose en sus investigaciones sobre las propiedades hasta ahora ignoradas- del agua, explica que este líquido es la sustancia con mayor poder dieléctrico conocida. La capacidad común es de 10, pero el agua tiene 80. Esta cualidad dieléctrica origina múltiples anomalías que desafían las leyes de la Física y la Química. El agua es el fluido por excelencia; es el solvente universal, y como tal posee cualidades potenciales, como una conducción casi perfecta de la electricidad y el magnetismo.»

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El enigma de los sarcófagos vacíos «Si las pirámides no son tumbas, los sarcófagos que se encuentran en su interior no son ataúdes.» Conclusión que señala otro de los enigmas a los que nadie encuentra respuestas coherentes o convincentes. Grandes sarcófagos de granito y piedra bien pulida y cuidadosamente trabajada se encuentran en el interior de las pirámides, por todas partes, pero todos vacios... En el interior de varias pirámides se encontraron sarcófagos de granito, vacíos y que tienen un tamaño más grande que los pasadizos interiores por los que fueron introducidos, lo que indica que los introdujeron mientras se ejecutaron las obras, lo cual, una vez concluidas las construcciones hacía imposible que pudieran ser robados. Los ejemplos más interesantes son los sarcófagos de las primeras dinastías, encontrados en las pirámides de Zoser, Keops, Kefrén, Unas, o Diodefre. «En la pirámide de Sekhemjet, la cámara permaneció inviolada hasta 1954, fecha en la que los arqueólogos descubrieron, asombrados, que el sarcófago realizado en una sola pieza de alabastro, que supuestamente había de contener los restos del faraón, estaba lleno de... ¡aire! Un hecho que se repite en estas construcciones, lo que hace suponer que, en realidad, estos edificios no fueron alzados como tumbas, sino como centros rituales donde celebrar extrañas ceremonias para prolongar la vida de los reyes.» El sarcófago de la pirámide de Keops es el único elemento que se encontró en el interior de la pirámide, en la cámara del Rey, y se sabe que la tapa desapareció en el siglo XVIII, tras la expedición de Napoleón Bonaparte. A propósito de dicho sarcófago, François Jomard, uno de los miembros eminentes de dicha expedición francesa, relató: «...Esta cuba o prisma hueco de granito, de una simplicidad extrema y estrechas dimensiones... ¿Puede acaso compararse a los sarcófagos de las tumbas reales

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de Tebas, y ha compartido alguna vez su destino? ¿Era esta cuba una tumba o un simulacro?» El hecho que suscita dudas es que en los sarcófagos de las dos pirámides de Gizeh no se encontraron momias o restos funerarios. Y otro detalle muy importante es que no presentan ningún tipo de inscripción o jeroglíficos, a diferencia de muchos otros sarcófagos encontrados en los enterramientos y tumbas reales.

Sarcófago de la pirámide de Keops

Sarcófago de la pirámide de Kefrén

Desde las canteras eran transportados en un único bloque de duro granito rojo y una vez en las pirámides, en el interior de las cámaras es cuando se cortaban las

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tapas y se vaciaban por su interior, algo por otra parte a lo que tampoco se le encuentra una explicación racional que permita comprender cómo pudieron ser cortados y vaciados con tanta precisión y perfección con las pobres herramientas que disponían en esa época. «El sarcófago de Diodefre presenta muestras inequívocas de la utilización de una taladradora tan eficaz que era capaz de cortar, en el interior del bloque, perfectos ángulos de 90 grados.

Sarcófago de Diodefre

Otro de los elementos que aparecen comunes a todos estos sarcófagos encontrados dentro de las pirámides, a diferencia de los hallados en las tumbas, es que tienen la apariencia de estar sin terminar, pues en todos falta el pulimento final. Javier Sierra en el libro En busca de la Edad de Oro, relata con detalle un testimonio sorprendente, acerca de unos sarcófagos hallados en un pozo en la meseta de Gizeh, cercano a las dos pirámides, cuando se realizaban unas excavaciones: «A primeros de 1998 el doctor Zahi Hawass, el máximo responsable arqueológico de la meseta de Giza, anunció el descubrimiento de otra ‘tumba de Osiris’ cerca de las pirámides. Hawass fechó el hallazgo -ubicado a medio camino entre la Esfinge y la segunda pirámide de Gizeh- en una época cercana al

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período saíta. Esto es, entre los años 665 y el 525 a.C. Y añadió que la tumba había sido hallada vacía y sin inscripciones. Lo primero que me llamó la atención fue la embocadura del monumento funerario: un pozo de sección cuadrada y unos quince metros de profundidad, que inmediatamente daba paso a otra sección interior sumida en la más absoluta de las penumbras. El pozo, según me informó el inspector mientras descendía conmigo por unas resbaladizas escaleras de mano que se perdían en la oscuridad, tenía unos setenta metros de profundidad y estaba dividido en tres niveles principales. En uno de ellos reposaban cinco sarcófagos de granito negro, vacíos. Y más abajo, rodeado por un foso de agua, un sexto sarcófago, gigante, pero con la forma de un hombre tallada en el fondo; descansaba allí desde tiempo inmemorial. De haber albergado a un ser humano, su ocupante debió de medir más de dos metros veinte de alto, y mereció la construcción de una galería vertical de enormes dificultades técnicas en su vaciado, que acogió aquella caja de piedra enorme. Y de haber permanecido siempre vacía..., ¿para qué tanto esfuerzo?» Este no es un testimonio aislado. El mismo enigma de grandes sarcófagos de piedra encontrados vacíos se repite en otro lugar de enterramientos conocido como el ‘Serapeum’, descubierto bajo las arenas en Sakkara, por el profesor Auguste Mariette en el siglo XIX. «Consiste en un complejo laberinto de túneles subterráneos en los que se encuentran alineados a lo largo de varios pasillos 24 sarcófagos de granito. Miden 3,80 metros de largo; 2,30 de ancho y 2,40 de alto. Sus paredes tienen un grosor de más de 40 centímetros, y la tapa de unos 60. Cada uno pesa más de 70 toneladas, incluida la tapa. Se atribuyen a tumbas para bueyes Apis, y sin embargo todos estaban vacíos, sin ninguna momia dentro, incluidos los que se encontraron intactos y hubieron de ser abiertos con dinamita. La Gran Pirámide de Gizeh, el Serapeum de Sakkara, la intacta pirámide de Sekhemjet, son algunos ejemplos

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destacados de hechos que todavía hoy desconciertan a los egiptólogos: los sarcófagos vacíos. Algunos de ellos de tamaño descomunal, por lo que surgen inevitablemente incógnitas. ¿Para qué sirvieron, qué uso, qué finalidades tenían estos sarcófagos y sus tapas? ¿Eran elementos de iniciación o celebración de algún tipo de ceremonias o ritos? ¿Eran piezas o recipientes donde realizaban alguna forma de experimentaciones? Puesto que si no fueron sarcófagos para enterramientos, entonces ¿eran tan solo contenedores o tanques para agua? Algunos especialistas en temas ‘esotéricos’ especulan sobre la posibilidad de que estos misteriosos sarcófagos de piedra fueran utilizados en ceremonias de iniciación, para los faraones que se introdujeran en su interior esperando recibir algún tipo de aporte de energía cósmica de la pirámide, o para que sus espíritus y sus mentes alcanzaran la paz o determinados estados de conciencia. Hemos citado la anécdota referida a Napoleón Bonaparte que pasó una noche dentro del sarcófago de la cámara del Rey, en la Gran Pirámide. De cualquier manera, el hecho de que en las dos grandes pirámides los sarcófagos tengan unas dimensiones más grandes que los pasadizos de acceso a las cámaras, por lo que nunca podrían ser sacados intactos, lleva a la paradoja de que los posibles saqueadores pudieran llevarse los cuerpos momificados de los faraones pero nunca sus sarcófagos de piedra, lo que hace pensar en la existencia de poderosas razones que tuvieron los sacerdotes y constructores para hacer imposible que los sarcófagos pudieran ser robados por los profanadores. En los últimos apartados hemos citado testimonios que relacionaban las pirámides con el agua, con materia salada, con experimentos, y finalmente encontramos unos sarcófagos que aparecen vacios en cámaras de las pirámides y cuya función más bien aparenta ser la de... contenedores para agua. Enigmas sin respuesta que habrán de servirnos para reflexiones futuras.

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Electricidad en el antiguo Egipto Otro de los aspectos que forma parte de los grandes misterios o enigmas que preocupan a los investigadores lo constituye la luz o los métodos que pudieron utilizar los antiguos egipcios para poder iluminar el interior de los recónditos lugares donde realizaron esas obras tan maravillosas, que han dado lugar a toda clase de teorías y respuestas, algunas de las cuales se presentan como meras especulaciones, como las que sostienen que los antiguos egipcios conocieron la electricidad o llegaron a disponer de sistemas para generar luz. La curiosidad y la sorpresa son los sentimientos que surgen a la mente de todos cuantos tratan de averiguar cómo en el antiguo Egipto lograron alcanzar tal perfección artística y técnica, trabajando en las condiciones de completa oscuridad que se dan en el interior de las pirámides, en el interior de los templos, o en los corredores subterráneos de las tumbas socavados a lo largo de cientos de metros bajo montañas, para mover grandes bloques de piedra, pintar y esculpir, hasta los más pequeños detalles, en bajorrelieves, figuras o pinturas sobre las paredes, columnas y techos. Por el interior de las pirámides movían bloques que pesaban varias toneladas, y su desplazamiento por los estrechos corredores tuvieron que hacerlo con algún tipo de iluminación. Los trabajos en el interior de templos y tumbas, los bajorrelieves, las pinturas, las inscripciones jeroglíficas, fueron hechos sobre la roca virgen horadada, picada, pulida y preparada para posteriormente realizar las decoraciones. Todo ello ¿bajo qué tipo de iluminación? Las teorías más comunes sostienen que se iluminaron con la luz del fuego proveniente de teas, antorchas, velas, lámparas de aceite, u otras, que son los sistemas con los que se han pretendido explicar el enigma de la luz artificial en el antiguo Egipto. Pero las manchas de humo y de hollín propias de ese tipo de fuegos habrían quedado por todas

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partes. Las incógnitas surgen desde el momento en que los investigadores determinan que jamás se han hallado restos o manchas de humo o partículas de herrumbre en las paredes o los techos, o en ninguno de los pasadizos, que serían las señales propias dejadas por el humo, aunque hubieran tenido su origen en fuegos de pequeño tamaño, como candiles o lámparas de aceite que ardieran sin apenas expeler humo. Resulta complejo creer que los restos de humo que necesariamente debieron dejar esos fuegos no se aprecien por ninguna parte, al no existir restos de esa naturaleza en ninguno de los numerosos templos, ni en el interior de las pirámides, ni en los pasadizos subterráneos, ni en antecámaras, ni en ningún lado. ¿Cómo sería posible todo esto? ¿Acaso disponían de otros elementos o métodos para iluminar las cámaras, las galerías y los pasadizos subterráneos? Una de las hipótesis que se postulan es que los antiguos egipcios pudieron haber utilizado espejos con los que reflejaban la luz solar, estratégicamente ubicados en los tramos y esquinas de los oscuros pasadizos que conducen hasta las cámaras. Los espejos encontrados en Egipto no parecían ser de la necesaria calidad para esa función, y en las pruebas que llegaron a hacer con ellos, cada vez que reflejaban la luz, al menos una gran parte de ésta se disipaba, con lo que después de combinar varios espejos situados desde la entrada a una tumba y por el interior de las galerías, al final, a su objetivo no llegaba el más mínimo rayo de luz. Surge la incógnita que trae de cabeza a los investigadores. Si no utilizaron el fuego ni los espejos para tener la luz necesaria con la que iluminarse ¿cómo fue posible que ejecutaran con tanta precisión prodigiosas construcciones como las pirámides, con tan angostos y oscuros corredores y pasadizos, o los perfectos trabajos pictóricos con formidables colores, o las esculturas de los bajorrelieves, en las interminables y oscuras galerías subterráneas de las tumbas del Valle de los Reyes, y en los oscuros templos del antiguo Egipto?

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Una de las hipótesis, aunque parezca fantasía pura, sostiene que los antiguos egipcios pudieron trabajar en las condiciones que se han detallado porque conocieron la electricidad, porque iluminaron esos lugares por medio de lámparas. Algo que no debería resultar extraño ya que otras civilizaciones antiguas conocieron alguna forma de electricidad. Aunque es un hecho que ninguno de los ‘artilugios’ que pudieron haber utilizado con esa finalidad se ha conservado hasta nuestros días. Otro hecho, más inquietante, es conocer la existencia de unos documentos encontrados en una aldea de Deir el Medina, lugar donde vivían los artistas que decoraron tumbas en el Valle de los Reyes, en el que constan los instrumentales utilizados en los trabajos, y en los que se hace una alusión estricta a la contabilidad de la cantidad de lámparas utilizadas por los trabajadores cada día, lo que infiere a su vez en otro hecho sorprendente y enigmático, como es que de los miles de ‘lámparas’ que debieron utilizar, no quedara ni una sola para la posteridad. ¿A qué clase de lámparas podrían referirse? ¿Acaso eran lámparas que funcionaban con electricidad? En este sentido, muchos autores llegan a la conclusión de que los antiguos sacerdotes y maestros egipcios conocieron de alguna forma la electricidad y que pudieron haberla utilizado para iluminar los interiores. El cronista árabe Abdul el Latif, menciona el obelisco de Sesostris I, erigido en la ciudad de Heliópolis hacia el año 1970 a.C., resaltando que «... la cúspide piramidal tenía un recubrimiento metálico que se prolongaba varios metros hacia abajo, compuesto por una aleación natural de oro, plata y cobre, que curiosamente recibía el nombre de "electrum" que tendría gran capacidad de conducción eléctrica.» Casualmente ¿...?, todos los obeliscos egipcios culminan con una pequeña pirámide que, en algunos casos, estaría recubierta con la citada aleación. La reina Hatshepsut, de la XVIII Dinastía, tras la muerte de su padre, el faraón Tutmosis I, ordenó levantar varios obeliscos de los que solo queda uno en pie, el más alto de Egipto, situado en Karnak, de 33 metros de altura

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y unas 300 toneladas de peso. En la base se encuentran 32 líneas horizontales con jeroglíficos, ocho a cada lado, que describen porqué hizo construir esos obeliscos. Una parte de la inscripción dice así: «... Estoy sentada en el palacio y yo recuerdo a quien a mí me creó, mi corazón me ordena que tengo que construirle dos obeliscos de electrum...» Esas no son las únicas referencias existentes, ya que diversas crónicas narran que esos obeliscos tendrían la función de pararrayos, cuya finalidad sería proteger los templos o edificios cercanos. También es conocido que los ‘piramidiones’ con los que culminaban las cúspides de las pirámides, estaban fabricados o recubiertos de metal, como podría haber sido el de la Gran Pirámide de Keops, del que se dice que estaba recubierto de oro. Todas estas referencias y datos nos deben conducir a reflexionar sobre las diferentes motivaciones por las que los egipcios instalaran estos ‘dispositivos electrum’ en lo alto de las pirámides y obeliscos; una sería la protección contra los efectos causados por los rayos, pero también cabe otra posibilidad, y es la de que fueran utilizados con la finalidad de dotar a esas construcciones de un carácter ‘sobrenatural’ o mágico, que se pondría de manifiesto en aquellos días en que se produjeran descargas eléctricas causadas por fenómenos atmosféricos de las tormentas. En cualquier caso, resulta toda una tentación vincular la utilización de los citados ‘dispositivos’, similares a los que tienen relación con fenómenos eléctricos naturales, con su posible utilización para proveerse de electricidad con la que generar algún tipo de luz para poder iluminar el interior de los oscuros corredores y pasadizos. «Otro posible uso de los obeliscos tendría relación con la activación de las aparentes ‘bombillas’ descritas en los bajorrelieves del Templo de Dendera. Si se considera que los egipcios aprendieron a utilizar la energía eléctrica presente en la atmósfera, los obeliscos y sus cúspides de ‘electrum’ les habrían servido para atraer y descargar la electricidad, cuyos efectos serían semejantes a los que

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genera la electricidad estática, como los dispositivos que se conectan con tierra para descargar la electricidad que se acumula en el ambiente, en determinadas condiciones de calor y humedad.» Las ideas o teorías por las que se piensa que los antiguos egipcios conocieron y usaron la electricidad, y obtenían la luz necesaria para iluminarse en la oscuridad por medio de unas ‘lámparas’, tienen su origen en unos enigmáticos bajorrelieves existentes en el templo de Dendera, en el Alto Egipto, en los que se aprecian unos extraños objetos que algunos egiptólogos consideran que podrían tratarse de la representación jeroglífica de unas ‘bombillas’. Se trata de una serie de composiciones en bajorrelieve que representan a varias figuras humanas que sostienen o manipulan entre sus manos una especie de ‘berenjenas’, ampollas u objetos cilíndricos alargados que asemejan con meridiana claridad a unas bombillas eléctricas.

Relieve del Templo de Dendera

Son unas imágenes enigmáticas que a todos aquellos que las observan les recuerdan inevitablemente a unas ‘bombillas eléctricas’. Las descripciones que se atribuyen a esos bajorrelieves, son muy numerosas y prácticamente todas hablan de ‘bombillas’, refiriéndose a las figuras de egipcios que sostienen entre sus manos «... campanas

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alargadas y transparentes que en su interior muestran una especie de serpientes ondulantes, que se asemejan a unos ‘filamentos’. Dichas serpientes están en contacto o salen del cáliz de una flor de loto con forma de ‘casquillo’ que a su vez está conectado mediante un cable de cierta longitud, con una especie de pedestal sobre el que está arrodillado Shu, el dios del aire, que a su vez proviene de una caja rectangular que se asemeja a un ‘generador’ o ‘batería’... Se sustentan sobre un pilar o ‘djed’, el símbolo de la energía, la estabilidad y la fuerza, muy extendido por todo Egipto, mostrando con esto una llamativa semejanza con actuales aisladores de corriente de alta tensión... Todo el conjunto está presidido por la imagen de un gran babuino sosteniendo en ambas manos dos cuchillos que pueden significar una advertencia de los riesgos de la corriente eléctrica.»

‘Lámparas’ en Dendera

En la antigüedad se solía simbolizar la electricidad con una serpiente, debido a sus movimientos. Todos los símbolos que tienen o recuerdan los movimientos de la serpiente representaron a la energía solar en alguna de sus numerosas formas. Los rayos que surcan el cielo en las tormentas eran conocidos en la antigüedad como ‘la gran serpiente’ debido a las formas serpenteantes. Otra interpretación que se da a esos filamentos serpenteantes

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en el interior de las ‘bombillas’ de Dendera, es en el sentido de que podrían tratarse de ‘anguilas eléctricas’, una especie de peces con forma ondulada, conocidas precisamente por su capacidad para generar ‘descargas eléctricas’. Numerosas son pues las conjeturas, ¿qué es en realidad lo que representan esos bajorrelieves? «En el templo de Dendera hay bajorrelieves con numerosas inscripciones y representaciones pictóricas en las paredes y columnas que aparentan haber sido realizadas como para impartir conocimientos en unos términos que serían semejantes a los usados por los científicos modernos. Según estudios realizados por el arqueólogo alemán Alfred Waitakus sobre el significado de los jeroglíficos que rodean las ‘bombillas’ en esos bajorrelieves, asegura que en ellos abundan los términos que hacen referencia a la ‘luminosidad’.» Un relato que puede resultar clarificador sobre los jeroglíficos de Dendera, es el que refiere Javier Sierra en el libro ‘En busca de la edad de oro’, un testimonio extraordinario al haber encontrado referencias similares en multitud de templos egipcios: «Durante estos últimos años de visitas ininterrumpidas a Egipto, un extraño entretenimiento ha ocupado mis ratos libres: buscar en otros templos ptolemaicos como el de Kom-Ombo o el de Edfú -también construidos sobre montículos primordiales marcados por los compañeros de Horus- trazas del insólito jeroglífico de las ‘bombillas’. Al principio, la tarea no dio ningún fruto. Sencillamente, porque no existían ‘bombillas’ de ese tamaño esculpidas en ningún otro recinto faraónico. Sin embargo, cuando dejé de buscar ‘lámparas incandescentes gigantes’ y me concentré en los pequeños jeroglíficos, buscando alguna clase de forma estilizada de ‘bombilla’, éstas comenzaron a surgir por todas partes. Las hallé en los corredores de Edfú, bien visibles. También en Kom-Ombo, e incluso en Esna. ¡No había un solo templo de aquel período que no las tuviera!»

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Muchos investigadores llegaron a la conclusión de que la electricidad era sobradamente conocida por los sacerdotes del antiguo Egipto. Algunos análisis realizados por el ingeniero vienés Walter Gran, quién construyó un modelo de bombilla basado en los relieves de Dendera, confirmó que las serpientes representadas eran ‘chispas o descargas luminosas de gas formadas como consecuencia del voltaje proveniente de lo alto del loto’. Otra referencia que puede guardar relación con este enigmático asunto, aparece en un texto conocido como el Libro del Am-Duat, en el que se describe un «recorrido triunfal del dios Re por las 12 partes o regiones que hay en el otro mundo, cada una de las cuales se corresponde con cada hora determinada de la noche. La barca solar que lo transporta por el mundo de la oscuridad está iluminada a lo largo de su trayecto nocturno por doce divinidades que tienen forma... de serpientes.» Quizás las mismas ‘serpientes’ con las que iluminaron los antiguos egipcios en el interior de sus construcciones. «Cada mañana, el sol renacía bajo el aspecto de un niño que surgía de la corola de una flor de loto azul. Se pensaba que la flor de loto de color azul, cuyo aroma es más dulce y fuerte que el de la flor de loto de color blanco, confería el “aliento de la vida”. El loto azul es uno de los elementos más usuales en la simbología egipcia para denotar “renacimiento”, porque éste con la luz solar se orienta hacia el sol y emerge de las aguas en las que estaba sumergido por la noche.» Con estas referencias destacamos como los antiguos egipcios relacionaban a la deidad Re con el Sol, la luz que se enciende cada amanecer, y ésta a su vez con el loto, la flor del renacer, la flor simbólica en las religiones del Antiguo Egipto, de la India y luego de la China, la flor que nace del fondo de las aguas... El simbolismo que los egipcios representaron con la flor del loto pudo ser debido a la estrecha relación con los cuatro elementos conocidos de la antigüedad: tierra, agua, aire y fuego. La planta del loto hunde sus raíces en el barro, crece hacia arriba a

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través del agua y florece en el aire al calor y la luz solar. Esa flor sería pues un símbolo evidente de energía para los antiguos, y por qué no, de la electricidad. Sobre el posible conocimiento de la electricidad en Egipto y en otras civilizaciones de la antigüedad existen también numerosos testimonios y pruebas materiales que aseguran con toda certeza del conocimiento de diferentes pueblos, aunque en ningún caso se puede constatar si esa energía, tal como hoy la conocemos, fue objeto de algún tipo de uso, aunque solo fuera con fines rituales o mágicos. Hay indicios del conocimiento en la antigüedad de acumuladores eléctricos o baterías como es el caso de las famosas ‘pilas de Bagdad’... «Descubiertas en 1936, por un grupo de obreros dirigido por el ingeniero alemán Wilhelm Köning, cuando realizaban la construcción de un sistema de alcantarillado en la colina de Rabua, muy próxima a Bagdad, cuando se toparon con un extraño objeto de arcilla en forma de jarrón. Este objeto tenía 15 centímetros de alto, y poseía un tapón de asfalto de donde partía hacia el interior un tubo cilíndrico de cobre de 26 milímetros de diámetro y 19 centímetros de altura. A su vez, del citado tubo sobresalía una varita de hierro de 1 centímetro, cubierta de plomo ligeramente corroída por algún tipo de ácido. A pesar de que las autoridades y los "expertos" tildaron este pequeño jarrón o vasija de "objeto de culto" -muy típico en estos casos-, el propio Köning tras introducir un electrolito común en el interior del recipiente, logró hacer funcionar ese "objeto" como una batería. En el mismo yacimiento fueron descubiertos otros objetos que habían sido sometidos a un proceso de galvanización. Estos se dataron hacia el año 2000 a. C., por lo que se llegó a la conclusión que hace más de 4.000 años, los antiguos moradores de estas tierras de la Mesopotamia utilizaban pilas eléctricas.» «El posible conocimiento de la electricidad por parte de los babilonios lo corroboran una especie de pilas que se encuentran en el museo de Bagdad clasificadas como ‘objetos de culto’. Dichas pilas consisten en un recipiente

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de barro vidriado con una tapadera de asfalto atravesada por un arco de cobre y un electrodo de hierro en el centro. En el interior de estas pilas el análisis químico reveló la presencia de acetato de cobre. Técnicos de General Electric realizaron estudios concluyendo que se trataba de pilas eléctricas, lo cual fue probado llenando una de ellas con agua destilada, tras lo cual y después de miles de años de reposo, la pila mostró su actividad produciendo unafuerza electromotriz próxima a 1 voltio.» En 1565 d.C. el sacerdote jesuita Atanasio Kircher recogía en su obra Edipo Egipcíaco, un documento hindú con datos sobre la construcción de una batería eléctrica. El documento decía así: «...colocar una plancha de cobre, bien limpia, una vasija de barro y cubrirla con sulfato de cobre; luego cubrirlo todo con aserrín húmedo para evitar la polarización. Después poner una capa de mercurio amalgamado con zinc encima del aserrín húmedo. El contacto producirá una energía por el doble nombre de Mitra-Varuna. Se dice que una cadena de cien vasijas de este tipo proporcionan una fuerza muy activa y eficaz...» El griego Luciano (120-180 a.C.) describió una bella alhaja en Hierápolis, Siria, «...engarzada en una cabeza de oro de la diosa Hera, de la cual ‘emanaba una gran luz’, tanto que ‘el templo resplandecía como si hubiese estado iluminado con una miríada de cirios’... Luciano no dejó revelada la explicación a este misterio pues los sacerdotes se negaron a descubrirle el secreto.» Era una práctica habitual entre los egipcios, griegos y romanos, conservar en los sepulcros de sus muertos lámparas encendidas como ofrendas a los dioses. Hay testimonios suficientes de muchas de aquellas lámparas que fueron encendidas cuando se sellaron los sepulcros y se ha declarado que permanecían ardiendo cuando se abrieron varios siglos después. La posibilidad de preparar un combustible que se renovara tal como se consumía, ha dado lugar a bastantes controversias entre los autores medievales.

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A tenor de los testimonios, cabe la posibilidad de que los antiguos sacerdotes-químicos tuvieran conocimientos sobre cómo obtener combustibles que harían posible la fabricación de lámparas que permanecerían encendidas durante períodos de tiempo muy prolongados, aunque no de forma indefinida. Existen numerosas referencias, incluso en la antigua Roma o Grecia, que se refieren a la existencia de ciertas lámparas incandescentes de color rojizo, conocidas como ‘lámparas perennes’, como la que describió San Agustín, «... una lámpara perenne en un templo de Egipto, que ardía continuamente y que no podía ser apagada ni por los vientos ni por la lluvia», y también otra en Antioquia que permaneció encendida más de quinientos años. «O como la encontrada en el Templo de Numa Pompilio, en Roma, famoso porque en su cúpula brillaba siempre una luz encendida. Pausanias vio en el Templo de Minerva, en el año 170 de nuestra era, una lámpara de oro que daba luz durante un año sin que fuese alimentada por ningún combustible.» «El griego Plutarco escribió en el siglo I sobre una "lámpara perpetua" que tuvo ocasión de ver en el Templo de Júpiter-Amón, en el oasis de Siwa, al oeste de Egipto, en el que los sacerdotes que custodiaban el templo le declararon que la habían mantenido encendida durante siglos sin ningún combustible, aunque no le revelaron el misterioso funcionamiento esa luminaria. En una tumba situada en la Vía Apia que se abrió durante el papado de Paulo III, siglo XVI, se halló una lámpara que se había mantenido encendida en una cámara hermética durante casi mil seiscientos años. Se han descubierto lámparas perennes en todas las partes del mundo. No solo los países del Mediterráneo, sino también en la India, Tíbet, China y America del Sur, han aportado casos de luces que ardían de forma permanente sin combustible.» Todos esos indicios o testimonios apuntan a que en la antigüedad conocían diversas técnicas de iluminación, sin descartar la posibilidad de que la electricidad fuera también conocida y utilizada por las castas sacerdotales,

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«... atribuyendo su origen a los dioses, quienes, según los propios sacerdotes, convivieron con los hombres en los tiempos remotos, dándoles muchos conocimientos, entre otros el de la electricidad.» «Egipto no fue una excepción, pero al igual que el resto de los pueblos de la antigüedad, el conocimiento de la electricidad o de los fenómenos eléctricos, era un ‘secreto guardado celosamente’ por las castas sacerdotales, como un gran legado de los dioses, que se fue perdiendo progresivamente con el paso de los tiempos y los avatares de la historia.» Finalmente, queda hacer una reseña a un testimonio que quizás resulte ser el que con más evidencia apunta a que la electricidad era conocida en la antigüedad, y por los sacerdotes egipcios. Es el testimonio que figura en la Biblia, el que hace referencia al Arca de la Alianza, de la cual, muchas de las teorías en la actualidad sostienen que era una especie de generador eléctrico o una batería. Esta idea se basa en testimonios que la representarían como un ingenio del que salían rayos, construido en una época en la que se supone que la electricidad aún no había sido inventada por el hombre. Una explicación a las muertes que sufrían las personas que la tocaban puede deberse a la forma que estaba hecha; ‘con placas de oro por dentro y fuera, separadas por madera de acacia; una placa o plancha de oro gruesa que cubre la superficie exterior y formando un cuerpo con esa placa se levantan en ambos extremos dos querubines de oro’. Esa estructura sería similar a un condensador eléctrico formado por dos superficies metálicas conductoras que están separadas por una de madera, material dieléctrico que en un entorno seco puede llegar a acumular mucha electricidad estática. Si consideramos que el Arca fue construida por Moisés, un príncipe egipcio que con toda seguridad habría sido iniciado en el conocimiento de los misterios de los sacerdotes egipcios, surge de inmediato una seria duda, y a la vez una posible hipótesis sobre el poder energético o eléctrico del Arca de la Alianza, porque si se construyó con la forma y con los materiales que se

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describen en la Biblia, ciertamente dan pie a pensar que en realidad de lo que se trataba era de alguna especie de generador de electricidad. En este caso, probablemente, el ingenio solo sería una réplica de otros muchos ingenios de similar naturaleza, con propiedades eléctricas, que eran conocidos por los sacerdotes egipcios. El arca de los judíos sería pues una réplica o adaptación de un arca egipcia. En unos bajorrelieves del templo de File se ven sacerdotes egipcios transportando un arca a hombros por medio de unas pértigas, como las que se describen en el Éxodo. Concluyen así los numerosos misterios y secretos ocultos que rodean la cultura de los antiguos egipcios, como el hecho que constituye el Arca de la Alianza, que ni de ella ni de ningún otro ingenio de similar naturaleza, han quedado vestigios materiales o pruebas que llegaran hasta nuestros días.... tan sólo testimonios y leyendas. Algunos detalles que no deben ser pasados por alto en esa cultura, al igual que otras civilizaciones, son las ‘huellas’ de sus conocimientos que legaron en sus obras, especialmente las que dejaron en los monumentos de piedra. En sus templos y tumbas grabaron y pintaron las imágenes y los jeroglíficos con sus historias, las de los vivos y las de los muertos. Los bajorrelieves del templo de Dendera han desatado la imaginación de los arqueólogos sugiriendo ver en ellos unas ‘bombillas’. El templo de Luxor parece haber sido concebido como un libro sobre la anatomía del ser humano. Y las pirámides... ¿Por qué y para qué...? Veamos algunos secretos más que todavía guardan las dos pirámides más grandiosas y enigmáticas.

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La Gran Pirámide de Keops

La Gran Pirámide de Keops

El nombre con el que los antiguos egipcios conocían a la Gran Pirámide era: El Horizonte luminoso de Kufu. Referimos en un capítulo anterior posibles significados de la palabra ‘pirámide’, pero en lo concerniente a la de Keops se le confieren atributos referidos al ‘fuego’, como la representación simbólica de la ‘Llama Divina’, la que da origen a ‘la vida de cada criatura’. La Gran Pirámide está considerada como una de las Siete Maravillas del mundo y es la única que todavía se conserva. Aunque es conocida con el nombre del faraón al que se atribuyó su construcción, la Gran Pirámide es un vestigio incuestionable de los conocimientos de una civilización desconocida, ya que quienes la construyeron y la finalidad o propósitos para los que fue construida se perdieron en el olvido de los tiempos. Vimos como los egipcios y otras civilizaciones construyeron pirámides por todas partes y en épocas diferenciadas. Pero ninguna se asemeja a ella. Hay autores esotéricos que atribuyen a esta pirámide aspectos espirituales y sostienen que reúne un conjunto

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de conocimientos arcanos que los sacerdotes egipcios habrían guardado en forma codificada y que únicamente personas espiritualmente puras deberían poder descifrar. Resultará curioso conocer algunas teorías que atribuyen a las dos pirámides de Gizeh funciones tales como “guardianas de tesoros espirituales”, o de “una sabiduría oculta y trascendente que sólo algunas personas sabrían desentrañar en el futuro”. «Quien quiera llegar a ese punto donde los ritmos espaciales den la clave de los tiempos, deberá hallar la tercera medida, la medida secreta, la ‘vieja medida’, que fue también la de las Pirámides y del Templo de Salomón. Puede parecer sorprendente que semejantes correspondencias puedan existir entre Keops y Chartres; entre dos monumentos tan diferentes, dos formas de civilización tan distantes en el espacio y en el tiempo. No es sorprendente sino en apariencia. Al igual que la Naturaleza, la Ciencia que va de las Pirámides a las Catedrales es una, razón por la cual las coincidencias son constantes entre las proporciones de Chartres y las de Keops.» Louis Charpentier. Entre los numerosos hechos enigmáticos que rodean la construcción de la Gran Pirámide, hay dos datos que no pueden pasarse por alto, y que contribuyen a su grandeza. El primero es que, precisamente, apenas cien años antes a los que se atribuye su construcción, habría sido construida la primera estructura de piedra caliza que se conoce, lo que mueve a cuestionarse si las artes y las ciencias que representa, tanto para su construcción como su orientación y la posición geográfica de la Gran Pirámide, fueron concebidas en el transcurso de tan solo un siglo, o fueron ya conocidas desde mucho antes. Los

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primitivos utensilios empleados durante el siglo anterior al de su supuesta construcción no hubieran podido servir para sacar de la cantera los bloques de piedras con las que fue construida dicha pirámide. Los conocimientos arquitectónicos que se intuyen como imprescindibles para levantar la pirámide no se ven en las construcciones que fueron realizadas a lo largo del siglo que la precedió. No fue hallado ningún vestigio de que los primitivos egipcios que precedieron aquella época tuvieran tales conocimientos, ni los útiles apropiados, ni tan siquiera en forma elemental, o de que los hubieran desarrollado en apenas cien años. Al menos durante el siglo anterior no quedó evidencia o señal de muchas de las ciencias de las que depende su construcción. La ciencia, la técnica, el ingenio y los útiles necesarios para la construcción de la Gran Pirámide continúan asombrando a los ingenieros y a los sabios de hoy en día. El segundo dato es que en el transcurso de poco más de cuarenta años, después de que fueran construidas las tres pirámides de Gizeh, a los constructores egipcios parece que se les hubieran ‘olvidado’ las técnicas para edificar pirámides. Los faraones de dinastías posteriores a los reinados de Keops, Kefrén y Micerinos, levantaron pirámides en Abusir que carecían de los revestimientos, y en las que se emplearon bloques de piedra que apenas superaban la media tonelada de peso, con diferentes tamaños, presentando grandes irregularidades, colocados de forma tan ‘chapucera’ que entre las juntas que los separan es posible introducir un dedo y hasta una mano. En cambio, los bloques de piedra de la Gran Pirámide pesan entre dos y sesenta toneladas, y su colocación es milimétricamente perfecta, ya que entre las juntas de separación no cabe una cuchilla de afeitar. Es un hecho aceptado que la Gran Pirámide solo pudo haber sido construida empleando tecnologías muy avanzadas que nadie ha podido explicar, ni cuales fueron ni cómo los antiguos egipcios lograron alcanzar esos conocimientos, ni por qué la forma piramidal era de

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importancia tan vital para ellos como para embarcarse en empresas de semejante envergadura, para levantar esas imponentes estructuras de piedra, tanto por el esfuerzo como por los ingentes recursos económicos necesarios. ¿Tan sólo por el orgullo o la vanidad de dejar para la posteridad constancia de sus conocimientos? ¿O precisamente porque acaso sus conocimientos y las técnicas empleadas hicieron sencillos de ejecutar los trabajos para levantar esas estructuras? Es un hecho también, que en tiempos muy remotos hubo otras culturas que utilizaron piedras megalíticas que pesaban cientos de toneladas, que fueron cortadas, transportadas y milagrosamente colocadas en su posición con tal precisión que resulta igualmente difícil imaginar las técnicas que utilizaron, si realmente fueron hombres como nosotros, o fueron gigantes, como dicen numerosas leyendas. Estos datos y hechos realmente relevantes, ponen en duda las fechas sobre su construcción y los autores a los que se atribuyen. Aunque fue datada en el año 2570 a. C. existen toda clase de suposiciones acerca de que la Gran Pirámide habría sido construida muchos siglos o milenios antes de los que oficialmente se cree. Su construcción es atribuida oficialmente al faraón Kufu o Keops, aunque no ha quedado ninguna constancia de que fuera este faraón quien ordenó construirla; de lo que sí existen referencias es de que dicho faraón “llegó a ser odiado por el pueblo, por ser considerado como un ‘vil usurpador’, ya que lo que hizo fue cerrar ese monumento, quedando para la historia como un ‘cruel faraón que cerró los templos’, unos testimonios de los que se deduciría que en realidad, la pirámide llevaría construida muchísimos años antes, y que su finalidad, hasta entonces, podría haber sido muy distinta a la de un templo o monumento funerario”. «La Gran Pirámide no era un faro ni un observatorio, ni una tumba, sino el primer templo de los Misterios, la primera estructura levantada como depósito de aquellas verdades secretas que son la base cierta de todas las

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artes y las ciencias. La pirámide de Keops fue la primera y la mayor de todas, fue un prodigio arquitectónico que se edificó para cumplir su papel de 'máquina para la vida eterna'.» François Jomard, miembro de la expedición francesa napoleónica a Egipto, dejó un elocuente testimonio de la posible finalidad de las pirámides... «Una reflexión se plantea aquí a los espíritus atentos. Que las pirámides en general tengan una relación real o de analogía con las tumbas es algo que no se puede negar, y yo no he dicho nunca lo contrario. Establecido esto, ¿cabría asombrarse si se descubriera que las pirámides tienen puntos en común con la ciencia de la astronomía? ... ¿Por qué tendría que sorprendernos, después de todo lo que acabamos de decir, que las pirámides fueron no sólo representaciones materiales, como en Tebas, sino indicaciones relativas a la ciencia, y pruebas de las observaciones celestes que se hubieran llevado a cabo cuando la construcción? Y si se halla esta evidencia incontestable, ¿se podría seguir sosteniendo que con esta edificación no se persiguió ningún designio científico, y que su único destino era servir de sepultura al rey?»

El Tetragramatón Otro enigma muy significativo es el hecho de que en el interior de las pirámides no se hayan encontrado algún tipo de escritura, ni jeroglíficos, ni relieves, ni pinturas decorativas, aunque en la Gran Pirámide hay unos signos en su entrada que ya de por sí suponen otro gran secreto. Existe un acceso a la Gran Pirámide, situado en la cara norte, originalmente recubierto por varias capas de bloques de piedra, además de los de revestimiento, que está compuesto por cuatro bloques de descarga en forma de caballete apoyados sobre un dintel cuadrado. Dichos

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bloques y el dintel forman un hueco triangular, en cuya parte interior hay una inscripción de cuatro signos, indescifrable y enigmática, conocida como ‘Tetragrama’ o ‘Tetragramatón’.

Entrada a la Gran Pirámide y el tetragrama

Robert M. Schoch, doctor en Geología y Geofísica en la Universidad de Yale, en Estados Unidos, en su libro ‘El misterio de la Pirámide de Keops’, describe esa misteriosa inscripción de la siguiente forma: «La entrada a la Gran Pirámide se encuentra en el lado norte y consiste en un cuadrado cobijado por un triángulo. El cuadrado simboliza la palabra de cuatro letras: Yod-He-Vau-He, el Tetragramatón, la Palabra Perdida a través de la que la Luz Divina creó todas las cosas en el plano material. El triángulo, un símbolo de inmortalidad del alma, se eleva hasta un punto donde desaparece en el Infinito. Thothnu Tastmona también se refiere al Tetragramatón, el Inefable Nombre de Dios, las cuatro consonantes Y HV H, donde las verdaderas vocales son desconocidas y, por lo tanto, se desconoce la pronunciación, el Sem Hemaforás. Tastmona cree que la identidad de Jehová está codificada en las pirámides de Gizeh y parece que, para Tatsmona, Jehová es un cometa o, más concretamente, una tríada de cometas…. Si tienen o no algo que ver las cuatro letras bajo el dintel de la

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entrada de la Gran Pirámide con el Tetragramatón es una cuestión abierta y no una dirigida específicamente por el Doreal o Tastmona. Posiblemente las cuatro “letras” de este tetragrama de la Gran Pirámide están relacionados con los conceptos clásicos de los cuatro elementos -tierra, aire, fuego y agua- o con propiedades -humedad, sequía, calor y frío- o con el concepto gnóstico de que la naturaleza, la sabiduría y la ciencia se basan en los cuatro Principios: Los gnósticos decían que todo el edificio de su ciencia descansaba sobre un cuadrado cuyos ángulos eran el Silencio, la Profundidad, la Inteligencia y la Verdad. (Manly P. Hall, 2003, p. 116, citando a Albert Price).» Precisamente, Manly P. Hall, en uno de sus libros opina acerca de la posible autoría de dichas marcas: «El Tetragramatón es un panel de jeroglíficos situado encima de la entrada de la Gran Pirámide, del que un observador despreocupado podría pensar que ofrecía una solución al misterio..., lamentablemente solo data de 1843 y se talló en tiempos del doctor Lepsius como homenaje al rey de Prusia.» El antropólogo Eliphas Levi escribió que... «los lados de la pirámide miran a los cuatro puntos cardinales que representan los extremos de calor y frío (lados Sur y Norte) y los extremos de la luz y la oscuridad (lados Este y Oeste), y la base cuadrada de la pirámide representa además, los cuatro elementos o sustancias materiales de que está compuesto el cuerpo cuádruple del hombre.» El gran astrónomo Charles Piazzi Smyth, uno de los muchos y destacados estudiosos de la Gran Pirámide, consideró el monumento como “una heredad consignada para el futuro”, argumentando que... «La Gran Pirámide fue edificada, completada y herméticamente sellada; fue dejada así, como nosotros la conocemos; si dejamos aparte las dilapidaciones de que tenemos conocimiento, plantada en medio de un mundo de incrédulos, guardiana de sus secretos en el transcurso de los siglos, con objeto de que pueda servir al fin para el que estaba

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destinada, cualquiera que este pueda ser, en los días venideros del género humano”.» El historiador y geógrafo árabe Al-Masudi (896-956 d.C.), en referencia a las pirámides refirió lo siguiente: «Las pirámides son muy altas y de una construcción notable; en su superficie se encuentran toda clase de inscripciones, escritas con los caracteres de las naciones antiguas y de los reinos que ya no existen. No se sabe lo que es esta escritura, ni lo que significa. Los que han estudiado las dimensiones de las pirámides calculan su altura en 400 codos o más, como han comprobado los que han ascendido a ellas; las inscripciones se refieren a las ciencias, a las propiedades de los cuerpos, a la magia y a los secretos de la Naturaleza...» Se pueden encontrar numerosísimas referencias más acerca de la fascinación y la intriga que sigue causando la Gran Pirámide, como la del libro ‘El poder psíquico de las pirámides’, de Bill Schul y Ed Pettit: «Esta parece ser la historia de las pirámides: dejar escapar poco a poco sus secretos, lentamente, como si por designio el hombre deba crecer para conocer su significado. Uno se pregunta si los antiguos constructores ocultaron sus secretos tan astutamente precisamente por exigir a los investigadores un conocimiento en expansión constante acerca de su universo o de ellos mismos. “Hombre, conócete a ti mismo”, proclamaba el oráculo délfico, y cuando Paul Brunton permaneció toda una noche en la Gran Pirámide y fue visitado por el espíritu de un sacerdote, “recibió el mensaje de que los secretos reales estaban dentro de él mismo”.» Aunque mucho más enigmática resulta esta otra cita del libro ‘Las enseñanzas secretas de todos los tiempos’, de Manly P. Hall... «Al hablar de la Gran Pirámide los hombres dicen que es la construcción más perfecta del mundo, la fuente de los pesos y las medidas, el arca de Noé original, el origen de las lenguas, los alfabetos y las escalas de la temperatura y la humedad.»

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Y también esta otra: «La atmósfera y la temperatura de la Cámara del Rey son un gran misterio: hace en ella un frío sepulcral particular, que hiela hasta la medula de los huesos.» En cambio, otros investigadores comentan que la Gran Pirámide es extremadamente caliente y húmeda... Así pues, la Gran Pirámide ha sido relacionada por muchos expertos y en numerosas ocasiones con los mismos factores y propiedades que observaremos en el análisis de varios fenómenos atmosféricos... ¡Los cuatro elementos! ¡Cuatro propiedades! ¡Cuatro principios! ¡Temperatura y humedad! Hemos llegado hasta el propósito que pretendíamos, que no era otro que tratar de establecer algún vínculo o nexo de relación entre las estructuras piramidales con la física de los elementos, y si los secretos que todavía aguardan habrán de buscarse entre posibles respuestas de incógnitas como estas: ¿Qué finalidad tenía la Gran Pirámide? ¿Tuvo alguna influencia o interacción con los elementos o los fenómenos de la atmósfera? ¿Acaso se utilizó para la generación de algún tipo de energía? Lo habitual es estudiar este tipo de construcciones o monumentos desde un punto de vista arqueológico, lo cual conduce a muchos expertos a considerar que fueron tumbas o templos. En cambio, la Gran Pirámide, en base a sus enigmáticas y complejas estructuras, si se enfoca desde otra óptica, puede llegar a ser considerada como una máquina, un artefacto, ya que posibles finalidades han despertado la curiosidad de numerosos expertos en otras ramas de la ciencia. Veremos más adelante, en otro capítulo, algunas teorías interesantes o increíbles formuladas en torno a este enigmático monumento, por destacados científicos e investigadores con hipótesis que llegan a afirmar que la finalidad de la Gran Pirámide pudo haber sido cualquier otra cosa: una máquina generadora de energía, una planta energética, una bomba hidráulica, una máquina vibratoria...

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La Pirámide de la Salud «La primera pirámide fue consagrada a la astronomía y la historia; la segunda a la medicina.»

Pirámide de Kefrén

Kefrén o Jafra, fue el cuarto faraón de la dinastía IV de Egipto, entre 2547 y 2521 a. C. Heródoto escribió que Kefrén era hermano de Keops, reinó 56 años y que en su época todos los templos estaban cerrados al culto y que Egipto se encontraba en la mayor indigencia, siendo detestado por los egipcios; según Heródoto mandó erigir la segunda pirámide de la meseta de Gizeh, datada sobre el 2520 a. C. Unas narraciones que se contradicen sobre la construcción de esta pirámide. Es la segunda pirámide más grande construida en Egipto, tras la de Keops. Se supone que es la primera pirámide que se construyó basándose en el triángulo sagrado egipcio de lados 3-4-5. Los lados de su base miden 215 metros, su altura es de 143,5 y los ángulos de sus pendientes son de unos 53º. De la segunda pirámide de la meseta de Gizeh nos centraremos exclusivamente en destacar su estructura

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interior, o mejor dicho, la carencia de una estructura tan compleja como tiene la otra pirámide. Tiene dos entradas situadas en la cara norte; la primera a unos doce metros de altura, entre las hiladas de la pirámide, de la que parte un corredor descendente hasta el nivel justo por debajo de la base, hasta conectar con otro corredor que discurre horizontalmente y que conduce hasta la cámara funeraria, situada en el centro de la pirámide, en la que hay un sarcófago de granito rojo, que se encontró vacío. La segunda entrada está situada a nivel del suelo, a unos treinta metros fuera de la pirámide, con un largo pasaje que desciende por el interior y vuelve a ascender hasta confluir en el mismo corredor horizontal que lleva hasta la cámara. La cámara funeraria está tallada en la roca, aunque el techo está conformado por losas de granito colocadas oblicuamente, a dos aguas, con forma de triángulo; el revestimiento de los muros también es obra de cantería.

Estructura interna de la pirámide de Kefrén

Nos interesará señalar de esta pirámide la simpleza de su estructura interna: dos entradas, un corredor, una pequeña cámara funeraria y el resto, bloques de piedra amontonados hasta la cúspide. Y una paradoja: tiene dos pasadizos descendentes.... ¡que conducen al mismo sitio! «Las dos entradas recorren el mismo tramo nortesur. Una asoma al suelo de la meseta de Gizeh y da paso

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a un pasadizo que se interna en el subsuelo para luego ascender hacia la cámara. La otra emerge a pocos metros de la propia pirámide y, tras internarse horizontalmente, prosigue su camino descendente hasta juntarse con el canal que sube desde la otra puerta, para confluir en la única cámara interior. No se comprende el esfuerzo que supone el realizar dos pasajes que conducen al mismo sitio. Ni siquiera la Arqueología ha podido dar ninguna solución, lo cual aumenta el mérito de los arquitectos, que han logrado sembrar tal grado de desconcierto en nosotros.» Esta hermosa pirámide está considerada por algunos egiptólogos como una edificación dedicada al hombre, a los seres humanos, a la ciencia y a la medicina, y en algunos círculos es citada como la ‘Pirámide de la Salud’. Veamos algunos datos del por qué. En el monográfico MAS ALLA de la Ciencia, número 16/03/1996, dedicado a las Pirámides del Mundo, uno de los reportajes está dedicado a la Pirámide de Kefrén; es un artículo firmado por Manuel José Delgado y José Álvarez López, del que se transcriben algunos párrafos que son realmente impresionantes, pues en ellos se relaciona esta construcción... ¡con el sistema respiratorio y olfativo de los seres humanos! «Una posible solución al misterio de las dos entradas de Kefrén ha sido hallada recientemente, ya que sólo en los últimos años la Biología ha podido vislumbrar los factores que determinan los ritmos del ser humano. Es sabido que culturas tan diferentes como la griega o la budista han ejercitado disciplinas físicas destinadas a la armonía corporal. La práctica del yoga, por ejemplo, incluye un variado entrenamiento de la respiración, que siempre se ha considerado como la productora de ‘prana’. La existencia de este prana nunca ha sido admitida, pero incluso sin constatación científica los yoghis supieron de tan misteriosa energía y descubrieron que el ciclo del hombre es de 50 minutos, por lo que hacían un ejercicio consistente en respirar por uno de los canales de la nariz

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mientras taponaban el otro. Los griegos llegaron a similar conclusión y ejercicios, aunque para ellos el resultado más palpable, que sepamos, fue el de conseguir un cuerpo armonioso y un canon de belleza. La producción del prana ha dejado de ser una quimera para dar paso a investigaciones que indican que su existencia puede ser medible. El profesor José Álvarez López, director del Instituto de Estudios Avanzados de Córdoba, en Argentina, ha logrado un descubrimiento espectacular que puede cambiar la idea que tenemos de nuestro cuerpo, sus reacciones y sus posibilidades. En concreto, Álvarez López descubrió que, mientras respiramos, en el interior de la nariz se produce lo que llamamos ‘mocos’, que químicamente son una ‘base’. El paso del oxígeno durante la respiración hace que la parte superior de ese moco cambie su esencia y se transforme en un ‘ácido’. Lo curioso es que el moco mantenga a la vez las características de una base en su parte interior y más líquida, y las propiedades de un ácido en su parte exterior y más sólida. En laboratorio se ha comprobado que el enfrentamiento entre la base y el ácido produce una diferencia de potencial, similar a una electrólisis, de unas décimas de voltio, pero suficiente para que esta energía se incorpore a los mecanismos corporales. Los pelillos que tiene la mucosa nasal son los vehículos por donde transita esta energía. Pero llega un momento en que el proceso se invierte y predomina en el otro orificio de la nariz. Este cambio de canal principal produce una modificación de polaridad y el resultado más óptimo se consigue cuando este proceso dura 50 minutos. El problema reside cuando el hombre, voluntaria o involuntariamente, varía el tiempo de canalización del aire por cada orificio, lo que ocasiona una desarmonía. El profesor Álvarez López ha comprobado en su laboratorio que un cambio de polaridad en la ionización del aire provoca una variación inmediata en el orificio principal de la nariz que utilizamos en la respiración. En su Instituto de Estudios Avanzados se está hoy trabajando

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en un artefacto que varíe, en cada ciclo de 50 minutos, la ionización del aire de una habitación, para estimular así la respuesta humana de respirar coherentemente, lo que llevará a un aumento de salud. Además, las mediciones efectuadas en el interior de la nariz dan como resultado un cambio de potencial eléctrico de corriente alterna a continua y viceversa, un aspecto que tiene confundidos a los científicos. El profesor argentino ha podido constatar que la diferencia de positivo a negativo en ambos orificios nasales no es igual en todos los seres humanos, y tiene que ver con el género de la persona investigada. Para entendernos, diremos que una persona ‘muy macho’ tiene una diferencia de 70 a 10, mientras que otra ‘muy hembra’ tiene su relación de 10 a 70. Lo espectacular es que surgen mediciones que dan como resultado 20 a 60, ó 30 a 50, con lo que, por primera vez en la historia, se ha podido cuantificar mediante mediciones los rasgos de la homosexualidad.» Es importante considerar esos párrafos subrayados, por las relaciones establecidas en ese artículo, entre una pirámide y las funciones respiratorias de las personas, y por las propiedades ionizantes que se dan en la mucosa nasal, pues más adelante trataremos esas características para relacionarlas con la energía y la bioelectricidad en los seres vivos. «En el Antiguo Egipto, como en otras civilizaciones orientales, sabían que la enfermedad no existe como tal y que ésta es el resultado de una desviación del cuerpo, aunándose de este modo a los médicos modernos, que opinan que la mayoría de las enfermedades son psicosomáticas. Si esta producción de prana presupone, además de un cuerpo bello, el desarrollo de la voluntad para conseguir conocimiento, nos encontramos que el ‘men sana in corpore sano’ es el primer paso para acceder a lo que podemos definir como estados alterados con los que curar nuestro psiquismo y desarrollar nuestra espiritualidad. Cuando se escribió hace más de

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mil años que la Pirámide de Kefrén estuvo dedicada a la Medicina, desde luego nada debían saber de los datos referentes a la pila nasal. Para aquellos historiadores el asunto les era tan extraño como lo es hoy. Las prácticas mágicas se han tenido como supersticiones sin fundamento, así que resulta evidente el desconcierto de los investigadores cuando es la Biología la que pretende dar explicación a los enigmáticos dos canales que, desde el exterior, penetran en la Pirámide de Kefrén, relacionándolos con la importancia que tiene para el hombre la producción del prana en la nariz. De este modo llegan a resultar convincentes las antiguas historias que indicaban que, mientras en la Gran Pirámide de Keops sus arquitectos incorporaron el conocimiento que unos seres superiores poseían de los astros y sus interconexiones, en la Pirámide de Kefrén sus diseñadores plasmaron su saber médico. Y por si acaso alguien pudiera pensar que la semejanza entre los corredores de esta construcción y la nariz humana es puro azar, otros descubrimientos relacionados con las medidas del monumento abren un nuevo camino de investigación. Nos referimos a los ciclos biológicos.» Esta singular relación que los autores del citado artículo establecieron entre esa construcción milenaria y la nariz en los seres humanos, no es en absoluto gratuita ni casual, pues por una parte la estructura de la nariz presenta una similitud muy notoria con la estructura piramidal, y la pirámide a su vez es una estructura con la que se simboliza la ‘energía’. Unas formas de energía a la que se da una importancia vital en algunas culturas y religiones orientales, para las que el ‘prana’ representa una fuerza material y espiritual que el cuerpo puede llegar a alcanzar con determinadas prácticas. Adelantemos algunas referencias que tratan sobre dichas religiones, acerca de lo que interpretan o definen el ‘prana’, un concepto que será comentado ampliamente en otro capítulo.

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«Prana es una palabra en sánscrito que hace referencia a "lo vital", la fuerza de las cosas vivas y la energía vital en el proceso natural del universo. Prana es un concepto fundamental en el Ayurveda y el Yoga, donde se cree que fluye a través de una red de canales llamados ‘nadis’. Los tres principales canales son el Ida, el Pingala y el Sushuma. Ida hace referencia al lado izquierdo del cuerpo, terminando en la ventana izquierda de la nariz y Pingala al lado derecho, terminando en la ventana derecha. En algunas prácticas, como el Pranayama se cree que el hecho de alternar la respiración por una y otra ventanas nasales permite que el prana fluya por el cuerpo.» « De forma práctica, se pueden explicar de diferentes formas los sentimientos fisiológicos de hambre, sed, calor o frío. Todos los sentimientos o energías que aparecen o fluyen en el cuerpo, pueden ser interpretados como una evidencia de que el prana está ahí, ya que es lo que distingue a un cuerpo vivo de uno muerto. Cuando un ser vivo muere, el prana o fuerza vital escapa por sus orificios y poros. El ‘Prana’ está formado por glóbulos vitales cuya energía es completamente distinta a la luz, pero depende de la luz para su manifestación. Según la Ciencia Kun-Li, Prana es la energía Cósmica Primaria en el Universo, y tiene diversas formas de manifestación, es indestructible, está sujeta a transmutaciones ilimitadas y metamorfosis eternas. Puede mover los astros, sostener galaxias, crear los campos psíquicos, hacer circular la sangre, dar calor o frío, etc. Así Prana es: calor, luz, gravedad, magnetismo, vigor, vitalidad, pensamiento, emociones, Alma y Espíritu. De modo que Prana es energía, energía cósmica, y nuestro primer encuentro con ella es en el cuerpo físico. Se manifiesta primero como respiración y luego va manifestándose como otras formas de respiración: influencias, magnetismo, pensamientos, vida, creación, ser.» De forma tan elocuente habremos de valorar estas connotaciones de la tradición hinduista, expertos en este

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campo de las energías vitales, y salvando los aspectos considerados ‘no científicos’, destacar las interrelaciones que en apariencia existen entre algunos conceptos que se han comentado, como ‘energía vital’, ‘nariz’, ‘respiración’, ‘magnetismo’, y una construcción milenaria como es la pirámide de Kefrén, de la que algunos especialistas han querido ver en ella una representación simbólica de la nariz, el órgano de la respiración de los seres humanos. Más adelante veremos algunas hipótesis y más datos que apuntarían a que esa posibilidad no se debe considerar del todo descabellada. Antes de cerrar el capítulo, conviene hacer una breve reflexión comparativa de las dos pirámides de Gizeh, o de la significación de sus diferencias más evidentes. La Gran Pirámide fue construida en primer lugar, aunque no se ha podido determinar ni el tiempo en que fue construida, ni sus autores, ni las funciones de su estructura, ni su finalidad. La segunda pirámide, de Kefrén, como vimos en el primer capítulo, fue construida con unas proporciones que se obtienen de las medidas de la primera, con una estructura muy sencilla y aunque tampoco está precisada cual fue su finalidad, existen en Egipto otras pirámides semejantes a ella, que aun siendo más pequeñas y de distintos tamaños, tienen unas proporciones similares y unas estructuras internas prácticamente idénticas. Esta reflexión nos ha de servir para determinar una primera conclusión, y es que, teniendo las dos pirámides unas dimensiones externas geométricamente idénticas, sus estructuras internas son completamente diferentes, y sus finalidades, probablemente también lo fueran...

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III LA GRAN ESFINGE

La palabra esfinge significa ‘enigma’. Las esfinges en la antigüedad eran la representación en piedra de un enigma, y tras los enigmas se escondían secretos o conocimientos ocultos que sus constructores pretendían inmortalizar. La Gran Esfinge aparenta presidir el conjunto que forman unas imponentes pirámides. Una reciente teoría sostiene que es mucho más antigua de lo que admiten oficialmente los eruditos, cuya construcción atribuyen al faraón Kefrén. Ya señalamos que muchos escritores han expuesto hipótesis sobre que las pirámides -en especial las referidas a la meseta de Gizeh- y la esfinge no fueron construidas por los antiguos egipcios, sino por hombres

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procedentes de civilizaciones mucho más antiguas, cuyos vestigios se habrían perdido en la noche de los tiempos, o por causa de grandes cataclismos geológicos, como la mítica Atlántida, o incluso que habrían sido erigidas por seres extraterrestres. La presencia de la Gran Esfinge, construcción única en el mundo, ante las pirámides más emblemáticas de Egipto, significa un gran reto para cualquier observador, pues denota que tras las pirámides se esconden secretos que fueron muy bien guardados, muchos de los cuales permanecen sin respuestas o cuyos posibles significados únicamente han sido explicados mediante las más variadas hipótesis o teorías que en ocasiones superan la propia realidad, incluso hasta desbordar la imaginación. Para nuestros objetivos, interesa encontrar informaciones que nos ayuden a profundizar en esta incógnita: ¿Cuál sería el enigma que representaron en esa Esfinge? Esta formidable y enigmática figura, una gigantesca mole de piedra que se levanta junto a las tres grandes pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos, ha causado el asombro de miles de generaciones y ha mantenido en el más estricto secreto el misterio de su origen y el de los fines para los que fue construida. Un experto en temas de egiptología, Nacho Ares, en uno de sus artículos define la Esfinge como «... Auténtico logotipo de la cultura faraónica, ‘Abu-el-Hol’ o ‘Padre del terror’, tal y como la llaman los actuales egipcios, este león larguirucho mantiene en silencio uno de los secretos mejor guardados de la civilización egipcia. Aunque a ciencia cierta se desconozca la fecha de su construcción y a quien representa, suele vincularse más mal que bien con el faraón Kefrén de la IV dinastía.» La Esfinge de Gizeh plantea múltiples cuestiones a las que los investigadores no han podido responder. Un enigmático león con rostro humano tendido sobre las arenas del desierto que mira al Este, hacia el lugar por donde cada día sale el Sol, el ‘Centinela de los Misterios Antiguos’.

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Un ser mitológico que parece saberlo todo, esperando impasible y amenazante que acontezca algo que desvele su enigma. Cabeza humana, cuerpo de león, y ‘nemes’ o tocado de faraón, es un símbolo solar que representa el poder, la fortaleza y la sabiduría de un rey semidivino. «Desde el más remoto pasado, muchas personas creyeron que era la guardiana de inmensos tesoros faraónicos que se ocultaban en su interior.» Esta Esfinge es la más famosa de cuantas se tuvo noticia, por ser una magnífica estatua esculpida en roca natural, cuya cabeza se cree que es la del faraón Kefrén, de la IV Dinastía. Podría tener 4.500 años de antigüedad, aunque algunos geólogos expertos creen que es mucho más antigua. Con 70 metros de longitud, 14 metros de ancho y 20 metros de alto, la Gran Esfinge es la estatua más grande del mundo tallada en una sola piedra. Pero no fue la única esfinge en Egipto. Hileras enteras de esfinges de menor tamaño bordeaban con frecuencia los caminos para procesiones de los templos. Existen más de noventa esfinges con cabeza de carnero y cuerpo de león, bordeando una avenida de tres kilómetros en el acceso al templo de Karnak, en Luxor. Nadie sabe cómo llamaban los egipcios a estas criaturas, ya que el nombre de “esfinge” fue tomado de una criatura mítica griega, con el cuerpo de león y la cabeza de una mujer. El rostro de la Gran Esfinge es atribuido al faraón Kefrén, por el hecho de que se halla cerca de la pirámide que lleva su nombre, aunque no tiene ningún parecido con el rostro que aparece en las estatuas de ese faraón. «Según un análisis hecho por un antiguo oficial forense de la policía de Nueva York, en 1991, comparando varias de esas figuras, tanto de frente como de perfil, los rostros pertenecen a distintos personajes.» No obstante, el detalle definitivo es la presencia de una barba real falsa, ya que fue a partir de Djedefre, el sucesor inmediato de Keops, y hasta el faraón Userkaf, cuando los soberanos del Imperio Antiguo comenzaron a ser representados con barba falsa ceremonial. La barba

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ceremonial falsa era uno de los atributos de la dignidad real del faraón. Los pocos restos de dicha barba que se conservan de la Esfinge son un añadido realizado a la estatua durante la XVIII Dinastía del Imperio Nuevo. Al parecer, y según algunos especialistas, la Esfinge se construyó sin ella. La Esfinge, al igual que las tres pirámides de Gizeh, ha supuesto un enigma con varias implicaciones: Ocupa un lugar privilegiado en la meseta, aunque carece de una función evidente. Se desconoce la fecha en la que fue construida, así como quienes fueron sus constructores y sus motivaciones, ya que carece de cualquier tipo de jeroglíficos o inscripciones, lo que ha provocado multitud de teorías sobre su propósito supuestamente oculto, tales como que su objeto era preservar el acceso hasta las pirámides, o también la supuesta existencia de cámaras o pasadizos secretos en su interior, donde se guardarían inmensos tesoros y documentos de los antiguos egipcios. Esto dio siempre lugar a todo tipo de especulaciones y teorías. Así por ejemplo, en el siglo pasado, el francés Eliphas Levi señaló que «el complejo arquitectónico de Gizeh formaba un pentáculo mágico creado por grandes sabios de la antigüedad para transmitir al futuro su ciencia secreta. Las pirámides, triangulares y cuadradas por la base, representaban según él, la metafísica de estos hierofantes, basada en la ciencia de la naturaleza. En cuanto a la Esfinge, contenía a modo de jeroglífico el secreto de esos antiguos conocimientos» La Gran Esfinge, está situada sobre el eje este-oeste de la meseta de Gizeh y mirando hacia el este, orientada hacia la constelación de Leo, de los cielos del año 10.500 a.C. Curiosamente en esa misma época las tres pirámides estaban alineadas perfectamente con la constelación de Orión, la cual, por cierto, reproducen fielmente con su alineación. Robert Bauval, escritor e ingeniero egipcio, afirmaba que «la Gran Esfinge había sido construida, entre otras cosas, como una especie de marcador de los equinoccios. Durante dos días al año -alrededor del 21 de

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marzo y el 21 de septiembre, al principio de la primavera y el otoño, respectivamente-, el día y la noche tienen exactamente la misma duración. Además, a diferencia de los solsticios, el Sol durante esos dos momentos del año, surge exactamente por el este, y asciende por el horizonte por el centro de la cabeza de la Esfinge, proporcionando así un dato geo-astronómico de inestimable valor para la fijación del resto de los puntos cardinales.» El historiador árabe Al-Makrizi (1364-1442 d.C.) recopiló todo el material existente hasta la fecha sobre las pirámides. Así, habla del soberano egipcio que las erigió, Saurid, para guardar todo el conocimiento ante una gran catástrofe que se avecinaba, el Gran Diluvio Universal. Lo que parece claro es que tanto la Esfinge como el templo que se halla a sus pies se construyeron a la vez, ya que, aparentemente el templo podría estar dedicado al culto solar, a la puesta y salida del Sol, de ahí su orientación hacia poniente. Plinio el Viejo (año 20 d.C.) cuenta al referirse a las tres pirámides que, «frente a ellas está la Esfinge, quizás más admirable, sobre la que se guarda silencio, y es la divinidad local de los habitantes. Creen que es la tumba del rey Armais, y pretenden que fue llevada hasta allí; pero en realidad es la misma roca, trabajada en su propio emplazamiento, y para el culto, se ha pintado de rojo la cara del monstruo.» La Esfinge se ha ido deteriorando por efecto de los elementos desde su construcción, por las continuas y regulares crecidas del Nilo a lo largo de los siglos, por el viento y por los brutales cambios de temperatura entre el día y la noche; todos ellos han ido destruyendo poco a poco el monumento. Sin embargo, el grado y tipo de erosión que ha sufrido, junto con otras construcciones adyacentes, no se corresponde con lo que debería ser lo normal en 4.000 años. De acuerdo con varios estudios, la erosión que soporta la Esfinge es debida a la acción del agua más que a cualquier otra causa. Se han formulado diversas hipótesis, acerca de que esas aguas fueran de

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origen subterráneo, aunque no se han observado los mismos efectos en monumentos cercanos, salvo en el Templo Funerario ubicado frente a la pirámide de Kefrén, a unos 46 metros más elevado que la esfinge. La única fuente de agua que pudo ser la causa de las erosiones tan profundas que se observan en ambas construcciones tuvo que ser externa, y para llegar a provocar esos efectos debieron permanecer bajo el agua al menos durante 600 años. Algo que únicamente pudo suceder tras la última glaciación, ocurrida hace unos 15.000 años. Otra hipótesis, bastante lógica por otra parte, sobre que la Esfinge no fue construida en la IV Dinastía, fue expuesta por el geólogo norteamericano Robert Schoch, el cual realizó en los años 90 unos estudios muy rigurosos, y cuyas conclusiones fueron que la Esfinge de Gizeh habría sido construida en algún momento entre los años 7.000 y el 5.000 antes de Cristo. «Las marcas de erosión que pueden verse en forma de acanaladuras no fueron fruto de las tormentas de arena ni de aguas que fluyen bajo las arenas. Tuvieron que ser producto de fuertes y prolongadas lluvias que comprendieron un largo período de tiempo, en una época de cambio climático tal vez, ya que durante la época en la que vivieron los faraones a los cuales se les atribuye las tres pirámides de Gizeh, fueron de gran sequía y escasas lluvias, por lo que sería preciso remontarse entre 7.000 y 5.000 años antes de nuestra era, para encontrar unas condiciones similares.» El profesor Schoch defendía la hipótesis de que los hombres que tallaron la Esfinge lo hicieron unos cuantos miles de años antes de lo que la egiptología considera la verdad ‘oficial’, ya que, por supuesto, lo más paradójico que pone de relieve esta teoría es que necesariamente tuvo que existir una civilización anterior a los años 5.000 a.C. capaz de realizar una obra de semejante magnitud, y que no pudo desaparecer sin dejar huellas arqueológicas. Y los datos más antiguos que se conocen de esas fechas y en aquellas tierras, son de algunos asentamientos no demasiado evolucionados.

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Sin duda, la gran Esfinge de Gizeh continúa creando numerosos quebraderos de cabeza a los arqueólogos y egiptólogos, ya que su trabajo es interferido por teorías y leyendas que en muchas ocasiones nada tienen que ver con la egiptología. Desde que Platón hizo la descripción de la Atlántida no han faltado hipótesis que señalan a Egipto como la heredera de aquella mítica civilización. Lo cierto es que, en cierta medida, parece lógico creer que los antiguos egipcios accedieron a una inmensa fuente de conocimientos, que existió en algún momento antes de la I Dinastía. Las civilizaciones no florecen súbitamente, ni evolucionan de la noche a la mañana, como para levantar construcciones en piedra tan magníficas como la Esfinge. De nuevo encontramos ‘anomalías’ semejantes a las que rodean a las otras grandes construcciones en piedra, las pirámides, es decir, no se comprende cómo, de dónde y en tan corto período de tiempo, lograron obtener los medios y las técnicas que se consideran imprescindibles para desarrollar esos monumentos. Otro de los misterios que rodean a la Esfinge es su consideración como ‘guardiana de tesoros’ o de ‘secretos escondidos’ a los que se accedería por alguno de los numerosos pasadizos que existen bajo la meseta y que llegarían hasta las mismas pirámides. Según antiguas tradiciones, de los griegos o de los árabes, hablaron de túneles, galerías subterráneas o pasadizos secretos bajo las arenas, utilizados por los sacerdotes egipcios para trasladarse desde la Gran Pirámide hasta la Esfinge. Existen multitud de historias que narran la presencia de túneles bajo la Esfinge, o de un laberinto de galerías que recorren la meseta de un lado a otro. «Alrededor del año 1400 a.C., el faraón Tutmosis IV mandó construir una estela de granito rojo que mide 3,66 metros de alto por 2,68 de ancho. Es conocida como la ‘Estela del Sueño’ en la que se ve como la Esfinge reposa sobre lo que parece ser un edificio o un templo, y de la cual deducen que bajo la Esfinge habría alguna cámara o edificación. Cuando Robert Schoch llegó a Egipto para

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realizar los sondeos a la Esfinge, no solo llegó a la conclusión de que era tremendamente antigua, sino que, increíblemente, Gizeh era lo más parecido a un queso con agujeros. El caso es, que una vez más, la realidad supera a la ficción, y se detectan algunas anomalías en la roca, justo debajo de las patas del león. En la primavera del año 1991, descubrieron la existencia de cuatro salas, de las que cabe destacar una impresionante que medía unos cien metros cuadrados de superficie, suficientemente grande como para albergar los papiros de los egipcios..., sin embargo, esas cuatro cámaras no albergaban ningún objeto ni documento.» En 1924, el psíquico norteamericano Edgar Cayce había hecho una serie de predicciones que hablaban del continente perdido de la Atlántida. Según Cayce, antes del año 2000 se descubriría una cámara secreta bajo la garra derecha de la Esfinge. En ese recinto, denominado por Cayce como “Sala de los Archivos”, se encontraría depositado todo el ‘saber de los atlantes’. «La hipótesis de una ‘Sala de los Archivos’ es del final de la época faraónica. La representación del edificio bajo la Esfinge en la estela de Tutmosis IV, ha hecho las delicias de los más insignes soñadores, y los que no lo eran tanto. Desde más ó menos 1926 hasta 1990, nos topamos con anécdotas puntuales y destacados hallazgos de pozos que conducen, unos a grandes estancias, y otros a ninguna parte. En 1978, Zahi Hawass descubrió justo tras la cabeza de la Esfinge una cavidad de poco más de medio metro de ancho. Dicha abertura había sido realizada por el mítico y auténtico Howard Vyse, a base de dinamita. El hecho es que, aparte de las huellas del buscador de tesoros, se descubrió un trozo de piedra de grandes dimensiones, que era un trozo del tocado nemes de la Esfinge.» Pero el mayor misterio que rodea la Esfinge es su significación como ‘enigma’, por ser considerada como un símbolo de algo que se oculta tras ella. Junto a las tres pirámides de la meseta de Gizeh se encuentra la Esfinge,

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que como tal, es un animal mitológico, con cuerpo de león y cabeza humana. Se atribuye su construcción al faraón Kefrén (2.500 años a.C.), por lo que el rostro humano representaría al citado faraón. Sin embargo, recientes investigaciones apuntan a que el rostro de la esfinge no presenta ningún parecido con el de ese faraón y además, porque sus facciones reflejan rasgos que serían propios de otra raza distinta. O pertenecientes al de un rostro femenino. «En realidad, nadie que haya contemplado esa obra de arte tan grandiosa puede después negar que contiene algún ignito mensaje. Aunque para algunos, los rasgos de la Esfinge expresan, más que un enigma, la serenidad de una certidumbre, una verdad absoluta cuya plenitud los colma.» La ‘Estela del Inventario’ fue descubierta por Auguste Mariette en un pequeño templo situado frente a la cara oriental de la Gran Pirámide, y es considerada como un auténtico documento arqueológico. Según el texto que figura en dicha estela, la Esfinge fue llamada por los antiguos egipcios “Guardián de la Atmósfera, quién guía los vientos con su fija mirada”. Actualmente los habitantes de la región la conocen como el ‘Padre del Terror’, nombre con el que al parecer la llamaban así los antiguos árabes. En cambio, para los antiguos egipcios, era el símbolo de la fuerza y la inteligencia. Con la mirada expectante, profunda y fija, clavada en el horizonte, hacia el Este, hacia el lugar por donde ha de salir el Sol cada día, son los aspectos más destacados que se conocen sobre el misterioso significado de la Esfinge. Pero siguen quedando en el aire interrogantes que se repiten por doquier, y que no obtienen las respuestas que serían deseadas: ¿Cuáles fueron los motivos por los que fue levantada? ¿Qué finalidades tenía? ¿Quiénes la concibieron y que funcionalidad le dieron? ¿Por qué esa forma de efigie se repitió, con tamaños muy inferiores, en tantos otros lugares en Egipto?

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Hay que comentar algunas informaciones sobre que la Esfinge habría sido considerada como un ‘talismán’ que protegía las construcciones de los alrededores, como los templos, pirámides y recintos funerarios. También se le atribuye que pudo haber sido erigida para ‘ahuyentar a los malos espíritus de las tumbas que llenan ese lugar’ y se conocen leyendas acerca de ‘espíritus y fantasmas’ que se aparecerían por las noches sobre el área en la que se encuentra emplazada, circunstancias ambas que no han de causar sorpresa, debido a las creencias de entonces, si se tiene en cuenta que aquello era una necrópolis o un cementerio antiguo en el que se enterraban los cuerpos embalsamados y momificados. Otra posibilidad es que tuviera algún tipo de relación con la celebración de ceremoniales o ritos mágicos. Según las tradiciones de aquella época, era muy común realizar los ritos funerarios conocidos como el de ‘apertura de la boca’ sobre los cuerpos momificados para despertarles el ‘ka’ o el ‘aliento de vida’. Esos ritos de apertura de la boca, también los realizaban sobre todo tipo de efigies y estatuas reales o divinas, para celebrar su ejecución y para ‘animarlas’ mediante pases mágicos, para situarlas solemnemente en las estancias, templos y capillas. Era muy común entonces que los egipcios consideraran sus efigies o estatuas bajo la óptica de creencias mágicas, ‘como elementos religiosos dotados de vida divina, y no rezaban a esas esculturas, sino a los espíritus que las animaban’. «En el Picatrix y el Asclepio, dos libros atribuidos a Hermes Trismegisto, se cuenta que con determinadas prácticas de carácter mágico, los sacerdotes egipcios introducían ‘demonios’ en el interior de sus dioses de piedra, para hacerlos cobrar vida.» En lo referido a la Esfinge, también se cuenta que desde alguna cámara oculta en su interior o desde algún pasadizo subterráneo, los sacerdotes hablaban al pueblo, asemejando que era la esfinge la que en realidad hablaba. Se conoce también por abundantes testimonios que era

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objeto de culto y de una devoción muy particular, ya que se trataba de un lugar de peregrinaje, adonde acudían a rendirle culto tanto los faraones como los particulares. La Esfinge se halla emplazada al final de la calzada que une con la pirámide de Kefrén, por lo que algunos egiptólogos sugieren que su función principal sería guardar ese monumento funerario y exhibir la riqueza y el poder de ese faraón. Situado bajo la Esfinge hay un templo alineado con el templo de Kefrén, lo cual es considerado un claro indicio de que fue ese faraón quien ordenó construir esos monumentos, incluida la propia Esfinge. Finalmente, la Esfinge podría ser representación de un acertijo o enigma que encierra el conjunto de los monumentos de la meseta de Gizeh, aunque de manera muy especial, podría significar el secreto que guarda la pirámide de Kefrén. El nombre de “esfinge” es de procedencia griega, al que se le da una acepción parecida a la de “acertijo” o “adivinanza”, incluso la de “enigma”. Su significado era algo así como de “estrangulador” que se atribuye a una esfinge griega, con cuerpo de león alado y cabeza de mujer, guardiana de la ciudad de Tebas. Su mito era que únicamente dejaba pasar a la ciudad a aquellos viajeros que acertaran a responder su acertijo: ¿Qué criatura de una sola voz camina con cuatro piernas por la mañana, al mediodía con dos y con tres al anochecer? Aquellos viajeros que no podían resolver ese acertijo, eran aniquilados y devorados por la esfinge. Basándose en este claro precedente legendario, la incógnita para la Esfinge de Gizeh sería llegar a saber si realmente representaba algún acertijo o adivinanza, una cuestión de la que historiadores y egiptólogos nunca se han preocupado, o ni siquiera parecen haber planteado.

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La nariz que falta Un detalle que destaca enormemente es la falta de la nariz en la Esfinge, una circunstancia conocida al menos desde que se hicieron los primeros dibujos y fotografías. Y vamos a aprovechar ese detalle para vincularlo a otro enigma que surge del hecho de que a numerosas efigies y esculturas egipcias les falte ese apéndice nasal. Algunas fuentes citan que la Esfinge fue desfigurada hacia el año 1800 por la artillería turca, que la utilizó como blanco de sus disparos, hasta arrancarle la nariz. Sin embargo, otros autores afirman que fue hacia el año 1380, cuando un fanático musulmán partió la nariz de la Esfinge ‘para que los seguidores del profeta no cayeran en la idolatría’. Según otro testimonio, datado en el siglo XIII, en aquella época la Esfinge todavía conservaba el apéndice nasal íntegro, ya que al parecer unos científicos iraquíes destacaron especialmente la nariz por resultar ‘un ejemplo perfecto de proporciones’. En otro relato de aquella misma época, el historiador árabe Abd el-Latif (1162-1231), dejó constancia de que la Esfinge todavía conservaba la nariz: «El rostro tiene un tono rojizo y un barniz colorado, que conserva toda su frescura. La cara es muy bella, y la boca tiene gran gracia y belleza. Se diría que sonríe gentilmente. Un hombre inteligente me preguntó qué objeto, de todo lo que había visto en Egipto, era el que había merecido más mi admiración. Le respondí que la exactitud de las proporciones de la cabeza de la Esfinge. Y en efecto, las diferentes partes de la cabeza, por ejemplo la nariz, los ojos y las orejas, guardan la misma relación que las obras de la Naturaleza. Resulta sorprendente que, en un rostro tan colosal, el escultor haya sabido conservar la justa proporción de todas sus partes, pues en la Naturaleza no hay ningún modelo de un coloso semejante, ni de nada que se le pueda comparar.»

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Por el contrario, un estudio más actual y bastante consistente, efectuado por el arqueólogo Mark Lehner, indica que ese deterioro de la nariz ‘muestra trazas muy nítidas de que fue llevado a cabo con utensilios de una época más antigua e indeterminada, que se situaría entre los siglos III y X de nuestra era’. Un detalle que puede resultar de gran importancia, a la hora de determinar los verdaderos motivos por los que la nariz de la Esfinge pudo ser arrancada o destruida, son las dos profundas acanaladuras que se observan con gran nitidez en lo que correspondería a la zona interna de la nariz; una justo en la parte central, entre los dos ojos, y la otra en la parte inferior, bajo el ojo izquierdo.

Detalle del rostro sin nariz de la Esfinge

Esos vestigios no tienen apariencia de haber sido causados por disparos o cañonazos, ni de martillazos, por lo que es más factible pensar que esos daños se hicieron intencionadamente, con algún propósito muy concreto y decidido: le destruyeron la nariz utilizando herramientas muy duras, como un escoplo o un cincel, profundizando en la piedra con gran saña e intencionalidad. Entonces, ¿Cuáles fueron las motivaciones reales o el porqué de esas intenciones?

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Por otra parte, las acanaladuras que se observan en el rostro, presentan una simetría y una profundidad demasiado equilibradas y correctas, como para creer que fueron fruto de una acción salvaje e indiscriminada, y dan pie a pensar en otras posibilidades que no debemos descartar, como por ejemplo, que formaran parte de la estructura interior de ese órgano nasal, los conductos u orificios internos, realizados por quienes la esculpieron y precisamente con la intención de representar fielmente dicha estructura. En ese supuesto, las acanaladuras formarían parte del interior de la nariz y quedaron al descubierto como consecuencia de los daños causados al destruir la parte exterior. Es este un detalle que ha de considerarse, por cuanto vendría a representar la intención de los autores que la esculpieron, porque buscaran con ello dotarla de un cierto realismo, ya que poner esos conductos internos de la nariz con la misma semejanza que los de los seres humanos, podría tener un significado de que quisieron simbolizarla como si estuviera dotada de ‘vida divina’, de ‘espíritu’, de ‘energía vital’. Sería un matiz importante que puede estar en línea con las ceremonias que realizaban los sacerdotes egipcios con todas las efigies y esculturas que esculpían, con la finalidad de dotarlas con la misma ‘vida espiritual’ que a los dioses, faraones y personajes destacados a los que se representaban. Ese realismo pondría de manifiesto lo que para los antiguos egipcios constituía ese órgano vital, ya que a través de la nariz fluye en los seres humanos el ‘espíritu’ y la ‘energía’ que constituyen el fundamento y la base para la vida. Romper o destruir ese órgano vital tendría el significado de ‘matar a la Esfinge’, quitarle el ‘aliento de vida’, el ‘espíritu’, la ‘energía’... al igual que ocurría con numerosas esculturas y efigies.

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Simbología de la nariz en Egipto «La nariz, desde la mentalidad egipcia, era uno de los órganos fundamentales de la existencia, ya que entre otras cosas era la vía de acceso del aire que permite la respiración que sustenta la vida. La relevancia de la nariz fue expresada en los textos religiosos más destacados del antiguo Egipto. La nariz era considerada un órgano vital y un rasgo de la personalidad, que era reproducido en las efigies, en las esculturas, las pinturas y bajorrelieves con extremada delicadeza y perfección.» Curiosamente, sobre la parte superior de la nariz de los seres humanos, hay un músculo que recibe el nombre de ‘músculo piramidal’ o ‘prócer’, que se encuentra en la parte central la nariz, por debajo del músculo frontal, en el entrecejo, entre las dos cejas, y su función es desplazar la piel frontal hacia abajo, generando el efecto de ‘fruncir el ceño’ demostrando así los sentimientos, como el enojo, la tristeza o el pánico. Y aquí surge la gran pregunta que se hacen algunos egiptólogos, incluso muchos aficionados de la egiptología, ¿por qué tienen la nariz rota tantas esculturas, efigies o bustos de faraones? Es una pregunta en cuyo enunciado se intuye que estamos ante unos hechos muy extendidos y que no responden a algo normal o casual. Tanto como para pensar que de las posibles respuestas que podamos encontrar sobre las causas de esos deterioros, habríamos de considerar algunas cuyas motivaciones no responden a hechos fortuitos o accidentales. Es un detalle especialmente significativo, el hecho de que el apéndice nasal de la Esfinge aparenta más haber sido ‘destruido’ o ‘arrancado’ de una forma intencionada, que destrozado por los disparos o cañonazos de tropas invasoras por pura diversión, por cuanto que la misma circunstancia ocurre en muchas otras esculturas, con inusitada frecuencia, en las que se aprecia que la nariz presenta signos evidentes de haber sido ‘mutilada’ de los

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rostros de bustos, efigies, esfinges de algunos faraones y otros destacados personajes de Egipto. ¿Y si esas esculturas que eran una representación de personas vivas hubieran sido dañadas en la nariz de una forma intencionada? Esta es la interrogante que surge al comprobar que en muchas de las efigies que presentan ese deterioro, se puede observar claramente cómo el apéndice nasal ha sido destruido con golpes de martillo y cincel, ya que en su lugar quedan las marcas de unas acanaladuras que son una huella evidente de que las mutilaciones tuvieron que ser intencionadas, ya que es la única parte que aparece dañada de toda la escultura. Unas canaladuras verticales muy similares a las que se observan en el rostro de la Gran Esfinge. En muchos casos, las mutilaciones son tan evidentes y localizadas en el órgano nasal, como para descartar que se trataba de deterioros accidentales, o que los causantes o autores de esos destrozos fueron simples viajeros o turistas que buscaban obtener así trozos de piedras como ‘recuerdos’ o ‘talismanes’. Destruir intencionadamente la nariz de una imagen o escultura tendría para los egipcios un simbolismo mágico, cuya finalidad sería acabar con el poder o el espíritu de la imagen, y destruir la ‘vida eterna’ de la persona representada. Existen diversas referencias sobre hechos conocidos, en el sentido de que a la muerte de algunos faraones, sus nombres y sus efigies eran ‘borrados’ de los bajorrelieves y las pinturas por orden de sus sucesores. Una evidencia clara acerca de esa clase de procedimientos figura en una estela de execración, encontrada en una tumba del Valle de los Reyes, en la que según sus traductores, pueden leerse frases como esta: «Que sean aniquilados quienes atacan mi Nombre, mis efigies, las efigies de mi Doble y mi Fundación...» El caso de la Esfinge no es único ni casual, porque muchas esfinges, que representan los rostros de algunos faraones, también se observan los mismos deterioros en la nariz, intencionados sin duda, como por ejemplo la

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Esfinge de Tanis, cuyo rostro está totalmente intacto, al igual que el resto de la escultura, excepto en la nariz, que presenta un corte longitudinal en la parte inferior, tan profundo y preciso que parece hecho por un experto escultor, utilizando un cincel o una herramienta muy dura para provocar un corte semejante.

Esfinge de Tanis.

Son tan numerosas las estatuas y efigies de faraones y destacados personajes de aquella época que fueron deterioradas en la misma forma, que esas acciones no se pueden atribuir a la casualidad: la mutilación de la nariz fue realizada intencionadamente. Las causas de esos deterioros podrían atribuirse a las caídas accidentales, o acciones vandálicas de invasores, o a daños sufridos en los trabajos de excavación o traslado de esas estatuas. Sin embargo, si se observan detenidamente, pocos de esos deterioros pueden atribuirse a acciones fortuitas, sino que obedecerían a una intencionalidad manifiesta. La rotura del órgano nasal en efigies o estatuas tendría como intención lo que ya se ha señalado: destruir el “signo de vida” de la estatua, significaría privar de la vida eterna al personaje en ella representado. En algunos casos ese detalle es tan preciso que resulta demasiado elocuente como para considerar que se trataba de actos casuales o accidentales.

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Un ejemplo de todo esto, que resulta incuestionable y que parece evidenciar ese tipo de acciones, sería el del faraón Sesostris III, de la XII Dinastía, del cual existen tres efigies que le representan en tres épocas diferentes de su vida: la juventud, la madurez y la senectud. Los tres bustos fueron intencionadamente desfigurados con la nariz rota, al igual que ocurre con una pequeña esfinge sedente que le representa, con forma de león y su rostro, en el cual únicamente falta el órgano nasal que presenta las marcas de dos ranuras causadas por un cincel. «Durante los 20 años posteriores a la muerte de la reina Hatshepsut, el faraón Tutmosis III, aparentemente, emprendió una campaña de ensañamiento contra todo aquello que recordaba a su tía-madrastra, y ordenó la eliminación sistemática de su nombre y de sus imágenes de todos los edificios donde habían sido inscritas o colocadas.» Se pueden observar muchos ejemplos que presentan esa misma evidencia, como el de Senenmut, un poderoso funcionario, gran visir, ‘sumo administrador’, tutor de la princesa Neferure, hija de la reina-faraón Hatsetsup, quien al parecer concedió a Senenmut unos privilegios especiales y grandes riquezas, lo que motiva que algunos autores conjeturen que pudieron ser amantes. Esa reina, madre del faraón Tutmosis III, reinó como un varón, lo cual pudo ser considerado por los sacerdotes como una aberración contra el imperio, lo que provocó que los reyes que gobernaron con posterioridad ‘se esforzaran por borrar su rostro de la historia’. En varias efigies y estatuas que se conservan de aquellos personajes, se percibe sin lugar a dudas que fueron desfiguradas intencionadamente, ya que el único deterioro que presentan se encuentra en el rostro, que presenta la nariz rota o amputada. Es un efecto que se puede apreciar con total nitidez en unas esculturas de Senenmut con la princesa Neferure. En una de ellas que tiene forma de cubo se aprecia claramente que el único deterioro corresponde a la nariz de Senenmut, un daño

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que por la propia forma de la escultura resulta imposible que pudiera haber sido causado por una caída fortuita, por lo que se ha de deducir que la nariz fue destruida de forma intencionada.

Estatuas sedente y de cubo de Senenmut con Neferure

Para nuestra forma actual de enfocar determinadas cuestiones, lo normal y lo más fácil hubiera sido que destruyeran por completo esas esculturas, y de esa forma quedarían borrados de la historia el recuerdo de aquellos personajes, sin embargo, parece evidente que el objetivo era destruir el “signo de vida” que proporcionaba la nariz a esas imágenes, resultando curioso que muchas de esas acciones fueron ejecutadas en esculturas pertenecientes a personajes que cayeron en desgracia o en desprestigio. Evidencias de las que podemos mostrar numerosos ejemplos, como el busto del faraón Amenenhat III o el de la reina Sebeknefrure, en los que el único deterioro es la rotura de la nariz, fruto sin duda de una intencionalidad manifiesta, ya que el resto de rasgos faciales están bien conservados, lo cual también lleva a descartar que la rotura de la nariz fuera debido a una caída accidental.

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Amenenhat III

Sebeknefrure

Las siguientes imágenes son de otra estatua sedente de un faraón, en la que se aprecia con total nitidez como la nariz fue destruida de forma intencionada, ya que ese deterioro nunca pudo ser debido a una caída accidental; por la forma de la escultura parece imposible que pudiera llegar a caer de frente, y de haber ocurrido así, la barba falsa también hubiera sufrido daños.

Estatua sedente y detalle del rostro del faraón

Por la forma y disposición de dicha estatua cabe deducir que lo lógico, en el supuesto de haber sufrido una caída accidental, esta se hubiera producido en

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dirección lateral, ya que es muy difícil que pudiera llegar a caer de frente, y mucho menos como para asumir que el único deterioro causado fue precisamente en la nariz. Observando con detalle el rostro de la estatua se aprecia una profunda muesca vertical que ocupa toda la zona del apéndice nasal, causada con una herramienta dura e incisiva, con la que dañaron exclusivamente la nariz, ya que otros aspectos del rostro, como ojos, labios, pómulos, barbilla, barba falsa, etc. están perfectamente intactos. Y otro detalle curioso que se observa en esa estatua, es que también le fue destruido el ‘Ureus’, probablemente de forma intencionada, el símbolo de soberanía, realeza, poder y autoridad divina que portaban los faraones sobre la frente, que era una especie de serpiente, una cobra egipcia o áspid. Y resulta llamativo porque también en la Gran Esfinge parece que falta ese símbolo y con igual apariencia de haber sido destruido con intención. En fin, que los ejemplos son numerosos y evidentes. La gran mayoría de efigies y estatuas que tienen la nariz dañada o rota, exclusivamente ese apéndice, obedece sin duda a una clara intencionalidad, fruto de las creencias místicas y religiosas que tenían en aquella época. Esas acciones, o esa forma de obrar tenían que obedecer a creencias o ritos practicados con unos objetivos muy claros para los antiguos egipcios, y que quizás formaban parte de lo que las sociedades secretas llamaban magia. Numerosas efigies, estatuas y esculturas de aquellas épocas en Egipto se conservan en perfectas condiciones, y también muchas que presentan deterioros o roturas que son fruto evidente del paso del tiempo, o de caídas accidentales, o destrucciones por causas naturales. Por el contrario, las efigies o esculturas únicamente dañadas en el apéndice nasal, y además de una forma exhaustiva, elocuente, directa, e intencionada, pueden tener un significado mucho más profundo, ya que sugieren que el hecho de romper o mutilar la nariz, de dañarla con saña en ese único órgano, tendría un sentido trascendental en el devenir eterno del ser representado...

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«Mutilar la imagen de un ser humano, haciendo simultáneamente desaparecer su nombre, es como aniquilarla para siempre, destruyendo su vida terrestre y divina.» Eran acciones que obedecían a creencias religiosas y mágicas, ordenadas por los propios sacerdotes egipcios, y ejecutadas de forma consciente, con esmerada precisión, como detalla significativamente Robert Schoch en uno de los relatos de una visita a un templo egipcio: «El 27 de septiembre de 2003, John Anthony West y yo estábamos hablando en el Templo de Osiris en Abydos, mirando los relieves de las paredes del templo que aparentemente, metódica y sistemáticamente, tenían algunas zonas cinceladas y desfiguradas, mientras que otras partes se habían dejado intactas, sugiriendo que no se trata de vandalismo tardío o daños producidos por cristianos, sino desfiguraciones rituales o concretas que se hicieron con toda intención por los antiguos para “matar” el templo o neutralizar su magia al final de la vida del templo, o cuando el ciclo del templo llegara a su fin.» No resulta fácil encontrar claras referencias en textos egipcios para justificar estos propósitos, o despropósitos, aunque existe alguna que sí podría ser interpretada con ese sentido. Es una piedra o lápida conocida como la ‘Estela del Hambre’, de la época ptolemaica, que se encuentra en la isla de Sehel, en Asuán, que tiene escrito un fragmento según el cual el dios Khnum se presenta en sueños al faraón Zoser. «... A continuación se le apareció Khnum en sueños y le habló: Soy Khnum, tu creador. Mis brazos te rodean para proteger tu cuerpo, soy el señor de la creación que se ha creado a sí mismo, el gran océano, que estaba aquí desde el principio de los tiempos, el Nilo que fluye según mi propia voluntad. Yo haré crecer el Nilo para ti, el hambre acabará, los corazones de los egipcios rebosarán más que antes de alegría. Doy forma a todo el mundo. Guío a todos los hombres cuando llega su hora. Tatanen, padre de los dioses, el Gran Shu, arriba en el cielo. La capilla en donde yo vivo tiene dos puertas.

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Cuando yo abro el manantial, sé que Hapy acaricia los campos, un abrazo que colma cada nariz con vida,....» De la significación de dicha Estela existen opiniones y comentarios que suelen reflejarse en numerosos libros y publicaciones, como el siguiente: «Los antiguos egipcios creían que el Ka, o la ‘energía vital, había sido creada por el dios Khnum, una divinidad originaria de Filé y de la ciudad de Elefantina, que solía ser representada como un hombre con cabeza de carnero, tocado con la Corona Atef y con cuernos ondulados. Según los llamados Textos del Templo de Esna, Khnum utilizó el barro formado con tierra y agua del Nilo para crear con sus propias manos a los dioses, a los hombres y a todos los seres vivos, a los que moldeó y modeló en su torno de alfarero, dándoles después un ‘soplo de vida’ por medio de las palabras mágicas surgidas de su boca. Rito semejante a un tipo de magia vinculada a las llamadas ‘figuras de sustitución’ halladas en las tumbas egipcias y que era muy habitual en el antiguo Egipto.» Y como este otro: «Re, el Padre de todos los dioses, era el dios solar más importante del panteón divino. Éste regía la creación, el mundo terrestre y el celestial. En Heliópolis, capital religiosa, se erigieron templos solares, obeliscos y grandes pirámides en su honor. Según explicaciones cosmogónicas, cada mañana renacía bajo el aspecto de un niño saliendo de una flor de loto. Esa flor se representaba frecuentemente en el ámbito funerario, dada su relación con el renacer. De hecho, fue en la tumba de Tutankhamón, donde se halló una figura de madera con la representación del joven faraón saliendo de entre los pétalos de un loto abierto. Orientada al sol durante el día y escondida bajo el agua durante la noche, emitía un fuerte aroma considerado ‘aliento de la vida’.» Resulta curioso pues, considerar que este pequeño detalle podría tener gran trascendencia. Dada la enorme importancia que los antiguos egipcios otorgaban a la vida después de la muerte, cabe suponer que igualmente le daban una importancia extraordinaria a la función que la

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nariz significa para esta vida. Resulta que para los seres humanos el signo de la vida se inicia con la respiración y concluye al dejar de respirar. Y es porque es el signo externo más evidente de que la vida se sustenta en la acción de respirar. Una función vital que está claramente representada en el rostro humano en la forma del órgano nasal, en la nariz. Porque a diferencia de cualquier otra especie animal, es un apéndice cuya forma recuerda sin duda una estructura piramidal.

¿Qué razones o motivos tuvieron los hombres más poderosos de la época, los faraones y sacerdotes egipcios, los guardianes de los conocimientos sagrados de aquella cultura, para llevar a cabo tan descomunales y perfectas construcciones como son las pirámides? ¿Podrían tener esas construcciones alguna relación con el órgano de la respiración? ¿O con la función de la respiración? ¿O era importante este órgano por otras motivaciones? Hemos visto en un capítulo anterior, que la pirámide de Kefrén pudo ser una representación arquitectónica de la nariz humana o de la función de la respiración. Si se analiza la estructura de una pirámide desde una óptica primitiva, elemental, casi pueril, se puede determinar que su forma recuerda la forma de ese órgano nasal. Si se visualiza o se fotografía una pirámide desde una posición perpendicular a una de sus aristas, la perspectiva es semejante a la estructura frontal de una nariz.

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Y si un rostro se mira desde una perspectiva lateral, la inclinación triángulo-piramidal de la nariz respecto a la frente o la cara, entonces la evidencia es incuestionable. Un detalle muy significativo que se aprecia en la Gran Pirámide es la concavidad existente en sus cuatro caras, ya que presentan una disminución progresiva en las apotemas de los triángulos de las caras, desde las esquinas y la cúspide hasta el centro de la base, cuya reducción media se estima en unos 92 centímetros.

El efecto relámpago en la Gran Pirámide

Este curioso efecto da lugar al conocido como “efecto relámpago” se produce coincidiendo con las fechas de los equinoccios y se pone de manifiesto al incidir la luz del Sol sobre las caras de la pirámide, proyectando diferentes tonalidades de sombras en sus caras, lo que permite apreciar con total nitidez la mencionada disminución. El citado efecto produce la sensación de que fueran cuatro los prismas triangulares unidos entre sí, configurando entre los cuatro lo que se podría considerar que fuera una representación simbólica de “cuatro narices” unidas por sus costados posteriores, tal como se simula en la imagen que representa el ‘efecto relámpago’ de dos de las caras de la Gran Pirámide en un dibujo con perspectiva frontal, con el efecto de dos triángulos, un estructura que recuerda los rasgos estilizados de la nariz. Puede resultar aparatoso plantear que esa similitud entre el órgano nasal en los seres humanos y la forma piramidal pudo ser una de las razones que motivaron a

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los antiguos egipcios a edificar monumentos adoptando las estructuras piramidales con ese propósito. Hubieron de existir poderosas razones para que los egipcios y otros pueblos de la antigüedad se lanzaran a emprender unos trabajos descomunales, y aunque sin duda la analogía entre la nariz humana y una pirámide parece evidente, dichas razones tuvieron propósitos religiosos y sagrados. Si los egipcios consideraban la nariz como el órgano de la respiración y sustento de la vida, y en consecuencia destruirla en imágenes y esculturas significaba privarlas de la vida o del espíritu del ser representado en ellas, surgen inevitablemente nuevas incógnitas, puesto que la respiración es una función que también se puede realizar a través de la boca, por tanto ¿por qué la destrucción de la nariz y no la destrucción completa de esas efigies y esculturas? ¿Qué misterios se ocultan tras esos rituales o supuestos actos de magia? Hemos visto que a las estructuras piramidales se les atribuyen influencias energéticas, fuerzas o poderes indeterminados, alguna conexión o vínculo con el agua o la humedad, pero ¿tendrían algo que ver con el órgano nasal? Queda pues para la reflexión y análisis posterior la función que pudo tener para los antiguos egipcios, en sus conocimientos reales y sus prácticas religiosas o mágicas... este órgano vital.

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IV ELECTRICIDAD NATURAL

«Yo soy la Naturaleza, la madre universal, señora de todas las cosas, la progenitora original de todos los mundos, hija primordial del tiempo, soberana de todo lo espiritual, reina de la muerte, también reina de los inmortales, la única manifestación de todos los dioses y diosas que existen. Mis órdenes gobiernan las brillantes alturas del Cielo, las brisas marinas, los lamentos del silencio del mundo. Aunque soy adorada de muchas maneras, conocida con innumerables nombres, y aplacada con todo tipo de ritos, todo el mundo me venera.... los egipcios que sobresalen en los antiguos conocimientos y me adoran con ceremonias propias de mi divinidad me llaman por mi verdadero nombre, Reina Isis.» En un planeta como la Tierra que recibe constante y permanentemente la luz y el calor de una estrella, el Sol, concurren todos los elementos y condiciones necesarias, no solo para el desarrollo de la vida, sino también para la generación de energía, especialmente la energía eléctrica, de la cual sería una fuente inagotable. En la Naturaleza se genera la electricidad dinámica de una forma natural, constante y en cantidades ingentes, y si se pudiera usar a voluntad mediante algún ingenio o artificio, no existiría

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la problemática de la escasez energía mundial, o falta de recursos energéticos que, según vaticinan los expertos, más pronto que tarde acabarán agotándose. Esa forma dinámica de generación de la electricidad natural, puede ser un ‘secreto muy bien guardado’ que la Naturaleza parece mantener oculto aunque esté a la vista de todos. Porque en la física de la Naturaleza, todo parece ser un misterio, un sinfín de secretos encadenados, unos conocimientos ocultos que para ser conocidos requieren el esfuerzo y la observación de los seres humanos, por la necesidad de desentrañarlos para poder comprenderlos. El calor solar es una fuente de energía disponible en sí mismo, y la más importante, pero no es la única. Casi todos los elementos tienen propiedades o características que los convierten en posibles fuentes de energía, unos más que otros, pero de entre todos ellos destaca el agua. Y es precisamente el agua donde trataremos de buscar sus secretos, ya que se trata del elemento por excelencia, el elemento que encierra en su interior las claves, los porqués de su extraordinaria fuerza. Es una fuerza que se puede transformar o convertir en energía... y de muy diversas formas.

Elementos y propiedades Los antiguos consideraron que eran cuatro los elementos básicos que componen la naturaleza de todas las cosas animadas e inanimadas: El Agua, el Aire, la Tierra y el Fuego. A dichos elementos se les atribuyen diferentes propiedades que surgen de la influencia o la combinación de unos factores variables: calor-frío-secohúmedo. «La teoría de los cuatro elementos, heredada de la Antigüedad y desarrollada especialmente por Aristóteles tierra, aire, agua y fuego-, ligados entre sí por otras tantas propiedades: calor, frío, sequedad y humedad.»

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Los alquimistas atribuyeron a cada uno de los cuatro elementos unas propiedades o características específicas, así, el aire es un elemento cálido y húmedo, el agua es fría y húmeda, la tierra es fría y seca, y el fuego es cálido y seco. La consideración de esos elementos y propiedades elementales se pueden encontrar en todos aquellos libros que tratan sobre la Alquimia, de los que nos pueden ser de gran interés conocer algunas de las atribuciones que les dieron los antiguos. A modo de ejemplo seleccionamos algunas citas del libro Las Enseñanzas Secretas de Todos los Tiempos, de Manly P. Hall. «Los primeros elementos son el aire, el agua y el fuego; el fuego está arriba, el agua está abajo, y el aliento del aire crea el equilibrio entre ellos. El calor se creó a partir del fuego; el frío a partir del agua, y el estado templado del aire, que los equilibra. En el ser humano (masculino y femenino) la cabeza se formó a partir del fuego; el abdomen a partir del agua, y el pecho (tórax), del aire, que los equilibra.» «Como el cuerpo físico del hombre tiene cinco extremidades definidas e importantes (dos piernas, dos brazos y una cabeza que gobierna a las cuatro primeras), el número cinco ha sido aceptado como símbolo del hombre. Con sus cuatro esquinas, la pirámide simboliza los brazos y las piernas y, con el vértice, la cabeza, con lo cual indica que un solo poder racional controla cuatro esquinas irracionales. Las manos y los pies se usan para representar los cuatro elementos, de los cuales los dos pies son la tierra y el agua, y las dos manos el fuego y el aire. Por lo tanto, el cerebro simboliza el quinto elemento sagrado, el éter, que controla y une a los otros cuatro. Si las pies están juntos y los brazos están abiertos, el hombre simboliza la cruz, con el intelecto racional como cabeza o extremidad superior.» «Según enseñaban los primeros filósofos, cada uno de los cuatro elementos primarios tiene su análogo en la cuádruple constitución terrestre del hombre. Las piedras

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y la tierra corresponden a los huesos y la carne; el agua, a los distintos fluidos; el aire, a los gases, y el fuego, al calor del cuerpo. Como los huesos son el marco que sostiene la estructura corporal, se pueden considerar un emblema adecuado del espíritu: el fundamento divino que sostiene el tejido complejo formado por la mente, el alma y el cuerpo.» «Los griegos creían que el mundo, el universo material, estaba compuesto por cuatro elementos -tierra, aire, fuego y agua - y para la mente griega era inevitable la conclusión de que las formas de las partículas de los elementos eran las de los sólidos regulares. Las partículas de tierra eran cúbicas, porque el cubo era el sólido regular que poseía más estabilidad. Las partículas de fuego eran tetraédricas, porque el tetraedro era el sólido más sencillo y, por lo tanto, el más ligero. Las partículas de agua eran icosaédricas, precisamente por el motivo contrario, mientras que las partículas de aire, como intermedias entre las dos últimas, eran octaédricas. Los pitagóricos enseñaban que los elementos de tierra, fuego, aire y agua estaban impregnadas de una sustancia llamada ‘éter’, que es la base de la vitalidad y la vida.» «El doctor Sigismund Bacstrom creía que si un médico podía establecer armonía entre los elementos de la tierra, el fuego, el aire y el agua, y podía unirlos en una piedra -la piedra filosofal- simbolizada por la estrella de seis puntas, -o por los dos triángulos entrelazados-, dispondría de los medios precisos para curar todas las enfermedades. El doctor Bacstrom afirmaba, además, que a él no le cabía la menor duda de que el fuego (el espíritu) universal y omnipresente de la naturaleza ‘lo hace todo y lo es todo en todo’. Por el calor, atracción, repulsión, el movimiento, la sublimación, evaporación, desecación, condensación, coagulación y fijación, el fuego -el espírituuniversal manipula la materia y se manifiesta en toda la creación. Cualquier individuo que comprenda estos principios y los adapte a los tres departamentos de la naturaleza se convierte en un verdadero filósofo.»

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«El elemento agua de los filósofos antiguos se ha convertido en el hidrógeno de la ciencia moderna: el aire se ha convertido en oxígeno; el fuego en nitrógeno y, la tierra en carbono.» Pueden resultar chocantes unas referencias directas y expresivas a unos conceptos que son por excelencia los que con mayor profusión se utilizan en la Alquimia, una ciencia de la antigüedad muy compleja en sí misma y que requería ser un iniciado en la utilización de esos conceptos para poder progresar con éxito en los conocimientos y alcanzar el fin que perseguía: obtener la piedra filosofal y el elixir de la eterna juventud. Una inmensa colección de conocimientos ocultos que tuvo un auge impensable durante la Antigüedad y la Edad Media, y que ha llegado hasta nuestros días como una ciencia precursora de la Química. La palabra ‘alquimia’ proviene etimológicamente del árabe ‘al-khimia’ o ‘al-kimiya’. Si consideramos este término de una forma simple, la desinencia ‘al’ en las palabras árabes es sinónimo de ‘agua’ o se utilizaba para designar todas aquellas cosas que tengan relación con el ‘agua’. Por tanto, la palabra ‘alquimia’ vendría a significar algo así como ‘química del agua’.

Algunos conceptos elementales Todos estos conceptos que se han destacado en las referencias anteriores, expresan de una manera muy elemental la base de muchos de los fenómenos que se dan en los elementos que componen la Tierra, el agua y la atmósfera, que desde hace pocos siglos vienen siendo recogidos y estudiados por las Ciencias de la Física y la Química, en las que son tratados con planteamientos científicos a veces demasiado complejos, pero que para el propósito que enseguida veremos, resultara conveniente y

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de gran utilidad tenerlos presentes para analizar algunos fenómenos que relataremos en los siguientes apartados. Además de los conceptos básicos sobre los elementos y propiedades, deberíamos prestar atención a pequeños detalles que suelen pasar desapercibidos y que pueden tener una importancia vital cuando observamos ciertos fenómenos que se generan en la naturaleza. Serán todos aquellos en los que se manifiesten movimientos, fuerzas, energías, electricidad... «Actualmente sabemos que la influencia del Sol, la Luna y las corrientes eléctricas de la ionosfera producen variaciones en el campo magnético terrestre. Estas variaciones originan a su vez corrientes eléctricas que, utilizando el suelo como conductor, circulan por el mismo según líneas de menor resistencia como las fallas geológicas o los arroyos subterráneos.» «Cuando se produce un deslizamiento de dos terrenos uno sobre el otro, el corrimiento de las capas geológicas pone en contacto tierras de distinta naturaleza y humedad, y entonces se produce un fenómeno bien conocido, utilizado en el termómetro de aguja. Cuando se ponen en contacto dos materias distintas, toda variación de temperatura origina una corriente eléctrica. Es un fenómeno que puede ser débil o fuerte, según las materias empleadas, pero que es constante. Así, pues, dondequiera que exista una falla de terreno, todo cambio de temperatura engendra una corriente eléctrica, y como consecuencia aparecerá un campo magnético, que puede tener una mayor o menor influencia, en función de su magnitud.» «El movimiento de las aguas subterráneas produce una corriente eléctrica, que se manifiesta por medio de un campo magnético; un campo de fuerzas que los individuos sensibilizados pueden percibir muy bien y que les permite detectar el agua; es lo que ocurre con los zahoríes y los animales.»

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El nitrógeno es un gas abundante que se encuentra en la atmósfera y un elemento químico que forma parte de numerosos compuestos orgánicos. Está presente en la naturaleza en cantidades mayores que el agua, por lo que parece ser otro de los elementos fundamentales ya que, debido a sus propiedades, podría ser determinante como fuente de energía inagotable. Entre sus características figuran «su elevada electronegatividad y cuando su carga es neutra, tiene cinco electrones en el nivel más externo, comportándose como trivalente en la mayoría de los átomos estables que forma. Por su composición química molecular se define como un gas inerte que no se dilata con la fricción o el movimiento.» Resultará interesante analizar con detenimiento los mecanismos que intervienen en las distintas condiciones atmosféricas de dan lugar a determinados fenómenos que observamos en la naturaleza. Algunos de esos fenómenos son el resultado o la consecuencia de las energías que se liberan cuando concurren determinadas condiciones en presencia de determinados elementos, cuyas propiedades químicas o físicas intervienen, quizás decisivamente, allí donde se desencadenan esos fenómenos: lluvias, vientos, tormentas, tempestades, granizos, nieblas... De forma especial hemos de observar los fenómenos de tormentas, donde algunos de esos elementos -vapor de agua, nitrógeno, oxígeno- presentes en los escenarios en los que se forman las tormentas, tienen las propiedades idóneas por las que ceden o desprenden cargas eléctricas masivamente y de forma espontánea. Puesto que si lo que pretendemos es encontrar formas de obtener o generar electricidad, lo que debemos hacer es prestar especial atención a esos elementos, a sus propiedades y a las condiciones que están en el origen de esas ingentes cantidades de energía que, como observamos, se liberan permanentemente en la naturaleza.

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El agua, fuente de energía «La fuerza vital de la tierra es el agua. Dios modeló la tierra con agua. También la sangre la hizo de agua. Incluso en una piedra existe esta fuerza.» NOTA: Este apartado es reproducción del que figura en mi libro http://www.bubok.es/libros/212754/EL-AGUA-VIDA-ENERGIA-Y-RIQUEZA

Las distintas fases del ciclo natural del agua son aprovechadas como fuentes para la obtención de energía. Una de ellas, la hidroeléctrica, ha sido y seguirá siendo una de las fuentes clásicas de producción de energía eléctrica. El proceso es elemental. Cuando el vapor de agua de las nubes se condensa y cae sobre la tierra en forma de lluvia, sobre los montes o cordilleras, al volver al estado líquido recupera la densidad y el peso original, y por el efecto de la gravedad, cobra una gran fuerza al caer por grandes saltos. Dicha fuerza es aprovechada acumulando el agua en embalses y presas, construidas en los desniveles orográficos y se deriva a través de unos conductos que mueven unas turbinas con las que se genera la electricidad. Otra de las formas de producir energía a partir del agua, consiste en aprovechar su estado gaseoso, aplicando la energía térmica de forma artificial, lo que la convierte en vapor del agua que se acumula aumentando considerablemente su volumen y su presión, lo que origina una gran fuerza que se deriva a través de conductos hasta los generadores para obtener electricidad. De la misma forma, esa energía se utilizó en otras épocas como fuerza para mover diversos motores de vapor, en trenes, barcos, coches... Es la curiosa paradoja: El agua en estado gaseoso no tiene peso específico debido a su baja densidad; en cambio al volver al estado líquido recupera su densidad original, ganando en masa y en el peso que fue ‘diluido’

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por la acción térmica del calor. De esa forma, el agua al recuperar peso y por el efecto de la gravedad puede ser utilizada como fuerza motriz para mover generadores y obtener electricidad. Por otra parte, si se produce vapor de agua de forma artificial, debido a la presión que acumula también puede ser utilizada como fuerza para mover los generadores, con lo que igualmente se obtiene electricidad. En cambio y de forma opuesta, el vapor de agua liberado y condensado en la atmósfera, al no tener densidad tampoco tiene peso, ni acumula presión, con lo cual ‘desaparecen’ esas fuerzas y en ese estado gaseoso no existe la posibilidad de ser utilizada como una fuente de energía... aunque esto quizás sea solo aparentemente, porque la energía siempre está, sólo se transforma.

Humedad Un constante y permanente fluir de vapor de agua se genera como consecuencia de la insolación de los rayos solares sobre las superficies de océanos, mares o masas de agua, y se entremezcla en la atmósfera, con los fluidos gaseosos que la componen, y que absorben esa humedad, que se va incrementando de forma progresiva y se reparte irregularmente, en función de otras dos condiciones o factores: temperaturas y presiones. Esta característica es conocida como ‘humedad relativa del aire’, que significa que en la atmósfera siempre hay contenida determinada cantidad de agua, por pequeña que sea, en todas partes y lugares, desde los ambientes húmedos, tropicales, hasta los más áridos y secos como los grandes desiertos. «Una masa de aire no puede contener una cantidad ilimitada de vapor de agua. Hay un límite a partir del cual el exceso de vapor se licúa en gotitas. Este límite depende de la temperatura ya que el aire caliente es capaz de contener mayor cantidad de vapor de agua que

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el aire frío. Así, por ejemplo, 1 m³ de aire a 0ºC puede llegar a contener como máximo 4,85 gramos de vapor de agua, mientras que 1 m³ de aire a 25ºC puede contener 23,05 gramos de vapor de agua. Si en 1 m³ de aire a 0ºC intentamos introducir más de 4,85 gramos de vapor de agua, por ejemplo 5 gramos, sólo 4,85 permanecerán como vapor y los 0,15 gramos restantes se convertirán en agua. Una masa de aire está saturada cuando su humedad relativa es del 100%.»

Temperatura La temperatura es la cantidad de calor que posee el aire de la atmósfera. Influye sobre la misma la acción de los rayos solares, ya que el Sol es la principal y mayor fuente de calor de la Tierra. La distribución irregular de las temperaturas existentes sobre las distintas zonas a lo largo de la superficie terrestre depende de gran cantidad de factores que influyen sobre la misma. Un fenómeno de especial importancia es que el gradiente de temperatura de la atmósfera terrestre varía con la altitud. La relación entre la altitud y la temperatura es variable en función de las distintas capas de la atmósfera que la componen: troposfera, estratosfera, mesosfera y termosfera. «La radiación solar es la principal fuente de energía térmica y prácticamente la única para la atmósfera de nuestro planeta. Esta radiación solar nos llega en forma de insolación: rayos de luz y de calor con diferentes longitudes de onda que constituyen el espectro visible, los rayos luminosos, los de menor longitud de onda no visibles, los rayos ultravioleta, y los de mayor longitud de onda, los rayos infrarrojos, que tampoco son visibles. Así pues, el espectro visible se encuentra en el medio del espectro constituido por la radiación solar que llega a

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nuestro planeta, y más específicamente, a la atmósfera terrestre y a la superficie de océanos y mares. «La radiación solar atraviesa la atmósfera sin calentarla, porque el aire es diatérmano, es decir, permite atravesar los rayos solares sin calentarse. Esta radiación solar, al llegar a la superficie terrestre o marítima se transforma aumentando su longitud de onda, y calienta tanto las aguas como el suelo y las capas inferiores del aire. Así, este calentamiento de la atmósfera terrestre no es directo sino indirecto, a partir de los rayos infrarrojos de mayor longitud de onda que son re-emitidos por la superficie terrestre caliente. No obstante en determinadas condiciones, como el fenómeno de la inversión térmica, esto puede variar y el gradiente negativo se transforma en positivo, es decir, aumenta según asciende. Se pueden distinguir dos tipos de inversión térmica: la inversión de gran altura, consecuente a una convergencia frontal, cuando una masa de aire caliente es forzada a ascender dinámicamente, y la inversión de superficie, que se produce en situaciones de anticiclón térmico, cuando el aire desciende por el enfriamiento, y esa pérdida de temperatura es mayor en capas bajas que en las altas.» Diferentes temperaturas y presiones que varían de forma cíclica y permanente por toda la atmósfera, se dan en función de la altitud tomada desde la superficie del mar, tal como se observan en el siguiente cuadro.

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Presión atmosférica «La presión atmosférica puede ser considerada como el peso de una columna de aire imaginaria. Al igual que la temperatura, la presión disminuye con la altura. La presión atmosférica es generalmente medida en milibares (mb). Esta unidad de medida es equivalente a 1 gramo por centímetro cuadrado. También son utilizadas otras unidades, como bares, atmósferas, o mms. de mercurio.» La presión disminuye rápidamente con la altura, pero además hay diferencias de presión entre unas zonas de la troposfera y otras que tienen gran interés desde el punto de vista climatológico. Son las denominadas zonas de altas presiones, cuando la presión reducida al nivel del mar y a 0ºC, es mayor de 1.013 milibares o zonas de bajas presiones si el valor es menor que ese número. En meteorología trabajan con presiones reducidas a nivel del mar y a 0ºC, para igualar datos que se toman a diferentes alturas y con diferentes temperaturas y poder hacer así comparaciones. El aire se desplaza de las áreas de mayor presión a las de menor, originándose de esta forma los vientos.

El punto triple del agua «El punto triple de un elemento es aquel en el cual coexisten en equilibrio el estado sólido -punto de congelación-, el estado líquido -punto de condensación-, y el estado gaseoso -punto de ebullición- de ese elemento. Se define como la relación variable entre temperatura y presión, que es lo que determina el estado de un líquido, en este caso del agua. El punto triple del agua está a una temperatura de 273,16 K (0,01°C) y a una presión de 611,73 pascal.»

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El punto triple del agua se puede dar, por regla general, en determinadas condiciones atmosféricas, en las que conviven simultáneamente moléculas en esos tres estados, o que también favorecen que el estado de esas moléculas cambien rápidamente dando lugar a los fenómenos de precipitación, en forma líquida o sólida, acompañada de otros fenómenos atmosféricos, como los fuertes vientos o las descargas eléctricas, ya que dicha precipitación depende además de condiciones eléctricas de la atmósfera, según las cuales, se condensará en forma de lluvia, o de nieve o de granizo.

H2O H2O H2O

H2O H2O

Estructura de las moléculas de agua

Curiosamente, las moléculas de agua se agrupan en una estructura que tiene una forma piramidal, mientras que las estructuras de los cristales de hielo o de nieve tienen una forma hexagonal perfecta. «Las gotitas de agua en suspensión en un líquido no acuoso de la misma densidad alcanzan fácilmente el estado de sobrefusión, y los meteorólogos han reconocido que las gotitas finalmente dispersadas en las nieblas y en las nubes pueden permanecer en estado líquido muy por debajo de los 0º.» «Al parecer, y al contrario de lo que se cree, el agua líquida superfría no alcanza el punto de congelación a los cero grados centígrados, sino que puede enfriarse mucho más antes de convertirse en hielo. Puede congelarse hasta los -12,77ºC bajo cero, no solo porque esté a una temperatura tan extrema, sino porque la estructura molecular del agua cambia físicamente para crear formas

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de tetraedro, con cada molécula débilmente unida a las otras. Los resultados indican que este cambio estructural de líquido a lo que se conoce como hielo intermedio -una estructura entre hielo y líquido- explica el misterio de qué determina la temperatura a la cual el agua se congela.» Estas propiedades tan significativas únicamente se encuentran en el agua, que es el único elemento de la naturaleza que puede presentar ese ‘punto triple’, los tres estados de la materia -sólido, líquido y gaseoso- de forma simultánea o sucesiva, en determinadas circunstancias y en zonas o áreas de la atmósfera, allí donde concurren condiciones muy específicas que, como hemos visto, son las que originan que el agua cambie a esos tres estados en muy breves espacios de tiempo, y esos movimientos cambiantes del estado de la materia a su vez, dan lugar a movimientos en la estructura de sus moléculas, lo que puede ser origen del desprendimiento de cargas eléctricas que se observan en algunos fenómenos atmosféricos. Un detalle de gran trascendencia que se atribuye a las extraordinarias propiedades del agua.

Polaridad de las moléculas de agua Una molécula de cualquier elemento está polarizada cuando situada en un campo eléctrico se orienta con un lado hacia el polo positivo y con otro hacia el negativo. Sucede esto porque, aunque la molécula en conjunto no tiene carga eléctrica, en cambio la distribución de cargas dentro de la molécula no es homogénea, y una zona tiene un incremento de carga positiva mientras que otra zona lo tiene de carga negativa. «Las moléculas de agua son muy polares, puesto que hay una gran diferencia de electronegatividad entre el hidrógeno y el oxígeno. Los átomos de oxígeno son mucho más electronegativos -atraen más a los electrones- que

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los de hidrógeno, lo que dota a los dos enlaces de una fuerte polaridad eléctrica, con un exceso de carga negativa del lado del oxígeno, y de carga positiva del lado del hidrógeno. Los dos enlaces no están opuestos, sino que forman un ángulo de 105° debido a la hibridación del átomo de oxígeno así que, en conjunto, los tres átomos forman una molécula angular, cargada negativamente en el vértice del ángulo, donde se ubica el de oxígeno y, positivamente, en los extremos de la molécula, donde se encuentran los del hidrógeno. Este hecho tiene una importante consecuencia, y es que las moléculas de agua se atraen fuertemente, adhiriéndose por donde son opuestas las cargas. El hecho de que las moléculas de agua se adhieran electrostáticamente, a su vez modifica muchas propiedades importantes de la sustancia que llamamos agua, como la viscosidad dinámica, que es muy grande, o los puntos de fusión y ebullición, o los calores de fusión y vaporización -temperaturas-, que se asemejan a los de sustancias de mayor masa molecular.» «El profesor ruso Karl Sigmundovich Trincher, basándose en sus investigaciones sobre las propiedades hasta ahora ignoradas- del agua, explica que este líquido es la sustancia con mayor poder dieléctrico conocida. La capacidad común es de 10, pero el agua tiene 80. Esta cualidad dieléctrica origina múltiples anomalías que desafían las leyes de la Física y la Química. El agua es el fluido por excelencia; es el solvente universal, y como tal posee cualidades potenciales, como una conducción casi perfecta de la electricidad y el magnetismo.»

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Corrientes oceánicas Las grandes corrientes oceánicas tienen su origen en la interacción que surge entre las masas de aguas frías que proceden de los polos y las masas de aguas cálidas procedentes de los trópicos, que fluyen hacia el norte o hacia el sur. Las aguas árticas o antárticas que tienen un alto contenido en sales, fluyen en corrientes profundas hacia los trópicos, de forma simultánea a las corrientes de aguas cálidas de los trópicos que se desplazan por la superficie hacia los polos norte o sur. Estas reacciones se generan por el intercambio de temperaturas de calor-frío o frío-calor, cuyas consecuencias son el permanente desplazamiento de las aguas oceánicas.

Corrientesoceánicas

Las aguas de los mares tropicales absorben el calor por la mayor y más directa influencia del sol, se calientan por la superficie y se enfrían con las aguas que fluyen por la profundidad, generando dichas corrientes, y creando un eficaz sistema de transporte de calor del ecuador a los polos, que abarca a los grandes océanos e influye en las condiciones de la atmósfera. «Las influencias de las corrientes oceánicas en el clima son bien conocidas. Las aguas tropicales son un sistema de almacenamiento y transporte de una enorme

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cantidad de calor y dióxido de carbono, de forma que se distribuyan por el planeta. Como la corriente profunda de la meseta submarina de Kerguelen, situada en el océano Índico meridional, que forma parte del sistema global de corrientes oceánicas, determinantes a la hora de conocer cuánto calor y carbono puede almacenar el océano. Dicha corriente transporta a velocidad media de 20 centímetros por segundo, un volumen de más de doce millones de metros cúbicos por segundo, de agua procedente de la Antártida, a menos de cero grados de temperatura y sin llegar a congelarse, ya que está mezclada con sales y minerales. Se trata de la corriente más fuerte medida a profundidades de 3 kilómetros bajo la superficie marina. Estos sistemas de corrientes profundas realizan una gran contribución a esta circulación oceánica global.» Al igual que con la formación de los vientos, en los océanos concurren unas condiciones específicas, tanto térmicas como de presión, en cuanto a la variación de temperaturas y presiones que se dan entre las diferentes masas o capas de agua, en función de la distancia o la profundidad que las separan. En tan solo pocos cientos de metros de profundidad se pueden dar diferencias de temperaturas de hasta más de 20º, entre aguas que se encuentran en las mismas zonas. Esas temperaturas van descendiendo progresivamente desde las aguas próximas a la superficie hasta las situadas a mayor profundidad. Las condiciones que concurren en las masas de agua que componen los océanos y mares, ocasionan, al igual que en los vientos, que se encuentren en permanente movimiento y renovación, y por causas de unos factores similares a los que provocan el movimiento de las masas de aire en la atmósfera.

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El Niño Todos los años, una suave corriente de agua cálida recorre el Pacífico sur desplazándose hacia la costa de Ecuador y el norte de Perú, por encima de la corriente de Humboldt, más fría y profunda, que fluye hacia el norte. Los pescadores la denominan "El Niño", porque siempre llega aproximadamente por Navidad. Cada tres o cuatro años, y por causas todavía desconocidas, se produce un calentamiento más intenso y extendido en toda la zona ecuatorial central y el Pacífico oriental. Este aumento de la temperatura superficial del agua, que suele durar entre catorce y dieciocho meses, tiene unos efectos tan acusados en el clima mundial que en la actualidad se reserva el nombre de El Niño para este fenómeno. En diciembre, la presión atmosférica sobre el sudeste del Pacífico es bastante alta, lo cual indica que el aire desciende, mientras que sobre Indonesia se produce el fenómeno opuesto: el aire asciende fruto de las bajas presiones. Cuando se produce El Niño, la situación se invierte, lo que provoca un cambio en el gigantesco sistema de circulación alternante sobre dicho océano y sobre el resto de corrientes atmosféricas del planeta. El Niño transforma las condiciones climáticas normales: hay sequía donde debería llover y se producen inundaciones en zonas normalmente secas. En el océano Pacífico, los vientos alisios del noroeste y el sudeste suelen converger a lo largo de la zona ecuatorial de calma. Los vientos resultantes soplan hacia el oeste y empujan el agua de la superficie, mucho más caliente que las aguas profundas. Esto provoca una elevación del nivel del mar en el Pacífico occidental, de 30 a 70 centímetros, con el correspondiente descenso en el Pacífico oriental, lo cual permite que el agua fría aflore desde las profundidades a lo largo de la costa de América del Sur.

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«El Niño es el causante de periodos prolongados de sequías o lluvias en diferentes y distantes áreas de la Tierra. Mientras dura, grandes cantidades de calor y de humedad añadidas a la atmósfera por la evaporación de las aguas cálidas del océano, influyen en la circulación atmosférica de todo el planeta. Las fluctuaciones en los sistemas de circulación atmosféricos y oceánicos pueden provocar desviaciones periódicas en las zonas costeras de las aguas frías ascendentes con posibles consecuencias desastrosas. Estos cambios en los patrones de presión atmosférica y vientos tienen unos efectos muy acusados en el clima de todo el Pacífico. Por lo general, las altas presiones dan lugar a un tiempo muy seco que favorece los incendios y las tormentas de polvo en unas áreas, mientras que en otras, las bajas presiones dan lugar a lluvias abundantes, causando graves inundaciones.» Antes de proseguir, un primer apunte para señalar, de forma elemental, los factores básicos que determinan o condicionan los movimientos que hemos relatado: el calor que procede del sol y el frío que se acumula en los casquetes polares. Además de esas condiciones térmicas concurrirán otras circunstancias u otros factores, como la presión hidrostática causada por el peso del agua. Las diferentes presiones que se acumulan en las aguas de los océanos, aumentan progresivamente en función de la profundidad, lo cual ejercerá una indudable influencia en la acción de los desplazamientos, como también tendrán influencia la acción de los vientos que se originan por las fuertes tempestades. La circulación permanente de las corrientes oceánicas, en conjunción con los movimientos de grandes masas de aire en la atmósfera, son como consecuencia de la ingente liberación o conjunción de fuerzas que se materializan, junto a otros elementos, por la ‘energía’ que está confinada en las propiedades físicas del agua.

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Fenómenos atmosféricos La atmósfera que envuelve la Tierra está compuesta por diversos gases, entre los cuales, los fundamentales son el Nitrógeno, el más abundante con un porcentaje del 78%, y el Oxígeno con el 20%; el resto, apenas el 2%, son pequeñas cantidades de otros gases como el Hidrógeno, el Argón y el Dióxido de Carbono (CO₂). Los gases de la atmósfera se encuentran concentrados cercanos a la superficie terrestre, comprimidos por la atracción de la gravedad, y conforme aumenta la altura, la densidad y la presión disminuyen progresivamente y con gran rapidez. La atmósfera contiene también masas variables de vapor de agua, causadas por la evaporación del agua de océanos, mares, ríos, lagos, embalses, y la humedad de la tierra, que a partir de determinada altura se condensa en pequeñas gotitas líquidas y cristalitos de hielo formando las nubes, o agua en estado gaseoso que se comporta como un gas. La cantidad de agua que se evapora está en función de las temperaturas y del grado de saturación del aire, pues el aire con humedad relativa baja absorbe gran cantidad de vapor de agua, mientras que el aire una vez saturado de humedad ya no admite ese vapor por muy elevada que sea la temperatura. En el conjunto de la atmósfera se registran unas condiciones variables, en función de diversos factores y de la intensidad con que concurren, causando que se encuentre en permanente movimiento, dando lugar a una diversidad de fenómenos atmosféricos que van desde las suaves brisas marinas de aire húmedo, hasta las grandes borrascas o los violentos huracanes. Seguidamente analizaremos con detalle algunos de esos fenómenos atmosféricos, señalando los factores y condiciones que concurren en ellos y los efectos que se desencadenan, para tratar de comprender la física que se oculta tras estos eventos que ocasionan la liberación de

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energía, el movimiento de masas de aire, o la liberación de descargas eléctricas como los relámpagos y los rayos. Hemos señalado anteriormente la paradoja de que el agua, tanto en estado líquido como en estado de vapor a alta presión, acumula grandes fuerzas susceptibles de ser almacenadas y utilizadas como fuente de energía para generar electricidad. En la atmósfera, por el contrario, a partir de determinada altura, el agua se encuentra en estado gaseoso, en forma de vapor, a muy baja presión, lo que descarta pensar siquiera en considerar como posible fuente de energía, por lo que en ese estado carece de interés económico. Aparentemente, pues debería llamar más la atención, ya que en determinadas condiciones de la atmósfera, se observa cómo de ese vapor, en las nubes de tormenta, se liberan grandes cargas de electricidad. Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos hemos sentido un gran temor irracional y a la vez un especial respeto, hacia los fenómenos que ocurren en los días de tormentas. El súbito resplandor de las centellas y los relámpagos, siempre nos ocasionan una sensación de temor durante la tensa espera mientras transcurren los interminables segundos hasta escuchar el estruendoso retumbar de los truenos. Todos los días, a todas horas, por muchas partes del planeta, numerosas y distantes, se están produciendo fenómenos de tormenta, con una actividad permanente y constante en cuanto a su formación y desplazamientos. Descargas eléctricas, relámpagos y rayos se suceden de forma una intermitente, hasta el punto de que el número de rayos que se desprenden cada día por todo el mundo se contabilizan por millares. Algunos estudios estiman que en todo momento, unas 2.000 tormentas eléctricas están descargando sobre la Tierra, generando unos 100 rayos por segundo. Las tormentas eléctricas se producen bajo ciertas condiciones atmosféricas, generadas por los desequilibrios térmicos originados por capas de aire más frías y densas que se colocan sobre otras más cálidas y ligeras, pero en las que indefectiblemente siempre están

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presentes imponentes cumulonimbos, o grandes masas nubosas cargadas de agua, y en ocasiones de granizo. Diariamente podemos ver cómo las nubes se mueven en los cielos, cómo pasan de forma variable y aleatoria, lenta o rápida; hay días que transcurren completamente nublados, cubiertos por espesas capas de nubes oscuras que en ocasiones pasan de largo sin descargar una sola gota de agua, mientras que en otras pasan días enteros descargando lluvias. En los días más calurosos, cuando concurren embolsamientos de aire frío en las capas altas de la atmósfera, se producen la formación de grandes cúmulos de nubes llamadas de desarrollo o de evolución, con la presencia de fuertes vientos cálidos que ascienden junto con vientos fríos que descienden, y es entonces cuando comienzan a generarse las descargas eléctricas, los relámpagos, los rayos y los truenos. Bajo esas condiciones atmosféricas que convergen en los días de tormenta, temperatura, humedad, calor, frío, bajas presiones, fuertes vientos... es cuando se generan las consecuencias que observamos casi con incredulidad, como es que del vapor de agua salga electricidad, pues es de allí de donde se desprenden impresionantes descargas de la electricidad natural. Son las leyes de la naturaleza, las leyes de la física, las que hay que respetar y observar atentamente para aprender de ellas cuanto necesitamos conocer. «Los vientos cálidos y húmedos, al encontrarse con obstáculos orográficos como las altas montañas, suben por encima del nivel de condensación del agua -unos 2.000 metros de altitud- y descienden por las vertientes opuestas, entonces convertidos en vientos cálidos, secos y ‘electrificados’.»

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Los vientos «“Cuando sople el viento, adora el sonido”. Con esto, Pitágoras recordaba a sus discípulos que el mandato divino se escucha en la voz de los elementos, y que todas las cosas de la naturaleza manifiestan mediante la armonía, el ritmo, el orden o el procedimiento, los atributos de la divinidad.» En un libro ‘Las causas ocultas de la enfermedad’, su autor E. Wolfram, refiere un breve y maravilloso relato con el título ‘El espíritu de los cuatro vientos’, atribuido a Paracelso, un destacado médico y célebre alquimista del siglo XVI, quien describió las condiciones o propiedades que se confieren al aire, que son los factores que generan los vientos y que determinan su constante movimiento por toda la atmósfera terrestre, fundamentales para el mantenimiento y la renovación de la Naturaleza y de la Vida en la Tierra. Dice así: «Los Espíritus de los Cuatro Vientos cumplen un papel similar en la vida interior del hombre, y son Euro, viento del este; Céfiro, viento del oeste; Auster, viento del sur; y Bóreas, viento del norte. El viento del este, fuerza de “conservación”, es cálido y seco; húmedo y frío es el viento del oeste, la fuerza de “putrefacción”; cálido y húmedo el viento del sur, fuerza “resolutiva”; frío y seco el viento del norte, la fuerza de “coagulación”. El hombre es la marioneta inconsciente de los Espíritus causales de los Vientos, que traen consigo la sequía, la lluvia, las heladas y el calor, y mantiene la envoltura aérea de la tierra en perpetuo movimiento, al igual que los vientos interiores actúan agitando el alma humana. La vida de las criaturas terrestres, todo lo sano y fructífero, depende del equilibrio entre las heladas y el calor, entre la sequía y la humedad. Paracelso ha presentado a los Cuatro Vientos que mantienen en movimiento la envoltura aérea

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de la tierra con los mismos atributos -frío, húmedo, etc.que da a las “Complexiones” humanas. Ya que los vientos no son el “Aire”, sino aquello que proporciona al aire las características que le diferencian en cuatro tipos de aire, que merced a su intercambio de actividades proporciona vitalidad al aire. Como resultado de esta vitalización, de esta “vida”, se permite a la Tierra dar vida futura a las plantas, animales y hombres.»

Los ‘cuatro vientos’ de Paracelso Paracelso, Theophrastus Bombast von Hohenheim, (1493–1541), fue un célebre médico y astrólogo suizo del siglo XVI. Extraordinario personaje que destacó además por sus conocimientos sobre alquimia, una de sus facetas más interesantes para el propósito de este libro, la de alquimista, en lo que se refiere al relato expuesto. En sus escritos, Paracelso transmitió los secretos de esa misteriosa ciencia, la Alquimia, utilizando términos sencillos, simples, de manera esotérica, cerrada, como corresponde a los alquimistas, es decir, para que fueran únicamente comprensibles para aquellos que hubieran sido iniciados en los conocimientos de las distintas fases de los trabajos que han de acometer los que pretendieran alcanzar el conocimiento o fin último de la Obra, cuyo fin último era lograr la Piedra Filosofal. Paracelso expresó las propiedades de los vientos de tal forma que aparecen inversamente opuestos entre sí, en lo referido a su humedad y temperatura, en función de su procedencia desde los distintos lugares del planeta. En la siguiente presentación destacan esas propiedades, haciendo notar, en cuanto a la situación geográfica, que son referenciados al hemisferio norte.

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Oeste: Frío y húmedo

Este: Cálido y seco

Sur: Cálido y húmedo

Los ‘atributos’ de los vientos y su procedencia

En el relato referenciado, Paracelso reflejó de forma maravillosa las propiedades de los vientos, haciendo una analogía sobre las causas que influyen en el desarrollo de determinadas enfermedades en el cuerpo humano, ya que, según sus postulados, dichas propiedades asemejan a las que se reproducen en el cuerpo de los seres humanos, que dan lugar a las ‘cuatro complexiones’, sanguínea, colérica, melancólica y flemática, las cuales simbolizan los diferentes temperamentos y las fisonomías inherentes al carácter de cada persona, en función de la influencia más o menos predominante de alguno de los cuatro humores o líquidos que hay en el cuerpo: Sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema. Dichas propiedades, atribuidas para los fluidos del cuerpo humano por un destacado alquimista como fue Paracelso, asimilándolas a ‘los espíritus de los vientos’, representan las condiciones físicas más elementales que predominan en la atmósfera, que está compuesta en su mayor parte por fluidos gaseosos. Húmedo y seco, frío y cálido. La humedad, las temperaturas y las presiones atmosféricas son los factores básicos que determinan la formación de los vientos y su intensidad. La interacción de dichos factores y los elementos, en correlación con el volumen de las masas a las que afectan y su mayor proximidad o lejanía, en un entorno donde

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influyen campos de fuerzas de naturaleza gravitatoria y magnética, determinan el desarrollo de la gran diversidad de fenómenos que se producen en la atmósfera, entre los cuales, como bien indicaba Paracelso, están los vientos, que condicionan la vida de todos los seres vivos. Los hay suaves, como las brisas marinas y los hay violentos como los huracanes o los tornados, cuyas consecuencias son devastadoras. Estos fenómenos, desde los más sencillos hasta los más complejos o de mayor magnitud, están relacionados con las alteraciones que origina el conocido como "chorro polar" o "corriente en chorro" que circula de oeste a este de forma permanente sobre el hemisferio norte y el casquete polar, a unos 10 km. de altitud y a velocidades medias de 90 kilómetros a la hora, pudiendo llegar hasta los 500 Km/h. Dichas corrientes juegan un papel importante en la transferencia de calor desde los trópicos hasta los polos, ya que compensan el desarrollo y el movimiento de las regiones de altas y bajas presiones en la atmósfera inferior. Esto determina o influye en que los vientos experimenten frecuentes variaciones, más fuertes, más fríos o húmedos, o más cálidos o secos. «La agencia espacial estadounidense NASA pretende rastrear los vientos a gran altitud de la Tierra, a unos 60 o 65 kilómetros de la superficie del planeta. El objetivo de la misión es conocer el origen de los vientos que giran alrededor de la tierra hasta 300 kilómetros por hora. Según han señalado los científicos, estos vientos se encuentran en la misma región donde se producen fuertes corrientes eléctricas en la ionosfera, por tanto, es una región con gran cantidad de turbulencias eléctricas, del tipo que pueden llegar a afectar negativamente a las comunicaciones por satélite y radio.» El contraste térmico y otras propiedades físicas de los elementos que componen las masas de aire húmedo, principalmente vapor de agua condensado, dan origen al desarrollo de fuertes movimientos de vientos ascendentes y descendentes, produciendo una serie de efectos que las

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caracterizan, como intensas lluvias y fuertes vientos en la superficie e intensas descargas eléctricas. Las fuertes corrientes del aire cálido y húmedo que ascienden desde la base de las nubes se condensan al entrar en contacto con las masas de aire frío de las capas más altas, son las circunstancias que propician la formación de grandes nubes del tipo cumulonimbos, que llegan a alcanzar más de 10 kms de altura y 8 de anchura. En esa ascensión, las masas de vapor de agua caliente entran en colisión con las corrientes del 'chorro polar', o vientos muy fríos y secos, originándose una condensación muy rápida con la formación de pequeñas gotitas de agua o de cristales de hielo, causando la ionización o separación de las cargas eléctricas de los elementos que allí se encuentran. Las condiciones físicas presentes en las causas que originan los vientos, también liberan fuerzas que pueden ser aprovechadas para producir electricidad, por ejemplo, la utilización de los aerogeneradores que transforman las fuerzas de los vientos en energía eléctrica. Detrás de esas fuerzas, hay un movimiento que las genera, que a su vez proviene de la concurrencia de unos factores físicos en presencia de elementos como el aire y el vapor de agua. Estamos por tanto ante fenómenos en los que se genera energía o de los que se desprende la electricidad natural, y como tales hemos de tener en cuenta. Veamos una descripción breve y sencilla de diversos fenómenos y de los conceptos que son causa de esas condiciones, de esos factores, y de cómo interactúan en la atmósfera.

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Tornados Los tornados son fenómenos espectaculares que se caracterizan por sus consecuencias destructivas cuando alcanzan la superficie, especialmente en zonas de tierras secas y calentadas por el sol. Los tornados se forman cuando corrientes de aire caliente y húmedo se elevan a una determinada altura y entran en colisión con otras de aire frío y seco. Se genera un núcleo tormentoso y surge una fuerte rotación de los vientos, llamada ‘mesociclón’, al entrar en colisión las dos masas de aire, igual que cuando se forma un huracán.

Las bandas lluviosas de precipitación giran hacia el centro de la tormenta. Las rachas de viento más fuertes y las mayores precipitaciones suelen producirse en bandas de lluvia individuales, mientras otras bandas de vientos relativamente calmados entre ellas. Cuando el mesociclón aumenta su velocidad radial sufre un estrechamiento, originando una estrecha columna de aire que gira muy rápidamente por el centro formando una especie de cono o chimenea, con menor presión en la parte inferior, que desciende violentamente hasta tocar el suelo, causando la succión de todo cuanto se encuentre por debajo en las áreas cercanas.

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Gota fría Chubascos y tormentas de extraordinaria violencia, aunque de poca duración y que afectan normalmente a zonas poco extensas, son frecuentes en zonas costeras del Mediterráneo, sobre todo en los meses de septiembre y octubre. Los meteorólogos suelen explicar que la causa de estas lluvias torrenciales son las denominadas "gotas frías". Son más frecuentes junto al Mediterráneo, pero también suceden en otros lugares. El fenómeno de ‘gota fría’ se forma cuando coinciden tres acontecimientos: mar caliente, atmósfera inestable en la superficie y aire frío en altura. Cuando el mar se encuentra a temperaturas altas, como el Mediterráneo, que al final del verano pueden llegar a estar cerca de los 30º C en zonas cercanas a la costa, se desprende mucho vapor de agua. Si en estas circunstancias se aproxima una borrasca o frente frío, en forma de un embolsamiento de aire frío que se desplaza a gran altura, se produce una situación de gran inestabilidad del aire en superficie que aumenta progresivamente conforme asciende. El vapor de agua que el mar libera en grandes cantidades, asciende arrastrado por esa inestabilidad y se va condensando al mezclarse con las zonas frías en altura, desarrollándose nubes en forma de grandes cumulonimbos. Esas nubes puede ir agrandándose a gran velocidad porque el vapor ascendente encuentra mucha facilidad para subir al encontrarse con zonas más frías, y con ese frío va condensándose cada vez más cantidad de vapor de agua. En muy pocas horas se van acumulando grandes nubes tormentosas, que aunque no tengan una gran extensión en sentido horizontal, pueden llegar a tener más de diez kilómetros en altura. Esos cumulonimbos finalmente acaban descargando fuertes lluvias que van generalmente acompañadas de un gran aparato eléctrico, y en ocasiones de granizo.

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Tormentas Las tormentas son fenómenos atmosféricos que se caracterizan por la coexistencia próxima de dos o más masas de aire y humedad con diferentes temperaturas. Esos contrastes asociados a los efectos físicos implicados desembocan en una inestabilidad de la que se generan gran variedad de fenómenos meteorológicos: relámpagos, rayos, truenos, lluvias torrenciales, granizo, asociados a fuertes ventiscas. Se forman cuando un centro de bajas presiones atmosféricas confluye sobre un sistema con altas presiones.

Junto a las corrientes de aire cálido que ascienden bajan corrientes de aire frío, lo cual origina una situación de extremada turbulencia en el interior de las nubes. Las rápidas corrientes ascendentes favorecen la formación y la colisión de las gotitas de agua, de los cristales de hielo y del granizo, causando que se generen cargas eléctricas de signos opuestos en esos elementos, provocando la creación de dos polos magnéticos, uno positivo en la parte alta y otro negativo en la inferior que al disgregarse entre las nubes.

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Esa magnetización genera descargas de energía que salen despedidas hacia otras nubes o hacia la tierra en forma de relámpagos y rayos. «Una nube de tormenta puede representarse, desde un punto de vista eléctrico, como un dipolo, es decir, por la concentración de cargas eléctricas de signo contrario en dos áreas separadas dentro de la propia nube, por circunstancias que todavía siguen sin ser comprendidas del todo. En el interior de las nubes de tormenta y como consecuencia del frio, se origina la formación de cristales de hielo, ionizando el ambiente, lo que significa que los cristales más pequeños se ionizan con cargas eléctricas positivas, mientras que en los cristales más grandes y pesados se concentran las cargas negativas. Esto causa que en la parte superior de las nubes se concentren las cargas positivas, mientras que en las inferiores se cargan negativamente. Las diferencias de potencial eléctrico así generadas pueden llegar a superar los 100 millones de voltios, lo que da lugar a continuas descargas eléctricas de extraordinaria intensidad.» La distribución de cargas en una nube tormentosa se estructura como un esquema sencillo: cargas positivas en determinada parte de la nube y cargas negativas en otra. Se trata de una estructura de dipolo. Se han propuesto dos modelos muy diferentes para explicar esta estructura dipolar: el de la precipitación y el de la convección. «La hipótesis del modelo de precipitación supone que las gotas de lluvia tormentosas, el pedrisco y el granizo, descienden por el aire debido a la gravedad, dejando atrás suspendidos cristales de hielo y gotas de agua de menor tamaño. Las múltiples colisiones entre partículas precipitadas y las suspendidas cargan negativamente, al parecer, a las primeras. Si las partículas que precipitan tienen carga negativa, la parte inferior de la nube irá acumulando la carga negativa, mientras en la superior se acumulará la carga positiva.»

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«El modelo de convección supone que las cargas eléctricas de la nube proceden de dos fuentes externas: los rayos cósmicos y un campo eléctrico. Dentro de la tormenta, las turbulentas corrientes de aire provocan remolinos, haciendo subir y bajar las gotas de agua y cristales de hielo, dando lugar a la producción de granizo. La corriente de electrones fluye, choca con las moléculas de aire y libera más electrones, ionizando el aire. El aire caliente, al ascender por convección, transporta hacia las regiones superiores de la nube los iones positivos que atraen a los negativos que los rayos cósmicos habían formado por encima, los cuales penetran en ella y se unen rápidamente a las gotitas de agua y a los cristales de hielo, creando una capa cargada negativamente. Las corrientes de aire que descienden por la periferia de la nube transportan hacia abajo las partículas cargadas negativamente; el resultado vuelve a ser la formación de una estructura de dipolo positivo-negativo. A medida que se acercan al suelo, las ramas principales, que portan grandes cargas negativas, provocan guías ascendentes de cargas eléctricas positivas procedentes de otros puntos conductores situados en el suelo. Cuando una rama de la cabeza escalonada entra en contacto con de estas guías ascendentes se crea un canal completo de aire ionizado, lo que permite que las enormes corrientes positivas, denominadas trazo de retorno, fluyan hacia arriba como vivos destellos de descargas eléctricas, los relámpagos, y provoquen las ondas sónicas de choque que escuchamos, los truenos.» Los truenos los producen las corrientes de los rayos que forman un canal de gases a altas temperaturas y presiones. Los gases se expanden en el aire circundante como ondas de choque que tras recorrer una distancia se transforman en ondas acústicas. Cuando un rayo cae cercano el trueno se escucha como un brusco chasquido, mientras que a distancias mayores produce estampidos retumbantes.

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Ciclones tropicales Los ciclones tropicales son un sistema de tormentas caracterizados por una circulación cerrada alrededor de un centro de baja presión, que se produce a causa de la energía que se genera a partir de la condensación del aire húmedo provocando fuertes vientos y abundantes lluvias. Se distinguen de otros fenómenos ciclónicos, como bajas polares, por el mecanismo de calor que las alimenta, que las convierte en sistemas tormentosos de ‘núcleo cálido’. Se desarrollan sobre extensas superficies de agua cálida y una de las características señaladas por meteorólogos es el hecho de que ‘pierden su fuerza cuando penetran en tierra’.

Estos sistemas tropicales se forman cuando los vientos ascendentes son conducidos hacia la troposfera; cuando las condiciones de la atmósfera son favorables, la perturbación tropical se intensifica generándose vórtices de aire, es decir, fuertes vientos girando en torno a un centro que se forma en las masas nubosas en rotación. Una característica peculiar del término "ciclón" es que refiere la naturaleza ciclónica de las tormentas, es la gran fuerza de rotación que se produce en las masas nubosas, y el sentido que toma esa rotación, girando en sentido contrario de las agujas del reloj en el hemisferio norte, y en el mismo sentido en el hemisferio sur.

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En el centro del ciclón se registran las temperaturas más frías en superficie y las más cálidas en altura. Los vientos en las capas altas de un ciclón tropical se alejan del centro de la tormenta con una rotación anticiclónica mientras que los vientos más cercanos a la superficie son ciclónicos, y se debilitan con la altura donde se invierten a sí mismos. «Lo que distingue los ciclones o tormentas tropicales de otros fenómenos meteorológicos es la condensación del vapor de agua como fuerza conductora. Dado que la convección es más fuerte en un clima tropical, define el dominio inicial del ciclón. Por contraste, frecuentemente los ciclones de media latitud obtienen su energía de los gradientes horizontales de temperatura preexistentes en la atmósfera. Para poder seguir alimentando su motor de calor, el ciclón tropical debe permanecer sobre agua cálida, que provee de la humedad atmosférica necesaria. La evaporación se acelera por los fuertes vientos y se reduce por la presión atmosférica de la tormenta, dando origen a un bucle de alimentación positiva.» Muchos ciclones tropicales se desarrollan cuando las condiciones atmosféricas alrededor de una perturbación en la atmósfera son favorables. Cuando las condiciones atmosféricas alrededor de esos sistemas se deterioran o cuando un ciclón entra sobre una superficie de tierra, el sistema se debilita y finalmente se disipa. «El paso de un ciclón tropical sobre el océano puede causar que las capas superficiales del mismo se enfríen de forma sustancial, lo que puede influir en el desarrollo del ciclón. Los ciclones tropicales enfrían el océano al actuar como "motores de calor" que transfieren a la atmósfera el calor de la superficie del océano procedente de la evaporación. El enfriamiento también se produce por el ascenso de agua fría debido al efecto de succión del centro de bajas presiones de la tormenta. También puede existir un enfriamiento adicional como producto de las lluvias que pueden producirse en la superficie oceánica en un momento dado. La cobertura de nubes también

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puede desempeñar parte de esta función al actuar como escudo entre el océano y la luz directa del sol, antes y algo después del paso de la tormenta. Todos estos efectos pueden combinarse para producir un descenso dramático de las temperaturas en un área considerable durante algunos días.» Un ciclón tropical presenta un área de aire que circula en sentido descendente en el centro del mismo; si el área es lo suficientemente fuerte puede derivarse en un tifón o un huracán, llegando a formarse lo que se conoce como el "ojo del huracán", que es una zona en el centro de la perturbación que se encuentra libre de nubes. Los grandes huracanes se forman cuando los vientos muy cálidos de las zonas tropicales, procedentes desde el continente africano, de las calientes arenas del desierto del Sahara, provocan la condensación del vapor de agua en altura causado por la elevación de ese aire cálido, formando un bucle de alimentación positiva sobre las aguas templadas de los océanos, donde la temperatura de la superficie llega a alcanzar los 27º o más. El aire se calienta con la energía expulsada por la condensación, elevándose aún más rápidamente, lo que conduce a más condensación y mayor formación de núcleos nubosos, causando grandes corrientes de aire en el centro u ‘ojo’ de la formación. Cuando el aire que fluye hacia el exterior de ese ‘ojo’ o ‘chimenea’ central, desciende y vuelve a la superficie, ocasiona vientos muy fuertes propios de estos fenómenos. En otro sentido, los huracanes se pueden considerar como un tipo especial de ‘complejo convectivo’ que continua desarrollándose a partir de una vasta fuente de humedad y calor. Gran parte de la energía ocasionada conduce las corrientes de aire hacia arriba, lo que incrementa la altura de las nubes y acelera la condensación. La rápida y fuerte condensación conduce a mayores velocidades de los vientos, ya que una pequeña fracción de la energía liberada se convierte en energía mecánica, haciendo que esos vientos sean cada vez más

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rápidos y las presiones asociadas con ellos más bajas, lo que causa una mayor evaporación en superficie. Otra circunstancia que influye decisivamente es la altura de las columnas de lluvia que se forman en un huracán. Las columnas más altas llegan a alcanzar los 17 kms en altura y son las zonas donde se producen las lluvias más intensas. Cuanto más alto sube el vapor de agua antes de enfriarse, más intensa tiende a ser la tormenta, ya que estas columnas son como generadores que convierten la ‘energía interna’ del vapor de agua en una ‘fuerza poderosa’ de producción de lluvia y viento. El aumento de la temperatura de los mares y del aire de la superficie de los océanos mejora el combustible, que, al ser más energético, debido al cambio climático, alimenta tormentas más virulentas que hace años, y que se intensificarán más por el calentamiento de los mares. «Climatólogos de todo el mundo discuten el tema sin ponerse de acuerdo tampoco en este punto. Para algunos, las condiciones meteorológicas son cada vez peores en la zona de convergencia intertropical entre los hemisferios Norte y Sur. Pronostican que los riesgos climáticos están aumentando progresivamente en regiones ecuatoriales, con fenómenos tormentosos que cada vez serán más violentos... Extensas zonas de violentas tormentas y fuertes turbulencias, enormes muros de nubes negras de 1.000 kilómetros de ancho, entre 200 y 300 kms de largo y hasta 18 kms de altitud, sacudido por relámpagos, son fenómenos conocidos con el nombre de ‘cluster’, unos peligrosos cúmulos de tormentas aisladas violentísimas, generando turbulencias entre moderadas y fuertes, que experimentan súbitas subidas de temperaturas que oscilan desde los –48 ºC hasta los –19 ºC.»

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Electricidad en las tormentas Las nubes tormentosas de tamaño medio producen varios rayos por minuto y con una potencia de algunos cientos de megavatios, es decir, la de una central nuclear pequeña. En un sólo día pueden caer sobre la península Ibérica más de 12.000 rayos. Son las consecuencias de las tormentas de verano. ¿Cómo y por qué se producen? Cuando en una nube tormentosa se produce una separación de cargas eléctricas, hasta tal punto que el campo eléctrico excede la rigidez dieléctrica local de la atmósfera, esto es, la capacidad de la atmósfera para mantener esa separación de cargas, el resultado es un rayo. El rayo es el paso de cargas eléctricas positivas o negativas, entre unas regiones de las nubes a otras, para equilibrar la diferencia de cargas, o el tránsito entre las nubes y la tierra, como descarga de dicho desequilibrio. Para que ocurran las descargas las nubes han de estar electrificadas, es decir, las cargas positivas deben estar separadas y distantes de las negativas, pero las causas por las que se producen esos efectos no están muy claras y siguen generando múltiples dudas: ¿Cómo se produce la separación de cargas? Debido a los efectos de la ionización. ‘Ionización’ se define como un fenómeno físico o químico a consecuencia del cual los átomos o moléculas de un elemento se cargan eléctricamente, debido a que ganan o pierden electrones de sus capas exteriores, convirtiéndose en ‘iones’ por el efecto de tener un número de electrones mayor o menor que el de su equilibrio eléctrico. Dicho en términos elementales, la ionización es consecuencia del desequilibrio de las cargas eléctricas de los átomos o moléculas que componen los elementos. Pero en estos fenómenos de tormentas, el hecho de conocer las consecuencias - la ionización- no significa por ello que se conozcan las causas. ¿Por qué se produce?

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La energía eléctrica liberada por la descarga de los rayos tiene que proceder de alguna parte. Se sabe que proviene del calor que provoca la expansión del vapor de agua, al hacerse éste menos denso que el aire exterior y ascender. Durante la ascensión, el vapor va condensando en forma líquida o sólida; el calor latente se desprende y el agua líquida o el hielo comienzan a caer. ¿Pero, qué separa las cargas? La potencia de la descarga de un solo rayo resulta impresionante. En una fracción de segundo un rayo descarga miles de amperios de corriente eléctrica, energía íntimamente ligada con el fenómeno de la ionización. Desde los 10.000 a los 40.000 amperios de corriente llegan a tierra en unas milésimas de segundo. El rayo es extremadamente caliente, y puede calentar el aire a su alrededor a temperaturas superiores a los 30.000º C. Ese calor hace que el aire que circunda el canal de descenso se expanda con enorme rapidez, originando una onda de choque -la vibración- creada por el trueno que se escucha poco tiempo después de haber visto el relámpago.

Rayos en días de tormenta

Las grandes tormentas del verano suelen presentar unas características específicas, notables y diferenciales: en el entorno de los días en los que se acumula un calor sofocante por las altas temperaturas, se desarrollan unas

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tormentas asociadas con la formación de granizo, en las que las descargas eléctricas, o rayos, son especialmente virulentos. «Se ha observado que las máximas tasas de producción de rayos se hallan asociadas al movimiento ascendente del granizo y granizo blando por encima de la región principal de las cargas negativas. Este cuadro contradice la hipótesis de la precipitación, según la cual solo las partículas descendentes de granizo causaban la electrificación. El movimiento relativo entre los cristales de hielo es la razón más probable de la separación de cargas. Las ascendencias vigorosas del aire cálido y húmedo colisionando con las masas de aire frio y seco de las alturas, no sólo son coherentes con la electrificación sino que también son esenciales: la ascendencia rápida mantiene la provisión de gotas de agua enfriadas por encima de la altura de inversión de carga. Esas gotitas proporcionan el material necesario para el crecimiento de las partículas de granizo blando que se precisan para la electrificación.» Nada hay comparable al rayo en la naturaleza desde la óptica de una liberación instantánea de energía. «El rayo es una poderosa descarga electrostática natural, producida por las cargas que se acumulan en las nubes de tormenta eléctrica. Tienen lugar dentro de las nubes, como relámpagos difusos, o entre las nubes y el suelo, en forma de descarga eléctrica bifurcada. A pesar de que han pasado cerca de 250 años desde que el científico Benjamin Franklin demostrase que el rayo está formado por energía eléctrica, los científicos todavía no han llegado entender por completo cómo funcionan.» Destacamos los datos de interés: fenómenos de la naturaleza de los que se siguen buscando causas o datos que permitan comprender cómo se genera la electricidad natural. Precisamente, ese es uno de los objetivos que se persiguen: señalar los factores que propician el origen de esa energía, entender las causas por las que se genera la ‘electricidad natural’ y buscar formas para reproducirlas artificialmente.

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Rayos y tormentas en Venus La Tierra no es el único lugar o planeta del sistema solar en el que tienen lugar fenómenos meteorológicos en los cuales se detecta la presencia de electricidad natural, o la generación de rayos. De hecho, se conoce que en casi todos los planetas se producen ese tipo de fenómenos, aún cuando las composiciones de sus atmósferas sean diferentes. Como ejemplo, esta noticia de prensa del año 2007 que comentaba fenómenos similares que ocurrirían en otros planetas como Saturno o Venus. «La Agencia Europea del Espacio (ESA) presentó en París los últimos resultados obtenidos con la información enviada por la sonda Venus Express. Entre los hallazgos presentados, se encuentra el descubrimiento de que, como sucede en la Tierra durante el invierno, un vórtice de fuertes vientos ocupa los polos de la atmósfera de Venus. Y también como en la Tierra, en Venus hay rayos. "Hacía mucho tiempo que esto se estaba tratando de averiguar, y ahora, uno de los magnetómetros ha detectado una especie de campo magnético con una duración muy breve que parece confirmar que ocurren rayos". Las nubes de Venus son parecidas a las nubes de polución que flotan sobre las grandes urbes terrestres y, en principio, igual que éstas, no deberían producir rayos. En las descargas eléctricas, no obstante, no se detectaron relámpagos visibles como sucede en la Tierra. La evidencia de tormentas eléctricas en Venus hace que los científicos se replanteen las formas en que una atmósfera planetaria puede generar electricidad. Al parecer, la extrapolación de la experiencia terrestre en el caso de este fenómeno ese engañosa. Los rayos tienen un interés añadido, pues las descargas eléctricas producirían una química más compleja en las capas de la atmósfera donde tienen lugar.»

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Electricidad en erupciones volcánicas La actividad de volcanes en erupción suele destacar porque las imágenes que observamos habitualmente se centran en las grandes cantidades de magma que surgen de los cráteres, por las espectaculares explosiones que escupen esa materia espesa, roja e incandescente, y los ríos de lava que se desparrama por sus laderas. También porque de ellos se elevan densas columnas de humo y cenizas, que llegan a alcanzar hasta 25 kilómetros de altura, lanzando a la atmósfera grandes cantidades de vapor de agua, dióxido de carbono y otros gases. Pero si se observa atentamente las imágenes que nos ofrecen de estos fenómenos, podremos ver cómo de las densas columnas de humo y cenizas calientes también se desprenden cargas eléctricas, muy similares a pequeños rayos...

Erupción de un volcán

Estamos acostumbrados a ver los rayos o descargas eléctricas principalmente en los fenómenos de tormenta, y no son esas las únicas circunstancias o condiciones en las que se producen. Rayos de naturaleza semejante a los de las tormentas eléctricas, se generan también entre las calientes nubes de cenizas de las erupciones volcánicas, en las que, con evidentes diferencias, se dan condiciones

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o intervienen factores cuya consecuencia es la liberación de cargas estáticas o eléctricas. Las masas de lava volcánica y de gases calientes que emergen de la erupción de un volcán, al alcanzar cierta altura en la atmósfera, desprenden descargas eléctricas y rayos, como si se tratase de tormentas. Puede observarse este fenómeno en las imágenes de la erupción del volcán Grimsvötn en Islandia, en mayo de 2011.

«Un relámpago precede a la actividad eléctrica oculta dentro del volcán Eyjafjallajökull. Según un estudio, se logra medir la cantidad de electricidad que se desprende durante una erupción, midiendo las emisiones de radio. Cuando el volcán Redoubt de Alaska entró en erupción en 2009, los investigadores que acudieron desplegaron sensores de radio para poder catalogar los relámpagos causados por el volcán. Las lecturas revelaron que las descargas eléctricas generadas por volcanes pueden tener la misma potencia que las tormentas gigantes.» Nos encontramos ante circunstancias, interrogantes y cuestiones similares a las que suscitan la electrificación en las tormentas. ¿Cuáles son las causas o el origen de estos fenómenos? Los científicos buscan datos para poder encontrar explicaciones. Veamos algunas respuestas que podemos encontrar en diversos medios.

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«En el caso de un volcán, las cenizas volcánicas actúan de forma similar a como sucede en las nubes de tormenta normales. Aunque las cenizas y la roca que salen del volcán son inicialmente neutras, la diferencia de temperaturas, la fricción, los choques entre las partículas de ceniza y de los gases del volcán, hacen que se vayan cargando eléctricamente, con cargas de signo contrario (siempre que se frotan dos objetos, uno se carga con carga positiva y el otro con carga negativa), mientras la columna de gases y partículas asciende y se desplaza. Luego el propio movimiento de las partículas, de diferente densidad, hace que se vayan separando progresivamente las cargas positivas de las negativas, y cuando la diferencia de potencial es suficientemente elevada se produce la descarga eléctrica, es decir, el rayo, dentro de la nube de cenizas.» «En el caso de los rayos volcánicos, se tienen que dar en las nubes de ceniza condiciones similares a las que se dan en el interior de la nubes de tormenta. "Las cenizas y los piroclastos que arroja un volcán inicialmente son neutros (sin carga eléctrica), pero la fricción entre ellos en un ambiente ciertamente hostil (ardiente) provoca la liberación de iones en el seno de la pluma volcánica". Cuando sucede esto, es decir, cuando la nube volcánica tiene diferencias de cargas eléctricas, se producen los rayos.» «En 2006, los científicos Robert Thomas y Stephen McNutt, investigaron el fenómeno de los rayos en torno a la erupción del monte Santa Augustina en Alaska, en enero de ese año. Su trabajo llevó a la conclusión de que existen dos motivos por los que se pueden generar rayos en torno a una erupción volcánica. El primer motivo genera rayos dentro de la pluma de humo, donde el aire caliente que sale del cráter del volcán asciende y choca con la atmósfera fría, lo que produce una especie de "rayo organizado". El segundo motivo es que el magma, las piedras y las cenizas que emanan del volcán llevan carga eléctrica.»

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Los efectos de las descargas de la electricidad que se libera o desprenden los elementos que están presentes en estas erupciones, el polvo y las cenizas incandescentes, deberían ser los mismos que en las tormentas, pero en estos fenómenos no se detecta la presencia de fuertes corrientes de vientos que ascienden y descienden por los alrededores. Únicamente se observan elementos calientes que proceden de los volcanes, y se mezclan entre el frío y la humedad presentes en las zonas.

Erupción del volcán Puyehue en Chile

Hay al menos dos tipos de rayos volcánicos, como los que se observan en la imagen del volcán Puyehue, en Chile. Unos se producen en el mismo cráter del volcán, mientras que otros se desprenden a mayor altura. Ese es precisamente uno de los detalles que conviene resaltar, debido a que las condiciones atmosféricas del lugar son muy diferentes a las que se observan en los fenómenos de tormenta. Solo condiciones de frío y humedad propias de la altura de las montañas en que se encuentran esos volcanes.

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El relámpago del Catacumbo Existen muchos otros fenómenos en los que poder observar actividad de la eléctrica natural, en lugares donde convergen factores o condiciones propicias, como el conocido ‘Relámpago de Catacumbo’, en una extensa zona de ciénagas existentes en Venezuela. No existe un modelo físico que explique la naturaleza de esta actividad eléctrica tan frecuente y localizada que constituyen las características de este singular fenómeno atmosféricoeléctrico. Algunos lo explican así: «Los relámpagos y los rayos son manifestaciones de la actividad eléctrica atmosférica que ocurren con mucha frecuencia en los deltas de los ríos Catatumbo, Zulia y Bravo, al sur de Maracaibo, entre los que destaca un relámpago inaudible conocido como el “Relámpago del Catatumbo”, por su luminosidad, su fulgor y porque ocurre incluso en períodos de sequías.»

El relámpago del Catacumbo

«El relámpago aparece sobre los cielos del Estado Zulia entre 140 y 160 noches por año, y cada vez que lo hace, refulge entre siete y diez horas continuas, con una frecuencia de 50 descargas por minuto y una intensidad de hasta 400.000 amperios. El fenómeno se produce a partir del choque de nubes, cuya formación depende de la presencia de agua. Las nubes se cargan por la circulación cerrada de vientos cálidos en confluencia con

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una zona de bajas presiones, situada sobre las aguas de ciénagas ubicadas en una amplia zona con clima tropical, de las que se desprenden grandes cantidades de gas metano.» La concentración de este gas en el seno de las nubes convectivas sobre la región podría ser la causa de la separación de cargas eléctricas en el interior de las células de las nubes, posibilitando las descargas (rayos) así como las fosforescencias (relámpagos) observadas. «La existencia de tormentas eléctricas permanentes como causa de ese fenómeno requiere de un estudio microfísico de los procesos atmosféricos que den cuenta de los mecanismos de separación de cargas en nubes de tormentas, y además, la subsecuente descarga de rayos supone especificar las condiciones para la existencia de un intenso campo eléctrico superficial y local como agente causal de las descargas nube-tierra durante las tormentas eléctricas.» «El relámpago del Catacumbo es el primer generador de electricidad de origen tormentoso del planeta, pues “en diez minutos genera la energía necesaria para encender las bombillas existentes en toda Suramérica”.» Otro fenómeno de características extrañas ocurre en la provincia china de Qinghai, desde hace siglos, en un lugar denominado Valle del Diablo. «Las nubes que pasan por esa zona se cargan rápidamente de electricidad y producen repentinos rayos de gran intensidad. Esa zona contiene grandes cantidades de basalto magnetizado originado por erupciones volcánicas que tuvieron lugar en el periodo Triásico. También se han hallado vetas de hierro y de cuarzo que actúan como potentes imanes electromagnéticos. Se desconocen los detalles de este curioso fenómeno, pero sí se ha medido con precisión la diferencia de voltaje existente entre la parta baja de las nubes y las rocas del suelo, que llegan a alcanzar varios millones de voltios, suficientes para causar los mismos efectos que se producen en una tormenta eléctrica en el interior de un gran cumulonimbo.»

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Electricidad en un incendio Una tarde muy soleada y calurosa del mes de junio, viajando por una autopista que corría paralela al mar, de repente, en la lejanía comenzamos a ver una pequeña columna de humo, en apariencia procedente de algún pequeño incendio, que se elevaba desde el suelo hasta alcanzar una altura considerable. Como no hacia viento, el humo ascendía formando esa columna en dirección casi perpendicular al suelo, muy estable, y con forma cilíndrica, como si ascendiera por una chimenea. Debido a que el incendio se estaba produciendo en una zona muy reducida, cercana a la autopista, conforme íbamos acercándonos se podía ver mejor la columna, la cual al alcanzar una determinada altura, sorprendentemente el humo se expandía en una forma redondeada, formando una especie de bola que se agrandaba gradualmente conforme el humo de la columna superaba esa altura. Era un fenómeno muy extraño, ya que producía una sensación semejante a como si el humo traspasara una lámina que separa dos capas de aire diferentes, como si existiera algún plano imaginario que separara esa altura. La forma esférica de aquella bola recordaba la forma de un pequeño cúmulo-nimbo, aunque junto con la columna más bien se asemejaba a la forma de un pequeño hongo nuclear. Cuando llegamos prácticamente a la altura de donde partía la columna de humo, se podía ver cómo estaban actuando una pequeña brigada de los equipos forestales de extinción de incendios, y en ese momento es cuando pude observar algo realmente sorprendente, y fue que, de la bola redondeada de humo se desprendían pequeñas descargas eléctricas, semejantes a pequeños rayos, los cuales, a pesar de que se producían a plena luz del día, se podían ver con toda nitidez. Esta observación duró muy poco tiempo, pues al ir conduciendo solo podía dirigir la vista en breves y rápidos intervalos hacia la nube de humo para ver las descargas

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eléctricas. Cuando sobrepasamos la zona del incendio, la columna de humo continuaba con su misma posición, en cuanto a la altura que alcanzaba y a la bola esférica de la parte superior que se mantenía estable. El fenómeno mereció posteriormente una pequeña reflexión, pues no dejaba de resultar absolutamente curioso que los efectos que producía aquella columna de humo caliente, en una zona de alta humedad por su cercanía al mar, y con una temperatura medioambiental caliente, pudiera dar como consecuencia que se desprendiera electricidad, de una forma muy similar a la que se produce en una tormenta. En este fenómeno se producía lo que podría considerarse como una ‘microtormenta’ provocada artificialmente. ¿Cómo era posible que en aquellas condiciones se produjeran esos efectos? Pues la única presencia era el humo caliente, en un entorno de calor del ambiente y de la humedad marítima. Unas condiciones muy comunes y corrientes que se dan en otras muchas ocasiones y en los más diversos lugares, en las que no se suelen observar esos fenómenos de formación de descargas eléctricas. Sin embargo, las evidencias no dejaban lugar a las dudas, lo cual significaba que por las causas o circunstancias que fueran se estaban generando unos efectos de liberación, o acumulación de cargas eléctricas, que se desprendían de los elementos allí presentes: aire, humedad, calor, humo caliente... De esta pequeña reflexión, quizás lo que más interesa destacar o señalar, sea la influencia que puede tener el efecto de un posible cambio brusco de presión y temperatura, que se producía a una determinada altura, a partir de la cual se observaba cómo se expandía el humo y se formaba la nube. En un determinado punto, a determinada altura, es como si la columna traspasara una especie de barrera o plano invisible, a partir del cual se expandía formando la nube, evidenciando con ello la posible existencia de diferentes condiciones atmosféricas, o diferentes áreas de presión atmosférica superpuestas.

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Investigar para comprender Una de las conclusiones que hay que destacar de los fenómenos atmosféricos que se han relatado, es que se trataría de acciones y reacciones físicas por las cuales, en determinas condiciones de presión y temperatura, de determinados elementos se desprenden o liberan cargas eléctricas de forma espontánea. Es la electricidad natural que se libera espontáneamente en la atmósfera, y como hemos visto en dichos fenómenos, es la energía contenida en el agua, porque un elemento como el agua contiene la gran fuente de energía natural del planeta, y porque la electricidad se manifiesta en toda su magnitud cuando confluyen desequilibrios térmicos en la atmósfera. Sería una gran propuesta de solución que permitiría resolver los problemas de escasez de energía eléctrica de forma casi inagotable, si se llegaran a comprender y en consecuencia se pudieran reproducir de forma artificial esas mismas condiciones que observamos en la física de la naturaleza, considerando como una fuente de energía de la que se podría obtener a voluntad la electricidad que se precisara. Varios factores intervienen generalmente en la formación de los fenómenos atmosféricos que se han descrito, aunque pueden existir ocasionalmente algunas variaciones en las que, como hemos visto, se generan efectos muy similares en circunstancias muy diferentes. Investigar las condiciones y los ‘ingredientes’ que concurren en esos fenómenos atmosféricos debe ser pues una prioridad que ha de tenerse presente a la hora de realizar cualquier tipo de experimentación en esta línea. Precisamente, uno de los retos de los investigadores es tratar de poner todo ese potencial energético que se desprende de estos fenómenos atmosféricos al servicio de la ciencia, para comprender y poder desarrollar técnicas para el aprovechamiento de esa gran fuente de energía. La mayoría de hipótesis que se contemplan se hacen sobre la base del fenómeno de las tormentas. Se deduce

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de dichas hipótesis la existencia de controversias entre distintas teorías y opiniones a la hora de establecer las verdaderas causas o condiciones que se desencadenan en esa clase de fenómenos, que siguen llamando la atención a numerosos investigadores, con mayor fuerza, con más medios, y con la utilización de tecnologías cada vez más sofisticadas, puestos al servicio fundamentalmente del estudio de las condiciones que propician la formación de dichos fenómenos, aunque la prioridad parece más bien ser la dirigida a obtener información y datos para mejorar los sistemas de detección y anticipación que les permitan hacer pronósticos meteorológicos con mayor antelación. «Las tormentas juegan un papel fundamental en la regulación del constante flujo de energía que se mueve entre la atmósfera y la superficie terrestre. En este instante, 1.800 tormentas están sacudiendo el planeta. Ellas y los 15 relámpagos por segundo que provocan. Pero la NASA ha sacado la calculadora y las cuentas no le salen. Haría falta que la frecuencia de los relámpagos fuese casi diez mayor para justificar los 1.000 amperios que se mueven de forma constante en ese intercambio energético. ¿Cómo se desplaza esa energía entonces? Para disipar esta incógnita, la NASA ha puesto en marcha el programa ACES (Estudio de la Electrificación de los Altos Cúmulos), que tiene como función medir la corriente eléctrica que fluye de las tormentas hacia la tierra y la que se genera sobre las nubes. Puede que esta energía, hasta ahora ignorada, explique la porción de electricidad de origen desconocido que flota en el ambiente. Para estudiar el flujo energético que generan las tormentas se ha recurrido al avión no tripulado Altus II, dotado de sensores eléctricos, ópticos y magnéticos. Este avión sobrevuela las nubes tomando datos que transmite en el acto a una base terrestre para su estudio. La gran altitud y la baja velocidad a la que vuela (hasta 16.500 metros y solo 240 km/h) hacen de este aparato el instrumento más fiable hasta la fecha»

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«La atmósfera terrestre constituye un aislante de extraordinaria calidad y está colocada entre dos buenos conductores: la superficie terrestre por abajo y la alta atmósfera y la ionosfera por arriba. Estas capas son los componentes pasivos de un circuito eléctrico global. Entre la superficie de la tierra, cargada negativamente, y la atmósfera, cargada positivamente, hay una diferencia de potencial constante de unos 300.000 voltios.» Nos encontramos pues con fenómenos que, descritos elementalmente, serían la forma en que la Naturaleza genera la electricidad natural. Pero esa energía eléctrica que se libera y que se observa como se desprende en forma de rayos, ha de proceder de alguna parte, se ha de generar de alguna forma, han de concurrir elementos y factores de los que se han de precisar sus mecanismos. Estamos acostumbrados a ver descripciones de gran simpleza que comúnmente son aceptadas por la física; dicen que... los rayos son descargas eléctricas que se producen entre dos nubes, o entre una nube y la tierra. Pero no está claramente definido cómo se producen o se desprenden estas cargas eléctricas. Hay gran diversidad de opiniones acerca de esa cuestión. Por ejemplo, que las cargas se producen a causa del rozamiento causado por las enormes masas de nubes al desplazarse... Por la fuerza del viento al chocar contra las nubes... Por el choque de partículas que se produce cuando se forman cristales de hielo o pequeñas bolas de granizo... Por el hecho de que existe una diferencia de carga eléctrica entre distintas nubes o de éstas con la tierra... Y es que resulta que el fenómeno de la electrificación espontánea en las tormentas severas no está aún completamente entendido. «La mayor parte de los meteorólogos opinan que no se observan los signos de la actividad eléctrica hasta que las nubes no han alcanzado un desarrollo bastante notable en altitud, y con formación de hielo en las capas superiores.»

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Del análisis detallado de estos fenómenos sería lógico deducir que la separación cargas eléctricas en las masas nubosas, ha de darse en unas condiciones que faciliten, de forma instantánea o muy rápida, un cambio del estado de los elementos presentes en la atmósfera. Y el elemento principal que se encuentra en la atmósfera, que está presente siempre en los fenómenos de tormentas, es el agua condensada, en estado de vapor. Es este elemento el que con mayor facilidad y rapidez cambia su estado cuando varían rápidamente las condiciones de presión y temperatura, comúnmente conocidas como “inestabilidad atmosférica”. Han de ser precisamente esos cambios bruscos del estado de un elemento, los que deberían dar lugar por sí mismos al desequilibrio brusco de las cargas eléctricas, a la ionización, a esa liberación de electrones, que son las consecuencias que se observan en las distintas regiones de las masas nubosas. Hemos señalado con anterioridad que una de las propiedades físicas del agua es la rapidez para el cambio de estado en determinadas condiciones de presión y temperatura, sólido, líquido, gaseoso, en zonas próximas dentro de una misma nube. El vapor de agua condensada que forma las nubes y los gases presentes, nitrógeno y oxígeno principalmente, serían los elementos que propiciarían la acumulación de las cargas eléctricas desprendidas, y la descarga de rayos. O simplemente actuarían como elementos conductores de la electricidad desprendida por el cambio brusco de estado, condensado, líquido o sólido (vapor, gotitas, cristales o bolas de hielo). La definición de esta propiedad permite señalar una de las posibles causas que originan la ionización, que es la separación de cargas eléctricas de elementos presentes en unas condiciones en las que se producen cambios bruscos de temperatura y presión, o por mejor definirlos, cuando entran en contacto masas de vapor condensado cálido con otras masas de aire frío y seco, que causan los intercambios de temperaturas, los veloces movimientos y los cambios de presión por las diferencias de altitud.

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Las condiciones que derivan de hechos constatados, como el observado en los cumulonimbos de tormenta, en los que las cargas eléctricas positivas se sitúan en la parte superior de las nubes y las negativas en la base. «En la estructura eléctrica de una nube de tormenta es posible observar la presencia de una región de cargas negativas situada entre dos regiones de cargas positivas. La región cargada negativamente se encuentra localizada aproximadamente entre isotermas de -15ºC y -25ºC y con una altura alrededor de un kilómetro. La región positiva superior está menos localizada y su altura puede ser de varios kilómetros. La región positiva en la parte inferior de la nube es más pequeña y su cantidad de cargas es menor que las otras dos zonas.» La liberación de cargas eléctricas sería consecuencia de la compensación de la diferencia de potencial eléctrico, entre dos masas de aire o agua condensada, a presiones y temperaturas distintas. Esta definición podrá ser válida si se observa que los movimientos de masas de aire, los vientos, son más violentos cuanto mayor es la diferencia de temperaturas entre dichas masas, y cuando esto se produce en presencia de masas nubosas, mayor es la frecuencia de fuertes descargas eléctricas. Lógicamente, si esto fuera ciertamente así, ha de extraerse un primera conclusión de que la electricidad natural estaría contenida en las masas de vapor de agua condensado y cálido, y que se libera al entrar en contacto con las masas de aire frío y seco, pues esa liberación de cargas eléctricas no es observable en fenómenos en los que colisionan o concurren solo masas de vientos fríos con vientos cálidos, en ausencia de masas nubosas. Para completar esta deducción, debemos considerar además otros factores, como la presencia de montañas, o fuerzas de la naturaleza. Hay que señalar que la Tierra es un inmenso campo magnético-gravitatorio, por lo que si el estado de los elementos, en cuanto a su temperatura, tiene relación directa con su carga eléctrica, tendremos algunos datos acerca de las posibles causas que originan

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la circulación de las masas de aire asociadas a las masas nubosas, de las diferentes áreas de presión atmosférica, de los vientos, de los ciclones, de los huracanes, etc., estableciendo una relación directa entre sus diferentes estados, temperaturas, cargas eléctricas, y la influencia de su “atracción magnético-eléctrica”. Hagamos un resumen detallado de los factores y elementos que necesariamente han de tener influencia en el desarrollo de los fenómenos descritos, y que convendrá tenerlos siempre presentes. Las altas temperaturas del agua de la superficie de los océanos y mares, que suelen variar de los 26º C hasta los 37º C. «Las aguas a altas temperaturas provocan que la atmósfera sea suficientemente inestable para propiciar la formación de fenómenos tormentosos con descargas eléctricas.» La presencia de masas de aire muy frio en las capas altas de la atmósfera. «El enfriamiento rápido en relación con la altitud permite la expulsión del calor latente, que es la fuente de energía en un ciclón tropical.» Una humedad alta, especialmente en alturas baja y media de la troposfera. «Cuando hay humedad relativa alta en la atmósfera, las condiciones son más favorables para que se desarrollen las perturbaciones.» Las bajas presiones atmosféricas. «Un sistema de perturbación atmosférica preexistente debe tener algún tipo de circulación como centro de bajas presiones». Los gases componentes de la atmósfera, en especial el Nitrógeno, elemento de mayor presencia, junto con el Oxígeno y el vapor de agua disociado, (Oxígeno más Hidrógeno). La geografía, la orografía y la atmósfera. Zonas en las que convergen grandes masas de agua con superficies terrestres, situados en áreas cercanas al Ecuador. Zonas de altas montañas contra las que chocan los frentes de bajas presiones y las borrascas procedentes de los océanos. Grandes movimientos de masas de aire frío en altura procedentes de zonas polares y que fluyen hacia

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las zonas más ecuatoriales. Épocas del año en los que el calor del Sol incrementa la temperatura del las aguas de los océanos y que suelen coincidir con los cambios de las estaciones. Las consecuencias que se desprenden de esta clase de fenómenos son evidentes, como las inmensas fuerzas que se liberan, el movimiento de grandes masas de aire y de humedad, provocando tempestades con fuertes vientos y abundantes lluvias o granizos, frecuentemente unidos a descargas eléctricas. Y es que estamos ante fenómenos de la naturaleza de grandes dimensiones que todavía no han llegado a ser suficientemente comprendidos, explicados y resueltos, a pesar de los numerosos y avanzados medios técnicos con los que se vienen investigando desde hace muchos años; son los complejos y delicados procesos que intervienen en la formación y el desarrollo de ingentes fuerzas tras las que todavía quedan aspectos ‘ocultos’ que esperan ser desvelados, como si se trataran de ‘secretos muy bien guardados’. Ha de hacerse hincapié sobre la importancia de estos fenómenos que desprenden o liberan ingentes cargas de electricidad, porque si llegaran a poder ser reproducidos en laboratorio, de forma artificial, mediante el empleo de algún tipo de ingenio o máquina, significaría ser una solución espectacular para las necesidades energéticas del futuro en este planeta. Plantear un procedimiento de experimentación con el objetivo de verificar si es posible reproducir los factores o condiciones específicas que han de darse, cuáles son las causas que influyen para que las nubes se ionicen, el porqué y cómo se produce la separación espontánea de las cargas eléctricas de signos opuestos en las nubes, es la vía que ha de seguirse para llegar a comprender esos conocimientos ‘ocultos’, o despejar las incógnitas que resuelvan el problema.

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Aerolitos misteriosos Durante el mes de enero del año 2000 ocurrieron una serie de extraños acontecimientos atmosféricos a los que nadie logró dar una explicación convincente y sobre todo científica. Unos misteriosos bloques de hielo de gran tamaño, -a los que pronto se conocería con el nombre de “aerolitos misteriosos”-, comenzaron a caer del cielo de forma intermitente en numerosos y dispersos lugares de la península Ibérica. De pronto, de una forma inusual, y durante unas pocas semanas, los periódicos, cadenas de radio y televisión, estuvieron dando diariamente noticias inquietantes. Y todas las noticias coincidían en lo mismo: los bloques caían en forma individualizada, es decir, que en aquellos lugares donde se producía la noticia, solo habían detectado la caída de un solo bloque, grande, con formas y pesos variables, pero únicamente un bloque.

Aerolitos de hielo de gran tamaño

Cada día las noticias y reportajes de televisión mostraban imágenes de los bloques de hielo, algunos de los cuales tenían un considerable tamaño y peso, desde 4 kilos y alguno que superaba los 6 kilos, siendo más de veinte los incidentes de estas características que se registraron en aquellos días. Las entrevistas a personal científico e investigadores relacionados con este asunto, concluían siempre con similares argumentos: vamos a

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estudiar el fenómeno... aparentemente no hay ninguna explicación... ya existen antecedentes de caídas de bloques en otras épocas y en muy diversos lugares... etc. El fenómeno ya era conocido por los científicos, pero nunca se habían tenido noticias de que se hubieran producido con la intensidad que se estaba dando y con una localización geográfica tan concreta y reducida como era la península Ibérica. Y sobre todo, porque las caídas de estos objetos de hielo se producían en lugares donde los cielos estaban siempre despejados, sin nubes, ni con formaciones tormentosas en las cercanías, ni de otros fenómenos atmosféricos que pudieran ser los causantes de las formaciones de esos bloques de hielo. Pero de pronto, también de forma casi tan rápida como habían aparecido, comenzaron a dejar de caer estos bloques. El fenómeno apenas duró unas pocas semanas. Aunque posteriormente y transcurridos un par de años, se reprodujeron algunas noticias sueltas sobre ese mismo fenómeno que se había vuelto a detectar, de forma casi esporádica, en algunos lugares. Pasados unos días más el fenómeno desapareció por completo, y transcurridos ya más de diez años, no se han tenido noticias del mismo, ya que no se ha vuelto a reproducir, al menos con aquella intensidad y con una localización geográfica tan concreta. Realmente, todo resultó ser un fenómeno inusual y misterioso, y también como muchos otros casos, de ellos, al final solo quedó el recuerdo, ya que continuamos sin conocer ninguna explicación científica, ni del origen de aquellos bloques ni las causas que los originaron. Alguna de las hipótesis que se plantearon entonces, para explicar aquel fenómeno físico, es que lo atribuían a la “formación de rayos gélidos que generan fuerzas capaces de provocar la condensación del vapor de agua atmosférico”.

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Noticias de la prensa «Durante los últimos quince días una auténtica avalancha de aerolitos de hielo ha mantenido en vilo a la población española. Decenas de fragmentos de un hielo compacto, limpio y claro, se han precipitado sobre los rincones más dispares de la península Ibérica, obligando a las instituciones científicas a hacer el más grande esfuerzo de coordinación que se recuerda en mucho tiempo. El misterio, pese a que algunos científicos han afirmado que eran bromas urdidas por no se sabe quién, nos cautivó a todos. Bien es cierto que no era la primera vez que llovían bloques de hielo de un cielo despejado y a plena luz del día. Sin embargo, sí ha sido la primera vez que lo ha hecho sobre un punto planetario tan pequeño como España y en una oleada furiosa.» «Sin explicación. Investigadores del Centro de Astrobiología que comparten el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, se desplazaban el 13 de enero de 2000 a l'Alcúdia con un congelador portátil y asumían el control de una investigación que han coordinado desde entonces y que todavía sigue activa sin que exista una explicación científica sobre las causas que provocan la aparición de los bloques de hielo, a los que se han acuñado el nombre de "megacriometeoros". Destaca el liderazgo y la repercusión que la investigación realizada en el centro español sobre el origen de estos eventos, "que está lejos de haber concluido", ha tenido en las revistas científicas más prestigiosas del mundo, lo cual ha despertado el interés de otros científicos. Sin embargo, no existe una explicación unánimemente aceptada sobre cómo y por qué se generaron los "megacríometeoros", aunque sí han quedado descartadas algunas de las causas que se apuntaron en los primeros momentos. La explicación es que las características que presentan los bloques de hielo caídos en España "comparten" los rasgos

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observados y bien conocidos de los grandes "hailstones" o piedras de granizo atmosférico, con la salvedad, claro, de que su caída se produjo en días despejados y sin una nube a la vista.» «Climatólogos de la Universidad de Whitewater, en Wisconsin, sostienen que la similitud en los detalles aportados por los investigadores que a lo largo de la pasada década recogieron y estudiaron en distintas partes del mundo 50 bolas de hielo como las caídas en España, hace suponer que no se trata de un engaño. Los análisis demostraron que el hielo de esas "grandes bolas" procedía de agua de lluvia. Tras analizar la composición de los bloques descubrieron que estaban estratificados en capas y llenos de burbujas de aire, y que contenían gases como amonio y partículas de sílice, los investigadores llegaban a la conclusión de que estos bloques de hielo "tienen su origen en procesos similares a los de la formación del granizo". La formación de los primeros núcleos de hielo podría deberse a la persistencia de las estelas de aeronaves que, en condiciones atmosféricas inusuales, podrían contribuir a generar núcleos de hielo en las capas altas de la atmósfera.» «El enigma del hielo que cayó del cielo. La incógnita continúa, cambio climático, fugas de agua en los aviones, extraterrestres, restos de un cometa, bromistas... Apenas duró unas semanas, pero pocos fenómenos como el de los mal llamados aerolitos o bloques de hielo caídos del cielo han acaparado la atención de los valencianos. Diez años después de los sucesos casi todas las preguntas siguen sin respuesta, mientras los "megacriometeoros" siguen cayendo por todo el mundo. Nunca se supo con certeza la procedencia de esas piedras, pero el de los aerolitos es un fenómeno meteorológico que se forma en la troposfera. Su posterior caída podría estar relacionada con las anomalías atmosféricas y del ozono ligadas al cambio climático.» «El 8 de enero de 2000, un bloque de hielo de origen desconocido caía en Soria. Fue el primer aviso, aunque

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inicialmente desapercibido, de un fenómeno tan intenso como fugaz que sigue sin respuestas claras diez años después de aquel primer impacto documentado. El día 10 un vecino de Tocina (Sevilla) tomaba tranquilamente un café cuando un bloque de hielo cayó sobre el capó de su coche, provocando una enorme abolladura y la rotura del cristal delantero. El día 12 se repetía el fenómeno en una nave industrial de l'Alcúdia, el 13 en Elx, el 14 en la Unión (Murcia), el 15 en Enguera y Xilxes, el 16 en Cádiz y Huelva y el 17 en Algemesí. La prensa y la televisión se volcaron con el fenómeno, en toda España, especialmente en la Comunitat Valenciana, donde se concentraron varios de los casos más llamativos se produjo un episodio de psicosis colectiva, como si todos los ciudadanos y sus bienes estuvieran expuestos al impacto de los misteriosos bloques de hielo. En dos semanas se documentaron 50 casos, aunque se cree que muchos fueron bromas o fraudes. El fenómeno terminó de repente, tal y como había comenzado.» «14 de agosto de 2002. Los "aerolitos" de hielo caídos sobre España hace algo más de dos años, para sorpresa de ciudadanos y científicos, podrían deberse a los efectos del cambio climático. Así lo aseguraron entonces los científicos españoles que acometieron su estudio, y su tesis es ahora validada por colegas estadounidenses que se han aproximado al fenómeno, publicando sus resultados en la revista científica "Sciencie". » «14 de marzo de 2007. Un bloque de hielo de unos 20 kilos y 50 centímetros de diámetro cayó ayer del cielo y agujereó el tejado de una nave industrial de Mejorada del Campo (Madrid). Abrió un boquete de dos metros de largo por uno de ancho. Nadie resultó herido. Renace así el desconcertante misterio de los aerolitos de hielo que, cual Guadiana, surgió en el 2000, quedó en el olvido y poco después resucitó durante unas semanas del 2002.»

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Coincidencias extrañas En aquellas mismas fechas del año 2000, también se produjo un fenómeno misterioso, del que fui testigo, y al que tampoco pude encontrar una explicación coherente, que no fuera otra que la de una simple coincidencia. Hacía ya muchos años que había construido una pirámide que daba la impresión de que tuviera algo de especial. Tenía las mismas proporciones y dimensiones a escala que la Gran Pirámide de Keops. Medía algo más de 30 centímetros de altura. Las caras triangulares eran de madera prensada por su parte interior, recubiertas en el exterior con cartulina recia de color blanco. Ciertamente tenía un tamaño y forma espectacular. Permaneció durante ese tiempo sobre la tarima de una mesa para trabajos manuales, en una galería con un cerramiento de aluminio en color bronce y cristales traslúcidos. La tenía colocada con una orientación Norte-Sur de sus caras, y siempre con una brújula colocada a su lado que señalaba más o menos dicha orientación. Su interior tenía colocada una estructura un tanto peculiar, consistente en dos paneles situados en alturas diferentes, uno sobre la base y otro a mitad de la altura, más o menos. En el panel superior había practicado diversos orificios pequeños y un orificio central de mayor diámetro. Por ese orificio pasaban unas agrupaciones de cables de cobre, cada una de las cuales estaba enrollada por un trozo de tela blanco, que hacía a modo de aislante entre cada uno de los grupos de cables. La parte inferior de los cables enrollados llegaban agrupados desde este panel hasta el de la base, y en la parte superior, donde sobresalían por encima del orificio central, dispersos aleatoriamente, formando algo semejante a las hojas de una palmera. También en el interior había un pequeñito frasco de plástico lleno de agua, cerrado durante algún periodo de tiempo y a veces abierto, a modo de curiosidad experimental.

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Transcurrieron así varios años, hasta que un buen día, y como consecuencia de lo que describía un libro que estaba leyendo, construí unos elementos nuevos que añadí a la estructura interior de la pirámide. Se trataba de cuatro triángulos con la misma medida que los de las caras, y con una altura aproximada de algo más de la mitad. Dichos triángulos iban recubiertos con papel de aluminio y colocados en la parte superior interna de cada una de las caras. Pocas semanas después de colocados los triángulos, comenzaron a producirse unas noticias inquietantes, referidas a misteriosos bloques de hielo que estaban cayendo en diversos lugares de la geografía española. Pasaban los días y las noticias se sucedían, y cada vez eran más alarmantes; los lugares donde caían los bloques eran aleatorios, unos hacia el oeste, otros al este, cercanos a la costa mediterránea, otros más al sur. A la vista de que esos acontecimientos iban en aumento y algunos se acercaban geográficamente a la ciudad donde residía, tomé la decisión, quizás absurda o inconsciente, de retirar la pirámide de la ubicación en la que estaba habitualmente, y la escondí en el armario, bajo la tarima, variando su posición, dejándola apoyada sobre una de las caras, en lugar de su base. Transcurrieron así los siguientes días, en los cuales las noticias de las caídas de bloques de hielo comenzaban a disminuir, hasta que dejaron de producirse, por lo que llegue a pensar que todo esto no habría sido más que una simple y casual coincidencia, a pesar de la cual, opté por seguir manteniendo la pirámide recogida bajo el armario, tal como la había guardado. Al cabo de un tiempo, y de que aquel episodio de los bloques ya había sido olvidado, un buen día pensé que haber recogido la pirámide había sido una decisión ridícula, volví a colocarla de nuevo sobre la tarima, en la misma posición y orientación que las habituales. Pero, de nuevo la causalidad, pocos días después comenzaron a producirse más noticias de caídas de bloques de hielo sobre diversos lugares.

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Entonces, por precaución y aunque esa casualidad fuera totalmente absurda, opté por retirar la pirámide y recogerla definitivamente, en el cuarto trastero, en los sótanos de la casa, en el que transcurridos unos años, y debido a la gran humedad que se acumuló en el lugar, opté por tirarla a la basura. Realmente fue este un episodio extraño y del que tampoco se puede encontrar una explicación coherente, sobre si todo eso fueron coincidencias o realmente ambos episodios tuvieron algún nexo en común. La incógnita era inquietante, puesto que una de las propiedades que se atribuyen a las pirámides es su gran influencia o relación con el agua o con la humedad, y en este supuesto esa relación parecía evidente. Un misterio, un nuevo enigma, un secreto que guarda oculto la naturaleza. Precisamente, aquel episodio me llevó a relacionar dos hechos históricos que aparecen relatados en libros cuyos autores datan la construcción de la Gran Pirámide en una época anterior a la que se estima que tuvo lugar el gran Diluvio Universal, y como si esos acontecimientos hubieran tenido algún nexo de relación. Casi todas las culturas de la antigüedad dejaron constancia en relatos y leyendas referidos a aquel cataclismo geológico, de lo que se ha de deducir que fue una inundación que se habría producido a escala planetaria global. Teniendo en cuenta las supuestas influencias que las estructuras piramidales parecen ejercer sobre el agua, es inevitable relacionar aquel acontecimiento meteorológico y la Gran Pirámide, cuestionando si su origen fue por causas naturales, o provocado por causas artificiales. A tenor de las incógnitas que surgen acerca de las múltiples finalidades que se atribuyen de dicha pirámide, como veremos más adelante, sería una deducción que no se debe descartar.

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Clima y salud Las condiciones atmosféricas y los fenómenos que se han analizado, constituyen en su conjunto el clima, que por otra parte, influyen de una forma determinante en el cuerpo y en la salud de las personas, hasta tal punto que las variaciones climáticas favorecen el empeoramiento o la aparición de determinadas enfermedades o dolencias. Cualquier cambio brusco del clima causa afecciones en la mayoría de las personas, de forma más o menos sensible, independientemente de su estado de salud. Los cambios bruscos del tiempo pueden desencadenar crisis o empeoramientos de pacientes con determinados tipos de enfermedades crónicas. Un descenso repentino de la temperatura o de la presión atmosférica, o la aparición de fuertes rachas de viento, ejercen una influencia negativa en ese tipo de pacientes. Todos esos factores climáticos se ven potenciados cuando la humedad ambiental es mayor, y sobre todo, cuando confluyen simultáneamente. Los cambios de temperatura, la presión atmosférica, el viento y sobre todo la humedad, que potencia los efectos del frío o del calor, son factores que condicionan claramente nuestro bienestar y producen efectos físicos y psicológicos relacionados con el riesgo de aparición o agravamiento de algunas enfermedades. Los climas muy secos favorecen la aparición de enfermedades que afectan a los órganos de la respiración, como la rinitis, faringitis o bronquitis. Cuando una persona tiene problemas en los senos nasales, generalmente significa que tiene la nariz taponada, congestión nasal y presión en la cabeza. La irritación que causan los resfriados, las alergias y el humo, pueden hacer que el interior de la nariz se hinche y que se tapen las aberturas por donde sale el moco de los senos nasales. El clima nunca ha sido ignorado por los antiguos. Efectivamente, los caldeos, babilonios, egipcios, griegos, romanos, árabes, chinos y otras culturas incidieron en

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valorar el influjo que ejercen las variaciones del clima en el bienestar humano. La relación entre ambiente y salud es un hecho que ya suscitó la curiosidad y el interés en la antigüedad. El célebre médico griego Hipócrates estudió esa relación y escribió el libro al que dio por título ‘De los aires, de las aguas y de los lugares’ y durante mucho tiempo algunas enfermedades se explicaron únicamente por esos factores externos. Hipócrates creía que los factores ambientales, el aire, el agua y la geografía tenían una influencia directa en los humores y aconsejaba prestar cuidado a los cambios de estación más bruscos. Dentro de la teoría sobre los ‘humores’ o complexiones, siempre ha perdurado que la melancolía se producía por la presencia desequilibrada en la sangre de la bilis o la flema, lo que provocaría desaliento y la dejadez corporal, situaciones propias de estaciones donde el clima se va tornando a frío y húmedo. «No tiene una explicación satisfactoria, pero es cierto que la conjunción de temperaturas, presión atmosférica y humedad provocan desórdenes en el sistema biológico». Actualmente ya están estudiadas las relaciones entre el clima y las enfermedades. Los cambios meteorológicos afectan los sistemas circulatorios y respiratorios. Aunque los seres humanos se adaptan al clima y a diferentes condiciones de vida, siguen siendo vulnerables a los cambios meteorológicos importantes. Las oscilaciones del campo eléctrico que se desencadenan por el aumento de electricidad producen neuralgias, crisis de enfermedades nerviosas, epilepsia, asma, ataques cardiacos, reúma y pérdidas de reflejos, las crisis físicas más frecuentes junto a las alergias- de la estación primaveral. El cambio de estación influye en el comportamiento y en las emociones de los seres humanos. El cerebro y el sistema nervioso, análogos por esas interconexiones eléctricas, se ven influidos por los cambios ambientales que prevalecen en cada estación del año. Un catarro o un resfriado son comunes en algunas épocas. También se detectan actitudes emocionales provocadas por los

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cambios de tiempo. Así, en primavera se ve favorecida la expansión de una energía vital, mientras que en otoño ocurre exactamente lo opuesto, la energía disminuye, mientras la melancolía o la tristeza se apoderan de los cuerpos vivos. Temperaturas demasiado altas o bajas, y los bruscos cambios, provocan deterioro de la salud de las personas, llegando a desencadenar enfermedades y muertes. Los dolores de articulaciones aumentan con las temperaturas bajas. El tiempo y el clima influyen considerablemente en la propagación y concentración de estos cuadros, varían según la estación del año, y tienen una relación causal directa con los vientos, la humedad, las lluvias, y los cambios bruscos de temperaturas. El paso de un frente frío o cálido resulta determinante para alterar la salud y el estado de ánimo. La concentración de contaminantes en el aire también depende de la estación del año y de las condiciones meteorológicas prevalecientes, en particular de las corrientes de aire, la variación de la temperatura, la humedad y la precipitación. El cuerpo humano parece diseñado para vivir en un ambiente tropical, cálido y húmedo, donde no existan grandes fluctuaciones de temperaturas que afecten a nuestra temperatura corporal normal, sobre los 36ºC. No es casualidad pues, que las enfermedades que aparecen o se agravan ante determinadas condiciones climáticas han sido denominadas con el nombre de ‘meteoropatológicas’. La electricidad de la atmósfera afecta al organismo, pero ¿influye el tiempo en la conducta de los humanos? Para algunos especialistas la vulnerabilidad en pacientes reside en los trastornos que se ocasionan en algunas estructuras de nuestro cerebro, en concreto, sobre el sistema límbico-hipotalámico y en la glándula pineal. «Algunas crisis de migrañas coinciden con bajadas rápidas de la presión atmosférica, la proximidad de una tormenta, el aumento de la temperatura y la aparición de determinados vientos. Nuestro cerebro es muy sensible a las oscilaciones barométricas, de forma que se muestra

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afectado en determinadas condiciones, por ejemplo en las tormentas, en las que la presión atmosférica fluctúa numerosas veces por minuto.» «Sabemos de las influencias que los vientos ejercen sobre el comportamiento humano: los del este y noroeste son excitantes e irritantes; los del oeste y suroeste provocan estados depresivos; y los del noroeste y sureste son indeterminados. Estos serían los vientos más sanos.» Cuando el ambiente está ‘cargado’, el aire caliente y húmedo nos envuelve, la tormenta se desencadena y cuando ha pasado queda el aire con una sobredosis de iones negativos que nos proporciona una sensación de placidez y energía. La ionización del aire es una de las variables atmosféricas en las que confluyen factores como la presión, temperatura, viento, humedad y electricidad, y es precisamente éste último, el factor que mayor y más notable respuesta suscita en nuestro organismo. En realidad, no es la temperatura, la humedad o el viento lo que hace que las personas sean sensibles a los fenómenos atmosféricos, sino los cambios bruscos de las propiedades electromagnéticas de la atmósfera, como el grado de ionización y de conductividad eléctrica del aire, el campo eléctrico, y en especial en los sistemas frontales, debido a que la electricidad en la atmósfera se mueve con mayor rapidez. Pero no es exclusivamente el clima el que determina y afecta a nuestra salud, sino que son los factores que se observan en los fenómenos climáticos, cuando concurren en circunstancias muy específicas. Como por ejemplo la breve descripción de un catarro común debido al calor, relatada en un libro que trata sobre digitopuntura, La salud en sus manos, de Devendra Vora: «La otra razón para el dolor de cabeza y el catarro es el exceso de flujo de bilis, que crea una excesiva acidez en el estómago. Eso lleva al calentamiento del aire que hay en el estómago. Este aire caliente ocupa los espacios vacíos en la cabeza y en la cara. Durante el día, siempre que se enfría este aire caliente, debido al viento frío, al funcionamiento de un

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ventilador encima de la cabeza, o al sentarse en un lugar con aire acondicionado, se reúne humedad y esta se convierte en agua. Esa agua enfriada contrae los nervios, lo que lleva al dolor de cabeza y a la sinusitis. Cuando el frío acumulado comienza a bajar, irrita la garganta y la nariz, y lleva a la amigdalitis, y produce el estornudar y el moquillo.» Nuevamente, en este episodio tan específico en el que se han descrito condiciones climáticas, vemos cómo los mismos factores atmosféricos que intervienen en los fenómenos tormentosos, influyen decisivamente en los seres vivos, en los seres humanos. Esa influencia tan directa y evidente puede ser debida a que las células de nuestros organismos estén mayoritariamente compuestas de elementos como el agua y sales minerales. Los organismos de los seres humanos y otros seres vivos superiores, están condicionados por la ‘electricidad natural’, imprescindible para vida y el desenvolvimiento de nuestros propios cuerpos. Los seres vivos y en especial los seres humanos, somos lo que somos, vivimos y nos movemos o ‘funcionamos’ por el ‘impulso eléctrico’, por la ‘bioelectricidad’, por la energía que ha de generar nuestro organismo, pero... ¿dónde, cómo, de qué manera genera esa ‘bioelectricidad’...? ¿Cuáles son sus mecanismos...?

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V BIOELECTRICIDAD

Los seres vivos superiores tienen un elemento común fundamental para el mantenimiento de la vida: Toda su movilidad es consecuencia de los impulsos nerviosos que emite el cerebro, generados de una energía ‘bioeléctrica’. La diversidad de las especies invita a deducir que las formas, posibilidades y condiciones en las que se genera la bioelectricidad necesaria para emitir los impulsos son muy heterogéneas. Las consecuencias son un hecho bien conocido actualmente por la ciencia, pero las causas o el origen, el cómo, dónde, o de qué forma se genera esa ‘bioelectricidad’ puede que sea uno de esos “secretos” que todavía han de ser explicados. «La bioelectricidad o biomagnetismo, es una rama de las ciencias biológicas que estudia fenómenos eléctricos o campos magnéticos que se generan en los seres vivos, aunque estos dos conceptos vayan fuertemente unidos, ya que alrededor de toda corriente eléctrica se genera un campo magnético. Estos fenómenos incluyen el potencial eléctrico de las membranas celulares y las corrientes eléctricas que fluyen a través de los nervios y músculos como consecuencia de su potencial de acción.»

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Electricidad animal Unos experimentos realizados por un médico italiano Luigi Galvani (1737-1798), le permitieron identificar la naturaleza eléctrica del impulso nervioso. «Mientras disecaba una rana colocada en una mesa en la cual había una máquina eléctrica, un ayudante de Galvani tocó los nervios crurales con la punta de un escalpelo. Inmediatamente los músculos de las ancas del animal se contrajeron. Galvani, un anatomista no muy familiarizado con la electricidad, investigó el suceso. Repitió el experimento cortando la columna vertebral por debajo de las extremidades inferiores y dejando las ancas adheridas por los nervios lumbares. Colocando una de las extremidades de un arco metálico de cobre y cinc en contacto con esos nervios y la otra tocando los músculos de una de las ancas, observó cómo se flexionaban. Galvani realizaba pequeños experimentos prácticos que mostraban a los estudiantes la naturaleza y propiedades de la electricidad. Demostró que, aplicando una pequeña corriente eléctrica a la médula espinal de una rana muerta, se producían grandes contracciones musculares en los miembros de la misma. Estas descargas podían lograr que las patas (incluso separadas del cuerpo) saltaran igual que cuando el animal estaba vivo. El hecho fue erróneamente explicado por Galvani aludiendo a una ‘electricidad’ de origen animal. Posteriormente descubrió que se generaba electricidad al poner en contacto dos metales diferentes con un líquido conductor interpuesto.» Giovanni Aldini (1762-1834), físico italiano nacido en Bolonia, sobrino de Luigi Galvani, realizó experimentos macabros con cadáveres humanos y de animales para demostrar la fuerza del galvanismo, y cómo afectaban los estímulos de naturaleza eléctrica en los seres vivos. «Aldini utilizaba las cabezas y los troncos de vacas, caballos, ovejas y perros y cadáveres de criminales que habían sido ejecutados. Tras cortar la cabeza a un perro,

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hizo pasar la corriente de una batería a través de ella. Al poner en contacto se produjeron terribles convulsiones: Las mandíbulas se abrieron, los dientes castañetearon, los ojos se pusieron en blanco, y de no haber parado, se podría creer que verdaderamente el animal sufría y había vuelto a vivir de nuevo.» «El experimento más famoso de Aldini tuvo lugar en Londres en 1803, con el cuerpo de un ahorcado llamado George Forster. Después de haber permanecido colgado durante más de una hora en temperaturas bajo cero, Aldini adquirió el cadáver y comenzó sus experimentos galvánicos. En la primera aplicación del proceso, vertió pasta en las fosas nasales y en la boca, las conectó con una batería y entonces el cuerpo de Forster parecía revivir “con grandes convulsiones en su cabeza, rostro y cuello, así como en el deltoides”. Las manos comenzaron a temblar y los músculos adyacentes horriblemente retorcidos, y un ojo se abrió. En la parte posterior del proceso la mano derecha se levantó y apretó, y las piernas y los muslos se pusieron en marcha.» Al margen de esos trabajos y experimentos también se pudo comprobar que no solo se podían estimular los músculos eléctricamente, sino que éstos respondían a la acción de los nervios dentro de la actividad normal de los animales impulsada por fenómenos eléctricos. Todo esto era tan inusitado que el papel de la electricidad en los cuerpos vivos ni siquiera se imaginó hasta tiempos muy recientes. Actualmente son numerosos los dispositivos que la tecnología viene desarrollando con fines terapéuticos, basados en la bioelectricidad que se genera en el cuerpo humano y son que utilizados en medicina para una gran diversidad de funciones, como los electrocardiogramas, encefalogramas o medición de los impulsos eléctricos del cerebro, implantes de marcapasos o los desfibriladores. Las investigaciones más avanzadas están llevando a extremos insospechados, como que se están desarrollado

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implantes eléctricos para la médula espinal o cables para conectar un cerebro con una computadora. «Mediante unos implantes eléctricos, unos científicos norteamericanos han logrado estimular la médula espinal en pacientes paralíticos a causa de accidentes, y según en qué casos, las probabilidades de recuperación de esa clase de discapacidad están resultando esperanzadoras. Andrew Meas, un ciudadano estadounidense de 33 años, se ha convertido en el primer paralítico que se ha logrado levantar y caminar gracias a la rehabilitación estimulada por un implante eléctrico. Perdió la movilidad de cintura hacia abajo en un accidente de coche en 2007, en el que su espina dorsal quedó seriamente dañada. Pero gracias al implante, y a la rehabilitación, ha logrado recuperar la habilidad para levantarse y mover las piernas sin ayuda. Para llegar a moverse tuvo que pasar por toda una serie de azarosas pruebas. En primer lugar se sometió a una rehabilitación convencional, en la que no experimentó ninguna mejora. Tras esto se le implantó una matriz de 16 electrodos en la zona inferior de la médula espinal, para estimular de forma continua los nervios raquídeos. Cuando el implante se encendió y se colocó en la posición correcta, fue capaz de levantarse sin ayuda en el primer intento. Las señales cerebrales voluntarias lograron atravesar la lesión y dar órdenes a las extremidades más alejadas. Una sensación que, según narra cambió su vida para siempre: “Cuando se encendió noté una sacudida en los músculos. Fue algo alucinante. Era la sensación más normal que sentía desde que tuve la lesión”.» Aunque pueda parecer un relato de ciencia ficción, ya parece posible conectar el cerebro de una persona a una máquina para registrar los impulsos eléctricos. «Un grupo de investigadores de la Universidad de Michigan acaba de conseguir algo que parecía imposible: fabricar un delgadísimo cable capaz de "enchufar" directamente el cerebro humano a una computadora. El ingenio es tan preciso que puede conectarse directamente incluso a neuronas individuales. Este sorprendente estudio se ha

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publicado esta semana en Nature Materials. El cable en sí es un filamento de carbono revestido de plástico, de modo que las señales eléctricas de las neuronas no causen molestas interferencias no deseadas. En uno de sus extremos, el cable está impregnado con un gel cuya finalidad es la de acoplarse a la perfección con las membranas de las células cerebrales y transmitir y recibir de ellas señales eléctricas. El otro extremo está conectado a una computadora, de forma que las señales que emite el cerebro llegan directamente a la máquina, y con una extraordinaria claridad.»

El agua y el cuerpo humano Conocemos la actividad eléctrica del cerebro humano y que de la actividad de sus neuronas parten todos los impulsos eléctricos que regulan la función de los órganos y mueven los músculos del cuerpo. Esa es la forma de transmisión de los impulsos eléctricos, pero... ¿Sabemos cómo o donde se generan los fenómenos eléctricos en el cuerpo de los seres humanos? Las posibles respuestas a esa interrogante nos llevan a tener que responder otra... ¿Cómo puede existir electricidad en un organismo vivo que en su mayoría está compuesto por agua? «En el momento de la división celular se crean unos estados oscilatorios de alta frecuencia que producen la bioenergía. Ésta puede manifestarse en forma de fotones creadores de luminiscencia, por medio de radiaciones de frecuencia similar a los rayos ultravioletas, o como ultrasonidos o corrientes eléctricas, pero todas estas manifestaciones son sólo distintas presentaciones de una única energía. Esta energía está repartida universalmente y acompaña a los fenómenos electromagnéticos, lo que hace que en muchas ocasiones pueda confundirse con los mismos, pero es totalmente distinta, y es capaz de ser

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captada por los seres vivos, por ciertas estructuras geométricas y por unas determinadas combinaciones de materiales. Esta fuerza interior del organismo, ejerce su actividad en un área a la que se llama biocampo, el cual se encuentra formado por varios campos menores emitidos por los distintos órganos del ser vivo.» «Otra curiosidad es que, siendo el agua un pésimo electrolito, paradójicamente disuelve e ioniza a una enormidad de substancias, y gran número de las que no se disuelven pasan al estado coloidal, de tal modo que el agua, cuyo valor nutritivo es nulo, se convierte por este hecho en el constituyente principal de todos los seres vivos, y por decirlo así, en el alimento más indispensable, ya que se muere diez veces antes de sed que de hambre. Pero no toda el agua que existe en los seres vivos se halla en un solo estado. Actúa como disolvente, pero también ligada a los coloides celulares en un estado muy especial. Todo ello nos demuestra la existencia de dos clases de agua en los tejidos vivos, una de ellas más fuertemente retenida que la otra y que no se separa ni durante la cocción ni la congelación Esta clase especial de agua, a la que se llama agua físico-lógica, es muy probable que forme complejos, o complejos de complejos moleculares con los constituyentes de las células. ¡Y éste es el punto clave de toda la cuestión! Esta capacidad del agua para polimerizarse y formar uniones moleculares inestables, es la base de la vida. Podríamos decir que siendo líquida, es un líquido tan especial que todavía recuerda la forma cristalina del hielo del que proviene; que en realidad sigue siendo un intermedio entre los estados sólido y líquido, y que posee una estructura semicristalina extraordinariamente inestable que la hace sensible a influencias externas mínimas.» En 1962 Giorgio Piccardi, profesor de la Universidad de Florencia, decía: "Quizás incluso sean el agua y el sistema acuoso lo que permite a los organismos vivos reaccionar ante las fuerzas externas, porque la existencia de una estructura tan delicada y sensible permite

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suponer que, con medios apropiados, podría modificarse su misma estructura de infinitas maneras, y de esta forma podemos afirmar que el agua es sensible a influencias extremadamente delicadas y capaz de adaptarse a las más diversas circunstancias como ningún otro líquido puede hacerlo". Este profesor estaba preocupado por el hecho de que el comportamiento de algunas reacciones químicas no fuera exactamente el mismo en unos días que en otros, a pesar de todas las precauciones que se tomasen para que las condiciones iniciales y ambientales del experimento fueran lo más iguales posibles. «Acompañando siempre a campos electromagnéticos, existe otro campo, al que llamamos bioenergético, que es la base de la vida. Al contrario de las energías de la física, la bioenergía no se halla limitada por las constantes de la velocidad de la luz, ni la unicidad direccional del tiempo. Esta bioenergía puede ser detectada y medida de forma indirecta mediante aparatos de alta precisión de la física, y existen substancias, como el agua y el aluminio, que pueden cargarse de dicha energía, para desprenderse poco a poco de la misma, lo que facilita su utilización.» «El agua, gracias a cambios estructurales, es capaz de acumular en sí misma la más mínima variación energética que se produzca en su entorno, para cederla a su vez, también en otro de sus cambios. Y no olvidemos que la temperatura crítica de estabilización del agua es de 35º a 40º C. ¡Que casualmente es la temperatura media del cuerpo humano!» Resumiendo, podríamos decir que el agua, además de ser el elemento principal para la vida, es el más simple y eficaz catalizador que existe.

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Generación de bioelectricidad Los efectos de la electricidad animal o bioelectricidad en los seres humanos son perfectamente conocidos desde ya hace muchas décadas, por lo que no vamos a plantear más ejemplos; sin embargo, no está todavía muy claro cómo el cuerpo humano genera, conserva o renueva las necesarias ‘reservas’ de energía bioeléctrica. «En Estados Unidos, la búsqueda de la bioenergía para algunos científicos ha sido precedida por la creación de un modelo electrónico con el cual han identificado el organismo humano. Así, el doctor George Crile considera que cada célula es como una diminuta pila eléctrica que genera su propia corriente por medios químicos y utiliza como conductor al sistema nervioso. Otros investigadores han continuado los trabajos de George Lakhovsky sobre la aplicación de corrientes eléctricas de baja intensidad para regenerar los tejidos humanos. Uno de ellos, Robert D. Becker, ha comprobado que la aplicación de estas corrientes continuas de diminuto amperaje consigue acelerar la curación de fracturas, restaurar los tejidos humanos y regenerar las células. Becker cree que la aplicación de un campo electromagnético induce en el núcleo una carga que al elevar el nivel energético de la célula incrementa su vitalidad.» Hemos comprobado cómo el clima, la atmósfera, los medios aéreos, ejercen su influencia sobre los organismos vivos y cómo dicha influencia reside en las características electromagnéticas que concurren en la atmósfera: las corrientes de aire, la ionización de los elementos, los campos eléctricos, etc. generan ondas electromagnéticas de baja frecuencia. «Los cambios eléctricos que acontecen en la atmósfera afectan a los procesos fisiológicos, ya que hemos de tener en cuenta que los seres humanos somos semejantes a los electrodomésticos, es decir funcionamos con electricidad.»

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El cuerpo humano es un organismo caliente, es una ‘máquina viva’ en cuyo interior se producen multitud de reacciones químicas y metabólicas que generan calor. Los alimentos por sí mismos no generan calor, sino que son las reacciones químicas de los alimentos con los líquidos de los órganos internos los que liberan ese calor. Es preciso que esos organismos deban de regular y mantener estable la temperatura interna, especialmente cuando se realizan esfuerzos o actividades musculares continuadas, para lo cual el principal mecanismo que usan es hacer pasar más cantidad de sangre por la piel para intentar disipar ese calor y aumentar la cantidad de sudor. Es precisamente la piel, la zona en permanente contacto con el exterior, la que se encarga de mantener ese equilibrio térmico. El cerebro pone en marcha los mecanismos precisos, gracias al preciso control de la temperatura que ejerce en el organismo a través de un complejo sistema de regulación térmica que está ubicado en la zona cerebral conocida como el hipotálamo. Dichos mecanismos son una respiración más rápida, y una aceleración del ritmo cardiaco, cuyas consecuencias son una circulación y distribución sanguínea más fluida por todo el cuerpo. De esta forma, la piel se congestiona y pierde temperatura por la transpiración del sudor, en forma de agua y sales, enfriando la superficie cutánea con mayor rapidez y causando la sensación de sed por el efecto de la deshidratación. Y es que el mecanismo de la termorregulación hace que al aumentar la temperatura corporal comencemos a sudar, y con ello se produce una pérdida de calor, un enfriamiento de la piel, y con la pérdida del sudor se produce también la pérdida de agua y electrolitos o sales minerales, entre ellos el calcio y el potasio, dos elementos de fácil ionización que precisamente son, entre otros, los que intervienen en la transmisión de impulsos nerviosos o eléctricos de las neuronas. Pero ese ‘enfriamiento’ no se produce por el efecto de la sudoración, sino por la absorción del calor, por la

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evaporación de los elementos que componen el sudor, lo que implica un intercambio constante de temperatura, el paso del estado líquido al gaseoso de dichos elementos da lugar al enfriamiento, lo cual requiere un consumo de energía. En los ambientes calurosos y/o muy húmedos, el proceso de evaporación del sudor es mucho más lento y por tanto hace más difícil la refrigeración de la piel, por lo que, cuando el ambiente está saturado de humedad, el cuerpo humano tiene que generar mucho más sudor para conseguir un poco de alivio térmico. Cuando el calor es fuerte, puede sobrepasar la capacidad termorreguladora del organismo, entonces hacen falta nuevos factores para facilitar el proceso de sudoración, como por ejemplo una mayor ventilación. «El viento, el movimiento del aire es un agente que adquiere especial importancia en países tropicales, y allí donde la humedad relativa es muy alta. Las corrientes de aire favorecen la evaporación del sudor y en consecuencia proporcionan un mejor rendimiento a los mecanismos termorreguladores. No obstante, no es el calor la causa de la sudoración, ya que ésta se da igualmente en invierno y en ambientes de temperaturas frías, cuando el organismo es sometido a esfuerzos o a ejercicios físicos continuados.» Si el mecanismo termorregulador de la sudoración se anulase o sufriera graves trastornos, la retención del sudor causaría la muerte en apenas veinticuatro horas. De hecho, con alguna frecuencia se producen situaciones de gravedad o que desencadenan en el fallecimiento de personas como consecuencia de realizar ejercicios físicos intensos en condiciones de altas temperaturas. Analizando el efecto contrario, el frío excesivo, nos encontramos con una interesante paradoja: Cuando el organismo es sometido a condiciones extremas de frío, el cuerpo se debilita, los músculos se agarrotan y fallan las fuerzas. De hecho, un cambio brusco de la temperatura corporal, al ser sometido el cuerpo a un intenso frío de forma repentina, también puede ocasionar la muerte.

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Un ejemplo, según cuentan algunas narraciones, ocurrió en el naufragio del Titanic, ocurrido en 1912; los marineros que trabajaban en las salas de máquinas y calderas del barco, en su intento por salvarse, al lanzarse bruscamente al agua, perecían casi instantáneamente a causa de la congestión cerebral causada al entrar en contacto sus cuerpos calurosos con las congeladas aguas del Atlántico Norte. Las causas de esas congestiones pudieron ser, con toda probabilidad, la conjunción de los intensos y fuertes estímulos nerviosos de las células de la piel de todo el cuerpo, emitidos simultáneamente hacia el cerebro de las potentes señales ‘eléctricas’ generadas por el brusco intercambio de temperaturas tan extremas y causando así el bloqueo de los estímulos cerebrales. De nuevo observamos unos procesos, en este caso relacionados con organismos vivos, en el que intervienen o confluyen unos factores semejantes a los que hemos señalado para los fenómenos atmosféricos en los que se desprenden descargas eléctricas: diferencia o cambios bruscos de temperaturas, calor, frio, humedad, presión, etc. En este caso, nos encontramos con una energía de naturaleza ‘bioeléctrica’, precisamente porque el proceso ocurre en el interior del cuerpo de los seres humanos, como consecuencia de las diferencias de temperaturas existentes entre la superficie del mismo, la piel, y la del ambiente exterior que lo rodea. No obstante, los procesos descritos no parecen dar respuesta completa o satisfactoria a las circunstancias o factores que concurren para cubrir las necesidades de esa ‘bioelectricidad’ en los seres humanos, ya que las diferencias de temperatura señaladas no se dan de forma regular o permanente, como ocurre por ejemplo, en las zonas cálidas, en situaciones de reposo, en personas con movilidad reducida, en los interiores con temperaturas calurosas o acondicionadas, etc. Como tampoco parece intervenir uno de los factores que se han señalado para otros fenómenos, como es la diferencia de presiones...

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Lógicamente surge una interrogante... ¿Hay algún lugar u órgano en los seres humanos en el que concurran los factores señalados...? Pues efectivamente sí que lo hay, es el lugar idóneo, el órgano que desempeña funciones vitales para la vida de los seres vivos, en el que confluyen los elementos que se precisan, como el agua y las sales minerales, y los factores que influyen, como variaciones de temperaturas, corrientes de aire, diferentes presiones... y de una forma constante y permanente. Ese órgano está situado en el interior de la nariz, son las fosas nasales, y que forman parte de dos sistemas que son complementarios y a la vez bien diferenciados: El sistema respiratorio y el sistema olfativo. Dos sistemas que, como veremos, comparten una estructura compleja, compuesta por senos nasales, cornetes, mucosas, fibras nerviosas, bulbos olfatorios, etc. Es allí donde se darían las condiciones idóneas para generar cargas eléctricas, de forma continuada, constante y permanente, con las que suministrar la energía bioeléctrica que precisa el cerebro, para su propio funcionamiento, el control, la acción y el movimiento del resto de órganos y músculos del cuerpo de los seres humanos. Esa energía de naturaleza bioeléctrica se generaría espontáneamente por la acción del aire más frío que se calienta bruscamente al pasar por el interior de los senos nasales y en contacto con las mucosas que los recubren, compuestas por sustancias minerales, permanentemente húmedas y a la temperatura corporal. «La reacción de los elementos que componen el aire, junto a la humedad y temperatura existentes en la estructura interna nasal causan el cambio iónico (ionización) en las moléculas de dichos elementos.» En el libro Las causas ocultas de la enfermedad, ya citado con anterioridad, E. Wolfram, su autor desarrolla tesis y enseñanzas de Paracelso sobre las causas de las enfermedades en el cuerpo humano, del que pueden resultarnos muy interesantes algunos aspectos referidos

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precisamente a las fosas nasales y a la función de la respiración. Paracelso destacó por sus estudios y trabajos relacionados con la Alquimia, por lo que en sus escritos como médico utilizó términos relacionados con aquella ciencia. «A las fosas nasales se les asigna como sustancia el “Azufre Blanco” como una de las causas de enfermedad. Cuando la “Estrella” domina, es decir, cuando por medio de la debilidad o de los pecados del Ego, los procesos del organismo humano están sujetos día a día a influencias destructivas que producen ciertas enfermedades; la condición es la misma que la del tonel que es rellenado por fuentes ocultas. Por ejemplo, los constipados se podrían curar si su causa oculta (el defecto del alma que los ocasiona) o, para utilizar la terminología de Paracelso, el “Azufre Blanco” no se renovase día a día, debiendo el organismo liberarse del mal por medio de las fosas nasales. Aquellos cuya naturaleza anímica no genera “Azufre Blanco” no sufren resfriados y pueden exponerse a la humedad y cambios de temperatura sin ningún peligro, ya que son inmunes. Pero mientras que el Ego genere “Azufre Blanco”, mientras esta particular “estrella” rija, ni las medicinas ni los cambios de aire producirán efecto alguno». Destacamos en esta breve referencia, cómo Paracelso relaciona las enfermedades que se originan en las fosas nasales con determinadas condiciones externas, como “la humedad”, “la temperatura” o “los cambios de aire”. Las mismas “condiciones” que utiliza posteriormente cuando se refiere a las cuatro complexiones del cuerpo humano: Colérica, Sanguínea, Melancólica y Flemática. «Las Complexiones son una creación particular dentro del Corpora, estando allí los cuatro gustos: ácido, amargo, dulce y salado. Los cuatro gustos son completos para cada ser, pero sólo pueden ser desentrañados en el hombre. La Cólera proviene de lo amargo, de aquello que es seco y caliente. La Melancolía de lo que es ácido, de lo que es frío y seco. La Flema de lo dulce, de lo que es frío y

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húmedo. Lo Sanguíneo de lo salado, de lo que es caliente y húmedo. Paracelso añade que estas particularidades frío, caliente, húmedo y seco-, no tienen nada que ver con los Elementos, incluso si el elemento Tierra es frío, el Fuego caliente, el Agua húmeda y el Aire seco, según se establece en el Opus Paramírum. Como ejemplo, la Flema es fría y húmeda: pero la Flema y el Agua se parecen como el fuego y el agua.» Puede ser uno de esos secretos muy bien guardados por la Naturaleza, la forma en que los organismos vivos, entre ellos el cuerpo de los seres humanos, generan la mayor parte de la energía bioeléctrica que precisan para el funcionamiento de su propio organismo, especialmente el cerebro. La respiración es una función imprescindible para la vida en de los seres humanos y muchas otras especies de animales, porque aporta al cuerpo oxígeno y... energía. En un pasado remoto, esa función vital para la vida pudo haber sido objeto especial de culto, o haber estado entre las motivaciones que llevaron a los antiguos a levantar colosales monumentos en piedra. «Las vestimentas, las insignias, las joyas y los ornamentos de los antiguos hierofantes simbolizaban las energías que irradiaba el cuerpo humano. La ciencia moderna está redescubriendo muchos de los secretos perdidos de la filosofía hermética. Uno de ellos es la capacidad para medir la evolución mental, las cualidades del alma y la salud física de una persona a partir de las descargas de energía eléctrica semivisible que manan constantemente de la superficie de la piel de todo ser humano durante toda su vida.»

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El impulso nervioso «El funcionamiento del cerebro de los seres humanos guarda todavía muchos misterios» Es un hecho bien conocido que toda la actividad que realiza el cuerpo humano está basada en los impulsos nerviosos, una interrelación entre nervios y músculos que es consecuencia de la actividad de fenómenos eléctricos. Todo el cuerpo humano funciona mediante electricidad. El cerebro es una enmarañada red de neuronas, células nerviosas interconectadas entre sí, que se intercambian y transmiten señales eléctricas desde lo más profundo del cerebro, creando intensos campos biomagnéticos, y que a través de los nervios, llevan los impulsos nerviosos hasta los órganos y músculos del cuerpo, de forma similar a las ‘corrientes eléctricas’.

Las neuronas poseen prolongaciones largas y finas: los axones con los que alcanzan y se ponen en contacto con otras neuronas, originando una red interconectada que se extiende a todo el cuerpo. Las neuronas producen

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señales eléctricas en respuesta a los estímulos físicos y químicos, conduciendo estas señales a lo largo de sus axones para transmitirlas a otras neuronas con las que están en contacto. La red interconectada de neuronas y nervios forman el sistema nervioso por el que discurre el tráfico de señales eléctricas. El sistema está compuesto por tres ramificaciones que salen y entran al cerebro: una primera receptora o sensorial que informa sobre sus condiciones respecto de su ambiente externo e interno. Una segunda rama transmisora o efectora que produce el movimiento ordenando la contracción de los músculos. Una tercera rama que interconecta las partes sensorial y efectora. Las neuronas y las células nerviosas mantienen una diferencia de potencial eléctrico de aproximadamente una décima de voltio a través de sus membranas en contacto. Esa diferencia de potencial se produce por la distribución desigual de los tres iones inorgánicos más abundantes en los seres vivos, el sodio, el potasio y el cloro, entre el interior y el exterior de la célula, y por la baja y desigual permeabilidad específica de la membrana celular para la difusión de estos iones. Como respuesta a la estimulación física o química, la membrana celular de una neurona puede aumentar o disminuir dichas permeabilidades específicas para los iones, lo que generalmente produce una caída de potencial eléctrico a través de la membrana. Lo más importante de esos cambios en la permeabilidad de los iones es la aparición del potencial de acción o impulso nervioso. Se produce entonces un cambio transitorio bastante grande en el potencial de membrana que dura sólo una o dos milésimas de segundo cuando una caída de potencial anterior sobrepasa un cierto umbral mucho menor. Gracias, en su mayor parte, a su capacidad de generar dichos impulsos, la neurona -mal conductor de corriente eléctrica si se compara con un hilo de cobre aislado- puede conducir señales eléctricas a través del cuerpo. El cambio transitorio en el potencial de membrana iniciado por el impulso se propaga sin pérdida

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de intensidad a lo largo de los finos axones. Por tanto, el elemento básico de señales en el sistema nervioso es el impulso nervioso, y la información transmitida por un axón viene codificada por la frecuencia con la que se propagan los impulsos a lo largo de él. «Los neurofisiólogos han desarrollado métodos por los que es posible escuchar el tráfico de impulsos que tiene lugar en una sola neurona del sistema nervioso. Con este propósito se inserta un electrodo con una punta muy fina en el tejido nervioso y se coloca muy cerca de la superficie de una neurona. Se coloca un electrodo neutro en un sitio lejano del cuerpo y los impulsos que aparecen en la neurona dan lugar a una diferencia de potencial transitoria entre el electrodo próximo y el neutro. Con aparatos electrónicos apropiados, esta diferencia de potencial transitoria puede verse en la pantalla de un osciloscopio u oírse en un altavoz.» Todos esos fenómenos eléctricos tienen su inicio en el cerebro y son fruto de la bioelectricidad que parte de las neuronas a través de lo que se conoce como ‘sinapsis’ o contactos funcionales entre dos neuronas. Entre las microscópicas membranas de las neuronas media un pequeño espacio o hendidura sináptica, en el que se basa la transmisión de los mensajes nerviosos por la existencia de mediadores químicos que propician el paso entre ambas de los ‘impulsos eléctricos’. «La sinapsis es una unión intercelular especializada entre dos neuronas, o entre una neurona y una célula efectora. La sinapsis se produce en el momento en que se registra una actividad químico-eléctrica pre-sináptica y otra post-sináptica." En dichas acciones se liberan unos neurotransmisores ionizados con base química, cuya cancelación de carga provoca la activación de receptores específicos que, a su vez, generan otro tipo de respuestas químico-eléctricas. La sinapsis permite a las células nerviosas ‘comunicarse’ con otras a través de los axones y las dendritas, transformando una señal eléctrica en otra química o viceversa.»

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La transmisión de señales eléctricas entre neuronas y nervios resulta posible porque los espacios sinápticos están compuestos básicamente de elementos químicos salinos, como el sodio y el potasio, dos sales minerales cuyos átomos pierden fácilmente el electrón de la órbita más alejada del núcleo, formándose los iones positivos que causan el impulso de las señales nerviosas. Elementalmente, se puede describir como corriente eléctrica ‘la que circula a través de un circuito de cables que conecta dos puntos, para lo cual es necesario que exista una diferencia de potencial entre esos dos puntos; cuando ese potencial se equilibra la corriente deja de circular, por lo que se hace necesario que uno de los puntos vuelva a ser conectado a una batería o a un generador, para que la diferencia de potencial se renueve y la corriente vuelva a circular’. Esta es una función que en las neuronas del cerebro humano ocurre millones de veces cada segundo. ¿Dónde se encuentran los generadores o las baterías de bioelectricidad en el cuerpo humano? Los anatomistas pudieron encontrar los nervios y los músculos que se movían, pero no hay músculos para que se generen los innumerables impulsos nerviosos. Si los nervios son como cables eléctricos por los que circula la bioelectricidad... ¿Dónde se genera todo ese potencial bioeléctrico? «Aún cuando los ritmos cerebrales han sido motivo de investigación para los neurofisiólogos, su significación fisiológica, así como ‘los mecanismos de su generación’, permanecen todavía oscuros». El cerebro de los seres humanos es un complejísimo sistema de células, neuronas, tejidos, cavidades, nervios y líquidos, cuya estructura y funcionamiento, a pesar de haberse experimentado grandes avances de la ciencia en su estudio y conocimientos, constituyen todavía un sinfín de enigmas, ‘secretos muy bien guardados’, que siguen sin ser explicados científicamente.

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El cerebro presenta en los vertebrados superiores una actividad eléctrica incesante, aun en condiciones de reposo, durante el sueño profundo, o en situaciones de graves perturbaciones patológicas. La existencia de dicha actividad es inherente a la vida y su desaparición es un signo inequívoco de muerte. Esta actividad se manifiesta de forma rítmica en determinadas circunstancias, y se puede registrar mediante encefalogramas. «Si una corriente eléctrica de intensidad mínima es aplicada a un área del neocórtex situada inmediatamente por delante del denominado ‘surcus central’, evoca contracciones de la musculatura esquelética en el lado del cuerpo opuesto al lugar de la estimulación». Haremos una descripción breve y elemental sobre la anatomía del cerebro y de las funciones biológicas que desempeñan algunos órganos para detectar la presencia de elementos o factores físicos que concurren con la actividad eléctrica, tratando de encontrar algún símil con aquellos que hemos señalado en los fenómenos eléctricos de la atmósfera. Para enfocar los objetivos que perseguimos hemos de centrarnos en una zona del cerebro donde se localizan las áreas específicas en las que residen los bulbos olfatorios, las dos amígdalas, y las glándulas pituitaria y pineal. «Los nervios craneales o pares craneales son los doce pares de nervios que parten de la base del cerebro y a nivel del tronco del encéfalo y del bulbo raquídeo que, excepto dos de ellos, emergen por los agujeros de la base del cráneo, distribuyéndose por la cabeza, el cuello, el tórax y el abdomen, para regular toda la vida del cuerpo humano. Todos parten fuera del cráneo excepto un par, que queda confinado en su interior, localizado justo bajo la parte frontal del cerebro: son los bulbos olfatorios.» Ese par de nervios se diferencia del resto hasta el punto de constituir una paradoja anatómica: La función de los nervios es recoger y transmitir información de todo el cuerpo, entonces, ¿por qué ese par queda residente en el interior del cráneo?

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Estructura del cerebro. Localización del bulbo olfatorio

El sistema olfativo en el ser humano parece romper todas las leyes que gobiernan la organización de otros sistemas sensoriales. Es el único sistema conocido en el que las neuronas sensitivas primarias se encuentran en la superficie corporal. Las células olfativas por sí mismas están directamente estimuladas por el medio ambiente. Este sistema tan especial, y a la vez demasiado complejo para la función tan primaria para la que aparentemente está diseñado, lo componen la nariz, las fosas nasales, los conductos nasales, las cavidades paranasales, y las mucosas nasales. Estrechamente interconectadas con estructuras del cerebro, como los bulbos olfatorios, la paleo-corteza, las amígdalas del hipocampo, el núcleo cortical, y probablemente las glándulas pineal e hipófisis o pituitaria. Los bulbos olfatorios, están situados encima de la placa cribosa del hueso etmoides, en la base de la bóveda craneal, son una región del sistema nervioso central que procesa la información procedente del epitelio olfatorio, que es la parte anatómica capaz de detectar los olores. Los bulbos olfatorios tratan y codifican esta información y la dirige a estructuras superiores del cerebro.

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La paleocorteza está localizada en el cerebro humano en las áreas olfatorias primarias y en las secundarias. Es la corteza predominante en el cerebro de los vertebrados inferiores. Las amígdalas del hipocampo son un conjunto de núcleos de neuronas localizadas en la profundidad de los lóbulos temporales del cerebro de los humanos. Las amígdalas envían proyecciones al hipotálamo, encargado de la activación del sistema nervioso autónomo, los núcleos reticulares para incrementar los reflejos de vigilancia, paralización, escape/huida, y a los núcleos del nervio trigémino y facial para las expresiones de miedo. El núcleo cortical está relacionado con el sentido del olfato y el procesamiento de las feromonas, sustancias químicas que se transforman en señales que estimulan el comportamiento. Recibe la información desde el bulbo olfatorio y la corteza olfatoria. «En el cerebro humano hay una glándula minúscula, llamada cuerpo o glándula pineal. Poco se sabe sobre la función de este órgano, del que Descartes sugirió que podía ser la morada del espíritu del hombre. Más allá de su capacidad fotosensible, los últimos estudios científicos insisten en que la glándula pineal es también un magnetorreceptor, es decir, resulta sensible a los campos magnéticos y transforma sus ondas en estímulos neuroquímicos.» «La glándula pineal, del tamaño aproximado de una avellana, es el órgano que recibe, mediante impulsos nerviosos, la luz que llega al cerebro a través de los ojos. Esta glándula segrega la melatonina, una hormona que controla el sueño y la actividad, en la que la luz solar parece determinante en su producción. Desde un punto de vista espiritual, las doctrinas esotéricas de Oriente se refieren desde hace milenios a la glándula pineal “como un ‘tercer ojo’ capaz de hacer consciente la realidad espiritual del ser humano, el punto de unión entre el mundo físico y las dimensiones superiores del universo”.»

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La hipófisis o glándula pituitaria es la glándula endocrina más importante del cuerpo de los vertebrados, ya que segrega las hormonas encargadas de regular la función de otras glándulas del sistema endocrino. Es una glándula compleja que se aloja en un espacio óseo conocido como ‘silla turca’ en el hueso esfenoides, situada en el suelo del cráneo, en la fosa cerebral media, que conecta con el hipotálamo a través del tallo pituitario o tallo hipofisario. El hipotálamo puede considerarse como la “estación terminal anterior de los haces motores que llevan la sensibilidad visceral de la médula espinal”. En el cerebro humano hay cuatro huecos o espacios que se conocen con el nombre de ‘ventrículos cerebrales’ en los que circula el líquido cefalorraquídeo por el interior de ese sistema ventricular.Dos ventrículos laterales están situados a lo largo de ambos hemisferios conectados a un tercer ventrículo que es una delgada cavidad aplanada situada entre los tálamos, conectado a su vez con un cuarto ventrículo situado entre el tronco cerebral y el cerebelo. «Del cuarto ventrículo sale un líquido que llena todo el sistema ventricular del cerebro. Es el líquido cefalorraquídeo, de color transparente, que circula por el encéfalo, la médula espinal, los espacios subaracnoideos, los cuatro ventrículos cerebrales, y el canal medular, manteniendo una presión constante.» Antes de proseguir con los datos más elementales de la anatomía del cerebro, busquemos algunas referencias que nos permitan enfocar la significación o importancia de estas estructuras, y para ello nada mejor que localizar esas referencias retornando de nuevo al remoto pasado, al mundo mágico de los egipcios, los cuales otorgaban a esas estructuras un carácter superior, casi sobrenatural o sagrado, como las ‘bases de la vida’. El Egipto faraónico sigue siendo un gran desconocido en lo que se refiere a su auténtica ciencia, sus conocimientos psicoespirituales y su mentalidad filosófica.

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¿Qué significación tuvieron esas estructuras para los antiguos egipcios? Seguramente no existen pruebas que sustenten con solidez las respuestas a esa interrogante, pero si podemos encontrar algunas referencias entre los numerosas libros que tratan sobre los enigmas de aquella civilización, aunque solo signifiquen hipótesis deducidas por sus autores, basadas en los indicios que suscitan la búsqueda de una explicación más o menos convincente de esos enigmas. Entresacamos algunas referencias del libro El Poder de las pirámides 2, de Emilio Salas y Román Cano. «Las tres cámaras principales de la Gran Pirámide están relacionadas con el corazón, el cerebro y el sistema reproductor, que son los tres centros espirituales de la constitución humana... La cámara del Rey, que es el mayor centro de energía de la pirámide, es también el centro de gravedad. Esto no es casual. La pirámide está alineada en dirección norte-sur, paralela al eje magnético terrestre. Esto tampoco es casual y coincide con la teoría complementaria de que el magnetismo tiene su influencia, y las ondas de energía de la pirámide están en alguna forma polarizadas.» «Aun cuando no podemos compartir plenamente esta teoría, proseguiremos diciendo que Flanagan afirma que la pirámide crea un vacío eléctrico en su interior, pero no un vacío de campo energético. El doctor Otto Brunner, que investiga los campos de "energía viva", llama a la misma "energía biocósmica dieléctrica", y Flanagan está convencido de que las cavidades del cerebro e interior del cuerpo son acumuladores de energía dieléctrica: toda cavidad tiene un campo dieléctrico en su interior en correspondencia con el eléctrico de su superficie exterior. La forma del campo determina parte de sus funciones, lo que explica por qué los efectos de la pirámide son distintos de los de las otras formas.» «Las pirámides egipcias son masas sólidas de roca, con cámaras interrelacionadas entre sí de una forma muy específica. Estas cámaras son "cavidades resonantes",

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espacios cerrados en los que la energía electromagnética puede ser almacenada o excitada, en forma semejante a unos altavoces de alta fidelidad.» Desde el punto de vista de los autores, en estos tres aspectos de gravedad, magnetismo y resonancia, están las claves del poder piramidal. Podemos seguir localizando numerosas referencias, como las que encontramos en un libro extraordinario de egiptología, titulado ‘El templo en el hombre. Arquitectura sagrada y el hombre perfecto’, en el que su autor R.A. Schwaller de Lubicz, analiza lo que para él significa la simbología representada en templo de Luxor, fruto de sus detallados estudios llevados a cabo durante quince años sobre la arquitectura y los relieves de dicho templo, en el que sugiere la existencia de una detallada analogía de las estructuras de ese templo, en correspondencia perfecta con las estructuras internas del cuerpo humano, desde el cráneo hasta los pies pasando por el pecho, el abdomen y las piernas. Escrito con intencionalidad y expresado de una forma diáfana, el autor argumenta con todo lujo de detalles, que con la construcción del templo de Luxor los egipcios hicieron una representación del cuerpo humano, algo semejante a un mapa o plano, en el que cada piedra, mosaico, columna, muro o sala, tienen un valor o un significado específico de los diferentes sentidos, órganos, y los huesos del esqueleto del cuerpo humano. «Es un libro que viene a llamar la atención sobre la lectura simbólica que debemos hacer en los monumentos egipcios. Lejos de ser unos simples amontonamientos de piedras con finalidad meramente práctica, el investigador francés señala que los templos son entes vivos y que como tales cuentan con toda una serie de estructuras orgánicas. El templo de Luxor está innegablemente dedicado al Microcosmos humano. Esta consagración no es una simple atribución: todo el templo se convierte en un libro que explica el secreto de las funciones de los órganos y de los centros nerviosos.»

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De las detalladas descripciones que realiza Schwaller de Lubicz, tomaremos aquellas que nos interesa destacar, y son las referencias que tengan relación directa con el propósito que tratamos de desarrollar en este apartado. Así, cuando habla de los órganos situados en el cerebro, tal como aprecia que están representados en diversas salas de dicho templo, aporta datos interesantísimos, como los siguientes: «Para mi estudio, era necesario recurrir al canon egipcio; en este aspecto, tengo dedicado un capítulo a un tema que nunca ha sido tratado hasta ahora: la importancia que los antiguos concedían a la bóveda craneal. Esta bóveda craneal, separada en la figura egipcia con una banda para el pelo, una diadema, una guirnalda o corona, es una verdadera revelación respecto al conocimiento psicoespiritual de los pueblos antiguos. Esto se hace patente por la localización de los principales órganos de la inteligencia y de todos los mecanismos de control de la vida en los diferentes santuarios, cuyas representaciones, textos y arquitectura señalan su propósito.» «Los antiguos daban más valor a la función vital que al órgano perceptivo. Tenían un exacto conocimiento de los centros vitales y de la inteligencia, y lo sabían todo sobre el cerebro. La bóveda craneal, que contiene el órgano físico del cerebro, no debe confundirse con la corona circular que rodea el propio cráneo. No puedo analizar esta corona aquí, ya que corresponde a conductos de flujos de energía que pertenecen a un estado más sutil del cuerpo humano. Por otro lado, no puedo permanecer en completo silencio sobre este asunto, ya que sin ningún conocimiento sobre él, los símbolos que en Egipto se le relacionan, por ejemplo, la diadema real, serían interpretados erróneamente. Esta diadema representa la coronación de la sabiduría, es decir, el movimiento continuo de los centros de vida suprema en la cabeza. Su circuito termina en el punto central de la frente, representado en Egipto por el ‘ureus’

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frontal... Cuando los egipcios hablan de canales en el cuerpo humano, se refieren no solo a los canales físicos (nervios y venas), sino también a los circuitos de energía. Los fluidos de energía son tanto fluidos nutritivos como ‘imanes’ de la fuerza universal. No necesariamente son transportados por vasos físicos. Podrían, por ejemplo, ser considerados como fluidos de inducción que emanan de centros concretos, situados de forma precisa siguiendo los caminos que envuelven la materia física.» Conviene hacer una breve pero profunda reflexión sobre el énfasis que otorgó De Lubicz al símbolo del ‘ureus’ que portaban los faraones del antiguo Egipto en el frontal de sus diademas o coronas.

El ‘Ureus’ sobre la frente

El símbolo del ‘ureus’ era la representación de una serpiente, una cobra, a veces acompañada de un buitre, y como vimos en otro capítulo anterior, las serpientes representadas en los bajorrelieves de algunos templos simbolizaban la fuerza vital, la energía, o la electricidad. Los faraones egipcios no lucirían aquel símbolo como un simple adorno, por lo que esa figura tuvo que significar mucho más, como la soberanía, el poder, la protección, siendo un atributo considerado por los egipcios como exclusivo del Faraón. Aunque, por otra parte, también las serpientes eran consideradas por los antiguos como los símbolos que representaban la sabiduría.

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Relata De Lubicz: «Un caso parecido lo encontramos en el muro que separa la sala XII de la sala V. Si colocamos la sección sagital de un cráneo sobre el plano, se comprueba en efecto que ese muro representa la “lámina cribosa etmoidal” y que el ‘bulbo olfativo’ se encuentra en la sala XII. Por la lámina cribosa pasan las ramificaciones olfativas. Ahora bien, en el lado de la sala XII encontramos sobre la pared los símbolos de ‘los tejidos’ y, en transparencia con la sala V, las ‘cajas de los tejidos’. Las explicaciones que damos aquí tienen el objetivo de destacar uno de los secretos para la lectura correcta de los textos. Esta inscripción de los ‘tejidos’, y de la ‘caja de tejidos’ colocada en transparencia, merece una atención especial para confirmar, como la prueba del conocimiento de los egipcios de las funciones más secretas del cuerpo humano, el sistema de conocimiento de los antiguos y la forma en la que nosotros debemos esforzarnos para descifrarlo. Entre los órganos cerebrales, el órgano olfativo es el más antiguo, es decir, que es el primero (como el Sol en el horizonte del este). Es en la sala V, el punto donde se encuentra el jeroglífico de la caja de tejidos, donde se sitúa, por la cabeza marcada sobre las baldosas del suelo, el ‘bulbo olfativo’. Esta sala se encuentra exactamente a la altura que debe ocupar el ‘Ureus’ sobre la frente, es decir, la pared este exterior de la sala V. Ahora bien, entre los animales, la serpiente tiene el cerebro más primitivo, un cerebro típicamente olfativo. Por lo tanto, se da una “coincidencia” bastante curiosa.» En otro apartado, más adelante, De Lubicz se refiere a otros órganos que también fueron representados con todo detalle: «El complejo de las glándulas pineal e hipófisis forman el verdadero “sanctasanctórum”, ya que todas las facultades de la inteligencia dependen en concreto de ellas. Los órganos del intelecto directo, principalmente la glándula hipófisis y el ojo pineal (epífisis), se encuentran en los santuarios secretos del sur. La hipófisis se sitúa en

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la entrada de la sala I (el santuario secreto central), considerada de esta manera como una puerta, es decir, como un pasadizo.» Schwaller de Lubicz (1887-1961), escritor francés, ocultista y estudioso de la geometría sagrada, conocida por sus quince años de estudios del arte y la arquitectura del templo de Luxor en Egipto, fue uno de los personajes más conocidos y reputados en el campo del hermetismo egipcio y pagano. A propósito de dicho autor y de la significación de su libro, otro escritor y arqueólogo, John Anthony West, en el libro ‘La serpiente celeste. Los enigmas de la civilización egipcia’, realiza una serie de argumentaciones, apoyando las tesis de De Lubicz, en las que destaca el impacto que para la arqueología produce esa representación funcional del cuerpo humano que parece existir en las diferentes estructuras del templo de Luxor, afirmando ya en el prólogo... «los constructores del antiguo Egipto poseían un conocimiento de la metafísica y de las leyes que gobiernan al hombre y a este universo, mucho más sofisticado de lo que la mayoría de los egiptólogos han estado dispuestos a admitir». En ese sentido, en un apartado que trata sobre la medicina del antiguo Egipto, West plantea esta reflexión: «Schwaller de Lubicz demuestra también la conexión entre la serpiente y el sentido del olfato, y muestra cómo este simbolismo impregna el santuario del templo de Luxor, en el que se simboliza el sentido olfatorio. Y los términos utilizados en anatomía suelen ser los mismos que los que se usaban en los textos religiosos; los términos religiosos están relacionados con juegos de palabras y homónimos de expresiones médicas que no parecen tener ningún vínculo externo evidente, pero que, cuando se contemplan con los ojos de Schwaller de Lubicz, manifiestan una inequívoca relación funcional. De Lubicz muestra que la propia estructura del lenguaje estaba destinada a evocar en quienes lo utilizaban, la comprensión de dichas conexiones funcionales. Así, por

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ejemplo, la palabra utilizada para definir la parte más interna del conducto nasal es shtyt, un término que se usaba siempre para designar el santuario más interior y secreto -el “sanctasanctórum”- de un templo; significa ‘oculto’, ‘secreto’, ‘sagrado’. ¿Qué puede tener de ‘sagrado’ un conducto nasal? El nombre -afirma Schwaller de Lubicz- se basa en algo más que un caprichoso parecido físico, ya que esta recóndita cámara nasal posee un significado especial en la búsqueda espiritual de la perfección. Se trata del área que corresponde al sexto chacra hindú -el término chacra no designa una parte u órgano anatómico concreto, sino el lugar donde residen un conjunto de actividades que son a la vez físicas, emocionales, psíquicas y espirituales-.» ¿Qué hay en ese recóndito lugar del conducto nasal interno, al que los egipcios otorgaron tan gran privilegio? Pues exactamente allí se encuentra la pituitaria amarilla, la mucosa nasal a la que se conectan las fibras nerviosas que salen de los bulbos olfatorios, a través del suelo craneal por varios ‘agujeritos’ que conforman la ‘lámina cribosa del etmoides’, el delgado hueso que separa la mucosa de los bulbos, en la base frontal del cráneo. De Lubicz definió con gran precisión y detalle los conocimientos supuestamente anatómicos guardados por los sacerdotes egipcios en la estructura arquitectónica del templo de Luxor, pero... ¿Qué importancia vital otorgaron los egipcios a la construcción de aquel templo? ¿Qué respuestas explican el sentido de esos conocimientos, de esos secretos? ¿Qué llegaron a conocer o que interpretación dieron al sistema olfativo del hombre para representarlo con tal solemnidad y con tanto detalle, en el lugar más sagrado del templo? Reparemos de nuevo por un instante en el ‘Ureus’, el símbolo de energía o sabiduría situado en el centro de la frente del faraón, y a la misma altura donde se ubican los dos bulbos olfativos en el interior del cerebro. Un aspecto que De Lubicz refleja con detalle en una de las láminas que ilustran su libro, mostrando un relieve esculpido en

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uno de los muros del citado templo, en el que aparece la cabeza del faraón vista de perfil, en la que destaca el cuerpo completo de la serpiente, visto de tal forma que la mitad serpenteante parece situarse sobre la parte interior del cerebro, asemejando que surge de allí al exterior, precisamente a la misma altura en la que se situarían los lóbulos olfativos.

La serpiente parece surgir del cerebro del faraón

De nuevo ese símbolo, la serpiente, que, como vimos en otros templos, tenía esa aparente significación que la relacionaba con la electricidad, y que con el ‘ureus’ figura en un lugar tan destacado y visible como la frente de los faraones. Sabiduría o energía, significaciones demasiado importantes y vitales como para pasar por alto un detalle de esa naturaleza. La imagen de la serpiente sobre la frente de faraones, es representada sobre las diademas, las coronas y los nemes, de forma que únicamente es visible parcialmente la parte final del cuerpo y la cabeza, mientras que en los relieves y pinturas que proliferan en numerosos templos, en los que la representación del faraón aparece de perfil, los cuerpos de las serpientes figuran completos, sobre las coronas, causando la impresión de que surgieran del interior del cerebro.

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Un ejemplo elocuente de dichas circunstancias lo podemos encontrar en la diadema de Tutankhamón, en la que el cuerpo de la serpiente asemeja una imitación de la estructura anatómica interna de las circunvoluciones del cerebro. Dicha estructura representa perfectamente la región del cerebro en la que se produce la división entre los dos hemisferios cerebrales, y probablemente, no sería nada casual que la forma serpenteante del cuerpo de la serpiente fuera una representación de la energía o de la actividad eléctrica en el interior del cerebro.

Diadema de Tutankhamón

Y también fue símbolo de la sabiduría, de la fuerza, del poder, pero si otorgamos la certeza probable de que la serpiente fue para los antiguos egipcios simbolización de la electricidad, tal como reconocen algunos egiptólogos, una representación tan destacada como esa, relacionada con el cerebro, y situada sobre la frente de los faraones y de algunas esfinges, nos abre nuevas incógnitas... Recordemos que la Gran Esfinge también tenía originalmente el símbolo del ‘ureus´ sobre la frente, de cuya referencia puede servir una imagen que representa al faraón Ramsés III, en un mural del templo de Karnak, donde se observa como sostiene en sus manos la figura de una esfinge, y sobre ambas frentes se ve el citado símbolo.

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¿Qué significación tenía el símbolo del ‘ureus’ para los sacerdotes egipcios? ¿Era el símbolo de la sabiduría y del poder o acaso simbolizaban la energía o la actividad eléctrica del cerebro? ¿Conocían los sacerdotes egipcios el lugar, el modo o la forma con la que se genera la bioelectricidad en los seres humanos? Es momento propicio para recordar la frase atribuida a Leonardo da Vinci, en la que decía: «Ésos, y no otros, son los secretos mejor guardados. Los que están delante de nuestras narices y no somos capaces de ver... » Y es que, casualmente, estaríamos ante un secreto, muy bien guardado, oculto ‘en nuestras propias narices’, justo en el interior del apéndice nasal.

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El sistema olfativo Probablemente va a resultar bastante prolijo detallar la compleja estructura anatómica del sistema olfativo en los seres humanos, pero es preciso hacerlo, aunque sea de forma elemental. Una compleja estructura para una función sensitiva como la del olfato que, aunque de gran importancia para otras especies animales, en el hombre es menos vital que para otros sentidos en los que esas estructuras anatómicas son mucho más simples. La función respiratoria en los seres humanos representa un doble efecto dentro del organismo. Por una parte está el sistema respiratorio que aporta al organismo el oxígeno necesario para las células, y por otra, está el sistema olfativo que constituye la acción propia de la detección de olores. Ambos sistemas tienen varios órganos en común: la nariz, las fosas nasales, y los cornetes, aunque con funciones diferenciadas. El sistema respiratorio específico está compuesto por la boca, la garganta, la faringe, la laringe, la tráquea, los bronquios y los pulmones. La principal función de la respiración es facilitar la renovación constante del aire en los pulmones, que se efectúa mediante dos movimientos, de inspiración y espiración, rítmicos, consecutivos y de forma permanente, cuyas consecuencias producen ese intercambio vital del oxígeno por el dióxido de carbono que resulta esencial para la vida y las funciones de las células que componen el cuerpo humano. Cualquier ser vivo necesita energía para poder moverse y mantener sus funciones vitales. Los seres humanos lo obtenemos del oxígeno, un gas abundante en la atmósfera que entra en el cuerpo a través de la nariz hasta los pulmones y que tiene una propiedad química muy útil: resulta ser un potente oxidante. El oxígeno que respiramos es utilizado en las células para “romper” la glucosa y otros azúcares de la dieta, y transformarla en dióxido de carbono, agua y energía. En esto consiste la

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oxidación. Y una de las consecuencias de esa oxidación es que es un proceso en el que se desprende ‘calor’, es la energía calorífica que mantiene estable la temperatura corporal. De la función de la respiración destacamos dos datos específicos: son movimientos rítmicos y constantes, y se desprende calor. La otra función diferenciada de la respiración es la constituida por el sentido del olfato, un complejo sistema especializado en detectar y distinguir los olores, y que consta de una serie de delicados órganos con diferentes funciones: La nariz, las fosas nasales, los cornetes, los nervios olfatorios y los bulbos olfativos. Una parte del aire que entra por la nariz es dirigida a través de los cornetes superiores hacia el extremo interior más alto de los senos nasales, donde se encuentra la mucosa pituitaria, una zona recubierta de membranas compuestas por millones de cilios olfatorios que absorben las moléculas del olor que se desprende de las sustancias y envían la información a los bulbos olfativos, situados en la parte interior del cráneo. Veamos con detalle los aspectos más significativos de los órganos que componen esas funciones específicas de la anatomía del sistema olfativo y de la respiración.

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La nariz Las funciones de la nariz son la de detectar los olores y la de formar parte del proceso de la respiración, pues constituye la principal vía de entrada del aire hacia los pulmones, aunque no la única, ya que a través de la boca también se puede realizar esa segunda función. La nariz, externamente se asemeja a una estructura piramidal, formada por un armazón óseo constituido por huesos, cartílagos duros y cartílagos blandos: el tabique central, los laterales y el del ala de la nariz. Los huesos duros forman la parte superior y los laterales del puente; los cartílagos forman los laterales de las fosas nasales y el propio tabique nasal. Por el contraste, su estructura interior es un sistema complejo, demasiado complejo, como para pensar que su función se limita únicamente a detectar los olores y a calentar el aire cuando entra antes de llegar hasta los pulmones.

La estructura anatómica interna de la nariz está compuesta por las fosas nasales, los cornetes, y los senos paranasales. El sistema olfatorio se completa además con los nervios nasales, los nervios olfatorios y los bulbos olfatorios.

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Las fosas nasales Las fosas nasales son dos cavidades divididas por un delgado tabique vertical, que están situadas por encima de la cavidad bucal o paladar, por debajo de la cavidad craneal y entre las cavidades orbitarias de los ojos. La pared externa es muy irregular pues está compuesta por una zona turbinal que comprende los cornetes nasales y los meatos. La pared superior o techo tiene la forma de un canal antero-posterior, de tres a cuatro milímetros de ancho, más estrecho sin embargo en su parte media que en sus extremos, y su concavidad mira hacia la cavidad de las fosas nasales. La pared interna está completada hacia abajo y hacia delante por el cartílago del tabique nasal. La pared inferior tiene el aspecto de un canal dirigido de adelante hacia atrás, más ancho que el canal superior. Las dos fosas nasales se abren por delante en un orificio anterior común, y por detrás por dos orificios distintos para cada una de ellas, llamados retroventanas o coanas. En la cavidad de las fosas nasales se diferencian dos zonas separadas por una hendidura que las divide en dos partes: una región inferior o respiratoria, acondicionada para calentar y humedecer el aire inspirado, y una región superior u olfatoria, limitada al cornete superior y tercio superior del tabique nasal. La superficie de las cavidades nasales está tapizada por unas mucosas muy adherentes, de color rosado y de consistencia muy frágil. Además, las cavidades nasales están en comunicación con otras cavidades neumáticas o senos, excavadas en los huesos que forman sus paredes externa y superior.

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Los cornetes nasales Cada una de las dos fosas nasales a su vez es una estrecha cavidad o corredor de cuya pared lateral externa se desprenden tres láminas óseas, llamadas cornetes, superiores, medios e inferiores, que están superpuestos y presentan una ligera inclinación de delante hacia atrás, que conforman tres canales o cavidades llamados meatos o coanas.

Cornetes y senos nasales -corte sagital-

Los cornetes están tapizados por mucosas hasta las que llega el flujo sanguíneo, rico y abundante, además de ricas terminaciones nerviosas, lo que hace que sean muy sensibles a los cambios de temperatura. La mucosa de los cornetes secreta o produce moco, al igual que el resto de las estructuras cubiertas en la nariz. Debajo de cada uno de los cornetes, como arropándolos o protegiéndolos, están los meatos del mismo nombre, que son las vías de comunicación de la nariz con los senos paranasales, y que son como los conductos por los que sale el moco que exudan dichos senos. La función de los cornetes es la de transmitir el calor y la humedad al aire cuando pasa por los meatos, lo cual facilita la absorción del oxígeno.

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Los senos paranasales Los senos paranasales son un conjunto de cavidades neumáticas que comunican con las fosas nasales; son espacios huecos que se encuentran entre los huesos que rodean los ojos, la nariz y el paladar. Esas cavidades están llenas de aire, revestidas por membranas mucosas, y todos ellos desembocan en los meatos. En los senos paranasales se produce la secreción y acumulación del moco, y tienen un diminuto orificio de drenaje por donde pasan dichas secreciones hacia la cavidad nasal. Hay ocho senos paranasales, cuatro a cada lado de la nariz. Dos senos frontales separados por un tabique interfrontal que tienen forma de una pirámide triangular. Dos senos maxilares situados sobre el maxilar superior, a ambos lados de la cavidad nasal. Dos senos esfenoidales separados por un tabique medio, situados sobre la parte superior de la bóveda de las fosas nasales, que presentan dos orificios de entrada situados bajo la lámina cribosa, donde se encuentran diversos elementos nerviosos, los bulbos olfatorios, el quiasma óptico y la hipófisis. Dos senos etmoidales que forman una especie de laberinto, de unas cinco celdillas en cada lado, entre la cavidad nasal y las dos cavidades orbitarias de los ojos. Existen múltiples teorías sobre la función real que desarrollan estas cavidades, como la del aligeramiento del peso del cráneo, la influencia en el crecimiento facial, la protección del oído interno frente a sonidos emitidos por el propio sujeto, etc. Por su cercanía a las fosas nasales se cree que han de tener algún tipo de influencia en las funciones olfativas, en la regulación de la presión nasal y nasofaríngea, en el transcurso de la respiración nasal y de la amortiguación de los cambios bruscos de presión. Ninguna de estas teorías ha podido ser contrastada, por lo que se admite que el papel de los senos paranasales ‘sigue siendo desconocido’.

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Las mucosas nasales Las paredes de las fosas nasales están revestidas por una mucosa muy adherente, llamada mucosa pituitaria, una membrana que recubre regularmente los cornetes y los meatos, y según el carácter de la mucosa que recubre el interior de las fosas nasales, se divide generalmente en tres áreas: la región vestibular, la región respiratoria y la región olfatoria, en los que se distinguen dos tipos de mucosas diferenciados: la pituitaria roja o respiratoria, y la pituitaria amarilla u olfatoria. La pituitaria roja o respiratoria, recubre el meato inferior y la mitad del meato medio; de color rojo debido a la gran cantidad de vasos sanguíneos que fluyen a ella. Su función es la de calentar y humedecer el aire que pasa hacia los pulmones evitando que llegue frío y que las vías respiratorias se resequen. La pituitaria amarilla u olfatoria, está constituida por grupos de células nerviosas con pelos microscópicos llamados cilios. Los cilios están recubiertos de receptores sensibles a las moléculas del olor. Hay unos 20 tipos distintos de receptores, cada uno de los cuales se encarga de una clase determinada de moléculas de olor. Recubre el meato superior y la mitad del meato medio, es de color amarillento debido a la gran cantidad de terminaciones nerviosas, ya que allí residen los quimiorreceptores del olfato, el área donde se encuentran las células olfativas. La función fisiológica de la secreción nasal es el mantenimiento de la humedad para la humidificación y el calentamiento del aire inspirado a su paso por las fosas. Ofrece una regulación térmica general, ya que el proceso de la evaporación, que calienta el aire inspirado, provoca a su vez el enfriamiento de la sangre que fluye por los numerosos vasos sanguíneos de la mucosa nasal, lo que contribuye a regular la temperatura del cuerpo. La composición de las mucosas es un 95% de agua, un 3% de elementos orgánicos y 2% de sales minerales.

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La hidratación de las mucosas es indispensable para el funcionamiento de los cilios. Gran parte del agua que contiene el moco se evapora con la inspiración y solo se recupera parcialmente por condensación en la espiración. Las mucosas deben compensar la pérdida a partir del líquido intersticial. Los intercambios líquidos entre el moco y la mucosa están íntimamente ligados a los cambios iónicos. «En 1898, el neurólogo suizo Jean Louis Prévost demostró que la secreción nasal está controlada por el sistema nervioso cerebral; estimulando eléctricamente el ganglio esfeno-palatino de un perro, verificó que causaba un abundante flujo de secreción nasal y un aumento de la temperatura de la correspondiente fosa nasal.» Los vasos sanguíneos de la mucosa nasal son muy numerosos, conformando una red superficial de estrecho calibre y una red más profunda de diámetro mayor; el conjunto constituye el cuerpo eréctil de las fosas nasales, especialmente desarrollado en la cara media de los cornetes y en el tabique, donde el paso del aire es más rápido. El desarrollo de esa red de vasos sanguíneos da lugar a variaciones del espesor de la mucosa susceptibles de facilitar o de hacer más lento el paso del aire. «Las reacciones vasomotoras de la mucosa nasal ante las variaciones térmicas e higrométricas del aire inspirado, son debidas a la riqueza de la distribución nerviosa. La inervación de los vasos y de la mucosa es doble: la sensitiva procede del nervio esfeno-palatino y la vegetativa procede del ganglio esfeno-palatino y del nervio simpático, estando los ramos vegetativos asociados a los nervios sensitivos. El piso respiratorio aparece, por tanto, no solamente como un lugar de paso, sino como un verdadero órgano, que adapta el aire a las condiciones del medio respiratorio interno, lo humedecen y lo calientan, al mismo tiempo que retienen, fijándolas, las partículas extrañas que transporta.»

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Los nervios nasales La extensa y compleja red de nervios que confluyen en las mucosas nasales, tanto aferentes como eferentes, sensitivos, motores y mixtos, da lugar a cuestionar si sus funciones se suscriben en gran parte a la específica tarea de la olfacción. Es necesario por ello hacer una breve descripción anatómica y funcional de los mismos. El nervio trigémino es el principal nervio sensitivo de la cabeza, cuyas ramificaciones llegan a la cara, dientes, boca, fosas nasales, senos paranasales, gran parte del cuero cabelludo, las meninges en contacto con el cráneo, y el nervio motor de la masticación. El nervio trigémino se divide en tres ramificaciones: El nervio oftálmico que conduce la información sensitiva del cuero cabelludo y frente, párpado superior, la córnea, la nariz, la mucosa nasal, los senos frontales y algunos ramos sensitivos para la duramadre. El nervio maxilar que lleva la información sobre el párpado inferior y la mejilla, la nariz, el labio superior, los dientes superiores, la mucosa nasal, el paladar y el techo de la faringe, los senos maxilar etmoidal y esfenoidal. El nervio mandibular que lleva información del labio inferior, dientes inferiores, barbilla, de dolor y temperatura de la boca. «El nervio oftálmico se origina en la región anterior y media del ganglio del nervio trigémino y llega a la órbita por la pared externa del seno frontal, para finalmente dividirse en tres ramas, que penetran en la órbita por la hendidura esfenoidal. Del nervio oftálmico parten tres ramas, una de las cuales es el nervio nasal o nasociliar que conduce los impulsos sensoriales del ojo, la mucosa y la piel nasal. El nervio nasal atraviesa la fisura orbitaria superior y se bifurca en varias ramas: Nervio etmoidal posterior, nervios ciliares largos, nervio infratroclear, la rama larga del ganglio ciliar y el nervio etmoidal anterior. Al llegar al agujero etmoidal anterior se bifurca dando origen a sus dos terminales:

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Nervio nasal externo. Es la rama que continúa el trayecto del nervio nasal y sigue, con la arteria oftálmica, el borde inferior del oblicuo mayor, el nervio se divide en filetes ascendentes para la piel del espacio interciliar y filetes descendentes para las vías lagrimales y a la raíz de la piel de la nariz. Nervio nasal interno. Es la rama que acompaña a la arteria etmoidal anterior, y recorre con ella primero el conducto etmoidal anterior, y después el surco etmoidal que le conduce al agujero etmoidal. Por este orificio el nervio penetra en las fosas nasales, donde se divide en dos ramitos, uno interno y otro externo. El ramo interno se ramifica por la parte anterior del tabique. El ramo externo, o nervio naso-lobular, desciende por un canal de la cara posterior del hueso propio de la nariz, contornea el borde inferior de este hueso y termina en la piel del lóbulo de la nariz.»

Las imágenes muestran las complejas ramificaciones del nervio trigémino saliendo del cráneo hasta inervar en las distintas cavidades del rostro y los órganos de la cara, varias de las cuales componen a su vez ramificaciones del nervio nasal, relacionado con la actividad olfativa.

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Los nervios olfatorios «Los nervios olfatorios u olfativos se originan en las células bipolares localizadas en el epitelio olfatorio que recubre la mayor parte del cornete superior y la pared opuesta al tabique en las fosas nasales, la mancha amarilla. El nervio olfatorio procede de las células nerviosas situadas fuera del neuroeje. Estas células están situadas en la mucosa olfatoria que cubre la porción superior de las paredes externa e interna de las fosas nasales, desde la lámina cribosa del etmoides hasta un plano horizontal tangente al borde inferior del cornete superior. Estas células representan un ganglio extendido, similar a un ganglio espinal. Son células bipolares, cuya prolongación periférica está comprendida entre células de sostén y termina en la superficie de la mucosa olfativa por algunos cilios cortos y finos. Cada célula proyecta una dendrita que sobresale en la mucosa y posee un cilindro-eje que atraviesa el etmoides por la parte llamada lámina cribosa llegando hasta el bulbo olfatorio, desde donde se dirigen al cerebro por medio de los tractos nerviosos. Cuando el impulso llega al cerebro se produce la sensación olfativa y el centro nervioso elabora una respuesta adecuada a la situación creada por el estímulo químico.» El nervio olfatorio es un nervio únicamente sensitivo, conduciendo impulsos olfatorios de la nariz al sistema nervioso central, siendo clasificado como fibras aferentes viscerales especializadas. Llegan hasta los glomérulos del bulbo olfatorio y la cintilla olfatoria, que sale de éste. Se divide en dos ramas, una medial que se dirige al área subcallosa y paraolfatoria y una rama lateral que llega hasta el ‘uncus’, forma de gancho en la circunvolución del hipocampo. Cabe señalar que dicha vía, la de la olfacción, es la única que no pasa por el tálamo.

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Los bulbos olfatorios «Los filetes del nervio olfatorio caminan por debajo de la mucosa olfatoria, aplicados a la pared ósea, en la cual produce unos surcos delgados convergiendo en la lámina cribosa. En el trayecto submucoso los filetes nerviosos se reúnen en ramos cada vez más importantes y atraviesan los orificios de la lámina, alcanzando la cara inferior del bulbo olfatorio.»

«Los bulbos olfatorios son pequeñas masas nerviosas alargadas en sentido anteroposterior y aplanadas en sentido cráneo-caudal, que descansan sobre la lámina cribosa del etmoides. Cada bulbo olfatorio se compone de tres capas concéntricas: superficial, media y profunda. La capa superficial está formada por fibras nerviosas, que son precisamente las fibras de los nervios olfatorios. La capa media tiene pequeñas masas esféricas en su zona externa, denominadas glomérulos olfatorios. En su zona interna hay células triangulares de base inferior llamadas mitrales. La capa profunda está formada igualmente por fibras nerviosas.» Los bulbos o lóbulos olfatorios, están confinados en el interior del cráneo, es la región del cerebro en la cual se reciben las aferencias sensoriales de las terminaciones nerviosas de los receptores estimulados por el olor que desprenden las sustancias.

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La lámina cribosa del etmoides En los humanos, los dos bulbos olfatorios se sitúan asentados encima de la placa cribosa del hueso etmoides, en el suelo del cráneo, que está perforado y por cuyas fenestraciones pasan las fibras de los nervios olfatorios, los axones, procedentes de las neuronas del epitelio olfatorio que conforma la pituitaria amarilla, en contacto permanente con el aire que fluye hacia la parte superior de la cavidad nasal.

Suelo del cráneo. Lámina cribosa del etmoides

«La lámina cribosa del etmoides está dividida por la apófisis ‘crista galli’ en dos superficies laterales sobre las que se emplazan los bulbos olfatorios. Es perforada por numerosos orificios -aproximadamente 20 a cada lado- a través de los cuales pasan las fibras del nervio olfatorio, desde el nivel superior de la nariz a los bulbos olfatorios. Contribuye a formar el suelo de la fosa anterior del cráneo, junto con las porciones orbitarias del frontal, el cuerpo esfenoidal y sus alas menores.»

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Los nervios olfatorios y las meninges «Los nervios olfatorios, que son los homólogos de las raíces posteriores de los nervios raquídeos, atraviesan el hueso del suelo del cráneo por los agujeros de la lámina cribosa, de abajo hacia arriba, en haces amielínicos rodeados por extensiones digitiformes de duramadre y aracnoides, formando éstas una especie de neurilema, llegando hasta el interior del cráneo, donde penetran inmediatamente en el espesor de los bulbos olfatorios.» «Las meninges son tres membranas concéntricas de tejido conectivo que recubren el cerebro y todo el sistema nervioso central, y se denominan duramadre, aracnoides y piamadre. La duramadre es la capa más externa y más resistente que las otras dos; envaina cada nervio craneal que pasa por un agujero o foramen óseo y se funde con cada epineurio nervioso craneal. También envaina por completo los nervios óptico y olfativo, fusionándose con la esclerótica ocular y proporcionando una ruta para que el líquido cefalorraquídeo drene en las fosas nasales. La duramadre surge de dentro hacia fuera por debajo del seno petroso superior del hueso temporal, para formar el ganglio trigémino -nervio sensitivo de la cara-.» «La relación de los nervios olfativos con las meninges son diferentes de las que presentan el resto de nervios craneales. La duramadre se divide a nivel de los agujeros de la lámina cribosa en dos hojillas: una se confunde con el periostio, una membrana fibrosa que cubre los huesos; la otra desciende a las fosas nasales alrededor de los ramos nerviosos y les forma una vaina separada de la envoltura de la piamadre. La piamadre forma alrededor de cada filete olfatorio una envoltura o vaina conjuntiva que constituye la neurilema. La aracnoides se fija en el contorno de los orificios de la lámina cribosa, y el tejido subaracnoideo se prolonga por debajo de dicha lámina, alrededor de los ramos nerviosos hasta su origen.»

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«Hay tres apéndices de la duramadre cuyas fibras presentan intrincadas direcciones y que se denomina la hoz del cerebro, la tienda del cerebelo y la hoz del cerebelo. La hoz del cerebro se inserta anteriormente en la apófisis crista-Galli del etmoides, en el hueso frontal, en ambos parietales y en la escama occipital. En su inserción ósea encierra al seno longitudinal superior. En su borde libre se encuentra el seno longitudinal inferior. La hoz del cerebro separa los dos hemisferios cerebrales. La tienda de la apófisis cubre la silla turca del esfenoides y es penetrada por el tallo de la pituitaria. Estas tres membranas durales se encuentran permanentemente en tensión reciproca, lo que indica que el aumento de la tensión de una lleva a la relajación de la otra y viceversa.» «El fluido donde se alberga todo el sistema nervioso central y la médula espinal, es el líquido cefalorraquídeo, una sustancia específicamente cualificada para cuidar y mantener el órgano más importante y sensible del cuerpo humano. Es un líquido transparente, que amortigua los golpes, lubrica y nutre los haces de mielina que recubren el sistema nervioso central. El líquido cefalorraquídeo circula por todo el sistema nervioso central, por todo el espacio subaracnoideo, el cerebro y la médula espinal, de modo ordenado y por un canal de una sola dirección, y siendo eventualmente reabsorbido por las vellosidades aracnoideas del seno sagital y devuelto al sistema venoso. La función del líquido cefalorraquídeo es la de proteger, alimentar, lubricar, ayudar en la función eléctrica al sistema nervioso central, entre otras. Tanto el cerebro como la médula espinal son los órganos más protegidos del cuerpo, por estar recubiertos por las tres membranas meníngeas, y contenidos dentro del armazón del cráneo, de la columna vertebral, y fortificado por gran cantidad de músculos y ligamentos.»

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Respiración y energía bioeléctrica En las cavidades de las fosas nasales se ejecutan dos acciones cruciales, asociadas, simultáneas y sin embargo con finalidades diferentes. El aire respirado penetra por los orificios nasales hacia el interior de la cavidad común, donde se divide en dos corrientes: una porción, la más abundante, sigue la vía respiratoria, hacia las coanas, por los canales descendentes, el nivel inferior ocupado por las formaciones de huesos turbinados de los cornetes medios e inferiores, donde el aire se calienta y humedece para llegar hasta los pulmones. La segunda, la corriente aérea ascendente de menor volumen, sigue la vía olfativa, que penetra en los canales de los cornetes superiores que llegan hasta el nivel superior u olfatorio, y es conducida hasta la mancha olfatoria, la pituitaria amarilla. Estos canales son unos conductos estrechos situados en la convexidad del dorso de la pirámide nasal. La disposición anatómica de esos relieves óseos de cornetes y mucosas, propician la separación de las dos corrientes aéreas. Los dos canales o vías, la respiratoria y la olfatoria, aunque están comunicados en toda su extensión, se diferencian por su morfología, por la composición de sus mucosas, su vascularización y por la inervación de sus diferentes terminaciones nerviosas, que se corresponden con sus funciones propias. Hasta aquí habríamos hecho una descripción breve y escueta de la función de la nariz o de los órganos nasales sobre la actividad respiratoria y olfativa en el cuerpo de los seres humanos. Sin embargo, todo esto aparenta ser muy sencillo, demasiado simple, si valoramos en todo su conjunto las estructuras que intervienen o que pueden tener relación con la función olfativa. Es conveniente por ello, hacer una breve recapitulación de la anatomía de los órganos que hemos descrito en el apartado anterior, para poner de relieve la complejidad de todas esas estructuras: cornetes con doble función; dos mucosas de composición

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diferenciada, dos ramificaciones nerviosas; una lámina ósea con múltiples orificios, varios senos paranasales, membranas, ventrículos, líquido cefalorraquídeo. Estamos ante un sistema que funciona a base de electricidad, el cerebro y los nervios, que descrito con una terminología industrial, lo definiríamos como “un sistema con doble circuito nervioso aislado y protegido por unas membranas y un líquido, por el que fluyen los impulsos nerviosos, que está conectado mediante un dispositivo ‘multifásico’ a un generador que asegura su recarga permanente”. Sería un sistema que recuerda a ‘la batería eléctrica de un coche, que contiene líquidos o productos químicos en varias celdas, que al ponerse en contacto se genera una corriente eléctrica que fluye a través de un doble circuito de cables aislados por envolturas plásticas, a su vez conectada a un generador de corriente continua para su recarga permanente...’ Permítase esta licencia. Aunque, por otra parte, términos como batería o circuito eléctrico, en analogía con el cuerpo humano, son utilizados con relativa frecuencia al tratar de reproducir ciertas acciones relacionadas con su funcionamiento, como por ejemplo, en un libro que ya hemos citado, un tratado sobre la digitopuntura, en el que se describen los principios en los que se fundamenta: «Nuestro cuerpo consta de cinco elementos básicos: agua, madera/tierra, fuego, aire y espacio, controlado por la electricidad de la Batería Vital, conocida como chi positivo- y chen -negativo-. Estos cinco elementos están controlados por la Electricidad del cuerpo humano, conocida en occidente como Bio-Electricidad. La corriente de electricidad viene de esa insustituible Batería Vital. Esta Batería se nos ha instalado en el momento de la concepción. La brillante luz blanca generada por esta batería puede observarse en el centro de la frente, con los ojos cerrados, gracias a métodos yóguicos. Saliendo de esta batería, la corriente eléctrica pasa por el cuerpo a través de las líneas que están divididas en cinco zonas en

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cada uno de los lados derecho e izquierdo. Estas líneas, conocidas como meridianos, comienzan en la punta de cada dedo de la mano derecha, recorren todo el cuerpo y acaban en los extremos de los dedos del pie derecho, y así también en el lado izquierdo. Ahora, mientras esta corriente pase fluidamente por el cuerpo, el cuerpo permanecerá sano y en forma. Si por cualquier razón esta corriente no llega a alguna parte del cuerpo, se produce un funcionamiento defectuoso en esa parte, acompañado por dolor en algunos casos.» Dejando al margen la función respiratoria y centrar exclusivamente en la función olfativa, aflora una extraña sensación como que la estructura del sistema olfatorio es demasiado compleja como para sustentar únicamente la actividad olfatoria, al menos la que se da en los seres humanos. Un sentido, el del olfato, para una función, la olfativa, que por otra parte es infrautilizada en los seres humanos, ya que la capacidad olfativa del cerebro en la percepción y distinción de determinadas gamas de olores es demasiado lenta y para distancias muy cortas, excepto ante olores eminentemente fuertes o desagradables, o para espacios cerrados. Los especialistas en la detección y distinción de olores, han de ‘educar’ o adiestrar este sentido para poder percibir, distinguir e identificar los múltiples matices aromáticos de las sustancias. Por regla general, las células olfativas se saturan rápidamente con los aromas, dejando de ‘transmitir’ esas percepciones al cerebro. Todas estas sensaciones llevan a establecer alguna duda razonable, que invitan a reflexionar sobre algunos aspectos: ¿Realmente la compleja estructura del sistema olfatorio está diseñada para una única función que se reduce a la percepción de olores, o cumple alguna otra función? Dudas como ésta se pueden sustentar en base a numerosos indicios, aunque vamos a seleccionar un razonamiento expresado en un artículo de una revista especializada, ‘Scientific American’ publicado en el año 1979, sobre la anatomía del cerebro.

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« ... Consideremos ahora la amígdala. Aunque su arquitectura celular es muy distinta de la del hipocampo, también dirige una gran proporción de sus fibras hacia el hipotálamo. Por su parte, la amígdala es la receptora de fibras procedentes de una zona del neocórtex sináptico alejada de cualquier campo sensitivo primario. Recibe también fibras originadas en la corteza olfativa. En efecto, se trata del área entorrinal. Además, una parte de la amígdala recibe fibras del bulbo olfatorio. En la olfacción, por tanto, la transmisión de estímulos sensoriales al sistema límbico es directa. ¿A qué se debe este hecho? ¿Por qué la olfacción se comporta de manera distinta de los demás sentidos? Una posible respuesta radica en el hecho probable de que el olfato fuera el primer sentido que apareció en la evolución con capacidad para detectar cambios del medio a distancia. Constituyó tal vez el primer sistema mediante el cual los animales que se desplazaban libremente pudieron detectar la presencia de alimentos o identificar miembros de la propia especie o de otras. Quizás el sistema olfativo, habiéndose desarrollado en primer lugar, estableció conexiones directas. Otra respuesta posible, que no contradice a la primera, se basa en el hecho de que el reconocimiento visual de un objeto, por ejemplo, supone una elaboración compleja: a partir de los datos sensoriales debe formarse una representación provista de una serie de circunstancias, tales como el ángulo de la visión, la distancia o la iluminación... La olfacción por el contrario, funciona simplemente como un discriminador de gradientes de intensidad. En definitiva, la olfacción al dirigir la conducta con la finalidad primordial de lograr la supervivencia, carece de la complejidad de computación inherente a la visión y otros órganos sensoriales.» La función de los senos paranasales también plantea dudas razonables, aunque parece que determinan una probable influencia en las variaciones de presión que se generan como una función de los ciclos respiratorios. En la inspiración, o la entrada de aire a las fosas nasales, la

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corriente principal sigue la vía del meato medio y la corriente olfatoria ascendente, sube al canal olfatorio. En la espiración, casi toda la corriente del aire que sale de los pulmones pasa por el nivel inferior, frente al cornete inferior y por debajo de él, y parte pasa por la bóveda de las fosas nasales. «Los orificios de los senos paranasales desembocan en los meatos. Las variaciones en la presión del aire a nivel de las fosas nasales, se transmiten inmediatamente a los senos. Los intercambios gaseosos entre las fosas nasales y las cavidades sinusales se realizan por diversos mecanismos: Los cambios en la presión respiratoria generan un ciclo de intercambio gaseoso que se realza en cuatro tiempos: El primer tiempo es la presión negativa creada por la inspiración del aire en la cavidad nasal provocando una salida de aire sinusal que se mezcla con el aire inspirado. El segundo se produce al finalizar la inspiración; el débito gaseoso en la cavidad nasal se anula; la presión se hace igual a la presión atmosférica y la depresión relativa que se produce durante un momento en el seno genera una entrada de aire en la cavidad sinusal. El tercero tiene lugar al comienzo de la espiración; la presión intranasal aumenta bruscamente lo que conlleva la entrada de aire en los senos. El cuarto tiempo se produce al finalizar la espiración; la presión en la parte interna de la nariz alcanza el nivel basal; la baja presión que hay en ese momento en los senos origina una salida de aire hacia la cavidad nasal. Por tanto, el aire sale de los senos al comienzo de la inspiración y al fin de la espiración. El aire entra en los senos en la parte final de la inspiración, cuando la cavidad nasal contiene aire inspiratorio, y al comienzo de la espiración, cuando el aire de la cavidad nasal es todavía aire inspiratorio o aire del espacio muerto respiratorio. Es decir, que el aire que penetra en los senos es fundamentalmente inspiratorio.» Las variaciones de presión interna en las cavidades y senos nasales es uno de los factores que intervienen en el ciclo de la actividad respiratoria y que conviene señalar.

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Dichas variaciones son evidentes y fáciles de comprobar: basta con realizar una rápida y fuerte inspiración de aire para detectar que las ‘aletas’ de la nariz se contraen, reduciendo los canales de entrada, lo que indica un signo evidente de que la presión en el interior de las cavidades disminuye a causa del vacío creado al pasar la corriente de aire inspirado que fluye hacia los pulmones; al cesar la inspiración la presión interna se iguala a la externa. Debemos señalar el resto de factores y elementos que están presentes en la actividad respiratoria-olfativa: la humedad y el calor de las mucosas, el frío del aire exterior, las sales minerales o elementos que componen las mucosas, más nitrógeno, oxígeno y vapor de agua, los componentes del aire que penetra con cada inspiración, generando las corrientes y cambios de presiones en las cavidades internas. ¡Son elementos y factores que están presentes en los fenómenos de la atmósfera en los que se desprenden cargas eléctricas! Las dudas razonables y las circunstancias señaladas ponen de relieve la existencia de misterios que todavía hoy encierran algunas de las estructuras cerebrales; en el sentido del olfato, tal como estamos señalando, las que se suponen que están relacionadas con la exclusiva función olfatoria, en el conjunto de todo un complejo sistema de estructuras interrelacionadas entre sí, que realizan varias funciones perfectamente diferenciadas. Y dentro de ese sistema, existe otra posible función, una terciaria, que es la que realmente nos interesa señalar en este trabajo, del que no olvidemos, su principal objetivo era la observación de fenómenos donde se detecta la presencia de actividad eléctrica que señalen probables fuentes para la obtención de energía eléctrica: Recopilar datos, analizar, detallar, observar y sacar conclusiones. La función de la respiración está definida limitándola al aporte de oxígeno a los pulmones y a la olfacción, pero no desde un punto de vista de generación de energía de naturaleza bioeléctrica.

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La detección de los olores se percibe principalmente a la entrada de la nariz, en la zona cartilaginosa, antesala de las fosas nasales propiamente definidas, siendo que las terminaciones de los nervios trigémino y nasal llegan hasta allí. A pesar de esa evidencia, la función olfativa se atribuye básicamente a la mucosa pituitaria amarilla, situada en la zona superior de las cavidades nasales, por las densas terminaciones nerviosas que inervan en ella y por la conexión directa con los bulbos olfatorios y con el cerebro, lo que hace pensar con toda lógica, que su función principal es la olfatoria; sin embargo, allí, en esa zona, es donde se puede desarrollar otra función muy diferente, importantísima, una función complementaria. La entrada de aire por los orificios de la nariz a las fosas nasales ocasiona una modificación instantánea de la estructura molecular del aire-vapor de agua. Cuando ese aire alcanza los pulmones ya se ha disociado en iones positivos y negativos, se ha producido una ionización, lo que permite el intercambio de oxígeno que se produce en los pulmones para su aporte a la sangre que fluye hasta los tejidos y células. La cuestión y la interrogante es: ¿Dónde y cómo se produce esa disociación de los iones? La respuesta: En las fosas nasales, pero... ¿cómo? La actividad respiratoria contiene necesariamente una tercera función primordial, que permanece oculta, o al menos poco conocida, o de esa forma considerada, que sería la de proporcionar al cuerpo humano la energía de naturaleza bioeléctrica necesaria para todas las funciones vitales, el funcionamiento del cerebro y la fuerza motriz precisa para el movimiento de los músculos y miembros. Esa tercera función se desarrollaría, como un sistema complementario, en los órganos olfativos. Del cerebro humano salen dos bulbos conectados o ‘enchufados’ mediante fibras nerviosas que traspasan la lámina cribosa, hueso del cráneo con múltiples orificios semejante a un ‘enchufe multifásico’-, hasta las mucosas receptoras de las cargas eléctricas que se desprenden a

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causa de la ionización del aire y de los elementos salinos que contienen, como consecuencia del intercambio del calor y la humedad de dichas mucosas al contacto con el aire más frío que procede del exterior.

Los orificios de la nariz, las cavidades nasales, los cornetes, las mucosas, los senos, los bulbos olfatorios, constituyen todo un sistema idóneo para proporcionar al cerebro un aporte permanente de energía ‘bioeléctrica’, imprescindible para su funcionamiento. Al mirar de frente al rostro de nuestros semejantes, casi siempre fijamos nuestra primera mirada en la zona central situada entre los dos ojos, justo en la cúspide de la nariz... ¿por qué será?

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Hagamos una simulación de la actividad respiratoria desde la óptica de las probables consecuencias físicas que se desencadenan en dicho sistema. El aire inspirado pasa a través de los cornetes nasales donde se crean unas turbulencias debidas a la aceleración causada por la corriente creada. El aire que penetra, de temperatura más fría, se calienta por el efecto de las turbulencias, al colisionar con las mucosas nasales, húmedas y de mayor temperatura, y a la vez las mucosas superiores absorben el frío que se desprende del aire. Existe en toda esa zona un intercambio frío-calor. La corriente de aire calentado desciende hasta los pulmones, mientras que en la zona superior de la cavidad nasal desciende la temperatura y la presión. En las condiciones que se han descrito concurren todos los factores idóneos para que se produzca una ionización de los elementos que intervienen. La sequedad y el frío del aire, la humedad y el calor de las mucosas, cubiertas de un líquido salino renovado constantemente. Con esas condiciones se ha de generar una corriente de cargas eléctricas, los iones desprendidos, que van desde la mucosa pituitaria, pasando a través de los orificios de lámina cribosa del etmoides hasta los bulbos olfatorios, cuya función sería, además de la olfatoria, proporcionar un canal de corriente bioeléctrica para ‘suministrar’ al cerebro energía, constante, permanente, imprescindible para su funcionamiento. Esta descripción puede parecer demasiado trivial o simple, si es considerada desde la óptica científica, pero existen numerosos indicios de que ‘algo así’ ocurre en las estructuras nasales... «En concreto, Álvarez López descubrió que, mientras respiramos, en el interior de la nariz se producen lo que llamamos ‘mocos’, que químicamente son una “base”. El paso del oxígeno durante la respiración hace que la parte superior de ese moco cambie su esencia para transformarse en un ‘ácido’. Lo curioso es que el moco mantenga a la vez la característica de base en su parte

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interior y más líquida, y las propiedades del ácido en su parte exterior y más sólida. En el laboratorio se ha comprobado que el enfrentamiento entre la base y el ácido produce una diferencia de potencial similar a una electrólisis, de unas décimas de voltio, pero suficiente para que esta energía se incorpore a los mecanismos corporales. Los pelillos que tiene la mucosa nasal son los vehículos por donde transita esta energía.» Es conveniente pues analizar todos los componentes que concurren en esta actividad respiratoria-olfativa, ya que pueden darnos pistas para comprender con mayor detalle la influencia de los factores y los elementos que concurren en ella, y que nuevamente hemos señalado. Así, el cerebro está en permanente actividad de estímulos eléctricos, lo que posiblemente origina pequeños campos magnéticos que no hay que descartar. También conviene tener presente que los seres vivos nos movemos en el entorno de un gran campo gravitatorio, y un medio aéreo o atmosférico, en el que se genera electricidad natural con facilidad, y en permanente movimiento. «La electricidad debe emplearse conforme se genera, ya que no puede ser almacenada en otra cosa que no sean dispositivos de menor escala. La electricidad se transmite por medio de un circuito cerrado entre dos polos, para ser utilizada en cualquier propósito práctico, pero no puede ser almacenada como energía eléctrica.» La electricidad no puede ser guardar o conservar. Las cargas eléctricas, en todo caso, se pueden almacenar. La energía se puede conservar almacenada, como en las baterías o pilas. Pero las baterías y las pilas se descargan con la utilización y precisan ser recargadas. Se pueden almacenar temporalmente aprovechando las propiedades de algunos elementos, como determinados gases que absorben y conservan el calor o el frío, o los productos químicos que apropiadamente utilizados, posteriormente pueden proporcionar la necesaria corriente eléctrica. De todos esos elementos dispone ampliamente el cuerpo humano. Pero se desconoce donde están esas ‘baterías’ o

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‘pilas de bioelectricidad’, cómo es su funcionamiento. Por lo cual, también precisa disponer de algún ‘generador’, algún sistema que permita renovar permanentemente ese flujo de iones para recargar las ‘baterías’, o para reponer la bioelectricidad. Los movimientos de la respiración son una función que se mantiene constante durante toda la vida en un ser vivo terrestre o aéreo por el movimiento de sus pulmones, que actúan como fuelles que absorben y expulsan el aire y proporcionan el oxígeno que llega hasta las células vivas como el elemento indispensable para su renovación, y proporcionan la energía bioeléctrica necesaria para el funcionamiento del cerebro y el movimiento de su cuerpo. El cuerpo humano puede ser considerado como un sistema autónomo que funciona con una ‘batería’ que se recarga, o una ‘dinamo’ que genera de forma constante. Probablemente los músculos del cuerpo, cuyas células se componen en su mayor parte de agua y sales minerales, supongan una inmensa reserva de elementos salinos que se ‘ionizan’ al recibir la más mínima descarga nerviosa, y funcionan contrayéndose y expandiéndose al ritmo marcado por una perfecta sincronización de los impulsos nerviosos que fluyen del cerebro. No entra en nuestros objetivos definir cómo es el funcionamiento de ese sistema, sino tan sólo señalar que funciona con ‘bioelectricidad’ y que con las condiciones que se dan en el entorno se generan o desprenden cargas de esa bioelectricidad. Tampoco resulta fácil precisar si dicho sistema se puede autorregular a voluntad, para potenciarlo y sacar un mayor rendimiento del mismo, o ser utilizado con fines curativos... como señalan algunas disciplinas. Aunque de esto sí que existen experiencias de culturas milenarias que pueden servir de ayuda para un mejor control de la respiración.

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Respiración y prana «Y Dios, nuestro señor, creó al hombre del barro e inspiró en su nariz un aliento de vida; y el hombre se convirtió en un alma viva.» Génesis 2:7 La elección de la forma piramidal en la construcción de los grandes monumentos en piedra de las antiguas culturas, seguramente estaba basaba en consideraciones simbólicas, sagradas o sobrenaturales, además de otras razones de carácter geodésico o arquitectónico. Sin duda resulta demasiado atrevido considerar que los sacerdotes egipcios eligieron la forma piramidal para levantar sus pirámides, como una representación simbólica de la nariz humana, porque esa simbología fuera motivada por sus conocimientos de las funciones cerebrales, la actividad eléctrica del cerebro, u otras, como la función respiratoria o la generación de bioelectricidad. Muchas culturas de la antigüedad consideraron y siguen considerando la función respiratoria como algo extraordinario, fundamental para el desarrollo vital del cuerpo humano. Especialmente las que le otorgaron un carácter espiritual, místico y energético. «La mente hindú a través de sus sabios describe el organismo humano como un microcosmos que es un reflejo fiel de la totalidad o macrocosmos. En él existen ciertos centros de energía -chakras- y una serie de canales -nadis- por los que transcurre.» Veamos como consideran la función de la respiración anatomistas y científicos en la actualidad: «La respiración es una función común a todos los seres vivos, y que en esencia consiste en la captación de oxígeno y eliminación de anhídrido carbónico y agua. En los seres del reino animal, el fenómeno de la respiración consiste, en esencia, en los intercambios gaseosos que se producen entre el medio interno del organismo y el ambiente

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exterior, agua o aire, mediante el desarrollo de unas estructuras anatómicas muy especializadas, pulmones o branquias, que reciben el nombre de aparato respiratorio. El intercambio de gases se centra principalmente en la captación de oxígeno, existente en el aire o disuelto en el agua, y en la eliminación del anhídrido carbónico. La finalidad primordial de la función respiratoria en los animales es la de aportar la cantidad de oxígeno suficiente para la realización de las funciones de oxidación intracelular. Con ello se consigue la energía suficiente para mantener las funciones vitales. Debe además eliminarse el anhídrido carbónico que se produce como resto del metabolismo celular. Dado que los tejidos y las células de los seres de organización compleja no se hallan en contacto directo con el aire, este intercambio de gases no puede realizarse directamente, sino que es preciso que se haya desarrollado un sistema de aporte y eliminación, que viene representado por la sangre y el aparato vascular. Existe, pues, un intercambio de gases a dos niveles: el de la célula con la sangre y el de ésta con el medio exterior: aire o agua.» Cualquier ser vivo del reino animal necesita energía para poder moverse y mantener sus funciones vitales. Los humanos lo conseguimos con la ayuda del oxígeno, un gas abundante en la atmósfera que entra en el cuerpo a través de los pulmones y tiene una propiedad química que nos es muy útil: resulta ser un potente oxidante. El oxígeno que respiramos lo utilizamos para ‘romper’ la glucosa y otros azúcares de la dieta para formar el dióxido de carbono, agua y energía. En esto consiste la oxidación. Esta es la función natural de la respiración y quizás la principal objetivo de los estudios desarrollados por parte de la ciencia. Pero como hemos visto, esa función también resulta primordial por otras circunstancias, puesto que con ella se completa un ciclo vital de los seres vivos superiores, especialmente para los seres humanos. Así, cada vez que respiramos, aspiramos y espiramos, el

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aire que entra y sale por la nariz y llega hasta nuestros pulmones, el organismo se está recargando con energía de naturaleza ‘bioeléctrica’, necesaria, permanentemente renovada, que será utilizada en el cerebro para ejecutar todas las funciones que precisa realizar nuestro cuerpo, la percepción, la sensibilidad, el pensamiento, el control de los órganos y la acción motora de los músculos. Desde la más remota antigüedad existieron culturas, cuyos sacerdotes, maestros o iniciados, consideraron la respiración como la forma o el camino para aumentar en el cuerpo una energía de carácter ‘espiritual’ o ‘cósmico’; era la forma con la que se lograban alcanzar diversos grados en el desarrollo específicamente espiritual del cuerpo y de la mente, pero considerados siempre desde un punto de vista místico o religioso, nunca desde la óptica de que fuera la consecuencia de un fenómeno puramente físico de la naturaleza. En los tiempos actuales, esas enseñanzas místicas antiquísimas se siguen impartiendo en esas culturas que siguen utilizando los ritos tradicionales, y esa función primaria de nuestro organismo sigue siendo considerada como un método de perfección del espíritu y de la mente. En un librito titulado Respirando, Expande tu Poder y Energía, su autor, Michael Sky, va mostrando en la secuencia de los capítulos la enorme importancia que tiene el proceso de la respiración en el devenir cotidiano para el cuerpo humano. Enseña las influencias que tiene en la meditación, la relajación, la paz interior, la salud y la vitalidad, o habilidades para respirar correctamente, y técnicas diferentes, como la respiración intencional, que puede ser de ayuda contra el estrés, a reducir el dolor o los temores. De ese librito tomaremos algunas referencias de gran interés, especialmente aquellas en las que se relacionan los procesos respiratorios con la ‘energía’ del cuerpo. «Los seres humanos comparten con el resto de las criaturas vivas este atributo vital: sus formas físicas están impregnadas de una sutil esencia vibrante, llamada

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energía. Esta energía fluye en corrientes regulares dentro del cuerpo físico, y extiende sus radiantes campos por todo el cuerpo y por todo el entorno que le rodea. Su calidad y efectos son semejantes a los de la electricidad, el magnetismo, la gravedad o la fuerza nuclear, pero no idénticos.» «Nuestra respiración es el mecanismo vivo que pone en movimiento este sutil sistema circulatorio. Los seres humanos convierten fundamentalmente la energía en forma física a través de la respiración.» «A lo largo del día nuestra respiración tiende a fluir con mayor fuerza por uno solo de los dos conductos de la nariz, aunque el predominio alterna de uno a otro cada cuatro horas. Este fenómeno refleja nuestras polaridades fundamentales en el cerebro, el cuerpo, la mente y la personalidad, mientras la respiración se mueve hacia atrás y hacia adelante ayudando a mantener el equilibrio. Podemos apoyar la función equilibradora de nuestra respiración con una alternancia consciente entre los orificios nasales.» «El propósito de la respiración consciente no es en primer lugar el movimiento del aire, sino el movimiento de la energía. Si realizamos un ciclo respiratorio relajado e integral durante unos minutos, experimentaremos la energía dinámica que se introduce como una corriente en nuestro organismo. Esta corriente energética no es otra cosa que la fusión del espíritu y la materia.» Las enseñanzas más comunes para el aprendizaje de técnicas específicas de meditación o relajación, aconsejan utilizar correctamente la respiración como el método más eficaz. «Cierra los ojos, escucha tu respiración, suave y lenta... Tras realizar varias inspiraciones y espiraciones, concéntrate en tu respiración normal y en cómo se siente todo tu cuerpo... Si estás tensa percibe la rigidez de tus músculos, levántalos y bájalos suavemente... Relaja tus músculos... Respirando en profundidad, sin que ningún pensamiento interfiera sobre los sonidos y sensaciones orgánicas, espera el tiempo necesario, cinco, diez, quince

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minutos, hasta percibir una calma total de tu cuerpo y mente.» Numerosos especialistas recomiendan las disciplinas del ‘Pranayama’ para realizar una respiración correcta, obtener una adecuada oxigenación y purificación de la sangre, mantener el necesario equilibrio del cuerpo y preservar la salud o curar las enfermedades. Es muy fácil acceder a páginas donde se exponen técnicas o métodos, de los que llama la atención que siempre hay referencias a los conceptos de ‘calor’ o ‘frio’, como desencadenantes de algunas enfermedades. Transcribo algunas referencias sobre esas técnicas. «Método primero: Pranayama Sol. Para incrementar el calor en el cuerpo cierre la ventana izquierda de la nariz, aspire por la ventana derecha y exhale por ella mientras cuenta de 1 a 4 lentamente. Como la ventana derecha está conectada al Sol, el inhalar y exhalar por ella creará calor en el cuerpo. Método segundo: Pranayama Luna. Para incrementar el frescor del cuerpo cierre la ventana derecha de la nariz, inspire y espire por la ventana izquierda mientras cuenta de 1 a 4, como antes. La ventana izquierda de la nariz está conectada con la Luna, por eso crea frescor en el cuerpo. Método tercero: Para equilibrar el frio y el calor aspire por la ventana derecha de la nariz y espire por la izquierda, y después aspire por la izquierda, y espire por la derecha.» Por regla general se recomiendan estos métodos de respiración para el equilibrio térmico y la purificación de la sangre, cuando probablemente también se genera con esos ejercicios una mayor ‘recarga de la bioelectricidad’ para el cerebro y el cuerpo. «Este entrar y salir de la fuerza magnética en tu cuerpo corresponde a tu aliento. Por eso, cuando tienes que hacer algo complicado, retienes tu respiración. Por ejemplo, si has de levantar una pesada piedra, no puedes alzarla cuando el aliento está siendo expulsado...

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¡No puedes hacerlo! Pero cuando el aliento está entrando, o cuando es retenido, puedes hacerlo. Tu respiración se corresponde con lo que está sucediendo en el cuerpo. El cuerpo vive en una esfera magnética, como el aire. A nuestro alrededor hay fuerzas magnéticas; las inspiras y las exhalas. Pero si te das cuenta de esta fuerza magnética que está entrando y saliendo, entonces ni serás poderoso ni impotente.» El término ‘pranayama’ designa una técnica del yoga que busca a través de los ejercicios respiratorios y el control de la respiración, la concentración del ‘prana’, la energía contenida en la respiración dentro del organismo. Veamos algunas referencias para comprender lo que en el entorno místico de algunas religiones se conoce como el ‘prana’ o ‘praná’. Precisamente, en el libro El Poder de las pirámides 2, sus autores Emilio Salas y Román Cano, relacionan esta técnica con la energía que fluye de las pirámides. «PRANA parafísica, deberá consistir en el estudio de cuáles son sus características y qué interacciones se producen entre los dos campos, físico y parafísico. Con todo esto no pretendemos decir nada nuevo o que no se haya dicho con otras palabras; lo que intentamos hacer es dar a un concepto, a una idea, presente en todas las antiguas filosofías y en algunas ciencias paralelas, una presentación y enfoque más acorde con los actuales conocimientos, y buscar si existe un sistema aceptable para nuestra ciencia actual para adentrarnos en su estudio. Antes de comentar los estudios que se realizan sobre la Energía Universal y a modo de introducción a los mismos, citaremos las palabras del swami Vivekananda sobre el nombre más antiguo de esta energía: ‘Prana’. Es Prana lo que se manifiesta como movimiento, lo que se manifiesta como gravitación, como magnetismo. Es Prana lo que se manifiesta en las acciones del cuerpo como corriente nerviosa, como fuerza del pensamiento. Del pensamiento hasta la fuerza física más tosca, todo es sólo manifestación de Prana...

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En la tradición hindú, Prana confecciona el universo y es el origen de todas las energías, del mismo modo que en la tradición taoísta Ch'i, el espíritu vital es el espíritu cósmico que vitaliza y penetra todas las cosas dotándolas de vida. Así, estas dos culturas orientales dan una definición de esta energía universal, que coincide con las características de la energía que se estudia en Occidente bajo diversos nombres, de los cuales quizás el más conocido sea el de "orgón". Creemos, sin embargo, que lo menos importante de todo es el nombre. La energía es única, aunque sus manifestaciones puedan ser distintas debido a la distinta naturaleza de sus moduladores, sean éstos seres vivos o formas geométricas.» El prana es energía, la energía vital en nosotros, la vida en nosotros. Esta vida se manifiesta a sí misma, por lo que al cuerpo físico concierne, como el aliento entrante y saliente. Son dos extremos opuestos. Los consideramos como uno solo. Decimos "respiración", pero la respiración tiene dos extremos: la inspiración y la espiración. Toda energía tiene dos extremos, toda energía existe entre dos polos opuestos. No puede existir de otra forma. Los polos opuestos con su tensión y su armonía, crean la energía; como los polos magnéticos. El respirar en sí, no es prana. "Prana" significa la energía vital que se manifiesta en sí misma entre esas polaridades de entrada y salida. La energía que hace que el aliento entre, es prana; no es el aliento en sí. La energía que hace que el aliento entre, que lo consolida, esa energía que hace que el aliento entre y salga, es prana. «Pensemos, por ejemplo, en el yogui captando la energía cósmica por medio del pranayama, la obtención de bioplasma por el ser humano: Las partículas del bioplasma se producen continuamente por la acción de procesos químicos en el interior de las células, pero también existe un proceso de absorción, a través de los pulmones, de las cargas del medio ambiente.»

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«El hombre taoísta sabe que su bioenergía depende de una adecuada sintonización con las fuerzas telúricas del medio ambiente; fuerzas a su vez subordinadas a las vibraciones celestes. Esta interacción produce una serie de movimientos y cambios continuos que están regidos por la ley de polaridad del Yin y del Yang. Esta polaridad la vemos reflejada en el cielo y en la tierra, de cuya unión surge la potencia cósmica, en forma de fuerzas similares a las corrientes del viento y del agua. El equivalente terrestre de estas fuerzas es asimismo dual, ya que las corrientes telúricas poseen también una polaridad. El taoísmo las clasifica en Kwei y Shin, o de una forma más descriptiva, en ‘tigre blanco del oeste’ (Yin) y ‘dragón azul del este’ (Yang). De estos conceptos emana la ciencia (del viento y del agua) o Feng Shui, que es el arte de disponer las moradas de vivos y difuntos de forma que armonicen con las corrientes locales del aliento cósmico. Esta integración energética del hombre en el medio se realiza como un primer paso para llegar a la unidad con el cosmos, fin último de la ciencia taoísta, cuyo propósito es el beneficio de la vida humana.» De modo que prana es energía, energía cósmica, y nuestro primer encuentro con ella es en el cuerpo físico. Se manifiesta primero como respiración, y luego como otras formas de respiración: influencias, magnetismo, pensamientos, vida, creación, ser. Respirando obtenemos para nuestro cuerpo lo que tratan de encontrar, lo que están buscando... ¡energía!

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VI

LA ENERGÍA DEL FUTURO

Tras el planteamiento y el desarrollo de los distintos fenómenos de la naturaleza en los que observamos cómo se manifiestan la energía y la electricidad, las fuerzas de la física natural, llega el momento de iniciar el desenlace de uno de los problemas planteados al principio del libro. Muchas son las teorías y las hipótesis que se podrían desarrollar a partir del análisis de los fenómenos que han sido observados, con el objetivo de proyectar hacia el futuro soluciones alternativas al rápido agotamiento de recursos energéticos del planeta; soluciones que buscan muchos investigadores y que todo el mundo espera. La energía eléctrica del futuro será la electricidad. Es una energía que está contenida en todos los elementos, que está por todas partes, por todo el planeta. Por tanto se debería considerar que está disponible y que se puede obtener o generar de múltiples formas, puesto que es una energía inagotable. La cuestión entonces se reduce a cómo, dónde o de qué formas se obtendrá. Muchas líneas de investigación que se conocen van dirigidas a buscar alternativas a materias de combustión. Se buscan nuevos combustibles, nuevos materiales, que produzcan combustión para producir vapor de agua que mueva generadores, o para mover motores que producen electricidad.

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En este apartado, vamos a incentivar la curiosidad hacia posibles vías diferentes, señalar líneas alternativas a la utilización de métodos mecánicos, los combustibles, hacia otras formas de obtener electricidad, la contenida en la materia, en su estado, la dinámica. Actualmente todo lo condiciona la propia economía de un sistema diseñado para el enriquecimiento rápido de unos pocos que manejan dinero a su conveniencia, en función de intereses de grandes grupos multinacionales a los que priorizan conceptos meramente dinerarios, como ‘aumentar ventas’ ‘reducción de gastos’ ‘reducir los costes salariales y sociales’, ‘reducir impuestos’, para ‘maximizar los beneficios’... para lo cual, disponen de múltiples mecanismos de financiación, creando grandes cantidades de dinero, que es público, para fines privados. Los ‘costes’ constituyen un factor que determina la producción y consumo de las distintas energías, y las decisiones que se toman a nivel político, para que eso sea así y no de otra forma. Los ‘costes’ son un concepto que condiciona las decisiones económicas de las empresas y los países, porque tiene una doble óptica. Semejante a las dos caras de una moneda, la cara y la cruz; la cara sonríe a quienes producen, comercializan, cargan impuestos y ‘costes’ a las energías, y la cruz amarga es para quienes tienen que pagarlas, los que han que soportar los ‘costes’. Los que buscan maximizar beneficios y recaudaciones, los que desean obtener más dinero por la producción, olvidan el ‘ahorro de costes’ que supone la contaminación y degradación del medio ambiente, que apenas preocupa a la hora de ser considerado como coste real, físico, es decir, los daños que se causan a la naturaleza, en lugar de valorar solo el coste monetario, medido en dinero. Y es que las energías son ‘costosas’ porque esa doble óptica confluye en un elemento que base del conflicto: el dinero. Es entonces cuando encontramos la paradoja de que, al igual que la energía en la Tierra, el dinero también es inagotable... dependiendo de una gestión eficiente.

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«Trabajar en ciencia básica resulta frustrante para los investigadores. Muchos avances revolucionarios son confinados al olvido a causa de intereses empresariales o gubernamentales, mucho más si se trata de proyectos de eficiencia energética. Pero en el sector de la energía hay muchos intereses, y un avance científico lo pueden frenar tranquilamente durante 10 años. “Si se apuesta por la energía solar fuertemente, las compañías petrolíferas pierden terreno", explica un científico. Sólo un dato: "Hay empresas petrolíferas que compran patentes de energía solar para evitar que salgan al mercado... “Ya lo dijo el presidente Obama: invertimos en energía porque el país que tiene el control energético tiene el control del planeta”, agrega.» La investigación para el desarrollo de la ciencia, en muchos países padece de la racanería propia de políticos miopes y empresarios codiciosos. Mientras, hay países en los que las investigaciones para fines militares gozan de recursos ilimitados. Es la perversidad de un sistema económico que ha derivado hacia un capitalismo-especulativo. Los grandes avances científicos son frenados por empresas que por el hecho de tener a su disposición grandes cantidades de dinero también quieren ejercer el poder, buscando sus ganancias sin importarles los daños que causan a otras muchas personas; mientras los políticos viven en su mundo particular, en las nubes, por encima de los mortales, entre sus luchas por el poder y la corrupción. Se descubrirán nuevos sistemas de obtener energías que serán más limpias, no contaminantes, respetuosas con el medio ambiente y baratas... ¿Baratas? Este último aspecto, el de los ‘costes monetarios’, es el que menos debiera influir en la concepción de producir energía, que sería lo normal si el dinero se gestionara con finalidades más eficientes. «Durante el siglo XXI, la humanidad se enfrentará al desafío de transformar, en profundidad, el modelo energético basado en el uso de combustibles fósiles que

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ha sustentado el modelo de crecimiento económico desde la revolución industrial. Será, sin duda, este reto junto con el de la gestión de los recursos hídricos, lo que más condicionará las posibilidades efectivas de avanzar hacia un modelo de desarrollo más justo, más duradero y más saludable, a escala planetaria.» La referencia transcrita corresponde al párrafo inicial del Prólogo de un libro titulado El reto energético, en el cual su autor, Valeriano Ruiz, desarrolla con gran rigor científico los sistemas y tecnologías energéticas actuales, los problemas medioambientales, los posibles conflictos, las necesidades de mejorar la eficiencia en el consumo, en definitiva, analiza las distintas ‘opciones de futuro de un sistema energético que resulta ya imprescindible en nuestras vidas’. «La energía es y será el reto a superar por la humanidad del mañana.» Es el mismo desafío que habíamos planteado como uno de los objetivos de este documento: ¿Cuál será la energía del futuro? Y la respuesta es la electricidad, que será la energía que se utilizará y se seguirá necesitando producir, por lo que el problema a resolver es... ¿Cómo se obtendrá electricidad en el futuro? El citado autor, en uno de los apartados referentes a la electricidad, nos dice: «Desde pequeños nos enseñan que la electricidad es una serie de fenómenos físicos relacionados con los electrones, partícula subatómica constituyente de los átomos y moléculas. Se puede hablar de electrostática y electrodinámica. En el primer caso, la electrostática define las unidades de electricidad como cargas eléctricas que se suponen están en reposo ligadas al material correspondiente. La electrodinámica se refiere al movimiento de esas cargas eléctricas definiéndose como una magnitud física, la corriente eléctrica, cuya unidad fundamental es el amperio, o cantidad de cargas eléctricas que circulan por un conductor por unidad de tiempo en segundos.» Veamos definiciones y datos sobre esos conceptos.

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Electrostática «La electrostática es la rama de la Física que estudia los efectos mutuos que se producen entre los cuerpos como consecuencia de sus cargas eléctricas, es decir, el estudio de las cargas eléctricas cuando están en reposo, siendo que las cargas puntuales son cuerpos cargados cuyas dimensiones son despreciables. La carga eléctrica de los cuerpos es la propiedad de la materia responsable de los fenómenos electrostáticos, cuyos efectos aparecen en forma de atracciones y repulsiones entre los cuerpos que la poseen.» La electricidad estática es un fenómeno causado por una acumulación de cargas eléctricas en un objeto y que puede ocasionar una descarga eléctrica si dicho objeto se pone en contacto con otro. La electricidad estática se genera por efecto del rozamiento de dos objetos o ciertos materiales cuando se frotan uno contra otro, como por ejemplo, la lana con el plástico o las suelas de los zapatos con una alfombra, en los que el proceso de frotamiento es la causa de que se retiren los electrones de la superficie de un material y se reubiquen en la superficie del otro, por tener condiciones más favorables. Los materiales se comportan de forma diferente en el momento de adquirir una carga eléctrica. Así, una varilla metálica sostenida con la mano y frotada con una piel no resulta cargada. Sin embargo, sí se cargará al frotarla usando para sostenerla un mango de vidrio o plástico y el metal no se toca con las manos. Esto se debe a que las cargas pueden moverse libremente entre un metal y el cuerpo humano, lo que las iría descargando conforme se produjeran, mientras que materiales como el vidrio y el plástico no permiten la circulación de cargas, y aíslan eléctricamente la varilla metálica del cuerpo humano. La particularidad de estos fenómenos causados por la electricidad estática es que pueden ser observados a simple vista.

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Es un fenómeno que había llamado la atención de los antiguos. Hace 2.500 años, el filósofo griego Thales de Mileto, se percató de que frotando un trozo de ámbar se adherían a éste pequeños cuerpos, aunque no supo explicar la razón por la cual ocurría ese fenómeno. «En el año 1660, el médico y físico inglés William Gilbert, estudiando el efecto que se producía al frotar el ámbar con un paño, descubrió que el fenómeno de atracción se debía a la interacción que se ejercía entre dos cargas eléctricas estáticas, o carentes de movimiento, de diferentes signos, una positiva y otra negativa. A este fenómeno físico Gilbert lo llamó electricidad, por analogía con ‘elektron’, nombre que en griego significa ámbar.» En realidad, lo que ocurre es que al frotar con un paño el ámbar, este último se electriza debido a que una parte de los electrones de los átomos que forman sus moléculas pasan a integrarse a los átomos del paño con el cual se frota. De esa forma los átomos del ámbar se convierten en iones positivos (o cationes), con defecto de electrones y los del paño en iones negativos (o aniones), con exceso de electrones. Para que los átomos del cuerpo frotado puedan restablecer su equilibrio atómico, deben captar de nuevo los electrones perdidos. Un efecto que provoca la atracción sobre otros cuerpos u objetos que le cedan esos electrones. En electrostática, al igual que en el magnetismo con los polos de un imán, las cargas de signo opuesto se atraen y las de igual signo se repelen. Históricamente, la electrostática fue la rama del electromagnetismo que primero se desarrolló. «Con la postulación de la ‘Ley de Coulomb’, descrita y utilizada en experimentos de laboratorio a partir del siglo XVII, y ya en la segunda mitad del siglo XIX, las ‘Leyes de Maxwell’ concluyeron definitivamente su estudio y explicación y permitieron demostrar cómo las leyes de la electrostática y las leyes que rigen los fenómenos magnéticos son estudiadas bajo el mismo marco teórico denominado electromagnetismo.»

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«En 1832 Michael Faraday (1791-1867) publicó los resultados de sus experimentos sobre la identidad de la electricidad; hasta entonces los físicos pensaban que la electricidad estática era algo diferente de la electricidad obtenida por otros métodos. Faraday logró demostrar que la electricidad inducida por un imán, la electricidad generada por una batería, y la electricidad estática, son todas iguales.» Una manifestación de la carga estática la tenemos en las nubes cuando se generan las tormentas eléctricas con rayos. «Benjamin Franklin realizó algunos experimentos con los rayos, y llegó a establecer que en realidad son fenómenos electrostáticos macroscópicos. En 1752 llevó a cabo en Filadelfia su famoso experimento con la cometa. Ató una cometa con esqueleto de metal a un hilo de seda, en cuyo extremo llevaba una llave también metálica. Haciendo volar la cometa un día de tormenta, confirmó que la llave se cargaba de electricidad, demostrando así que las nubes están cargadas de electricidad y que los rayos son cargas eléctricas. Gracias a este experimento creó su más famoso invento, el pararrayos.» Son numerosos los fenómenos en los que se observa cómo se desprenden estas cargas de electricidad estática. Y nos conviene observarlos y analizarlos detenidamente, pues en ellos también intervienen factores y elementos que hemos señalado para otros fenómenos en capítulos anteriores. Un ejemplo lo podemos observar en los vehículos a motor, ya que se cargan de electricidad estática a causa, aparentemente, de la colisión con las masas del aire al desplazarse, o también por el calor que se desprende del motor –al menos así es considerado científicamente-; pero la manifestación de esa carga estática no es perceptible por los ocupantes. Salvo en determinadas circunstancias, en las que, entonces se llega a sentir la descarga eléctrica en el cuerpo cuando se toca alguna parte metálica del vehículo, al subir o al bajar del coche. Podemos observar cómo esas descargas se manifiestan de forma perceptible,

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especialmente en días de sol, donde la temperatura que se acumula en un vehículo llega a ser muy alta. Cuando el vehículo pasa de una temperatura alta, de un lugar soleado, a un lugar de temperatura inferior –un garaje o una calle sombría- y más todavía si en este lugar hay un ambiente muy húmedo, la descarga estática que produce al tocar el coche es fuerte y por tanto perceptible para las personas. Ese tipo de descargas se producen una sola vez y en un breve espacio de tiempo, desde que se produce el cambio de temperatura y humedad. Ese fenómeno no es perceptible en días de bajas temperaturas, o si no se da un cambio brusco. Probablemente también influyen otros elementos, como el calzado o la ropa que se usa. La carga de electricidad estática también se da en las personas, en circunstancias distintas a las del vehículo. Según las observaciones, este fenómeno se produce de forma perceptible, cuando en una habitación por la que se mueva, exista algún elemento que impida la descarga a tierra de esa carga de electricidad. Además de esto, es preciso que en dicha habitación la temperatura sea alta, haya un ambiente húmedo y se produzca algún cambio brusco de temperatura –una corriente fría del exterior, el frío aire acondicionado- que son algunas causas de carga estática en el cuerpo. La descarga se producirá al tocar un objeto metálico en contacto con tierra o un elemento de distinto potencial eléctrico. La electricidad estática se produce con frecuencia en prendas de vestir, principalmente de fibra, al acumular el calor que desprende el cuerpo humano, y la descarga se produce al quitar las prendas del cuerpo, pero solamente es perceptible de forma intensa cuando se hace en una estancia fría y con humedad. Con estas condiciones, al quitarse una prenda en la oscuridad se ven chisporrotear las pequeñas cargas que se desprenden. Y no solo se ven sino que a veces, también se pueden escuchar. Al verter cubitos de hielo en un vaso con líquido muy caliente, como el café, se escucha el crujir de los cubitos que se resquebrajan al entrar en contacto con el líquido.

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Esto parece indicar que la estructura interna sólida del hielo se modifica a causa del brusco intercambio de cargas eléctricas entre el sólido frío y el líquido caliente. Un fenómeno similar ocurre al verter bruscamente agua hirviendo dentro de una botella de cristal, el cristal cruje, se resquebraja y la botella se rompe. Al sacar del frigorífico una botella de plástico con agua muy fría o con hielo del congelador, en un ambiente de mucho calor y alta humedad, se escuchan los crujidos producidos por la interacción de las temperaturas, y se repiten tras breves periodos de tiempo. Al abrir la puerta del congelador de un frigorífico, en días calurosos y con alta humedad, cuando se cierra y se intenta abrir de nuevo, seguidamente, se comprueba que está cerrada con mucha más potencia y que cuesta más esfuerzo abrirla. Es debido a las cargas eléctricas que se desprenden y se sitúan sobre los bordes del cierre, en los que se acumula el calor, en contraste con la temperatura del interior. Las máquinas electrónicas, los electrodomésticos y en general todo tipo de máquinas que desprenden calor, para evitar que la estática que generan se acumule y cause problemas de funcionamiento, han de conectarse con tomas de tierra mediante cables de conexión a la red, y han de instalarse sobre superficies con aislamientos adecuados, especialmente en determinados ambientes, como el frío de aires acondicionados y con alta humedad. ¿Cómo se explica este fenómeno de la electrostática? Los cuerpos físicos están compuestos por átomos, un núcleo de materia rodeado de varias capas de electrones. Cargas eléctricas de signo positivo en el núcleo y cargas negativas a su alrededor creando un equilibrio eléctrico neutro. Los fenómenos que hemos referido indican que ese equilibrio no es estable y se rompe con relativa facilidad, en determinadas condiciones, como descensos bruscos de temperatura y/o presión, cuya consecuencia es que se desprendan electrones de las capas exteriores y

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se acumulen en elementos del entorno que tengan una temperatura superior. «Aplicando calor a los cuerpos, la estructura eléctrica de los átomos se va transformando, de tal manera que si la temperatura que se les aplica es muy alta, llegan a descomponerse desprendiéndose electrones de las capas más exteriores. Si se les somete a un enfriamiento lento o progresivo, los átomos van recuperando su estructura de carga original. Este fenómeno se da en cualquier reacción de tipo físico o químico, sólo que en este último aspecto puede ocurrir que se dé una reacción inversa, es decir, que como consecuencia de una reacción química puede desprenderse calor. Si a un cuerpo o elemento tras haber aplicado calor y aumentado su temperatura se les somete a un enfriamiento muy rápido o brusco, la estructura de su materia se recompone, pero determinada cantidad de cargas eléctricas quedan liberadas.» Analizando estos indicios se llega a la conclusión de que en el fenómeno de la electricidad estática se observa cómo concurren determinadas condiciones, semejantes a las que se han observado en otros fenómenos: Calor, frío, humedad, cambio brusco de temperaturas en un entorno o ambiente, cambios de presión atmosférica... En definitiva, el rozamiento observado desde antiguo como la causa de ese fenómeno de atracción de pequeños objetos, no es sino el calor que se genera por la acción de frotar. Y las cargas desprendidas no procederían sólo de los cuerpos frotados, sino del aire que los circunda. Es importante señalar pues, que el factor ‘calor’ y el ‘cambio brusco de temperaturas’ son, aparentemente, efectos detectados en los fenómenos físicos naturales que se han descrito.

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Termodinámica y entropía «El Universo tiende al caos y a la entropía, dice la segunda ley de la Termodinámica.» Ha de considerarse que los fenómenos y condiciones hacia los que hemos apuntado se producen u originan en el contexto de un planeta, la Tierra, un objeto magnético, considerado de este modo, que a su vez se mueve por el espacio en el entorno de un inmenso campo gravitatorio arrastrado por otro gran objeto magnético como es el Sol, dando lugar a cambios constantes por la sucesión de las diferentes estaciones climáticas, pues los factores y las circunstancias que se han señalado se desarrollan dentro de un sistema planetario en el que interactúan otras muchas fuerzas, considerables, cuyas influencias han de ser sin duda determinantes y de gran complejidad, por tanto muy difíciles de establecer. Las condiciones señaladas, vienen determinadas por la acción de la Termodinámica y por los efectos de esas fuerzas magnéticas y gravitatorias, que influyen en las causas que originan los movimientos permanentes de los fluidos que cubren la superficie el planeta, tanto los elementos gaseosos que componen la atmósfera, como el agua de los mares y océanos, y se aprecian tanto mayores o violentos cuanto mayores resultan ser las diferencias de temperaturas y presiones que se dan entre las masas más próximas, dando lugar en determinadas condiciones de la atmósfera, a fenómenos naturales muy específicos, en los que se desprenden ingentes cantidades de energía, en forma de fuertes vientos y descargas eléctricas. Estamos ante la acción de la Termodinámica, ciencia que define el comportamiento de los elementos cuando están condicionados por los efectos de las temperaturas. Los principios básicos de esos efectos, causados por la interacción entre el calor y el frío, o en elementos con diferentes temperaturas, están formulados en las leyes de

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la Termodinámica que, expresados de una forma muy elemental, vendrían a significar que cuando se aplica una fuente de calor a un elemento, dicho calor es absorbido de forma progresiva hasta que su temperatura alcanza valores iguales entre ese elemento y la fuente de calor. El proceso de absorción del calor origina, de forma especial en los fluidos, un movimiento interno de las moléculas, debido a que las moléculas más próximas a la fuente de calor, conforme absorben calor aumenta su temperatura, son desplazadas por nuevas moléculas con temperatura inferior, hasta que el conjunto del fluido absorbe todo el calor y se estabiliza. En el caso del agua de los océanos y mares, esa acción es la causante de las diferencias de entropía que actúan sobre sus moléculas, las que dan lugar a grandes desplazamientos de masas que no son sino la manifestación de la energía que se transforma. «Cuando se plantea la pregunta: ¿por qué ocurren los sucesos de la manera que ocurren, y no al revés? se busca una respuesta que indique cuál es el sentido de los sucesos en la naturaleza. Por ejemplo, si se ponen en contacto dos trozos de metal con distinta temperatura, se anticipa que eventualmente el caliente se enfriará, y el frío se calentará, hasta alcanzar ambos una temperatura uniforme. Sin embargo, el proceso inverso, un trozo que se calienta mientras que el otro se enfría es improbable a pesar de conservar ambos la energía. El universo tiende a distribuir la energía uniformemente, es decir, maximizar la entropía.» La primera ley de la Termodinámica se refiere al concepto de energía interna, trabajo y calor. «Nos dice que si sobre un sistema con una determinada energía interna se realiza un trabajo mediante un proceso, la energía interna del sistema variará. A la diferencia de la energía interna del sistema y a la cantidad de trabajo le denominamos calor. El calor es la energía transferida a un sistema por medios no mecánicos. Por eso, la energía no se crea ni se destruye, sino que con cada proceso únicamente se transforma en diversas manifestaciones».

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«La termodinámica, por definirla de una manera muy simple, fija su atención en el interior de los sistemas físicos, en los intercambios de energía en forma de calor que se llevan a cabo entre un sistema y otro.» La segunda ley de la Termodinámica dice: «No existe un proceso cuyo único resultado sea la absorción de calor de una fuente y la conversión íntegra de este calor en trabajo. Formulado de manera diferente: No es posible proceso alguno cuyo único resultado sea la transferencia de calor desde un cuerpo frío a otro más caliente.» Una consecuencia de esta segunda ley es que los elementos absorben o pierden su calor en función del entorno que los rodea. Así, en ambiente a temperatura normal, por ejemplo, sobre una mesa, un plato de sopa muy caliente tiende a enfriarse mientras que un helado tiende a derretirse. El calor fluye de forma natural de las zonas calientes a las frías. A escala universal, todos los objetos celestes, que tienen elevadísimas temperaturas, están sometidos a ese mismo proceso, un enfriamiento progresivo, marcando el sentido inflexible de esa Segunda Ley. Aceptando que las leyes de la Termodinámica rigen y comprenden a toda la materia existente en el Universo, ha de deducirse que los objetos celestes que contienen materiales a elevadísimas temperaturas, están sometidos a un proceso que tiende hacia el enfriamiento progresivo de los mismos, desde sus capas más externas hacia las más internas, hasta alcanzar un equilibrio térmico a nivel universal. Expresado elementalmente, la tendencia de esos procesos apunta siempre en la dirección calor-frío. Dichos factores, calor-frío, influyen de una manera determinante en los gases y fluidos, en los elementos que componen el aire de la atmósfera y el agua de los mares, ocasionando la variación permanente de presiones que se dan tanto en altura como en las diferentes zonas del planeta. Variación condicionada por el grado de desorden o ‘entropía’. Entropía simboliza ‘grado de desorden’ en la materia. «En termodinámica, la ‘entropía’ es la magnitud física que

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mide la parte de la energía que no se puede utilizar para producir trabajo. Es una función de estado de carácter extensivo y su valor, en un sistema aislado, crece en el transcurso de un proceso que se dé de forma natural. La palabra entropía significa evolución o transformación y describe lo irreversible de los sistemas termodinámicos.» «En base a este principio, Rudolf Clausius (18221888), físico y matemático alemán, introdujo el concepto de entropía, la cual es una medición de la cantidad de restricciones que existen para que un proceso se lleve a cabo y determina también la dirección de dicho proceso. Dicho principio permite comprender la relación entre la entropía y la energía liberada en un proceso. Por ejemplo, un motor necesita de una fuente de energía para poder convertirla en trabajo. Si pensamos en la que utiliza un coche, la gasolina, proporciona la combustión que se transforma en ‘energía’ capaz de hacer que el automóvil se mueva. Esa energía que el coche utilizó para realizar un trabajo y transformarlo en movimiento se ‘consumió’, es decir, la energía liberada mediante un proceso ya no es utilizable para que el motor siga produciendo trabajo.» LA CLAVE ES ENTROPÍA CALOR Y FRÍO GENERAN ENERGÍA El grado de desorden de la materia se define como entropía. «La entropía, enunciada coloquialmente, se puede considerar como el orden de un sistema, es decir, cuánto homogéneo esté ese sistema. Por ejemplo, si en un mismo recipiente tenemos dos gases diferentes separados por un tabique, a igual presión y temperatura, tendremos un sistema de menor entropía que al retirar el tabique, cuando los dos gases se mezclen de forma uniforme, consiguiendo dentro del recipiente una mayor homogeneidad que antes de retirar el tabique y un aumento de la entropía.»

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Las leyes de los gases ideales o perfectos estudian el comportamiento de los gases relacionando el volumen, la presión y la temperatura. «La ley de Boyle dice que el volumen es inversamente proporcional a la presión, de donde se deduce que si la temperatura es constante, la masa del gas permanece constante y si la temperatura cambia, la presión del gas también cambia. La tercera variable es la presión. Si se aumenta la presión sobre un gas, el volumen del gas disminuye y su temperatura aumenta, mientras que si se disminuye la presión, el volumen del gas aumenta y la temperatura disminuye. La conclusión elemental de esa ley es que ‘los gases se expanden cuando se enfrían y se comprimen cuando se calientan’.» Albert Einstein en una de sus publicaciones sobre la teoría de la relatividad, comenta las propiedades de los fluidos. «Bernoulli conoce el concepto del atomismo y por lo tanto se siente obligado a concluir que los átomos o moléculas chocan contra las paredes del recipiente y al hacerlo así ejercen una presión. Después de todo, es preciso suponer que los átomos están en movimiento, ¿de qué otra manera sería posible dar razón de los cambios de temperatura de los gases? Una simple consideración mecánica demuestra que esta presión depende, de forma exclusiva, de la energía cinética de las partículas y de su densidad en el espacio. Esto tendría que haber conducido a los físicos de aquel tiempo a la conclusión de que el calor consiste en el movimiento aleatorio de los átomos. De haberse tomado esta conclusión con la seriedad que se merecía, el desarrollo de la teoría térmica -de modo especial el descubrimiento de la equivalencia entre calor y energía mecánica- se habría visto considerablemente facilitado.»

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Representación dinámica de la materia y la energía Uno de los principios fundamentales es que toda la materia del Universo está condicionada a un decremento constante y progresivo de su temperatura, o su grado de desorden. El proceso es unidireccional y su tendencia está marcada por los diferentes estados de la materia: gaseoso, líquido y sólido. Todos los elementos conocidos están sujetos a este principio y a ese proceso. Cuando este proceso se altera, se invierte o se acelera, se produce o se libera la energía. El proceso se altera cuando a un elemento o sistema se le somete a una fuente de calor o a una fuente de frío. El proceso se invierte cuando se aplica calor, y se acelera cuando se aplica frío; evidentemente la liberación de la energía estará en función directa con las diferencias de temperaturas -calor o frío- entre el elemento y la fuente. Todo esto nos lleva a plantear una incógnita, ¿cuáles son las causas por las que desciende la temperatura o el grado de desorden de la materia, lenta y paulatinamente? Ahí están las claves del enigma, en la interacción dinámica de la materia y la energía en un sistema donde influyen determinados factores, además de fuerzas de diversa naturaleza. Y si en alguna forma deberían estar representadas simbólicamente las interacciones entre la materia y la energía, la más idónea es en una pirámide. Curiosamente, los antiguos que quisieron perpetuar sus conocimientos, ocultando sus secretos, realmente no encontraron unas formas más espléndidas y maravillosas de hacerlo. Ya vimos cómo para los antiguos, la materia y la energía son combinaciones de los cuatro elementos que componen nuestro mundo: agua, aire, tierra y fuego. También establecieron una quinta entidad catalizadora que permite la existencia, las uniones y combinaciones de dichos elementos.

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Es el ‘éter’, el ‘primer motor’ de los filósofos griegos, el mismo que el esoterismo de los alquimistas medievales llamaba ‘spiritus’, la ‘quintaesencia’, la culminación de la Gran Obra. Como hemos señalado, esas relaciones eran representadas simbólicamente en una pirámide de cuatro lados, en la cual en cada uno de los vértices de la base representa un elemento, y la quintaesencia en la cúspide que los une.

La pirámide la constituyen cuatro caras triangulares sobre una base cuadrada. La cúspide es el punto de origen y convergencia, y la base representa la expansión. Los ángulos de las caras y de las pendientes siempre se mantienen, por lo que, aunque la altura y las medidas aumenten, las proporciones a escala siempre serán las mismas. Pues bien, en cada una de las cuatro caras de una pirámide se pueden representar los factores y las interacciones que intervienen e influyen en los elementos. La tendencia ha de considerarse desde la cúspide hacia la base, a mayor acción mayor será la influencia. Una cara representa los tres estados de la materia y en la contigua las temperaturas, ya que aquellos se dan función de éstas en condiciones normales de presión. Así, cualquier elemento sometido a gran temperatura tiende a expandirse y sometido a un gran enfriamiento tiende a solidificarse.

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Es importante tener presente que un cuerpo o un elemento podría considerarse muy caliente cuando su estado es gaseoso y su entropía es muy alta. Caliente o templado cuando su estado es líquido y su entropía es alta o media. Frío o muy frío cuando su estado es sólido y su entropía es baja o muy baja. Así por ejemplo, el vapor de agua condensado a cierta altitud y a 20 grados de temperatura puede considerarse un elemento caliente, mientras que un pedazo de metal sólido a 200 grados puede considerarse un cuerpo frío.

En el universo, supuesta y objetivamente, así como en la galaxia en la que se encuentra el sistema solar, ha de ser una constante la acción de la segunda Ley de la Termodinámica, y su consecuencia es un enfriamiento progresivo, una entropía decreciente de toda la materia; es la transición de un estado gaseoso, gas y polvo estelar, extremadamente caliente, al estado líquido o de plasma de las grandes estrellas, hasta un estado sólido, frío o helado de los planetas y otros pequeños cuerpos celestes. En la tercera y cuarta caras se combinan los factores o conceptos que son consecuencia de la interacción de los señalados en las otras dos. Es una forma sencilla de expresar cómo la materia, o todos los elementos que la componen, están interrelacionados entre sí por factores sujetos a una ley unidireccional, que en determinadas

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condiciones pueden ser influidas o intervenidas por la aplicación de métodos artificiales, cuyas consecuencias son las que se conocen como tipo de acción-reacción. La presión y el volumen están condicionados en la materia por la acción de la temperatura. La masa es la cantidad de materia de un cuerpo, y es susceptible de ser transformada en energía.

Dicha dinámica o interacciones fue simbólicamente expresada por Schwaller de Lubicz en el libro El templo en el hombre-Arquitectura Sagrada, cuando recoge una teoría filosófica sobre las ‘magnitudes irreducibles’. «De la misma manera que el Movimiento define el Tiempo y el Espacio, la medida de la longitud (movimiento) delimita la duración y el camino. Cuando el Espacio, como camino, debe convertirse en Volumen, la Masa, el polo opuesto de las magnitudes irreducibles, debe intervenir. Entre los dos extremos, Espacio y Masa, se encuentran la Fuerza y la Energía. De hecho, el Movimiento, con el Tiempo, ofrece el camino que conduce a la Fuerza; y la Fuerza, al frenar, producirá la Energía (energía resultante). Es el Volumen el que reúne el Peso, la Fuerza y la Energía; y es el Movimiento el que une el Tiempo y el Camino. El Volumen pertenece a todo lo que existe; es decir, todo lo que existe en el Universo tiene Volumen; es por lo tanto

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el resumen de lo que podemos llamar la ‘serie concreta’ de las magnitudes irreducibles.» Los conceptos que se reflejan en las caras de esta simbólica pirámide, expresan de una forma elemental las propiedades y efectos que en Física se pueden atribuir a toda la materia y los cuerpos conocidos. De todos los elementos que componen la materia, destaca uno que es el agua. El agua es el único elemento que se encuentra permanentemente en los tres estados conocidos: En forma líquida en los mares, lagos, ríos, etc.; en forma sólida en los casquetes polares, en las altas cumbres y en la atmósfera (en determinadas condiciones); y en forma gaseosa o vapor en la atmosfera. Pero la característica fundamental de este elemento son sus extraordinarias propiedades, ya que es el único elemento que si se dan determinadas condiciones de temperatura y presión, puede pasar por cualquiera de los tres estados en breves períodos de tiempo, hasta el punto de que, en ocasiones, puede estar en los tres estados de forma casi simultánea: es el efecto conocido como ‘el punto triple del agua’ -que ya hemos citado-, un efecto que solo se conoce para este elemento en condiciones naturales. El agua está presente en los fenómenos y acciones en los que se produce esa interacción de los efectos que se han expresado: Las presiones varían en función de las temperaturas, y la interacción entre temperaturas y presiones, que originan la expansión o la contracción de las masas de vapor-aire, el movimiento y la energía. El movimiento puede ir desde una simple brisa de viento, hasta llegar a tomar forma de huracanes; y la energía es la que se desprende en forma eléctrica en condiciones de tormenta. Por ello, una pirámide simboliza de forma muy especial la representación del agua y de sus propiedades. La pirámide es un prisma geométrico que, sin duda, tuvo una especial significación para los antiguos egipcios, que nosotros desconocemos, al igual que los motivos que los llevaron a utilizar esta forma geométrica para sus grandes construcciones, circunstancias que permanecen

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en el más profundo de los misterios. No obstante, hay otras muchas formas geométricas consideradas perfectas por los antiguos, a las que otorgaron un carácter sagrado quizás porque experimentaron los efectos de las energías que se desprenden de la materia, según las formas, como las ondas vibratorias o lumínicas. Es muy importante tener presente esto si se acomete un estudio experimental, para averiguar si existe alguna influencia entre la materia y la energía, ya que los sólidos geométricos perfectos pueden contener claves todavía desconocidas. Muchos elementos minerales cristalizan en llamativas formas geométricas de gran perfección; una consecuencia de la materia y de la energía, y los factores o fuerzas que interaccionaron. Circunstancia que no pasó desapercibida para los antiguos, que por motivaciones poco conocidas, asignaron a las formas geométricas unas propiedades, colores y elementos específicos. Numerosas personas siguen valorando las piedras minerales por sus por cualidades o influencias que les atribuyen, como por ejemplo para la salud o el estado físico. Las investigaciones más recientes van dirigidas a conocer las propiedades de las estructuras atómicas de los materiales por la sorprendente eficiencia energética que aportan; es la ciencia de la nanotecnología. «Materiales como el grafeno, que tiene la propiedad de convertir la luz del sol en electricidad y permite sacar el máximo provecho de la energía solar. El grafeno es un material cuya estructura molecular cristaliza en forma de hexágonos perfectos, igual que los cristales de hielo, y semejante a las celdas de cera de las abejas.»

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Los Sólidos Platónicos «Las figuras geométricas más sagradas, junto con el círculo y la espiral, son los cinco sólidos platónicos. La descripción de dichos sólidos se encuentra en el Timeo, de Platón (427-347 a.C.), que fue el primero en estudiar a profundidad su geometría y asignarles características metafísicas. Son formas completamente simétricas que tienen lados y ángulos iguales y que todos caben dentro de la matriz universal que es la esfera. Son la base de la construcción de la materia: el tetraedro, el hexaedro o cubo, el octaedro, el dodecaedro y el icosaedro. Son poliedros regulares convexos que presentan las siguientes propiedades: Todas sus caras son polígonos regulares iguales. Sus vértices unen el mismo número de caras y de aristas. Todas las aristas son iguales. Todos los ángulos de las caras son iguales. Todos los sólidos platónicos son simétricos y caben perfectamente en una esfera. Otra peculiaridad geométrica de estos sólidos es que de ellos se pueden trazar tres esferas, centradas en el mismo centro de simetría del poliedro: La primera esfera inscrita y tangente a todas sus caras en su centro. La segunda esfera inscrita y tangente a todas las aristas en su centro. La tercera esfera circunscrita y pasa por todos los vértices del poliedro.» Hacemos una breve descripción de estos sólidos, de las formas geométricas, los elementos, colores y símbolos que se les atribuyen. El tetraedro está formado por 4 triángulos iguales, representa el primer elemento, el Fuego sagrado, su color es el Rojo, y es el símbolo del Amor. El hexaedro o cubo está formado por 6 cuadrados, representa el segundo elemento, la Tierra, su color es el Verde, y es el símbolo de la Voluntad. El octaedro, formado por 8 triángulos iguales, dos pirámides invertidas unidas por sus bases, representa el

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tercer elemento, el Aire, su color es el Amarillo y es el símbolo de la Sabiduría. El dodecaedro, formado por 12 pentágonos iguales, representa el quinto elemento, el Éter o Prana, su color es el Violeta, y es símbolo de la Conciencia Planetaria. El icosaedro, formado por 20 triángulos iguales, representa el cuarto elemento, el Agua, su color es el Azul y es el símbolo de la Conciencia Cósmica. Para concluir este apartado en el que se destacan las formas geométricas que adopta la materia por efecto de la energía y de las fuerzas de la naturaleza, referimos breves extractos de una curiosa historia que aparece citada en numerosas publicaciones y páginas de internet, sobre un presunto descubrimiento de una pirámide sumergida en el Triángulo de las Bermudas. «En 1968 el doctor Ray Brown se encontraba en las Bermudas trabajando con un equipo de recuperación de tesoros perdidos en los fondos marinos. En los descensos descubrió los restos de una ciudad submarina, y en una de sus inmersiones localizó una ‘pirámide sumergida’.... En el informe realizado después por el mismo Brown, se describía la existencia de una ‘pirámide submarina’ compuesta por piedras pulimentadas que encajaban perfectamente unas en otras. Nadando alrededor de la construcción remontando hasta la cúspide, que aparecía truncada, y sobre la cual se levantaba una especie de pequeño templete. La altura de la pirámide era semejante a la pirámide de Keops, en Gizeh, de 137 metros de altura y con una base de 180 metros de lado. Penetró por una abertura que poseía el templete y se halló en una sala en cuyo centro, sobre un soporte de piedra, dos manos de metal sostenían una pequeña esfera vítrea que, cuando fue examinada, resultó ser de cuarzo. Se trataba de una esfera geométricamente perfecta. Había sido encontrada entre la isla de Andros y la de Bimini...» « ¿Guarda alguna relación esa esfera perfecta de materia cristalizada con el ‘gnomon’ o esfera de cristal de cuarzo que remataba el piramidión de basalto el cual a

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su vez coronaba las pirámides egipcias? Al ‘gnomon’ que se sostenía en el vértice del piramidión de las pirámides, se le atribuyó capacidad eléctrica para captar los rayos. En cuanto al piramidión, de durísimo basalto gris, solía tener grabado en su superficie ‘el ojo de Dios’, como en el caso de la pirámide de Amenemes, en Dashur. Aunque venía a ser como la rúbrica de la pirámide dada por terminada -indicando que la obra divina había tocado a su fin-, no falta quien se pregunta si acaso el objeto del piramidión, debido a la dureza de su materia y al hecho de figurar como remate de la pirámide, no sería otro que el de resultar indestructible por el rayo. Por eso la esfera ‘gnomántica’ hallada por el profesor Brown podía poseer, como él mismo declaró, insospechadas propiedades que luego se explicarán...» «... La perfecta esfera de cristal de cuarzo hallada por el doctor Ray Brown en el templete sobre la cúspide de la pirámide sumergida recuerda las esferas utilizadas por los adivinos, los espejos de obsidiana usados por los mayas, así como el ave que tenía un espejo en la cabeza y el ala que Moctezuma II aparece consultando en un códice florentino. Las esferas de cristal, al igual que el agua perfectamente quieta en una escudilla, servían para centrar el pensamiento visionario y así poder percibir el futuro y el pasado. En el caso de la descubierta por el doctor Ray Brown, este investigador reveló que había podido constatar en ella unos poderes misteriosos. Así, exhibida en una exposición y libremente ofrecida al tacto ajeno, al ser tocada por la mano de una enferma ésta recobró la salud. Pero curiosamente, al ser tocada de nuevo, en otra ocasión, por una persona distinta, ésta adquirió la enfermedad de la que habíase librado la anterior. ¿Cuáles serían pues los misteriosos poderes de la esfera de cuarzo? ¿Serían sus pirámides interiores, repetidas indefinidamente, como punto de fijación para lograr la hipnosis de quien miraba en ella?... »

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Esfera de cuarzo o ‘gnomon’

«Según el propio doctor Brown, el cristal de cuarzo perfectamente esférico que encontró en la pirámide sumergida posee propiedades fuera de lo corriente. Por ejemplo, sus propiedades electromagnéticas que se ven extraordinariamente aumentadas si se deja descubierta. Cuando fue encontrada se hallaba bajo una cúpula piramidal, lo que parece indicar que en el interior de la pirámide el cristal esférico condensa sus propiedades, y fuera de la misma vierte su fuerza al exterior. Según Brown, existe además una relación entre la actividad de la esfera de cristal de cuarzo y el ciclo lunar... Ahora bien, en el caso de la esfera de cuarzo descubierta por el doctor Brown, sus facultades no radican sólo en su poder de captación hipnótica, sino asimismo en su poderosa fuerza magnética, de extraordinarios efectos, sin duda aumentados por haber permanecido dicha esfera bajo la cúpula piramidal que cubría el templete en que fue descubierta.» «En el relato del doctor Brown figuran pormenores desconcertantes: La superficie de la pirámide parecía un espejo… Las piedras estaban perfectamente pulidas y el trabajo era fantástico... Le di la vuelta a la cúspide tres veces. Durante la tercera vuelta descubrí una abertura. En mis vueltas anteriores no había visto ninguna, y estuve observando atentamente aquella estructura. No puedo explicar por qué al principio no había ninguna abertura y después sí. Mi primer pensamiento fue que si

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había una abertura debía de existir una puerta. No había puerta alguna, nada que pudiera abrirse... » «... ¿Cómo explicarse que en el año 1940 el gran vidente Edgard Cayce profetizara el descubrimiento de las murallas submarinas de Bimini? Edgard Cayce predijo: “Los sistemas mediante los cuales los atlantes fabricaban y obtenían energía serán hallados en la parte sumergida del continente, que se encuentra parcialmente cerca de Florida, concretamente en Bimini, donde se halla uno de los templos”... A la revelación del vidente, uno no puede por menos que preguntarse si el templo a que se refirió Edgard Cayce correspondía al de la pirámide sumergida descubierta por el doctor Ray Brown, y si uno de sus sistemas de obtener energía no sería asimismo el hallazgo de la singular esfera de cuarzo magistralmente tallado por las manos de un artífice, ya que en modo alguno es posible que la naturaleza ofrezca al cuarzo en forma esférica. Aunque Cayce no hizo alusión alguna al cristal de cuarzo, sí mencionó un equivalente similar para la obtención de energía, llamando piedras atómicas a aquellas que según su visión captaban energía solar reflejada por el espejo de la Luna. Las piedras en cuestión se hallaban situadas en el interior de una cúpula de forma piramidal, y en su parte superior dicha pirámide disponía de estrías o aberturas deslizantes que, a manera de los observatorios astronómicos, permitían distribuir la energía en todas direcciones, según la preferencia del manipulador. Curiosamente la descripción pormenorizada de las piedras atómicas, llamadas así por el vidente, eran realmente cristales cilíndricos tallados en diversas facetas. Según Cayce, la parte superior estaba tallada por un lapidario de gemas y servía para la concentración de la energía en el interior del cilindro de cristal. La multiplicidad de las utilizaciones del cristal visionado por Cayce fue interpretada como una ingenua descripción de los rayos láser, desconocidos en la época de Cayce.»

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Sorprendente y fascinante este episodio. Y llamativo, porque al margen de si se trató de una realidad o de una ficción, de un sueño o de una fantasía, lo cierto es que marca un vínculo, un nexo de unión entre elementos y datos que conforman todo un complejo y desconocido entramado alrededor de fuerzas o energías, imaginarias o ciertas, pero que no han sido dominadas: civilizaciones antiguas, pirámides, energía, materia, piedras, minerales, sólidos geométricos, vibraciones, electricidad... Misterios y enigmas que todavía no han podido ser explicados o comprendidos. Lástima que no se tenga ninguna constancia real de las motivaciones por las que los creadores de las grandes pirámides levantaron esos maravillosos pero elementales monumentos, considerados infundadamente funerarios. Por esas motivaciones, sagradas, secretas, ocultas al pueblo, los constructores egipcios se comportaron como iniciados. Guardaban sus conocimientos en los templos de PIEDRAS, para transmitir su saber a sus sucesores; una saber que ellos mismos habían asimilado y que, probablemente, no se refería únicamente al arte de la construcción, sino de otros muchos conocimientos que configuraban el camino hacia el Saber Total. Sorprendente también, que desde tiempos remotos y hasta épocas recientes, muchos hombres hayan dedicado su vida al estudio de lo desconocido, buscando ese saber, la ciencia de la Alquimia, el camino hacia la Gran Obra, que culminaba en una PIEDRA. Dejando al margen la veracidad de esos relatos, que parecen más una maravillosa fantasía, lo cierto es que el objeto descrito, una esfera de cuarzo tallada, con unas propiedades físicas desconocidas, serviría a la perfección para materializar lo que, en esencia, son las claves que relacionan a la materia y la energía, un objeto real y admirable que sería una gran referencia.

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Electricidad y pirámides «Las dos pirámides de Gizeh, en Egipto, marcan el destino de la humanidad, allí donde el pasado y el futuro se juntan. Un pasado que guarda secretos y conocimientos necesarios para el futuro».

Hemos relatado en capítulos anteriores referencias que relacionaban las pirámides con templos funerarios y con ceremonias de los sacerdotes egipcios para la ‘vida eterna’ de los faraones, pero en este capítulo destacamos su posible concepción cómo ‘máquinas’. Son numerosos los investigadores, egiptólogos y hombres de ciencia que estando dedicados al mundo de la arqueología egipcia, llegaron a proponer sorprendentes conclusiones sobre las características específicas que presenta la Gran Pirámide, que la convertirían en una gran ‘máquina’ utilizada para la producción de algún tipo de energía, por supuesto desconocida para el mundo de la ciencia. La Gran Pirámide presenta una distribución atípica de la estructura compuesta por las cámaras y corredores que se distribuyen por su interior; unas características que no concurren en ninguna otra pirámide en ningún lugar del planeta. Su estructura está compuesta por la cámara del Rey, o cámara del sarcófago, la cámara de la Reina, la Gran Galería, la cámara subterránea o pozo, bajo el nivel de la base, y los pasajes que las comunican.

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La primera anomalía la encontramos en el detalle de que el suelo, muros, puerta y techo de la cámara del Rey fueron construidos con bloques de granito, mientras en el resto de la pirámide los bloques son de caliza. Hay otros elementos que también son llamativos en esa compleja estructura, y que conviene destacar: la ‘cámara de los Rastrillos’, los ‘conductos de ventilación’, las ‘cámaras de Descarga’ y el ‘sarcófago vacío’. La cámara de los Rastrillos es la antesala de entrada a la cámara del Rey, del que llama la atención un sistema de rastrillos que una vez existió allí, compuesto por tres bloques de piedra que podrían ser izados o deslizados desde arriba mediante un sistema de cuerdas, lo que sugiere que esa antesala podría cerrarse, pero también abrirse... Por tanto se desconoce su verdadera finalidad, pues si tenían un mecanismo para mover los bloques, desde luego no era la de sellar el acceso a dicha cámara. ¿Unos rastrillos que podían ser removidos para cerrar una cámara donde deberían estar el sarcófago y los tesoros de un faraón? «Los bloques y el mecanismo no pueden verse ya, pero hay numerosas evidencias que sugieren que sí existieron. En las paredes este y oeste de esa antesala, hay unos canales guía, una serie de tres agujeros semicirculares tallados en el bloque que forman ambas paredes y que finalizan aproximadamente a un metro del techo; en la cara oeste, dichos canales se rematan con unos alojamientos semicirculares que en su momento debieron de alojar sendos troncos para la suspensión de los bloques y su posterior deslizamiento para el cierre de la entrada. En la cara sur también existen cuatro canales verticales labrados en la pared y equidistantes que parece pudieron ser destinados al paso de las cuerdas que sostenían los bloques. Finalmente en la cara norte existe un falso dintel formado por dos bloques, que descansan uno sobre otro, separados de la pared sur unos cincuenta centímetros. A ese falso dintel se supone que su función era sujetar las cuerdas que sostenían los bloques o rastrillos.»

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Los ‘conductos de ventilación’ de la cámara del Rey, parten desde la parte inferior de dos de las paredes; son dos angostos conductos de forma cuadrada de unos 20 cms. de lado, que desembocan en la superficie exterior de las caras norte y sur, con una inclinación de sus ángulos perfectamente calculada, ya que son perpendiculares a dichas caras, de los que, las opiniones más generalizadas apuntan a que son dos vías para que el aire fluya hasta el interior de dicha cámara. Igualmente, de dos paredes de la cámara de la Reina, parten dos angostos conductos, igualmente inclinados, en dirección a las paredes norte y sur, aunque inicialmente no comunicaban con el exterior en sus últimos tramos, ya que estaban obstruidos. Se desconoce la función o el significado de la existencia de estos cuatro ‘conductos de ventilación’, aunque no parece que su función fuera precisamente la de ventilar. Curioso detalle, el de la orientación de esos cuatro conductos hacia las caras norte y sur: En la vertiente norte de los montes se concentra el frío y la humedad, mientras en la sur se acumula el calor y la sequedad. Otro de los enigmas lo plantean las cinco ‘cámaras de Descarga’, situadas sobre la cámara del Rey, que como su nombre indica, supuestamente, tendrían la finalidad de evitar que dicha cámara se hunda bajo el peso de las piedras. Las dudas se fundamentan en que la cámara de la Reina soporta un peso mayor y no las tiene, pues ese diseño arquitectónico no parece sustentar la función que se le supone, por lo que se ha de considerar que tenían otro propósito muy distinto. La última duda la suscita el sarcófago de granito, vacío y sin tapa, que se encuentra en la cámara del Rey, demasiado grande para haber sido introducido por los estrechos pasillos y demasiado pequeño para contener en su interior varios ataúdes que compondrían el conjunto funerario de una momia real. Precisamente, sobre este punto se basan algunas conclusiones de la arqueología moderna sustentando que la Gran Pirámide, a diferencia

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de las demás, no estuvo destinada a servir de tumba, sino que fue un monumento de carácter ‘científico’. Son precisamente aspectos como estos, y las dudas que suscitan, sobre los que se ha de poner atención y valorar para hacer deducciones, sacar conclusiones... o realizar experimentaciones. Las estructuras internas de la Gran Pirámide son las que han dado lugar a diversas hipótesis y teorías que consideran que esa construcción tuvo relación con la generación o producción de algún tipo de energía, como si se tratara de una máquina, en contraposición con otras posturas más o menos oficiales que la consideran una tumba, un templo, un monumento funerario, o un lugar sagrado de iniciación. Las teorías y consideraciones que vamos a referir nos podrán parecer excéntricas, desproporcionadas o fuera de lugar, pero hemos de anticipar que fueron formuladas por personas de gran experiencia, con cualificación técnica y científica, investigadores, arqueólogos, profesores de universidades, que parecen querer ver en esa pirámide la representación monumental de conocimientos o poderosos secretos que los sacerdotes y constructores egipcios ocultaron, y que han permanecido durante milenios como ‘secretos muy bien guardados’. Veamos a continuación algunas de las referencias que aparecen en numerosos libros y documentos. Una primera cita es la recogida del libro El Secreto de la Gran Pirámide, de Manuel J. Delgado. «Los procesos físicos y químicos que se producían en el interior de la Gran Pirámide, según el ingeniero británico Christopher Dunn, eran los siguientes: La Gran Pirámide sería una especie de máquina de producción energética, según la cual allí se convertía la energía vibratoria en energía microondas, en una especie de unión entre la ciencia y la música, sintonizando su central de energía a un armónico natural de la vibración terrestre. Según esta versión, en la cámara de la Reina se generarían una reacción química para producir el combustible, de la cual quedan rastros en forma de sales

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en sus paredes. La Gran Galería serviría para alojar resonancias donde algún tipo de energía vibratoria se convertía en sonido. La cámara del Rey sería el núcleo central de energía en la que el sonido haría vibrar el granito generando una combinación de energía acústica y electromagnética.» En un artículo publicado en la revista Año Cero en el año 1997, titulado La tecnología arranca sus secretos a la Gran Pirámide, ese mismo autor, Manuel José Delgado, describe en uno de sus apartados, una hipotética función que pudo haber tenido dicha pirámide, que se semejaría a un determinado ‘sistema de producción de energía’. «Hace nueve meses presentábamos la teoría de que la Gran Pirámide era capaz de general algún tipo de energía térmica o nuclear. Interpretando los procesos técnicos que pudieron tener lugar allí, Alan F. Alford en su libro Los dioses del nuevo milenio, expone una teoría sobre la búsqueda de cámaras secretas atendiendo a su funcionalidad y dice que dentro de la Gran Pirámide se debería encontrar un sistema de energía integrado por una fuente de combustible, un sistema de tratamiento, otro de dirección de la producción y otro de control, e identifica los corredores, las cámaras, los pozos y la gran galería como el sistema de tratamiento, siendo el agua el combustible. Utiliza un diagrama para demostrar el flujo ascendente del agua y los gases que constituyen el sistema energético de la Gran Pirámide. La culminación de este proceso es la producción de calor y vapor de agua, que se desplaza por un pozo desde la cámara del fuego hasta el mecanismo de producción situado en alguna sala cercana a la cúspide de la pirámide. Según sus planteamientos, la gran Galería contribuye a crear el sistema de hidrógeno comprimido a gran presión; en la cámara del Rey se produciría el fuego y en la cámara de la Reina existiría una fuente de agua. En este entramado tienen especial relevancia los llamados canales de ventilación. Hasta ahora se han identificado como trayectos que recorrían los espíritus de los difuntos en su

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complicado paso entre la vida y la muerte. Pero si tuvieran dicha función religiosa se hallarían en todas las pirámides y no sólo en ésta, precisamente la única que sus constructores hicieron premeditadamente hermética por medio del milimétrico acople de sus millones de bloques. Estos canales podrían servir para trasvasar líquidos y gases y resolverían el problema del canal norte de la cámara de la Reina. Esta idea está aparentemente argumentada ya que, si bien no se ve la salida de este canal a la cámara del Rey, sí existe la evidencia en el suelo, cerca del sarcófago, de la prospección realizada por los árabes en el siglo XII, motivada seguramente por la presencia allí de la desembocadura de este canal. El que en las paredes del canal horizontal, en el pozo o en las cámaras de Descarga se encuentren restos de una materia salada parece indicar que en la Gran Pirámide se produjo algún tipo de experimento físico o químico. Descubrir su naturaleza conllevaría la localización de las cámaras o elementos constructivos necesarios para que se produjeran tales procesos.» En otra referencia tomada del libro Dioses del nuevo milenio, de Alan Alford, se recoge una teoría del doctor Bernd Hartmann, quien decía haber resuelto el misterio de la pirámide mediante una aproximación de ingeniería. «Su teoría no publicada sugería que la Pirámide era una gigantesca esponja de caliza que de alguna forma succionaba agua del Nilo y la convertía en hidrógeno y oxígeno; el propósito era quemar el hidrógeno para crear energía en forma de calor. La teoría de Hartmann aludía a un desconocido proceso de gasificación en la Gran Galería, basado en especiales cristales de poder dentro de la pirámide. La teoría que parecía no científica, dejaba inexplicadas varias características de la pirámide y no encajaba con los registros mesopotámicos. No obstante, había algo turbadoramente perceptivo en la teoría de Hartmann. Tenía el presentimiento de que podría estar muy cerca, y estaba particularmente intrigado por su interpretación de la cámara del Rey. La cuestión que

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surgió en la mente de Hartmann era esta: ¿por qué complicarse construyendo el suelo, muros, puerta y techo de la cámara del Rey de granito, y el resto de la pirámide de caliza? Su respuesta se enfocaba en la diferencia práctica fundamental entre los dos tipos de roca, siendo el granito más duro y un mejor conductor del calor. Hartmann concluía de ello que la cámara del Rey era un enorme horno. Un aspecto particularmente convincente de su teoría era su afirmación de que las denominadas cámaras de Descarga, situadas sobre la cámara del Rey, estaban diseñadas como una chimenea para reducir el calor hasta un nivel que podría ser aceptable por la caliza circundante. Los bloques de granito que forman las cuatro cámaras de Descarga son las piedras más largas y pesadas de toda la estructura, con un peso de 70 toneladas. Su parte inferior está pulida y la superior es rugosa. Parece inconcebible que los constructores no hubiesen acabado un lado de estas rocas. Por otro lado ¿pudo haber sido un diseño deliberado? Como ha sido apuntado por Hartmann, el granito es un excelente conductor del calor, y la combinación de una parte inferior lisa con una superior rugosa podría permitir liberar más calor que el que recibían. El tamaño gradualmente reducido de los bloques era un mecanismo perfecto para disipar el calor, asistido por cuatro cámaras de aire, con una altura media de dos pies y medio entre los bloques. Aunque no acepté la teoría completa de Hartmann, sentí que había acertado con la cámara del Rey. Nadie tiene una teoría mejor de por qué era necesario construir las cámaras de Descarga. Por ejemplo si, como se cree, estas cámaras fueron diseñadas para aliviar las tensiones, ¿por qué no se colocaron sobre la cámara de la Reina, que está más abajo en la Pirámide? La cámara de la Reina tiene solo un techo, una losa de caliza formada por doce bloques, pero no ha sufrido ningún daño. Y sobre todo, ¿por qué usar tantos techos de granito sobre la cámara del Rey cuando uno hubiera sido suficiente?»

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Todas estas hipotéticas finalidades energéticas que se atribuyen a la Gran Pirámide son verdaderamente sorprendentes y aventuradas, aunque quizás uno de los autores que recoge mayor número de este tipo de teorías sea el doctor Robert M. Schoch, en el libro EL MISTERIO DE LA PIRÁMIDE DE KEOPS, en varios apartados se detallan estas teorías, sus autores y los argumentos en los que se basan, de los que se transcriben algunas citas extractando sus contenidos. «La bomba hidráulica de Gizeh: De acuerdo con una teoría del ingeniero hidráulico Edward J. Kunkel, ... describe una parte de los templos de Karnak donde hay una enorme puerta de 80 toneladas suspendida por dos pivotes, lo que le motivó a analizar las estructuras y los interiores de los grandes templos de Karnak. ¿Cómo puede ser que unas personas trasladaran una masa tan monstruosa como la puerta de ochenta toneladas y articuladas adecuadamente dentro de su recinto? Edward analizó metódicamente las diferentes formas mecánicas, sobre cómo podría moverse una masa tan grande. A través del proceso de deducción llegó a la conclusión de que las bombas, sistemas hidráulicos y de energía hidráulica, fueron los principales mecanismos utilizados para mover las masas voluminosas de piedra y materiales ... Kunkel sostenía que los pasillos interiores y cámaras de la Gran Pirámide fueron diseñados como una bomba hidráulica para proporcionar agua a los estanques y a las esclusas por los que los inmensos bloques de piedra podían flotar hasta su posición y ser fijados... Según sus cálculos, el tubo diagonal inferior del pasillo descendente podría contener ochenta toneladas de agua, y el superior alrededor de trescientas. Un fuego en la parte superior del tubo crearía un vacío que haría que el agua subiera, y esta subida continuaría a causa de la fuerza ascendente del aire comprimido en las cámaras de descarga. Finalmente, al agua alcanzaría la cámara del Rey y saldría por las fuentes a través de los mal llamados

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canales de ventilación, que en realidad serían conductos de agua.» «La planta energética de las arenas: La propuesta de Christopher Dunn, ingeniero y maestro artesano, es que la Gran Pirámide se encontraba en el centro de una red de suministro eléctrico en el antiguo Egipto. Y no se trataba simplemente del típico generador de gas, carbón, o una turbina hidroeléctrica. Más bien era una alta tecnología, visionaria, digna de Julio Verne, que utilizaba el hidrógeno para convertir las vibraciones propias de la Tierra en microondas que luego se transmitían...» Más adelante explica las reacciones que produce el hidrógeno en las distintas cámaras y a través de los pasadizos para terminar convirtiendo la energía de las vibraciones en sonido... «La cámara del Rey era el corazón de la planta energética de Gizeh. Los cristales de cuarzo en la cámara de granito rojo vibraban en consonancia con el sonido que entraba, tensando los cristales y lanzando un flujo de electrones a través de lo que se conoce como efecto piezoeléctrico. En este punto, tanto la energía acústica como electromagnética llenaban la cámara del Rey, que previamente había sido inundada de hidrógeno gaseoso procedente de la reacción química que se estaba produciendo en la cámara de la Reina. El gas absorbía esta gran cantidad de energía, que vibraba a frecuencias armónicas con la resonancia del hidrógeno. Como respuesta, el único electrón de cada átomo de hidrógeno se elevaba hasta un nivel más alto de energía.» «¿Armas nucleares en el antiguo Egipto?: En un artículo publicado en el Meta Research Bulletin del año 2001, la ingeniera química Érica Miller, el ingeniero mecánico Sean Sloan y el ingeniero químico Gregg Wilson estaban de acuerdo con Christopher Dunn en que la Gran Pirámide era una planta energética. En su opinión, la pirámide producía combustible mediante la fisión nuclear en un reactor de neutrones, muy probablemente para el transporte planetario a Marte... Miller, Sloan y Wilson mantienen que la Gran Pirámide fue utilizada en

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el pasado remoto para producir combustible de plutonio. La prueba, defienden, es la única y exclusiva geometría interna del monumento. El sarcófago de la cámara del Rey fue rellenado de mineral de uranio, y la propia cámara estaba llena de agua traída desde el exterior de la pirámide a través de los canales de ventilación. Las cámaras de Descarga que se encuentran sobre la cámara del Rey, protegerían la estructura frente a la fuerza explosiva del vapor producido por la fisión en el agua...» «La estrella de la muerte: El físico Joseph P. Farrell ofrece una perspectiva completamente diferente de la benevolencia de la Gran Pirámide. Como otros escritores, ve el monumento como prueba de una alta tecnología todavía incomprendida. Las personas, (o los seres) que usaron esta antigua y sofisticada física, sin embargo, no lo hicieron muy bien. La Gran Pirámide, para Farrell, era un arma malévola en manos de chicos muy malos... La civilización que construyó esta arma era “muy parecida a nosotros: capaz de realizar milagros tecnológicos, capaz de provocar la destrucción masiva y, como nosotros, de una casi completa decadencia moral. En este sentido profundo, la Gran Pirámide es una profecía y un aviso”. ...Al igual que la planta energética de Dunn, la estrella de la muerte de Farrell utilizaba la energía del plasma de hidrógeno para acumular, vibrar y hacer resonar armónicamente la energía magnética, nuclear, acústica y gravitacional de la Tierra, el sistema solar e incluso la propia galaxia, y dirigirla como una pieza de artillería hacia un objetivo lejano...» «La física de la pirámide: El físico ucraniano Volodymyr Krasnoholovets cree que la Gran Pirámide fue construida para amplificar intencionadamente los campos de energía producidos por la Tierra a un nivel subatómico, cuántico... que sería un nuevo campo de la física como el electromagnético o el gravitatorio... Otro destacado investigador en el campo de la ‘física de la pirámide’ es Joe Parr, un hombre que ha pasado dos veces la noche en la cima de la Gran Pirámide tomando

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medidas eléctricas, magnéticas y radiactivas en 1977 y 1987… Parr ha sugerido que las ‘partículas de masa’ pueden potencialmente quedarse atrapadas en las formas piramidales. Cuando estas partículas de masa están atrapadas, Parr cree que se forma un campo energético con forma de burbuja alrededor de la pirámide que protege la pirámide y las partículas de masa dentro de ella. Parr provoca este fenómeno experimentalmente en el laboratorio al girar pequeñas pirámides a través de un campo magnético aleatorio. A medida que el campo de energía con forma de burbuja crece alrededor de la pirámide, según Parr, los objetos que están dentro de la pirámide están protegidos de campos externos, incluyendo el campo gravitatorio y, por lo tanto, pasan a ser ingrávidos. Es más, Parr cree que como la burbuja alrededor de la pirámide se cierra por completo, la pirámide (y cualquier contenido) abandona el espaciotiempo continuo de tres dimensiones, el tiempo al que estamos acostumbrados diariamente, y entra en lo que él denomina el hiperespacio. Supuestamente, una vez la pirámide está en el hiperespacio, podría ser capaz de viajar a través de la materia común y a través del tiempo, como nosotros lo conocemos, quizá permitiendo al llamado tiempo viajar hacia atrás y hacia delante...» «Una máquina de resonancia: El profesor norteamericano John Anthony West, escritor y célebre egiptólogo planteó su versión de la teoría de que una de las principales razones por las que el interior de la Gran Pirámide fue construido de la forma en que lo fue, tiene por objeto la resonancia -para llevar o transmitir el sonido por todas partes; básicamente puede verse como un instrumento musical gigante-. Las cámaras que se encuentran sobre la cámara del Rey tendrían también como fin la resonancia, y él sugiere que la extrañamente excavada cámara subterránea, al final del pasillo descendente, podría haber sido una forma de ‘afinar’ la pirámide; los trozos de roca serían moldeados por todas partes para afinarla con precisión, dando así elevación al

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curioso y anárquico suelo del pozo. Comprobamos la teoría de la resonancia en cierto modo, haciendo ir a West a la cámara del Rey y entonar un ‘om’ mientras yo estaba en el pozo; incluso con mi pobre oído pude escuchar a West cantando.» «Vibraciones de finalidad misteriosa: En la cámara del Rey de la Gran Pirámide se ha registrado un ‘Fa’ sostenido, que no siempre puede ser percibido por el oído humano. El antiguo asesor de la NASA, Tom Danley, cree que dicho sonido puede deberse al viento que sopla por los conductos de aire, causando así un efecto de embotellamiento. Algunas de estas vibraciones pueden ser sumamente débiles -de 9 a 0,5 hertzios-, pero se intensifican gracias a las enormes dimensiones de la pirámide, y debido a las características de la cámara real y del sarcófago que hay en el interior. Según Danley, incluso el tipo de piedra se eligió con la intención de potenciar esas vibraciones.» Ciertamente que algunos de los relatos recogidos por el profesor Schoch en el libro citado, aparentan más ser locuras o teorías descabelladas, alucinaciones, en lugar de hipótesis científicas, serias o consistentes, por llegar a pensar siquiera, por ejemplo, en experimentos o acciones relacionadas con algún tipo de energía del hidrógeno o nuclear en aquella época, ya que no hay constancia de posibles restos de radiactividad en ese monumento. A pesar de lo cual hemos de considerar que todos estos relatos son fruto de deducciones lógicas de científicos, físicos, ingenieros, doctores, con amplia formación, y que han llegado a conclusiones diferentes y discrepantes, pero que convergen en idénticas consideraciones sobre que la Gran Pirámide era o fue algo distinto a un templo o una tumba, una especie de máquina o artefacto, un objeto relacionado con la física, con la energía, con el magnetismo, y/o con la gravitación. Sin duda resultan sorprendentes esas hipótesis o deducciones, aunque, en especial las que más nos han de llamar la atención son las que inciden en la capacidad

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vibratoria de esa pirámide. Sorprendentes, pero debemos observar con atención aquellas teorías que apuntan a que la Gran Pirámide hubiera tenido como objetivo provocar resonancias o vibraciones de carácter desconocido. Por otra parte existen muchas otras teorías y opiniones como las que se han citado, señalando en esa misma dirección, hacia indicios que dan pie a pensar, en base al singular diseño de esa pirámide, que tendría alguna función de carácter vibratorio o musical... Unas teorías que deberán tenerse muy presentes al establecer proyectos de experimentación de los campos gravitatorios, porque casualmente, en la actualidad más reciente se están conociendo noticias sobre importantes avances científicos en campos como la microgravedad y la levitación. «Científicos norteamericanos logran hacer levitar líquidos mediante ondas sónicas. La técnica, se basa en una tecnología inventada por la NASA, y permite obtener unas imágenes casi mágicas. Según publica la revista “Scientific American” en su versión digital, los científicos han empleado para ello un instrumental diseñado por la NASA, utilizado para crear situaciones de microgravedad. El instrumento incorpora dos pequeños altavoces, colocados en posición vertical uno sobre otro, que generan ondas de sonido de 22 kilohercios, apenas perceptibles por el oído humano. Cuando el altavoz de arriba está perfectamente alineado con el de abajo, las ondas generadas por uno y otro se combinan, permitiendo que se produzca la levitación de pequeñas gotitas entre ambos.» Es sumamente llamativo observar también, que en las teorías reproducidas, siendo tan heterogéneas, hagan mención a unos elementos y factores que están siempre presentes, como un denominador común: agua, calor, presión, sal, granito, resonancia, vibraciones, ondas...

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Investigar y experimentar Interesantes todas estas referencias ya que ponen en una misma línea de acción la ‘energía’ de la pirámide, su supuesta capacidad vibratoria y el efecto de la levitación. Mirando nuevamente hacia el pasado más remoto, los antiguos y en especial los sacerdotes egipcios, aplicaban sus conocimientos de las leyes que regían la vibración a la constitución espiritual del ser humano:«Los egipcios al igual que los orientales tenían una comprensión muy sutil de la dinámica del sonido. Sabían que cada palabra que se pronunciaba tenía un poder tremendo y que, si se disponen las palabras de una manera determinada, pueden crear vórtices de fuerza en el universo invisible que los rodea y de este modo ejercer una influencia profunda en la sustancia física.» En sus construcciones también tenían presentes los efectos de las vibraciones y los sonidos sobre la materia: Refiere Manly P. Hall, «En la construcción de sus templos de iniciación, los sacerdotes primitivos con frecuencia demostraron su conocimiento de los principios básicos de los fenómenos conocidos como vibración. Una parte considerable de los rituales mistéricos consistía en invocaciones y salmodias, para lo cual se construían cámaras acústicas especiales: una palabra que se susurrase en una de esas salas se intensificaba tanto que las reverberaciones hacían oscilar todo el edificio y la llenaban con un rugido ensordecedor. Hasta la madera y la piedra utilizadas en la construcción de aquellos edificios sagrados acababan por impregnarse de las vibraciones sonoras de las ceremonias religiosas, tanto que, cuando las golpeaban, reproducían los tonos que los rituales habían impreso repetidas veces en su sustancia.» Vimos como la representación de una molécula de agua presenta una estructura piramidal que recuerda a la Gran Pirámide, y que las moléculas del agua están constituidas por dos componentes gaseosos, un átomo de

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oxígeno y dos de hidrógeno. El oxígeno es un gas incoloro e inodoro, altamente reactivo y esencial para casi todas las formas conocidas de combustión. El hidrógeno es un gas incoloro e inodoro, y en condiciones normales de presión y temperatura es altamente inflamable, y en su combustión produce una llama de elevada temperatura. Es decir, el agua y sus componentes representarían esa fuente inagotable de energía que se busca por todo el mundo y que todos parecen soñar, aunque hasta la fecha todos los procedimientos para obtener hidrógeno a partir del agua resultan muy costosos, a pesar de lo cual esta sería una fuente de energía sugerida por innumerables indicios que científicos cualificados deducen de una Gran Pirámide, que fue construida hace varios miles de años y de la que sigue desconociéndose por quién ni para qué. Sin duda representa un gran misterio todo cuanto rodea a esa construcción, y todo un reto el llegar a comprender los ‘secretos que guarda’. De cualquier forma, resultarán de sumo interés los datos recogidos en aquellos aspectos que se han referido, en el sentido de emprender una posible realización de determinados tipos de experimentaciones con pirámides, destacando aquellos indicios que apuntan a ‘restos de materia salada’ en algunos de los corredores o cámaras de dicha pirámide. Veremos también otras referencias con datos que establecen algún tipo de relación existente entre las pirámides y fenómenos en los que se detecta la presencia de cargas eléctricas. Unos interesantes experimentos son los recogidos en el libro El Poder de las Pirámides 2, de Emilio Salas y Román Cano, referidos a una teoría del científico Patrick Flanagan, de la Universidad de California, quien asegura y sostiene que la energía de las pirámides cambia las propiedades dieléctricas de la materia, y que la energía eléctrica sería una reflexión de la carga eléctrica de la superficie de los cuerpos. «... ¿Cómo se produce el efecto piramidal? Flanagan está convencido de que la energía de las pirámides cambia las propiedades dieléctricas de la

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materia y sostiene que la energía dieléctrica es una reflexión de la carga eléctrica de la superficie de los cuerpos. Podemos resumir sus hallazgos como sigue: Empieza por citar el clásico experimento de Faraday con el saco cónico de seda para demostrar la distribución de la carga eléctrica en un cuerpo aislado. Faraday cargó el saco con electricidad estática y descubrió que toda la carga se distribuía en la cara exterior del mismo, quedando sin carga el interior. Tirando del cordón que atraviesa el vértice del cono, lo volvió al revés, y la carga pasó a la nueva superficie exterior -que antes era la interior-. Cuantas veces se repetía la operación la carga pasaba siempre al exterior y nunca quedaba en el nuevo interior. La conclusión es obvia: la carga estática permanece siempre en la superficie exterior de los cuerpos. Flanagan ha creado un aparato al que llama termómetro diferencial electrónico, que detecta en sus mediciones diferencias ínfimas de temperatura; mediante el empleo del mismo, asegura que la temperatura del interior de la pirámide es ligeramente superior a la del exterior, y que el contenido de energía varía según el momento del día, la estación, el clima, las fases de la Luna y la cantidad y polaridad de los iones de la atmósfera que rodea a la pirámide. En su opinión, los éxitos o fracasos que se producen en la experimentación dependen de una interrelación compleja de todos estos factores, debiéndose tener en cuenta que, hasta cierto punto, la energía mental del investigador puede afectar también el resultado. Generalmente se acepta que la ionización negativa o, mejor dicho, la carencia de iones positivos resulta beneficiosa para la actividad humana, y produce un sentimiento de bienestar. No es de extrañar pues que éste se dé dentro de la pirámide. Para sus pruebas, Flanagan ha creado un generador de iones negativos que no emite el peligroso ozono. Con él ha comprobado un aumento de energía en el interior y encima de la pirámide al incrementarse el contenido en iones negativos en la atmósfera que la rodea. En su deseo

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de ampliar la física de la carga eléctrica, Flanagan afirma que, siendo universal el equilibrio de todos los factores energéticos, deben existir además de las cargas positivas y negativas, el neutro y el cero. Para él, los más importantes de todos estos factores son la orientación de la pirámide y la polaridad de la electricidad atmosférica en forma de iones libres.» Podríamos encontrar muchísimas referencias más en ese mismo sentido. «En 1935, el profesor de física John Hall, de Chicago, experimentó también con la pirámide. Éste, por si fuera poco, utilizando un anillo de cobre y dos cables del mismo metal de gran longitud, demostró que del vértice de la pirámide salía una especie de carga eléctrica, lo que corroboraba la controvertida experiencia de sir Williams Siemens, quien, hallándose en la cima de la pirámide de Keops, sufrió una descarga de electricidad estática al beber de una botella envuelta en un periódico húmedo.» «Las historias de pirámides todavía hacen sonreír. Sin embargo, como es asunto pintoresco y viejo, ha atraído la curiosidad de bastantes experimentadores. Algunos de ellos, con una sólida base científica, y gracias a la facilidad de obtener pruebas, han podido hacerlas en privado, dando origen a una información bastante fiable sobre el funcionamiento y propiedades de estos montajes. La pirámide más usual es el modelo de la Gran Pirámide de Keops, una reproducción de vulgar cartón a escala de sobremesa de ese famoso monumento. Sus caras son triángulos isósceles, casi equiláteros, con una relación de altura dividida por la mitad de la base, igual a la Relación Áurea o número Phi. Tradicionalmente, el punto o zona en donde se focaliza la máxima energía piramidal se halla a un tercio de su altura, y en los manuales se designa como ‘cámara del Rey’, ya que corresponde al lugar de la Pirámide de Keops donde se suponía estaba la cámara funeraria del Faraón. Las investigaciones han confirmado ese foco energético de las maquetas, aunque también en el resto de la pirámide, y principalmente en la parte

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central, hay un importante campo de fuerzas. Podemos asegurar, sin ninguna duda, que la ‘Energía Piramidal’ existe, aunque las teorías para explicarla no están muy claras...» «La pirámide se puede combinar con otros sistemas, imanes o cristales, pero no juntos. Un imán plano y redondo en el centro de la base, con uno de sus polos -preferentemente el Sur- hacia arriba. O un cristal vertical, también en el centro, debajo de la plataforma en la cual se coloca el agua. Si uno es habilidoso, se puede encajar un tubito de cobre con un cristalito en el lugar del vértice. Uno de los casos de enfriamiento anómalo sucedió con este tipo de pirámide. Así se potencia considerablemente la acción de la pirámide, pero existe muy poca información sobre ello.» Cuatro son los elementos de la física clásica: fuego, aire, agua y tierra. En la naturaleza, la energía puede manifestarse en variadas formas: fuertes vientos, lluvia, nieve, granizo, tormentas, tornados, huracanes, tifones. Siempre intervienen los mismos factores y elementos, aunque en circunstancias variables: Aire, agua en estado gaseoso, humedad relativa muy alta, con temperaturas y presiones de distintos gradientes. En condiciones adecuadas de presión y temperatura, los citados elementos pierden o ceden espontáneamente sus cargas eléctricas, polarizando el entorno, mediante la separación de iones positivos que se sitúan en una parte de la estructura, la de mayor temperatura y los iones negativos que se sitúan en la parte opuesta, la de menor temperatura. Es la electricidad dinámica. La hipótesis de obtener una fuente de energía para generar electricidad dinámica de forma artificial, se basa en la posibilidad de crear las condiciones idóneas dentro de un habitáculo cerrado, y conseguir que los elementos señalados reaccionen de forma similar a como sucede en condiciones naturales. Si dicha reacción sucediera y se pudiera mantener en forma constante, se conseguiría la generación de energía eléctrica, utilizable a voluntad, en

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cualquier situación, de forma autónoma y para atender múltiples necesidades. Veamos más notas sueltas con datos de interés que pueden ser de utilidad para realizar experimentaciones. «Parece que una pirámide modifica la estructura del agua, disminuyendo su tensión superficial y acelerando su evaporación, lo que se confirma al sacarla de la pirámide, pues se sigue evaporando más deprisa. Un fenómeno que ocurre raras veces, y que no hemos visto descrito en ningún libro, es un inexplicable enfriamiento del agua dentro de la pirámide, que llega a 4º C., con temperatura ambiente de 20º a 22º C. Y si la luz del Sol incide directamente sobre la pirámide, el enfriamiento es aún más rápido. Ello contradice aparentemente el Segundo Principio de las Leyes de la Termodinámica. Este fenómeno estaría relacionado con las teorías de Schauberger, pues 4º C es el 0º biológico, la temperatura donde el agua puede alcanzar la máxima Entropía Negativa, así como captar y liberar más energía.» Pirámides, agua, energía, vibraciones, radiaciones... todo aparenta tener alguna relación que también puede ser detectada con medios o métodos artificiales. Según una teoría de los radiestesistas acerca de que la luz, la electricidad y el magnetismo, van siempre acompañados de otra misteriosa radiación, esta energía biocósmica cuyas distintas modalidades se asocian en cierta forma a los colores, en especial al verde. «La radiestesia es una actividad pseudocientífica que se basa en la afirmación de que los estímulos eléctricos, electromagnéticos, magnetismos y radiaciones de un cuerpo emisor pueden ser percibidos y, en ocasiones, manejados por una persona por medio de artefactos sencillos mantenidos en suspensión inestable como un péndulo, o una horquilla que supuestamente amplifican la capacidad de magnetorrecepción del ser humano. Una utilidad conocida de la radiestesia, quizá la de más larga tradición, es la realizada por los denominados zahoríes, que aseguran ser capaces de encontrar los sitios más

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favorables para la excavación de pozos de los que obtener el agua, allí donde el nivel freático es más accesible, por medio de estas técnicas.» El aluminio es un metal que absorbe poco el calor, aunque sí lo transfiere, a causa de ello, por ejemplo, el papel de aluminio se suele utilizar como envoltura de alimentos y cocinarlos en un horno. Al sacarlos, los alimentos están cocinados pero el papel de aluminio no produce quemaduras. En las pirámides el aluminio se carga de su energía y la transmite positivamente. «En el libro El poder mágico de las pirámides, de Toth y Nielsen, el doctor Boris Vern, de la Mankind Research Unlimited, relata sus experiencias sobre la evaporación de agua bajo una pirámide. Las pruebas se realizaron en pirámides de plástico con bases de papel secante, de hoja de aluminio y abiertas por la base para permitir la libre circulación de aire. Los mejores resultados se obtuvieron en las pirámides con la base de aluminio. A pesar de que mucho antes ya habíamos realizado pruebas de este tipo, el hecho de que el doctor Vern usara el aluminio como base, y de que, en contra de lo que era lógico esperar, fuese el sistema más eficaz, nos impulsó a verificar sus experiencias, y efectivamente, pudimos comprobar que la base de aluminio no inhibía la acción deshidratadora de la pirámide. ...Al mismo tiempo, este hecho nos proporcionaba la confirmación de que en la pirámide no actúa una única modalidad de energía. Para terminar con esta experiencia del doctor Boris Vern, hemos de aclarar que la prueba que propugna con las bases selladas con pegamento fue para nosotros un completo fracaso, ya que la evaporación fue nula, tanto en el cubo como en la pirámide. Si el agua no puede salir, se queda... Veamos ahora cómo debemos tratar el aluminio y para qué usos nos resulta más eficaz. Para cargar el aluminio debe colocarse en la pirámide con su longitud mayor orientada en el eje norte-sur, tanto si se trata de rollos de hojas o de placas, y durante un mínimo de quince días, con lo que queda listo para su empleo...

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Todo esto lo mencionamos para demostrar que los metales poseen en cierto grado la capacidad de almacenar ciertas energías lo mismo que el aluminio, o al menos de conducirlas o seleccionarías, y, por lo tanto, quizá no sea una tontería el uso de ciertos metales "sintonizados" con la persona. También observamos que la atribución astrológica de determinados metales a determinados tipos de personas tiene una base mucho más sólida de lo que acostumbramos a creer. Volviendo al aluminio, debemos indicar que su acción bloqueadora de la energía de la pirámide sólo se ejerce sobre la materia orgánica; en cambio, no parece ejercer ninguna acción en la evaporación del agua.» La estructura más sugerente y apropiada para los objetivos que perseguimos, quizás sea la forma piramidal, como el modelo geométrico físico que ofrece posibilidades que no disponen otras estructuras conocidas, y no solo por los numerosos antecedentes que hemos visto, en relación con las pirámides egipcias, sino por la analogía que existe con la estructura piramidal del órgano nasal de los seres humanos, y de las funciones físicas que se desarrollan en su interior. Una casuística simplemente imaginativa. Hemos visto y señalado los distintos elementos y factores que intervienen, de forma más o menos decisiva, en los diferentes fenómenos que hemos señalado, tanto en la atmósfera como en los seres humanos, en los que se observa que la electricidad se desprende de una forma espontánea: agua, aire, temperaturas, presiones, además de otras fuerzas que posiblemente intervienen, como el magnetismo o la gravedad, que deberemos seleccionar y aplicar, de entre aquellos que nos puedan ser útiles para provocar u obtener reacciones o efectos similares. Prácticamente, todos los elementos, gases, líquidos, minerales, son susceptibles de ceder cargas eléctricas, en condiciones adecuadas. Al fin y al cabo, vivimos en un entorno rodeado de electricidad.

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Tenemos la capacidad de actuar sobre elementos y factores, susceptibles de ser modificados y manipulados a voluntad de forma artificial. Porque, probablemente, entre las posibles alternativas para generar electricidad, algunas apunten a desarrollar una máquina o artefacto con el que reproducir esos factores y condiciones que se dan en la atmósfera, de aquellos fenómenos en los que se liberan ingentes cantidades de electricidad. Los primeros objetivos han de consistir en verificar si pueden ser reproducidas artificialmente esas condiciones con las que determinados elementos desprenden o ceden sus cargas eléctricas espontáneamente. Y verificar si esas condiciones se pueden accionar, mantener y renovar de forma constante y permanente, para determinar que los procedimientos resulten eficientes, y poder desarrollar un artilugio capaz de actuar con suficiente autonomía. Para ello es preciso experimentar, inicialmente con pirámides. Y la primera cuestión que se suscita es cómo diseñar una pirámide de experimentación, y después... ¿Qué poner en el interior de una pirámide experimental para lograr que se desprendan cargas eléctricas?

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El Arca de la Alianza Para poder encontrar o comprender los secretos que se ocultan se hace imprescindible indagar en las fuentes del pasado para detectar los ‘indicios’, las ‘pistas’, que con seguridad dejarían los que conocieron y guardaron esos secretos. Lo mismo ha de hacerse para descubrir o comprender nuevos conocimientos. Como ejemplo, una referencia que puede ser útil es el Arca de la Alianza, un episodio apasionante de la historia que constituye uno de los secretos muy bien guardados que todavía hoy suscita el interés de colectivos que le atribuyen un gran poder y que siguen tratando de localizar su paradero. Según el Antiguo Testamento, el Arca estaba dotada de extraordinarios poderes; construida como instrumento para comunicarse con Jehová, tenía una estructura que la relacionaba con hechos puramente físicos, pues los testimonios relatados son referidos a que era utilizada en batallas, acciones de los judíos, como el de Josué que pudo tomar la ciudad de Jericó rodeándola transportando el Arca durante siete días. Otras referencias a su poder fulminante, son episodios que provocaron la muerte de unos setenta hebreos al tocarla cuando trataron de ver su interior. ¿Un condensador eléctrico? Según las instrucciones que recibió Moisés, el arca debía construirse usando oro y madera de acacia. Es decir, con un material altamente conductivo eléctricamente y otro completamente aislante. La combinación de ambos podría transformar ese cofre en un condensador eléctrico. El aire seco del desierto lo iría cargando de electricidad estática hasta que una mano se atreviese a tocarlo. ¿Era esta la fuerza del Arca? ¿Un artefacto electrostático? ¿Sólo eso? ¿Era esta la significación de los pasajes bíblicos?

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Éxodo XXV. «Y JEHOVA habló á Moisés, diciendo: Harás también un arca de madera de setim -acacia-, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio. Y la cubrirás de oro puro; por dentro y por fuera la cubrirás; y harás sobre ella una cornisa de oro alrededor. Y para ella harás de fundición cuatro anillos de oro, que pondrás a sus cuatro esquinas; dos anillos a un lado de ella, y dos anillos al otro lado. Y harás unas varas de madera de setim, las cuales cubrirás de oro. Y meterás las varas por los anillos a los lados del arca, para llevar el arca con ellas. Las varas se estarán en los anillos del arca: no se quitarán de ella. Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré. Y harás una cubierta de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio. Harás también dos querubines de oro, labrados a martillo los harás, en los dos cabos de la cubierta. Harás, pues, un querubín al extremo de un lado, y un querubín al otro extremo del lado opuesto: de la calidad de la cubierta harás los querubines en sus dos extremidades. Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas la cubierta: sus caras la una enfrente de la otra, mirando a la cubierta las caras de los querubines. Y pondrás la cubierta encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré. Y de allí me declararé á ti, y hablaré contigo de sobre la cubierta, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandaré para los hijos de Israel.»

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En definitiva, ¿Cuál sería el testimonio colocado en el interior del Arca a que hace referencia el libro del Éxodo? La construcción de un arca de esas características sólo sería posible para los hebreos de aquella época si utilizaron las enseñanzas secretas recibidas por Moisés de los sacerdotes egipcios. El texto descrito del Éxodo se asemejaría a un texto que hubiera sido esculpido en una estela egipcia, en el que un dios trasmite instrucciones para fabricar una máquina capaz de generar electricidad estática. Es más que probable que los egipcios conocieran la electricidad estática, incluso supieran cómo generarla. Algo que solo sería privilegio de ‘iniciados’ en enseñanzas esotéricas. Para Moisés, un príncipe egipcio que habría recibido esas enseñanzas, le resultaría sencillo transmitir un relato semejante, sobre cómo construir una réplica de un artefacto similar a los que custodiarían celosamente los sacerdotes egipcios. «El sarcófago de granito de la cámara del Rey, en la Gran Pirámide de Keops, sorprendentemente, tiene las medidas interiores exactas a las del Arca de la Alianza.» Aunque todo este episodio tan solo se tratara de una hipótesis ficticia, lo cierto es que los testimonios sobre la existencia del Arca y su supuesta capacidad de generar descargas eléctricas, han de considerarse como ciertos están en la Biblia-, lo cual nos ha de servir para plantear dudas razonables, ya que si la construcción del Arca lo fue con el propósito de poseer un artefacto con ‘poderes sobrenaturales’, los conocimientos en esas técnicas de los hebreos de aquella época, solamente podrían tener su origen en los conocimientos de los sacerdotes egipcios. Lo más interesante de toda esta fabulación es pensar que aquellos supuestos artefactos de los egipcios estaban diseñados para actuar de una forma ‘autónoma’ y que su carga eléctrica era suficientemente potente y duradera, o renovable de alguna forma constante y sencilla. Podemos encontrar más referencias en esa dirección, aunque únicamente puedan servir como informaciones de carácter anecdótico, como ésta tomada en internet de

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la página web de Manuel José Delgado, especialista en la cultura de los egipcios: «En la Antigüedad se conocían diversos sistemas de pilas y acumuladores eléctricos, y se aplicaban en ciertos procesos electrolíticos para recubrir los ídolos con láminas de oro. Se han encontrado pilas en Bagdad y en Macchu Pichu. Y también en Egipto. En una representación de la tumba de Ramsés VI en el Valle de los Reyes (Luxor) se aprecia claramente cómo dos símbolos sagrados del Antiguo Egipto, el pilar Djed y el signo Tit, se unían para conformar una linterna. También vemos en el templo de Dendera, posiblemente el mejor conservado de Egipto, cómo una columna de sacerdotes sube por los oscuros pasadizos hasta la terraza, llevando grandes pilas y regalos a los dioses, y cómo luego descienden por el otro lado con las pilas cargadas. Precisamente en la terraza del templo de Dendera aparecen signos inequívocos de que toda la superficie estuvo salpicada de placas de plomo, cobre y zinc, a semejanza de una gigantesca placa electrónica, que hace aún más verosímil la posibilidad del contacto con los ‘dioses’. La similitud de estas pilas con el Arca de la Alianza hebrea surge inevitablemente. Entre los babilonios y los egipcios ya habían existido objetos de culto análogos o afines a ésta. El arca babilonia se le asemeja poco, pues su forma era más bien de asiento o trono. El arca egipcia se le parecía más: consistía en un cofre o templete de dimensiones aproximadas a las de la judía, y tenía figuras de genios con las alas desplegadas. También era llevada procesionalmente por los sacerdotes, mediante barras, como los levitas llevaban la de Israel (Dt.37, 9-25). Moisés, gran iniciado en los misterios de Egipto, tuvo acceso a los secretos de pirámides y templos y, siguiendo las indicaciones de Yahveh, alentó a los judíos para que se apropiaran de todo el oro posible con el fin de hacer el Arca de la Alianza, que serviría como condensador eléctrico y que trabajaría, según estudios realizados, con de potencial de 100.000 V, pudiendo

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recargarse con la electricidad atmosférica del desierto, lo mismo que ocurre con la estática de los coches. Pero lo más curioso es que las medidas del arca encajan con pasmosa exactitud en el tanque de granito de la Cámara del Rey de la Gran Pirámide, siendo esta sala de similares dimensiones a la que Salomón construyó para guardar el Arca en el primer templo, en Jerusalén. Al sondear los misterios de las pirámides o del Arca de la Alianza nos acercamos todavía más a una desconocida tecnología, más propia de los dioses que de los hombres. Unos dioses de extraños comportamientos que dejaron en la meseta de Giza o en el desierto del Sinaí señales de su paso, aunque estuviesen escondidos tras una nube o imponiendo su criterio bajo las amenazas de su poder. Unos dioses que pudieron hacer algunas colosales obras que encontramos en Egipto y que incluso las pusieron en funcionamiento, aunque los materiales que pudieron emplearse, como el uranio enriquecido o el plutonio, se camuflaran bajo palabras tan enigmáticas como «el testimonio». Nuestros alcances científicos ya nos permiten evaluar la tecnología aplicada en la Gran Pirámide y comprender el significado de algunas extrañas frases de los libros sagrados: “En el Arca pondrás el Testimonio que yo te voy a dar” (Éxodo 2S, 16)» Muchas referencias responden a hipótesis de escaso fundamento, pero señalan la intención o posibilidades de artefactos semejantes a los descritos para el Arca: «Los antiguos egipcios fabricaban artefactos sagrados con maderas preciosas revestidas de láminas de oro. Unas urnas sagradas destinadas a la protección de los objetos sagrados que ahí se almacenaban eran construidas como condensadores que luego se cargaban eléctricamente. El Arca de la Alianza es, quizás, el más famoso de esos artefactos, una caja de madera de acacia revestida de láminas de oro fino. Cuando el Arca estaba así cargada podía ser letal si se le tocaba. Las arcas de diseño y estilo como la descrita en el Éxodo fueron históricamente egipcias, no israelitas o hebreas.»

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Ningún párrafo del Éxodo menciona datos sobre el contenido interior del Arca, excepto las Tablas de la Ley, que eran de piedra. ¿Era ese el testimonio al que hacían referencia los textos? ¿Un arca de esa naturaleza sólo para guardar las Tablas? ¿Cuál era en realidad ese testimonio? Las dudas surgen inevitablemente, puesto que si consideramos la hipótesis de que los sacerdotes egipcios conocieron de alguna forma la electricidad o poseyeron artefactos con capacidad para generarla, desde luego que el interior no contendría tablas de piedra. No hay ninguna constancia arqueológica sobre la existencia de presuntas arcas o artefactos con estas características, utilizados por los antiguos egipcios, por otra parte algo lógico y normal, si consideramos su gran capacidad para mantener ocultos sus conocimientos o sus secretos más sagrados. Pero eso no representa ningún obstáculo si lo que pretendemos es servirnos de esas hipótesis para realizar algunas deducciones. Para ello reflexionaremos sobre algunos interrogantes: ¿Cuál sería el contenido en el interior de esas supuestas ‘arcas de los egipcios’ para que tuvieran efectos eléctricos como los que se describen para el Arca de la Alianza? ¿Estarían vacías en el interior o contendrían elementos físicos o productos químicos que les conferían esas propiedades? ¿Se cargaban con la electricidad estática o generaban cargas eléctricas por medio de algún sistema en su interior? ¿Se descargaban rápidamente al contacto con tierra o se podía regular su carga de forma controlada? Las respuestas a estas interrogantes se conocerían si se hubiera conservado el Arca de la Alianza. La cuestión es que desde hace siglos se desconoce su paradero, pero se sabe a ciencia cierta que muchos la buscaron y muchos más que la siguen buscando. Aunque la buscan por motivos religiosos, por su valor como tesoro histórico, o por el poder sobrenatural que suponen otorgaría a quien la poseyera, pero no por las supuestas propiedades como un generador de energía eléctrica.

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«El hombre que llegue hasta el corazón del secreto será el amo de los cuatro elementos. Dominará el fuego, el aire, el agua y la tierra. En su corazón estarán el calor, la liberalidad, la ternura y la fidelidad. Encarnará las cuatro virtudes de la Iglesia: la prudencia, la templanza, la fuerza y la justicia; las cuatro virtudes de Platón: la sabiduría, la valentía, la continencia y la probidad; y los cuatro atributos de Sankaracharya: el discernimiento, la serenidad, las seis joyas de la rectitud y el ansia de libertad. Siempre obrará, en fin, en nombre de las cuatro letras sagradas de IEVE.» Resulta apasionante comprobar cómo actualmente sigue habiendo muchos autores que profundizan en los hechos históricos relacionados con el Arca de la Alianza para intuir su posible localización, guiándose por indicios históricos o fabulados, convencidos de que se encuentra oculta en algún lugar. Repasemos brevemente hechos de la historia. «Después del año 70, el emperador romano Tito, tras la toma de Jerusalén, hizo trasladar a Roma los sagrados ornamentos del Templo de Salomón -entre los que se podría encontrar el Arca-. Permanecieron en el templo de Júpiter Capitolino hasta la toma de Roma en el año 410 por Alarico, rey de los godos. Procopio, historiador romano, da cuenta de que en el saqueo que sucedió a aquella conquista, el rey godo confiscó también el tesoro del Templo de Salomón que fue trasladado a Toulouse, en Francia, y más tarde, bajo la amenaza de los francos, sucesivamente a Carcassonne o Rennes-le-Château; de allí pasó a España, a Toledo, la última capital visigoda. Con la caída de Toledo conquistada por los árabes, Táriq, caudillo musulmán, llevó el tesoro visigodo a Walid, califa Omeya de Damasco.» Entre los libros que abordan este tema, los hay que apuntan a que el Arca podría estar en la catedral gótica de Chartres, o en la de Amiens, ambas en Francia. Al menos si nos guiamos por referencias que recogen diversos autores, como Louis Charpentier en El misterio

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de la catedral de Chartres, Javier Sierra en Las puertas Templarias, Lynn Picknett y Clive Prince en La revelación de los templarios, y muchos más. «Las catedrales de Chartres y Amiens, en Francia, muestran en sus fachadas unos relieves que representan al Arca de la Alianza. Unos creen que fue robada en tiempos de Salomón y llevada a Etiopía; otros, que se la llevó el emperador Tito en el año 70 d.C., cuando los romanos saquearon Jerusalén. Hasta se señala a los templarios como los responsables de su hallazgo, que se cree la pudieron haber traído a Francia en secreto.» «La catedral de Chartres, fue construida entre 11941220, y la catedral de Amiens entre 1220-1288, ambas de estilo gótico, y de origen evidentemente templario, ya que solo una organización rica y poderosa pudo aportar la enorme financiación necesaria para levantarlas. Ambas se levantaron sobre los restos de catedrales románicas antiguas tras haber sido destruidas por sendos incendios causados ambos por la caída de dos rayos.» El Arca en los pórticos de las catedrales

Chartres

Amiens

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«En la catedral de Chartres, en el pórtico llamado de los Iniciados hay dos columnas esculpidas en relieve. Una muestra la imagen de un arca que es transportada por una carreta de bueyes y debajo figura la leyenda ‘ARCHA: CEDERIS’ significado que se interpreta como ‘Obrarás por el Arca’. La segunda muestra a un hombre que cubre o agarra con un velo el Arca, rodeado de un montón de cadáveres entre los que destaca un caballero en cota de malla, y debajo figura la leyenda ‘HIC AMATITUR ARCHA CEDERIS’, que algunos interpretan como: ‘En este lugar se encuentra el Arca’.» «En la catedral de Amiens, en la fachada occidental, se encuentra el portal de la Virgen, que se compone de tres frisos superpuestos. En el inferior, en el centro, se representa el Arca de la Alianza flanqueada por tres reyes y tres profetas.» «El Arca es un objeto del Antiguo Testamento, la Virgen es un personaje del Nuevo. Resulta llamativo que en un templo cristiano haya dos representaciones juntas de dos épocas diferentes. Conociendo a los constructores de las catedrales góticas, ¿es posible que eso encierre alguna clave?» «La existencia del Arca en los sótanos del Templo de Salomón se desprende de la historia misma del Arca. El Arca fue enterrada debajo del templo de Herodes en Jerusalén. Aunque no hubiese sido por Salomón, es seguro que en la Jerusalén asediada, el Arca era el primer objeto que debía ser sustraído a los posibles vencedores. Y los templarios excavaron allí.» «Hugo de Payns, primer maestre y fundador de la Orden del Temple y sus nueve compañeros eran todos de la Champagne o del Languedoc, y parece bastante claro que acudieron a los Santos Lugares con una misión concreta. Se ha dicho que los primeros templarios se dedicaron a excavar en el suelo del solar del Templo de Salomón en busca de reliquias, sobre todo del Arca de la Alianza. Quizá buscaban el Arca de la Alianza, como ha sugerido alguien, o algún tesoro antiguo de documentos

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que los condujera hasta ella, o tal vez algún tipo de conocimiento secreto que les confiriese influencia y fortuna.» «Los nueve caballeros han acudido para descubrir, custodiar, y llevarse algo particularmente importante, puesto que eran menester caballeros de armas; algo particularmente sagrado que custodiar, y tenían que ser hombres que estuviesen por encima de las pasiones humanas; algo particularmente valioso y peligroso, pues había que guardar un secreto absoluto.» «Los amantes de lo oculto, siguiendo una tradición rabínica difundida por el rabino Rabbí Mannaseh ben Israel, que vivió en la primera mitad del siglo XVII, y que asegura que fue el propio rey Salomón quien ordenó construir bajo el templo una cámara secreta para ocultar el Arca, han supuesto que los sacerdotes hebreos ocultaron el Arca en el subsuelo del Templo de Jerusalén, y que fueron los pioneros del Temple quienes, a base de excavar, la encontraron. Así, los templarios habrían sido los guardianes del Arca, y sus sucesores la mantendrían oculta todavía hoy.» «Los templarios construyeron iglesias de planta octogonal, porque creyeron que ésa había sido la forma del Templo de Salomón. El baptisterio de Florencia es una obra arquitectónica extraña, de planta octogonal, que data de los tiempos de la primera cruzada y es muy posible que su construcción se debiese a los templarios, quienes además de sus características iglesias de planta circular también promovieron las de forma octogonal, de acuerdo con lo que creían había sido la planta del Templo de Salomón en Jerusalén.» «El laberinto de la catedral de Chartres es circular y está situado en el eje de la nave central. Es un pavimento circular de trece metros de diámetro en el que baldosas blancas y negras forman un estrecho sendero con múltiples circunvoluciones que conducen al centro. El sendero del laberinto representaba una peregrinación

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simbólica que los peregrinos debían recorrer a pie o de rodillas hasta la roseta central.» «El laberinto de Amiens es octogonal y está situado en el quinto tramo de la nave. En la Edad Media, los peregrinos que llegaban para venerar las reliquias de san Juan Bautista, y deseaban ganar algunas indulgencias o para que les fueran perdonados los pecados cometidos, debían seguir el camino de la línea negra del laberinto de rodillas. La piedra central del laberinto es octogonal con una cruz que da orientación de los puntos cardinales y a su alrededor están los tres arquitectos de la catedral y el obispo.» Esquemas de los dos laberintos

Catedral de Chartres

Catedral de Amiens

Bajo los laberintos de estas dos catedrales estarían los lugares idóneos para esconder un objeto tan valioso y buscado como es el Arca de la Alianza, enterrada en un lugar señalado y destacado, en el que fieles y peregrinos ejecutarían un ritual simbólico sobre un objeto sagrado. Sin duda que los arquitectos o maestros de obra de las catedrales góticas podrían ocultar los objetos sagrados, soterrados en habitáculos completamente sellados y sin accesos posibles.

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¿Cuál de los dos laberintos tiene más posibilidades de ocultar un tesoro digno de los caballeros Templarios? Si nos dejamos llevar por las preferencias arquitectónicas de los templarios, el de Amiens, octogonal, llevaría todas las de ganar. El círculo central del laberinto de Chartres tiene la forma de rosa con seis pétalos, una imagen representada con profusión en los rosetones de las iglesias templarias. Parece ser que en ese círculo central existió una placa de bronce o de latón con las figuras de Teseo, Ariadna y el Minotauro, que habría sido retirada y fundida durante la Revolución Francesa para fabricar cañones. Dicha placa constituiría una perfecta ‘toma de tierra’, en la que los peregrinos experimentarían un alivio por la descarga de la electricidad estática acumulada por el rozamiento, tras hacer el recorrido de rodillas por todo el laberinto. «En 1849 se efectuó una excavación bajo el círculo del laberinto de Chartres para determinar si algún objeto había sido enterrado en ese lugar. A pesar de excavar hasta cinco metros de profundidad no se encontró nada.» Lo cierto es que siguiendo los indicios encontrados en relatos, leyendas o documentos históricos, es aquí, hasta esas dos catedrales góticas, adonde han conducido a muchos investigadores, entre tantos otros destinos que pudo haber tenido aquella reliquia tan preciada. Cierto es que con todos esos pequeños indicios no resulta posible determinar en cuál de las dos catedrales se encontraría realmente el Arca, suponiendo que estuviera en una de las dos, aunque con seguridad en ambas se encuentran enterradas reliquias u objetos sagrados de gran valor y significado para los Templarios. Y es que, como se indicó al principio, siempre es preciso buscar y analizar aquellos indicios que señalen el camino hacia el conocimiento y la comprensión. Los indicios nos ayudarán a encontrar lo que buscamos. Resulta curioso el enorme interés que a lo largo de la historia ha suscitado el Arca de la Alianza, este poderoso artefacto, pero como símbolo de fuerza y poder, como un

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objeto preciado por su componente de oro, y sin embargo no se tienen noticias de que se hubiera reproducido un artefacto similar con el propósito de investigar o verificar si en el fondo se trataba de un potente generador de electricidad. Pensar que podría ser una solución producir a nivel industrial pequeñas arcas a escala, con madera de acacia recubierta de oro, para generar electricidad con la que, por ejemplo, dotar de forma autónoma energía a los vehículos con motores eléctricos. La hipótesis parece un disparate, pues la convierte en descartable el metal que habría de utilizarse, el oro, un metal inaccesible, no solo para hacer pruebas o experimentar, sino impensable el plantear un desarrollo a gran escala, porque el oro es un elemento muy escaso, muy codiciado, muy ‘caro’ y por tanto está mejor como está, ‘bien guardado y vigilado’. Si el futuro energético mundial dependiera del oro utilizado a escala industrial para fabricar generadores, los ‘costes’ de producción de esa energía se dispararían... No obstante, la propia estructura del Arca podría ser una excelente referencia, utilizando otros materiales... Un breve párrafo de Alan Alford en el libro Dioses del nuevo milenio, relata esta extraña referencia: «Los templarios pasaron mucho tiempo excavando en Jerusalén, y los estudios sobre su historia sugieren que recuperaron un dispositivo tecnológico, o el Arca de la Alianza o la Máquina del Maná. Existe el rumor de que la localización del Arca de la Alianza será revelada en breve. Como artefacto tecnológico de los tiempos antiguos mejor documentado, su exposición causaría una conmoción. Desafortunadamente este secreto ha sido mantenido a salvo durante mucho tiempo, tanto que su tecnología no sería considerada demasiado sorprendente. Si el Arca fuese revelada mañana, los científicos la denunciarían como un fraude. Las sociedades secretas están por todas partes.» Muchos la buscaron y la seguirán buscando, pues atribuyen al Arca un extraño poder sobrenatural...

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Imágenes invertidas Los indicios pueden servirnos para encontrar lo que buscamos y también ayudar a encontrar la vía que lleve a comprender lo que no entendemos. Más eso no siempre es así. Los indicios por sí mismos también nos pueden despistar, desviarnos y perdernos en el camino, pues sucede que a veces, lo que percibimos engaña nuestros sentidos, especialmente nuestro cerebro, falsea nuestras deducciones y nos conduce por la vía del error. Es pues conveniente seguir profundizando en los datos, en el análisis, en la reflexión y la meditación. Y es porque las cosas no siempre son como nosotros las vemos, o como nuestra mente nos hace creer que las vemos, o como muchas personas nos harán creer que son como ellos nos dicen... Puede resultar de gran interés analizar una curiosa paradoja que se produce como consecuencia de uno de los efectos más conocidos que se dan en el órgano de la visión en el ser humano. Es un efecto de la física de la luz por el cual al pasar a través de una lente, las imágenes que se proyectan sobre el fondo se invierten, como ocurre sobre la retina, en el interior del globo ocular, lo que nos hace creer que vemos la realidad del mundo al revés en el interior de nuestro cerebro, y que sólo de pensarlo nos produce un efecto impactante. Si miramos fijamente a los ojos de otra persona y nos fijamos en el cristalino, en la parte central, veremos la imagen que se forma sobre él, y si estamos muy cerca veremos nuestra propia imagen reflejada y la veremos en posición vertical. Por la forma de lente que tiene el cristalino, la luz que pasa a través él, provoca el efecto de que la imagen que se proyecta llega invertida sobre la retina. Después, en la retina, los colores y las formas se transforman en señales óptico-nerviosas, que a través del nervio óptico se transmiten hasta la parte posterior del cerebro. Todo hace pensar que esas señales habrían de llegar hasta su

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destino en la misma posición que las vemos, para que la sensación visual que tenemos sea idéntica a la real. Así, el cerebro, en alguna de las fases, ha de invertir de nuevo las señales para que las imágenes estén en el mismo sentido y posición como nos parece que las percibimos. Eso es lo que ciertamente creemos, pero, ¿por medio de qué mecanismos se reinvierten esas imágenes entre la retina y la corteza visual del cerebro?

Imagen invertida sobre la retina

Para profundizar entre las posibles respuestas, ha de observarse un curioso efecto que se produce al mirar a través de una bola de cristal o de una copa esférica llena de agua. Las imágenes de los objetos situados delante de la copa, que aparecen reflejadas sobre la parte posterior, las vemos en posición ‘invertida’.

Imagen invertida por la copa

Si hacemos una analogía de esos fenómenos para verificar lo que realmente creemos que se produce en el interior del globo ocular, en la retina, han de tenerse en cuenta algunos datos: La anatomía interna del ojo se

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caracteriza por la forma esférica, su contenido interior ocupado por un líquido -el ‘humor vítreo’-, el cristalino una lente-, y la retina con forma cóncava, un tejido sensible a la luz que recubre su superficie. Esa fisonomía nos ha de llevar a creer que las imágenes que penetran al ojo se invierten al pasar por el cristalino y se vuelven a ‘reinvertir’ -por el efecto citado- por su paso a través del líquido vítreo, con lo que habrían de proyectarse sobre la retina en su posición original. Si profundizamos sobre los fenómenos que hemos descrito, encontraremos nuevas pistas. Cuando miramos una imagen proyectada sobre el fondo de una superficie cóncava metálica, también la vemos invertida.

Imagen invertida sobre una superficie cóncava

Este efecto nos lleva de nuevo a la estructura del ojo, ya que la luz de las imágenes pasa primero por una lente, después atraviesa un líquido y finalmente se proyecta sobre una superficie cóncava. En cada uno de esos tres procesos, aparentemente, las imágenes se invierten. Por tanto hemos de preguntarnos de nuevo cuál será la posición real en la acaban proyectándose las imágenes sobre la retina. Pero, cuando aproximamos lentamente un dedo hacia la imagen proyectada de la superficie metálica cóncava, veremos que en un punto próximo al plano que circunda dicha superficie, la imagen del dedo invertido desaparece y aparece la del dedo en su posición real. Es decir, existe un punto de inflexión a unos centímetros de

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la superficie cóncava, a partir del cual la luz reflejada de ‘desinvierte’. Al menos esa es la impresión que percibimos de los efectos, ya que en realidad no podemos determinar si las imágenes, tal como las vemos invertidas sobre una superficie cóncava, tan solo son un reflejo invertido de la luz que llega a nuestros ojos, lo cual no significaría que en realidad las imágenes estén proyectadas en posición invertida sobre esas superficies. La conclusión de todos estos efectos elementales, es que existen puntos de inflexión en la refracción de la luz, a partir de los cuales se invierten las imágenes reflejadas, en función de la forma de las superficies donde inciden, lo que equivaldría a considerar, aparentemente, que una de las propiedades de la luz es que se invierte cuando es reflejada o proyectada sobre superficies cóncavas. Son efectos de las leyes físicas de la naturaleza que únicamente se pueden observar o ‘producir’ mediante la utilización de herramientas o artilugios que tengan la superficie reflectante y forma cóncava, como la de estos ejemplos, utilizando una copa de agua o una cazoleta. Un curioso y simple fenómeno cuyo análisis detenido puede servir para otras situaciones en las que precisemos hacer análisis de fenómenos físicos que observemos en la naturaleza, especialmente por la influencia determinante que pueden tener en las deducciones que se hagan. «Los fenómenos de la física en la Naturaleza forman parte de infinitos mundos invisibles que rodean el mundo de lo visible. Para detectarlos se precisa la observación minuciosa y herramientas apropiadas que nos permitan su detección. Aunque quizás, los antiguos antepasados dispusieron de formas de alcanzar conocimientos que se perdieron para nosotros.»

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VII

LA FUERZA DE GRAVEDAD «Quien domine la pirámide dominará el Universo»

Grandes teorías de la Física fueron sustentadas en teorías que se basaron en indicios a partir de los cuales se realización deducciones matemáticas, por el desarrollo de complejas formulaciones, efectivamente consistentes para muchas aplicaciones, lo cual significará que, si los fundamentos considerados, aún siendo ficticios, resultan ser correctos, las deducciones también lo serán, más si esos conceptos o indicios fueran falsos, las deducciones, aunque perfectamente lógicas, conducirán a conclusiones igualmente ficticias o falsas. Grandes teorías que se sustentan en hipótesis tratan de explicar los grandes enigmas que rodean las fuerzas del Universo. Una de esas fuerzas es la Gravedad. La gravedad es una de las fuerzas más desconocidas de las ciencias que componen la Física. La fuerza de la gravedad puede ser descrita como la acción de un ‘campo de fuerza’ gravitatorio, al que no escapa nada. Incluso Einstein descubrió que hasta las ondas de luz también se integran en ese campo. «Contra todo cuanto parece demostrarnos la experiencia cotidiana, la gravedad es

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una fuerza de una debilidad increíble; hacen falta cantidades ingentes de materia, los seis mil millones de billones de toneladas de la Tierra, para producir el modesto campo gravitatorio en que vivimos, tan modesto, que cuando mantenemos en alto un trozo de hierro sujeto por un simple imán, estamos contrarrestando toda la fuerza gravitatoria de la Tierra sobre dicho trozo de hierro. Si a nosotros esta fuerza nos parece grande, es tan sólo porque, como hemos dicho antes, no se le conoce masa y únicamente carga positiva, o sea, una única dirección. De esto se deriva nuestra impotencia en dominarla y sustraernos a sus efectos.» Probablemente, las claves de la materia y de la energía están contenidas en la interrelación existente entre los elementos y sus propiedades, expresadas en lo que entendemos como las leyes naturales de la física, de cuya interpretación correcta se deduce el poder resolver y dar explicación a cualquier cuestión o problema, ya sea de tipo físico o químico, aun cuando sea solo de forma teórica. Relacionar los elementos y sus propiedades con el contenido de esas leyes o claves para obtener un objeto material, ya sea una piedra o cualquier otro elemento, puede parecer a simple vista algo puramente fantástico o imaginario. Algo semejante al sueño de muchas personas que buscaron una solución posible de algo que les podía parecer completamente inalcanzable. En otras épocas, desde la más remota antigüedad, muchas personas se dedicaron a buscar afanosamente lo que muchos consideran una quimera: La Piedra Filosofal, un conocimiento que permitiera transmutar los metales en oro y que a la vez fuera la clave de la eterna juventud. Algo así como el conocimiento supremo. Un conocimiento cuyas claves, pistas o indicios recogieron y guardaron muy bien, como si de un poderoso secreto se tratara, en una ciencia, la ALQUIMIA, que nació en el antiguo Egipto y se transmitió durante milenios solo entre misteriosos grupos de iniciados. Lo más curioso de todo ello es que el

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fin último de lo que buscaban era eso, una PIEDRA. Y las pirámides son grandes construcciones de piedra. Las pirámides de la meseta de Gizeh originalmente estaban recubiertas con bloques de revestimiento, los cuales tienen la cara exterior en forma inclinada, con un ángulo igual al de inclinación, por lo que las superficies de las cuatro caras eran totalmente lisas. Hay algunas referencias a que esas superficies contenían inscripciones que al desaparecer esos recubrimientos se perdieron para siempre. André Pochan en el libro El enigma de la Gran Pirámide relata un testimonio de un anciano copto que vivió en el siglo IX d.C. «... Las pirámides son muy altas y de una construcción notable; en su superficie se encuentran toda clase de inscripciones, escritas con los caracteres de las naciones antiguas y de los reinos que ya no existen. No se sabe lo que es esta escritura, ni lo que significa... las inscripciones se refieren a las ciencias, a las propiedades de los cuerpos, a la magia y a los secretos de la Naturaleza... » Manly P. Hall en su libro Las enseñanzas secretas de todos los tiempos expone que la Gran Pirámide es la expresión visible de la alianza entre “la Sabiduría eterna y el mundo”, algo así como un pacto entre Dios y el hombre. «Las pirámides como los montes son paradigmas de la Montaña Santa o Altar de Dios. El hecho de que la base de la Gran Pirámide sea cuadrada nos recuerda constantemente que la Casa de la Sabiduría está bien asentada en la naturaleza y sus leyes inmutables. Sus esquinas representan Silencio, Profundidad, Inteligencia y Verdad. Los lados de la Gran Pirámide miran a los cuatro puntos cardinales. El lado Sur simboliza el Frío, el lado Norte el Calor, el lado Oeste la Oscuridad, y el lado Este la Luz. La base de la pirámide representa, además, los cuatro elementos o sustancias materiales de cuya combinación está compuesto el cuerpo cuádruple del hombre. Las caras son triángulos, como expresión de las tres potencias del alma.»

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Casi como para pensar que por alguna circunstancia en algún momento de la historia, en tiempos remotos, hubo seres que alcanzaron fuentes de conocimientos que estaban en una piedra, en las piedras, en la materia, en los minerales, en su composición, o en sus formas. Y este hecho empujó a otros hombres a dedicar prácticamente su vida entera a esa misma búsqueda. Sin duda que existieron poderosas razones o fundamentos para ello, aunque, probablemente, tan solo eran escritos o leyendas de personas dedicadas a estudiar y transmitir lo esotérico y lo misterioso. El principal objetivo de este último capítulo consiste en recoger y señalar una serie de indicios que apunten hacia posibles nuevas fuentes de energía, o fuerzas que podrían ser utilizadas en el futuro, durante los próximos miles de años, de forma alternativa, complementaria o diferente a las actuales, donde la energía nuclear es la mayor fuente de producción de electricidad, y el petróleo proporciona una locomoción con autonomía. Algunos indicios habrán de buscarse entre lo que se conocen en el campo de las ciencias, como las ‘cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza y del universo’: Gravitacional, electromagnética, fuerte y débil. Tras la interacción de esas cuatro fuerzas pueden esconderse las claves de las soluciones que se buscan, especialmente en la más poderosa de ellas: La fuerza de la Gravedad. Actualmente, los estudios científicos más avanzados tratan de lograr la interrelación o la unificación de esas cuatro fuerzas, a través de complejas teorías formuladas por científicos extraordinarios, como Albert Einstein, que buscaron esa unificación. Teorías que están disponibles y a las que se pueden acceder, por su gran interés, a través de numerosas publicaciones y páginas de internet. En los siguientes apartados se recogen conceptos elementales sobre esas cuatro fuerzas, que junto a curiosos episodios y detalles que parecen meras fabulaciones, pueden servir de referencia a la hora de buscar conocimientos que permanecen ocultos y que aguardan ser desvelados.

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Las cuatro fuerzas de la naturaleza Al igual que los antiguos señalaron la existencia de cuatro elementos fundamentales de la naturaleza, tierra, agua, aire y fuego, los teóricos modernos señalaron la existencia de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza. Brevemente y de forma elemental vamos a señalar sus características más destacables. «Existen cuatro fuerzas en la física de la naturaleza: gravitatoria, electromagnética, fuerza fuerte, y fuerza débil. La física moderna ha tratado de encontrar una teoría sobre la unificación de estas cuatro fuerzas, y hasta la fecha no se ha logrado. Sí que se han establecido algunas interrelaciones existentes entre ellas, como el electromagnetismo y la fuerza débil, o entre la gravedad y la fuerza fuerte.» Albert Einstein (1879-1955), considerado el científico más destacado del siglo XX, buscó una teoría mediante la cual todas las manifestaciones de la materia y la energía quedaran englobados en una única fórmula universal que aunara las cuatro fuerzas de la naturaleza: Fuerza fuerte o de los átomos. Fuerza débil o de las moléculas. Fuerza magnética o de la atracción de los metales. Fuerza de gravedad o de la atracción de los planetas y los astros. Son las Teorías unificadas de los campos. «La fuerza fuerte es la fuerza que se observa en la estructura del núcleo de los átomos y que mantiene intensamente unidas a todas las partículas que los componen. A pesar de que su acción es la más fuerte de las cuatro fuerzas, no puede ser detectada directamente en los cuerpos y sólo se le aprecia a distancias que no superan el radio del núcleo atómico. En los átomos, solo las partículas más pesadas como los protones y los neutrones se hallan sujetos por esta fuerza fuerte, en cambio los electrones no lo están. Debido a la carga positiva de los protones, para que éstos se encuentren estables en el núcleo debía existir una fuerza más fuerte

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que la electromagnética para retenerlos. Una de las consecuencias de la intensidad de esta fuerza, es fuente de una gran energía, la nuclear, que se libera por la ruptura o desintegración de los átomos causada por medios artificiales.» «La fuerza débil es la que se observa entre diferentes partículas que componen los átomos: Las más conocidas y básicas son los neutrones, protones, y electrones. Las interacciones de estas partículas se manifiestan en fenómenos eléctricos, aun cuando existen otras muchas partículas, que se comenzaron a observar cuando se detectó el fenómeno de la radiactividad. Las emisiones se producen a partir de átomos radiactivos que emiten dos clases de partículas, alfa y beta. Las alfa son núcleos pesados con carga positiva y las beta son electrones con carga negativa. La fuerza débil es de naturaleza diferente que las fuerzas gravitatoria y electromagnética, ya que en contraste con ellas, no ejerce ningún tipo de atracción o empuje.» «La fuerza magnética, o electromagnetismo, es una fuerza que interactúa en materiales, elementos, átomos o partículas con cargas eléctricas. Ya en el siglo XIX se vio que las cargas eléctricas del mismo signo se repelen y las de signo contrario se atraen. Este fenómeno incluye a la fuerza electrostática, que actúa entre cargas en reposo, y el efecto combinado de las fuerzas eléctrica y magnética que actúan entre cargas que se mueven unas respecto a las otras. Los fenómenos eléctricos y magnéticos han sido observados desde la antigüedad, aunque fue a partir del citado siglo cuando los científicos descubrieron que la electricidad y el magnetismo son dos fenómenos de la misma interacción.» «La gravedad es una de las cuatro interacciones fundamentales observadas en la naturaleza. Origina los movimientos a gran escala que se observan en el sistema solar y en el Universo: la órbita de la Luna alrededor de la Tierra, o las órbitas de los nueve planetas alrededor del Sol. A escala cósmica es la interacción por la que se

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desarrolla una gran fuerza, pues gobierna la mayoría de los fenómenos a gran escala. Es la más desconocida de las cuatro fuerzas, y la que afecta a toda la materia existente, los elementos, los átomos y las partículas que los componen, y una de sus características que destacan es por ser una fuerza cuyos efectos disminuyen con la distancia, aunque esos efectos siguen siendo apreciables en todo el espacio y se manifiestan a grandes distancias, a causa de los efectos acumulativos entre las masas, su materia y su estado. La interacción gravitatoria, hace que cualquier tipo de materia provista de energía interaccione entre sí. Uno de los rasgos que la caracterizan es su universalidad, pues nada en el Cosmos escapa a sus efectos. En la Tierra se perciben los efectos de esta fuerza constantemente, ya que todos los objetos contenidos en la atmósfera son atraídos hacia la superficie. La hipótesis más generalizada es que la interacción gravitatoria, gravitación o fuerza de la gravedad, es transmitida por el gravitón.» Las teorías modernas buscan la unificación de estas cuatro fuerzas mediante formulaciones matemáticas enormemente complejas, por lo que únicamente se han señalado los conceptos más simples por su carácter como ‘fuerzas’ y los factores que las caracterizan y distinguen unas de otras. Las partículas de los átomos y sus ‘cargas eléctricas’ que componen la materia, son los factores que intervienen decisivamente en los fenómenos en los que se manifiestan en forma de energía, aquellos en los que se detectan las fuerzas de la naturaleza, las que causan interacciones entre los objetos o sus masas, tanto a pequeñas como a grandes distancias, de forma semejante a como se detectan los efectos de la energía en los fenómenos que se producen en la atmósfera, descritos en capítulos anteriores.

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«Para la ciencia oficial la fuerza de la gravedad no tiene aún explicación, a no ser, como diría Haramein, que el centro de la Tierra fuese una singularidad… pero claro, eso implicaría evidenciar que la distribución de la energía es tipo toroidal, con entradas y salidas.» Las cuatro fuerzas de la naturaleza se manifiestan como diferentes líneas de fuerzas que interaccionan en la materia que componen todos los elementos. Por ejemplo, la acción de los efectos magnéticos es toroidal.

La mayor fuerza del Universo es la gravedad. La ciencia no ha descubierto todavía las propiedades de esa inmensa fuerza, en el sentido de dominarla, de obtener alguna utilidad como medio energético o de locomoción. Algún día quizás se produzcan descubrimientos que permitan a los hombres diseñar máquinas con las que poder moverse a voluntad en un campo gravitatorio.

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El movimiento absoluto del sistema solar Paul Davies, destacado investigador en temas sobre Física y Astronomía, en su libro ‘Superfuerza’ describe algunos aspectos de la gravedad desarrollados por la mecánica de Newton. «La teoría de Newton eliminó de inmediato una dificultad relativa al movimiento de la Tierra en torno al Sol. No hay ningún elemento visible que empuje o tire de la Tierra a lo largo de su órbita. Según la teoría de Newton, no se necesita ninguno. El hecho del movimiento de la Tierra no es un problema; sólo su desvío de la uniformidad -el movimiento en línea recta a una velocidad constante- requiere explicación. La trayectoria de la Tierra en el espacio se curva en torno al Sol, un hecho fácilmente explicado por la fuerza gravitatoria de este último. La mecánica de Newton se aceptó rápidamente como una feliz descripción de la fuerza y el movimiento, y en la actualidad es la base de toda la ingeniería. No hace ninguna referencia, sin embargo, al origen de las fuerzas que aceleran la materia. Según esa mecánica, algunas fuerzas parecen actuar directamente en contacto con un cuerpo, como el tirar de una cuerda, mientras que otras, como la gravedad, parecen actuar a distancia a través del espacio vacío» A pesar de las afirmaciones contenidas en el párrafo transcrito, los movimientos gravitatorios constituyen otra de las claves de la energía del universo cuyas causas y efectos continúan sin estar suficientemente explicados. Precisamente, al tratar de aplicar los principios de la física y la energía para verificar si intervienen en dichos movimientos gravitatorios, surge la necesidad de mostrar la configuración de la mecánica del movimiento absoluto del sistema solar. Habitualmente se describe el movimiento orbital de la Tierra y de los planetas siguiendo trayectorias elípticas o circulares alrededor del Sol. Las órbitas elípticas fueron resultado de los trabajos de Johannes Kepler, basados en

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las precisas mediciones astronómicas efectuadas por Tycho Brahe, referidas particularmente al planeta Marte. Dichas mediciones señalaban la posición angular de los planetas referidas al Sol, y durante el tiempo que duraba la revolución, es decir, hasta el momento en que los planetas volvían a ocupar una posición exactamente igual que al inicio de la circunvolución. «Los antiguos habían observado que ciertos astros, -el Sol, la Luna y los planetas-, describían en la bóveda celeste trayectorias de aspecto determinado. Se supuso entonces que seguían trayectorias reales, órbitas de forma circular recorridas con un movimiento uniforme; uniformidad de movimiento que a Copérnico le pereció indispensable, pero que pronto fue una dificultad. Fue preciso recurrir a combinaciones de movimientos circulares, y las explicaciones y teorías mecánicas llegaron a ser muy complejas. La cuestión cambió cuando Kepler demostró que los movimientos planetarios se realizaban con órbitas elípticas y según velocidades variables.» Ha de considerarse que las trayectorias observadas son descritas desde un punto de vista ‘relativo’, es decir, considerando como si el Sol permaneciera siempre ‘fijo’ en un mismo punto, como si en realidad no se moviera. Y eso es perfectamente válido para cuantas observaciones o cálculos se hagan, tanto desde la óptica de la Astronomía como de la Astrofísica. Sin embargo, el Sol tiene un movimiento espacial permanente, junto con los planetas y satélites, a los que arrastra en ese desplazamiento; el primero siguiendo una trayectoria en dirección indeterminada, y los segundos girando ciclónicamente a su alrededor, lo cual se conoce como ‘movimiento absoluto’. Veamos una representación gráfica de ambos movimientos, para poner de relieve las evidentes diferencias que existen entre el movimiento giratorio ‘relativo’, y el movimiento espacial ‘absoluto’, con la intención de señalar posibles causas o factores que intervienen en la acción de la gravedad.

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En el siguiente dibujo se representa la órbita relativa que recorre la Tierra en un año, mediante una elipse -en color azul- en cuyo centro se sitúa el Sol. Sobre la órbita se marcan los puntos que señalan las doce posiciones coincidentes con cada uno de los meses del año, con sus ejes -en color rojo- que señalan la variación angular de cada una de dichas posiciones, -unos 30º grados/mes-, numeradas de la 1 a la 12 en el sentido contrario a las agujas de un reloj.

Órbita relativa de la Tierra en un año

La Tierra gira sobre sí misma sobre un eje imaginario que tiene una inclinación de 23,5º con respecto al plano de su ecuador y al plano de la eclíptica. En el dibujo se representan dos planos; un plano en el que se mueve el Sol -línea amarilla- en su circunvolución a la galaxia y el plano en el que gira la Tierra -la elipse- relativo respecto al movimiento del Sol, con la inclinación citada. Ambos planos se cortan anualmente en dos puntos, que señalan los equinoccios, el de primavera, 21 de marzo -entre las posiciones 3 y 4- y el de otoño, 21 de Septiembre -entre la 9 y la 10-, las fechas en las que la Tierra pasa por dichos puntos. La máxima separación de los dos planos se produce en los solsticios, el de verano, 21 de junio -entre la posición 6 y 7- y el de invierno, 21 de diciembre -entre la posición 12 y la 1-. Son, respectivamente, los períodos

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en los que la Tierra se encuentra en el afelio - la distancia más alejada del Sol-, y en el perihelio -la más cercana-. Simbólicamente, el plano de la órbita - la elipse- se ha dibujado con esa inclinación, para representar que desde el equinoccio de primavera hasta el de otoño, -los meses de primavera-verano- el movimiento de la Tierra discurre por debajo de la trayectoria del Sol, y hasta el siguiente equinoccio, -los meses de otoño-invierno- discurre por encima. Esto representa el movimiento espacial ‘relativo’. Puesto que el Sol se mueve en el espacio, a velocidad considerable en torno al centro de la galaxia, el espacio que recorre en el tiempo en que la Tierra efectúa un solo giro -1 año-, sin duda ha de ser inmenso, de lo cual se deduce que el espacio recorrido por ésta también lo ha de ser. Si trasladamos estos conceptos a un dibujo conjunto en el que se representan las sucesivas posiciones del punto que gira -la Tierra- respecto al Sol -línea amarilla-, el resultado permite comparar las posiciones relativas angulares -ejes color rojo- y el desplazamiento espacial absoluto-línea azul-.

Desplazamiento de la Tierra y del Sol en un año

La trayectoria del desplazamiento del Sol marcada en doce segmentos iguales -línea amarilla- que corresponden al espacio que recorre mes a mes durante un año, a una velocidad y dirección supuestamente constantes. La línea azul muestra cómo la trayectoria de la Tierra es continua y ondulatoria, semejando un ‘tirabuzón’ que baja y sube a la vez que gira alrededor de la trayectoria solar; por debajo durante 6 meses -desde abril a septiembre- y por encima los otros 6 meses -desde octubre a marzo-. Esto representa el movimiento espacial ‘absoluto’ de la órbita de la Tierra en un año.

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Esas representaciones ponen en evidencia que: La elipse representa el movimiento orbital relativo del planeta respecto de su centro, el Sol, que se desplaza y también el plano de la elipse con respecto a él. La línea ondulatoria representa el desplazamiento espacial absoluto del planeta en función del movimiento espacial del Sol. Una de las características de los sistemas giratorios que se desplazan, es la variación de la velocidad espacial real en función de su posición relativa en la órbita. La velocidad real o absoluta con la que los planetas del sistema solar recorren sus órbitas es variable, y lo es en función de la velocidad real del Sol y de la posición absoluta de la Tierra por el desplazamiento en el espacio en conjunción con el Sol. En el movimiento orbital relativo, -el sol inmóvil- la velocidad orbital con la que se desplaza el planeta se consideraría constante, sin embargo en la realidad, la velocidad real del movimiento absoluto es variable, siendo muy superior cuando ese desplazamiento coincide en el mismo sentido que el Sol, e inferior cuando el sentido es contrario. El movimiento absoluto de la Tierra es siempre en la misma dirección espacial que el del Sol, y define una órbita ondulatoria o con forma de tirabuzón, que es recorrida en el sentido contrario a las agujas del reloj y velocidad variable. Esa variación de la velocidad espacial se produce con toda evidencia en función de la posición en que se sitúa la Tierra en cada momento de la órbita. Cuando la posición se sitúa por detrás respecto al Sol, la fuerza de gravedad actúa en el sentido de que le imprime una aceleración constante de la velocidad, para que la Tierra supere la velocidad del Sol y le adelante en el espacio, mientras que, cuando las posiciones se sitúan por delante, la misma fuerza de gravedad actúa causando la desaceleración la velocidad de la Tierra quedando por detrás en el espacio respecto al Sol. La resultante de los vectores de las dos fuerzas que actúan -la gravitatoria y la inercia- determinan la trayectoria orbital.

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Para explicar cómo es el movimiento giratorio real de la Tierra con respecto al del Sol, se han de distinguir dos momentos orbitales diferenciados: Durante una fase de la órbita es evidente que la Tierra adelanta al Sol, para lo cual la velocidad de desplazamiento ha de superar a la de este último, al que se le estima una velocidad constante. Durante la siguiente fase, resulta evidente que la Tierra queda por detrás del Sol, para lo cual la velocidad de ésta ha de ser inferior a la de aquél. Facilitará la comprensión de lo expuesto observar los dibujos de ambos momentos por separado. Partiendo de la posición del mes 12 como inicio de la trayectoria, momento en el que la velocidad de la Tierra experimenta una disminución progresiva y constante, durante los meses de enero a junio, la trayectoria que sigue está por encima respecto al plano de la trayectoria del Sol, hacia la cual tiende, a la vez que se va curvando y descendiendo, hasta el mes 3 -equinoccio de primaveraen la cual corta el plano solar situándose por debajo, en progresiva desaceleración, retroceso y descenso, hasta el mes 6, -solsticio de verano- en el cual llega al punto más bajo del plano de la órbita y comienza a ascender.

Velocidad orbital - desaceleración- de diciembre a junio

Velocidad orbital - aceleración- de junio a diciembre

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En los tres meses siguientes, la trayectoria orbital continúa bajo la posición solar, hacia la cual tiende, a la vez que se va curvando y ascendiendo, en progresiva aceleración, hasta el mes 9, -equinoccio de otoño- en el cual corta el plano solar pasando a situarse por encima y ascendiendo, hasta el mes 12, -solsticio de invierno- en el cual alcanza el punto más alto de la órbita y comienza de nuevo a descender y retroceder respecto al Sol. Comparando los dos momentos orbitales, aceleración y desaceleración, se deducen varios datos de interés: la órbita terrestre es de naturaleza ondulatoria, semejante a un bucle o tirabuzón que gira y envuelve la trayectoria solar; el movimiento orbital del planeta es continuo, con velocidades, espacios y tiempos variables. Durante seis meses, cuando la Tierra se mueve por delante del Sol, la fuerza gravitatoria contrarresta la inercia del movimiento, reduciendo su velocidad, actuando de freno, por lo que el espacio recorrido en ese período es inferior. Durante otros seis meses, cuando la Tierra se mueve por detrás del Sol, la fuerza gravitatoria se suma a la de inercia e imprime aceleración, incrementa la velocidad y el espacio recorrido, para situarse de nuevo por delante. El lugar donde la Tierra se encuentra más cerca del Sol se llama perihelio, y se produce sobre el 3 de enero. El lugar donde el planeta se encuentra más alejado del Sol se llama afelio, y se produce sobre el 4 de julio. En el perihelio, está a aproximadamente a 147 millones de kms del Sol. En el afelio, la distancia es aproximadamente de 152 millones de kms, a unos 5 millones de kms más distante del Sol que en el perihelio. Cuando la Tierra está en el perihelio, alcanza su mayor aproximación al Sol, por lo que debería hacer más calor durante el mes de enero, justo a mitad del invierno en el hemisferio norte, que en junio. Esta diferencia de distancias, la de mayor o menor aproximación al Sol, no es lo que origina las estaciones. Las cuatro estaciones, opuestas para cada hemisferio, son consecuencia de la inclinación del plano de la órbita, 23,5º, respecto al plano de trayectoria en que se desplaza

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el Sol. Todos los efectos señalados, el de la inclinación del plano orbital, de la trayectoria ondulatoria, de aceleración y desaceleración de la velocidad, son la resultante de las principales fuerzas que actúan en todo momento orbital, la gravitatoria de la atracción solar, y la de inercia de la velocidad de la Tierra. La Tierra tiene una velocidad orbital relativa media de 29,78 km/s. Como hemos señalado, la velocidad es variable, en función de las diferentes posiciones relativas en las que el planeta se desplaza por la órbita, causando que los tiempos que tarda en recorrer las distintas partes de la órbita sean también variables, pues el movimiento de la Tierra es máximo en Abril y mínimo en Septiembre, lo que causa que en el afelio el tiempo de recorrido sea menor que en el perihelio, circunstancia que determina que en el hemisferio norte el semestre de verano sea 7,5 días más largo que el de invierno. Esta irregularidad en los tiempos que tarda la Tierra en recorrer las distintas partes de su órbita, da pie para comentar un aspecto que parece cuando menos curioso. Si la órbita fuera completamente circular y el movimiento fuera totalmente regular y constante, el año debería tener 360 días exactos, correspondiéndose a los 360º grados de rotación radial alrededor del Sol, a razón de recorrer un grado de arco cada día. Sin embargo, el año tiene 365,25 días, y como se ha señalado, hay una diferencia de 7,5 días entre la duración del semestre de invierno y el de verano. Veamos cuales pueden ser algunas de las causas de esas diferencias tan sensibles o paradójicas. Cuando la Tierra en su recorrido orbital pasa por las zonas de los solsticios, el de invierno y el de verano, la trayectoria coincide con la trayectoria solar, y durante varios días la declinación del Sol se mantiene casi sin moverse, de ahí el nombre de ‘solsticio’, que proviene del latín solstitium que significa literalmente ‘sol estático’. En el solsticio de invierno, el 21 de diciembre, al amanecer, la salida del Sol es por el punto más bajo sobre la línea del horizonte en el hemisferio Norte, y durante tres días

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sale por ese mismo punto del horizonte, lo cual produce un curioso efecto, que da la apariencia de quedar inmóvil relativamente respecto de la Tierra; al cabo de esos tres días inicia de nuevo el ascenso creciente por el horizonte, hasta el solsticio de verano. Ese efecto se produce por la convergencia en las velocidades y las trayectorias de los dos astros, lo que da lugar a que los días 22, 23 y 24 de diciembre, todos los años, la posición relativa en la órbita de la Tierra es la misma respecto al Sol, es decir, durante tres días el Sol se mantiene fijo en el mismo punto del horizonte. Es la causa por la cual la distancia entre la Tierra y el Sol disminuye, cercana al perihelio, zona de la órbita donde comienzan a ser evidentes los efectos de desaceleración de la velocidad. El día 25 de diciembre, el Sol sale un punto más alto sobre el horizonte que los tres días precedentes, lo cual indica que la velocidad de la Tierra es inferior respecto a la del Sol y sus trayectorias comienzan a ser divergentes, por lo que la posición relativa de la órbita experimenta esa variación. Es el Sol que renace. Este es un fenómeno conocido y observado por todos los pueblos y civilizaciones desde la más remota antigüedad; es la fecha del nacimiento del nuevo Sol; es la fecha en la que nacieron todos los dioses o los hijos de los dioses de casi todas las religiones. «Para los antiguos egipcios durante esos tres días el dios solar permanecía muerto, tras los cuales volvía de nuevo a la vida, lo que para ellos significaba la resurrección del dios, el volver a nacer ese día 25 de cada año.» A partir de esa fecha, el Sol al amanecer aparece cada día un poco más alto sobre la línea del horizonte en el hemisferio Norte, y crece de forma constante hasta el solsticio de verano, el 21 de junio, fecha en la que el Sol alcanza el punto más alto, y se repite de nuevo el mismo efecto observado en el solsticio de invierno, aunque las circunstancias difieren, pues en esos días las trayectorias son coincidentes, pero las velocidades reales de ambos astros son distintas, la del Sol es mucho mayor, y la distancia aumenta, se acerca al afelio, el momento en que

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se inicia la aceleración de la velocidad progresivamente hasta el siguiente equinoccio. Para dar una idea aproximada de esos fenómenos y de la significación de las posiciones relativas en las que se ve al Sol sobre el horizonte en las primeras horas del amanecer, una imagen vale más que mil palabras.

Analema solar

Un analema solar, como el que muestra la imagen, es la curva relativa que describe la posición del Sol en el cielo, observada a la misma hora del día y lugar durante un año completo. Una imagen extremadamente compleja de obtener, por el tiempo y la precisión que requiere, pues combina 36 fotos del Sol tomadas a las 10,00 horas, desde algún lugar del hemisferio Norte, entre los meses de enero y diciembre. El Sol dibuja esa forma de ocho durante el año porque la Tierra gira sobre la estrella en un plano diferente y en una órbita recorrida a velocidad variable. El punto más alto del analema solar se produce durante el solsticio de verano, y el más bajo, en el de invierno. La imagen refleja de forma clara las diferentes velocidades del planeta en el recorrido de la órbita, más rápida durante los meses de invierno y más lenta durante los meses de verano. Se observa también que la salida del Sol en el mes de diciembre es la más baja en su posición relativa respecto del horizonte.

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La esfericidad de los astros El movimiento orbital descrito para la Tierra es igual para el resto de planetas del Sistema Solar, con escasas variaciones. Y debería serlo también para el propio Sol en su movimiento alrededor de la Galaxia Vía Láctea. «El movimiento relativo del Sol respecto a la estrella más cercana es de unos 19,4 kms/s en dirección a un punto situado en la constelación de Hércules, denominado ‘Ápex’; el Sol está sometido, junto con el grupo local de estrellas cercanas, al movimiento de rotación en torno al centro de la galaxia, a una velocidad de 216 kms/s, velocidad que requiere unos 230 millones de años para la revolución completa.» Los astros de la galaxia se mueven, aparentemente, orbitando en torno a otros, con trayectorias ondulatorias, semejando espirales o bucles, y todos están sujetos a la misma fuerza o causa de esos movimientos. Interesa sacar algunas conclusiones de ese movimiento ‘absoluto’ del sistema solar, y surge inmediatamente una incógnita que merece ser analizada detenidamente: ¿Cual es la causa por la que se atraen los astros? La materia del Universo es la combinación de cientos o miles de elementos, agrupados en gigantescas masas de gases calientes, en inmensas bolas de fuego líquido, y en multiplicidad de objetos helados en estado sólido, sobre los que rigen las mismas leyes universales, entre ellas las de la Termodinámica. Es la materia que conforma las estrellas, el núcleo central de los sistemas solares, con características comunes: elevadas temperaturas y gran entropía. Y los planetas, satélites, cometas, asteroides, meteoritos, cuyas características generales son las bajas temperaturas de la materia que los componen, al menos en sus capas exteriores, en muchos casos heladas, y la baja entropía. En este contexto, habría que considerar al ‘espacio’ interestelar vacío de materia, como entropía inexistente,

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‘nula’, ‘neutra’, o con alguna característica de naturaleza desconocida, como sería un ‘campo de fuerza’ distinto de la gravedad. Tradicionalmente se expone el concepto de ‘masa’ como causa de la atracción gravitatoria, por ser el Sol el objeto de mayor masa en este sistema y por tanto el foco central desde el que se ejerce la atracción sobre el resto de objetos. Se ha de tener en cuenta además, el ‘estado’ de la materia que lo compone -plasma a grandísimas temperaturas- como uno de los factores intervinientes en las causas de dicha atracción, y de inmediato habremos de considerar el concepto de ‘entropía’, -el estado de la materia- de las masas que componen los astros. El movimiento de los objetos que forman el sistema solar, es una consecuencia de la atracción que sobre ellos ejerce el Sol. Si esa fuerza de gravedad se analiza en su conjunto aplicando las leyes del Segundo Principio de la Termodinámica, es decir, que todo el sistema tiende hacia un equilibrio térmico por la constante pérdida de calor de todos los cuerpos que lo componen, se puede determinar que existe alguna relación entre las condiciones que se observan en el sistema y el Principio mencionado. Si todo el sistema solar es considerado como un conjunto en el que su temperatura global disminuye progresivamente, desde el centro, el Sol, y conforme la distancia se aleja hasta los confines, tendiendo a alcanzar un equilibrio de su entropía, según el Principio citado, significaría que el movimiento -en este caso ondulatorio- de todo el sistema es consecuencia de la diferente entropía de la materia que lo compone, como si su tendencia fuera la de unificar un único objeto, en este caso en un punto central, en el que por otra parte es donde ya se acumula la mayor parte de la materia existente en el sistema solar. En este sentido se observa esa gradación en el ‘estado’ de la materia de los planetas, pues los más ‘templados’ son los más cercanos al Sol, mientras que los más ‘fríos’ están más alejados; son objetos cuyas cortezas exteriores están completamente heladas.

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En definitiva, los movimientos orbitales giratorios o de naturaleza ondulatoria que observamos en el sistema, serían una consecuencia de la progresiva tendencia al equilibrio de la temperatura o entropía de todo el sistema en su conjunto. A su vez, probablemente, que esa misma circunstancia haya de aplicarse al movimiento giratorio de toda la galaxia, debido a que todos los elementos que componen la materia están sometidos al mismo principio general que se observa y es la tendencia a la disminución progresiva y constante de la temperatura como una de las causas fundamentales de los movimientos señalados. El movimiento giratorio que se deduce de la forma espiral de una galaxia se asemeja a la forma ciclónica que tiene un huracán sobre la superficie del océano, por lo cual, y salvando las diferentes circunstancias y magnitudes de ambos fenómenos, probablemente, habría que señalar que las fuerzas que desencadenan dichos movimientos se rigen por las mismas leyes físicas. Unos movimientos giratorios que tendrían su origen en la tendencia al equilibrio térmico de los elementos que componen toda la materia. La mecánica del ‘movimiento absoluto del sistema solar’, y probablemente el de las galaxias, apuntan a que estarían en armonía con los mismos Principios de la Termodinámica que se observan en el planeta. Se basa este supuesto en analizar la forma espiral de las galaxias, cuya disposición es la de una gran concentración de astros de mayor densidad, tamaño y temperatura hacia el centro de la galaxia, y una gradual dispersión hacia el exterior de astros de menor densidad, tamaño y temperatura. Y en su centro un ‘ojo’, un teórico agujero negro en el centro de las galaxias y un ojo en el centro de los huracanes. «El Sol es una estrella de tamaño medio, tiene una temperatura superficial de 6.000ºC, llegando a alcanzar una temperatura en su núcleo los 15.000.000º de grados. Estrellas de tamaño y masa inferior tienen temperaturas superficiales más bajas, algunas de sólo 2.500ºC. Las estrellas de masa superior alcanzan temperaturas en la

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superficie más altas: 10.000ºC, 20.000ºC. Las estrellas de mayor masa, y por tanto las más calientes y brillantes, tienen una temperatura superficial de 50.000ºC y quizá más, pudiendo llegar a los 80.000º C. Las estrellas más ‘frías’ irradian su energía en las zonas roja e infrarroja del espectro electromagnético y son de color rojo, mientras que las estrellas más ‘calientes’ irradian en zonas azules y ultravioletas, haciendo que parezcan azules o blancas. Las supergigantes azules son estrellas de gran tamaño en las que los procesos de fusión nuclear se desarrollan a tal ritmo que el hidrógeno se consume rápidamente en cantidades ingentes, lo que las convierte en las estrellas más activas de todas las conocidas.» Con esa disposición estelar de los grandes astros en las galaxias, con diferentes masas y temperaturas que se atraen mutuamente, con un desplazamiento giratorio con tendencia a converger hacia un punto central, lo cual significaría que se dirigen hacia un colapso de la materia que los componen. Y esto aparentemente no es así, por lo que habría que aventurar la posibilidad de que la acción y el efecto entre las masas no sea únicamente el de la gravedad o la atracción mutua, si no que concurran otras fuerzas de naturaleza desconocida y opuesta, que tienden a equilibrar o compensar la de gravedad, interactuando por ejemplo, como ‘fuerzas de repulsión’. Porque, ¿cuáles serían las causas por las que la materia estelar tiende a concentrarse hacia un centro sin llegar a colapsar? En el campo de la Astrofísica se utilizan actualmente conceptos como ‘antimateria’, ‘materia oscura’, ‘energía oscura’, ‘agujeros negros’, y las investigaciones más avanzadas buscan determinar la existencia o influencia de formas de materia y energía que son desconocidas hasta la fecha... «La pregunta sin respuesta más importante que tenemos acerca de la naturaleza de la ‘energía oscura’ es si varía a través del tiempo, ya que afecta a la expansión del Universo de manera diferente en diferentes épocas.»

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Los descubrimientos más recientes de la astrofísica están dando origen a teorías basadas en la existencia de la conocida como ‘antimateria’ o ‘materia oscura’. «En astrofísica y cosmología física se denomina ‘materia oscura’ a la hipotética materia que no emite suficiente radiación electromagnética para ser detectada con los medios técnicos actuales, pero cuya existencia se puede deducir a partir de los efectos gravitacionales que causa en la materia visible, tales como las estrellas o las galaxias, así como en las anisotropías del fondo cósmico de microondas presente en el universo. No se debe confundir la ‘materia oscura’ con la ‘energía oscura’.»

Simulación de materia oscura en la Vía Láctea

«Un grupo de investigadores daneses ha captado por primera vez un extraño tipo de radiación que parece proceder del centro de nuestra galaxia y que forma una especie de niebla a su alrededor. Y han llegado a la conclusión de que dicha radiación emana directamente de la materia oscura. Si tienen razón, sería la primera prueba ‘física’ que tenemos de su existencia. El Universo contiene una enorme cantidad de materia oscura, invisible para cualquiera de nuestros instrumentos. Sólo sabemos de su existencia por la acción gravitatoria que ejerce sobre la materia ‘normal’, la que sí podemos ver y de la que están hechas todas las galaxias, las estrellas y

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los planetas. Se ha calculado que, mientras que la materia ordinaria solo da cuenta de un 4% de la masa total del Universo, la materia oscura supone seis veces más, un 23% y se cree que el 73% está constituido por una aún más misteriosa ‘energía oscura’, que muchos la consideran causante de que el Universo esté acelerando su expansión. Sabemos que esta misteriosa sustancia llena los vacíos que hay entre las galaxias y, dentro de ellas, el espacio que hay entre las estrellas. Desde que su existencia teórica fue postulada, hace más de setenta años, varias generaciones de científicos han intentado detectar energía oscura, incluso capturar alguna de las partículas de las que se supone que está formada. Pero todo ha resultado inútil. Ahora, y gracias al trabajo de un grupo de investigadores del Instituto Niels Bohr, de la universidad danesa de Copenhague, la Ciencia está más cerca que nunca de lograr ese ambicioso objetivo. Tras largos meses de trabajo, los investigadores lograron caracterizar con todo detalle la inusual radiación, y descubrieron además que ésta forma una misteriosa neblina que rodea por completo el centro galáctico. Algo que, según ellos, no puede proceder de la materia ‘normal’, la que forma todas las estrellas y galaxias que podemos ver. La radiación -explica Pavel Naselsky, del Instituto Niels Bohr- no puede ser explicada a partir de los mecanismos estructurales de la galaxia, y no puede proceder de la explosión de supernovas. Creemos que podría ser una prueba directa de la existencia de la materia oscura. Por otro lado, hemos descubierto un mecanismo absolutamente nuevo y desconocido para la Física para explicar la aceleración de partículas en el centro de la galaxia, y determinar que tiene mucho en común con la radiación ‘sincrotrón’, que se produce cuando electrones y positrones -el positrón es la antipartícula del electrón, su "espejo" de antimateriasalen disparados a velocidades relativistas -una fracción apreciable de la velocidad de la luz- a través de los campos magnéticos del centro de nuestra galaxia.»

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«La energía oscura es una forma de materia o energía que estaría presente en todo el espacio, produciendo una presión que tiende a acelerar la expansión del Universo, resultando en una fuerza gravitacional repulsiva.» «Según Einstein esta "extraña energía" sería tan diferente de la materia y la energía normales que tendría el efecto gravitatorio contrario, produciendo repulsión en vez de atracción.» Se ha de considerar como factible esa hipótesis de que en el espacio actúe una fuerza sobre la materia de los astros, algo semejante a una fuerza ‘compresora’ que se ejerce exactamente por igual sobre toda su superficie.

Por ejemplo, la forma perfectamente esférica de los astros, desde las grandes estrellas supergigantes hasta los más pequeños satélites lunares que observamos en el Universo y en el sistema solar, puede estar causada por el efecto de una fuerza externa que se ejerce sobre la materia, tanto en su estado líquido-plasma-caliente- o en su estado sólido-hielo-frio-, al haber sido ‘confinada’ por alguna fuerza de repulsión, antigravitatoria, emitida por objetos de los que desconoce su naturaleza. Para tener algunos datos lógicos en línea con esta suposición, conviene analizar y comparar efectos que se desencadenan por la acción de fuerzas que intervienen. El efecto de la fuerza gravitatoria hace que los astros se atraigan mutuamente en razón directa de sus masas y en razón inversa al cuadrado de sus distancias. El efecto de la fuerza centrífuga, es el opuesto, hace que los astros

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tiendan a alejarse del centro. Ambas definiciones afectan a los movimientos gravitatorios observados. La materia en estado de líquido-plasma-magma de las estrellas nos conduce a hacer las siguientes observaciones: -La cantidad de materia o masa de las capas más externas de una estrella es inmensamente mayor que la existente hacia el interior, conforme tiende al núcleo, de lo que se puede establecer una duda razonable, en el sentido de que sea la materia o la composición del núcleo la que ejerce el efecto de atracción gravitatoria hacia el centro de toda la materia situada hasta la superficie, con lo cual la esfericidad de las estrellas dificultosamente se mantendría. Excepto si la acción gravitatoria respondiera a un principio físico por el que toda la materia tiende a concentrarse hacia un punto central, sean cuales sean su estado, temperatura y composición. -La forma estable que muestra la materia en estado sólido desaparece en cuanto se le aplica suficiente calor, por cuyo efecto pasa a estado líquido, observándose que la fuerza de atracción intermolecular o gravedad interna disminuye notablemente en dicho estado. -El efecto de rotación de una estrella, en el caso del Sol, hace que su forma parezca achatada por los polos y estirada por el ecuador, lo que pone de manifiesto que la fuerza centrífuga actúa sobre la materia. -A esa fuerza centrifuga, habría de sumar la fuerza causada por la acción de su movimiento gravitatorio, la variación de velocidad de desplazamiento en el espacio, por lo que es posible que la fuerza de atracción interna de la materia, ejercida desde el núcleo del astro, no fuera la causa por la que se mantendría la materia con la forma esférica que observamos. Los efectos que se señalan podrían ser causados por fuerzas de ‘repulsión’ o antigravitatorias que actuarían sobre los astros, planetas y satélites, que en conjunción con la fuerza gravitatoria, determinarían los movimientos orbitales, que serían resultantes de la interacción de dos fuerzas de magnitudes diferentes y de signos opuestos.

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Una fuerza de atracción gravitatoria que impulsa a los astros y planetas la velocidad y trayectoria orbital, y otra fuerza de repulsión antigravitatoria, que mantiene confinada la materia de que se componen. «Los científicos de la agencia espacial han revelado la existencia de una gran abundancia de agujeros negros, algunos de los cuales son miles de millones de veces más grandes que el Sol, que siguen creciendo, y alrededor de unos 1.000 objetos que podrían contarse entre las galaxias más brillantes descubiertas hasta ahora. Los científicos señalaron que estos descubrimientos ayudan a que los astrónomos entiendan mejor cómo las galaxias y los grandes agujeros negros en su centro crecen y evolucionan juntos. Por ejemplo, el agujero negro gigante en el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, llamado Sagitario A, tiene cuatro millones de veces la masa del Sol, y ha pasado por períodos de absorción durante los cuales los materiales en el cosmos caen hacia el agujero negro, éste aumenta de temperatura e irradia hacia su entorno.» Los actuales modelos sobre la formación de nuevas estrellas o sistemas solares apuntan a que la formación estelar tiene origen en las nubes moleculares o masas de gases gigantes que giran vertiginosamente alrededor de un núcleo más denso y caliente. «Las nubes moleculares no son estructuras uniformes, el gas y el polvo dentro de ellas se distribuye a lo largo de estructuras filamentosas muy complejas con zonas de alta densidad que se corresponden con regiones de formación estelar. Son regiones frías y densas con dimensiones que varían entre 10 y 100 parsecs. El proceso viene determinado por un conjunto de factores, como la fuerza centrífuga creciente al comprimirse la nube de gas, los campos magnéticos crecientes al aumentar las velocidades de las partículas cargadas, y los vientos solares intensos que surgen al estabilizarse el embrión estelar.» En el proceso de formación de nuestro sistema solar, la materia primigenia en estado ‘líquido’ o ‘plasma’,

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semejante a la lava de los volcanes, formando un disco ‘protoplanetario’ de materia a altísimas temperaturas, que tras millones de años de enfriamiento progresivo, fue solidificando en sus zonas más exteriores, hasta el núcleo central, el Sol, que todavía se conserva en dicho estado. Se supone que en todo ese largo periodo de formación del sistema existieron ingentes masas dispersas de materia que colisionaron entre sí repetidamente. Esas colisiones estelares de proporciones ‘colosales’ provocarían gran dispersión de la materia por todo el sistema, hasta que paulatinamente, a causa de los desplazamientos orbitales la secuencia de colisiones terminaría por concentrar la materia en los nueve planetas y sus satélites que ahora conocemos.

Impactos esféricos en la superficie de Marte

Lo llamativo de ese proceso de concentración es que finalmente todos los objetos adoptaron la forma esférica, idéntica a la del Sol, cuando por lógica cabría suponer que, como consecuencia de esas colisiones, muchos de esos grandes objetos se hubieran solidificado adoptando formas geométricamente anómalas, amorfas, extrañas y diferentes. El tiempo en que la materia estelar alcanza la solidificación es relativamente lento y la forma esférica de confinamiento fue finalmente igual para los planetas y satélites, cabría pensar que las causas de esa esfericidad perfecta, han de ser externas, atribuidas a la acción de alguna fuerza de naturaleza diferente a la de gravedad, que actuaría ‘comprimiendo’ la materia por el efecto de una fuerza o presión externa ejercida por igual sobre toda su superficie, lo que determinaría la esfericidad.

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La sugerencia probable de la existencia de fuerzas de ‘repulsión’ de naturaleza diferente a la de gravedad, se basaría en el mismo principio que un ‘Torus’, un aparato diseñado para el confinamiento de la materia en una experimentación para verificar la certeza de la fusión nuclear. Como ejemplo de lo expuesto, sirva el texto que se transcribe de un artículo publicado en un medio científico, referido a un experimento llevado a cabo por científicos rusos para reproducir la energía de fusión: «El Torus para la fusión nuclear. El núcleo de un Tokamak contiene un ‘torus’, tubo en forma de anillo que contiene los gases que se han de fusionar. Un enorme transformador eléctrico y una espiral de alambres que rodean el tubo. El transformador produce corriente eléctrica en los gases, calentándolos para producir una mezcla de carga eléctrica, un gas ionizado, el plasma. Al mismo tiempo, potentes campos magnéticos producidos por la corriente y las bobinas actúan sobre los gases calientes desplazándolos hacia el centro del torus y evitando que entren en contacto con las paredes, es decir, ‘confinan’ la materia en estado de plasma en el centro de las espirales. Entonces puede elevarse mucho más la temperatura -hasta 300 millones de grados- y comienza la fusión.» Un efecto similar al de ese artefacto experimental es el que podría ser aplicado a la materia de los astros, por lo que no se debería de descartar la posibilidad de que inmensos campos magnéticos, o de otra naturaleza, de localización desconocida, estén ejerciendo esas fuerzas de confinamiento en todo el Universo, causando los efectos de esfericidad comentados. «Descubierta una estrella que sostiene el Universo: Una estrella negra, del tamaño del sistema solar e integrante de una multitud de astros similares que actuarían como sostén gravitacional del Universo, fue descubierta por el astrofísico chileno Leopoldo Celis, que reveló ayer sus investigaciones. El científico chileno reveló que hace seis años pudo captar la estrella desde el

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observatorio astronómico del Cerro Toloso, a unos 480 kilómetros al norte de Santiago. Tras estos años de investigación y observación, dio a conocer los detalles de su trabajo en torno a la estrella gigante ‘R-Acuarios’, como fue bautizado el astro. Celis descubrió que son las estrellas de apariencia exterior negra y perceptible sólo a través de sensores infrarrojos y con gran actividad interna, las que sirven de sostén gravitacional al cúmulo de galaxias existentes.» Finalmente, en el análisis de fenómenos relacionados con las grandes fuerzas del universo, hemos señalado datos sobre factores que aparentemente intervienen, y de nuevo son el calor, el frío, el estado de los elementos, la diferencia de entropía, etc. semejantes a otros fenómenos atmosféricos en los que se detectaba la presencia de energía, de electricidad... Resulta fácil y sencillo desarrollar hipótesis o ideas, incluso para los más legos en las materias, tratando de dar respuestas a todo aquello que resulta desconocido, pero es porque la Naturaleza y el Universo aún guardan muchos secretos inexplicados para la ciencia.

Esfericidad en los fluidos Es posible señalar algunas similitudes que ayuden a comprender el fenómeno de la esfericidad de los grandes astros que, como se ha expuesto, pueden ser causadas por fuerzas aún desconocidas, cuyo interés mueva a la investigación, a su búsqueda, para determinar si pueden ser detectadas, dominadas, objeto de control, generación o emisión a voluntad, como posibles nuevas fuentes de energía. Esas similitudes las podemos buscar analizando las causas por las que los fluidos adoptan igualmente la forma esférica en determinadas condiciones.

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Los fluidos, líquidos o gases, las sustancias volátiles se expanden siempre en la forma de una esfera. «Un líquido es un fluido cuyo volumen es constante en condiciones de temperatura y presión constantes. Las moléculas que lo constituyen están unidas entre sí por fuerzas de atracción menores que en los sólidos, por ello, pueden trasladarse con libertad, lo que determina su fluidez. Así se explica que los fluidos, gases y líquidos, tiendan a adoptar las formas de los recipientes que los contienen. Este mismo hecho hace que, en ausencia de gravedad, la forma a la que tienden los líquidos sea la esférica, ya que así se minimiza la tensión superficial, como consecuencia de la aplicación del principio de Hamilton, que dice que todo sistema mecánico evoluciona hacia un mínimo de energía. Esta mínima tensión superficial hace que el líquido en ausencia de fuerzas externas tienda a disminuir en lo posible su superficie para un volumen dado, siendo la esfera la forma óptima.» Si se mezclan dos líquidos de diferentes densidades, por ejemplo agua y aceite, este último al tener menos densidad, por el principio de Arquímedes, "pierde” su peso, flotando sobre el agua como si no pesara nada, es decir, ingrávido, como si la gravedad no influyera sobre él, adoptando así su forma natural esférica. Si se agita la mezcla se forman pequeñas gotitas de aceite que tienden a subir hacia la superficie y por el efecto de fuerzas que interaccionan entre los dos líquidos, como consecuencia de su diferente cohesión molecular, la presión externa que ejerce el agua sobre la superficie de las gotitas hace que tiendan a ser esféricas. La tendencia a la esfericidad de las burbujas de aire o de gas en el interior del agua es otro indicio que apunta a un equilibrio de presiones, la interna y la externa. En este ejemplo, es la fuerza de la mayor presión externa que ejerce el agua la que confina el aire en pequeñas bolsas y les confiere esa esfericidad. Cuando dos burbujas entran en contacto, el contenido de aire se unifica en una sola burbuja mayor y también con forma esférica.

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La esfericidad se da en las burbujas de agua que se forman aleatoriamente sobre algunas superficies, como botellas de plástico o cristal que contienen líquidos fríos al exponerlos a ambientes calurosos. El menor tamaño de las gotas da una mayor esfericidad como consecuencia de su tensión superficial, o cantidad de energía que se ejerce para aumentar su superficie por unidad de área. En ausencia de gravedad, por ejemplo en el interior de un habitáculo espacial, las burbujas de agua sueltas levitan con tendencia a mantener formas esféricas, lo cual es un indicio de la acción de alguna fuerza exterior que actúa sobre toda la superficie de cada burbuja, manteniendo confinada la materia.

Burbujas de aire

Burbujas de agua

Burbujas de jabón

Las pompas o burbujas de jabón es otro ejemplo de esfericidad, en las que esa forma es casi perfecta. En una pompa de jabón queda confinado un volumen de aire con la menor área. La tensión superficial de la membrana se mantiene mientras resiste el equilibrio de fuerzas entre la presión del aire de su interior y la presión atmosférica del exterior, muy superior, que actúa por igual sobre toda la superficie, y ejerce la fuerza que influye decisivamente en la forma esférica de dichas burbujas.

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El peso de los cuerpos La Tierra atrae a todos los cuerpos que están dentro de su campo de acción con la intensidad de una fuerza que es la gravedad. El peso de un cuerpo equivale a la acción que la gravedad ejerce sobre su masa, o sea la fuerza con que lo atrae la Tierra. El peso es la resultante de la fuerza de gravedad y de la fuerza centrífuga. La masa de los cuerpos es la cantidad de materia que contienen, y la materia de que están compuestos es comúnmente llamada ‘átomos. El conjunto de átomos es lo que forma un cuerpo. Los átomos están formados por un número variable de protones, neutrones, y electrones. La cantidad de electrones que contiene un cuerpo está en función de los elementos que lo componen. Los cuerpos más "pesados", independientemente de cuál sea su masa están formados por elementos cuya cantidad de protones es mayor, y por tanto, mayor cantidad de electrones. La materia de los cuerpos se manifiesta en tres estados diferentes, en función de factores ambientales, como temperaturas y presiones: sólido, líquido, y gaseoso El estado está en función de la entropía, es decir, a mayor entropía los cuerpos tienden al estado gaseoso, y a menor entropía, tienden al estado sólido. La diferencia de entropía marca el estado de los elementos, no así la cantidad de materia, es decir, que un cuerpo absorba más o menos calor, no significa que el cuerpo tenga más o menos materia. Vimos en un capítulo anterior la relación que existe entre la materia y la energía. Ahora vamos a presentar, también de forma elemental, varios conceptos, datos y referencias señalando indicios que permitan establecer algunas causas o condiciones que influyen en los estados de la materia y las fuerzas que actúan sobre ella. El peso de los cuerpos está directamente relacionado con la masa o la materia de que están compuestos. Los efectos de las fuerzas que influyen sobre la materia de los

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cuerpos se dan en función de la distancia. Dos masas se atraen con una fuerza inversamente proporcional al cuadrado de las distancias que las separan. Pero ¿existen causas por las que la intensidad de esa atracción pueda ser variable? La estructura del planeta Tierra constituye en sí un sistema compuesto por una sucesión de varias capas; las exteriores son sólidas y frías, mientras que las interiores son líquidas y calientes, el magma, el manto y un núcleo central compuesto por hierro; existe pues en su interior un gradiente de temperaturas y presiones que aumentan en progresión desde la corteza hacia el núcleo. La presión interior es millones de veces la presión de la superficie, y la temperatura puede superar los 6.700 °C. Consta de un núcleo externo líquido y de un núcleo interno sólido. Como dato se han de considerar diferentes valores de la aceleración de la gravedad, obtenidos en función de la latitud del globo terrestre donde sean tomados, siendo superiores cuanto mayor es la latitud. Hay que apreciar que el globo terrestre es ‘achatado’ por los polos y más ‘abultado’ en el ecuador, y que también hay un gradiente de temperaturas desde los casquetes polares, más frías, hacia la zona ecuatorial, más cálidas. Otro ejemplo que puede ilustrar estas características es la diferencia de aceleración de la gravedad en la Tierra y en la Luna, cuya causa se atribuye principalmente a la diferencia de masas. Sin cuestionar esto, hay que señalar la diferencia entre conceptos como masa, o cantidad de materia, y su estado, o la temperatura de los elementos que la componen, siendo en este caso que la Luna tiene una masa inferior pero también temperaturas externas e internas inferiores a las de la Tierra. Existe otro tipo de fuerza cuya influencia habría que considerar y es la ‘acción de vacío’ que aparentemente se ejerce sobre toda la materia, la masa y el peso de los cuerpos que componen el planeta. A una acción de vacío de materia en cualquier espacio sigue una reacción sobre otra materia que tenderá a ocuparlo. La acción de vacío

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desencadena fuerzas de dimensiones insospechadas. Un experimento realizado hace muchísimos años demostraba el alcance de esa fuerza. Consistía en una esfera de metal separada en dos mitades iguales cuyas juntas encajaban con precisión. Unidas las dos mitades, hacían el vacío en su interior, a la vez que ataban cada mitad de la esfera a dos yuntas con varios caballos; los caballos tiraban de ambos extremos sin poder llegar a separarlas. «El vacío se define como cierto espacio lleno de gases a una presión total menor que la presión atmosférica, por lo que el grado de vacío se incrementa en relación directa con la disminución de presión del gas residual. Esto significa que cuanto más disminuye la presión, mayor vacío se produce, lo cual relaciona el vacío en función de intervalos de presiones cada vez menores.» «La energía del vacío es una clase de energía del punto cero existente en el espacio incluso en ausencia de todo tipo de materia. Según la teoría de la física de partículas elementales, incluso el vacío está lleno de campos que contienen energía y partículas evanescentes que pasan de existir a no existir, proporcionando cuerpo a la nada.» La teoría de la expansión del universo atribuye a la energía del vacío la fuerza que mantiene la aceleración que hace que el universo siga expandiéndose a velocidad extremadamente rápida. El vacío en el espacio interior de la estructura de los átomos, puede ejercer la fuerza que mantiene unidas las partículas que los componen. Un átomo está formado principalmente de espacio vacío con un tipo de estructura cuyo modelo es que los electrones se moverían alrededor del núcleo en órbitas circulares. Este modelo se asemejaría al modelo de estructura del sistema solar. ¿La variación de esas fuerzas, gravedad o vacío, con métodos artificiales pueden producir efectos que anulen la estructura de un cuerpo y por tanto su peso?

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Levitación Se denomina levitación a la fuerza o efecto por el que un cuerpo u objeto se puede mantener en suspensión estable en el aire, sin que medie un contacto físico entre la fuerza que lo sustenta y el objeto que levita o "flota". Para que tenga lugar la levitación se precisa la presencia de un campo magnético-gravitatorio, o de una fuerza que contrarreste el peso del cuerpo, es decir, la atracción de la fuerza de gravedad que actúa sobre el objeto que levita. Algunos métodos para vencer o aprovechar la fuerza de la gravedad terrestre se están investigando mediante experimentos sobre la levitación magnética, o buscando nuevos materiales o fórmulas que permitan descubrir un mecanismo antigravitatorio eficaz. «Científicos británicos han conseguido hacer levitar algunos metales pesados, como el oro, plata, diamante y plomo, sometiendo una mezcla de oxígeno y nitrógeno líquido a un campo magnético. Esos metales han levitado gracias a una cualidad inherente a la materia llamada ‘diamagnetismo’, propiedad que provoca en los electrones que orbitan los átomos se desvíen cuando son sometidos a campos magnéticos.» La levitación magnética es hoy por hoy una de las formas con las que la ciencia ha conseguido superar la fuerza de la gravedad terrestre. El conocido como ‘efecto diamagnético’ o ‘magnetización negativa’ se consigue cuando se pasa una corriente por un superconductor que se encuentra junto a un campo magnético. El efecto que se produce es que ese campo magnético, generalmente potentes electroimanes colocados sobre las vías férreas, hacen que los trenes se eleven unos 15 centímetros y leviten sobre dichas vías. Este hallazgo se está aplicando en el transporte por ferrocarril, y permitirá el desarrollo de trenes que puedan ‘flotar’ sobre los raíles, sin ningún contacto con ellos, y poder alcanzar grandes velocidades, de hasta más de 500 kilómetros por hora.

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«Japón prepara el tren de levitación magnética que en el año 2030 volará entre Tokio y Osaka, recorriendo la distancia de 553 kilómetros que las separan en tan sólo una hora. Todavía falta mucho tiempo para que entre en funcionamiento la primera línea comercial entre Tokio y Nagoya, planeada con precisión japonesa para 2025, pero hoy en día en la zona de pruebas de Yamanashi ya se pueden ver algunos resultados de este proyecto. Aunque a velocidades bajas el tren funciona con ruedas, cuando alcanza bastante aceleración éstas se recogen y el convoy ‘levita’ a diez centímetros de altura.»

Trenes que levitan magnéticamente

El fenómeno de la levitación es conocido desde muy antiguo, y es descrito con frecuencia en relatos con cierto aire de testimonios, aunque son tenidos por ‘increíbles’ pues parecen fruto de la fantasía o del misticismo, por lo que no son objeto de estudios desde una óptica científica para verificar si las causas de estos acontecimientos son ciertas y responden a fenómenos de la física. Realmente es fácil encontrar numerosos testimonios y relatos. ¿El peso de los cuerpos puede ser anulado? «Es sabido que, a raíz de las sesiones de ‘espiritismo’, las personas reunidas en ‘cadenas cerradas’ para ‘hacer girar mesas’ han sido testigos a veces de levitaciones extraordinarias... Muebles de un peso considerable se

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han levantado y perseguido a los asistentes de una forma amenazadora, escapando a todo control... Entre los místicos cristianos y otros se encuentran casos de levitación, atestiguados también por tantos testigos que no cabe ya la duda... Los testigos de tales hechos han comprobado que el cuerpo del extático se había vuelto tan ligero, que oscilaba al menor soplo de aire... No se trataba pues de un cuerpo en equilibrio entre la gravedad y una fuerza antagónica, sino de un cuerpo que había alcanzado un grado de máxima levedad y cuya masa se había anulado, tal vez bajo la influencia de un campo ‘biopsíquico’.» Un relato similar descrito por Helena P. Blavatsky (1831-1891) en su libro Isis sin Velo, publicado en el siglo XIX, mencionaba algunos factores que, según la física de la época, tendrían relación con estos fenómenos. «... Para comprender esto, es preciso recordar que las electricidades del mismo signo se repelen y las de signo contrario se atraen. “El más elemental conocimiento de la química”, dice el profesor Crooke, “nos enseña que mientras los cuerpos de opuesta naturaleza se combinan enérgicamente, apenas hay afinidad entre dos metales o dos metaloides de propiedades análogas”. La Tierra es un cuerpo magnético o un gran imán, como afirmó ya Paracelso hace 300 años. Está cargada de electricidad positiva, que genera continua y espontáneamente en su centro de movimiento. Los cuerpos humanos y de todos los objetos materiales están cargados de electricidad negativa, lo cual equivale a decir que los cuerpos orgánicos e inorgánicos generan y se cargan constante e involuntariamente por sí mismos de electricidad contraria a la Tierra. Ahora bien: ¿qué es el peso? Sencillamente la atracción de la tierra. “Sin la atracción de la tierra nada pesarían nuestros cuerpos”, dice el profesor Stewart “y si pesáramos doble, experimentaríamos doble atracción”. ¿Cómo podemos librarnos de esta atracción? Según la ley antes enunciada, la atracción de nuestro planeta retiene a los cuerpos en la superficie terrestre; pero ¿cómo

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explicar que la ley de gravitación haya sido infringida muchas veces por levitaciones de personas y objetos inanimados? La condición de nuestro sistema fisiológico, al decir de los filósofos teúrgicos, depende en gran parte de nuestra voluntad, que bien regulada puede operar entre otros “milagros” el cambio de polaridad eléctrica, de negativa en positiva, de modo que el imán-tierra repela el objeto o cuerpo y no ejerza la gravedad acción ninguna. Será entonces tan natural para el hombre lanzarse al espacio, hasta que la fuerza repulsiva pierda su eficacia, como antes permanecer sobre la tierra. La elevación de su vuelo dependerá de la mayor o menor habilidad en cargar su cuerpo de electricidad positiva. Obtenido este dominio sobre las fuerzas físicas, la levitación es cosa tan sencilla como el respirar.» ¿El peso de los cuerpos podría ser controlado o anulado por la acción de ondas vibratorias? «La ‘Levitación Acústica’ se define como un fenómeno físico no lineal relacionado con las ondas acústicas que al incidir en un objeto y bajo determinadas circunstancias, dichas ondas acústicas logran mantener ese objeto suspendido en el aire sin necesidad de contacto alguno, de ahí el nombre de levitación. La levitación acústica usa los sonidos a través del aire, para equilibrar la fuerza de la gravedad.» ¿El peso de los cuerpos está en relación directa con su luminosidad y con su sonido? En un libro de Le Breton, titulado Clefs de la Philosophie Spagyrique, que trata sobre el magnetismo, se recoge un curioso párrafo que relaciona el ‘peso de los cuerpos’ con ‘la luz’: «He dicho que si se suprimiese el peso del mundo, se suprimiría al mismo tiempo la luz. Por lo demás, la luz y el sonido, y todas las demás cualidades sensibles son una continuación y como un resultado de la mecánica y, en consecuencia, del peso de los cuerpos naturales, que son más o menos luminosos o sonoros según tengan más peso o impulso.»

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Antigravedad ¿Qué es la antigravedad y cómo explica la física esta teórica fuerza? «Antigravedad se define como: Forma de levitación que no ha sido observada ni demostrada. Según ciertas hipótesis en el ámbito de la física teórica. Bajo ciertas condiciones físicas los objetos en lugar de atraerse se repelerían gravitacionalmente -de modo que tendrían una ‘masa negativa’- mediante la acción de antigravitones -la hipotética antipartícula del gravitón-. No obstante, de acuerdo con las principales líneas de investigación actuales, se considera improbable o indemostrable que pueda existir la antigravedad como tal. La falta de pruebas científicas, unido a la incomprensión actual de una teoría cuántica de la gravedad, han llevado a numerosos autores de ciencia ficción a incorporar esta forma de levitación en las tramas de su producción literaria.» «Como especulación o tema de ciencia-ficción, hay dos modos de concebir la antigravedad; el primero dice: es un mecanismo que aísla los efectos gravitatorios y elimina en buena parte el factor peso o la componente de la gravitación en un sentido y lo deja inalterable en otro, produciendo un movimiento sin consumo de energía. El segundo: es una fuerza que anula total o parcialmente la fuerza de atracción de la masa, o que la gravedad desarrolla -deja sin efecto la ley de gravitación- para un determinado objeto, aeronave o avión; en ese momento el cuerpo dejaría de tener inercia y podría ser acelerado sin ningún esfuerzo.» «La fuerza de gravedad entre partículas es siempre atractiva; actúa para juntarlas. La gravedad repulsiva, o ‘antigravedad’, término con el que se la denomina, nunca ha sido observada. La razón de ello es que la repulsión gravitatoria requiere energía negativa. Puesto que la energía encerrada en una partícula es siempre positiva, y

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le proporciona una masa positiva, las partículas tienden siempre a gravitar las unas hacia las otras. La energía negativa suena como algo incomprensible. Sin embargo, aunque las partículas no pueden poseer energía negativa, sí puede poseerla un campo. Esto tiene consecuencias profundas que han de ser exploradas.» «La Física hoy no tiene nada que decir acerca de la ‘antigravedad’, pocos físicos la aceptan como una fuerza real y la ciencia la rechaza como fuerza útil, pero esto no altera la posible existencia de este fenómeno, pues hoy se aceptan cosas que hace cien años eran impensables y no es porque fueran mentira, sino que la mentalidad y el conocimiento de aquel tiempo no comprendía ciertos fenómenos, además de considerarlos una extravagancia o barbaridad; pero desde hace unos cincuenta años se viene hablando de pantallas antigravitatorias, de platillos volantes o de los objetos que permanecen suspendidos del suelo, flotando como si el peso no afectara a su masa, con lo cual logran sustraerse a la fuerza que les imponen los campos de gravedad.» Grandes científicos se interesaron por la física de la antigravedad, entre ellos Albert Einstein o Nicola Tesla. Veamos algunas breves referencias sobre sus teorías. «Nikola Tesla fue un personaje muy famoso cuyos inventos, principalmente relacionados con la electricidad, eran recogidos por la prensa de la época que a veces los calificaba de verdaderos avances para la humanidad y otras de auténticas locuras. Las invenciones más grandes de Tesla estaban todas basadas en el estudio de ondas. Siempre consideró que el sonido, la luz, el calor, los rayos-X y las ondas de radio son fenómenos relacionados, y que podrían ser estudiados usando la misma clase de matemáticas. Sus diferencias con Einstein sugieren que él extendió su pensamiento a la gravedad. Cuando Tesla tenía 82 años, durante una cena, emitió esta declaración: “He resuelto una teoría dinámica de la gravedad en todos sus detalles, y espero darla al mundo muy pronto. Explica las causas de esta fuerza y los movimientos de

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cuerpos celestes bajo su influencia tan satisfactoriamente que pondrá fin a fútiles especulaciones y falsos conceptos, como aquél del espacio curvo. Según los relativistas, el espacio tiene una tendencia a curvarse debido a una inherente propiedad o presencia de cuerpos celestes. Concediendo una apariencia de realidad a esta fantástica idea, es todavía muy auto-contradictoria. Cada acción está acompañada por una equivalente reacción, y los efectos de esta última están en directa oposición a aquellos de la primera. Suponiendo que los cuerpos actuaran sobre el espacio circundante, causando la curvatura del mismo, le parece a mi mente simple que los espacios curvos deben tener reacción en los cuerpos y, produciendo los efectos opuestos, enderezaría las curvas. Puesto que la acción y la reacción son coexistentes, sigue que la supuesta curvatura del espacio es enteramente imposible. No obstante, incluso si existiera, no explicaría los movimientos de los cuerpos según lo observado. Solamente la existencia de un campo de fuerza puede explicarlos, y esta suposición aplica con la curvatura del espacio. Toda la literatura sobre este tema es fútil y destinada al olvido”. Tesla había descubierto que la emisión electroestática de la superficie de un conductor siempre se concentrará donde la superficie se curva, o incluso presenta un borde. Mientras más pronunciada sea la curva o esquina, mayor será la concentración de emisión de electrones. Tesla también observó que una carga electroestática fluirá sobre la superficie de un conductor más bien de lo que lo penetrará. Esto es llamado el ‘Efecto Faraday’ o ‘Efecto Piel’ descubierto por Michael Faraday hace muchos años. Tesla nunca llegó a publicar esta teoría dinámica de la gravedad. El pensamiento moderno acerca de la fuerza de gravedad sugiere que cuando un objeto pesado se mueve emite ondas gravitacionales que irradian a la velocidad de la luz. Estas ondas de gravedad se comportan de maneras similares a muchos otros tipos de ondas.»

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«Albert Einstein planteó la teoría de la relatividad general relacionando las propiedades del espacio con las masas existentes en él: el campo gravitatorio depende de la materia existente en el entorno. Según las relaciones establecidas por este físico, la trayectoria de la luz se desvía en presencia de masa, y es rectilínea en ausencia de ella. La masa está por todos lados, en menor o mayor grado, y se dice entonces que el espacio es curvo. Planteó la teoría de un campo unitario, unificando la teoría de la relatividad general y la teoría electromagnética. De las ecuaciones de la relatividad general surgían relaciones entre los elementos gravitacionales y electromagnéticos, relaciones factibles de interpretarlas en nuestra visión tridimensional apropiada para la experimentación. Surge entonces la posibilidad de que las variaciones muy rápidas de los campos electromagnéticos produjeran efectos gravitatorios. Había la posibilidad teórica de crear antigravedad, sueño de tantos científicos y escritores de ciencia ficción buscando platillos voladores. El problema real es producir variaciones en el campo electromagnético en la magnitud necesaria para generar una antigravedad significativa. No hay tecnología para ello, por lo menos en la tierra.» La afirmación de que esa tecnología se desconocía a mediados del pasado siglo parece incuestionable, pero la incógnita era saber si tras aquella afirmación se escondía el hecho real de que los científicos la estaban buscando en secreto. La alusión a platillos voladores denota lo que es un profundo deseo del subconsciente de los seres humanos desde pasados remotos. La posibilidad de viajar por el espacio, a distancias y velocidades inimaginables.

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Dominar la gravedad En este último capítulo referiremos algunas historias que parecerán increíbles, pues recogen sucesos que están entre la ciencia y la ficción, entre la barrera de lo posible y lo imposible, y lo haremos mirando simultáneamente hacia el pasado y hacia el futuro, buscando entre lo que parecerá ficticio e irrealizable, en hechos o teorías que cuando tratan de explicar hechos reales del pasado se encuentran con aspectos que parecen imposibles porque son inexplicables, y que cuando apuntan hacia el futuro tan sólo se basan en probabilidades. Un pasado repleto de mitos y leyendas que narran cosas fantásticas, a tenor de los testimonios que dejaron sus protagonistas o sus descendientes, recogidos en obras y relatos de quienes pretenden buscar respuestas, y que en realidad nos hunden más en los misterios que en la comprensión de esos hechos. Expondremos datos y referencias que sirvan de análisis para creer que los acontecimientos narrados fueron posibles, aunque la realidad nos diga que tan solo fueran sueños o ilusiones, con el propósito de señalar objetivos de los que ciertamente hay probabilidades de que podrán ser realizables en un futuro, aunque vistos desde el presente nos parezcan pura ficción. Entre las grandes incógnitas que la ciencia actual trata de resolver o de explicar se encuentran las fuerzas que rigen el universo; para ello utilizan telescopios cada vez más potentes, para mirar hacia la lejanía del espacio, hacia los confines del universo, hacia los orígenes de las galaxias, buscando respuestas a las claves de la materia y de la energía. ¿Acaso las respuestas están en la materia que compone las estrellas? ¿Acaso en la formación de nuevas estrellas? ¿Acaso en las inmensas nebulosas de gas y polvo? En la Tierra tan solo es posible mirar a los pequeños indicios que ayuden a comprender la acción de esas fuerzas, con el objetivo más bien ficticio o fantástico de si podrían llegar a ser dominadas.

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Las aves por la acción del movimiento de sus alas pueden volar suspendidas en el espacio, un efecto que nos hace creer que vencen la fuerza de gravedad. Existen escasos ejemplos que podamos encontrar sobre objetos o materiales que basados en principios físicos y sin utilizar ninguna fuerza de empuje, en apariencia, superan la fuerza de atracción terrestre. Los globos aerostáticos o los dirigibles cuyo contenido interior es aire caliente o gases más ligeros que el aire, se convierten en ‘máquinas’ artificiales que se mueven en la atmósfera ‘levitando’ o ‘gravitando’, en especial en el caso de los globos, en los que cuanto más se calienta el aire de su interior mayor es la elevación en altura que pueden alcanzar. Una pequeña pista a seguir a la hora de buscar posibles respuestas, es analizar aquellos fenómenos causados por diferencias de temperaturas o la ‘entropía’ de los elementos utilizados.

Otros ejemplos, como vimos anteriormente, serían las burbujas de gases o de líquidos, que en el interior de otros fluidos se mueven en dirección opuesta a la de la atracción terrestre, aunque esos efectos se basan en la diferente ‘densidad’ de los elementos en contacto. Estos pequeños indicios apuntan en la dirección que hemos marcado para llevar a pensar en la posibilidad de utilizar la fuerza de la gravedad como una energía de impulso; a creer que en el futuro se logrará diseñar algún ingenio o máquina con capacidad para transformar las

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ingentes fuerzas de la naturaleza en energías que puedan ser utilizadas a voluntad en motores de impulsión. ¿Resultará posible construir esa máquina capaz de “controlar” de forma artificial la fuerza de la gravedad y que pueda moverse libremente a voluntad por el espacio interestelar? ¿Se logrará dominar la gravedad? Es un sueño y una fantasía de nuestra capacidad imaginativa la que ha llevado a numerosas personas de todas las épocas a creer en que es posible moverse por el espacio, levitar en el aire, vencer la gravedad. Las más antiguas civilizaciones creyeron en dioses que llegaron del espacio exterior y por lógica natural dedujeron que llegaron ‘volando’ en ‘máquinas aladas’, por ejemplo, en medio de inmensas ‘bolas de fuego’ y ‘poderosos truenos’. Para llegar a dominar la gravedad sería preciso eliminar el peso de los cuerpos, y poder hacerlo de forma controlada, a voluntad, para lo que lógicamente, sería necesario algún ingenio o artefacto capaz de transmitir a los cuerpos una fuerza de signo opuesto a la de gravedad, o poder modificar su estructura. Algo que actualmente parece pura ficción. Entre los enigmas que todavía suscitan numerosas dudas está el método utilizado por los egipcios para la construcción de pirámides. ¿Cómo lograron transportar millones de bloques de piedras cuyos pesos llegan a superar cientos de toneladas y los izaron a considerables alturas? ¿Cómo lograron transportar obeliscos que pesan mil doscientas toneladas? ¿Y cómo lograron izarlos para colocarlos sobre sus pedestales en posición vertical? ¿Acaso únicamente puede pensarse que esta tarea pudo ser obra del esfuerzo coordinado y acumulativo de más de 50.000 porteadores que se estima se necesitarían para tan portentosa tarea? Egipto no fue un caso aislado en lo referido a mover e izar impresionantes bloques de piedra. Podemos citar algunos de los más famosos: los monumentos megalíticos los dólmenes y menhires, el conjunto de Stonehenge, los ‘moais’ de la Isla de Pascua, o los bloques de Baalbek...

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Por todas partes existen testimonios de civilizaciones en el pasado, en el que sus pobladores realizaron grandes construcciones para las que precisaron mover enormes bloques de piedra, sin que se haya llegado a comprender ni sus motivaciones, ni los métodos que utilizaron para transportarlos desde grandes distancias y poder elevarlos decenas de metros de altura. Ante la falta de respuestas, científicamente coherentes, algunas teorías sugieren que necesariamente tuvieron que emplear algún sistema de levitación, o alguna máquina con capacidad de generar ‘antigravitación’ para elevar los enormes bloques. ¿Acaso disponían de tecnologías que se desconocen? ¿Sus autores pertenecían a civilizaciones desaparecidas? Es un tema tratado por numerosos autores precisamente por su inexplicable fenomenología, de la que conviene extraer algunas conclusiones, por la simple curiosidad de suponer que existió en la antigüedad algún método o tecnología con la que lograron controlar extraordinarias fuerzas, cuyos conocimientos se perdieron, en el sentido que permita tener una visión objetiva para acometer alguna experimentación: creer que sí es posible dominar la gravedad, poder contrarrestar el peso de los cuerpos artificialmente, para lo cual se han de buscar, observar y analizar, detalles que destacan en unos acontecimientos inexplicables, narrados por expertos que estudiaron esta ‘fenomenología’. Alan Alford en el libro Dioses del nuevo milenio, hace una descripción con detalle de los enormes bloques que conforman una construcción conocida como ‘Plataforma de Baalbek’. «Las imponentes ruinas de Baalbek están situadas en el fértil valle de la Bekka, a los pies de la cordillera del Antilíbano, a 53 millas al noreste de Beirut. Baalbek fue una vez uno de los lugares más sagrados del mundo, y sus templos una de las maravillas del mundo antiguo. El tamaño del templo empequeñece al Partenón de Atenas. Tan magnífico como ciertamente es el templo de Júpiter, que yace sobre una terraza pre-romana de piedras colosales que son aún más impresionantes. En la

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parte de debajo podemos ver una hilera de nueve bloques en el muro sudeste de la terraza, cada una midiendo aproximadamente 10 metros de largo, por 4 de alto y 3 de ancho, y por lo tanto con un peso de más de 300 toneladas. En el mismo nivel en el muro sudoeste, encontramos otras seis piedras de 300 toneladas, sobre las que están situados tres enorme bloques megalíticos, conocidos como el ‘Trilithon’ o la maravilla de tres piedras que pesan cerca de 1.500 toneladas cada una. Entre las cuestiones que preguntaré están: ¿por qué eran usadas piedras de 300 ó 1.500 toneladas en los muros de Baalbek cuando piedras de menor tamaño podrían haber sido adecuadas? ¿Quién pudo haber construido estos enormes fundamentos de piedra, por qué y para qué? Es un misterio que ha inspirado la imaginación de los hombres durante miles de años.»

Baalbek - ‘Trilithon’ Sorprendente pero a la vez totalmente lógico deducir que si trabajaron con unas piedras grandes y pesadas, en lugar de usar bloques más reducidos y ligeros, es porque su manipulación no representaba ningún problema para los hombres de aquellas civilizaciones. Un enigma colosal para los especialistas e investigadores, por el que han llegado a la conclusión de que para realizar las inmensas

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construcciones, necesariamente tuvieron que utilizarse ‘máquinas’, como explicación más plausible al problema que significa manejar y elevar bloques que pesan 1.500 toneladas, aunque arqueológicamente no haya quedado ni rastro sobre la existencia de esas supuestas máquinas. Una explicación que tiene otras complicaciones, pues las subsiguientes incógnitas serían comprender la naturaleza de esas máquinas, sus dimensiones, qué tipo de energía utilizaban, de donde la obtenían, o cómo la generaban. Resulta por demás curioso que a falta de restos de ‘máquinas’ o pruebas arqueológicas, quienes buscan dar explicaciones coherentes, o argumentaciones fundadas a estos hechos incomprensibles, recurran a fenómenos que tampoco están reconocidos o explicados científicamente, como la levitación o la antigravedad. Cierto es que restos megalíticos los hay por todas partes, mientras que de las ‘técnicas’ que se utilizaron para levantar grandes piedras no hay rastro. Lo cual indica que lo real es porque resulta posible, mientras que lo probable es difícil de encontrar. Porque las mismas dudas surgen cuando se plantea el método en que fueron erigidos los dólmenes, o cómo pudieron ser transportados a grandes distancias enormes bloques de piedra, de más de cien toneladas de peso, e izados hasta ser colocadas sobre otros bloques a más de 3 ó 4 metros de altura; una cuestión a la que nadie ha podido explicar satisfactoriamente. Otro de los autores que cuestionan estos fenómenos es Louis Charpentier, en el libro Los gigantes y el misterio de los orígenes, quién en un curioso capítulo titulado Transporte de Dólmenes, argumenta unas reflexiones de gran relevancia: «Desde luego, tratamos de imaginarnos cómo debieron de realizarse aquellos desplazamientos, y lo hacemos en función de la idea que nos forjamos del desarrollo de la sociedad de aquel tiempo, lo cual equivale a decir que tomamos el problema al revés: nos imaginamos a hombres de quienes sabemos bien poco y, según lo que nos hemos imaginado, buscamos los medios empleados. Es tan poco lógico como posible. Y esto lo

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falsea todo, porque se admite a priori que se trata de primitivos seres subdesarrollados. Y constituye un procedimiento mental bastante común en nuestro tiempo que niega todo saber a aquellos que no tuvieron o no aplicaron nuestra ciencia. Es más científico admitir como hace la tradición popular- que no habiendo podido ser transportadas estas piedras por hombres corrientes, fueron manejadas por gigantes. Y el problema realmente es éste: si las piedras eran demasiado pesadas para hombres comunes, las tendrían que desplazar y erigir individuos para los cuales el peso no era un obstáculo insuperable. Y ello, mediante el empleo de máquinas de las que no tenemos idea, o bien por efecto de una maestría desconocida sobre las fuerzas de gravitación.» Parece que el recurso a la existencia de ‘máquinas’ en el pasado, con gran capacidad para manejar, levantar y colocar con total precisión las pesadas piedras, es el argumento más común o utilizado como explicación a lo desconocido; lo que llama más la atención es cuando los argumentos apuntan a que esas máquinas realizaron acciones físicas basadas en teorías que para la ciencia actual resultan desconocidas o de dudosa consistencia, y cuyo descubrimiento resultaría hoy día todo un reto. La probabilidad de desencadenar artificialmente fuerzas de la naturaleza que superen las leyes físicas conocidas, mediante ingenios, instrumentos o máquinas, significan objetivos para la ciencia que no se deben de descartar nunca. Y todos aquellos indicios que apunten hacia esos objetivos han de interesarnos. En un artículo publicado en la revista Año Cero de agosto de 1998, titulado ‘La Verdad sobre los túneles bajo la Esfinge’, firmado por Nacho Ares, narra unos hechos ya mencionados anteriormente, ciertamente increíbles: «Con ocasión de una conferencia pública, el Dr. John Kinnaman (1877-1961), arqueólogo de renombrada fama durante la primera mitad de nuestro siglo, afirmó que, habiendo ido a excavar a la meseta de Gizeh en 1924, junto con el prestigioso egiptólogo Sir Flinders Petrie,

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célebre por sus estudios sobre dicha meseta, ambos investigadores descubrieron de forma casual un túnel al sur de la Gran Pirámide. Según Kinnaman, existía un corredor descendente que, sumergiéndose a gran profundidad, llegaba hasta una sala que albergaba gran número de máquinas de extraño funcionamiento y, por supuesto, de origen desconocido. También mencionó la existencia de miles de prismas de cristal cuya función ignoraba y de una ‘máquina antigravedad’, entre otras muchas cosas que "usted no se creería", según las palabras textuales que Kinnaman pronunció en la mencionada conferencia. Curiosa o sospechosamente, el arqueólogo no recordaba la ubicación exacta de este túnel tan singular, por lo que no ha vuelto a ser encontrado jamás. Pero sin duda alguna, el episodio más simpático de la época moderna fue el vivido por el príncipe Faruk, hijo del rey de Egipto, quien en 1945, emulando la gesta de su heroico antepasado Tutmosis IV, no tuvo otra ocurrencia que ir de noche en su jeep a visitar la Esfinge "para tocar algo y empujar una enorme losa abierta, que hacía de puerta", según nos cuenta el propio Faruk. La narración del rey no tiene nada que envidiar a la anterior, pues tras aquella puerta encontró, en palabras textuales, "una gran habitación guardada por un autómata". Desgraciadamente, Faruk no dice qué era aquello tan importante que merecía ser guardado por un autómata, y al igual que sucedió con Kinnaman, tampoco recordó el lugar exacto donde estaba dicha puerta.» Especialmente llamativo constatar que las escasas referencias que se tienen sobre la existencia de supuestas máquinas gravitatorias o antigravedad, las más precisas, aun cuando puedan ser consideradas totalmente ficticias o imaginarias, están relacionadas específicamente con los métodos que pudieron utilizar los antiguos egipcios.

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“Discos alados” Así pues, como recurrencia, mejor será mirar hacia donde las referencias son inagotables, de un pasado en el que los hombres ‘vieron llegar a los dioses’, o imaginaron que habrían venido en su pasado, o tendrían que venir algún día en el futuro, ya que los vestigios que dejaron son tan numerosos que resulta complicado achacar estos hechos a simples sueños o fantasías, pues las figuritas y los relieves con formas que asemejan ‘aviones’ o personas con atuendos similares al de los ‘astronautas’, están por todas partes. Ese es otro de los grandes enigmas del pasado que todavía no han sido explicados de forma satisfactoria; la supuesta presencia de seres cuya procedencia solo podría atribuirse a un origen extraterrestre. Este fenómeno está recogido en muchas civilizaciones de la antigüedad, las que plasmaron en sus pinturas murales y bajorrelieves extraños objetos, como ‘círculos alados’ y personajes de extrañas apariencias. Y con gran probabilidad fue porque ‘vieron’ en la realidad o en sueños a dioses y naves en las que llegaron, pues viniendo de fuera debieron hacerlo por el aire, ‘volando’, y para los antiguos, solo las aves podían volar, así que la mejor forma de representar aquellas naves era con forma de ‘alas y plumas’. Como los ‘discos alados’ egipcios o sumerios, representación de un círculo central dotado de alas, cola y ‘patas’... que recuerdan el ‘tren de aterrizaje’ de una aeronave.

Disco alado egipcio

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Interesante esta cita de Manly P. Hall refiriendo el mito de las aves: «La gravedad, que es una ley del mundo material, es el impulso hacia el centro de materialidad: la levitación, que es una ley del mundo espiritual, es el impulso hacia el centro de espiritualidad. Como parecían capaces de neutralizar el efecto de la gravedad, se decía que las aves eran partícipes de una naturaleza superior a la de otras criaturas terrestres, y sus plumas, al tener el poder de sostenerlas, llegaron a ser aceptadas como símbolos de divinidad, valor y consecución.» Numerosos investigadores en temas de arqueología han llamado la atención sobre vestigios que aparecen por todas partes, citando hechos que parecen inverosímiles: «Los viejos papiros egipcios contienen abundantes alusiones al respecto, y un papiro de la época del faraón Tutmosis III, escrito mil quinientos años antes de Cristo, relata los detalles de la visita de un "platillo volante" y describe al aparato en los pintorescos términos que el asombrado autor pudo expresar... Las mitologías de Asiría, Babilonia, Persia, la India y el Tibet, además de los mayas y de los egipcios, abundan en referencias de este tipo... Todas ellas coinciden en mencionar las visitas de "dioses que bajan de las estrellas, en carros o naves de fuego, que instruyen a los humanos y luego regresan al cielo, rodeados por grandes resplandores"... Antiquísimos libros de la India, el Mahabharata, el Ramayana, el Samarangana Sutradara, escritos hace miles de años, contienen descripciones precisas de viajes realizados por "platillos volantes" denominados en sánscrito "Vimanas", conduciendo a dioses que bajaron a la Tierra... Y en las legendarias tradiciones del pueblo chino encontramos también la explicación de su origen atribuido a la venida de seres divinos, bajados del cielo para enseñar a los hombres... Recordemos que los antiguos emperadores de China fueron llamados siempre "Hijos del Cielo”... ¿Qué explicación tendrían las pinturas encontradas por el explorador Henri Lothe en las cavernas de Tassili, en pleno desierto del Sahara? Este descubrimiento tuvo

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lugar el año 1956 y aquellas figuras, que representan seres muy parecidos a nuestros astronautas, tienen, igualmente, una antigüedad de más de diez mil años...» «Un aparato que con su misma fuerza puede moverse como un pájaro, sobre la tierra, en el agua y en el aire, es llamado ‘vimana’: el que puede moverse por el cielo, de lugar a lugar, de país a país o de mundo a mundo.» «También en Ecuador, Costa Rica, Jordania, Sakkara -Egipto- se encontraron numerosos objetos parecidos a aviones. Fabricaban los orfebres figuras de lo que ellos mismos habían visto... ¿O eran reliquias contadas de sus antepasados? ¿Monstruos que escupían fuego y volaban como los pájaros, provocando un ruido ensordecedor como un trueno, rápidos como un pez en el agua, infundiendo temor como un cocodrilo?» En un papiro deteriorado, original de la XVII dinastía egipcia, que forma parte de los Anales Reales de la época del faraón Thutmosis III (1501-1447 a.C.), refiere una sugestiva versión, anotada por los escribas: «En el año 22, tercer mes del invierno, a la sexta hora del día, los escribas de la Casa de la Vida anotaron la llegada de un "círculo de fuego" en el cielo. Su cuerpo tenía una vara de largo y un quinto de ancho (5x1 metros). Aunque no tenía cabeza su boca despedía un aliento de olor fétido. No tenía voz. Sus corazones quedaron turbados y echaron a correr. Después fueron a comunicarlo al rey. Su majestad meditó acerca de lo ocurrido. Su majestad dio la orden … ha sido examinado… como todo cuanto se ha escrito en los rollos de los papiros de la Casa de la Vida…, ahora cuando ya han transcurrido muchos días después de estos acontecimientos. ¡Oh! Son numerosos como todos. Brillan más que el sol en los cuatro puntos cardinales del cielo. Los "círculos de fuego" ocupaban una fuerte posición y el ejército del rey los vio, estando su majestad en medio de él. Esto tuvo lugar después de la cena. Allí arriba, ellos -los círculos- se elevaron en dirección sur. Cayeron del cielo peces y aves…, una maravilla jamás vista desde que este país existe. Su majestad hizo traer

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incienso para apaciguar… en el libro de la Casa de la Vida lo que había sucedido para que sea recordado toda la eternidad.» «Los ‘Discos Alados’ son los símbolos más sugestivos de las primeras civilizaciones y la figura del dios dentro de la rueda se vincula directamente con la divinidad. Desde Sumer al Imperio Persa y a Egipto, el emblema del disco se reproduce con distintas variantes, pero siempre conserva su atributo principal de ‘vehículo de los dioses’. Figuras de los supuestos huéspedes del cosmos y de sus ‘carros alados’ quedaron grabadas en distintos restos arqueológicos, como los de la civilización sumeria, en las que sobresale la explícita imagen del dios dentro de la aeronave circular y las evidentes ‘patas’ de los discos, cuyos extremos aparentan ser ‘ruedas’.

Discos alados en Persépolis

«En las historias de los sumerios (3.000 a.C.) se cuenta también sobre un rey que descendió de los cielos sobre la ciudad de Eridu... Al descender el rey celeste a la tierra, se convirtió en Eridu... El dios Assur se representa como ocupante de un círculo con ‘plumas laterales’, y no debe olvidarse que para la iconografía primitiva las plumas representan la calidad de vuelo... El dios de los persas, Ahura Mazda, tripula un "disco" y empuña una especie de volante o timón... En el bajo relieve del templo de Darío en Persépolis (Siglo V a.C.), la figura divina aparece surcando el espacio, y en el enorme friso de la roca de Behistun, la imagen del dios flota o vuela sobre los ejércitos Persas que se disponen al combate...»

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“Zumbidos de abejas” El sofisticado sistema de danzas y zumbidos hace que las abejas sean uno de los seres más fascinantes de la naturaleza. Las abejas son los únicos animales en la naturaleza que poseen un complejo y sofisticado sistema de comunicación simbólica que les posibilita comunicar a sus compañeras la ubicación de una flor o de alguna otra fuente de alimento, transmitiendo referencias geográficas sin necesidad de acompañarlas para mostrarles el sitio. El zumbido de las abejas es el murmullo causado por el movimiento de las alas al desplazarse, pero ese aleteo les sirve para ‘comunicarse’ por las variaciones de frecuencia y de intensidad, que en el fondo es una transmisión por ondas vibratorias. Dos conceptos que requieren atención: vibraciones y ondas. Y es que, relacionar a las abejas y el zumbido que producen con sus alas, a esos dos conceptos de la física, ha de tener alguna significación especial, aunque solo fueran pequeños indicios que pueden ser de gran utilidad si se pudiera confirmar la existencia de algún vínculo entre esos zumbidos, -vibraciones-, y muchos testimonios antiguos en textos, mitos o leyendas acerca de ‘visitantes’ o ‘dioses’ que llegaron de los cielos en carros que emitían ‘extraños sonidos’... Son numerosos los relatos como los que aparecen en el libro Dioses del Nuevo Milenio, de Alan Alford, que describen testimonios arqueológicos de inestimable valor. «El “Monumento 27” describe una figura que respira fuego y sostiene lo que parecen ser granadas en cada mano. Su cuerpo casi humano se une a una cabeza con casco, en la que figuran unas gafas y la cara rugiente de una bestia salvaje. A sus pies se agacha una figura de humano mucho más pequeña, haciendo una ofrenda a la bestia. Cerca de El Baúl, en Santa Lucía Cotzumalhuapa, una escena de sacrificio semejante se ha encontrado en una estela, ahora en el Museo de Berlín. Esta estela

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muestra a varias razas de hombres mirando hacia el cielo y ofreciendo un sacrificio no identificado a un dios. Esta imagen de un dios buceando o descendiendo es común en las culturas mesoamericanas posteriores... Aunque los expertos desestiman estas imágenes como “el sol en el ocaso” o “dioses abeja”, parece más probable que simbolicen una amenaza que viene desde el cielo... Una amenaza similar desde los cielos fue descrita en la capital azteca de Tenochtitlán, donde los arqueólogos encontraron dos grandes estatuas guardando el Templo de las Águilas... Estas imponentes estatuas son de atemorizantes hombres-pájaro -o dioses-, cuyas caras humanas miran hacia fuera desde el interior de los picos de águilas gigantes.

Dioses-abeja en un códice maya

Esta combinación artística de hombre y animal llamada zoomorfismo- surge una y otra vez en las antiguas culturas americanas. En Quirigua, un lugar maya en el sur de Guatemala, un museo exterior contiene una de las mayores colecciones de piedras talladas. Las imágenes zoomórficas de estas tallas presentan también un tercer aspecto: el de máquinas... Un visitante del lugar ha descrito sus impresiones. «Un enorme monstruo de desconocido origen animal, con grandes garras afiladas, y siempre con la cabeza o el torso de un ser humano en su boca, no como si estuviera devorando a una persona, sino pareciendo que la persona cabalga en el monstruo.»

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«Los Textos de las Pirámides describen una serie de cámaras subterráneas en el Duat, a través de las que viaja el faraón antes de ascender al cielo. En una de estas cámaras escucha “un sonido poderoso, como el que se escucha en lo alto del cielo cuando estalla la tormenta”. En otra estancia encuentra puertas que se abren solas y dioses “zumbando como abejas” en cubículos. Algunas veces el faraón encuentra dioses con la cara cubierta, pero en alguna ocasión ve el rostro de una diosa. Luego, el faraón ve dioses cuya tarea es proveer “llama y fuego” al “celestial barco de millones de años” de Ra, y otros dioses que ordenan el curso de las estrellas.» Existen muchas referencias en la historia de pueblos antiguos en los que se consideraban a las abejas como animales sagrados, por lo que cabe pensar que había algún nexo de relación con seres superiores. «En 1653 fue encontrada en las Ardenas -norte de Francia- una importante tumba merovingia del siglo V: la tumba del rey Childerico I, hijo de Meroveo y padre de Clodoveo, el más famoso de todos los reyes merovingios. La tumba contenía armas, tesoros e insignias reales, como era de esperar que hubiese en una sepultura real. También contenía objetos menos característicos de la realeza que de la magia, la brujería y la adivinación: la cabeza cercenada de un caballo, por ejemplo, una cabeza de toro hecha de oro y una bola de cristal. Uno de los símbolos merovingios más sagrados era la abeja; y la sepultura del rey Childerico contenía no menos de trescientas abejas en miniatura hechas de oro macizo. Junto con el restante contenido de la tumba, estas abejas fueron confiadas a Leopold Wilhelm von Habsburg, a la sazón gobernador militar de los Países Bajos austríacos y hermano del emperador Fernando III. Al cabo de un tiempo la mayor parte del tesoro de Childerico fue devuelta a Francia. Y al ser coronado emperador en 1804, Napoleón insistió en que las abejas de oro fuesen cosidas a la vestimenta que llevó durante la ceremonia.»

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En otro libro Los templarios y la Mesa de Salomón de Nicholas Wilcox, se refiere un breve relato sobre el ruido producido por ‘zumbidos de abejas’ que se escuchan en el Templo de la Roca, en Jerusalén. «Debajo de la roca de Jerusalén existe un pozo que comunica con una caverna, en parte natural, llamada “el pozo de las Almas” o “el agujero de los muertos”, en el que se supone que tres veces por semana las almas de los muertos se congregan y producen “un sonido parecido al murmullo de las abejas”.» Más inquietantes resultan los testimonios relatados por Javier Sierra en su libro La Ruta Prohibida, acerca de los extraños sucesos acaecidos con motivo de la aparición de la Virgen en Fátima, en 1917. El apartado se titula “Emisiones de microondas en Cova d’Iria” «... Aquella dama brillante que los niños describieron como una figura sin cabellos, vestida con traje ajustado, venida de arriba y que no realizaba movimiento facial alguno, ha abierto otras curiosas vías de investigación. La más significativa ha resultado ser, sin duda, la sugerida por los zumbidos escuchados junto a la encina de las apariciones mientras los videntes estaban en trance... María Carreira, madre de la ‘cuarta vidente’ a la que antes me refería y una de las principales promotoras de la construcción de la primera capilla de Fátima, fue una de las que dio mejor cuenta de tan singular fenómeno: Seguimos a los niños y nos arrodillamos en medio de las matas. Lucia levantó las manos y dijo: “Vuestra merced me mandó venir aquí. ¿Qué quiere de mí?” Y entonces comenzó a oírse algo como el zumbido de una abeja. Creo que era la señora hablando. Incluso la propia Lucia, refiriendo este fenómeno al padre João de Marchi, aseguraba convencida que al posarse la ‘señora’ sobre la encina “comenzábamos a oír una voz muy fina, pero no se entendía lo que decía. Era como un zumbido de abeja”... ... En 1980, un grupo de científicos del Instituto Canadiense de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos,

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estudiando los efectos secundarios que producían fuertes emisiones de microondas, determinaron la existencia de un “fenómeno auditivo” virtualmente idéntico a ‘zumbidos de las abejas’ registrados en Fátima, y que se producen sólo en emisiones de entre 200 y 300 megahercios... ...Con esa enumeración Fernandes se refería al más espectacular de cuantos milagros se vivieron en Fátima: la ‘danza del Sol’ del 13 de octubre de 1917. Más de setenta mil testigos presenciaron durante unos doce minutos las evoluciones erráticas de un objeto luminoso sobre Cova d’Iria, al que muchos confundieron con el Sol. Según los partes meteorológicos de aquella jornada, las nubes cubrieron el lugar durante buena parte del día, empapando a los fieles congregados y transformando aquella planicie en un barrizal intransitable. Las crónicas de la época son bien claras al respecto: tras la ‘danza del Sol’ el suelo se secó, los charcos se evaporaron y las ropas húmedas de los allí congregados se secaron... ¿Fueron microondas? Es posible que microondas fueran utilizadas en Fátima para establecer una comunicación entre la entidad radiante y los pequeños videntes, argumentaba Joaquim Fernandes al hilo de estos datos. Pero sólo es una especulación. Las propiedades de las microondas han sido estudiadas por los físicos y su comportamiento se ajusta como un guante a otros fenómenos vividos en Fátima, como los calores intensos, el secado rápido de ropas y hasta la provocación de curaciones aparentemente espontáneas...» Resulta enormemente sugestivo que los testimonios o relatos, como los de estas referencias, aún cuando tuvieran su origen en supuestas fantasías o visiones de los protagonistas o los testigos, estén siempre referidos a lugares ‘sagrados’, como templos, o haber tenido lugar en ellos apariciones milagrosas.

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“Platillos volantes” Es posible encontrar interesantes datos o detalles entre los numerosos vestigios arqueológicos, testimonios o relatos antiguos, considerados como mitos o fantasías, y que no debemos descartar que tengan bases sólidas de una realidad que resulta incomprensible pero que se repite a través de los tiempos, hasta la actualidad, como ocurre por ejemplo en los fenómenos relacionados con los ‘platillos volantes’.

Los platillos volantes, ‘Ovnis’ en terminología oficial, constituyen desde hace décadas un fenómeno que supera la imaginación de los humanos, por pasar a la dimensión de lo increíble, el campo de la ciencia ficción. Fue y sigue siendo uno de los enigmas o misterios que siembra las dudas acerca de su veracidad, no solo entre la población sino también en los medios de comunicación, y por el secreto oficial que parece que mantienen las autoridades. Que la Tierra haya sido o sea visitada periódicamente por seres extraterrestres, no debería considerarse como algo imposible o irracional, y de hecho son innumerables los testimonios de personas que hablan de avistamientos de extraños objetos en ese sentido. No se tratará en este apartado entrar a valorar si esos vestigios arqueológicos o los testimonios actuales son reales, ficticios o posibles, pero si ha de servir como referencia para planteamientos de posibles opciones para el futuro.

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«Desde 1950, la sección del Ministerio de Defensa del Reino Unido dedicada a ovnis, ha recibido más de 10.000 informes referidos a ‘objetos voladores no identificados’, muchos de ellos avistados por la ciudadanía. Después de estudiarlos durante casi sesenta años y mantenerlos en absoluto secreto, las autoridades británicas han decidido desclasificar un total de 160 casos de los que, aún hoy, un cinco por ciento carece de una explicación razonable. Lo hará a partir de la primavera de este año. Así, el Gobierno británico irá dando a conocer, paulatinamente y durante un plazo de tres años, los informes considerados durante décadas ‘estrictamente confidenciales’. Aunque el propio Ministerio de Defensa reconoce que algunos de sus helicópteros de combate realizan en ocasiones vuelos a muy baja altura, lo que podría haber llevado a la confusión a los ciudadanos, también ha reconocido que en algunos casos hay indicios que muestran que ciertos objetos voladores ‘seguramente no parecen provenir de nuestro planeta’.» «Inquietantes luces naranjas sobre Zaragoza: En la noche del 1 de marzo de 1998 fueron observados, filmados y fotografiados sobre la ciudad de Zaragoza unos extraños objetos volantes no identificados (OVNIS). Según el relato de un testigo... “no se trataba de un simple foco luminoso puntual sino de un objeto alargado que brillaba con fuerte luz naranja, a lo largo del cual pude distinguir varios puntitos luminosos de color rojizo... El objeto flotaba inmóvil en el aire y al cabo de medio minuto se desplazó hacia la derecha, al tiempo que descendía suavemente... Acto seguido, se apagó lentamente.» De estas crónicas y muchísimas más que se conocen de acontecimientos de similares características ocurridos durante las últimas décadas, destacan especialmente los detalles de que... ‘son objetos que flotan, que permanecen inmóviles en el aire y que se desplazan en cualquier dirección y altura’. El objeto no es entrar a cuestionar si esos fenómenos son reales o son producto de efectos físicos desconocidos, sino lo que interesa plantear es si

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objetos con esas características pueden llegar a ser una realidad en el futuro, si se producirá algún invento o se descubrirá una tecnología que demuestre que es posible utilizar un fuerza energética cuyo origen sea, por ejemplo, la fuerza de gravedad. Los detalles que han de interesar han de ir en línea con estas interrogantes ¿Qué fuerza es preciso desarrollar y cómo? ¿Qué conceptos y factores intervienen? ¿Es posible dominar la gravedad? ¿La fuerza de gravedad puede ser una fuente de energía? No existe esa tecnología, por ahora... pero es una realidad que la ciencia lleva investigando esta posibilidad desde hace muchas décadas. Sirva como referencia esta crónica sobre supuestos ‘platillos volantes alemanes’. «Una de las leyendas más conocidas es la creación de unos extraños aviones por los nazis a partir de 1940. Según los datos, dichos artefactos tendrían una forma ovalada y alcanzarían una velocidad de nada menos que 2.092 kilómetros por hora en sólo tres minutos, a través de la propulsión de unos motores anti-gravitatorios. Otra versión más realista sobre estos aeroplanos afirma que consistían en unos pequeños aviones propulsados a motor que podrían tener la finalidad de crear el miedo en los pilotos aliados. En todo caso, estas rocambolescas teorías determinan que los nazis habrían abandonado el proyecto una vez que sus enemigos tomaron Praga. Estas suposiciones se atreven incluso a afirmar que científicos encargados de estos proyectos viajaron tras la contienda a Estados Unidos para utilizar allí la misma tecnología, lo que explicaría la masificación en los avistamientos de Ovnis tras la II Guerra Mundial.» Es un hecho conocido que todo cuanto investigaron los científicos alemanes durante la guerra mundial, en el campo de la ciencia y la tecnología, también fue objeto de investigaciones por los científicos norteamericanos, con el estricto sigilo de los ‘más altos secretos’. Entonces, ¿será posible desarrollar esa clase de tecnologías? Para tratar de deducir a través de sencillo problema de lógica las consecuencias que nos van a interesar, el

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planteamiento teórico supone aceptar como posible el principio de que... "todo fenómeno que se observa en la naturaleza puede llegar a ser reproducido con métodos artificiales”. Efectivamente. Como muestra diremos que los antepasados dedujeron que sería posible volar del simple hecho de observar a los pájaros y aves que podían hacerlo. Sin embargo no encontraron las claves para resolver el problema, ya que imaginaron que solo podrían hacerlo aquellos seres que tuvieran plumas y poderes especiales; así se crearon los seres mitológicos, como los ‘caballos con alas’ o héroes como Ícaro. Antepasados más recientes, no sólo dedujeron esta posibilidad, sino que llegaron a creer en ella. Así lo demuestran los bocetos y diseños de artefactos, como los de Leonardo da Vinci, que unos siglos más tarde se fueron desarrollando, hasta que pudieron dar con la solución que efectivamente permitía hacer realidad la posibilidad de volar. Y eso fue porque la solución pasaba por que se cumplieran cuando menos dos principios fundamentales de ese fenómeno, que son la ‘sustentación’ y el ‘empuje’. La sustentación que da el diseño de las alas y el empuje proporcionado por motores de combustión. Solucionados esos requisitos, el resto era cuestión de diseño y potencia. La construcción de aviones en la actualidad permite al hombre desplazarse por la atmósfera terrestre, a lo largo y ancho de todo el planeta. Pero... y para desplazarse en el espacio interestelar. ¿Qué requerimientos se precisarían? ¿Cuáles serán los principios fundamentales de ese fenómeno o las causas que originan esas fuerzas? ¿Dónde se pueden encontrar indicios o referencias de objetos que se puedan mover por levitación o por efectos de antigravedad?

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Vibraciones y estructuras En la naturaleza no resulta posible encontrar objetos o elementos que ‘floten en el aire’, ajenos a la física de la gravedad, exceptuando pequeños indicios que ya fueron señalados, causados por la interacción de la densidad en los fluidos, o los pequeños objetos de metal que levitan al ser colocados encima de plataformas electromagnéticas. Es preciso abrir la mente de las probabilidades en busca de detalles que denoten cualquier tipo de influencia por la acción de alguna fuerza ejercida sobre la materia. En un capítulo anterior vimos referencias sobre tesis de algunos científicos y expertos que otorgaban a la Gran Pirámide propiedades vibratorias, en base a deducciones que se extraen a partir de su forma, la composición de los materiales, y de la estructura con la que fue construida. Unas referencias que deben conducirnos a pensar en la oportunidad de buscar en el pasado, en esos grandiosos monumentos, las respuestas a las incógnitas planteadas sobre la supuesta existencia de fuerzas desconocidas, o para descubrir nuevas formas de generar las energías necesarias en el futuro. Resultará paradójico buscar indicios en aspectos de la arqueología que todavía no han sido explicados, pero es que para encontrar nuevos conocimientos, a veces es preciso recorrer vías diferentes. Parece increíble que en un pasado remoto existieran métodos o máquinas como las descritas en relatos tan fantásticos como curiosos, pero es que si la fuerza de gravedad es poco conocida por la ciencia, menos lo es aún la antigravedad, una forma de fuerza que según parece sería necesario descubrir para poder llegar a dominar la gravedad. Vimos noticias de la más reciente actualidad sobre experimentos realizados por científicos norteamericanos que habrían conseguido hacer levitar gotas de líquidos mediante ondas sónicas, que físicamente son vibraciones. Y es que las vibraciones tienen efectos en la estructura de

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la materia; al fin y al cabo, la materia y los elementos de que se compone, son una manifestación de energía, son formas y elementos que se generan por la evolución de los estados de energía, y determinadas formas de energía se manifiestan o transmiten mediante ondas; entonces, por lógica, determinados estados de las estructuras de los elementos se han de poder modular o influir en ellos por medio de métodos o máquinas artificiales. La física moderna ha demostrado que la materia y el mundo físico no son sino formas de energía. Actualmente se conocen evidencias que demuestran la existencia de una relación consecuente entre las formas que adoptan los minerales, las estructuras en que se ordenan sus moléculas, cuando son sometidos a determinadas frecuencias vibratorias generadas magnéticamente, o a dos campos magnéticos de naturaleza opuesta. Una referencia sobre esa interrelación entre formas y frecuencias vibratorias se refleja en el libro ‘La serpiente celeste’, de John Anthony West, cuando argumenta las tesis sobre la trascendencia que los antiguos egipcios otorgaban al poder de la palabra, el tono de modelación, por su influencia en las cosas y en las criaturas. «... El estudio al que su fundador, Hans Jenny, denominó ‘cimática’ -el estudio de las formas de onda- ilustra de manera espectacular esta afirmación esotérica. Diversos tipos de materiales sometidos a determinadas frecuencias sonoras adoptan unos patrones y formas específicos, y esos patrones y formas se dan únicamente a dichas frecuencias. Nadie ha sabido responder todavía a la pregunta de por qué o de qué modo estas formas se relacionan con las frecuencias causantes de su aparición. Pero el hecho de que la forma y la frecuencia se hallan íntimamente relacionadas resulta hoy indiscutible. «En 1787, el físico, investigador y músico amateur Ernst Florens Friedrich Chladni, descubrió que haciendo vibrar una placa metálica, sobre la que previamente se había depositado arena fina, con un arco de violín, la arena se organizaba dibujando patrones geométricos. Así,

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en función del tono del sonido o de la combinación de varios de ellos, se podía obtener multitud de patrones caracterizados por su simetría y regularidad.» «La ‘cimática’ es la ciencia que estudia las ondas sonoras que interactúan en la materia; las formas de onda, la forma visible del sonido y la vibración, ilustra de manera espectacular la relación entre frecuencias sónicas y formas que adopta la materia. Cuando determinados materiales son sometidos a determinadas vibraciones se configuran formas determinadas. Una forma específica sólo puede ser llevada al límite a su correspondiente frecuencia; la forma es una respuesta a la frecuencia. La vibración es una alternancia entre los polos positivo y negativo. Los físicos modernos saben ya que la materia no es una ‘cosa’, sino un estado o pauta de energía. El Universo, cuyo aspecto constitutivo fundamental es la vibración, es manifestación de un fenómeno ondulatorio, caracterizado por movimientos de frecuencia e intensidad variables entre polos con cargas opuestas.» «En cosmología, la radiación de fondo de microondas es una forma de radiación electromagnética descubierta en 1965 que llena el Universo por completo. También se denomina radiación cósmica de microondas o radiación del fondo cósmico. Se dice que es el eco que proviene del inicio del universo, o sea, el eco que quedó de la gran explosión que dio origen al universo.» «Gérard Cordonnier (1907-1977) matemático francés, emitió una hipótesis de trabajo muy sugestiva, según la cual la estructura de las masas elementales podría ser “vectorial”; una polarización, una “orientación” de esos vectores podría ‘hacer transparente’ un cuerpo a los efectos de la gravitación en un sentido determinado. Se obtendría el efecto de polarización si se supiera crear un campo de orientación que actuara por resonancia.» Se conocen numerosas aplicaciones desarrolladas a partir de las interacciones que se producen entre dos corrientes eléctricas, o una corriente eléctrica y un metal, o de un electroimán sobre una corriente eléctrica. Pero

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seguramente se ignoran otras muchas formas en que intervienen esos mismos factores. Muchas incógnitas quedan por despejar, demasiadas interrogantes a las que hay que buscar respuestas. ¿Cómo dominar la fuerza magnética de los cuerpos o modular su potencia? ¿Se podrá modificar el estado magnético de un cuerpo o de la materia, como forma de generar atracción o repulsión a voluntad? ¿Se puede conseguir que la estructura gravitatoria o magnética de un cuerpo sea contraria o de repulsión respecto a la gravedad de la Tierra? Muchas hipótesis apuntan a que las probabilidades son los indicios de lo posible y realizable. Durante años recopilé notas sueltas de textos en los que se planteaban probabilidades encaminadas a esos objetivos. - Impregnando mercurio en un metal de forma que cambie su estructura ¿se puede controlar su peso o acaso su composición magnética? - El gas con mayor presencia en la composición de la atmósfera es el Nitrógeno. - ¿Pueden existir composiciones de metales cuyas propiedades permitan anular su peso temporalmente? Composición de metales blandos y ligeros -¿aluminio? - y de otros rojos -¿berilio, mercurio?- cuyo resultado debe parecer "un espléndido bloque de antimonio". - ¿Si se logra esa composición, cómo anular su peso? - ¿Aluminio y berilio combinados? - Quizás creando desde el interior de un artefacto un campo vibratorio ultrasónico, de forma que oriente las moléculas de su estructura y las convierta en un metal cuya entropía o densidad sea inferior a la del aire, o quizás esas vibraciones podrían orientar la materia en el sentido de que se pudiera contrarrestar la fuerza de la gravedad terrestre, o poder utilizar como energía motriz una fuerza antigravedad en el espacio interplanetario. - Otra teoría puede consistir en la creación de una fuerza magnética en el interior de un artefacto, con un

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único sentido, positivo o negativo, o a voluntad. Si este efecto se consigue en alguno de esos casos, se convertiría el artefacto en un cuerpo luminoso e incandescente. - La cuestión es cómo buscar si esa fuerza existe y condiciona a todos los cuerpos compuestos de materia... «Un campo eléctrico que rodee a un cuerpo cargado se asemeja, casi en todo, al campo gravitatorio que rodea a un cuerpo de gran masa. Ambos hacen que otros objetos situados dentro de ellos se muevan; la gravedad atrae a los objetos con masa; el campo eléctrico atrae o repele a los objetos cargados. La fuerza gravitatoria y la eléctrica que actúan sobre tales “partículas de prueba” remiten con el cuadrado de la distancia entre éstas y el cuerpo central. Ambos campos, eléctrico y gravitatorio, están caracterizados por una intensidad, determinada por la distancia al cuerpo que atrae o repele, y por una dirección, atractiva o repulsiva. Los campos definidos por una intensidad y una dirección se llaman ‘campos vectoriales’.» «Los pitagóricos sostenían, contrariamente a los modernos científicos, que la luz es un agente que no dimana directamente del sol ni de las estrellas. Lo mismo puede decirse respecto de la ley de gravedad. De acuerdo con las enseñanzas pitagóricas, sostenía Platón que la gravedad no era tan sólo la atracción magnética de las masas menores por las mayores, sino también la atracción de los cuerpos semejantes y la repulsión de los contrarios. A este propósito decía: “Si se ponen juntas cosas de naturaleza contraria luchan y se repelen mutuamente”.» «Atribuyen los budistas al zafiro virtudes mágicas, por cuanto su color azul obscuro determina fenómenos de sonambulismo, según puede observar un estudiante de hipnotismo. Esto se deriva de la hasta hace poco tiempo no advertida influencia de los colores del prisma y especialmente del azul en el crecimiento de las plantas. Según ha demostrado el general Pleasonton, después de muchas discusiones académicas sobre la potencia

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calorífica de los rayos solares, los azules son los más eléctricos y su influencia favorece en proporciones mágicas el crecimiento de plantas y animales. Por otra parte, las investigaciones de Amoretti sobre la polaridad eléctrica de las piedras preciosas demuestran que el diamante, el granate y la amatista son electro-negativos, al paso que el zafiro es electro-positivo.» «Las corrientes telúricas: Las vibraciones de la tierra son especialmente intensas en determinados lugares recorridos por corrientes telúricas, que son pulsaciones electromagnéticas que recorren nuestro planeta a más o menos profundidad, según el relieve, la conductibilidad de los terrenos y la presencia de agua. De esas corrientes telúricas las hay que nacen de los movimientos de las aguas subterráneas; otras de fallas de terrenos que han puesto en contacto suelos de diferentes naturalezas, que acusan diferencias de potencial en los cambios de temperaturas, y otros más que vienen de lo más profundo del magma terrestre.» Luz, ondas, vibraciones, colores, composición de la materia, formas geométricas, temperaturas... electricidad, magnetismo, gravedad, ¿antigravedad?, vacío... son las fuerzas o los factores que se detectan en la interacción entre la materia y la energía. ¿La interacción de esas fuerzas, como la gravedad o el vacío, ejercen influencia en función de la estructura o composición de los cuerpos? La electricidad tiene dos manifestaciones, positiva y negativa, cuyos efectos pueden aplicarse a voluntad para ejercer atracción o repulsión sobre objetos de metal. El magnetismo tiene dos polos, positivo y negativo, y dos efectos opuestos, atracción y repulsión. Y la gravedad... ¿Qué efectos tiene? ¿Sólo el de atracción? ¿Cómo detectar un efecto opuesto, de repulsión... la antigravedad?

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¿Resultará posible construir artefactos o máquinas capaces de “capturar”, “controlar”, “generar”... de forma artificial las fuerzas de la naturaleza, y poder “gravitar” para desplazarse a voluntad por la atmósfera terrestre y por el espacio exterior del Universo? Dominar la gravedad, ese ha de ser el objetivo, lo que significaría hacer realidad un sueño de miles de años, desde que los hombres creyeron que la vida en el planeta tenía que proceder de fuera, que fue traída por los dioses, en carros de fuego, en círculos alados... Un sueño que llegará a ser realidad en una época que todavía no ha comenzado...

«La luz es un concepto del que Leonardo da Vinci hablaba de continuo. Según él, la luz es el único lugar en el que descansa Dios. El Padre es luz. El cielo es luz. Todo, en el fondo, lo es, Por eso repetía tantas veces que si los hombres aprendiéramos a dominarla, seríamos capaces de convocar al Padre y hablar con Él cada vez que lo necesitáramos.» «Lee, lee, relee, reza, trabaja y encontrarás» Leonardo da Vinci

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Azar o casualidad «La casualidad solo existe para quienes no saben explicar las causas» Nada sería igual... Si los movimientos de rotación y de traslación de la Tierra fueran distintos, probablemente no existiría la vida tal como se ha desarrollado. Si la inclinación del eje de rotación fuera de 90º, un hemisferio estaría helado y el otro ardiente y reseco. Si no tuviera movimiento de rotación, o fuera como el de la Luna, una cara estaría permanentemente iluminada y la otra completamente oscura. Si la órbita alrededor de Sol estuviera en una mayor distancia, como la de Júpiter, sería un planeta helado. Si la distancia al Sol fuera como la de Mercurio sería un planeta ardiente con una atmósfera de vapor de agua. Si la cantidad de agua de océanos y mares fuera el doble o triple, la superficie estaría cubierta de agua. Si la cantidad de agua fuera escasa o de proporción similar a la de otros planetas sería un planeta seco. Si la orografía de la corteza terrestre fuera más suave o regular, casi todo el planeta estaría cubierto por agua. Si el agua de los océanos no tuviera un contenido de sales minerales, la evaporación sería rápida y constante y la condensación impediría el paso de los rayos solares. El agua, por los tres estados en que se encuentra por todo el planeta es el elemento motor de la vida. Si la atmósfera no estuviera compuesta por fluidos tan específicos, la circulación de los vientos y las masas nubosas serían permanentes y devastadoras. Si los componentes de la atmósfera fueran similares a los de otros planetas, metano, sulfuros... la vida como la conocemos no existiría.

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El planeta es como una máquina perfecta en la que todo parece funcionar ajustadamente... La materia está formada por elementos cuyos átomos contienen dos cargas eléctricas opuestas... La evolución de las condiciones térmicas en miles de años posibilitó la formación de estructuras moleculares... Las moléculas se organizan en estructuras celulares que conforman seres vivos... Las células se multiplican en tejidos diferenciados que forman órganos de los cuerpos vivos... Los cuerpos vivos superiores desarrollan estructuras que controlan sus funciones y movimientos... La estructura del cerebro humano la compone una complejísima red de quince mil millones de neuronas... Las moléculas, las células, el cerebro y el cuerpo están compuestos en su mayor proporción por agua... El cerebro funciona con bioelectricidad.... El movimiento del cuerpo requiere bioelectricidad... El agua es primordial en la electricidad natural... Todo cuanto requiere acción o movilidad autónoma es susceptible de funcionar con electricidad....

Del análisis de muchos de estos indicios, se deduce una conclusión que parece lógica, como sería considerar que todo responde a un ‘diseño’ en el que poco o nada parece haber quedado al azar....

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EL MUNDO DE LOS SUEÑOS «Todas las razas de la Antigüedad veneraban a las criaturas que vivían en el agua, en el aire y la tierra. Conscientes de que los cuerpos visibles no son más que símbolos de las fuerzas invisibles, los antiguos adoraban al Poder Divino a través de los reinos inferiores de la naturaleza porque aquellas criaturas menos evolucionadas y más simples, reaccionaban de forma más inmediata a los impulsas creativos de los dioses.» Manly P. Hall

Para concluir el libro y a modo de epílogo, tan sólo queda por narrar algunas experiencias o episodios a los que resulta imposible encontrar explicaciones coherentes. «Innumerables son los mundos invisibles que rodean el universo visible, un mundo al que nosotros solo podemos percibir con nuestros sentidos tradicionales». Uno de los mundos que escapan a los sentidos es el de los sueños, en el cual, las vivencias y las imágenes que de ellos surgen y que recordamos al despertar, las consideramos como anécdotas o como el resultado de un funcionamiento anómalo de nuestra mente a causa de alteraciones por enfermedades, medicamentos, o abusos cometidos en comidas o bebidas. Sin embargo, los sueños o las vivencias que percibimos de forma ultrasensorial pueden tener una trascendencia que se nos escapa, que no comprendemos, y de los que la ciencia sigue buscando explicaciones racionales, desarrollando teorías, hipótesis, en la creencia de que los sueños revelan una parte del subconsciente, o incluso son un preaviso o premonición de lo que está por acontecer.

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Sin duda ese mundo, el de los sueños, requiere del análisis, del estudio y la observación para comprender aspectos que escapan a nuestro intelecto. A pesar de la gran diversidad de experiencias que se llegan a conocer, la mayoría de los sueños se pueden encajar dentro de uno pocos apartados o gradaciones. Soñar es una representación de imágenes, escenas o sucesos que, mientras se duerme, fluyen a la mente con la apariencia de ser una realidad cuando no lo es, de una forma inconsciente y sin que medie en ellas la voluntad. Una pesadilla es la visualización durante el sueño de sensaciones o imágenes irracionales que causan miedo o terror, y una ansiedad que, en la mayoría de ocasiones, es el síntoma que se percibe al despertarse bruscamente. Una alucinación es la percepción de sensaciones que no corresponden a estímulos físicos externos, aunque se las personas sienten esas percepciones como reales. Por ejemplo, existen las alucinaciones lúcidas que se asocian con el uso de drogas, al alcohol, la privación del sueño o trastornos neurológicos. Por lo general, siempre soñamos mientras dormimos, aunque en raras ocasiones recordamos el contenido de lo soñado al despertar. Sin embargo, a veces la percepción de lo que se está soñando se mantiene en la memoria real si se interrumpe el sueño súbitamente y se perciben las sensaciones corporales de inquietud, temor, angustia. Entonces encontramos testimonios sorprendentes, como el de haber soñado con nuestros seres queridos que ya desaparecieron, con ángeles, seres extraños, monstruos, gigantes, etc., o incluso haber sentido como estar fuera del propio cuerpo. Lo verdaderamente complicado es que, a veces, nos cuesta distinguir entre lo que es un sueño lúcido, una pesadilla o una alucinación. Existen multitud de relatos de personas que tuvieron experiencias de ese tipo, aunque para ejemplo, solo voy a transcribir unos relatos reales de dos personas cercanas que me contaron esas experiencias. El primero de ellos fue una alucinación, porque según su protagonista la

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experiencia le ocurrió una noche que no podía quedarse dormido debido a la fiebre alta y tras haber tomado algún medicamento. Su relato fue así: «Aquella noche me acosté con una fuerte gripe y con algo de fiebre. Creo que durante varias horas traté de conciliar el sueño sin conseguirlo, aunque el transcurrir del tiempo se hacía muy lento y no podría determinarlo. Pronto fueron apareciendo delante de mis ojos cerrados una sucesión de imágenes que cambiaban muy rápidamente, como instantáneas que se proyectaban una tras otra muy deprisa, igual que las diapositivas de un proyector pasadas a gran velocidad. No conseguía que se detuvieran, ni siquiera identificar el contenido de ninguna de aquellas imágenes, aunque recuerdo que no contenían ningún color, porque eran en tonos grises o marrones, de unas imágenes que recorrían mi cerebro a gran velocidad sin que pudiera hacer nada por evitarlo o pensar en otras cosas. Iba transcurriendo el tiempo y en algún momento la visión cambió, pareció como si volviera la calma poco a poco, los segundos entonces comenzaron a pasar lentamente, con la sensación de que la actividad del cerebro se volvía torpe y lenta. En algún momento comencé a ver algo más nítido delante de mis ojos, que me pareció la figura de un gran ser azul, gigantesco, de cuyo cuerpo me encontraba a una distancia que parecía próxima, o quizás la distancia era lejana porque aquel ser era enorme y la impresión es que lo veía muy cercano, aunque sólo veía una parte de su cuerpo. La sensación era como si aquel cuerpo gigante estuviera flotando en el espacio, girando lentamente a mi alrededor, mientras ascendía ante mí, aunque también podría ser de forma contraria, aquella impresión de que era yo quién flotaba en el espacio girando a su alrededor y descendiendo. Mi visión se mantenía fija, era como si mirara a través de una pequeña ventana, permanecía inmóvil, y solo podía ver la parte de aquel cuerpo que se proyectaba frente a esa ventana. Apenas pude fijarme en su rostro, pues no cesaba de girar y yo no podía cambiar la dirección de mi

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mirada hacia arriba, aunque me pareció ver las formas de su gran cabeza y ancho cuello; conforme iba ascendiendo y girando pude ver sus amplios y fuertes hombros, sus pronunciados pectorales con unos brazos enormes y musculosos. Todo su cuerpo era de un color azul oscuro y brillante, y parecía estar recubierto de una especie de escamas azules. Cuando desperté y rememoré aquellas sensaciones, me surgió la duda de si aquellas escamas serían en realidad su piel o era una especie de vestimenta ajustadísima, muy similar a las que dibujan a los héroes de cómics, tipo Supermán. Mientras contemplaba aquella visión de esa especie de ser que subía mientras giraba muy lentamente, tuve la impresión de que aquel gigante estaba como inmovilizado, que tenía los enormes brazos pegados a sus costados, como atados, y permanecía así, suspendido en el espacio, pues a su alrededor y al fondo todo parecía completamente vacío y oscuro. Sin terminar de ver el cuerpo por completo de aquel extraño ser, creo que me desperté y noté que mi cuerpo estaba tranquilo y reposado, sin ansiedad, aunque algo sudoroso, con los síntomas de la fiebre y los medicamentos, y entonces fui rememorando una y otra vez aquella visión de un ser azul gigantesco, tan extraño e increíble.» El segundo relato puede entrar dentro de lo que se conoce como ‘experiencia extracorporal’, o ‘viaje astral’. Así lo refirió su protagonista: «Me encontraba sumido en un estado de agradable sueño. Sentía mi cuerpo junto al de mi esposa que me daba la espalda, desnudos ambos y recostados sobre el lado izquierdo, recogiéndola con mi brazo sobre su cintura, postura en la que habitualmente nos quedábamos dormidos. De repente tuve la sensación de que alguien se acercaba a mi espalda. No había oído ningún ruido aunque enseguida pensé que debía ser mi suegra. Intenté volver mi cabeza y preguntar qué quería o que hacía allí, pero no pude. Traté de hablar para decirle que se marchara, pero algo impedía abrir la boca. De mi garganta no podía emitir ningún sonido. Intenté mover el brazo derecho hacia atrás para palpar si había alguien, a

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la vez que quería pronunciar alguna palabra, y todo me resultaba imposible. Seguía notando esa presencia detrás de mi espalda pero no podía girarme. Realicé de nuevo un esfuerzo tratando de gritar o emitir algún gruñido de la garganta, traté de levantar mi cabeza y entonces noté que mis labios estaban como pegados. Fue entonces cuando me dí cuenta de que estaba como envuelto, o dentro de algo semejante a una bolsa de plástico transparente que me inmovilizaba. Pero no era plástico, sino que era como una especie de membrana transparente, dentro de la cual me encontraba totalmente atrapado. Notaba mis brazos y manos pegados al cuerpo, y las piernas dobladas por las rodillas, como en una posición fetal. Seguía tratando de hacer esfuerzos para conseguir moverme, para darme la vuelta, para gritar, pero no podía, y sentí cómo el temor empezaba a apoderarse de mi mente, asustado. Entonces fue cuando me desperté. Sentí todo mi cuerpo con alivio, relajado, mientras respiraba suavemente. Unos segundos después advertí que me encontraba en la postura inversa a la que había experimentado poco antes de sentir mi cuerpo. Estaba recostado sobre el lado derecho, separado de mi esposa, de espaldas al ‘cuerpo’ que había estado sintiendo los minutos anteriores, como si hubiera estado fuera de mí propio cuerpo, y con la sensación de haber girado bruscamente justo un instante antes de volver a sentir mi cuerpo real.» Existen también lo que se conoce con el nombre de ‘experiencias cercanas a la muerte’, en las que personas que han estado en situación de muerte temporal o en coma profundo, han narrado experiencias muy similares sobre visiones reales de personas o de seres queridos que se les presentaron físicamente y con los que mantuvieron conversaciones. Otras experiencias de personas en estado cercano a la muerte, que han narrado cómo se sintieron dentro de un largo túnel al final del cual veían una gran luminosidad y cómo se les aparecían sus seres queridos o familiares en actitud de que acudieran a recibirles.

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«Testimonios de personas que han visto, o creído ver, el más allá cuando se encontraban a punto de morir. Se cuentan por miles las declaraciones que defienden haber entrevisto otro mundo; lo que más llama la atención es que en muchas de ellas se habla de una sensación de bienestar y calma después de atravesar el, en teoría, traumático episodio. Otras personas señalaban que desde ese momento, su miedo a la muerte había desaparecido, y que se sentían más preparados para afrontar su propio deceso.» «Los médicos me aseguran que todo es cosa de mi mente, pero está lejos de ser una alucinación porque fue tan real o más que cualquier otro acontecimiento vital anterior».

Son experiencias que han vivido y contado miles de personas, que muchas callan por temor a ser tachadas de lunáticas, o porque creen que las causan la medicación o la enfermedad. No todos experimentan lo mismo, pero sí citan experiencias tan extraordinarias como increíbles. No se puede creer en lo que parece increíble, pero sirvan estos breves relatos y referencias para vincularlos con el pasado remoto, en un tiempo en el que los seres humanos tenían creencias supuestamente primitivas con las que todo lo acontecido era por causas sobrenaturales, atribuidas a la voluntad de los dioses.

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Experiencias y testimonios como los que se darían igualmente en la más remota antigüedad, desde los mismos orígenes del ser humano, causadas por sueños y alucinaciones consecuencia de ingesta de alimentos sin condiciones higiénicas, de productos dañinos, de drogas alucinógenas, de enfermedades; testimonios que serían recopilados durante miles de años por los druidas, los brujos, los magos, los sacerdotes, los arcanos visionarios que impulsaron las religiones, las creencias en seres del más allá, en los dioses... Analizando todas estas experiencias, hemos de volver de nuevo al principio, o al pasado, según se mire, para concluir con una breve reflexión sobre la intencionalidad y los motivos reales por los que todas las culturas, desde las remotas civilizaciones, levantaron enormes pirámides y templos para honrar y obtener la protección de esos dioses. Quizás las motivaciones tuvieron su origen de esa forma, Pero ¿por qué construyeron las pirámides? ... Un pequeño grupo de seres humanos primitivos, germen de una civilización que se desarrolla lentamente a lo largo de varios cientos o miles de años, y súbitamente florece con todo su esplendor, y sus poderosos dirigentes ordenan el diseño y la construcción de una pirámide, de enormes bloques de piedra perfectamente encajados, de proporciones descomunales, con habitáculos y pasadizos en su interior que habrán de soportar grandes cargas, lo cual requiere conocimientos extraordinarios en geometría y arquitectura. Durante miles de años, siguen levantando más pirámides, hasta que súbitamente dejan de hacerlo. Simultáneamente surgen nuevas culturas y civilizaciones que van floreciendo por los más diversos y recónditos lugares del planeta, y muchas de ellas imitan la misma arquitectura piramidal, con evidentes variaciones en formas y dimensiones. ¿Por qué y para qué? Las mismas incógnitas y los mismos argumentos son perfectamente válidos y encajan en cualquier versión que

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se pretendiera dar a los orígenes de este portentoso y extraño fenómeno mundial. Como puede ser el caso de la mítica Atlántida... Una civilización con avanzados conocimientos en ciencias y tecnologías arquitectónicas, desaparece del planeta como consecuencia de algún gran cataclismo geológico. Unos pocos seres sobreviven al desastre y se instalan en otras tierras en las que unos siglos y milenios más tarde se desarrollará una nueva y primitiva cultura de seres humanos. Y entre los objetivos primordiales de aquellos seres estaba la perpetuación de sus conocimientos de esas ciencias que materializarán en la construcción de una gran pirámide. ¿Por qué y para qué? Igual ocurre si los orígenes de ese fenómeno mundial se atribuyeran a seres extraterrestres... que llegaron a la Tierra procedentes de otros planetas o estrellas de lejanas galaxias, volando con naves que flotaban en el espacio. Esos seres con avanzados conocimientos en ciencias y tecnologías, tuvieron entre sus objetivos primordiales el enseñar a seres humanos primitivos a construir grandes pirámides de piedra. ¿Por qué y para qué? Porque las grandes pirámides de piedra fueron las primeras y más antiguas construcciones de las que se tiene constancia, que requieren avanzados conocimientos de geometría y técnicas arquitectónicas. Por ello, todo cuanto se refiere a la finalidad por la que fue construida la Gran Pirámide de Gizeh, sigue sin tener respuestas coherentes a esas mismas preguntas. ¿Por qué y para qué? Una grandiosa y perfecta pirámide, construida no se sabe cuándo, ni por quién, con unos materiales de gran dureza perfectamente trabajados, y con una arquitectura diseñada para que resistiera el peso y el paso del tiempo durante miles y miles de años. «Los que diseñaron y construyeron tan maravilloso monumento, parece como si hubieran lanzado un reto o

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desafío a las mentes de la posteridad, creando un gran monumento al signo de los interrogantes. El esmero con el que se definió toda la construcción y los acabados exquisitos, denotan con nitidez que era algo de suma importancia y que nada se dejó al azar.» ¿Con qué intencionalidad realizaron tan ingentes esfuerzos para levantarla? ¿Por qué tanta grandeza y tanta perfección? ¿Era el símbolo de alguna fuerza poderosa? ¿Era el plano de algún artefacto o máquina para generar energía? Y por encima de todo. ¿Contiene algún secreto que espera ser interpretado, algún conocimiento muy bien guardado para las generaciones futuras... algún mensaje para nosotros? «Como las divinidades vivían en los mundos invisibles y solo se presentaban con su cuerpo espiritual, el neófito no podía conocerlos sin la ayuda de drogas que estimulasen el centro de clarividencia de su conciencia (probablemente la glándula pineal). Muchos iniciados en los Misterios antiguos afirmaban categóricamente que habían hablado con los inmortales y que habían visto a los dioses.» Una última cita, tomada del libro ‘Las Enseñanzas Secretas de Todos los Tiempos’, de Manly P. Hall, libro que merece una distinción especial por las excelentes y completas informaciones que recoge sobre el mundo de los antiguos, y porque es una obra cuya lectura ha de ser especialmente recomendada para cuantos deseen conocer los secretos y misterios que condicionaron las vidas de nuestros antepasados.

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Simbología de la portada y contraportada

El Sol y la Luna: el calor y el frío. Los cuatro elementos: aire, agua, tierra y fuego. La orilla del mar, la arena de la playa, las olas, la brisa. Pirámide significa ‘fuego en el centro’. La cúspide, la quintaesencia, la energía de la naturaleza. La electricidad natural y la Gran Pirámide, los ejes centrales de este documento. El Sol entre las nubes que asemeja un ‘Ojo de Horus’.

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Han pasado más de cuarenta años desde el inicio de este proyecto. En aquellos días estaba muy en auge el fenómeno ‘ovni’, los platillos volantes. Continuamente se publicaban noticias de incidentes, ‘supuestos contactos’, ‘avistamientos’, y se editaban libros de ‘ciencia ficción’ en los que sus autores fabulaban con todo lujo de detalles. La inquietud surgió tratando de imaginar qué clase de energía, combustible o fuerza, tendrían que usar aquellas supuestas naves extraterrestres para realizar inmensos viajes espaciales. Porque tenían que ser diferentes a todo lo conocido y utilizado en este planeta. Dejando de lado la ficción, marqué como objetivos recopilar datos, libros y publicaciones que trataran temas de física, de energías, para encontrar respuestas. Casualmente, poco tiempo después, se desencadenó una confrontación bélica en Oriente Medio, entre Israel y los países árabes, que tuvo enorme influencia en el precio y suministro del petróleo, y como consecuencia de aquél suceso, por todo el mundo surgió la necesidad de buscar nuevas fuentes de energías alternativas. Desde entonces, los objetivos consistieron en buscar los indicios que apuntaran hacia las posibles soluciones, considerando que en algún momento, alguien descubriría algo nuevo, diferente, un invento genial, y aposté porque ese descubrimiento estaría basado en los mismos indicios que hubiera encontrado. Ahora, mi tiempo se está agotando sin que se haya producido ese descubrimiento genial, por lo que dejo en este documento aquello que encontré, lo que habéis leído. Aunque hay mucho más. Muchísimos misterios, enigmas, secretos muy bien guardados, hechos inexplicados que se remontan a los orígenes de los tiempos. También la Naturaleza guarda enigmas y secretos... que aguardan ser descubiertos por la ciencia. Encontraréis muchos en libros como los detallados en la Bibliografía.

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BIBLIOGRAFÍA La mayoría de las citas y referencias que se han utilizado para documentar este libro han sido tomadas de los libros que se detallan en este apartado, por considerar que aportan informaciones de gran interés, testimonios de inestimable valor documental, necesarios para aportar credibilidad a las diversas hipótesis y argumentos de los diferentes temas que han sido desarrollados. DIOSES DEL NUEVO MILENIO Alan Alford EGIPTO EL OCULTO Nacho Ares EL ENIGMA DE LA CATEDRAL DE CHARTRES Louis Charpentier EL ENIGMA DE LA ESFINGE Y DE LAS PIRÁMIDES DE GIZEH P. Guirao EL ENIGMA DE LA GRAN PIRÁMIDE André Pochán EL ENIGMA DE LAS PIRÁMIDES José Álvarez López EL ENIGMA DE LAS PIRÁMIDES DE EGIPTO P. Guirao EL RETO ENERGÉTICO Valeriano Ruiz

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EL MISTERIO DE COMPOSTELA Louis Charpentier EL MISTERIO DE LA PIRÁMIDE DE KEOPS Robert M. Schoch y Robert Aquinas McNally EL PODER MÁGICO DE LAS PIRÁMIDES 2 Emilio Salas y Román Cano EL PODER PSÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES Bill Schul y Ed Pettit EL SECRETO DE LA ESFINGE Charlotte Booth EL SECRETO DE LA GRAN PIRÁMIDE Manuel José Delgado EL SECRETO EGIPCIO DE NAPOLEÓN Javier Sierra EL TEMPLO EN EL HOMBRE R.A. Schwaller de Lubicz EL UNIVERSO ELÉCTRICO David Bodanis ENERGÍA PIRAMIDAL Pedro Luís Hernández Álvarez http://www.pasadofuturo.com/piramidearticulospedro.htm GRANDES IDEAS DE LA FÍSICA Alan Lightman HERMÉTICA Timothy Freke y Peter Gandy

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ISIS SIN VELO Helena P. Blavatsky LA CENA SECRETA Javier Sierra LA MASONERÍA, RITOS Y SÍMBOLOS Carla Nieto Martínez LA RUTA PROHIBIDA Y OTROS ENIGMAS DE LA HISTORIA Javier Sierra LA SERPIENTE CELESTE John Anthony West LA SALUD EN SUS MANOS Devendra Vora LAS ENSEÑANZAS TIEMPOS Manly P. Hall

SECRETAS

DE

TODOS

LOS

LAS TORMENTAS Jon Erickson LOS GIGANTES Y EL MISTERIO DE LOS ORÍGENES Louis Charpentier LOS GRANDES ENIGMAS DEL UNIVERSO Rupert Furneaux LOS MISTERIOS DE LAS PIRÁMIDES Gianni Cantú MAGNETISMO Robert Wood

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PIRÁMIDES DEL MUNDO Monográfico MÁS ALLÁ DE LA CIENCIA RESPIRANDO. EXPANDE TU PODER Y ENERGÍA Michael Sky TALISMÁN Robert Bauval y Graham Hancock WIKIPEDIA Enciclopedia libre en Internet http://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Portada

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La solución de un problema El dibujo inicial con los nueve puntos es este:

El trazado para la solución es este: El primer trazo recto comienza en el punto superior izquierdo, pasa por el punto central y termina en el punto inferior derecho; el segundo trazo continúa ascendente por los dos puntos de la derecha y se prolonga fuera del “cuadrado ficticio” una distancia igual a la existente entre dos puntos; el tercero pasa por el punto central superior y el central izquierdo y se prolonga hasta la base de los tres puntos inferiores; el cuarto pasa por el punto inferior izquierdo y finaliza en el punto inferior central. El resultado queda como en la siguiente imagen.

Los trazos han de ‘salirse’ del cuadrado imaginario formado por los nueve puntos, para resolver el problema.

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